Su enérgico repudio al veto dispuesto por el presidente Macri a la ley –aprobada hace unas horas por el Senado- que limitaba la suba de las tarifas.

El veto presidencial no es solo una burla autoritaria contra la voluntad votada por la mayoría de las Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación, sino una señal directa al Fondo Monetario Internacional de que el presupuesto nacional estará destinado íntegramente al pago de la deuda externa.

En segundo lugar, es un aval a todos los tarifazos dispuestos y a los que vendrán resultado de la dolarización de las tarifas.

Por último, el veto constituye es una declaración de guerra contra todos los que viven de su trabajo y que deben afrontar tarifazos permanentes con paritarias del 15%.

La Cámara de Diputados de la Nación alerta sobre la inviabilidad de los tarifazos, ya impagables para el pueblo, y que, agravados por la salida fondomonetarista generarán una rebelión popular.

Esta Cámara de Diputados llama a una gran intervención popular, de los trabajadores y sus organizaciones para derrotar el veto, los tarifazos y el pacto con el FMI y plantea la necesidad de un paro activo nacional inmediato y un plan de lucha para lograrlo.

Señor presidente:

El veto del Presidente Macri a la ley que recortaba los tarifazos tiene un único y claro destinatario: enviar una señal al Fondo Monetario Internacional. Es este el que ha solicitado estos tarifazos en los servicios públicos, no solo para defender las privatizaciones de los mismos, sino también para garantizar el pago de los intereses de la usuraria deuda externa.

El Presidente quiere demostrarle a los usureros internacionales que el Presupuesto Nacional estará íntegramente destinado a garantizar el pago de la deuda externa, que el macrismo aumentó en 140.000 millones de dólares en solo dos años de gestión. El veto presidencial no sólo es la vía libre para los últimos aumentos del gas y la luz, después de dos años con tarifazos del 1.000 al 1.500%. Es también la garantía de que las tarifas seguirán dolarizadas. O sea, que seguirán acompañando la devaluación del peso.

Sin embargo, esa misma desvalorización del peso -que empuja las tarifas hacia arriba- aún no ha concluido, y el propio FMI es su principal fogonero. En las negociaciones de estos días, los funcionarios del organismo reiteraron que “el acuerdo stand by no podrá ser utilizado para cubrir una corrida cambiaria, y mucho menos para financiarla” (Ambito, 30/5). Para ello, “el gobierno deberá comprometerse a sostener un tipo de cambio competitivo” (ídem).

Sin que el rodrigazo macrista, desatado hace dos semanas haya desplegado todavía todos sus efectos, la ‘salida’ fondomonetarista anticipa un mazazo inflacionario aún superior. De cara a la inmensa convulsión que se viene, el impasse del régimen ajustador no puede ser mayor. Más allá de las chicanas al macrismo, el ultramezquino recorte al tarifazo votado por los senadores expresa el terror a una rebelión popular contra los aumentos, ello, después del antecedente de las jornadas de diciembre contra la reforma previsional. Y de las tendencias en curso en Latinoamerica (Nicaragua, Brasil, etc.) a la rebelión popular contra los ajustes antiobreros y entreguistas. El propio gobierno que veta el recorte al tarifazo ha dispuesto un congelamiento de las naftas por 60 días (que por otra parte, ya lo esta rompiendo con el aumento de impuestos sobre esas tarifas).

Pero si este intervencionismo prospera, el gobierno dinamita sus últimas posibilidades de financiamiento internacional. Es este mismo impasse el que recorre a Temer, en estas horas, de cara a la huelga de las patronales camioneras contra los tarifazos en los combustibles. La decisión de Temer de moderar los aumentos no disipó las protestas -pero llevó al derrumbe de las acciones de Petrobras. En definitiva, el macrismo debe perpetrar la tarea devastadora del rodrigazo, pero sin los recursos políticos para llevarla hasta el final. El veto presidencial es una declaración de guerra social para todos los que viven de su trabajo, y a quienes el gobierno les ha impuesto un techo del 15% en sus aumentos salariales, de la mano de la burocracia sindical. La oposición que ha votado el recorte de tarifas se conformará con haberle hecho pagar a Macri el “costo político” del veto. Mientras tanto, seguirá haciendo lo que hizo desde que asumió este gobierno: colaborando con el ajuste, desde el Congreso y las gobernaciones. En esa línea, los Pichetto y Massa han aceptado que el acuerdo con el FMI ni siquiera se discuta en el Parlamento. Sus socios de la burocracia sindical, mientras tanto, apenas amenazan con un paro aislado, dominguero y sin perspectiva. El Frente de Izquierda plantea la necesidad de derrotar el tarifazo. Eso exige una gran acción popular que debe ser encabezada por la clase obrera y sus organizaciones de lucha. Necesitamos un inmediato paro activo nacional contra el veto de Macri y el FMI, que movilice a millones, a partir de asambleas en los lugares de trabajo. Y un plan de lucha hasta anular los tarifazos, reabrir las paritarias y abrirle paso a todos los reclamos de los trabajadores. En esa perspectiva presentamos esta declaración y solicitamos su acompañamiento y aprobación.