Expresar repudio a la participación del desfile oficial organizado en el día 10 de Julio de 2016 en la Ciudad de Buenos Aires por el Estado Nacional, con el motivo de conmemorar el Bicentenario de la Independencia de nuestra Patria de personas que han atentado contra la democracia, los valores de la misma y/o estén siendo juzgados por delitos de Lesa Humanidad, como por ejemplo Aldo Rico, Emilio Nani y miembros del llamado “Operativo Independencia”.

Señor presidente:

La historia del siglo XX de nuestro país estuvo llena de etapas de silencio, ocultamiento y violaciones a los derechos humanos desde un Estado varias veces asaltado por fuerzas antidemocráticas. La Memoria, la Verdad y la Justicia respecto a lo sucedido fue una construcción colectiva a la que se llegó como producto de grandes luchas populares.

La concepción actual fue el resultado de un largo camino recorrido por las víctimas, sus familiares y los organismos defensores de los derechos humanos que, en primer lugar, decidieron en el medio de las más feroces represiones y censuras contar aquello que estaba sucediendo. Posteriormente fueron fundamentales para que aquellas verdades dolorosas no quedaran en meros testimonios sino que formaran parte de la historia de todo el pueblo argentino. Ese camino no fue fácil, en su mayor parte fue sinuoso.

El “Operativo Independencia” como la antesala del Terrorismo de Estado, que desde su origen en Tucumán en el mes febrero de 1975 iba a servir como “ejemplo” al resto del país, luego la dictadura cívico – militar.

Las víctimas y los que los buscaban tuvieron que enfrentar el silencio impuesto, cuando el horror se hizo imposible de ocultar sobrevino la admisión parcial del mismo o más bien su perversa y en definitiva última justificación la “Teoría de los Dos Demonios”. Con la vuelta de una sensible democracia que quiso juzgar los hechos, los levantamientos militares carapintadas pretendieron la justificación histórica de lo sucedido, logrando dispositivos legales de impunidad, que posteriormente fueron declarados inconstitucionales. Si bien lograron utilizar mecanismos formales para su vigencia nunca contaron con la legitimidad ni el apoyo popular.

Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los Familiares de desaparecidos, posteriormente H.I.J.O.S. y todos los organismos de derechos humanos nunca cesaron en su búsqueda ni bajaron los brazos. Nunca claudicaron por más consolidado que parecía el discurso que obstaculizaba la verdad y generaba indiferencia.

Ese relato comenzó a caerse cuando pruebas científicas irrefutables aparecieron para devolverle su identidad a quienes el Estado terrorista se las había arrancado: el ADN demostró parentescos y devolvió nietos apropiados y restos enterrados como “NN”. Y así se hizo imposible tapar el sol con el dedo.

Podemos decir que esa lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia es quizá la contribución institucional más potente que podemos exhibir desde la vuelta de la democracia. Dicho de otro modo: las víctimas y sus familiares concurrieron a reclamar al mismo Estado que les había vulnerado los derechos más básicos. Algo que los “amantes de la república verbal” suelen pasar por alto en sus discursos.

La caída de las leyes de impunidad y la apertura de las causas de delitos de lesa humanidad son una conquista de toda la sociedad argentina que hizo realidad Néstor Carlos Kirchner en el 2003 fortaleciendo institucionalmente nuestra democracia y transformando esto en uno de los ejes de su gobierno que luego siguió profundizando Cristina Fernández de Kirchner.

En sentido contrario fueron los festejos que se organizaron para el bicentenario de nuestra independencia. La presencia del rey emérito de España a quien el presidente le dedicó palabras que hizo que la mayoría de los argentinos nos pusiéramos colorados y no solo de vergüenza sumado al raquítico desfile que contó con la presencia de los ex soldados del “Operativo Independencia” y de connotados carapintadas no solo fueron de mal gusto sino que lo que intenta echar por tierra todos los logros conseguidos por una sociedad que ya dijo que nunca más quiere una democracia débil.

Aún al día de hoy se están llevando adelante juicios por delitos de lesa humanidad la provincia de Tucumán, provincia que fue base del llamado “Operativo Independencia”. En ese contexto fueron secuestradas, torturadas, violadas, asesinadas personas cuyos cuerpos aún no aparecen, de distintas edades y de ambos sexos, también fueron robados niños algunos de los cuales pudieron recuperar sus identidades e historias. Parte de los que desfilaron son investigados por dichos delitos y de ser culpables se sumarán a la lista de los represores que ya fueron sentenciados por la Justicia Federal.

Las actuaciones antidemocráticas de los denominados “carapintadas” que, al igual que lo hicieron durante el fin de semana, utilizaban su condición de ex combatientes de Malvinas para llevar adelante su nostalgia por las épocas de la autonomía militar y pretenden condicionar a la democracia y al juzgamiento de los horrores dictatoriales son inaceptables.

El hecho de premiar a estos personajes con la posibilidad de desfilar en los actos patrióticos conlleva el más firme y profundo repudio de toda la sociedad, ya que no pueden ser nunca ellos un símbolo de amor a nuestra patria.

Por todo lo expuesto anteriormente solicito a mis pares me acompañen con este proyecto.