Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional, a través de los organismos pertinentes, disponga la capacitación virtual obligatoria en la temática de prevención y protección de la enfermedad por coronavirus COVID-19, para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación.

Señor presidente:

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019. Dicho virus, causa infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Los síntomas más comunes son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal. La mayoría de las personas se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Alrededor de 1 de cada 6 personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. En torno al 2% de las personas que han contraído la enfermedad han muerto.

El martes 3 de marzo del corriente año, el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fernán Quirós, brindaron información sobre el primer caso confirmado de COVID-19. Una hombre de 43 años que había estado entre 19 al 21 de febrero en Milán y entre 22 y 29 del mismo mes en otras ciudades de Italia y España e ingresó al país el domingo primero de marzo, fecha en la que realizó la consulta médica al presentar fiebre, tos y dolor de garganta. El caso fue notificado por un establecimiento de salud privado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el lunes 2 de marzo y el aislamiento fue supervisado por agentes de salud de la ciudad. Los análisis fueron llevados a cabo por la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) “Dr. Carlos Malbrán” y se obtuvieron los resultados confirmatorios.

A su vez, el miércoles 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró que el coronavirus ya es una pandemia, tras registrarse que el número de casos afectados fuera de China se multiplicó por trece en dos semanas y que desde el inicio del brote ya se produjeron 4.292 decesos y un total de 118.326 contagios a nivel global. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización, aseguró que "podemos esperar que el número de casos, de decesos y de países afectados aumente". A su vez, sostuvo que la declaración de pandemia “no cambia lo que está haciendo la OMS y no cambia lo que los países deberían hacer: llamamos todos los días a los países a tomar medidas urgentes y agresivas". En la página oficial del Ministerio de Salud de la Nación, se define a una pandemia como “una epidemia que se extiende en distintos países y continentes. Durante una pandemia hay un alto grado de infectabilidad y un fácil traslado de la enfermedad de un sector geográfico a otro” , y se resalta que es importante tener presente un conjunto de recomendaciones básicas para el cuidado de la salud ya sea antes, durante o después de haberse presentado la enfermedad.

En cuanto a la propagación y contracción, se da mediante el contacto con otra persona que esté infectada por el virus, a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando tose o exhala. Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. También pueden contagiarse si inhalan las gotículas que haya esparcido una persona con COVID-19 al toser o exhalar.

En el último tiempo, tanto el Estado, las Organizaciones Internacionales, los organismos de salud, como los medios de comunicación, han estado difundiendo y explicando las medidas a tomar para protegerse y prevenir la propagación de la enfermedad. Entre las precauciones, se suele destacar: el lavado de manos a fondo y con frecuencia usando un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón; intentar mantener una distancia mínima de 1 metro con cualquier persona que tosa o estornude; evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca; mantener una buena higiene de las vías respiratorias y cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel al toser o estornudar; permanecer en casa si se tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, así como buscar atención médica y seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias locales.

A su vez, el Gobierno viene adelantando que establecerá la cuarentena obligatoria de 14 días para quienes provengan de países de riesgo.

Sin embargo, ante situaciones como la presente, sabemos también de los riesgos que traen aparejados la desinformación. Guadalupe Nogués, Bióloga y Doctora en Cs. Biológicas, en el artículo Desinfodemia: la desinformación sobre el coronavirus viaja a la velocidad de un tuit, resalta que “la desinfodemia sería entonces la ‘propagación de una enfermedad facilitada por desinformación viral’. Esto parecería estar pasando con Covid-19. ¿A qué podemos considerar desinformación en el contexto de este nuevo coronavirus? Circulan mitos acerca de cómo prevenir esta enfermedad o cómo curarla, ideas conspirativas sobre el origen del virus, hipótesis dudosas o insostenibles que se hacen pasar como si fueran certezas”. Todos somos testigos de la propagación de información falsa o errónea en los últimos días, la cual no solo no cesará si no que probablemente irá aumentando a medida que también incremente la propagación del presente virus. Esto no contribuye a combatir en forma efectiva la enfermedad y aumenta los riesgos de toda la población, y muy especialmente de aquellas en situaciones de mayor vulnerabilidad y riesgo.

Por lo tanto y en consonancia con lo relatado, venimos a presentar el presente proyecto de declaración, y así solicitar al Poder Ejecutivo que en forma urgente arbitre los mecanismos necesarios para desarrollar una simple pero efectiva capacitación virtual obligatoria en la temática de prevención y protección de la enfermedad por coronavirus, para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. Creemos que es responsabilidad de las más altas autoridades de nuestro Estado combatir fervientemente cualquier tipo de desinformación y facilitar en forma efectiva el conocimiento científico y riguroso sobre las medidas a tomar a partir de ahora para prevenir el contagio y propagación del virus. Para ellos, es necesario que al menos podamos garantizar una capacitación integral y transversal de todas aquellas personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías, en forma permanente o transitoria, por elección popular, designación directa, por concurso o por cualquier otro medio legal.

Por las razones expuestas, solicito el acompañamiento de mis pares y la aprobación del presente proyecto de Declaración.