
CAMBALACHE
Esta escena sintética, resuelta con pocos elementos y fuerte carga simbólica. El espacio se construye con formas recortadas y diagonales que conducen la mirada hacia el gesto central: el brazo masculino, junto a una figura femenina, cuyas piernas y silueta aparece despojada de rostro e identidad.
La composición es fragmentada, con figuras recortadas que refuerzan la sensación de despersonalización. No hay rostros, no hay contexto, solo un cuerpo reducido. No se trata de una escena íntima ni privada, sino de una representación crítica del intercambio desigual.
El artista no representa el caos: lo simplifica hasta volverlo más crudo. Tal vez, como en el tango, lo real no necesita énfasis, solo ser mostrado sin disimulo.
La obra forma parte de la carpeta referente al tango Cambalache de Enrique Santos Discépolo, que fue donada al Museo Legislativo en 1995.