Su más profunda preocupación ante la denuncia penal presentada por la Policía Federal Argentina contra un usuario de la red social twitter que publicó un comentario de apoyo hacia el joven Nicolás Lucero, quien estuvo preso por twittear comentarios negativos sobre el Presidente de la Nación, en tanto implica una grave criminalización al ejercicio de la libertad de expresión, dentro un contexto de persecución ideológica y amedrentamiento por parte del Ministerio de Seguridad de la Nación.

Señor presidente:

El año pasado un joven de 20 años, llamado Nicolás Lucero, fue denunciado penalmente y luego encarcelado por haber utilizado la red social twitter para manifestarse en contra del Presidente Macri.

Lucero había publicado una canción de cancha, pero utilizando el nombre del Presidente. Concretamente, el tuit fue "Macri te vamos a matar, no te va a salvar ni la federal (la 12)", simulando firmar con el nombre con que es conocida la hinchada de Boca Juniors.

El Ministerio de Seguridad de la Nación entendió que este comentario constituía una amenaza contra la integridad física del Presidente y, por dicho motivo, formuló la denuncia que derivó en el encarcelamiento del joven, quien luego pidió disculpas y declaró que había sido un comentario inofensivo sin ninguna intencionalidad criminal.

Este 20 de noviembre otro usuario, identificado como @bartolomerulli, ha hecho saber mediante esta red social que la Policía Federal lo denunció por el mismo delito por el que originalmente se denunció a Lucero. ¿Por qué? ¿Porque replicó el comentario de Lucero incorporándole la leyenda “van a meternos presos a todos?”.

Lamentablemente, pareciera que la respuesta del Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich es afirmativa y que se denunciará penalmente a todo aquel que exprese el rechazo a las medidas persecutorias de la Ministra.

Queda claro que estos comentarios inofensivos no constituyen amenazas reales en lo más mínimo. Pero además está claro que hay una evidente “doble vara” para juzgar las agresiones como amenazas en algunos casos, mientras que en otros son tomadas con liviandad e incluso fogoneadas (bien vale recordar que el propio Presidente dijo, a propósito de las amenazas anónimas recibidas por el dirigente sindical Roberto Baradel, que “no necesita que nadie lo defienda”).

Por estos motivos, ambas denuncias constituyen no sólo un acto desmedido sino además constituyen un caso de persecución ideológica y amedrentamiento, lo cual amerita nuestra preocupación y repudio.