Su enérgico repudio a los dichos del Presidente de la Nación, Mauricio Macri, ante medios de comunicación extranjeros (BuzzFeed), el 10 de agosto de 2016, al referirse a la última dictadura cívico-militar acaecida en nuestro país, los delitos de lesa humanidad y sus víctimas sin el decoro y respeto que merecen.

Hacer referencia a la última dictadura cívico militar como una “guerra sucia” implica un desconocimiento de los hechos que tuvieron lugar, del derecho internacional de los derechos humanos que se les aplica y su caracterización como delitos de lesa humanidad.

Expresar “no tengo idea” respecto de la cantidad de víctimas de delitos de lesa humanidad pareciera menospreciar la gravedad de los hechos. Manifestar que desconoce “si son los que están anotados en un muro” en relación al Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado del Parque de la Memoria, no condice con la gravedad, horror y dolor que expresan estos sitios de memoria.

Calificar como “desquiciada” a una referente del movimiento de derechos humanos de la Argentina, pareciera retrotraer la historia de la Argentina a los momento en que la propia dictadura cívico militar se refería a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo como viejas locas.

Señor presidente:

Esta política se desplegó en diferentes ejes: el eje judicial para que en el marco del debido proceso se juzguen los hechos de terrorismo de estado, se descubra la verdad sobre lo acontecido y, eventualmente se sanciones a sus responsables.

A la par, se produjo un movimiento cultural que recoge las luchas de los movimientos de derechos humanos, y reafirma a través de acciones educativas, culturales, señalización de sitios, construcción de espacios de la memoria, asignación de recursos para el fortalecimiento de las iniciativas populares, desarrollo científico y de herramientas técnico jurídicas para el reconocimiento de cadáveres y restitución de niños y niñas que habían sido robadas a sus familias, entre otras, que consolidan el acervo cultural e histórico de nuestro país y es tomado como ejemplo a nivel internacional.

El desconocimiento que el presidente Mauricio Macri refiere sobre si son nueve o treinta mil los desaparecidos, banaliza la reconstrucción de las vidas, las luchas y la búsqueda sobre la verdad de cada uno de los destinos de los 30.000 compañeros y compañeras y el sufrimiento de sus familiares y allegados.

Frente a la destrucción masiva del régimen totalitario que significó la última dictadura cívico militar, el pueblo respondió dándole identidad a cada desaparecido, visibilizando sus ausencias y levantando sus banderas y sus luchas. Esta fue la forma que el pueblo argentino se dio como camino frente a la ignominia que significó no sólo para las víctimas, sino para la nación toda, el terrorismo de Estado.

Es a través de las consignas de MEMORIA, la VERDAD y LA JUSTICIA, que el Estado argentino asumió como política frente a la responsabilidad por crímenes aberrantes cometidos por el propio Estado que se consolidó una cultura que reconoce la necesidad de establecer la verdad para recordarla y no repetir, sintetizada en la ya internacionalmente conocida frase de NUNCA MÁS.

EL desconocimiento alegado por el presidente, la referencia a los crímenes de lesa humanidad como una guerra fría y la evocación de los calificativos con los que los propios represores referían a las y los luchadores sociales, únicamente puede ser leído como una estrategia de negacionismo, cuando no, de tergiversación y justificación, que no se condice con el camino emprendido, ni con los compromisos constitucionales y del derecho internacional que orbitan en nuestro Estado de derecho.

Así las cosas, y en atención a la envestidura presidencial que ostenta, sus dichos ofenden los procesos históricos que se dio el pueblo como forma de reconstrucción pos dictatorial, y la lucha de los organismos de derechos humanos.

Es por ello que solicito que acompañen esta declaración.