REPUDIAR, AL CUMPLIRSE EL 41° ANIVERSARIO, EL GOLPE DE ESTADO PRODUCIDO EN NUESTRO PAIS EL 24 DE MARZO DE 1976, QUE DIERA ORIGEN AL PROCESO REPRESIVO MÁS ATROZ EN NUESTRA HISTORIA

Señor presidente:

Este 24 de marzo se cumple un nuevo aniversario del inicio de la etapa más oscura de nuestra historia. Y es siempre una fecha que sirve para reflexionar sobre los hechos ocurridos y contribuir a la memoria colectiva.

El 24 de marzo de 1976 no solo se interrumpió el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, sino que también comenzó a escribirse la página más negra de nuestra historia que implicó la destrucción total de los lazos sociales y los anhelos de una sociedad más justa.

La dictadura iniciada ese día, tan nefasta como todas las otras ocurridas desde 1930, tuvo algunos rasgos distintivos: fue un proyecto político- económico que venía a perpetrarse en el poder. Aparte de terminar con abruptamente con un periodo constitucional, la dictadura vino a implantar su modelo.

El inicio de la dictadura marcó el final del sueño de lograr un Estado de Bienestar en Argentina y la llegada del modelo neoliberal que rompió la industria nacional, los lazos entre los trabajadores y la definición por el favorecimiento al sector agropecuario y rentístico financiero. Los grandes exportadores y el mercado financiero se beneficiarían de la política económica aplicada por los dictadores.

Para lograr los objetivos económicos, paralelamente, aplicaron una política de exterminio que implicó el secuestro, desaparición, tortura y muerte de miles de compatriotas. Pusieron a funcionar al Estado al servicio del terror. Miles de voces fueron silenciadas o se vieron obligadas a callar, exiliándose.

La cara más feroz de la dictadura se vio con la desaparición de personas, las cuales eran secuestradas y llevadas a distintos campos de concentración, existentes en distintos puntos del país, en grandes centros urbanos. La impunidad de los dictadores arremetía contra todo aquel que se opusiera a vivir en un régimen autoritario y neoliberal. Trabajadores, sindicalistas, periodistas, científicos, intelectuales, militantes fueron víctimas de la represión. Como así

también fueron víctimas cientos de niños que no sólo perdieron sus familias, sino también perdieron sus identidades.

Sistemáticamente desde el Estado se violaron todos los Derechos Humanos y se suprimieron todas las garantías constitucionales. Se impuso una cultura del terror que caló hondo en la estructura social, quebrantando los lazos sociales y dejando la nefasta frase “algo habrán hecho” como legado perverso.

Hace un tiempo sectores conservadores, que otra vez tienen lugar en el espacio público, han querido poner en discusión la cifra de desaparecidos durante la dictadura. Esto tiene por lo menos dos interpretaciones: por un lado, discutir el número para no debatir las atrocidades de la dictadura; por el otro, intentar fragmentar la memoria que se ha construido desde 1983 cuando desde el gobierno de Alfonsín se encargó de enjuiciar y encarcelar a los represores.

Reflexionar sobre lo sucedido contribuirá a la memoria colectiva, para saber qué nos pasó e interpretar que Nunca Más queremos vivir bajo una dictadura. Hay que interpelar a la historia desde lo profundo para crecer como sociedad y defender la democracia. Discutir sobre los números es desconocer la importancia de la memoria colectiva en una sociedad y es la herramienta de la derecha argentina para no reconocer qué hicieron con el país cuando usurparon el Estado por medio de las armas.