Expresar repudio a las declaraciones del Ministro de Defensa Oscar Aguad, que faltan el respeto a la verdad histórica al decir que "lo de los carapintadas es cosa vieja. Fue un acontecimiento chiquito, que yo no creo que haya puesto en jaque a la democracia".

Señor presidente:

Este proyecto tiene por objetivo repudiar las declaraciones públicas del Ministro de Defensa Oscar Aguad, quién manifestó que “lo de los carapintadas es cosa vieja. Fue un acontecimiento chiquito, que yo no creo que haya puesto en jaque a la democracia".

Estas declaraciones son un claro ataque a la memoria y la verdad histórica, en cuanto intentan ocultar un moomento que fue crucial en la vida democrática de nuestro país.

El intento de minimizar lo sucedido aquellos días de Semana Santa de 1987 es relativizar la importancia y el valor que tuvieron Alfonsín como presidente y la sociedad civil en su conjunto, en la defensa de la democracia.

En la Semana Santa de 1987, los sectores golpistas, entre los que se encontraba Rico, tuvieron la clara intención de desestabilizar al gobierno democrático de Alfonsín sabiendo que todavía conservaban un poder latente.

La sociedad de 1987 tuvo el valor de acompañar al liderazgo del Presidente Alfonsín y se logró desactivar ese intento de golpe, en lo que significó el fortalecimiento del sistema democrático que todavía hoy gozamos y que seguimos eligiendo como medio de vida.

Por eso son repudiables las declaraciones de Aguad, en tanto Ministro de la democracia. Sus dichos son una ofensa para los dirigentes y para la sociedad que atravesaron horas duras y que supieron sortear el desafío sin derramar sangre. Pero más allá de eso son una verdadera ofensa para todo el pueblo argentino.

No hay lugar para relativizar los intentos de golpes, menos de aquellos sectores corporativos que tantas veces afectaron a la democracia argentina. Para la historia argentina no fue un hecho menor el movimiento carapintada y el intento de hacer de ese momento un pasaje irrelevante en la historia es una clara muestra de falta de afecto a los valores democráticos.

Es indispensable que la dirigencia política rechace de plano este tipo de declaraciones e incrementemos el compromiso en la defensa de la democracia que tenemos y logramos conseguir.

Cualquier intento de justificación a sus dichos denota una mera especulación, ya que el fiel reflejo de sus pensamientos es lo primeramente expresado. Por eso, nuestra labor es marginar estas expresiones y poner bien en evidencia que nuestra defensa es a los ideales democráticos y no vamos a estar de acuerdo con aquellas personas que atentaron o quisieron atentar contra la democracia, ni con funcionarios que los defiendan.

Es por los motivos antes expuestos que solicito a mis colegas acompañen el presente proyecto.