Su repudio a los 65 despidos del grupo empresario AGEA-Clarín y el reclamo por la inmediata reincorporación de todos los trabajadores.

Su rechazo a la tentativa de Clarín de utilizar estos despidos para avanzar en un reforzamiento de la flexibilización laboral, que constituye el núcleo de la ofensiva patronal oculto detrás de la bandera de la "transformación digital", y que se extiende a todas las patronales de prensa. Su denuncia de que el problema no es la tecnología, sino la política anti-obrera de la empresa que cuenta con la complicidad del gobierno en su ofensiva para imponer un giro regresivo en las relaciones laborales.

Su repulsa asimismo al procesamiento y el embargo por 5 millones de pesos a Pablo Viñas, delegado de la gráfica AGR (propiedad del grupo) -dado a conocer el mismo día de los despidos- por haber encabezado hace dos años la huelga y ocupación contra el cierre, lo que constituye un atropello contra la lucha sindical y una amenaza e intento de aleccionamiento contra los trabajadores de Clarín.

Su absoluto apoyo al reclamo por el desprocesamiento de Pablo Viñas y contra el embargo.

Su solidaridad con la lucha de los trabajadores de la empresa AGEA-Clarín y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), que van por el segundo paro, ahora de 48hs, haciendo frente al brutal ataque de la patronal de Magnetto, que ha militarizado el espacio de trabajo para amedrentar a los trabajadores, quebrar su organización y hacer pasar los despidos y la flexibilización laboral.

Señor presidente:

En la madrugada del pasado 17 de abril los trabajadores de Clarín -el grupo empresario de medios que lidera Héctor Magnetto- se enteraron abruptamente por un mail de la empresa de más de 60 despidos. El correo electrónico que llegó a las casillas de los trabajadores, firmado por su CEO Héctor Aranda, sostenía: “Aún persisten desequilibrios que obligan a AGEA (nombre de la razón social del diario) a una reducción en su plantel”. De inmediato, una masiva asamblea de trabajadores reunida en la puerta de Clarín votó por unanimidad un paro general de actividades, que se extendió por 36 horas y será continuado por otro paro, ahora de 48 horas, en esta semana. La asamblea no se dejó intimidar por el impresionante operativo represivo montado por la empresa con el concurso de la Policía, enviada por el gobierno, como refuerzo de la violencia patronal.

El mismo día que se realizaba este operativo anti obrero, Clarín publicó la noticia del procesamiento de Pablo Viñas, delegado de la gráfica AGR (propiedad del grupo), que hace dos años encabezó la huelga y ocupación contra el cierre, y el embargo dictado por el juez en “lo criminal” Edmundo Rabbione por 5 millones de pesos. Se trata no sólo de un atropello contra la lucha obrera, y una represalia ilegal al delegado Viñas por su legítimo derecho de huelga en la defensa de los puestos de trabajo en AGR, sino de una amenaza contra los trabajadores de Clarín, a los que se pretende amedrentar sobre las represalias patronales ante la lucha que están librando ahora.

Estos despidos en Clarín vienen precedidos de todo un proceso de ajuste lanzado por la empresa mediante retiros voluntarios, cambios flexibilizadores en los procesos de producción y una drástica rebaja salarial a través de las sucesivas paritarias a la baja acordadas entre la Utpba y la cámara patronal Aedba.

En un comunicado emitido por la empresa se habla de la necesidad de "renovar puestos de trabajo, sumar capacidades y redimensionar áreas", lo que evidencia una política de destrucción del convenio colectivo de trabajo. Las patronales de prensa están en una ofensiva para imponer un salto regresivo en las relaciones laborales mediante la incorporación de nuevas tareas, multitarea y hasta del alargamiento de la jornada laboral. En sintonía, Clarín viene de lanzar un intento de elevar de 6 a 7 horas la jornada, mediante un sistema de horas extras truchas. Detrás de los despidos el objetivo de la empresa es deshacerse de trabajadores con derechos para reemplazarlos por nuevos sin encuadramiento y ultraflexibles. Asistimos a la aplicación de hecho de la reforma laboral reclamada por los capitalistas y se representantes políticos –del gobierno y la oposición patronal.

Al mismo tiempo, los despidos en Clarín delatan el fracaso de toda una política de re conversión de procesos productivos para superar la obsolescencia de la gestión capitalista de Clarín en particular y de los medios en general, que no logran estabilizar un curso de acción frente a los cambios que imponen las redes sociales, los nuevos públicos y las nuevas demandas que provienen de las exigencias sociales. El problema de fondo es la crisis capitalista y la estrechez del afán de lucro, que los priva de las únicas herramientas con las que podrían sortear estos desafíos: capacitación, calificación del trabajo, cooperación entre oficios para potenciar las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación y la información, entre otras. Las patronales como Clarín hacen lo contrario: despiden, ajustan, rebajan salarios, descalifican y además devalúan sus contenidos con sujeciones cada vez más oprobiosas al poder político y empresarial, y a los anunciantes. Pero los ajustes cada vez más brutales no conllevan ninguna salida.

La defensa de todos los puestos y las condiciones de trabajo de ninguna manera busca atentar contra las nuevas tecnologías. Por el contrario, son los trabajadores, con la experiencia de años, los que mejor conocen sus herramientas para la transformación y la convivencia de la época entre el papel y la web. No es la tecnología el problema, sino qué orientación social y cultural tiene esa tecnología.

La crisis en prensa no es privativa del pulpo Clarín. Son múltiples las luchas que se desenvuelven en estos momentos, desde El Cronista hasta editorial Perfil. Venimos, además, de la toma de meses del edificio de Télam contra los despidos.

Los despidos también deben ser puestos en el contexto del colapso económico del país y de la perspectiva de derrumbe del gobierno de Macri, que ha beneficiado al holding de Magnetto con beneficios fabulosos.

Es necesaria una acción de lucha generalizada de los trabajadores de los medios, que una sus reivindicaciones más elementales en un programa de salida: no a los despidos en Clarín y en todo el gremio; paro y ocupación de toda empresa que despida o cierre; aumento salarial de emergencia y salarios igual a la canasta familiar; paritarias libres; con paritarios electos en asamblea; control obrero de la gestión de contenidos.

La lucha que están librando los trabajadores de Clarín ha reunido la solidaridad de centenas de compañeros del gremio, de comisiones internas, delegados, sindicatos, la Fuba y numerosos centros de estudiantes. El creciente apoyo esta lucha radica en la compresión de que es necesario dar batalla contra toda ofensiva patronal para derrotar el plan de guerra contra los trabajadores de Macri, los gobernadores y el FMI.

En defensa de las fuentes de trabajo y contra la flexibilización laboral y la tentativa por liquidar las conquistas de los trabajadores del gremio de prensa, es que llamamos a las y los diputados a acompañar este proyecto de declaración.