Expresar nuestra profunda preocupación e indignación ante el reiterado accionar violento por parte de las fuerzas de Seguridad (PFA y Prefectura Naval Argentina), particularmente ante los hechos acontecidos el pasado sábado 24 de septiembre, cuando dos jóvenes de la villa 21 fueron maltratados, humillados y secuestrados para luego ser sometidos a una sesión de torturas.

Misma expresión de repudio respecto de los hechos conexos sucedidos el 4 de octubre del presente mes donde uno de los mencionados jóvenes es amenazado por un miembro de la Prefectura, justamente, con motivo de la realización de la denuncia pública del acto anteriormente descripto.

Señor presidente:

la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes aprobado y ratificado por la Ley N° 23.338, entiende por el término "tortura", a todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia.

Sr. Presidente, durante los últimos meses, vemos con preocupación una escalada de violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad que lejos de cumplir con su cometido de protección a los ciudadanos, actúan de manera ilegal, arbitraria e irracional.

El pasado sábado 24 de septiembre, dos jóvenes que viven en la villa 21-24 del barrio de Barracas e integran la Garganta Poderosa (una reconocida publicación periodística), Ezequiel Villanueva Moya, de 15 años de edad, e Iván Navarro, de 18 años de edad, fueron torturados por miembros de la Policía Federal y Prefectura Naval Argentina sin motivo alguno.

Luego de mantenerlo detenidos en una garita policial, de humillarlos, golpearlos e insultarlos, fueron trasladados a un descampado cercano donde fueron amenazados de muerte y encañonados con escopetas. Por último, y como si fuera poco, fueron robados.

Todo comenzó en horas de la noche cuando Ezequiel Villanueva Moya había salido para visitar a su abuela que también vive en ese asentamiento de la ciudad de Buenos Aires. Cuando regresaba fue frenado por miembros de la Policía Federal para revisarlo.

De acuerdo con la denuncia, en ese momento Ivan Navarro, amigo de Ezequiel, se acercó al retén para saludarlo y también fue abordado por los policías: “Yo me acerqué para darle un abrazo a Eze y un oficial, así, de la nada, directamente vino y me pegó una trompada'", detalló el joven por vía de un post en la red social Facebook, propiedad de la mencionada publicación. El contacto con la Policía Federal finalizó luego de algunos otros apremios y una requisa.

No conforme con lo ya descripto, realizados 50 pasos desde donde son liberados pasan a ser detenidos nuevamente ahora por miembros de la Prefectura Naval Argentina, los que los arrojaron dentro de un móvil conduciéndolos hasta la garita de Osvaldo Cruz e Iguazú, donde son separados y asilados para ser sometidos nuevamente a golpizas y todo tipo de amenazas entre las que no falto la de quitarles la vida.

Un verdadero curso acelerado y participativo de la definición (por ahora sin “protocolarizar”) de apremios ilegales y tortura física y psicológica.

Pasados los hechos, y logrando evadirse de la situación se dirigen a la Procuraduría contra la Violencia Institucional y para presentarse en la fiscalía de Pompeya y prestar declaración sobre el aberrante conjunto de sucesos que implicaron la participación de 2 (dos) fuerzas bajo la éjida del Poder Ejecutivo Nacional y más precisamente del Ministerio de Seguridad. Algo tan repudiable como inaudito.

Cuando las circunstancias parecían conducirse hacia canales propios de la legalidad y para sorpresa de las víctimas, en el mismo lugar donde se dirijen a declarar curiosamente se encontraba uno de sus captores el prefecto Leandro Adolfo a lo que procedieron a identificar y denunciar, sin por esto Sr Presidente pasar por alto que la sola presencia de este energúmeno constituye un nuevo delito de amenazas.

Hasta allí un episodio que sólo podría enmarcarse en regímenes dictatoriales, aunque por el tenor y la implicancia de más de una fuerza, debería enmarcarse en el peor ejemplo de régimen dictatorial que presente la historia moderna.

De aquí en más Sr Presidente se sucede otro hecho que bordea el más lúgubre surrealismo al que la democracia argentina puedo haber sido expuesta y el que merecería un trabajo académico y de rastreo penal para poder dilucidar si alguna vez se produjo un hecho de ñas características que a continuación se detallan.

Luego de todo lo sucedido, Iván, uno de los jóvenes implicados, aceptó participar del programa de Gustavo Sylvestre por C5N para denunciar las torturas a las que fue sometido junto a Ezequiel Moya. Pasado dicho testimonio y en ocasión de estar jugando al fútbol

, en el club Juventud Unida, a pocas cuadras de su casa, vio cómo dos prefectos nuevamente (no hay error de redacción ni en la sucesión de los hechos Sr Presidente) golpeaban a un joven, contra la pared de la Casa de la Cultura.

Frente a este hecho, el mencionado se acercó para mirarles la identificación a los miembros de la esfuerza con el fin de individualizarlos escuchando a la sazón los motivos del hostigamiento: “Ahora van a cobrar todos, por habernos escrachado en los medios”.

En esa circunstancia se produce el siguiente diálogo:

Prefecto– ¿Qué mirás?

Ivan Navarro– Nada, pero no le hagas nada al pibe, porque yo los denuncié.

Prefecto– ¿Así que fuiste vos, pedazo de hijo de puta? Empezá a correr…

A lo que se produce una persecución en la que según se relata el prefecto en cuestión intento incluso desenfundar su pistola reglamentaria, persecución que finaliza en la puerta del domicilio de Iván, con las consecuencias físicas y psicológicas que aún se están intentando mensurar.

Sr Presidente, el día 5 de octubre del presente año sale publicado en el Boletín Oficial de la República Argentina un “Protocolo para la Seguridad de la Actividad Periodística” auspiciado y con el padrinazgo del Ministerio de Seguridad, llevando la firma de su titular, la Sra Bullrich, Patricia.

Sr Presidente, este “Protocolo” pretende ofrecerle garantías de seguridad a periodistas en el ejercicio de su función.

Independientemente de que (hasta nuestro conocimiento y al día de la fecha) la Constitución de la Nación Argentina sigue manteniendo su forma republicana de gobierno y con ello la inclusión del Poder Judicial, encargado naturalmente de la atención del delito de amenazas (a periodistas y a todo otro ciudadano), la enunciación de este “Protocolo” constituye, a la vista de lo enunciado y por el modus operandi ejercido, un nuevo atentado (uno más y quizás el más flagrante) hacia, justamente, el libre ejercicio de la profesión periodística y por extensión de la integridad física y moral de la ciudadanía en su conjunto.

Ante lo expresado, estamos convencidos de que estos acontecimientos no se han tratado de hechos aislados de violencia policial, sino que por el contrario responden a un verdadero “Protocolo” que no se publica en el Boletín Oficial, y por el que la Ministra, más allá del alcance del presente proyecto, deberá rendir oportunamente cuentas ante los magistrados pertinentes o incluso su remoción por la vía del Juicio Político, sustancia de un proyecto próximo a presentarse.

La represión sistematizada, el completo desconocimiento del carácter republicano de la Nación argentina, y una manifiesta incapacidad demostrada para resolver los problemas para los que su cartera fuera creada determinan una situación en el que el titular del P.E.N. debería meditar seriamente el alejamiento inmediato de su cargo y seguir el “protocolo” de remoción por la via de una Decreto al efecto.

Por los expresado, solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto.