Expresar su profunda preocupación por la situación crítica del sector productivo de la Vitivinicultura, a raíz de la importación de productos vínicos y su impacto negativo en las economías regionales que dependen de esa producción.-

Así también se resuelve expresar preocupación y rechazo a la política de importación autorizada por el Poder Ejecutivo nacional que prioriza la protección de los intereses de quienes comercializan vinos y desprotege a quienes lo siembran, cosechan y producen.

Señor presidente:

Un rubro de reciente incorporación entre los productos importados es el caso del vino a granel, que rápidamente está obteniendo niveles muy significativos.

Históricamente siempre hubo un nivel relativamente bajo de importaciones de vinos y vinos espumosos embotellados, los primeros sobre todo asociados a un alto nivel de calidad y de precio.

Desde mediados del año 2016, el sector productivo vitivinícola se ve seriamente afectado a raíz de que el Poder Ejecutivo nacional ha permitido el ingreso de productos elaborados del exterior, lo que ha afectado gravemente a las economías regionales donde se produce vino de calidad y en cantidades suficientes.

Ahora bien, lo que empezó a ocurrir a partir de octubre de 2016 -según los datos oficiales del INDEC- es el ingreso de vino a granel, para ser envasado localmente. En aquel mes alcanzó los 400.000 litros, pero el volumen pronto creció. Según datos oficiales del Instituto Nacional Vitivinícola, hasta noviembre de 2016 habían ingresado al país 1.679.000 litros de vino. Cabe recordar que estas importaciones de vino a granel, en general, corresponden a vinos tintos genéricos y varietales tintos, principalmente Cabernet Sauvignon.

En los dos primeros meses del año 2017 se importaron ya, 20,2 millones de litros, lo que sin duda tiene una importante incidencia en el mercado local. La gran mayoría de ese vino proviene de la República de Chile, y en 2016 era el único país de procedencia. Sin embargo, los datos del INDEC muestran que este año, con volúmenes menores, también se importó desde Sudáfrica y desde Australia.

Si a esta descripción de los hechos de la realidad la enmarcamos en un año, el 2016, que comenzó con un nuevo esquema de precios relativos resultado de la devaluación, la quita de retenciones y el incremento de tarifas de los servicios públicos, al que se le sumaron sucesivos ajustes en el precio de las naftas dando como resultado la contracción del mercado interno, no se entiende cual ha sido la finalidad económica y/o política del Poder Ejecutivo para que se autorice la importación de caldos vínicos y/o vinos elaborados.

Es un dato a subrayar que esto se da en un contexto de importante apertura comercial: este año será el primero desde 1975 en el cual las importaciones crecen mientras que el PBI se contrae. Todo indica que esta dinámica de las importaciones se profundizará a lo largo del año en curso, ante una expectativa de crecimiento del producto.

A mayor abundamiento no debemos soslayar que la República Argentina posee una cantidad y calidad suficiente y necesaria para atender la demanda local desde el 1° de octubre de 2016 hasta el 1° de junio de 2017 (liberación de vinos de cosecha 2017) y tendría vinos para abastecer los mercados hasta el 1° de octubre de 2017.

Se advierte Sr. Presidente, que la política instrumentada por el Poder Ejecutivo, en el marco de -caída del mercado interno y la apertura de importaciones- está destruyendo la producción nacional y el empleo industrial. La venta de vinos en el mercado interno se redujo un 13,4% según la Variación Interanual febrero 2017 / 2016.

Podemos concluir que a diferencia de lo que acontece en la actualidad, y a efectos de revertir el grave estado de situación, habría que profundizar la industrialización y el consumo interno, que es clave para avanzar en el sendero de crecimiento sostenido del país de manera integral. Y además resulta fundamental para impulsar un desarrollo federal e inclusivo, con la generación de empleo de calidad por fuera de los históricos conglomerados industriales. Retroceder en este camino significa profundizar aún más los desequilibrios regionales existentes, incrementando el desempleo y la pobreza estructural.

Por los motivos expuestos, y convencida de lo contundente de su significado en orden a las graves consecuencias que derrama la importación de caldos vínicos para nuestro sector vitivinícola, es que solicito a mis pares su acompañamiento para la aprobación de esta iniciativa.