
MARTÍN FIERRO (SE VUELVE AQUELLO UN INCENDIO)
El artista utiliza dos tacos para construir una escena de alto impacto visual. El negro y el blanco definen figuras recortadas y contrastantes, mientras que el tercer color —ocre— actúa como fondo, generando profundidad y temperatura en la composición. Las líneas, tanto rectas como curvas, trazadas con energía y ritmo, evocan el caos del movimiento. Las figuras humanas, recortadas y frontalmente dispuestas, montan caballos que se entrelazan en un espacio comprimido y dinámico. La estilización extrema y la fuerza gráfica remiten al momento narrado en La vuelta de Martín Fierro, donde la violencia estalla: “más feo que la mesma guerra...”. El empleo expresivo del blanco y el negro enfatiza tanto la fragmentación como el movimiento de cuerpos y lanzas. La escena transmite tensión colectiva y energía contenida, reflejando la brutalidad del combate en un lenguaje plástico, sintético y contundente.