Expresar profunda preocupación por la drástica reducción de las partidas presupuestarias asignadas para el Ministerio de Cultura de la Nación y el Ministerio de Comunicaciones de la Nación para el ejercicio correspondiente al año 2017.

Señor presidente:

Sr. Presidente, Luego de analizada la Ley de Presupuesto 2017 conocida comúnmente como la Ley de Leyes, por su importancia, trascendencia e impacto en nuestra población, y teniendo en cuenta que el presupuesto es el fiel reflejo del orden de prioridades de las políticas públicas que fija un Gobierno, vemos con enorme preocupación la reducción en las partidas presupuestarias asignadas al Ministerio de Cultura de la Nación para el ejercicio 2017.

La cultura y la comunicación necesitan un fuerte acompañamiento del Estado Nacional, como sucede en muchos países del mundo. Así en materia cinematográfica, en todos los países del mundo con excepción de EEUU e India, existen leyes de promoción a la producción, ayudas estatales, regímenes de exención impositiva, ya que de lo contrario no existiría la industria cinematográfica. Y así lo podríamos replicar a los distintos sectores de la cultura y la creación. Estamos hablando de un sector que genera muchas fuentes de trabajo en cantidad y calidad, principalmente a partir del año 2003 donde se han incrementado notablemente la cantidad de producciones audiovisuales y ello se ve reflejado en el crecimiento exponencial en número de afiliados de los Sindicatos de la actividad, como el SICA, SUTEP y ACTORES.

Muchas han sido las políticas públicas en materia cultural que fueron acompañadas y apoyadas por el Estado Nacional en el período 2003-2015, como es el fomento a la actividad audiovisual donde se han realizado un promedio de 130 películas anuales, un número significativo de horas de producción para TV, la creciente producción de obras de teatro por la existencia de una demanda del público ávido de consumo cultural y con la posibilidad de adquirir una entrada que facilitaron este crecimiento, la creación del Canal INCAA TV, Encuentro, Paka Paka, lo cual nos demuestra que las cosas no suceden de casualidad ni fruto de la fortuna, las cosas suceden cuando un gobierno fija prioridades, cuando un Estado está presente.

Claramente y habiendo analizado el presupuesto, poniendo el eje en materia de cultura y comunicación, no puedo dejar de señalar mi profunda preocupación y el más enérgico rechazo a este proyecto de ley de presupuesto, que intenta colocar a la cultura y a la comunicación en un segundo plano, lo que nos retrotrae a las épocas más nefastas de los 90, donde mandaba el mercado en este sector estratégico, y por ende todas aquellas actividades que no eran rentables debían cesar, así ocurrió con el cierre de salas cinematográficas, de salas de teatro, la notable baja en la producción audiovisual, la falta de reconocimiento de derechos para los trabajadores de la cultura, empleos precarios, falta de cobertura previsional y la lista es interminable.

No caben dudas, que en el período de gobierno de nuestros ex presidentes Néstor y Cristina, el rol de la cultura y las artes audiovisuales ha tenido una relevancia sin precedentes en la historia, lo cual se puede ver reflejado en la cantidad de películas estrenadas, en los premios internacionales obtenidos (Oscar, Premio Grammy), en la federalización de la producción, en el reconocimiento de derechos laborales al sector, en el fortalecimiento de los sindicatos del sector, la capacidad exportadora de nuestros productores, la apertura de centros culturales en distintos puntos del país, la apertura de nuevas salas cinematográficas privadas y públicas que habían cerrado sus puertas en el época del neoliberalismo.

Es por todo ello, que se manifiesta la enorme preocupación por el recorte presupuestario que, en caso de aprobarse el proyecto de ley de presupuesto 2017, sufrirá el sector de la cultura y la comunicación.

En lo que hace a la inversión real directa por jurisdicción y tipo de inversión, en el área de cultura a la inversión en proyectos se le asignó la suma de $ 31.9 millones y para el año 2017 está previsto asignarle la suma de $ 7.3 millones, y en cuanto a la adquisición de bienes de uso en el año 2016 se asignó la suma de $ 70.7 millones y para el año 2017 la suma de $ 33.7 millones, lo que implica una reducción total entre ambos conceptos de $ 61 millones, de manera tal que se trata de un recorte aproximado del 150 %.

En cuanto a la distribución jurisdiccional del gasto, el Ministerio de Cultura de la Nación tuvo un presupuesto de $ 3406 millones para el año 2016 y se le asigna la suma de $ 3.555 millones para el año 2017, es decir un 4.4 % de aumento con relación al año anterior. Si tenemos en cuenta cualquier índice de inflación, incluso el híper optimista que se plantea en el presente proyecto de ley, podemos señalar que estamos ante un recorte presupuestario en términos reales que pondrían en situación de riesgo mucho de los programas que se vienen desarrollando. Es por ello, que no se puede ser cómplice de una reducción en materia presupuestaria en áreas tan sensibles como la cultura y la comunicación. Además de la tristeza que provoca la palabra reducción y restricción de derechos, que eran palabras que habían sido desterradas, gracias a las políticas públicas adoptadas por el gobierno nacional, popular, democrático e inclusivo que lideraron Néstor y Cristina Fernández de Kirchner.

Otro tanto ocurre con el Ministerio de Comunicaciones, que en el año 2016 se le asignó la suma de $ 2.507 millones y para este año se le asigna la suma de $ 2.870 millones, lo que implica un incremento del 14.5 %, lo que implica en términos reales una reducción del presupuesto ya que el índice de inflación previsto en este presupuesto es superior a dicho porcentaje.

A esta altura de los acontecimientos, no cabe más que concluir que este modelo neoliberal que se está intentando instaurar a paso firme en la República Argentina, y con la misma lógica en otros países como por ejemplo Brasil y como se está intentando con operaciones judiciales y mediáticas de imponerse en Venezuela, Ecuador y Bolivia a través de golpes blandos, tiene objetivos muy concretos y que tienden a destruir la ciencia y la tecnología, la cultura, la comunicación democrática y la educación, pilares fundamentales para lograr el pleno desarrollo de los pueblos, y que los pueblos sean cada vez más libres, justos y soberanos.

Por los expresado, solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto.