Su más profunda preocupación y repudio ante los hechos, de reciente público conocimiento, que involucran al actual presidente del Banco de la Nación Argentina, Carlos Alberto Melconian, siendo actor en demandas contra la Argentina ante el Juez Thomas P. Griesa como parte de los tenedores de bonos denominados “fondos buitre” en el año 2009. Tales acciones, que han sido consideradas por las Naciones Unidas como injustas, ilegítimas y predatorias de los pueblos de los países a los que atacan, evidentemente no se corresponden con la investidura que detenta el funcionario que conduce la banca pública más importante de Argentina, institución fundamental para el fomento del desarrollo y la consolidación de la soberanía de nuestro país.

Señor presidente:

El pasado 30 de marzo este Honorable Congreso aprobó la ley que le permitió al Gobierno Nacional pagar la deuda que se encontraba en manos de los llamados “fondos buitre”, los cuales se negaron a entrar en las reestructuraciones de los años 2005 y 2010 y finalmente obtuvieron una sentencia en el tribunal neoyorquino a cargo del Juez Griessa -absurda jurídicamente, oprobiosa políticamente-, que ordenó pagar sumas siderales que arrojaron tasas de ganancias escandalosas embolsadas por estos profesionales de la especulación.

En su momento dijimos que era un mal arreglo el que proponía el Gobierno, que estaba llevando adelante una negociación apresurada amparado en una falsa urgencia y que, como resultado de esta impericia, el país iba a afrontar un costo excesivo e injusto.

Y si bien eso fue lo que creíamos -y creemos- y por eso votamos en forma negativa, jamás nos imaginamos que hubiera algún funcionario del Poder Ejecutivo que pudiera estar en “los dos lados del mostrador”, es decir, ser uno de esos “fondos buitre” que intentaba obtener beneficios usurarios a costa del pueblo argentino.

Eso es lo que ha salido a la luz estos días. Ni más ni menos que el presidente del Banco de la Nación Argentina, el señor Carlos A. Melconian, fue uno de los tenedores de bonos defaulteados que se presentó ante el Juez norteamericano T. Griessa para demandar al Estado Argentino y pretender así cobrar dichos instrumentos financieros.

Tal y como está documentado en la investigación del periodista Alejandro Giuffrida , Melconián litigó contra el país por un monto superior a los setecientos mil dólares.

Este hecho supone una enorme gravedad institucional, por múltiples motivos.

En primer lugar porque, como dijimos, esto coloca al presidente del BNA a “ambos lados del mostrador”: funcionario de un gobierno que intenta negociar con “fondos buitre” y, por otra parte, él mismo como “buitre” que accionó legalmente en contra del Estado argentino para reclamar montos usurarios.

Es cierto que Melconián compró dichos bonos antes del default, como surge de la documentación que acompaña la investigación periodística citada. Pero sostuvo su demanda y decidió no acogerse al canje de deuda de 2005 -ya hablaremos del canje de 2010-, la operación de desendeudamiento más importante de la historia, que sentó un precedente a nivel mundial y que significó para nuestro país la posibilidad de retomar la senda del desarrollo y la autodeterminación al reestructurar más del 75% de la deuda defaulteada. Se convirtió así en un punto de inflexión en términos económicos e inició el camino para que la deuda total pasara del 160% del PBI -como era en 2003- a menos del 50%, requisito imprescindible para recuperar la independencia económica y, a partir de allí, darle sostenibilidad al proceso de desarrollo con inclusión social.

Sin embargo a Melconián todo esto le pareció poca cosa en comparación con las ganancias que esperaba obtener y por eso siguió adelante con el litigio, lo cual demuestra su voluntad de obtener ganancias por arriba de lo razonable y en desmedro del interés nacional.

En segundo término, la noticia respecto del accionar “buitre” de Melconián obliga a la sospecha sobre la legalidad de algunas de sus acciones. En efecto y retomando el párrafo anterior, los voceros del funcionario afirmaron que al momento de asumir su actual responsabilidad ya no poseía dichos bonos, por haberse acogido al canje de 2010. Sin embargo, ello aún no ha sido demostrado en ningún lado y, por otra parte, de las declaraciones juradas presentadas por Melconián no se desprende que se hubiera acogido al canje.

Pero aún si lo hubiera hecho, está más que claro que hay un conflicto de intereses. A tal punto Melconián es cercano a los buitres que, en plena campaña electoral, el entonces candidato Mauricio Macri lo envió en misión secreta a reunirse con Paul Singer , titular de Elliot Management, el más agresivo de los fondos buitre que encabezó la disputa contra la Argentina. No está de más recordar que luego de dicha misión y antes de la elección, en un acto de honestidad brutal, Melconián afirmó en declaraciones radiales que “hay que sentarse en el tribunal de Griesa y lo que él termine diciendo, hay que hacerlo”, lo cual le valió la desmentida del propio Macri .

Y los antecedentes de Melconian a lo largo de su trayectoria demuestran intereses contrapuestos y generan sospecha de posible especulación y aprovechamiento. Como Jefe del Departamento de Deuda Externa del Banco Central en el año 1986 archivó las investigaciones de defraudación de empresas multinacionales y locales para la absorción de deuda privada que hizo la dictadura iniciada en 1976. Luego fue asesor del Banco Mundial y a través de su consultora asesoró a empresas. Formó parte del equipo económico del presidente Carlos Menem. Fue uno de los lobistas de los “fondos buitre” en los últimos años y al mismo tiempo el responsable enviado por Macri para ir “negociando” con los buitres, como se mencionaba en el párrafo anterior.

Estamos en un contexto en donde en los últimos meses se ha realizado una enorme transferencia de recursos de los sectores populares a los sectores concentrados de la economía. Por un lado los trabajadores y las pymes sufren la abrupta devaluación y el consecuente impacto en los precios, los escandalosos aumentos de servicios de agua, luz, gas y transporte público que son servicios esenciales para la vida y en el caso de las pymes pone en riesgo su continuidad, la apertura de las importaciones a productos que se realizan en el país, el despido de cientos de miles de trabajadores, el veto del presidente Mauricio Macri al proyecto de ley de protección del empleo, la pérdida de poder adquisitivo, el achicamiento del mercado interno y los efectos negativos que esto tiene en la producción y el empleo. Por otro lado los sectores concentrados de la economía se ven beneficiados por la quita de retenciones al agro y a la minería, la devaluación, los aumentos de tarifas y el apresurado pago sin quita a los “fondos buitre”.

Al mismo tiempo que se realiza este terrible ajuste en donde los más afectados son los niños, los adultos mayores y los sectores vulnerables bajo la falsa promesa que las inversiones en algún momento llegarán Melconian, presidente del banco público más grande de la Argentina, acaba de reconocer que posee más del 85% de su patrimonio en el exterior y que no tiene pensado traerlo al país.

Por último cabe destacar que en el pasado diciembre, afirmó que “con este nivel de salarios, Argentina es inviable: sólo vamos a comenzar a crecer bajándolos al menos un 40 %. Y la única forma de negociar una baja real con estos sindicatos es llegar a un desempleo superior al 15%”.

El Banco de la Nación Argentina según su carta orgánica tiene por finalidad promover el empleo y el desarrollo económico con equidad social. El hecho que repudiamos en el presente proyecto no puede ser observado como una acción aislada sino como un tipo de práctica deliberada y sostenida a lo largo de su vida por parte del actual titular del banco, que colisiona de lleno con los objetivos de esta institución. Carlos Alberto Melconian no tiene la estatura moral ni la más mínima vocación patriótica como para encabezar una institución tan importante como el Banco de la Nación Argentina.

La noticia del hecho que él mismo fue parte de los fondos buitre que litigaron contra la argentina nos indigna y nos preocupa. Por eso solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.