"7 DE NOVIEMBRE, DÍA NACIONAL DE LA ONCOLOGÍA"

Artículo 1º.- Declárase como Día Nacional de la Oncología el 7 de Noviembre de cada año.

Artículo 2°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.

Señor presidente:

La historia de la oncología en nuestro país comenzó como una gesta de hombres solitarios y estudiosos, que se convirtieron en los pioneros, y luego fue mutando en acciones e investigaciones mancomunadas cuyo objetivo final era luchar contra una enfermedad tan temible como el cáncer.

Sus orígenes datan de la segunda década del siglo XIX, cuando fueron publicados estudios aislados sobre distintos aspectos del cáncer, realizados por médicos pioneros. Pero en la Argentina, los primeros estudios de real valor científico comienzan en 1910 con la tesis del Dr. Ángel H. Roffo: "El Cáncer-Contribución a su estudio", que mereció el premio "Facultad de Medicina" y una Medalla de Oro en el Congreso Internacional de Medicina e Higiene que tuvo lugar en Roma, en 1911.

El 6 de Octubre de 1912, en la Academia Nacional de Medicina, el Dr. David Cronwell lee el trabajo del Dr. Roffo "Cáncer Experimental", que relata la reproducción del tumor por injerto en animales de laboratorio y cambios inmunológicos producidos en animales con neoplasia. Este trabajo fue distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Medalla de Oro de la Facultad de Medicina, y su repercusión hizo que la Academia Nacional de Medicina impulsara la creación de un "Instituto de Medicina Experimental para el estudio y tratamiento del Cáncer", que comenzó a funcionar el 7 de Noviembre de 1922.

En 1952, bajo la dirección interina del Dr. Canónico, el Instituto pasó a llamarse Instituto de Oncología Ángel H. Roffo. Esto coincidió además con una dedicación más amplia hacia aspectos clínicos de la atención del paciente con cáncer.

En la década del 30 fue inaugurado el Instituto de Radiología y Fisioterapia, hoy Instituto Municipal de Oncología "Marie Curie", que constituye el segundo Centro Oficial de Investigación y Tratamiento del Cáncer.

Entre otros hitos de la especialidad, merece destacarse la creación, en 1974, de la Cátedra de Oncología de la Universidad de Buenos Aires. Cinco años más tarde, nacía el Centro Oncológico de Excelencia en Gonnet, provincia de Buenos Aires, impulsado por el Dr. José M. Mainetti. Al mismo tiempo, surgía un número significativo de instituciones privadas, sostenidas por fundaciones, que se iban sumando a las tareas de investigación y asistencia.

El Dr. Ángel Honorio Roffo, pionero en la investigación experimental del cáncer a nivel mundial puede ser considerado sin lugar a dudas como el padre de la Oncología Argentina y Latinoamericana. Investigador incansable, su obra fue ampliamente reconocida no sólo en nuestro país sino en todo el mundo. En la figura del Dr. Roffo se da una paradoja poco frecuente en la vida de un sabio: obtuvo más reconocimiento de sus contemporáneos que de la historia. Más aún, la historia parece haber olvidado la importancia que este gran médico argentino ha tenido para la ciencia a nivel mundial. Baste decir a modo de ejemplo, que es un hecho muy poco difundido, casi desconocido, el que fuera nominado tres veces para el premio Nobel de Medicina, compitiendo en una ocasión con Bernardo Houssay o que científicos de la talla de Madame Curie, Roussy, Hartmann, Haberland, Ewing y Henkel, entre muchos otros, admiraran su obra y lo consideraran como a un par. Más lamentable aún, es que en la actualidad no es infrecuente encontrar a médicos jóvenes y no tanto que desconocen por completo no ya su obra sino también su nombre.

En el año 1919, finalizada la primera Guerra Mundial, Roffo es comisionado por la Academia de Medicina para estudiar la organización de los institutos de cáncer existentes en Francia, Inglaterra y Alemania.

Para 1919, la fama de Roffo como investigador del cáncer experimental lo transformó en el candidato "natural" para hacerse cargo de la dirección del nuevo Instituto de Investigación y Tratamiento del Cáncer, que será el cuarto centro del mundo dedicado exclusivamente a esta enfermedad y que será inaugurado el 7 de noviembre de 1922 en el barrio porteño de Agronomía, en el predio comprendido entre las avenidas San Martín, Nazca y Tres Cruces (hoy Francisco Beiró).

La tarea llevada a cabo por el Dr. Roffo durante los primeros años que siguieron a su nombramiento como Director del Instituto fue gigantesca. No sólo asumió por sí solo las tareas de organización y dirección, sino que además se ocupaba de supervisar personalmente las construcciones que se estaban llevando a cabo, la compra de instrumental y aparatología, la búsqueda permanente, junto a su incansable esposa, de fondos para financiar los gastos, la elaboración de estadísticas, etc., sino que además desarrolló una labor investigativa extraordinaria: entre 1923 y 1928 publicó alrededor de 190 trabajos de investigación, muchos de ellos en revistas de prestigio internacional.

Hacia finales de la década del ´20 la obra del Dr. Roffo ya había alcanzado fama internacional y comenzaba a ser reconocido como uno de los investigadores más importantes del mundo. Prueba de ello es su nominación para el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1927, siendo nuevamente nominado al Premio Nobel de Medicina en los años 1937 y 1940 por su invaluable contribución al estudio del cáncer.

En 1933, el Profesor Ángel Roffo es designado por el Poder Ejecutivo como delegado argentino en el Primer Congreso Internacional de Lucha Científica y Social contra el Cáncer que se celebró en Madrid en octubre de ese año y el gobierno español lo nombra presidente de la primera reunión científica del mismo Congreso.

El Instituto que lleva su nombre, hoy continúa con su legado, atiende 85.000 consultas al año y realiza más de 1300 procedimientos quirúrgicos. Pero además cuenta con un área de Investigaciones sobre esta enfermedad y es sede de varias cátedras de formación de futuros médicos, dicta cursos de especialización para profesionales de todo el país y el extranjero.

La importancia de la oncología

El cáncer es una enfermedad conocida desde siempre. Estudios realizados en momias egipcias de 1500 años antes de Cristo han encontrado tumores malignos en las mismas. Por eso el cáncer es una enfermedad antigua, hasta hace pocos años clandestina y solo pronunciada con temor ya que aún en nuestros días muchas personas lo identifican como una enfermedad cruel y letal.

Bajo el nombre de cáncer se engloban un gran número de enfermedades caracterizadas por tres elementos que son comunes a cualquiera de ellas: a) el crecimiento anormal de una célula por alteración de su código genético (ADN); b) poder generar en este crecimiento una población celular de iguales características que se trasladan por la sangre o la linfa a distancia (metástasis); y c) libradas a su evolución natural poder ocasionar la muerte del paciente.

Por eso bajo el nombre de cáncer se incluyen enfermedades tan diferentes como un epitelioma basocelular (cáncer superficial de la piel) de muy lento crecimiento y excepcionalmente generador de metástasis, curable con un procedimiento quirúrgico mínimo y una leucemia aguda que puede provocar la muerte a tan solo tres meses desde su diagnóstico.

El cáncer es hoy la tercera causa de muerte en el mundo occidental, y proyectándose para final de este siglo como la segunda causa de muerte en algunos países. Esto se debe a que el aumento de la expectativa de vida también aumenta el riesgo de desarrollar un tumor maligno, ya que el envejecimiento celular puede disparar la proliferación de células con su ADN alterado (código genético) que crezcan de manera anárquica.

La magnitud de esta enfermedad puede resumirse a esta fría estadística. En el año 2010 seiscientas mil muertes por cáncer se registraron en Estados Unidos y siete millones de personas murieron en todo el mundo a causa del mismo mal. Se proyecta que en Estados Unidos una de cada tres mujeres y uno de cada dos hombres desarrollará un cáncer en algún momento de su vida.

Estas cifras alarmantes, sin embargo, son hoy contrarrestadas por datos muy alentadores, ya que 8 de cada 10 cánceres se curan. Por ejemplo en Estados Unidos se estima que se diagnosticarán 1.500.000 nuevos casos de cáncer de piel (el cáncer más frecuente de la especie humana), los cuales serán curados en el 90 % de los casos.

Los adelantos científicos se vienen desarrollando a ritmo vertiginoso y en algunos casos tumores incurables hasta hace tres décadas hoy han cambiado su pronóstico y de mortales hace poco tiempo atrás hoy son controlables y curables.

Nuestro país tiene el privilegio de ser pionero en la materia en el continente, ya que a partir de la creación, en 1922, del Instituto de Medicina Experimental e Investigación del Cáncer (hoy Instituto Ángel H. Roffo) tomó la delantera en Investigación y Tratamiento del Cáncer, siendo el tercer centro asistencial dedicado exclusivamente a la Cancerología (hoy Oncología) en todo el mundo.

Por decisión de la Sra. Presidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, salió a la luz un proyecto largas veces postergado, y en Septiembre de 2010 se crea el Instituto Nacional del Cáncer (INC). Su principal objetivo es disminuir la incidencia y la mortalidad por esta enfermedad, pero también mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

Otro objetivo del Instituto Nacional del Cáncer, es proveer datos estadísticos, reales y actualizados de la magnitud del problema, identificar poblaciones de riesgo y realizar las dos acciones más importantes en salud, la prevención (a un costo muy bajo) y el diagnóstico precoz (cuando la enfermedad es potencialmente curable).

Señor Presidente, por las razones expuestas y por ser considerado el 7 de Noviembre de 1922 el hito fundacional de la Oncología en nuestro país, es que solicitamos la aprobación del presente Proyecto de ley.