La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Reclamar, a través del ministro de Defensa, al Poder ejecutivo Nacional que retire de manera inmediata y definitiva a todo el personal militar y policial que se encuentra en Haití como parte de la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH).

A su vez, reclamar que los gobiernos de los países latinoamericanos procedan a retirar sus respectivas tropas de ese país.

Que Argentina rechace la renovación de su mandato a la Minustah en el Consejo de Seguridad de la ONU, el cual deberá resolver una nueva prórroga el próximo 15 de octubre de 2016. Asimismo, rechazar cualquier forma de prolongación y control sobre Haití, que el organismo en estos momentos discute como variante.

Repudiar los abusos y violaciones a los Derechos Humanos cometidos contra la población civil haitiana en el marco del despliegue de la MINUSTAH y reclamar que se abra una investigación inmediata sobre los crímenes cometidos (asesinato de civiles, violaciones, abusos de autoridad, razias, represión sobre la población, entre otros), y que sean juzgados los responsables, al mismo tiempo de reparar a las víctimas y/o sus familias.

Solicitar la donación del hospital reubicable que ha sido desplegado por la Argentina con el objeto de servir a la asistencia sanitaria del pueblo haitiano.

Reclamar a la ONU que dé respuesta inmediata a la demanda de las víctimas de cólera en Haití, enfermedad introducida en el país por responsabilidad de la propia ONU, que indemnice a las víctimas y sus familias y dé prioridad a las acciones necesarias para erradicar el cólera y asegurar el derecho humano al agua potable y saneamiento.

Exigir a la llamada comunidad internacional el estricto respeto a la autodeterminación del pueblo haitiano.

Señor presidente:

Con una fachada humanitaria, a través de la creación de la Minustah por la ONU, el imperialismo estadounidense y europeo impulsó la ocupación militar de Haití con la intención de ejercer un control social ante las protestas e insurrecciones de la población, detonadas por el hambre y la crisis habitacional, que pudieran poner en jaque al gobierno local y sobre todo poner en peligro los intereses imperialistas en el país.

Mientras los estados Unidos de Norte América disponían sus tropas en el Medio Oriente, Irak y Afganistán, procedieron a una tercerización de la ocupación de Haití a través de los países de la región latinoamericana, gobernados en su mayoría por gobiernos autodenominados Nacionales y Populares. Venezuela y Cuba no entraron en este acuerdo y brindaron ayuda humanitaria

El objetivo norteamericano en Haití ha sido la creación de zonas francas para la industria textil norteamericana, que explota mano de obra calificada con bajísimos salarios. También han sido privatizadas empresas mineras, de energía y comunicaciones. Para llevar adelante estos negocios el imperialismo apeló, por medio del fraude, a poner gobiernos títeres enfrentados por la población, que protagonizó grandes procesos de lucha y movilización y donde las tropas que forman parte de la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), actuaron para reprimir esas protestas. De esta manera, el imperialismo norteamericano pretende sostener una dominación política y económica que ha transformado a Haití prácticamente en un enclave colonial

En nombre de combatir bandas de delincuentes, las tropas latinoamericanas ingresaron a los barrios más pobres asesinando a hombres, mujeres y niños. No son pocas las denuncias de abusos y violaciones hacia mujeres por parte de los efectivos de estas tropas. Este último aspecto provocó una verdadera crisis política en Uruguay por las denuncias contra sus militares. Un soldado brasilero confesó que no había día en que las tropas no asesinen algún haitiano. Además, los cascos azules han participado de la represión interna sofocando marchas y movilizaciones del pueblo haitiano. En este punto, el ex ministro de Defensa, Rossi, ha confesado los propósitos de represión interna de las tropas al afirmar que "en Gonaives, donde han tenido origen todos los movimientos políticos y sociales más fuertes de Haití, es donde más ha tenido responsabilidad el contingente argentino. Hay un fuerte reconocimiento a las fuerzas armadas argentinas". Entre otras numerosas denuncias contra la Minustah también figuran acusaciones por la introducción del cólera en el país, que provocó más de 7 mil muertos y 500 mil infectados, sin que haya habido, hasta el presente, un adecuado reconocimiento de las responsabilidades institucionales que le cupieron a la MINUSTAH al respecto o la debida reparación hacia las víctimas. Todo esto viene siendo advertido desde el año 2005, luego de un año de su creación. Entre 2010-2016, a partir del trágico terremoto y las desastrosas consecuencias políticas, sociales y económicas del mismo, la situación en Haití se ha agravado aún más.

El sometimiento del pueblo haitiano también tiene su expresión política-institucional, como se ha puesto de manifiesto a raíz de la instalación de un presidente surgido de la manipulación extranjera del proceso electoral 2010/2011 y la decisión de éste de no respetar los plazos constitucionales establecidos para nuevas elecciones, derivando primero en un peligroso estado de excepción, y luego en la organización de procesos electorales durante el año 2015, calificados de fraudulentos por la inmensa mayoría de actores sociales y políticos de Haití.

Durante este año distintas organizaciones sociales y políticas del campo popular, campesinas, sindicales, de mujeres y de derechos humanos se han movilizado en el contexto de conmemorar los 100 años del inicio de la primera ocupación estadounidense en territorio haitiano, a fin de exigir respeto a la soberanía y autodeterminación del pueblo haitiano y el fin de la ocupación y tutela actual de su país.

En su última visita a la Cámara de Diputados, el jefe de gabinete, informó que sólo quedaban en Haití, 6 policías argentinos y un hospital militar móvil. Sin embargo, el Ministerio de Defensa de este gobierno informa en su página web, a través de un comunicado de Prensa (Nº 139/16), que el día 27 de abril del corriente el ministro de dicho organismo, Julio Martínez, que siendo diputado nacional votó en contra de la permanencia de las tropas argentinas en septiembre de 2014, despidió un contingente de cerca 60 cascos azules (pertenecientes al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea) que partió a Haití para cumplir con la misión de la Minustah durante seis meses. Este contingente de cascos azules sería el número XXIII desde que Argentina participa en la Minustah, a partir de su creación por la ONU en el año 2004. "Es decisión de este Gobierno continuar y profundizar la participación de nuestras Fuerzas Armadas en las misiones de paz de la ONU", afirmó Martínez en este comunicado, dando cuenta de que no existe ninguna intención de retirar las tropas, sino de profundizar esta política de ocupación lisa y llana que se produce sobre el territorio haitiano. Ya el anterior ministro Rossi había anunciado que en abril del año pasado retirarían las tropas, sin embargo esto no sucedió. El gobierno anterior no sólo mantuvo las tropas de ocupación, sino que ante el debate abierto en la ONU por el retiro progresivo de las mismas, el entonces ministro de Defensa Rossi afirmó ante los medios que la retirada se daba "contra la voluntad del gobierno" argentino.

Hay que mencionar que el papel desempeñado por las tropas argentinas en Haití, la intervención en asuntos internos de ese país, es algo que las fuerzas armadas tienen expresamente prohibido en nuestro país. Esto sigue vigente, más allá de los intentos de los distintos gobiernos por reforzar la intervención de las FFAA, expresados en la designación de Milani al frente del Ejército por parte del gobierno kirchnerista, o en el decreto macrista N° 271/2016 que incrementa la autonomía del Ejército y las demás fuerzas, así como los acuerdos del actual gobierno con el imperialismo norteamericano. En este sentido el presidente Macri acaba de anunciar el envío de una delegación de las Fuerzas Armadas a Colombia para intervenir en la implementación de los acuerdos entre el gobierno colombiano y las Farc.

De acuerdo a lo denunciado por organizaciones brasileñas, "Haití es considerado un campo de entrenamiento para militares, que, antes de ir a la misión, pasan por un entrenamiento en las favelas brasileñas" (Adital, 13/3/15), lo que está expresando que las delegaciones enviadas de los ejércitos latinoamericanos se forman para la represión interna en sus propios países.

Con este proyecto de resolución ratificamos lo que hemos denunciado cuando rechazamos la prórroga de la permanencia de tropas argentinas en Haití en el mes de septiembre de 2014, oportunidad en la que reclamamos el retiro inmediato de las mismas junto al Comité por el retiro de las tropas de Haití que se hicieron presentes en el Congreso.

Por todo lo expuesto, llamamos a los sres./sras. Diputados/as a acompañar este proyecto.