Primero: Exhortar al Poder Ejecutivo a regularizar a la brevedad el funcionamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) mediante la ejecución del presupuesto asignado a ese organismo por ley 27467, para garantizar el normal desarrollo de las actividades de los Institutos, el cumplimiento de proyectos aprobados y la actualización de salarios y becas.

Segundo: Instarlo a que normalice la situación del Directorio del Conicet, cuyos miembros, electos en mayo de 2018, aún no han sido designados.

Tercero: Solicitar que arbitre los medios para otorgar una prórroga de las becas de los postulantes que quedaron excluidos del ingreso a la Carrera del Investigador Científico y Técnico hasta la resolución del próximo concurso; el cual deberá contemplar un aumento sustancial en el número de vacantes a fin de retomar la senda de crecimiento del número de investigadores del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.

Señor presidente:

Nuestro país está atravesando una nueva crisis, producto de las políticas neoliberales y medidas de ajuste que llevó adelante este gobierno desde que asumió el control de la administración nacional en diciembre de 2015. Una crisis que se evidencia en cada una de las actividades que hacen al desarrollo y funcionamiento de la sociedad, en cada uno de los argentinos que no puede hacer frente a los tarifazos, a la devaluación, a la inflación, al desempleo, al cierre de fábricas y comercios. Las medidas de ajuste y la falta de credibilidad del gobierno en vez de paliar esta situación no hacen más que profundizarla; sin embargo, nadie podría estar sorprendido de la situación en la que nos encontramos: esta es la crónica de una crisis anunciada. El gobierno repite las recetas que en los noventa desembocaron en el estallido social de 2001.

Por supuesto que el ámbito de la ciencia y la tecnología no puede escapar a esta realidad. Es, muy por el contrario, uno de los sectores más golpeados por las políticas de ajuste, los recortes presupuestarios y la falta de financiamiento. Muchos de los centros e institutos de ciencia y tecnología no cuentan con los recursos necesarios para garantizar su funcionamiento. La reducción de personal ha terminado en el cierre de centros de transferencia tecnológica o los ha dejado operativamente inútiles.

Las políticas de los noventa llevaron al desmantelamiento del sistema de ciencia y tecnología. La famosa frase del ministro de Economía Domingo Cavallo, que mandó a los científicos “a lavar los platos” es hasta el momento la metáfora más contundente de lo que significaron las políticas neoliberales y los ajustes en áreas claves para el desarrollo nacional. Nuestro país vivió la pérdida de todos los recursos invertidos en la formación de científicos que, al no tener posibilidades de trabajo y desarrollo se vieron obligados a abandonar el país. Comenzaba, nuevamente, la fuga de cerebros de la Argentina: una diáspora de científicos e investigadores que eran recibidos con los brazos abiertos por los países desarrollados.

A partir del año 2003, los argentinos nos propusimos reconstruir el sistema científico y tecnológico a través de la inversión pública y con la convicción de que sería ese sector el que traería los desarrollos capaces de generar riqueza para todos los argentinos. Además de incrementar de forma escalonada y constante el porcentaje del PBI destinado a ciencia y tecnología, se implementó el Programa Raíces para repatriar a los científicos que se habían ido de nuestro país. También se aumentaron, año tras año, la cantidad de becas asignadas a estudiantes de la carrera de doctorado y los ingresos a la carrera de investigador científico. Se puso en marcha el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, titulado Argentina Innovadora 2020, que impulsó el desarrollo inclusivo y la generación de valor en la producción argentina a partir de la ciencia, la tecnología y la innovación productiva. Este plan se proponía seguir incrementando la cantidad de científicos argentinos. La planta de científicos del Conicet pasó de 3.000 a 10.000 miembros en doce años.

El presupuesto destinado a la finalidad ciencia y técnica cayó al 0.256% del Producto Bruto Interno en 2018. Entre 2010 y 2015 se ubicaba cerca del 0.35% (estas cifras, y las que mencionamos más abajo, están calculadas considerando el monto efectivamente gastado en cada año, que no necesariamente coincidió con lo indicado en la correspondiente Ley de Presupuesto). Esta situación parece empeorar aún más en 2019. A la degradación del Ministerio a secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva se le suma el abandono de los planes de crecimiento establecidos por el Plan Argentina Innovadora 2020 y el deterioro institucional de los organismos del sector, particularmente del Conicet.

El porcentaje del presupuesto del Conicet destinado a gastos de funcionamiento, infraestructura y ejecución de proyectos se redujo al 4.5% del total en 2017, al 5% en 2018 y, probablemente caiga por debajo del 4% del total en 2019. El Directorio del Conicet ha resuelto dejar de financiar reuniones científicas y ha suspendido el pago de proyectos que, como los de Unidades Ejecutoras, fueron presentados en 2016 como banderas de la actual gestión.

A la sombría situación del Conicet se suma la parálisis de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), el único organismo estatal que financia proyectos de investigación científica y tecnológica a nivel nacional. El presupuesto de la Agencia se ha reducido, en valores reales, a menos de la mitad del asignado en 2015

Lamentablemente, este gobierno suspendió la aplicación del Plan Argentina Innovadora 2020 a partir del año 2016. La incorporación de investigadores en el Conicet se redujo al 40% de lo previsto y se dejó de incorporar personal en el resto de las instituciones del sistema.

Las políticas que lleva adelante el gobierno nacional son las mismas que se llevaron a cabo en los años noventa y cuentan con el rechazo de toda la en la comunidad científica. Como ejemplo está la declaración firmada en octubre de 2018 por el 90% de quienes dirigen Institutos dependientes del Conicet, apoyada por miles de integrantes de la comunidad científica nacional e internacional, entre ellos 21 premios Nobel de disciplinas como la física, la química o la medicina.

Hoy tienen en decoro de no mandar a lavar los platos a nuestros científicos, pero los efectos de la falta de financiamiento son los mismos: la incapacidad de los centros e institutos de realizar su actividad cotidiana, la falta de recursos para las investigaciones y, lo más grave de todo, la emigración de científicos e investigadores formados con recursos argentinos que no encuentran lugar para trabajar en nuestro país. La reducción en el número de vacantes para las becas de la carrera de investigador científico obtura el acceso al sistema de ciencia y tecnología de miles de jóvenes formados en universidades públicas con recursos públicos, y los obliga a aplicar a becas en otros países, llevándose con ellos el conocimiento adquirido en años de formación y los recursos empleados en ello. El Conicet informó que sólo el 17% de los aspirantes a ingresar a la CIC fueron admitidos en el organismo: más de 1500 jóvenes, con una formación de excelencia en la que el estado invirtió durante más de doce años, quedaron afuera del sistema.

Los efectos de la crisis presupuestaria se agravan por el deterioro institucional que sufre el Conicet con la falta de designación de los doctores Alberto Kornblihtt y Mario Pecheny, electos en mayo de 2018. Esta falta de compromiso con la institucionalidad del Conicet ya tiene su antecedente en las elecciones de 2016, en las que tampoco designo a los miembros electos.

Es imperioso que el Ejecutivo cumpla al menos con el financiamiento del sector acordado con este Congreso en el presupuesto nacional, así se lo exigimos como órgano legislativo; que no demore las partidas para cada centro e instituto de investigación; que normalice la situación institucional del Conicet, designando a los directores electos hace más de un año; y que genere un aumento sustancial en el número de vacantes para ingresos a la carrera de investigador científico, con el fin de retomar la senda de crecimiento del número de investigadores del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares que me acompañen en la aprobación de este proyecto.