Cecilia Moreau
Diputada de la Nación
UNIÓN POR LA PATRIA
Período: 10/12/2023 - 09/12/2027
PROYECTO DE RESOLUCION
Expediente: 1224-D-2016
Sumario: "PRESIDENTE DOCTOR RAUL RICARDO ALFONSIN". DESIGNAR CON SU NOMBRE AL RECINTO DE SESIONES DE ESTA H. CAMARA.
Fecha: 31/03/2016
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 21
Designar con el nombre de "Presidente Doctor
Raúl Ricardo Alfonsín" al recinto de sesiones de esta Honorable Cámara de Diputados de
la Nación.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
A siete años del fallecimiento del
Presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín creemos que es necesario rendirle un homenaje
al Padre de la Democracia.
El recinto de sesiones de esta Honorable
Cámara de Diputados de la Nación albergó al ex Presidente y además fue testigo de
muchos de los grandes hitos de su mandato, como ser la Ley de Patria Potestad
Compartida, Divorcio Vincular, la Creación del Banco de Datos Genético, entre otras.
A estas alturas de la historia es
redundante insistir en nombrar los hechos de la vida política de Don Raúl, pero
recordarla no hace mas que resaltar la importancia de su figura, que cada dia se
agiganta.
Raúl Ricardo Alfonsín nació en
Chascomús (Provincia de Buenos Aires) el 12 de marzo de 1927, hijo mayor de la
unión de Ana María Foulkes y Serafín Raúl, primer nieto y sobrino de una gran familia,
cursando sus estudios primarios en la Escuela Normal Regional de su ciudad y a los 13
años ingresando al Liceo Militar General San Martín graduándose como bachiller.
Se graduó como abogado en la
Universidad Nacional de La Plata en 1950 y comenzó su militancia desde su más
temprana juventud en las filas de la Unión Cívica Radical, destacándose como
dirigente juvenil y signado por la prédica de don Ricardo Balbín, Crisólogo Larralde y
Moisés Lebensohn, a quienes se unió en el Movimiento de Intransigencia y
Renovación.
A raíz de la denominada "Revolución
Libertadora", el golpe militar de septiembre de 1955 que derrocó a Perón y proscribió
al justicialismo, Alfonsín sufrió un corto período de prisión; siendo además que tras su
liberación se convirtió en jefe del Comité de la UCR de Chascomús y en las elecciones
generales del 23 de febrero de 1958, convocadas por el presidente militar Pedro
Eugenio Aramburu, ganó el mandato de diputado en la Legislatura provincial de
Buenos Aires.
Hasta el final del período frondizista,
truncado por el Ejército en marzo de 1962, Alfonsín renovó los puestos de presidente
de la UCR del Pueblo (UCRP) en su localidad y de Diputado Provincial, a los que sumó
el de delegado en el Comité del partido en la provincia, mientras que en las elecciones
presidenciales del 7 de julio de 1963 la UCRP se adjudicó la victoria en la persona de
Arturo Humberto Illia, mientras que Alfonsín se hizo con el escaño de diputado en el
Congreso Nacional, siendo distinguido por sus correligionarios con la Vicepresidencia
del Bloque, periodo este donde fue autor de numerosos proyectos de ley, afirmados
en una clara y dinámica visión social.
En noviembre de 1965 Alfonsín alcanzó
la presidencia del Comité radical en la Provincia de Buenos Aires e inscribió su
precandidatura a gobernador en los comicios que debían celebrarse en 1967,
truncados por un nuevo y lamentable golpe de Estado el 28 de junio de 1966, que
inauguró la dictadura reaccionaria del general Juan Carlos Onganía, hecho que
despojó a Alfonsín de su mandato legislativo y le devolvió a su despacho de
abogado.
Mientras la UCRP recuperaba el nombre
de UCR, Alfonsín comenzó a trabajar en la clandestinidad en favor de una corriente de
opinión de fuerte contenido ético y que ofreciera una alternativa a la persistente
arrogancia castrense, arriesgada labor que quedó de manifiesto cuando el 17 de
noviembre de 1966 las fuerzas de seguridad le detuvieron por breve tiempo por haber
reabierto el Comité radical en la Provincia de Buenos Aires.
Su incansable activismo dio lugar en 1970 a fundar el Movimiento de Renovación y
Cambio, el cual propugnaba frente el oficialismo balbinista una línea socialmente
progresista, aproximada a la socialdemocracia europea, comprometida con las
libertades civiles y los valores democráticos y menos conciliadora con el peronismo,
por lo que valiéndose de sus importantes apoyos en el partido y prestigiado ante los
militantes jóvenes, Alfonsín impugnó reiteradamente el liderazgo del veterano y
cuatro veces candidato presidencial fallido, las dos últimas en las elecciones
consecutivas del 11 de marzo y el 23 de septiembre de 1973, que significaron el
retorno de Perón al país y al poder tras 18 años de exilio.
Luego del fallecimiento del General
Perón y debido a la violencia desatada por la polarización social, Alfonsín co-fundó la
Asamblea Permanente por Derechos Humanos (APDH) a fin de hacer un seguimiento
de la preocupante violación de los mismos.
El golpe del 24 de marzo de 1976
perpetrado por las Fuerzas Armadas acabó con el tercer intento en dos décadas de
asentar la civilidad en Argentina y principió una etapa de terror sin precedentes, con
la finalidad última de instaurar en el país una política económica y social que no sería
posible sin una represión feroz.
En estos años aciagos,
Alfonsín alternó la defensa legal de los represaliados del régimen militar, solicitando el
hábeas corpus para detenidos sin cargos y en nombre de otros (los más)
desaparecidos, sin abandonar su activismo político, además de realizar varios viajes
en los que frecuentó a los dirigentes de la Internacional Socialista (IS), sin dejar de
divulgar su proyecto, abierto a partidos y personalidades de diverso signo, a través de
seminarios y artículos publicados en Inédito y otra revista dirigida por él mismo,
Propuesta y Control, destacándose entre una clase política temerosa de las represalias
y descorazonada ante lo que parecía la usurpación castrense del poder por tiempo
indefinido.
La muerte de Balbín en
septiembre de 1981 convirtió a Alfonsín en el principal referente de la UCR, año este
que Alfonsín publicó el libro La cuestión argentina, al que siguieron Ahora, mi
propuesta política y Qué es el radicalismo.
Durante la guerra con el Reino Unido por
las Islas Malvinas (abril a junio de 1982), provocada por los militares para distraer la
atención del público sobre la calamitosa situación económica y las violaciones masivas
de los Derechos Humanos, Alfonsín exigió a las autoridades información veraz sobre lo
que les estaba sucediendo a las tropas y fue uno de los escasos dirigentes políticos
que no se adhirió a la ola de fervor nacionalista al atisbar en la ocupación de las islas
una maniobra demagógica y pseudo-patriótica.
Tras la malhadada aventura militar,
confrontada la Junta Militar con el descrédito total de los uniformados y la situación de
crisis total que anegaba al país, el nuevo presidente, general Reynaldo Benito
Bignone, dispuso la entrega del poder a los civiles.
A nivel interno de la UCR, Alfonsín
consiguió aglutinar a todas las tendencias en torno a su programa de defensa de las
libertades cívicas y de restauración democrática sin cortapisas, siendo que el 30 de
julio de 1983 la Convención Nacional de la UCR se decantó por Alfonsín para presidir
el Comité Nacional del partido y representarlo, con Víctor Hipólito Martínez como
compañero de fórmula, en las elecciones presidenciales del 30 de octubre.
La vuelta a la democracia inspiraba un
aire de renovada esperanza para el pueblo argentino, y Alfonsín encaró su campaña
con promesas de recomponer las relaciones de la sociedad, acompañado de un fuerte
recorte en los gastos militares, donde la libertad, la paz, el respeto por los derechos
humanos y la democracia serían finalmente el reaseguro de un progreso en todos los
niveles.
El 6 de diciembre la tercera Junta Militar
de Comandantes se disolvió y el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos
Humanos, Alfonsín recibió de Bignone la banda presidencial ante una nutrida
representación exterior, incluyendo, además de varios mandatarios latinoamericanos,
a George Bush, Felipe González, Bettino Craxi, Pierre Mauroy y Mário Soares, que dejó
testimonio de la satisfacción internacional por la vuelta del orden constitucional a
Argentina.
Alfonsín empezó gobernando con talante
conciliador, tratando de proyectarse más como el jefe de un Estado que como el líder
de un partido y de superar vindicaciones y sectarismos arraigados en la política
argentina, pero sin olvidar hacer justicia con las víctimas de la dictadura, compendio
de este espíritu moralizador vino a ser la sentencia de "el pueblo unido jamás será
vencido", exclamada a la muchedumbre que lo vitoreaba en la Plaza de Mayo tras
finalizar el traspaso de poderes.
El 13 de diciembre
Alfonsín firmó el Decreto para someter a proceso ante el Consejo Supremo de las
Fuerzas Armadas a los integrantes de las tres Juntas Militares, a la sazón los
comandantes en jefe de las tres armas en cada momento, por su responsabilidad en
los homicidios, torturas y detenciones ilegales perpetrados entre 1976 y 1983, y el 22
de diciembre el Congreso derogó la vulgarmente calificada ley de autoamnistía
promulgada el 23 de marzo por la Junta Militar saliente para protegerse de una
iniciativa como la presente.
Los juicios que se
avecinaban iban a contar con el valioso aporte de la investigación realizada por la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), convocada por
Alfonsín el 15 de diciembre de 1983 y cuya presidencia se adjudicó al literato Ernesto
Sábato, derivante del comúnmente denominado informe Sábato, publicado en forma
de libro con el título Nunca más, fue entregado al inquilino de la Casa Rosada el 20 de
septiembre de 1984 y concluía con un balance provisional de 8.960 desaparecidos
forzosos durante la dictadura, aunque Amnistía Internacional estimó que el número de
víctimas superaba los 15.000, y organizaciones argentinas como Madres de Plaza de
Mayo hablaron de 30.000 represaliados entre muertos y desaparecidos.
Por otro lado, los cabecillas de las
organizaciones subversivas y terroristas, la mayoría emanadas de la izquierda
peronista, como los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), cuya
erradicación las juntas militares habían usado como justificación de los desmanes
represivos, también hubieron de rendir cuentas con la justicia.
Los tenientes generales del Ejército y ex
presidentes Jorge Rafael Videla y Roberto Eduardo Viola, el brigadier general de la
Fuerza Aérea Orlando Ramón Agosti y los almirantes Emilio Eduardo Massera y
Armando Lambruschini fueron enjuiciados a partir del 22 de abril de 1985, no solo por
derrocar a un gobierno constitucional y democráticamente elegido, sino por violar los
Derechos Humanos, concretamente por los delitos de homicidio, privación ilegal de la
libertad y aplicación de tormentos a los detenidos.
El denominado "Juicio a las Juntas"
encarnó un precedente histórico, no sólo en Argentina, sino en toda Sudamérica,
donde las sistemáticas usurpaciones del poder por los uniformados siempre habían
terminado con la impunidad de los autores.
Cuando Alfonsín ocupó su despacho en
la Casa Rosada heredó de los militares un deplorable cuadro económico: el
crecimiento era negativo, la inflación crecía a un ritmo del 20% mensual, la deuda
externa sobrepasaba los 40.000 millones de dólares y el paro oficioso afectaba al 7%
de la población activa, dificultades que el Presidente estaba resuelto a superar para
cumplir otra de sus promesas electorales, acabar con el monopolio sindical de hecho
que ejercía Central General de Trabajadores (CGT), la cual se aprestó a librar un duro
pulso con el Gobierno para defender su privilegiado estatus contra el proyecto de Ley
de Reordenamiento Sindical, norma que abría las puertas a la creación de nuevas
uniones gremiales, pero que puso en pie de guerra al sindicato que lideraban Saúl
Ubaldini y Jorge Triaca y que realizaron catorce huelgas generales a lo largo de su
gobierno.
En abril de 1986 Alfonsín sorprendió a
propios y extraños con el anuncio de un ambicioso proyecto para fundar una
"Segunda República", que pasaba por la introducción de la figura de primer ministro,
la opción del presidente a un segundo mandato, amplias reformas administrativas y el
traslado de la Capital Federal a la pequeña ciudad de Viedma, idea que fuera acogida
con frialdad u hostilidad por la opinión pública, que habló de cortina de humo del
presidente o, cuando menos, de propuesta inoportuna, pero que a la luz de los años
significaría una importante descentralización de un país que habita el 40 % de su
población en el 1% de su territorio.
Al mismo tiempo y pese a los exiguos
márgenes con que contaba, Alfonsín no descuido el capítulo social a lo largo del
sexenio, siendo las actuaciones más destacadas el Plan Nacional de Alfabetización,
premiado por la UNESCO, y el Plan Alimentario Nacional, que creó un modelo imitado
por otros países latinoamericanos y, por otra parte, el ideario progresista y laico de la
UCR tuvo una expresión en la Ley de Divorcio Vincular y Patria Potestad
Compartida.
El mandatario argentino dedicó no poco
de su tiempo a la política exterior, muy deteriorada por culpa de la Dictadura,
convirtiéndose en el presidente más viajero desde Frondizi y superándole de largo
junto a su eficiente canciller, Dante Caputo, mereciéndose destacar a la paz con Chile
a fin de resolver la acendrada disputa por la demarcación fronteriza en el canal de
Beagle, que estuvo a punto de provocar una guerra en 1978 y que suscitó nuevas
tensiones armadas en vísperas de las elecciones de 1983 mediante un plebiscito
inédito en la historia política nacional hasta nuestros días, la política especial con el
gobierno socialista de Felipe González en España, la primera visita oficial de un
presidente argentino a Estados Unidos desde 1959 - dejando claro en ella que no
apoyaba la política de la Casa Blanca de contención de las izquierdas revolucionarias
en Centroamérica -, acercamiento a la entonces URSS y en lo que respecta al
conflicto con el Reino Unido por las Malvinas, consiguiendo que de Londres la
reanudación del diálogo bilateral con exclusión del punto relativo a la soberanía de las
islas.
Asimismo merecen desatacarse
especialmente las iniciativas de integración regional con Brasil y Uruguay -
Declaración de Foz de Iguazú (1985), Programa de Integración y Cooperación
Económica (PICE) entre Argentina y Brasil, Acta de Integración y Cooperación
Argentino-Brasileña (1986), Tratado de Integración, Cooperación Económica y
Desarrollo (1988), Acta de Alborada (1988) entre Argentina, Brasil y Uruguay -,
piedras fundamentales de un andamiaje que iba a cristalizarse en 1991 en el Mercado
Común del Sur (MERCOSUR).
Alfonsín fue el primer mandatario desde
1916 en entregar el poder a un candidato electo de distinto partido, y su presidencia
restauro y consolido la democracia en Argentina, acabando con el aislamiento
internacional y proyectando la misma a los países vecinos.
Tras dejar el poder en
1992 puso en marcha la Fundación Argentina para la Libertad de Información (FUALI),
centro de estudios con el que en los años siguientes publicó sus libros, pródigos en las
autojustificaciones y reivindicaciones típicas de los antiguos estadistas, Alfonsín
responde y, ya en 1996, Democracia y Consenso.
El 17 de junio de 1999 Alfonsín sufrió un
accidente en automóvil en la Provincia de Río Negro haciendo lo que hizo toda su vida,
recorrer el país con su discurso y, temiéndose por su vida - ya que el choque le arrojó
por el parabrisas, rompiéndose nueve costillas y sufriendo lesiones en los pulmones -,
el ex presidente levantó una ola de apoyos desde todo el arco político y social en todo
el país.
Que luego de ello fue designado
vicepresidente de la Internacional Socialista, y el 3 de diciembre de 1999 elegido por
unanimidad presidente del Comité Nacional de la UCR.
A lo largo de su vida Alfonsín recibió un
extenso elenco de distinciones, muchas concedidas después de su salida del poder,
como muestras del respeto y el reconocimiento al papel histórico que le tocó jugar, a
saber: doctor honoris causa por las universidades Tecnológica Nacional de Buenos
Aires (1984), Nueva York (1985), Nuevo México (1985), Yale (1986), Bolonia (1987),
Nacional de Cuyo en Mendoza (1987), Santiago de Compostela (1988), Complutense
de Madrid (1988), Nápoles (1990), Nacional del Litoral en Santa Fe (1996), Nacional
de Río IV en Córdoba (1998), del Centro de Buenos Aires (1998), Tecnológica del Sur
en Tierra de Fuego (1998), Nacional de San Luis (1999) y Nacional de Quilmes en
Buenos Aires (1999), así como la Medalla del Congreso Nacional de Venezuela, el
Gran Collar de la Orden de Boyacá de Colombia, la Gran Cruz de Isabel la Católica de
España, la Medalla del Congreso Nacional del Perú, la Gran Cruz de la Orden al Mérito
de la República Federal de Alemania, la Orden Suprema del Crisantemo de Japón, el
Gran Collar de la Orden de Cruzeiro do Soul de Brasil, el Gran Cordón de la Orden al
Mérito de la República Italiana y la Gran Cruz de la Orden al Mérito de Chile.
Su labor en defensa de la democracia y
los Derechos Humanos le ha sido premiada, entre otras instancias, por la Organización
de Estados Americanos (OEA) en 1984, por la Fundación Príncipe de Asturias (España)
en 1985; por la Internacional Liberal (1985) y el Consejo de Europa (1986), siendo
miembro a su vez del Consejo InterAcción, el Club de Madrid, la Comisión
Sudamericana de Paz, el Inter-American Dialogue, el Centro Latinoamericano de la
Globalización (CELAG), el Centro Carter de Atlanta, el Instituto Pax que presidia su
viejo colega Sanguinetti y copresidente del Comité para América Latina y el Caribe
(SICLAC) y Presidente del Comité Latinoamericano de la Internacional Socialista,
además de la dicha vicepresidencia de la organización en el ámbito mundial.
A 33 años de la recuperación de la
Democracia en nuestro país, la figura del Dr. Alfonsín es sin dudas un emblema en
esta lucha ética y permanente por el afianzamiento de la misma, considerándoselo
auténtico "Padre de la Democracia Argentina", además de recalcar su lucha incansable
por restablecer la política como herramienta indispensable para el mejoramiento de la
calidad institucional, civil y por ende, económica de nuestro país.
Por todo lo dicho y los antecedentes
aludidos es justo que esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación realice un
reconocimiento a su memoria y a su aporte permanente en favor de la Democracia, su
defensa irrenunciable a la lucha por los Derechos Humanos y su compromiso
inclaudicable en pos de un país mejor.
Por lo expuesto solicito la aprobación del
presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
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MOREAU, CECILIA | BUENOS AIRES | FEDERAL UNIDOS POR UNA NUEVA ARGENTINA |
NEGRI, MARIO RAUL | CORDOBA | UCR |
GUTIERREZ, HECTOR MARIA | BUENOS AIRES | UCR |
PASTORI, LUIS MARIO | MISIONES | UCR |
MASSA, SERGIO TOMAS | BUENOS AIRES | FEDERAL UNIDOS POR UNA NUEVA ARGENTINA |
CARRIZO, ANA CARLA | CIUDAD de BUENOS AIRES | UCR |
STOLBIZER, MARGARITA ROSA | BUENOS AIRES | GEN |
SELVA, CARLOS AMERICO | BUENOS AIRES | FEDERAL UNIDOS POR UNA NUEVA ARGENTINA |
BANFI, KARINA | BUENOS AIRES | UCR |
CONTI, DIANA BEATRIZ | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
FERREYRA, ARACELI | CORRIENTES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
PETICIONES, PODERES Y REGLAMENTO (Primera Competencia) |
Trámite en comisión(Cámara de Diputados)
Fecha | Movimiento | Resultado |
---|---|---|
21/06/2016 | INICIACIÓN DE ESTUDIO | Aprobado sin modificaciones con dictamen de mayoría y dictamen de minoría |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
---|---|---|---|
Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DE LA DIPUTADA STOLBIZER (A SUS ANTECEDENTES) | ||
Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DEL DIPUTADO SELVA (A SUS ANTECEDENTES) | ||
Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DE LA DIPUTADA BANFI (A SUS ANTECEDENTES) | ||
Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DE LA DIPUTADA CONTI (A SUS ANTECEDENTES) | ||
Diputados | SOLICITUD DE SER COFIRMANTE DE LA DIPUTADA FERREYRA ARACELI (A SUS ANTECEDENTES) |