Declarar su interés y acompañamiento a las diferentes gestiones en marcha para resolver el conflicto planteado con la República Oriental del Uruguay, respecto de la instalación de las plantas de fabricación de pasta de celulosa en la margen izquierda del Río Uruguay. En este sentido, apoyar la tarea del facilitador representante del Rey de España, Juan Antonio Yánez Barnuevo, apoyada por el Gobierno Nacional, como la del Gobierno de Entre Ríos, que procuran alcanzar instancias de diálogo, con el objeto de superar las diferencias y acordar acciones comunes, que preserven los derechos de los vecinos del Río Uruguay a un desarrollo sustentable y equilibrado.

Señor presidente:

La Argentina y el Uruguay fueron, son y seguirán siendo países hermanos, compartiendo la cultura, el idioma y la cercanía geográfica, al igual que los efectos de las políticas que los países centrales buscan imponer sobre el mundo en desarrollo. Nuestra vecindad y el recurso común que representan los ríos de la Plata y Uruguay, nos obligan a no dejar nunca de lado el diálogo y la diplomacia, como herramienta fundamental e insustituible para resolver todos los conflictos que podamos tener.

Por otra parte, en los asuntos ambientales está probado que no existen salidas individuales a las crisis que el cambio climático y la contaminación ambiental producen en nuestro planeta. La invocación a la soberanía nacional para defender la contaminación es, por suerte, una práctica que va cayendo en desuso, frente a los acuerdos internacionales que regulan y promueven la limitación y la disminución de las emisiones contaminantes.

En este sentido, los países de nuestra región son víctimas de las decisiones de gobiernos y empresas, que promueven la deslocalización de industrias conocidas por sus altos grados de contaminación, con la complicidad de organismos internacionales, para llevarlas a lugares donde los costos en términos de salud de la población, son más bajos que los laborales. No existen otras razones para instalar emprendimientos tan grandes y con una inversión tan alta en zonas sin infraestructuras, recursos humanos y técnicos suficientes, y a miles de kilómetros de las demás etapas de producción.

Es por eso que debemos entender que nuestros países están en el mismo lugar respecto de estas políticas centrales, y que la prolongación y gravedad del conflicto entre Argentina y Uruguay son funcionales a los intereses de quienes pretenden impedir la integración regional, para continuar negociando por separado la utilización de nuestros recursos no renovables, en función de la calidad de vida de sus poblaciones.

El avance del MERCOSUR hacia grados superiores de debate político y definición estratégica debe reslolver los desafíos de la inserción internacional de nuestros países, a partir de un modelo productivo autónomo, competitivo y sustentable, que genere empleos de calidad y mejore la calidad de vida de los pueblo, integrando a los excluidos y generando oportunidades para quienes se esfuerzan por progresar. El conflicto actual constituye un resabio tardío del neoliberalismo, de la política de monocultivos y la economía de enclave, sin beneficios para los vecinos y con costos crecientes ambientales y en la distribución de la riqueza.

Por lo tanto, apoyamos y tenemos las mejores expectativas de la tarea diplomática que lleva adelante el enviado del Rey de España, Juan Antonio Yañez Barnuevo, respaldada por el Gobierno Nacional, quien se encuentra manteniendo reuniones en Buenos Aires y Montevideo con los Poderes Ejecutivos Nacionales. También la del Gobierno de la Provincia de Entre Ríos, que viene generando diferentes instancias de diálogo con las autoridades subnacionales orientales, con el fin de acercar posiciones, desde los lugares donde los efectos de la instalación de las plantas de celulosa se hacen sentir directamente.

La voluntad del diálogo es una obligación, por la historia y por el futuro, y resolver el conflicto una muestra de unidad frente los que de verdad necesitan vernos desunidos, protegiendo el Río Uruguay y cooperando para alcanzar el desarrollo que las comunidades se merecen.

Por las razones expresadas solicitamos a los Sres. Diputados el acompañamiento del presente proyecto de declaración.