Soledad Carrizo
Diputada de la Nación
UCR - UNIÓN CÍVICA RADICAL
Período: 10/12/2021 - 09/12/2025
PROYECTO DE LEY
Expediente: 0179-D-2014
Sumario: SE ESTABLECE QUE LAS EDITORIALES NACIONALES Y EXTRANJERAS INSTALADAS EN EL PAIS, DEBERAN DESTINAR LOS EXCEDENTES QUE NO SE COMERCIALICEN A BIBLIOTECAS PUBLICAS Y PRIVADAS ABIERTAS A LA CONSULTA PUBLICA, MEDIANTE ACTO DE DONACION.
Fecha: 06/03/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 2
Artículo 1°.- Las editoriales nacionales
y extranjeras que se encuentran establecidas en el país, deberán destinar todos los
excedentes de publicaciones que no comercialicen, a las bibliotecas públicas y a
aquellas bibliotecas privadas pertenecientes a instituciones que existen en todo el
territorio nacional, y que se encuentran abiertas a la consulta pública.
Artículo 2°.- Lo establecido en el
artículo anterior, se efectivizará mediante un acto de donación, en el caso de que
las editoriales dispusieran dejar de comercializar tales excedentes, cualquiera fuese
el motivo de tal disposición.
Artículo 3°.- Las empresas editoriales
deberán notificar con 90 días de anticipación a la Secretaría de Cultura de la
Nación, la fecha del cese en la comercialización de las obras. Dicho organismo
tendrá a su cargo el traslado y depósito de los materiales bibliográficos.
Artículo 4°.- Una vez notificada la
Secretaría de Cultura de la Nación por parte de las editoriales, respecto de la fecha
de cese de la comercialización de obras, deberá aquella adoptar los recaudos
necesarios para proceder al retiro de las mismas. En caso de no hacerlo, cesa de
pleno derecho la obligación de las empresas de donar los materiales bibliográficos,
pudiendo disponer de los mismos a su voluntad.
Artículo 5°.- A los efectos de la
distribución del material bibliográfico donado, la Secretaría de Cultura de la Nación,
otorgará preferencia a las bibliotecas existentes en las distintas ciudades del
interior del país y a las bibliotecas escolares no pudiendo tales materiales volver al
circuito comercial. En el caso de los libros destinados a las escuelas públicas, se
coordinará con el Ministerio de Educación de la Nación, la mejor forma de su
distribución.
Artículo 6°.- El incumplimiento por
parte de las empresas editoriales de las normas de la presente Ley, las hará
pasibles de las sanciones de suspensión de la actividad comercial, y eventualmente
de la clausura temporaria de conformidad con las especificaciones que se fijen en
la reglamentación.
Artículo 7°.- La presente Ley deberá
ser reglamentada dentro de los 60 días de su publicación en el Boletín Oficial.
Artículo 8°.- De forma.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Así como publicar un libro, tiene que
ver con un acto de conocimiento, de difusión de ideas, ficciones y propuestas de
diversa factura, destruirlo supone abjurar de esos actos y fracturar de alguna
manera esa manifestación de cultura, cercenarla, impedir que las ideas se discutan
y que las ficciones puedan generar otras y promover todos aquellos interrogantes,
que como decía Sábato tienen que ver con el hombre y el devenir de las
personas.
El hombre que trasmitió aquello que
necesitaba a través de la escritura, también ha sido factor fundamental de su
destrucción, a través de fundamentos torpes e irracionales, o simplemente como
producto de decisiones políticas que no podían tolerar el cuestionamiento que
siempre está implícito en aquellas obras que surgen del pensamiento
creativo.
La destrucción de libros no es algo
novedoso, ya que pueden recogerse antecedentes antiquísimos en los primitivos
reductos de la región mesopotámica de Súmer. Los arqueólogos han desenterrado
miles y miles de tablillas de barro, han descubierto bibliotecas casi intactas, tesoros
que las arenas devuelven tras haberlos guardado cuarenta siglos. Porque las
bibliotecas del área del papiro y del pergamino se destruyeron por el fuego, la
humedad o el vandalismo del más devastador de los animales, pero las bibliotecas
de arcilla quedaron intactas; así sabemos hoy de las luchas, alegrías, congojas,
ideas, ambiciones, fracasos y victorias de los pueblos de los que un día la
humanidad llegó a ignorar hasta el nombre, hasta su misma existencia sobre la
tierra. Y esas bibliotecas han devuelto obras didácticas, diccionarios de
cuneiformes, cartas, mapas, planos de ciudades, tratados científicos, cantares
épicos y líricos, cronologías, listas de reyes. Y nos han dado también los famosos
cilindros, donde escenas de caza, religiosas, guerreras o simplemente familiares
nos acercan a aquella vida pretérita; a veces ilustraciones de viejos textos, a veces
independientes, pero siempre llenos de visualidad y sorprendente verismo.
Veamos, entonces, cómo eran aquellas bibliotecas.
Al principio fueron una simple
dependencia del templo, el zigurat o pirámide escalonada, pero más tarde
existieron independientes; las hubo, incluso de propiedad particular. Sobre
estantes se colocaban las tablillas de arcilla, repletas de signos cuneiformes. Los
grandes poemas requerían varias de ellas: once la epopeya de Guilgamesh (aparte
de una tablilla incorporada, ésta en texto sumerio); siete el poema de Marduk o
"Enuma elish". Generalmente estos libros estaban encerrados entre tapas, también
de arcilla. Asimismo había rollos de papiros, provenientes de la conquista de Egipto
por los asirios, pero ellos fueron destruidos por el fuego o el tiempo.
Las bibliotecas eran ricas; alguna,
como la de Nínive, alcanzó la cifra de 25000 tablillas y para hallarlas en los
estantes tenían los bibliotecarios sus catálogos, con entradas casi exclusivamente
por títulos. Las guerras, y muchas depredaciones de los invasores terminaron con
un patrimonio rico de que hoy no quedan rastros, con excepción de algunos pocos
testimonios en los museos de Europa.
Las guerras y los criterios políticos
absolutistas determinaron desde la quema de manuscritos en Constantinopla hasta
la destrucción de códices prehispánicos, llegándose hasta la demencia del régimen
nazista en cuyas grandes hogueras se destruyeron obras memorables, como
también ocurrió en Serbia en 1993 y más recientemente con la destrucción de
invalorables obras existentes en la bibliotecas de Irak cuando la invasión de los
Estados Unidos a ese país. En el caso de la Argentina, es conocido lo que ocurrió
durante la dictadura, donde se quemaron miles de libros, producto del irracional
dogmatismo de los inquisidores del régimen.
Desde las interpretaciones
psicoanalíticas que hablan de los significados de la destrucción de los libros, hasta
las razones crematísticas de los empresarios, existe una amplia franja
interpretativa sobre los daños que causa ese cercenamiento bibliográfico. Si bien
estos fundamentos no tienen que ver con una discusión que escapa al objetivo, no
podemos dejar de señalar los antecedentes citados como un ejemplo de actitudes
dañosas que han afectado en grado sumo a la cultura de los pueblos.
Pero en la modernidad, esa actitud
dañosa se refleja en criterios estrictamente comerciales, donde priman los
intereses de las editoriales y en muchos casos el de los autores. Salvo
excepciones, la mayoría de las editoriales destruyen aquellos libros que no se
venden o que han dejado de cubrir las expectativas de ventas futuras. Cuando las
obras han dejado de ser novedad, y se siguen quedando en los estantes de las
librerías, la política editorial es retirarlos de circulación y destruirlos o venderlos
como material de deshecho. Como contrapartida a ello en nuestro país existen
cientos de bibliotecas públicas en todo el territorio nacional, que carecen de
materiales por razones de presupuesto, y exhiben un pobre repertorio bibliográfico
que no alcanza a satisfacer a los consultantes. A estos se suma que las editoriales
no quieren donarlos, porque estiman muy costoso el almacenamiento y el trabajo
que insumiría su distribución tal como surge de varios testimonios publicados en el
matutino Clarín del día 23 de septiembre del corriente año.
Entendemos que no puede aceptarse
en modo alguno, que esos instrumentos fundamentales de la cultura que son los
libros sean destruidos, pero también somos conscientes que no podemos decidir
sobre cuestiones inherentes a empresas privadas, que supuestamente verían
afectadas su rentabilidad, si tuvieran que hacerse cargo de aquellos excedentes
bibliográficos que no tienen manera alguna de colocar. En razón de tal
circunstancia, creemos que la solución buscada en el proyecto, evita todo perjuicio
económico a las editoriales, y por otro lado contribuye a enriquecer el patrimonio
de nuestras bibliotecas, que son herramientas fundamentales del
conocimiento.
Dado que los libros están exentos del
Impuesto al Valor Agregado, recibiendo un beneficio, que contribuye a la difusión
de las producciones culturales, resulta importante, que las editoriales, sin verse
económicamente perjudicadas, contribuyan con su aporte al enriquecimiento del
acervo de las bibliotecas públicas del país y de aquellas bibliotecas que sin serlo,
pertenecen a organizaciones no gubernamentales y se encuentran abiertas a la
consulta de los interesados en sus materiales. Tampoco existe perjuicio alguno que
se ocasione a los autores en la normativa propuesta, ya que sus obras se
incorporarán a las bibliotecas para lectura de todos, sin que exista la posibilidad
que vuelvan de alguna manera a los circuitos comerciales de donde ha sido su
voluntad sacarlas.
En razón de los fundamentos
expuestos, solicito a mis pares se sirvan acompañar este Proyecto de Ley
Firmante | Distrito | Bloque |
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ROGEL, FABIAN DULIO | ENTRE RIOS | UCR |
RICCARDO, JOSE LUIS | SAN LUIS | UCR |
SANTIN, EDUARDO | BUENOS AIRES | UCR |
FIAD, MARIO RAYMUNDO | JUJUY | UCR |
MARTINEZ, JULIO CESAR | LA RIOJA | UCR |
CARRIZO, SOLEDAD | CORDOBA | UCR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |
EDUCACION |