Institución del día 26 de Junio como el Día de la Protesta Social.

ARTÍCULO 1.- Declarase el día 26 de junio como el "Día Nacional de la Protesta Social" en memoria y homenaje a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.

ARTÍCULO 2.- La fecha queda incorporada al calendario de actos y conmemoraciones oficiales de la Nación.

ARTÍCULO 3 - El Ministerio de Educación de la Nación coordinará con las diferentes autoridades provinciales y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la inclusión de este acontecimiento en los planes de estudio, según corresponda en cada nivel y adaptado a los diferentes distritos del país.-

ARTÌCULO 4 - Invitase a los Gobiernos de las Provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley e incorporar la fecha al calendario de conmemoraciones educativas de cada jurisdicción.-

ARTÍCULO 5.- Comuníquese al Poder Ejecutivo

Señor presidente:

Este año se conmemoran diez años del asesinato de Darío Kosteki y Maximiliano Santillán. Ambos junto a diversas organizaciones sociales fueron salvajemente reprimidos cuando se encontraban cortando el Puente Pueyrredón en señal de protesta. Tras recibir varios disparos, Maximiliano Kosteki, agonizó hasta fallecer y Darío Santillán fue fusilado por la espalda cuando intentaba auxiliarlo.

Hoy, diez años después, la herida sigue latente en cada ciudadano. Es así que se considera sumamente importante instituir esta fecha como el Día de la Protesta Social, cristalizando aquel momento histórico en que diversas organizaciones sociales salieron a la calle en repudio de aquella profunda crisis económica, social y política en que el país se encontraba sumido.

La conocida Masacre de Avellaneda, fue la respuesta de las autoridades a la protesta social, dejando el lamentable saldo de dos jóvenes asesinados y decenas de heridos de bala. Diversos organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, políticas, sindicales, culturales y familiares de Kosteki y Santillán suelen realizar diversas actividades con el objetivo de reclamar justicia y mantener la memoria sobre aquellos sucesos que marcaron la historia política nacional reciente.

En este contexto, se inscriben las conocidas vigilas en las vísperas de cada 26 de junio, las jornadas musicales, artísticas, los diversos murales y un sinnúmero de formas de expresión que reclaman justicia y recuerdan aquel día tan doloroso.

Conmemorar el 26 de junio como el Día de la Protesta Social es una forma más de garantizar el recuerdo de estos jóvenes, siendo un homenaje tanto para ellos como para sus familias, víctimas de la imprudencia y la impunidad.

De ninguna manera puede ignorarse la brutalidad en el accionar de las fuerzas policiales para con los diversos grupos militantes en aquel momento. La democracia debe garantizar el derecho de expresión a cada persona que viva o habite el suelo argentino, siendo sumamente repudiable la criminalización de la protesta como ha sucedido en dolorosas ocasiones

Con el objeto de aunar las voces en el reclamo de justicia, en memoria de los jóvenes fallecidos y de los más de treinta heridos, es inminente dejar sentado en la legislación aquello que ya está establecido en la sociedad civil. El recuerdo de aquellos días caóticos para el país, muestra, sin embargo, un momento cúlmine en base a la sensibilidad social y solidaridad colectiva. Estos hechos, sumados a otros de la historia de nuestro país, han grabado en el corazón del pueblo el completo repudio a la represión, a la intolerancia política y sembrado un profundo compromiso de la defensa de la libertad de expresión y de todos los demás derechos políticos y sociales conquistados.

Lamentablemente, nada modifica lo acontecido. Empero, a la hora de escribir el futuro es perentorio el avance en materia de reconocimiento, aceptación y autocrítica del pasado, para así poder avanzar como sociedad en la construcción de un presente y futuro mejor. La memoria es un signo vital de un pueblo y clave para su desarrollo como comunidad. Conmemorar cada 26 de junio el Día de la Protesta Social se vuelve interpelante desde lo simbólico, apostando a la introducción en el discurso cotidiano de la importancia de la tolerancia en un ámbito democrático así como también, de la legitimación de la protesta social y la libertad de expresión como derechos fundamentales. De este modo el recuerdo de los trágicos sucesos no quedará relegado a las organizaciones sociales y a las actividades que las mismas organicen, sino que se arraiga en el calendario de la Nación, de cada miembro, de cada habitante, y se vuelve constructor de una ciudadanía activa, solidaria y movilizada.

Por lo expuesto anteriormente y por la importancia que reviste este acontecimiento, se solicita la aprobación de presente Proyecto.