PROYECTO DE TP
Expediente 6546-D-2015
Sumario: IGUALACION DE DIETAS Y HABERES DE LEGISLADORES Y FUNCIONARIOS POLITICOS CON EL SALARIO DOCENTE.
Fecha: 16/02/2016
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 170
El Senado y Cámara de Diputados...
IGUALACIÓN DE DIETAS Y
HABERES DE LEGISLADORES Y FUNCIONARIOS POLÍTICOS CON EL SALARIO
DOCENTE
Artículo 1°.- Iguálese el monto
total de las dietas y/o haberes que perciben los/as legisladores nacionales y
todos los/as funcionarios/as políticos/as de los poderes Ejecutivo y Legislativo
de la Nación con el salario que percibe mensualmente un/a docente que trabaja
36 horas cátedra, con 20 años de antigüedad, en la provincia de Buenos Aires,
o el equivalente a dos salarios iniciales docentes en la misma provincia.
Artículo 2°.- A partir de la vigencia
de la presente ley, los/as legisladores nacionales y funcionarios/as políticos/as
del Poder Ejecutivo y Legislativo de la Nación sólo podrán percibir aumentos en
sus dietas y/o haberes en el mismo momento y en la misma proporción a los
aumentos que registren los haberes que percibe un/a docente, según lo
estipulado en el artículo 1º de esta ley.
Artículo 3°.- Invítese a todas las
provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley
nacional, igualando las dietas y/o haberes de sus legisladores y funcionarios
políticos de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 1° y 2° de la presente
ley.
Artículo 4°.- Comuníquese al Poder
Ejecutivo Nacional.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Traemos a consideración de esta
Cámara un proyecto de ley que tiene por objeto la igualación de dietas y
haberes de los legisladores y funcionarios políticos con el salario percibido por
los trabajadores docentes que en estos días encabezan una de las primeras
negociaciones paritarias del 2016, en las que se intenta establecer un piso para
la negociación salarial del resto de los trabajadores.
Al respecto, cabe señalar que a
pesar del decreto que suspende la difusión de estadísticas oficiales -como las
referidas a los índices de precios o a la situación del empleo-, es sabido que
medidas como las que favorecen el incremento del dólar en más de un 40% así
como la baja de las retenciones a los exportadores agrícolas -entre otras- han
favorecido en los últimos meses un nuevo salto en la inflación y una suba
escandalosa en el costo de los alimentos e insumos de primera necesidad. Con
el fin de mantener para las patronales los beneficios de los que ya gozaban
bajo la década kirchnerista, también la rebaja de los subsidios a las empresas
de servicios como la luz, el gas, el transporte y los peajes se tradujo en el
anuncio de tarifazos de hasta el 500%, que afectarán más aún el bolsillo de
miles de familias en los próximos meses. Como si fuera poco, mientras el
salario sigue perdiendo su poder de compra, miles de empleados estatales y
privados siguen siendo arrojados directamente a la calle en todo el país.
Esta situación contrasta
nítidamente con la que viven los funcionarios políticos y legisladores nacionales,
cuyas condiciones de vida nada tienen que ver con las del pueblo trabajador.
Recientemente, sin ir más lejos, se dio a conocer la noticia de que el Presidente
de la Nación, Mauricio Macri, cobró su primer sueldo bruto con un 30,06% de
aumento respecto al percibido en 2015 por Cristina Fernández de Kirchner,
pasando de los $100.624 que cobró durante ese año la ex jefa de Estado a los
$131.421,89 percibidos en el mes de enero por el actual mandatario. Pasado a
sueldo neto, esto significa que el Presidente de la Nación cobra de bolsillo
$77.855,65, casi 13 veces más que el salario mínimo, vital y móvil fijado hoy en
los $6.060.
Por su parte, según el Ministerio
de Modernización de la Nación, los ministros de Gabinete del gobierno actual
percibieron durante su primer mes de gestión un sueldo bruto de $115.842,
mientras que los secretarios cobraron $106.104 brutos y los subsecretarios
$94.432. Como también sucede con los/as diputados/as y senadores/as
nacionales, que perciben según su antigüedad entre $60.000 y $70.000
mensuales de bolsillo, a estos montos ya abultados hay que sumar numerosos
privilegios -como los canjes de pasajes, montos en efectivo para viáticos y
gastos de representación-, que en cifras también superan varias veces a las que
percibe mensualmente cualquier trabajador, que como la mayoría de la clase
obrera del país no alcanza a cubrir con su salario siquiera el costo de la canasta
familiar.
Al respecto, destacamos que
según la Dirección General de Estadísticas y Censos dependiente del Ministerio
de Hacienda de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para una familia que
alquila y está compuesta por un matrimonio con dos hijos la canasta básica
total (que establece el ingreso mínimo requerido para no ser pobre) era en
diciembre de 2015 de $15.739,48. Sin embargo, si se considera que este
cálculo comprendía ítems subestimados -como en transporte y vivienda, entre
otros-, debemos afirmar que su costo, ya para ese entonces, era en realidad
aún mayor. También otro estudio realizado por la Junta Interna de la
Asociación de Trabajadores del Estado del Instituto Nacional de Estadística y
Censos calculaba que para diciembre de 2015 el ingreso mínimo mensual que
debería tener un/a trabajador/a era de $15.677.
Si como estipula la Ley de
Contrato de Trabajo en su artículo 116, el "salario mínimo vital, es la menor
remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia,
en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada,
vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y
esparcimiento, vacaciones y previsión", tenemos que concluir que los cálculos
de las canastas hoy superan fácil y ampliamente los $16.000 mensuales arriba
señalados y que para los trabajadores/as que tienen carga de familia este
salario no debería por lo tanto inferior a dicho monto.
No obstante esto, los ingresos de
la gran mayoría de los/as asalariados/as están bien lejos de alcanzar en la
actualidad esos valores. Así lo revelan, por ejemplo, las estadísticas del INDEC
en su Encuesta Permanente de Hogares del segundo trimestre de 2015, según
la cual la mitad de la población relevada en esa fecha tenía ya ingresos
menores a los $6.500 mensuales para el principal ocupado de la familia. Según
esta misma encuesta, el ingreso total de la mitad de las familias encuestadas
era de $10.170 mensuales. La "emergencia estadística" implica que no haya
datos actualizados, pero considerando el escenario actual resulta evidente que
la situación de carestía alcanza a gran parte del pueblo trabajador.
De más está decir que este
panorama es aún más crítico para el 53% de los trabajadores que sufre algún
tipo de precarización laboral (como sucede con buena parte de los trabajadores
estatales que hoy son acusados de "ñoquis" por los funcionarios del Gobierno) y
para el 33% de los empleados que siguen sin estar registrados (como sucede
con la amplia mayoría de los peones rurales y los empleados de comercio).
Claramente, la situación es todavía más alarmante para quienes se encuentran
directamente desocupados y para la amplia mayoría de los jubilados del país.
Lo demuestran por ejemplo los anuncios recientes del gobierno nacional, que
establecen una "suba" en las jubilaciones y asignaciones familiares que no
alcanza siquiera a recomponer el ya escaso poder adquisitivo perdido desde
noviembre de 2015 con el nuevo salto en la inflación.
De acuerdo a esos anuncios, el
monto a abonar desde de marzo de este año a quienes reciben la Asignación
Universal por Hijo pasará de los $837 a $966. Se trata de una verdadera
miseria para familias que, en la enorme mayoría de los casos, sufren las
consecuencias de la informalidad laboral, del trabajo no registrado o precario, o
directamente del desempleo. Si se la compara con el costo de vida per cápita
familiar para enero de este año, estimado en $2.408 según los datos difundidos
para la Ciudad de Buenos Aires por la Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas (FIEL), no cabe menos que señalar que esta cifra continúa
cuanto menos siendo irrisoria.
En el caso de las jubilaciones, el
gobierno anunció que las mismas aumentarán en marzo de 2016 en un
15,35%, por lo que la jubilación mínima pasaría a equivaler a los $4959, es
decir, 26 veces menos que el monto neto percibido por el Presidente de la
Nación y muy por debajo incluso de las últimas estimaciones difundidas por la
Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, que señalan que
el valor de la canasta básica para los jubilados sería hoy de $8.940. De acuerdo
con la actualización anunciada, y considerando que el 70 % de los jubilados
cobran el haber mínimo, puede deducirse que sus ingresos en marzo serán
apenas algo más de la mitad de esta canasta.
Los abultados sueldos de los
funcionarios políticos, diputados y senadores nacionales, se convierten en este
marco en una verdadera provocación para la mayoría de la población. Y este
hecho se agrava si consideramos que las medidas de ajuste y devaluación
apuntan a seguir disminuyendo el poder adquisitivo de los asalariados.
La intención de imponer un techo
del 25% en las paritarias nacionales, declarada ya por los empresarios, el
gobierno nacional y los gobiernos provinciales, es parte de este plan que busca
descargar la crisis sobre los trabajadores y el pueblo. Una de las primeras en
realizarse son, como es sabido, las paritarias docentes. Para ilustrar nuestro
cuestionamiento -y dado que con la menemista Ley Federal de Educación,
vigente en este aspecto, se eliminó la escala salarial a nivel nacional
trasladándola a los distritos-, tomamos entonces como referencia que una
maestra de grado con 10 años de antigüedad percibe hoy en la provincia de
Buenos Aires $7594 de bolsillo por cargo, es decir solo el 10% de lo que cobra
por mes un legislador nacional.
¿Por qué un/a diputado/a o
funcionario/a político/a puede cobrar por mes hasta trece veces más de lo que
percibe un/a maestro/a de grado que tiene a su cargo entre veinte y treinta
niños/as y cuya tarea es de gran importancia, puesto que hace a la educación
de nuestros hijos e hijas? La explicación es sencilla. Para garantizar normas
favorables a los intereses de los grandes empresarios, banqueros,
terratenientes y operadores de bolsa, es necesaria una casta especial de
políticos profesionales, que viva como los altos gerentes de las grandes
empresas y a la que no le tiemble el pulso a la hora de gobernar y legislar en
favor de los grandes capitalistas y grupos económicos. Muestra de ello -aunque
no la única- es la conformación actual del gabinete de ministros del Presidente
Mauricio Macri, integrado casi en su totalidad por gerentes de las
multinacionales, bancos y representantes de las patronales agrarias.
Esta alevosa desigualdad entre un
pequeño grupo de funcionarios políticos que viven como ricos y millones de
trabajadores y pobres que no llegan a fin de mes, tiene el único objetivo de
perpetuar este régimen social basado en la explotación. Un sistema en el que
sean los/as trabajadores/as quienes garanticen las enormes ganancias
capitalistas y paguen también sus inevitables crisis, como busca imponerse
ahora con medidas de ajuste, tarifazos, inflación y "cepo" salarial.
Los privilegios de los que gozan
los/as diputados/as, senadores/as y funcionarios/as políticos/as contrastan con
las condiciones de vida, las necesidades y los padecimientos de la amplia
mayoría del pueblo pobre y trabajador. Por eso, constituye una gran falacia que
para justificar tales privilegios se sostenga que quienes ocupan cargos políticos
deben cobrar sueldos millonarios para "ejercer su función", como si el trabajo
de un/a obrero/a, de una empleada doméstica o de un/a maestro/a de grado
no valiera nada, y la "función pública" fuera algo para "especialistas".
Hoy en la Provincia de Buenos
Aires, un/a docente con 20 años de antigüedad y 36 horas cátedra percibe de
bolsillo $15.938, lo que representa aproximadamente tres veces el salario
mínimo -aunque según datos difundidos recientemente por el sindicato docente
SUTEBA, el 50% de los maestros de esta provincia no llega a percibir más de
$10.000 de bolsillo por mes-. Siguiendo con lo anterior, de aprobarse el
presente proyecto de ley, el monto total de las dietas y/o haberes de los/as
legisladores/as nacionales y de todos/as los/as funcionarios/as políticos/as
debería equipararse con ese salario mínimo. A la vez, esta medida mínima
debería acompañarse de otras, como la revocabilidad de los cargos y/o
mandatos por parte de los electores.
Por todo lo expuesto, se solicita a
las y los señores diputados la aprobación del presente proyecto de ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
BREGMAN, MYRIAM | BUENOS AIRES | PTS - FRENTE DE IZQUIERDA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
PRESUPUESTO Y HACIENDA (Primera Competencia) |
ASUNTOS CONSTITUCIONALES |