Artículo 1º - Apruébase el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, adoptado por la 56ª Asamblea Mundial de la Salud, en Ginebra -Confederación Suiza- el 21 de mayo de 2003.

Articulo 2º - Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.

Señor presidente:

Este proyecto tiene como antecedente el Expediente 0395-D-2010, que ha perdido estado parlamentario.

En el contexto del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco (CMCT), el presente proyecto tiene como objeto ratificar nuestro compromiso internacional, adoptando las medidas legislativas correspondientes a fin de reducir el consumo de tabaco y la exposición al humo del tabaco, y de esta manera garantizar el derecho a la salud en el mundo y nuestro país.

En mayo del 2003, en la 56º Asamblea Mundial de la Salud, fue aprobado el Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, considerado el primer tratado mundial de salud pública en la lucha contra la propagación de la epidemia de tabaquismo en el mundo. El convenio tiene como objetivo "proteger a las generaciones presentes y futuras contra las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de las exposición al humo de tabaco proporcionando un marco para las medidas de control del tabaco que habrán de aplicar las Partes a nivel nacional, regional e internacional a fin de reducir de manera continua y sustancial la prevalencia del consumo de tabaco y la exposición al humo de tabaco." (Artículo 3º, CMCT)

Desde su entrada en vigor en febrero del 2005 a la actualidad, 168 países firmaron el convenio y 162 lo han ratificado. En el caso de la Republica Argentina, en septiembre del 2003 el Poder Ejecutivo suscribió al CMCT. En virtud de ello, la Presidencia sometió a consideración del Congreso Nacional un proyecto de ley tendiendo a la aprobación de dicho Convenio que, por falta de tratamiento en el recinto del Senado, perdió su estado parlamentario. En igual sentido, ante esta Cámara de Diputados, se han presentado varios proyectos de adhesión pero ninguno tuvo éxito. Si bien, algunas provincias y municipios cuentan en sus estructuras jurídicas con herramientas legales que promueven los ambientes libres de humo, aun carecemos de una ley nacional que contemple iniciativas similares. Hoy, a casi 7 años de aquel acto, nuestro país es uno de los pocos Estados en el mundo que todavía no aprobó dicho tratado.

Esta indiferencia internacional que caracteriza a la Argentina, resulta más preocupante cuando se advierten algunos datos que describen la situación epidemiológica en el mundo y nuestro país.

El consumo de tabaco es considerado mundialmente como una de las principales causas de muertes evitables y prevenibles, de enfermedades y discapacidades. Entre las causas más comunes de defunción como consecuencia del tabaquismo se encuentran el cáncer, las enfermedades del corazón y arterias y las patologías respiratorias.

Respecto a las características del consumo, se estima que en planeta existen "1.300 de fumadores (un tercio de la población mundial). De éstos, 1000 millones son hombres y 300 millones son mujeres. Se prevée que en el año 2.025 habrá más de 1.600 millones de fumadores. Si las tendencias actuales se mantienen (los hombres fuman menos y las mujeres fuman más), para el 2025, el 20% de los hombres y el 20% de las mujeres (532 millones de mujeres) serán fumadores." (1)

Otra cifra llamativa es el aumento considerable de consumo de tabaco entre jóvenes, con elevados porcentajes en la edad de inicio muy temprana. Según la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adolescentes (ENTA) (2) en Argentina en el año 2007, "la prevalencia de consumo de tabaco en el país arrojó que el 52% de los alumnos encuestados había probado fumar cigarrillo alguna vez, aunque sea una o dos pitadas. La prevalencia en la Provincia de Buenos Aires fue del 53%, mientras que en la Ciudad Autónoma fue del 45,6%. A nivel nacional la prevalencia de mujeres que probaron fumar fue mayor que la de los hombres, siendo la tasa de respuesta de un 54,8% y 48, 9% respectivamente. En todas las jurisdicciones la prevalencia de tabaquismo fue mayor en mujeres. A su vez, el mayor porcentaje de adolescente de nuestro país prueba fumar por primera vez entre los 12 y 13 años (44,5%), mientras que un 21% lo hace a los 11 años o menos". (3)

En el mundo, la OMS afirma que "cada día, 100 mil jóvenes (de los cuales 80% viven en países en desarrollo) comienzan a fumar." (4)

La mayoría de los expertos en la materia observan la importante influencia de la propaganda consumista por parte de las industrias tabacaleras destinada mantener la adicción sobre este grupo etáreo, a fin conseguir nuevos mercados y potenciales fumadores, con el objetivo final de incrementar sus resultados económicos. De ello se desprende la relevancia de la implementación de mecanismos adecuados de control, restricción y prohibición de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.

Somos conciente que la rentabilidad del sector económico relacionada a la industria del tabaco es el principal obstáculo para la implementación de una Ley Nacional de Control del Tabaco. Sin embargo, como legisladores es nuestra responsabilidad preservar y garantizar primordialmente la salud y bienestar de los habitantes de nuestro país.

En Argentina, los efectos adversos del tabaco en la mortalidad de la población son significativos. "Si bien en el 2004 se observó una disminución en el consumo respecto a las encuestas anteriores, actualmente fuma el 34 % de la población adulta. El 23% de los adolescentes de 12 a 14 años y el 40 % de los de 15 a 18 años, con un claro predominio femenino en edades tempranas. Cada año mueren 40.000 argentinos debido a enfermedades directamente relacionadas con el consumo de tabaco." (5) .

Y aun cuando los datos son desalentadores respecto a la prevalencia de consumidores de tabaco, también existe un porcentaje de la población que desea abandonar con su adicción. Así fue informado por especialistas en una nota publicaba en el diario Clarín, el día 21 de febrero del corriente año. Según la publicación, "por cada persona que deja de fumar hay 100 chicos que empiezan. En la Argentina, cada año más de 600 mil personas intentan dejar el vicio. Pero solo el 3% lo logra. Aunque los tratamientos son caros, desde el 2005 la venta de fármacos antitabaco creció 18 veces." Y continua: "Las ganas de abandonar el vicio se ven reflejadas en las ventas de estos remedios y tratamientos: en apenas cuatro año creció 18 veces, según datos de la consultora IMS Health, especializada en auditar las ventas de los laboratorios. Los registros indican que en 2005 en el país se vendieron 20.636 unidades que corresponden a cajas y blísteres de chicles, parches, spray de nicotina, y también vareniclina. El año pasado, la cifra trepó a 377.848 unidades. Un aumento enorme: 1.731 %. La venta del último año representa nada menos que $ 20,1 millones" (6)

También cabe destacar otro factor importante como es el tabaquismo pasivo. La exposición al humo ambiental del tabaco (HAT) de manera involuntaria constituye un serio problema de salud pública, ya que representa un riesgo de morbimortalidad sobre la población no fumadora, "aumentando en un 20-30% las probabilidades de cáncer de pulmón y enfermedades coronarias" (7) . En este caso, la situación en el país resulta igualmente preocupante para los fumadores pasivos. Entre las medidas más recomendables y con resultados exitosos se incluye la implementación de espacios libres de humo.

Frente a esta realidad y las graves consecuencias sanitarias que constituye el tabaquismo, es que debemos exhortar a los poderes públicos a tomar las medidas pertinentes para revertir la situación. En este sentido, el Convenio prevé una serie disposiciones tendientes al control del tabaco. Entras las mismas se destacan las medidas relacionadas con la reducción de la demanda de tabaco, como por ejemplo las políticas tributarias, la protección contra la exposición del tabaco, la reglamentación del contenido de los productos de tabaco y su divulgación. Además, promueve la adopción de acciones sobre leyendas y advertencias sanitarias, sobre empaquetados y etiquetados de los productos de tabaco y la utilización de instrumentos de comunicación para la educación, formación y concientización del público. Este último punto resulta de suma importancia debido al carácter de droga legal del tabaco y de gran aceptabilidad social de su consumo y adicción.

Por otra parte, los países adherentes se comprometen a adoptar las medidas relacionadas con la reducción de la oferta de tabaco, instando a los países a combatir el comercio ilícito de productos de tabaco; la venta a menores y por menor y apoyar las actividades alternativas económicamente viables para los trabajadores, los cultivadores y eventualmente, los pequeños vendedores de tabaco.

Asimismo, las disposiciones previstas en materia de colaboración y cooperación internacional entre las partes, y el reconocimiento a la necesitada de asistencia técnica y financieras, es una ayuda valiosa a la hora de afrontar las dificultades sociales y económicas que pueden surgir a mediano y largo plazo los programa de control de tabaco en algunos países en desarrollo.

En síntesis, estamos convencidos que este Honorable Congreso no puede ser ajeno a esta problemática y resulta inmediato poder dar una respuesta al consumo del tabaco en nuestro país. La aprobación del presente convenio es la herramienta que nos permitirá adoptar una política integral en el control del tabaquismo y de esta manera garantizar el derecho a la salud y bienestar de las personas.

Por lo expuesto, solicito a mis pares que me acompañen en el presente proyecto de ley.