Su enérgico repudio ante el doloroso atentado perpetrado contra una escuela en la ciudad de Jerusalén y que quitó la vida de ocho estudiantes, socavando los negociaciones de paz llevadas a cabo entre las partes en conflicto.

Señor presidente:

Mucho tenemos que lamentar el peor ataque perpetrado en de dos años en el Estado de Israel y que costara la vida de ocho adolescentes israelíes.

Este terrible atentado realizado en una escuela, demuestra el costado más doloroso del conflicto que tiene lugar en la región desde hace mucho tiempo, y el desprecio por la vida humana que guía las acciones de los diferentes grupos en conflicto.

No sólo queremos expresar nuestro más enérgico repudio a este ataque contra la vida humana, sino que además contemplamos el dolor de las familias que han perdido a sus seres queridos en este atentado.

No hay explicación alguna ante la barbarie cristalizada en actos como el ocurrido, y aún justificación posible cuando se desprecia tan profundamente la vida humana.

Por tal motivo, abogamos desde nuestro más profundo compromiso por todo proceso de paz y no violencia que tienda a la resolución pacífica de los conflictos.

La paz y la no violencia, constituyen mecanismos de resolución de conflictos idóneos para lograr acuerdos duraderos y estables que permitan una convivencia democrática en la cual se respete la diversidad y se posibilite la implementación de políticas que integren todos los intereses en conflicto.

En una estremecedora alegoría, que interpela la realidad violenta que nuestro mundo debe afrontar, Camus escribió:

"Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esa muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir a una ciudad dichosa".

Por los motivos antes expresados, Sr. Presidente es que solicito aprueben el presente proyecto de declaración.