Expresar preocupación por el incremento de las tasas de suicidio adolescente en la Argentina, que surge de los últimos datos estadísticos disponibles.

Instar al Poder Ejecutivo -a través de los organismos que correspondan- que proceda a la reglamentación de la Ley N° 27.130 de Prevención del Suicidio, a fin de que se pongan en marcha los distintos dispositivos institucionales que fueron creados por dicha ley y que aún no han sido instrumentados, para hacer frente a este flagelo de manera urgente.

Señor presidente:

Es el drama más silencioso, del que nadie quiere hablar, pero el suicidio se lleva la vida de 500 adolescentes cada año en la Argentina y la problemática va en aumento: según el informe "El suicidio en la adolescencia. Situación en la Argentina” -publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) el 29 de mayo de 2019-, en nuestro país el suicidio adolescente muestra una tendencia creciente verificada en las tasas que surgen de los últimos datos estadísticos disponibles .

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la adolescencia como el período de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y cambios.

Desde principios de la década de 1990 hasta la actualidad, la mortalidad por suicidio en adolescentes se triplicó considerando el conjunto del país, reveló el referido estudio, que puntualizó que las provincias con tasas de muerte autoprovocada más elevadas entre 2015 y 2017 fueron Salta, Catamarca y Jujuy .

Dicho informe, entre otros puntos, destaca que, en la Argentina, los suicidios constituyen la segunda causa de muerte en la franja de 10 a 19 años, después de los siniestros de tránsito. Pero la mortalidad por suicidio no tiene la misma intensidad en las distintas edades: En el grupo de 15 a 19 años, la mortalidad es más elevada, alcanzando una tasa de 12,7 suicidios cada 100.000 habitantes, siendo la tasa en los varones 18,2 y en las mujeres 5,9.

El informe advierte que el suicidio es un fenómeno que posee una connotación sexo-genérica diferencial: existe una mayor cantidad de decesos de varones que de mujeres. Por su parte, los datos sobre tentativas de suicidio muestran que las mujeres tienen más intentos que los varones.

También se indica que los datos disponibles en los certificados de defunción son limitados y sólo permiten analizar el nivel de educación de las y los adolescentes. En esos datos se observan mayores tasas de suicidio entre las y los adolescentes con menores niveles de educación.

"La muerte autoprovocada nunca es el resultado de un solo factor o hecho. No obstante, los profesionales de la salud que trabajan en este campo advierten que pueden identificarse algunas causas que, combinadas con otros factores, podrían llevar a una conducta suicida", señalaron desde UNICEF. Los factores que se identificaron como preponderantes en relación con la conducta suicida en adolescentes son: la ausencia o debilidad de personas significativas o instituciones que cumplan el rol de apoyos afectivos/instrumentales; las dificultades al atravesar las pruebas estatuidas socialmente en la transición de la adolescencia a la juventud/adultez (logros educativos, laborales, afectivos, entre otros); la rigidez normativa (entendida como la dificultad para flexibilizar las normas morales incorporadas, de modo de poder tener una actitud de mayor tolerancia frente a lo que se categoriza como experiencias no aceptables) o el padecimiento mental no atendido.

Cabe señalar que el citado informe pone de relieve, asimismo, que el crecimiento de las tasas de suicidio adolescente -especialmente en algunas provincias del país como Catamarca , Chubut, Jujuy y Salta-, amerita la multiplicación de políticas públicas destinadas a la prevención y la mejor asistencia en el caso de las tentativas, o a la atención de las redes sociales cercanas en los casos de los suicidios consumados.

Por ello, instamos a que se aceleren los mecanismos para la plena aplicación de la Ley Nacional de Prevención del Suicidio N° 27.130, que tiene como objetivo la disminución de la incidencia y prevalencia del suicidio, mediante la prevención, la asistencia y la posvención (entendiendo a esta última como la intervención destinada a trabajar con el entorno de la persona que se quitó́ la vida para evitar nuevos eventos).

La norma, sancionada el 11 de marzo del año 2015, declara “de interés nacional en todo el territorio de la República Argentina, la atención biopsicosocial, la investigación científica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección y atención de las personas en riesgo de suicidio y la asistencia a las familias de víctimas de suicidio”. Sin embargo, está pendiente de aprobación su reglamentación.

Son objetivos de la presente ley: a) El abordaje coordinado, interdisciplinario e interinstitucional de la problemática del suicidio; b) El desarrollo de acciones y estrategias para lograr la sensibilización de la población; c) El desarrollo de los servicios asistenciales y la capacitación de los recursos humanos; d) La promoción de la creación de redes de apoyo de la sociedad civil a los fines de la prevención, la detección de personas en riesgo, el tratamiento y la capacitación (artículo 4°). La misma brinda múltiples herramientas para su prevención y adecuada asistencia.

En el entendimiento de que realmente urge que la asistencia y prevención del suicido adolescente sea una política de Estado, para hacer frente a este flagelo que crece de manera alarmante, solicitamos la aprobación del presente Proyecto.-