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Foto Diputado de la Nación Luciano Andrés Laspina

Luciano Andrés Laspina

Diputado de la Nación

PRO

Período: 10/12/2021 - 09/12/2025

PROYECTO DE LEY

Expediente: 5721-D-2017

Sumario: INSTITUYASE EL 28 DE JUNIO DE CADA AÑO COMO "DIA NACIONAL DE LA INCLUSION FINANCIERA".

Fecha: 31/10/2017

Publicado en: Trámite Parlamentario N° 157

Proyecto
DÍA NACIONAL DE LA INCLUSIÓN FINANCIERA
ARTÍCULO 1º. - Institúyase el día 28 de junio de cada año como “Día Nacional de la Inclusión Financiera”, en conmemoración del nacimiento del Premio Nobel de la Paz bangladesí, Muhammad Yunus.
ARTÍCULO 2°. - De conformidad con lo establecido en el artículo 1°, la Autoridad de Aplicación debe desarrollar diversas actividades relacionadas con la promoción de la inclusión financiera como uno de los elementos fundamentales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para luchar contra la pobreza.
ARTÍCULO 3°. - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Mediante la presente iniciativa propiciamos instituir el día 28 de junio de cada año como Día Nacional de la Inclusión Financiera, en conmemoración del nacimiento del economista y premio Nobel de la Paz bangladesí, Muhammad Yunus.
Yunus, considerado el padre de los microcréditos, nació el 28 de junio de 1940 en la ciudad portuaria de Chittagong, actual Bangladesh. Se graduó en Ciencias Económicas en la Universidad de Nueva Delhi (India) donde además se doctoró en Economía; y amplió sus estudios en los Estados Unidos, donde recibió becas de las instituciones Fullbright y Eisenhower, y de la Universidad de Vanderbilt (Tenesse), donde obtuvo otro doctorado.
Al regresar a su país, en 1972, comenzó a dar clases de Economía en la Universidad de Chittagong, llegando a ser el Director del Departamento de Economía de dicha casa de estudios. En el año 1974, una hambruna azotó Bangladesh, que apenas cumplía tres años de vida independiente. Yunus, con 34 años, vio morir de hambre a miles de personas y pudo constatar la enorme distancia que existía entre las teorías económicas que enseñaba en la universidad y la realidad de su país, sumido en la pobreza extrema. El propio Yunus relata que fue entonces cuando se preguntó a sí mismo: "¿Cuál es el sentido de todas estas espléndidas teorías económicas cuando las personas a mi alrededor están muriendo de hambre?". Ello lo llevó a salir de la universidad e involucrarse de manera activa en trabajar para reducir la pobreza de su país.
En 1976, durante sus visitas a los barrios más pobres en la ciudad de Jobra, cerca de la Universidad de Chittagong, Yunus observó que las mujeres del pueblo que hacían muebles y artesanías de bambú, se veían obligadas a aceptar préstamos usureros para poder comprar el bambú y pagar con casi todas sus ganancias al prestamista. De esta manera, las mujeres trabajaban muy duro sólo para ganar unas pocas monedas, mientras seguían en la miseria total. Esto se daba porque los bancos tradicionales no querían ofrecer préstamos pequeños a una tasa de interés razonable a los pobres, debido al riesgo que ello significaba.
Yunus había descubierto allí un gigantesco mercado cautivo de la usura. Entonces, surgió en él la idea del microcrédito. Decidió prestar 27 dólares de su dinero a 42 mujeres del pueblo, diciéndoles que podrían pagar el dinero cuando pudieran hacerlo, sin exigirles ningún tipo de garantía. Las mujeres devolvieron el préstamo y por primera vez lograron una pequeña ganancia con cada uno de ellos. Es decir, el profesor Yunus demostró que con 27 dólares de préstamo una mujer artesana y desocupada, podía comprar insumos, producir canastos para vender en una feria, pagar el préstamo y vivir de lo que ganara por esas ventas; lo que implicaba que, a través de pequeños préstamos y servicios financieros, podía ayudarlos a salir de la pobreza.
El resultado de ello fue la creación del Grameen Bank (Banco de la Aldea), conocido como el “Banco de los Pobres”, que se inició en 1976 como parte de un proyecto de investigación dentro de la Universidad de Chittagong, y que en 1983 se institucionalizó como banco independiente. El Banco Grameen, concede préstamos a familias sin recursos para financiar emprendimientos, sin necesidad de aval y sin trámites burocráticos, creando un sistema basado en la confianza mutua, la solidaridad, la responsabilidad, la participación y la creatividad.
El método del banco consiste en otorgar el crédito a la persona una vez que ésta logra conformar un grupo de cinco integrantes del mismo sexo y que no sean familiares. Cada integrante presenta un proyecto individual, independiente del resto, y el sistema no exige una garantía material sino solidaria, en tanto se basa en la confianza mutua, la responsabilidad, y fundamentalmente, en la solidaridad. Es decir, los integrantes se van a garantizar entre sí gracias a tres pilares que reemplazan la garantía material: el grupo solidario, la viabilidad de cada proyecto, y el sentido de pertenencia.
Con 50 años de funcionamiento, el banco está presente hoy en la gran mayoría de los miles de aldeas de Bangladesh, y desde su apertura formal ha prestado casi seis mil millones de dólares, a más de 12 millones de personas, ayudándolos a salir de la pobreza.
Además, desde sus inicios, el banco privilegió a las mujeres en el otorgamiento de préstamos, que constituyen más del 90% de los beneficiarios de sus créditos, y que se encontraban totalmente excluidas del sistema financiero. De hecho, Yunus comprobó que las mujeres eran clientes mucho más leales, y que resulta menos probable que incurran en el incumplimiento de préstamos, pero sobre todo, y en lo que es lo más interesante, constató que las mujeres con acceso financiero invierten en la educación de sus hijos, en una mejor atención de la salud para sus familias y en una mejor vivienda.
Hoy en día, el banco tiene casi 7 millones de prestatarios, presta 800 millones de dólares por año, en préstamos con un promedio de poco más de 200 dólares, cuenta con más de 2000 filiales en todo el mundo, y más de 100 países han reproducido esa experiencia.
Por ello, y por su tarea y “sus esfuerzos para promover el desarrollo social y económico desde abajo”, Yunus y el Banco Grameen fueron galardonados por el Comité Nobel Noruego, en el año 2006, con el Premio Nobel de la Paz. El Comité, al esgrimir los motivos que llevaron a conceder el galardón del Nobel de la Paz a un economista, destacó que la tarea realizada por Yunus demuestra que trabajar para eliminar la pobreza puede dar como resultado una paz duradera, algo que “no puede lograrse a menos que grandes grupos de población encuentren formas de salir de la pobreza”.
Asimismo, destacaron a Yunus como “un líder que ha logrado traducir las visiones en acciones prácticas para el beneficio de millones de personas, no solo en Bangladesh, sino también en muchos otros países”, y que anteriormente los “préstamos a personas pobres sin garantía parecían ser una idea imposible”. Subrayaron además la importancia del microcrédito desarrollado por Yunus “como un instrumento cada vez más importante en la lucha contra la pobreza”, y que ha demostrado ser una fuerza liberadora en sociedades donde las mujeres en particular tienen que luchar contra las condiciones sociales y económicas represivas, destacando que su trabajo “ha demostrado que incluso los más pobres entre los pobres pueden trabajar para lograr su propio desarrollo”.
El acceso a un crédito competitivo resulta fundamental para que las personas puedan emprender un negocio y generar ingresos, y sumamente importante para que los individuos puedan salir de una situación de pobreza. Además, constituye un elemento crucial para promover la inclusión financiera de la población, considerada por las Naciones Unidas como uno de los objetivos primordiales para reducir la pobreza y promover el desarrollo económico.
La inclusión financiera implica universalizar el acceso de las personas y las empresas a una variedad de productos y servicios financieros útiles y asequibles –como créditos, ahorro, seguros y servicios de pago y transferencias-, y que son prestados de manera responsable y sostenible.
Por lo tanto, si bien el acceso al crédito y la promoción de los microcréditos resulta ser una herramienta fundamental para promover el desarrollo social y la inclusión financiera de los sectores más postergados, no es la única. De hecho, para que las personas logren estabilizar sus finanzas, salir de la pobreza y mantenerse fuera de ella, deviene necesario garantizar el acceso a una combinación de instrumentos financieros.
En ese sentido, desde la ONU se ha destacado que los servicios financieros asequibles, efectivos y seguros (como ahorros, seguros, pagos y créditos) pueden jugar un papel transformador para favorecer el crecimiento equitativo y avanzar en objetivos de desarrollo fundamentales como la reducción de la pobreza, la creación de empleos, la igualdad de género y la seguridad alimentaria.
El acceso a servicios financieros facilita la vida diaria y ayuda a las familias y las empresas a planificar tanto objetivos a largo plazo como emergencias inesperadas. Además, apoya a las familias cuando se enfrentan a situaciones difíciles y las ayuda a salir de la pobreza, y permite a pequeños emprendedores invertir en sus negocios y crear empleos, fomentando así un crecimiento más firme e inclusivo de las sociedades y la economía.
Numerosos estudios de instituciones internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, de los cuales nuestro país es parte, han destacado además que la inclusión financiera conlleva múltiples beneficios socioeconómicos, entre los que se destaca la reducción de la vulnerabilidad de los hogares de menores ingresos, en tanto proporciona herramientas que permiten ordenar la variabilidad del consumo y hacer frente a las adversidades económico- financieras de manera más eficiente, así como incrementar sus activos.
Asimismo, la universalización del acceso a servicios financieros asequibles, efectivos y seguros, incrementa no sólo el crecimiento de la economía y el bienestar de la población, sino que también genera una economía más equilibrada en la que se eliminan barreras de acceso a oportunidades de desarrollo y la entrada de nuevos participantes a los sectores productivos, incluyendo las micro, pequeñas y medianas empresas, promoviendo la consolidación de las instituciones y las posibilidades de ahorro y crédito.
En definitiva, la inclusión financiera es un elemento clave para reducir la pobreza, mejorar la calidad de vida de la población, lograr una mayor igualdad de géneros empoderando a las mujeres, y fomentar el crecimiento económico, que en definitiva beneficia al conjunto de la sociedad.
En ese sentido, y si bien se han registrado importantes avances en materia de inclusión financiera en todo el mundo, aún quedan desafíos importantes. Por ejemplo, según datos del Banco Mundial se estima que, en la actualidad, el 40% de los adultos del mundo (aproximadamente dos mil millones de personas) no tienen acceso a servicios financieros básicos necesarios para protegerse contra las dificultades e invertir en su futuro.
A nivel mundial, el 59 % de los adultos que no tienen una cuenta para transacciones menciona la falta de dinero como la principal razón de ello, lo que implica que los servicios financieros aún no son asequibles o no están diseñados para ajustarse a las necesidades de usuarios de ingreso bajo. Asimismo, más de 200 millones de microempresas y pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), formales e informales, en las economías emergentes carecen del financiamiento adecuado para prosperar y crecer.
Por ello, la inclusión financiera se está convirtiendo en una prioridad para las autoridades, los organismos reguladores y las instituciones de desarrollo en todo el mundo.
En ese sentido, el Grupo Banco Mundial estima que la inclusión financiera es un factor clave para reducir la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida, y ha establecido un ambicioso objetivo de lograr el acceso universal a servicios financieros a más tardar en 2020.
La inclusión financiera ha sido incluida además como una de las metas fundamentales dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 fijados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), para erradicar la pobreza, proteger al planeta y asegurar la prosperidad. El documento de la Agenda 2030 promueve desde su inicio la adopción de políticas que aumenten la capacidad de producción, la productividad y el empleo productivo, la inclusión financiera, el desarrollo sostenible de la agricultura, el pastoreo y la pesca, el desarrollo industrial sostenible, el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables, sostenibles y modernos, los sistemas de transporte sostenibles e infraestructuras con calidad y resiliencia.
De hecho, específicamente, el Objetivo de Desarrollo Sostenible N° 8 (ODS), apunta directamente a incorporar mecanismos de Inclusión Financiera, al fijar como metas la promoción de “políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de puestos de trabajo decentes, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y fomentar la formalización y el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, incluso mediante el acceso a servicios financieros”, además de “fortalecer la capacidad de las instituciones financieras nacionales para fomentar y ampliar el acceso a los servicios bancarios, financieros y de seguros para todos”. Además, pueden identificarse metas específicas dirigidas al mismo propósito en otros ODS, como el 1, 2, 5 y 9.
Desde el año 2010, más de 55 países han firmado compromisos relacionados con la inclusión financiera y más de 30 países han implementado o se encuentran elaborando una estrategia nacional sobre inclusión financiera, demostrando el amplio consenso sobre la importancia de este tema. Estudios del Banco Mundial señalan que el ritmo y el impacto de las reformas aumentan cuando un país adopta una estrategia nacional de inclusión financiera.
En nuestro país, con el objetivo de avanzar en la implementación de una estrategia nacional que permita lograr la inclusión financiera de todos los sectores de la población en el proceso de desarrollo económico, y para promover el diseño de políticas públicas en la materia, el Ministerio de Finanzas de la Nación, a través de la Resolución 121-E/2017 del 27/7/2017, impulsó la creación bajo su órbita del CONSEJO DE COORDINACIÓN DE LA INCLUSIÓN FINANCIERA, con la misión de elaborar e implementar una estrategia de inclusión financiera para el desarrollo de políticas de acceso universal a servicios bancarios y financieros.
Dicho Consejo, de acuerdo al artículo 2° de la Resolución citada, tendrá entre sus funciones: “a). Coordinar el diseño de políticas públicas de corto, mediano y largo plazo que tengan por finalidad el fomento y la facilitación del acceso universal a servicios bancarios y financieros de manera eficiente; b). Articular los procesos participativos entre los diferentes actores públicos y privados e integrar acciones para favorecer la inclusión financiera en la planificación de los diferentes sectores y/o sistemas; c). Proponer la ejecución de programas y planes específicos que desarrollen el impulso al crédito y al microcrédito, y la educación financiera; d). Elaborar un proyecto de marco regulatorio que facilite la implementación de los programas y planes en todo el país, que garantice su fácil acceso en todo el territorio y la protección de los derechos de los consumidores; e). Asesorar al PODER EJECUTIVO NACIONAL en todo lo relativo a la implementación de políticas públicas vinculadas a la inclusión financiera; f). Proponer acciones que fomenten y faciliten la protección al consumidor de servicios financieros, la expansión de las finanzas digitales y el financiamiento de las MiPyMEs; g). Y diseñar bases de datos sobre acceso, uso y calidad de los servicios financieros que permitan cuantificar el progreso de los programas y planes que el PODER EJECUTIVO NACIONAL disponga”.
Actualmente, existen varios ejemplos en nuestro país de acciones para favorecer la inclusión financiera, pero realizadas de manera aislada y sin un programa integral.
Así, desde el Banco Central de la República Argentina, se han promovido numerosas medidas para promover la bancarización y la inclusión financiera de toda la población, a los fines de garantizar la igualdad en el acceso y uso de los servicios financieros, promover la disminución de la informalidad y otorgar mayor equidad en el reparto de las cargas tributarias. Dentro de tales medidas se pueden mencionar las siguientes:
• Gratuidad de cajas de ahorro, otorgamiento de tarjetas de débito, transferencias en cajeros o vía home banking (Comunicación| A5927, A5928, A5982 y A5989).
• Ampliación en las prestaciones admitidas para las cajas de ahorro originadas para el pago de planes o programas de ayuda social (Comunicación| A5928, A5960, A5986, A6042 y A6050).
• Se incorporó la posibilidad de debitar de esas cuentas el pago de impuestos, servicios y otros conceptos por canales electrónicos o débito automático (Comunicación | A5960).
• Apertura de cajas de ahorro a través de medios electrónicos y flexibilización de requisitos (Comunicación | A6059).
• Creación del ALIAS asociados al CBU para realizar transferencias y pagos (Comunicación | A6044).
• Depósito electrónico de cheques (Comunicación | A6071).
• Creación del medio de pago Débito Inmediato (DEBIN) (Comunicación | A6099).
• Cajas de ahorro para menores de edad (Comunicación | A6069 y A6103).
• Se habilitó una Plataforma de Pagos Móviles (PPM) para que las entidades financieras ofrezcan servicios de transferencias inmediatas de fondos y/o pago de bienes y servicios a cuentas de terceros adheridos al PPM (Comunicación | A5927).
• Se brindó la posibilidad que el cliente opte por notificarse vía comunicaciones electrónicas (Comunicación | A5886).
• Presentación del billete de $500 y de $200 (Comunicación | A6001 y A6087).
• Incorporación de la Plataforma de Pagos Móviles a la regulación (Comunicación | A5927).
Desde la ANSES, por su parte, y como una política clave para lograr la inclusión financiera de los sectores de menores recursos, se han relanzado los créditos ARGENTA, destinados a jubilados, pensionados y titulares de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Desde su lanzamiento, en el mes de abril de 2017, ya lo recibieron más de 2 millones de argentinos, de los cuales 1 millón fueron beneficiarios de la AUH, 600 mil jubilados y 370 mil personas que reciben pensiones del Estado.
La mayoría (70%) accedió así por primera vez en su vida a un préstamo personal. Y desde su relanzamiento ya se han otorgado 41 mil millones de pesos en créditos, liberando a los sectores más vulnerables de los prestamistas o usureros del barrio.
Por su parte, desde la Comisión Nacional de Microcréditos del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación se ha impulsado el otorgamiento de microcréditos destinados a personas que se organizan en torno al autoempleo urbano o rural. A partir de este apoyo económico, los beneficiarios pueden adquirir insumos y maquinarias que les permiten aumentar su productividad y mejorar los ingresos familiares. Cuando los trabajadores devuelven sus préstamos, garantizan la continuidad del programa, ya que cada reintegro posibilita que nuevos emprendedores también tengan su oportunidad de desarrollarse.
Asimismo, es para destacar el trabajo desarrollado desde el FONCAP (Fondo de Capital Social), organización con más de 20 años de trayectoria dedicada a lograr la inclusión financiera a través del desarrollo de las microfinanzas, en donde se ofrece apoyo financiero y servicios de fortalecimiento organizacional a Instituciones de Microfinanzas (IMF). Además, la organización realiza investigaciones, e impulsa la innovación y las tecnologías aplicadas a las microfinanzas para que una mayor cantidad de personas tengan acceso a herramientas financieras.
Por último, es dable señalar el reciente lanzamiento por parte del Banco de la Nación Argentina, de la billetera electrónica PIM, que permitirá hacer pagos y cobros, transferencias de dinero entre personas, o acreditar y retirar efectivo, sólo con el celular y sin la obligación de contar con una cuenta bancaria. El desarrollo de esta herramienta, realizado por la empresa Nación Servicios, es fundamental para promover la bancarización de la economía informal y avanzar hacia la inclusión financiera de la población de más bajos ingresos para que pueda estar en condiciones de operar dentro del sistema financiero.
En ese sentido, desde la ANSES se ha avanzado en la acreditación de los planes sociales a través de esta herramienta, y permite a los beneficiarios de los planes Progresar y Hogar, que paga la ANSES a estudiantes secundarios y a usuarios de gas envasado, que soliciten que dicho beneficio se acredite a través del teléfono celular.
Señor presidente, nuestro país ha reafirmado su compromiso en la implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, reconociendo que la erradicación de la pobreza es el mayor desafío que enfrenta el mundo y la Argentina. Dentro de dicha Agenda la inclusión financiera juega un rol fundamental.
Por ello, y a los fines de dar un mayor impulso a la elaboración de una estrategia nacional de inclusión financiera en nuestro país, como un factor clave para promover el desarrollo de la población, erradicar la pobreza, combatir la informalidad en la economía, ampliar los beneficios de la bancarización a todos los ciudadanos y disminuir las tasas de interés para los sectores más vulnerables y que más necesitan el apoyo de las políticas públicas del Estado, propiciamos la institución del día 28 de junio de cada año, como Día Nacional de la Inclusión Financiera.
Por los fundamentos, expuestos solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ACERENZA, SAMANTA MARIA CELESTE BUENOS AIRES UNION PRO
AMADEO, EDUARDO PABLO BUENOS AIRES UNION PRO
LASPINA, LUCIANO ANDRES SANTA FE UNION PRO
MASSOT, NICOLAS MARIA CORDOBA UNION PRO
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
FINANZAS (Primera Competencia)
LEGISLACION GENERAL
Trámite
Cámara Movimiento Fecha Resultado
Diputados REPRODUCIDO POR EXPEDIENTE 1116-D-19