Expresar preocupación y repudio ante el tratamiento que han tenido diferentes medios masivos de comunicación respecto del caso de Melina Romero, vulnerando su derecho a la privacidad y ejerciendo violencia mediática en los términos de la Ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres.

Señor presidente:

Melina Romero desapareció de su hogar hace más de 20 días. Tras la denuncia efectuada por su mamá y la confesión de dos hombres de haberla asesinado, las fuerzas de seguridad comenzaron la búsqueda de su cuerpo.

A raíz de las distintas hipótesis de los hechos, una vez más como lo hicieron en el caso de María Soledad Morales, de las turistas francesas Houria Moumni y Cassandre Bouvier, de Ángeles Rawson, y de otras tantas mujeres, algunos medios masivos de comunicación prefieren poner el foco en la vida íntima de la víctima, como si finalmente ellas fueran culpables de las propias violencias que sufren.

La enorme responsabilidad que poseen los medios incidiendo en la construcción de la opinión pública lleva a cuestionar gravemente el modo alarmante en que se selecciona y se transmite la información en los casos de violencia de género. El caso de Melina Romero y el modo repudiable en que fue tratado por ciertos medios hegemónicos llevan a cuestionar inevitablemente la ética de ciertos medios de comunicación.

La utilización del morbo y la estigmatización en este caso refleja no sólo una espectacularización de la noticia, sino una construcción machista y violenta de la misma. La construcción mediática del tema parece justificar un acto de violencia de género y femicidio, dando argumentos que buscan justificar un delito.

Muestra de ello, es la nota de Clarín, en su edición del sábado 13 de septiembre, sobre el caso de Melina Romero, titulada "Una fanática de los boliches, que abandonó la secundaria", nota que lejos está de aportar información relevante sobre el caso, viola la intimidad de la víctima, favorece el imaginario machista y refuerza ese sentido común que pretendió imponer la última dictadura militar: "por algo será".

En este sentido, muchos medios de comunicación desconocen y violan sistemáticamente el derecho a la intimidad y la privacidad reconocidos por la Convención sobre los Derechos del Niño que en su artículo 16 establece que "Ningún niño será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y a su reputación." Como así también, se observa una total ignorancia del artículo 22 de la ley N° 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que taxativamente establece el Derecho a la Dignidad prescribiendo: "Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser respetados en su dignidad, reputación y propia imagen. Se prohíbe exponer, difundir o divulgar datos, informaciones o imágenes que permitan identificar, directa o indirectamente a los sujetos de esta ley, a través de cualquier medio de comunicación o publicación en contra de su voluntad y la de sus padres, representantes legales o responsables, cuando se lesionen su dignidad o la reputación de las niñas, niños y adolescentes o que constituyan injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada o intimidad familiar".

Asimismo se ejerce violencia mediática contra las mujeres en los términos de la Ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres, que en su artículo 6 inc. f) la define como: "aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres".

El comportamiento de algunos medios de comunicación contribuye a mantener y favorecer la discriminación de la que han sido víctimas las mujeres históricamente. En otro sentido, la periodista Mariana Carabajal señala en su nota Adolecentes Descartables publicada en el diario Página 12 que " Los medios comprometidos con un enfoque de derechos pueden favorecer la construcción de otros significados en beneficio de lograr la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones y promover una sociedad libre de violencia hacia las mujeres, donde las adolescentes no sean consideradas envases descartables, porque les guste ir a bailar, tener amigos, las redes sociales, hacerse algunos piercing o hayan abandonado el colegio".

Sin duda debemos seguir aunando esfuerzos para que la perspectiva de género sea incluida en el tratamiento mediático de casos de violencia contra las mujeres y niñas y repudiar vehementemente la estigmatización de las víctimas de violencia de género por parte de los medios de comunicación.

Es por todo lo expuesto y con la convicción de que este gobierno ha dado muestras del compromiso inquebrantable por la erradicación de la violencia de género por la cual tantas mujeres han sido asesinadas, solicito al Cuerpo la aprobación del presente proyecto de declaración.