Declarar de interés de esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación el proyecto cultural y arquitectónico para reconvertir en un espacio de producción de industrias culturales y diseño los galpones portuarios del Parque a la Bandera, en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe.

Señor presidente:

A lo largo de la historia, la cultura y la economía fueron dos términos que teóricamente no podrían unirse nunca. Los padres de la economía clásica consideraban que las actividades culturales no tenían capacidad de contribuir a la riqueza de la nación, ya que pertenecían al ámbito del ocio. En su visión, la cultura no era un sector productivo. Los parámetros básicos de medición económica de las actividades productivas, seguían siendo los de valor de uso y de cambio. Sin embargo, con la cultura se incorporaba otro valor, diferente o complementario de aquellos, el valor simbólico (ideas, creencias, costumbres). Más adelante, diversos estudios comprobaron que la cultura no sólo era rentable para el sector privado, sino que el conjunto de sus actividades, producciones y servicios, representaba una fuente de recursos para las propias finanzas del Estado (1) . Al respecto el economista Bernardo Kliksberg expresa: "La crisis del pensamiento económico convencional abre una oportunidad para que, en la búsqueda de un pensamiento más comprensivo e integral del desarrollo, se incorporen en plena legitimidad sus dimensiones culturales" (2) .

Actualmente, es innegable que la cultura desempeña un papel importante en la economía, el empleo y en las políticas de desarrollo, muestra de ello es que a principios de los años 90, el Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP) con la cooperación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), financiaron el primer estudio sobre la dimensión económica y social de las Industrias Culturales (IC) con el fin de mejorar las políticas y la legislación entonces existente.

La Oficina Regional de Cultura para América Latina y el Caribe de la UNESCO (3) define las IC como "aquellas industrias que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos que son inmateriales y culturales en su naturaleza. Estos productos normalmente están protegidos por copyright y pueden tomar la forma de bienes o servicios. El concepto de industrias culturales, también llamadas industrias creativas o industrias de contenidos, incluye la impresión, publicación, multimedia, audiovisuales, productos fonográficos y cinematográficos, así como artesanías y diseños. Para algunos países este concepto también abarca la arquitectura, las artes visuales y de performans, deportes, manufactura de instrumentos musicales, anuncios y turismo cultural". Por lo tanto, cuando hablamos de IC, hablamos de radio, televisión, libros, revistas, prensa, música, cine y video.

En los años noventa, cambia radicalmente la estructura de las IC con la aparición de equipamientos multimedia, la digitalización de los formatos y los logros en las tecnologías de telecomunicaciones. Nuevos sistemas permiten, al menos en teoría, producir, reproducir y distribuir bienes y servicios culturales cada vez más rápido y a menor coste para una demanda siempre en aumento (4) .

En este contexto, es preciso focalizar los esfuerzos en la adaptación de las infraestructuras necesarias para la implantación y crecimiento de este tipo de industria.

Resulta imprescindible la conformación de un espacio donde se conozcan las producciones culturales de todas las regiones de la provincia de Santa Fe, se pongan en valor y se produzcan nuevas manifestaciones, como consecuencia de la interrelación de las distintas regiones. Este espacio se encontrará en los galpones portuarios del Parque a la Bandera que serán transformados para la producción de IC y diseño y se llamará "Franja o Ribera Joven".

La concreción del plan director para la reutilización de este predio fue el resultado del trabajo conjunto entre la provincia y el municipio. El proyecto consta de dos etapas, primeramente se contempla el reacondicionamiento del entorno, mobiliario urbano, luminarias y accesos. Luego se pondrá en marcha el remozado interior de los galpones.

El galpón 11 estará dedicado a la cultura urbana, con recitales en vivo, una escuela de rock y otra de artes urbanas, talleres de malabares, trapecio y clown. El lugar constará de dos plantas, ya que tiene un sótano de 2 mil metros cuadrados de superficie donde se montará un campamento digital con salas de grabación de audio y video, e informática aplicada al sonido.

En el galpón 13 se montará una fábrica cultural similar a la escuela Bauhaus alemana. La idea es promocionar el diseño y las artes en un lugar donde todos van a poder contribuir a la elaboración de objetos. La gente podrá participar junto a profesores y diseñadores y además habrá visitas escolares.

En el galpón 15 habrá un salón de usos múltiples no apto para fiestas sino para exposiciones de libros, discos y obras de arte.

El galpón 17 contará con un sector para concesionar un restaurante y bar con espectáculos musicales y una disquería. El resto estará destinado a las industrias culturales regionales como las editoriales de la Municipalidad, las universitarias y aquellas que están por fuera del circuito comercial.

La idea es que todas las propuestas que estarán sobre el río sigan un eje de programación conjunta, entre el Macro, la Isla de los Inventos, el Parque España, el Centro de Expresiones Contemporáneas y los galpones de la ribera joven, para luego conectar con el futuro Puerto de la Música. Por otra parte, el proyecto contempla la continuidad de la calle Buenos Aires hasta el río.

Es insoslayable la contribución que las IC generan en las economías nacionales y el comercio internacional. Según estadísticas del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), nueva herramienta de gestión cultural electrónica creada por la Secretaría de Cultura de la Nación, las IC en nuestro país representan aproximadamente el 3% del PBI y en términos de generación de empleo, estiman que a nivel nacional alcanza 200.000 puestos de trabajo (aproximadamente el 2% del total nacional).

Asimismo, las IC son fundamentales en la promoción de la diversidad cultural, creando un acceso democrático a la cultura y posibilitando la creación de canales de integración.

Si bien en esta iniciativa tendrán un papel central los jóvenes, quienes tienen necesidades socioculturales específicas y en consecuencia, deben tener políticas específicas, el proyecto es de carácter intergeneracional. Se trata de convertir el aprendizaje en un puente entre generaciones y proporcionar las oportunidades para que tanto jóvenes como mayores se apropien de estos espacios de expresión y sean participantes activos.

Por todos los argumentos expuestos, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.