Con la presencia del intendente municipal de Luis Piedra Buena, Federico Bodlovic, quien visitó el Centro Cultural “Mario Otero”, el equipo de Restauración del Museo Legislativo, conformado por las conservadoras y restauradoras Lic. María Pía Tamborini y Graciela Saugar, inició la primera etapa de la puesta en valor del tapiz patagónico “Entretejiendo nuestra identidad”.
Se trata de un tapiz confeccionado colectivamente por chicos, jóvenes, docentes y artesanos de la provincia de Santa Cruz que narra los orígenes de la cultura tehuelche mediante el mito de “Elal y los cisnes”, mítico héroe de dicha cultura, su viaje al extremo sur, su descenso en El Chaltén y las instrucciones que dio a los Choneks.
El lienzo de 27 metros de largo está compuesto por nueve telas realizadas con lanas patagónicas, tinturas locales y recetas tradicionales de teñidos a partir de más de 5.000 dibujos hechos por alumnos de distintas escuelas de la provincia de Santa Cruz, que le dieron vida a la versión libre del mito que surgió de la recopilación de las distintas versiones nacidas de una laboriosa investigación histórico-antropológica efectuada por un equipo de docentes.
El proyecto, que tiene como objetivo la conservación, restauración y puesta en valor de este tapiz, declarado de interés público por el Gobierno de la provincia de Santa Cruz ya que es una pieza patrimonial única en el país y en Latinoamérica, fue puesto en marcha gracias a las gestiones realizadas entre la Secretaria de Estado de Cultura, la Municipalidad de Piedra Buena y la Dirección de Cultura de la HCDN.
Con amplia trayectoria en la restauración textil, las profesionales del Museo Legislativo, María Pía Tamborini y Graciela Saugar, llevarán adelante la restauración de la pieza en varias etapas y, además, elaborarán un protocolo de mantenimiento y exhibición.
La historia en la que está basada el tapiz
Elal, hijo del gigante Noshtex y de una nube, es salvado de la ira de su padre por Terr-Werr y otros animales. Para protegerlo lo llevan volando en un cisne al extremo sur de la lejana Patagonia.
Llega a la cima del Chaltén. Allí recibe calor y alimento de los pájaros. Lo atacan Kokeshe- El Frío- y She- La Nive, pero se defiende. Golpea dos piedras y crea fuego. Se encuentra luego con Chonek y les enseña a cazar con arcos y flechas.
Nosthex, su padre, decidido a matarle, le envía a su hermano Gosye y luego al guerrero Shintaukel. Durante la lucha los Chonek, tehuelches, le son infieles al héroe y toman partido por los gigantes.
La batalla final, a orillas del lago Cardiel, ve surgir a Elal, vencedor. Elal perdona la deslealtad de los Chonek y los instruye sobre los misterios. Les cuenta que Koosh siempre existió y fue el creador del cielo, el mar, el sol, la luna, la Tierra y los seres vivos.
Fue la noche quien parió a los malos espíritus y a los gigantes. Un día Elal siente que su misión en la Patagonia está cumplida. Antes de partir, instruye a los Chonek sobre el valor y el sentido de la vida y les deja a Wendeunk como espíritu protector para guiarlos en la muerte hasta una isla donde los amigos se reúnen a conversar alrededor de un fuego que no se apaga jamás.
Una mañana, en silencio, Elal deja a los Chonek y vuela hacia el este, descansando en islas que surgen de las heridas por sus flechas.
Otra mañana, muchos siglos después, el cacique Papón dijo: “Allá por donde andan los vapores. Allá desaparecieron y los cisnes, sus hermanos.”
Para orientar a sus amigos patagónicos, al héroe les han dejado muchas señales en el cielo. La más clara es la Cruz del Sur, que indica el sendero que deben tomar, inevitablemente, para llegar a las estrellas.