Expresar su más enérgico repudio y preocupación, ante el asesinato en la ciudad de Córdoba, de Elsa Martha Sosa de Fagetti, testigo y querellante en el juicio por crímenes de lesa humanidad de San Rafael, Mendoza.

Señor presidente:

El pasado viernes 19 de mayo, fue encontrada asesinada en su casa de Córdoba Capital, Elsa Martha Sosa de Fagetti, testigo y querellante en el juicio por crímenes de lesa humanidad de San Rafael, provincia de Mendoza.

Elsa Marta era esposa de Aldo Fagetti, militante de la Juventud Peronista y Montoneros, empleado de Rentas en la ciudad de San Rafael, que fue secuestrado y desaparecido el 25 de febrero de 1975, a los 26 años de edad. Por su secuestro y posterior asesinato, Elsa no solo era testigo sino además querellante en uno de los juicios más importantes en número de casos y genocidas acusados. El caso de Fagetti es emblemático, ya que es uno de los tantos hechos ocurridos en el marco del terrorismo de estado durante el período previo a la toma del poder de facto, a manos de las fuerzas armadas.

Las circunstancias del asesinato de Elsa no están claros. Tanto la Policía Federal como la de la Provincia de Córdoba, ya caratularon el hecho como homicidio ocurrido en ocasión de robo, desvinculando las circunstancias del caso con cualquier relación a la calidad de testigo-querellante de Elsa Martha Sosa de Fagetti.

Esto último resulta particularmente llamativa Sr. Presidente. Ya que los delitos de lesa humanidad son de los más graves calificados por nuestra Constitución Nacional, y las personas acusadas y procesadas por esos delitos, resultan ser delincuentes que nuestro ordenamiento jurídico nacional pondera como peligrosos, en el mejor de los casos. Estas personas, han secuestrado, torturado y asesinado miles de personas. Han sustraído identidades de personas recién nacidas. Han violado mujeres en cautiverio y tantos otros delitos terribles. Siempre de manera sistemática e invocando la institucionalidad del estado. Lo cual induce a no descartar a priori la hipótesis que relaciona el asesinato de Elsa Martha Sosa de Fagetti, con su condición de querellante en el juicio de San Rafael. Además, los primeros informes policiales dan cuenta de que el cuerpo de Elsa fue encontrado con golpes en la cabeza, un cable enrollado en su cuello y, sobre todo, no había desorden en la casa. Este último dato es el que pone en duda el móvil del robo.

Elsa era médica. Tenía 62 años y era testigo en varias causas de delitos de lesa humanidad. Pero sobre todo era la querellante en el caso de su marido. Luego de años de militancia y búsqueda de justicia, Elsa Sosa logró en 2007 que el juez federal Héctor Acosta, pidiera la extradición de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón, ya que el secuestro de Fagetti se produjo durante su mandato.

En 2007 Elsa declaró públicamente: “subversivos éramos los que trabajabamos dieciséis horas por día, estudiábamos, criábamos una familia y peleábamos por una sociedad más justa. A esos desaparecieron, pero no a los que ayer eran jefes y hoy son empresarios”.

Más allá de lo que la policía considere hasta el momento sobre las circunstancias del crimen, lo cierto es que la muerte de Elsa recuerda demasiado al de la ex detenida desaparecida, Silvia Suppo, quien había sido secuestrada en 1977 en la provincia de Santa Fe. El testimonio de Suppo fue clave en la causa contra el ex juez Víctor Brusa por su rol en el terrorismo de Estado. Pocos meses después de ese juicio, en 2010, Suppo fue asesinada de doce puñaladas en su local, a plena luz del día. Siguiendo con las coincidencias, al igual que Elsa Fagetti, Suppo también era querellante en la causa que investigaba la desaparición de su compañero, Reinaldo Hammeter, secuestrado el 25 de enero de 1977 en la catedral de la santafesina ciudad de Rafaela.

Mientras tanto, en el juicio que investiga los crímenes de la represión en San Rafael hay 27 procesados que están acusados por delitos contra 72 víctimas. El debate judicial comenzó en 2015 y hace un mes entró en instancia de alegatos. El caso del marido de Elsa está en este juicio.

Es por ello Señor Presidente, que debemos expresarnos en repudio a semejante hecho desde este congreso nacional,e impulsar a los otros estamentos del estado a que accionen en el mismo sentido. Ya que como legisladores y legisladoras elegidas por el voto popular, guardamos la responsabilidad de defender los principios fundamentales de la democracia, y los pilares de memoria, verdad y justicia.

En tal sentido solicito a los diputados y diputadas, acompañen con su voto el presente proyecto.