Diputados
Foto Diputada de la Nación Cecilia Moreau

Cecilia Moreau

Diputada de la Nación

UNIÓN POR LA PATRIA

Período: 10/12/2023 - 09/12/2027

PROYECTO DE LEY

Expediente: 2983-D-2016

Sumario: RUTA NACIONAL Nº 237, TRAMO QUE UNE EL PARAJE ARROYITO CON EL ACCESO A VILLA RINCON CHICO, DE LA RUTA NACIONAL 40, EN LA PROVINCIA DEL NEUQUEN. SE DESIGNA CON EL NOMBRE DE "DON JAIME FRANCISCO DE NEVARES".

Fecha: 26/05/2016

Publicado en: Trámite Parlamentario N° 60

Proyecto
ARTICULO 1: Denominar al tramo de la Ruta Nacional 237, Km. 1270, que une el paraje Arroyito, con el acceso a Villa Rincón Chico Km 1451, de la Ruta Nacional 40 en la Provincia del Neuquén, con el nombre “Don Jaime Francisco De Nevares”.
ARTICULO 2: Comuníquese a las Autoridades de Vialidad Nacional y demás organismos.
ARTÍCULO 3: De forma.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


La Ruta Nacional 237 atraviesa el departamento Confluencia hasta el departamento Los Lagos en la Provincia del Neuquén, y une la Ruta Nacional 40, que nos comunica con el sur de la Patagonia, y hasta con el vecino país de Chile, a través del paso Cardenal Samore.
Esta ruta tomó relevancia con la construcción de la represa hidroeléctrica Chocón – Cerros Colorados, cuya obra duró más de nueve años, desde 1968 hasta 1977, que fue el año en que se puso en marcha el sexto generador.
Por aquel entonces, mucho se habló de la gran obra del siglo como la denominara quien fuera el Presidente de facto Juan Carlos Onganía. La obra atrajo a esta región a miles de hombres y mujeres de todo el país, y también de los países limítrofes como Chile, Bolivia y Paraguay; fue un gran despliegue de recursos, maquinarias y trabajadores que venían a poblar esa zona desértica. Y es allí donde Don Jaime con su impronta, su inclaudicable actitud de lucha por la justicia, y los derechos durante las convulsionadas décadas de 1960, 70 y 80, comienza su labor de caminar al lado de la gente.
La impronta, la actitud aludida, quedó marcada en la historia de Neuquén, de la Nación, en una época muy difícil para los guardianes y defensores de los derechos humanos. Su labor eclesiástica siempre tuvo el foco en lo social, en la opción por los más humildes, en los pueblos marginados y arrinconados como las comunidades aborígenes, de quienes se erigió como su gran defensor y vocero. Decía Don Jaime en uno de sus tantos reclamos: “los arrinconan contra las piedras de las montañas y. ¿qué pretenden que cultiven allí?, más piedras.”
Su figura, su carácter, y su proceder, fueron inquebrantables en la defensa de los más necesitados desde el primer día de su sacerdocio, y como primer obispo de la provincia del Neuquén consagrado por el Papa Juan XXIII.
Su vida fue su obra; perteneció a la generación de jóvenes que a pesar de poseer una posición pudiente, optaron por la lucha y la defensa de los pobres, los marginados y los trabajadores.
El repaso de su historia nos lleva al 25 de noviembre de 1951 cuando fue ordenado sacerdote a los treinta y seis años.
Se graduó de abogado y teólogo.
Entre los años del 1951 y 1955 fue designado: Director del Colegio Salesiano La Piedad de la ciudad de Bahía Blanca, y Director del Estudiantado Filosófico y Noviciado de los Salesianos en Viedma, Provincia de Rio Negro.
En Junio de 1955 formó parte de los 38 sacerdotes del colegio Don Bosco de Bahía Blanca que fueron perseguidos, presos y encarcelados, en la unidad de esa ciudad, luego de producirse el derrocamiento del Presidente Perón.
El 12 de junio de 1961 el papa Juan XXIII lo designo obispo de la entonces flamante diócesis del Neuquén.
El 20 de Agosto se produjo su ordenación episcopal.
Don Jaime de Nevares participó como padre conciliar en las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II, alineado con las tendencias renovadoras o progresistas de aquella época.
En 1968 formó parte en la II conferencia General del Episcopado Latinoamericano que, se desarrolló en Medellín, Colombia, y que fue clave en la pastoral católica de América Latina.
Su participación en la defensa de las huelgas organizadas por millares de obreros de la construcción, durante la excavación de túneles para la cimentación de la represa El Chocón, le valió el mote de “obispo del Choconazo”.
Esta lucha obrera organizada, comenzó a fines de diciembre del 1969 y culminó el 14 de marzo de 1970. En el marco de este conflicto se vivieron momentos de mucha tensión, por una parte la posición del gobierno Nacional, por otra la de los obreros. Fueron innumerables las acciones de Don Jaime dejando claramente plasmado su acompañamiento y compromiso con los trabajadores y sus familias, motorizó la solidaridad de caravanas de hombres y mujeres para con los obreros; El conflicto término con la intervención de una fuerza integrada por ochocientos gendarmes. Los delegados que encabezaban la protesta fueron trasladados presos a Buenos Aires, y puestos a disposición del Poder Ejecutivo.
Tras la vuelta a la normalidad, los obreros fueron llamados a retomar sus puestos de trabajo, pero para sorpresa de los representantes de la empresa, más de mil ochocientos trabajadores no aceptaron retornar con las condiciones laborales que se pretendían imponer. Condiciones laborales que en la práctica significaban alojar a más de 200( doscientos ) obreros en galpones , sin agua corriente , ni baños, ni calefacción, trabajando más de doce horas diarias, sin gozar del descanso del sábado Inglés. La indumentaria de trabajo no existía, tampoco ropa adecuada para las bajas temperaturas, y para colmo no se permitían las visitas de familiares y esposas.
La mano, la voz, la inteligencia y la firmeza de Don Jaime, resultaron decisivas y fundamentales para torcer el brazo a la patronal.
Por otra parte, dispuso que ningún sacerdote de su diócesis oficiase misa en el lugar, en oportunidad de la visita de las autoridades nacionales a la Villa El Chocón.
Durante el período 1975-1983, junto con otros obispos, instaron a las autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina para que se emitieran los documentos que repudiaran las acciones de la junta militar.
En su lucha junto a los pueblos originarios adhirió al equipo diocesano de pastoral aborigen. Creó además los equipos pastorales de migraciones social y carcelaria.
Durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, fundó con dirigentes nacionales y autoridades de iglesias hermanas, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y, a posteriori, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
También en esta época lideró un grupo de obispos que se enfrentó con la dictadura militar, y denunció sin ningún tipo de inhibiciones y temores, las aberrantes violaciones a la dignidad humana perpetradas por la dictadura. Junto con otros eclesiásticos como Novak, Hesayne, constituyeron la línea más enérgica y radical del progresismo postconciliar.
En el período comprendido entre 1983 y 1995, se desempeñó como miembro de la Conadep.
El 9 de Abril de 1984 se recuerda como el día en que se conoció acaso la primera y profunda autocrítica de la Iglesia Católica Argentina y fue de la boca de Don Jaime al señalar “es necesario un examen de conciencia de la Iglesia Argentina en relación con su actitud durante la dictadura militar”.
Tampoco dejó pasar por alto la promulgación de la ley 23493 de punto final y si bien acompañó; también se diferenció con el resto de la Iglesia al expresar “Aprobar este proyecto, significará convivir con los criminales. Con esta mafia, con el poder de la fuerza, ¿qué será del País?”.
Su cuestionamiento al proceso miliar y su compromiso popular le generaron un progresivo aislamiento respecto de los círculos de la toma de decisión de la Conferencia Episcopal Argentina.
En Agosto de 1991 fue nombrado obispo emérito al tiempo que Agustín Radrizzani, lo sucedía en el Obispado de la diócesis de Neuquén.
Se retiró a la parroquia de San Cayetano, sito en el barrio Parque Industrial, barrio que tras su fallecimiento lleva su nombre.
En Abril de 1994 fue elegido Convencional Constituyente para la reforma de la Constitución Argentina por mayoría absoluta en la Provincia, pero renunció a su cargo haciendo severas denuncias contra la Convención.
Falleció el 19 de mayo de 1995 en la ciudad de Neuquén, tras una larga enfermedad.
Esta denominación pretende ser un reconocimiento a la entrega y a la enseñanza del camino a recorrer. Transitó, acompañó, y vio crecer a la Provincia del Neuquén que era tan incipiente como el comienzo de su obispado, recorrió todos los rincones de la provincia, y recogió el afecto y el cariño de todo un pueblo. Caminó tierra adentro, caminante incansable que supo ganarse la confianza y el cariño de todos los pueblos originarios del Neuquén. Su obra está marcada por cada paso y cada huella por donde anduvo.
Como símbolo de su enseñanza pastoral, en su sepelio lo que más llamó la atención, a todos los que fueron a despedirlo fueron sus botines gastados como símbolo de lo que fue su andar por esta tierra.
Fue un gran caminante incansable forjador de la fe, la esperanza y el amor, para con los más necesitados.
Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares acompañar el presente proyecto de Ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
VILLAR MOLINA, MARIA INES NEUQUEN MOV POP NEUQUINO
MOREAU, CECILIA BUENOS AIRES FEDERAL UNIDOS POR UNA NUEVA ARGENTINA
SELVA, CARLOS AMERICO BUENOS AIRES FEDERAL UNIDOS POR UNA NUEVA ARGENTINA
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
TRANSPORTES (Primera Competencia)