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RECURSOS NATURALES Y CONSERVACION DEL AMBIENTE HUMANO

Comisión Permanente

Of. Administrativa: Piso P01 Oficina 149

Secretario Administrativo DR. SAADE MARTIN OMAR

Jefe SR. OTTONE IGNACIO

Martes 14.30hs

Of. Administrativa: (054-11) 6075-2132 Internos 2132/2133

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  • RECURSOS NATURALES Y CONSERVACION DEL AMBIENTE HUMANO

Reunión del día 06/09/2016

- JORNADAS DE ESTUDIO SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LA APLICACIÓN DE AGROQUÍMICOS EN LA ARGENTINA.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Damos inicio a esta reunión organizada por la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, en el marco de las Jornadas de Estudio sobre la Problemática de la Aplicación de Agroquímicos en la Argentina.

Soy Graciela Cousinet, diputada nacional por Mendoza y secretaria 1ª de la comisión. El presidente, diputado Barletta, no puede asistir debido a que se encuentra en una reunión en la Casa Rosada, pero manda sus saludos.

Es importante que todos sepan que lo que acá se dice queda registrado en versión taquigráfica, cuya transcripción leeremos los diputados y todos los que quieran consultarla. De manera que todo lo que se diga en estas jornadas está disponible para nuestra posterior consulta.

Esta es la segunda de las tres jornadas que hemos hecho "de Estudio sobre la Problemática de la Aplicación de Agroquímicos en la Argentina", y la tercera y última se hará el martes próximo. Hemos invitado a diferentes representantes del gobierno, de organizaciones ambientalistas y de ONG, para tratar de tener un panorama lo más amplio posible de la problemática, ya que tenemos que emitir dictamen sobre tres proyectos de ley que fueron presentados y que están a estudio en esta comisión.

Por lo tanto, para nosotros es sumamente importante llevar a cabo estas jornadas, porque nos darán los insumos necesarios para tomar las decisiones pertinentes.

Hoy contamos con los siguientes invitados: por Coninagro, el licenciado Daniel Asseff, gerente general, y la ingeniera agrónoma Naiara Fernández Yarza, analista agropecuario; de la Cámara de Aeroaplicadores de la Provincia de Buenos Aires, el ingeniero agrónomo Augusto Piazza; todavía no ha llegado, pero está invitada la licenciada Miryam Gorban, de la Facultad de Medicina de la UBA, miembro de la Cátedra Libre "Soberanía Alimentaria"; de Agroecología Extensiva, el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá, asesor agronómico; del Senasa, el ingeniero agrónomo Diego Ciancaglini, director de Agroquímicos y Biológicos; la doctora Laura Bernardi Bonomi; el periodista Patricio Eleisegui, y hemos invitado, de Casafe -todavía no ha llegado-, al licenciado Federico Landgraf, su director Ejecutivo. Finalmente, por el Consejo de los Profesionales del Agro, se encuentra presente el ingeniero agrónomo Pablo Grosso.

Queremos agradecer también la presencia de la ministra de Ambiente de la provincia del Chaco, ingeniera María Elina Serrano.

Cada expositor dispondrá de 15 minutos, tras lo cual abriremos un breve período de preguntas. Les pido que no nos extendamos mucho porque tenemos hasta las 13 horas, y en este sentido los plazos son bastante estrictos, ya que probablemente a partir de esa hora haya otra reunión en esta misma sala.

Hecha esta introducción, nuestro primer expositor será el licenciado Daniel Asseff, de Coninagro, a quien le cedemos el uso de la palabra.

SR. ASSEFF Señora presidenta y señores diputados: muchas gracias por esta invitación. Realmente estamos muy contentos de participar de esta reunión con un debate tan importante. Lamentablemente, muchas veces no se puede hacer este tipo de debate.

Creo que Coninagro ha marcado una posición hace muchos años sobre el tema de la aplicación de fitosanitarios, y hemos emitido una publicación -que la vamos a dejar a disposición de la comisión. Me acompaña la ingeniera Fernández Yarza, quien es la especialista en el tema.

Quiero empezar diciendo que cuando hablamos de estos productos, es cierto que tienen una toxicidad y no podemos negarlo. Pero nosotros interpretamos que ante esa toxicidad, en lugar de prohibir los productos, hay que utilizarlos como corresponde. Es importante el tema de las buenas prácticas agrícolas. Tal como ocurre en la medicina también, el exceso de algo es tóxico, y a eso queremos apuntar.

El sector agropecuario le tiene que dar tranquilidad a la gente de la ciudad, que no conoce sobre agroquímicos; hay que darles protección y explicarles bien qué es lo que estamos usando. La mayoría de los productos que se utilizan en el sector agropecuario se usan también en las ciudades para cuestiones familiares. Por ejemplo, el insecticida utilizado en el sector agropecuario contiene el mismo producto básico que se usa para tratar la pediculosis de nuestros hijos. También hablamos de otro tipo de productos -que luego mostrará la ingeniera- que se utilizan para matar mosquitos en nuestra casa que contienen los mismos productos base que se utilizan para los agroquímicos.

En ese sentido, más que prohibir espacios y distancias, tenemos que ver cómo podemos hacernos responsables y dar la tranquilidad a todos. Nosotros vivimos en el campo con nuestras familias, aplicamos estos productos y no ponemos en peligro nuestras vidas. Esto es algo que queremos dejarlo bien asentado porque muchas veces se habla del envenenamiento y realmente creemos que, si vivimos con nuestras familias, sabemos lo que estamos haciendo y somos responsables.

La responsabilidad tiene que ser de todos. Para eso tenemos que analizar el sector de los productores, de los aplicadores y también el de los gobiernos provinciales, municipales y nacional. Nosotros tenemos una propuesta de llevar adelante una zona buffer, o de amortiguación, de 500 metros, donde se puedan aplicar productos bajo ciertas pautas, condiciones y controles. Queremos que el gobierno municipal ponga un responsable técnico para que controle que se hagan bien las cosas, poniendo fecha y hora, mirando la velocidad del viento y la deriva para que no vaya hacia la ciudad, utilizando las dosis que corresponden. Con esto nosotros estaríamos dándole tranquilidad y seguridad a los alrededores.

En los últimos tiempos se han tomado medidas y ahora no se sabe cómo solucionar ciertos problemas. Hay zonas que han dejado 1.500 metros de distancia de amortiguación y hoy se encuentra que alrededor de las ciudades o de los pueblos existen numerosos pajonales y ratas porque no se puede aplicar un herbicida, lo que perjudica muy fuertemente a la población.

Esta actividad tiene que hacerse con responsabilidad y controles. Quiero dejar bien claro que hay que sancionar con toda la fuerza de la ley a la gente que no haga las cosas bien. No puede ser que un pulverizador pase por el medio del pueblo yendo a buscar combustible. Por ello nos parece muy bueno manejar registros dentro del marco del proyecto de ley y así poder dar tranquilidad a la población.

Estoy abierto a cualquier pregunta. Cedo la palabra a la ingeniera, para que aborde la parte técnica de la exposición.

SR. FERNÁNDEZ YARZA Queremos agradecer este espacio. Nos parece una muy buena iniciativa que se hable de estos temas y creemos que es necesario un proyecto de ley nacional de presupuestos mínimos sobre aplicaciones de productos fitosanitarios, sobre todo porque hay mucha diferencia entre las leyes provinciales y las ordenanzas municipales, incluso a veces se contradicen.

Poniendo un marco normativo general a nivel nacional se puede reacomodar, ordenar y controlar las aplicaciones de estos productos. Cuando analizamos estos proyectos, nos dimos cuenta de que lo importante es la definición sobre qué estamos legislando. Los fertilizantes, fitosanitarios y domisanitarios no son lo mismo, sino que tienen distintas legislaciones y organismos que lo regulan. Un fertilizante sería como un alimento para la planta, y un fitosanitario sería su remedio, mientras que los domisanitarios se utilizan en ciudades o lugares públicos. Dentro de los fitosanitarios, tenemos líneas de venta libre, línea jardín o de producción comercial, y necesitan una receta agronómica.

En los últimos proyectos se estaba utilizando la definición que utiliza SENASA para fitosanitarios, pero en otras iniciativas no se hace así; me parece interesante que esté bien definido para saber sobre qué se está legislando. Lo recomendable es que haya distintas legislaciones para cada producto, porque se trabaja mejor y más ordenadamente por separado.

Asimismo, es importante identificar qué actores comprende la ley, sobre todo para establecer registros y responsabilidades, los equipos de aplicación, los aplicadores, y sobre todo para distinguir la figura del asesor fitosanitario y la del fiscalizador fitosanitario. Un asesor es un ingeniero o profesional con similar incumbencia, que está en el establecimiento, mira el cultivo, realiza un diagnóstico y elabora la receta; el fiscalizador es aquel ingeniero agrónomo o profesional de incumbencia similar, que es contratado por el municipio o pertenece a él -dependiendo de cuántos ingresos tenga el municipio-, que controla y fiscaliza en las zonas de amortiguamiento o sensibles. El usuario responsable puede ser un productor, el aplicador o cualquier otra persona que contrate servicios u organice las aplicaciones y los locales donde se comercializan estos productos. Con esto se puede llegar a una trazabilidad y se pueden delegar las funciones y sanciones de cada uno.

Por su parte, a diferencia de otros, el proyecto de Córdoba incluye habilitaciones para los equipos de pulverización que estén en condiciones para que se puedan utilizar correctamente. Además, se refiere a las capacitaciones, porque no cualquier persona puede ir a controlar y fiscalizar, sino que ese profesional tiene que estar capacitado, habilitado y matriculado.

Lo mismo debe ocurrir con los asesores. No puede ser que cualquier persona diga lo que está bien o mal. Por eso tiene que estar capacitada.

Otro de los problemas es el relativo a que no alcanzamos a ver qué es la zona de amortiguamiento y cuál es la zona de exclusión. Son dos cosas distintas. Una zona de exclusión significa que no se pueden realizar aplicaciones y, por otro lado, la zona de amortiguamiento es una zona de aplicación regulada. ¿Qué significa esto? Que se puede aplicar siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos. Por ejemplo, se avisa con una antelación de 48 a 72 horas o lo que disponga la ley avisando dónde se va a realizar, en qué fecha y en qué horario a fin de que el municipio pueda enviar un fiscalizador.

Asimismo, en esa zona de amortiguamiento la aplicación se tiene que hacer bajo ciertas condiciones climáticas, por ejemplo, temperatura, humedad, dirección y velocidad del viento adecuadas para llevar a cabo el proceso. La idea no es tan solo evitar derivas sino también que la aplicación sea eficiente. Un productor no va a aplicar en cualquier condición sobre todo porque el producto va a ser utilizado sin tener una eficacia. Además, importa mucho la regulación del equipo. No es lo mismo la velocidad o el tamaño que tenga. Todo eso se controla para evitar derivas. Creemos que el municipio es el responsable de enviar a un fiscalizador que pueda controlar dichas aplicaciones y las registre.

¿Qué beneficios tiene usar una zona de amortiguamiento en vez de una zona de exclusión? En primer lugar, tal como lo mencionó el licenciado Asseff, se evita la creación de basurales y descampados. Cuando se dejan estas zonas o metros sin producir, generalmente la gente no produce nada, o sea, no lleva a cabo producción orgánica ni tampoco producción con línea jardín. Entonces, se forman pastizales que son usados como basurales. Eso ya sería un problema ambiental. En descampados, con pastizales crecidos, se llena de roedores y de mosquitos que derivan en enfermedades. Eso hay que tenerlo en cuenta porque representa un impacto que puede repercutir respecto de lo que ustedes puedan llegar a legislar.

Además, es muy importante que se implementen las buenas prácticas agrícolas. Esto no es solamente un concepto sino una forma de producir y de manejar responsablemente los productos. En esta zona de amortiguamiento uno responsabiliza a los actores ya que van a estar siendo controlados y tendrán que hacer las cosas adecuadamente. No se limita a la producción. Pensemos que según los metros que se pongan en las zonas de exclusión hay lotes que quedan sin producirse, los cuales pertenecen a personas que viven allí con sus familias. Eso representa su sustento económico. Acá trabajamos en oficinas pero ellos tienen un campo. Hay que pensar todo eso. Hablamos de grandes explotaciones a las que solamente les importa producir, y también pensemos en los pequeños y medianos productores que no van a poder producir.

Los aplicadores son muchas personas que trabajan en las localidades, no tienen otros ingresos. Si no se los deja trabajar, esas familias se verán perjudicadas.

No solamente hay que cuidar la población sino también permitir trabajo y que se pueda producir. El alimento llegará a todas las personas.

Por otro lado, nosotros usamos en el campo y la ciudad productos con los mismos principios activos, en muchos casos con la misma toxicidad. Tal es el caso de la cipermetrina que en el campo se usa para controlar orugas y escarabajos y en nuestras casas nosotros lo utilizamos para matar mosquitos, moscas, arañas y cucarachas. En todas las formulaciones eso constituye toxicidad 3 clase azul.

Otro es el 2 Fenilfenol. Se trata de un principio activo que se utiliza para desinfección. En nuestras casas también lo usamos. No quiero ser mala con la marca pero la empresa Lysoform lo tiene y lo promociona para que lo tiren en las almohadas, sillones y ambientes. La permetrina se utiliza tanto en agricultura como en ganadería. En nuestras casas la usamos para tratar piojos y liendres y también como tratamiento médico contra la sarna. En el caso de los piojos y liendres las dosis son las mismas. En el caso del tratamiento contra la sarna el medicamento puede llegar a ser hasta cinco veces mayor. ¿Qué quiero decir con esto? Que un producto fitosanitario correctamente usado no genera daño. Es un remedio para la planta. Un producto fitosanitario mal utilizado sí puede generar daños.

En nuestras casas estamos usando estos productos pero no nos preocupamos. Estoy casi segura de que nadie de los aquí presentes leyó la etiqueta de un Raid o de un Lysoform; probablemente de los medicamentos sí, ya que tienen contraindicaciones, dosis, frecuencia y requieren recetas que realiza un profesional. Hay que pensar en el producto fitosanitario como un medicamento.

Como bien dije, un fitosanitario bien usado requiere la utilización del equipo de protección personal. En todas las actividades hay un equipo de protección personal: botas, mamelucos, orejeras y antiparras para la visión. Todo esto se utiliza y es necesario.

¿Qué pasa generalmente? La gente no lo utiliza porque es incómodo o da calor y ahí es cuando ocurre el problema. Cuando uno prepara el caldo de aplicación o cuando realiza la aplicación tiene que utilizar este equipo de protección personal. Ese equipo hace que nadie esté en contacto con el producto evitando así cualquier riesgo que pueda haber. Tengamos en cuenta que el riesgo no solamente es por toxicidad sino también por exposición.

Pensar solamente que está bien por usar un producto III o IV, es pensar limitadamente. No importa qué toxicidad tenga un producto siempre y cuando se utilice bien. Si utilizo un producto de baja toxicidad incorrectamente, puedo generar un daño; si utilizo un producto de alta toxicidad adecuadamente, mi riesgo es muy bajo.

Extrapolándolo a otras actividades, una planta nuclear o una fábrica tienen un alto riesgo, pero con todas las medidas de seguridad éste es muy bajo. ¿Puede ocurrir un daño? Sí, puede ocurrir pero se minimizan los riesgos.

Hay que pensar la producción con la aplicación de fitosanitarios como una actividad que si bien tiene sus riesgos, existen un montón de medidas que pueden implementarse para que ese riesgo no exista o sea muy bajo.

Otro tema que se trató fue la reducción de residuos a través del lavado. Felicito que este proyecto de ley esté próximo a aprobarse. Creo que es muy necesario, sobre todo para evitar que haya un comercio marginal de estos productos, asegurando la salud de la población. Estoy muy contenta con este avance.

Como dije antes, hay que respetar las indicaciones del fabricante y de los asesores así como también el período de carencia, que es el tiempo que debe transcurrir desde que se aplica el producto hasta que se puede ingresar al lote. Si se quiere ingresar antes, hay que hacerlo con el equipo de protección personal. También deben ponerse carteles para evitar que ingrese alguna persona que sea ajena a esto.

Por supuesto, el control y la fiscalización son fundamentales junto con la capacitación.

En relación con la producción orgánica, vimos que en muchos casos no resuelve el problema. Es una opción pero hay que tener en cuenta que no se puede hacer en grandes extensiones.

No sé si alguno tuvo alguna vez una huerta en su casa o intentó hacer producción orgánica. Yo lo hice; me llevó mucho tiempo y requiere generalmente de ayuda. Si pensamos esto en una hectárea, es un montón. Está buenísimo hacerlo pero hay que pensar que no puede ser para todo el mundo. Por lo tanto, debe contemplarse la producción en extensivo con fitosanitarios.

Hay que tener en cuenta también que la producción orgánica disminuye la producción y sus productos son más caros; por ende, no son accesibles para toda la sociedad. De acuerdo con las rentabilidades, perfectamente se puede hacer una producción orgánica, pero ¿a qué costo? Yo no pago tomates a 100 pesos si lo puedo pagar a 25 pesos.

Son cosas que hay que considerar. Está buenísimo que se promocione la producción orgánica pero tengamos en cuenta que no es para todos.

Además, el hecho de que sea orgánico no significa que sea inocuo ya que también requiere un protocolo específico de producción. Si el compost no se hace de tres a seis meses puede tener microorganismos o residuos, o depende de dónde venga el fertilizante puede llegar a tener metales pesados. Entonces, en todas las producciones hay riesgos y en todas las producciones hay que hacerlo correctamente. Estamos todos comprometidos. Esta es una tarea tanto de productores como de aplicadores y asesores, del Estado y de los municipios, para que se pueda cumplir correctamente la ley.

Como conclusión, necesitamos una ley nacional para la aplicación de los fitosanitarios, en la que sea compatible la producción primaria con el cuidado de la salud y el medio ambiente. Debemos capacitar y promocionar las buenas prácticas, y controlar y fiscalizar en vez de prohibir. Es muy fácil prohibir, pero cuesta más capacitar y promocionar las buenas prácticas, que es en definitiva la solución para sacar el problema de raíz.

Desde Coninagro, nuestro aporte fue realizar una propuesta, y estamos trabajando con la Red de Buenas Prácticas Agrícolas en un modelo de ordenanza que consideramos que cumple con todo lo que dijimos antes.

Quedamos a disposición para lo que ustedes necesiten y para realizar aportes y/o comentarios. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET Quisiera informar que, con respecto a los proyectos de ley sobre uso de agroquímicos, existen dos dictámenes, uno de mayoría y otro de minoría, por lo que se llevarán al plenario de la Cámara para su consideración y votación.

No sé si quieren formular alguna pregunta o si prefieren dejarlas para el final. En este último caso, le damos la palabra al ingeniero agrónomo Augusto Piazza, de la Cámara de Aeroaplicadores de la Provincia de Buenos Aires.

SR. PIAZZA Señora presidenta: nuestro mensaje es priorizar la salud tanto de los aplicadores como de los vecinos y consumidores, y en particular, de los alimentos que nos llevamos todos los días a la boca.

Voy a basar mi exposición exclusivamente en tres puntos: los agroquímicos, el avión y la salud.

Con respecto a los agroquímicos, y a varios temas en particular, hay un chiste de Nik que me pareció muy bueno. Dice que la mente es como un paracaídas: si no se abre, nos estrellamos contra el piso.

Por eso los felicito por esta reunión y por la participación de todos.

Creo que la información es la base del conocimiento y, por lo tanto, nos ayuda a tomar las decisiones que sean necesarias.

¿Qué es una sustancia química? Llamamos sustancia química a toda aquella cuyas partes podemos identificar. El agua es una sustancia química porque tiene hidrógeno y tiene oxígeno.

Una de las divisiones que podemos hacer de las cosas es entre aquellas de origen natural y las de síntesis. Si yo la tomo del río, el agua es natural, pero si la fabrico en un laboratorio mezclando hidrógeno y oxígeno, será una sustancia de síntesis.

¿Qué tipo de sustancias son aquellas con las que nosotros estamos en contacto todos los días? Me refiero al agua, la sal, los cosméticos, los medicamentos, el azúcar, etcétera. Al respecto, quisiera recordar una frase de Paracelso, considerado el padre de la Toxicología, quien dijo que todas las sustancias son veneno; no hay ninguna que no lo sea. La diferencia entre un veneno y un medicamento es la dosis.

¿Cuántas sustancias químicas hay sobre la Tierra? Aquí vemos un trabajo que preparó el doctor De Titto, del Ministerio de Salud. Tenemos 12 millones de sustancias químicas en el planeta; hay 100.000 que se comercializan, y muchas de ellas están reguladas.

Nosotros convivimos con sustancias químicas. Nuestro cuerpo está compuesto por sustancias químicas de distinto tipo, y por ejemplo, una lechuga tiene aproximadamente un 70 por ciento de agua, que es una sustancia química.

¿Cómo son las sustancias químicas? No son ni buenas ni malas; son herramientas. Esas herramientas se pueden usar bien o usar mal. Por ejemplo, en la próxima filmina van a ver un accidente múltiple de autos, y si lo comparamos con lo que pasa en la Argentina y las estadísticas del año pasado -tenemos un promedio diario de 21 personas muertas por accidente de tránsito-, esto nos podría llevar a pensar, como solución final, la de prohibir los autos. Pero realmente eso no es lo más adecuado ni lo necesario.

Si bien ya se ha mencionado la cipermetrina, yo quería marcar que el mismo producto se usa para el control de chinches en el campo, para el control de piojos en la cabeza de los chicos, para el control de plagas domésticas -mosquitos, vinchucas, moscas- y para el control de la mosca de los cuernos, en usos veterinarios.

Quisiera decir algo breve sobre los aviones agrícolas, que tienen una mala percepción. Si ustedes se fijan, la abuela le dice: "Abrí la boca, que viene el avioncito", pero el nene está mirándole otro avión.

La deriva se puede evitar. La definición resumida de la Asociación Americana de Ingenieros señala que la deriva es el desplazamiento de la masa de gotas fuera del objetivo.

En cuanto al avión, proyecto en la pantalla la forma del ala, que no solo le permite mantenerse en el aire sino que cuando se tocan las flechas azules de arriba con sus pares de abajo, producen una fuerza que empuja las gotas de la aplicación hacia el suelo, lo cual aumenta la efectividad.

A continuación vemos el principio de Bernoulli, que permite al avión sustentarse en el aire. Es el mismo efecto que se usa en los autos de carrera para mantenerlos firmes cuando giran a alta velocidad, lo que los mantiene más presionados hacia el piso.

Ahora vemos la ubicación de la barra, justo debajo de donde se produce el corte de las dos corrientes de aire, lo que ayudará a que las gotas de la aspersión lleguen al objetivo, que es el cultivo.

En cuanto a los equipos terrestres, los más modernos cuentan con una barra de aire asistida, el mismo efecto que encuentran cuando entran a un shopping y notan que un local que no tiene puerta está más refrigerado. Es porque existe una cortina de aire que separa el aire acondicionado sin necesidad de cerrar la puerta para pasar de un lado al otro.

Voy a referirme a la salud respecto de los cientos de denuncias que existen. En el Boletín Epidemiológico notarán las diferencias entre 2015 y lo que va de 2016 entre las denuncias y los casos confirmados. Se engloba todo en el término "plaguicida" que, tal como adelantó Coninagro, se refiere a todo producto que se inscribe en el Ministerio de Salud, desde piojicidas hasta los productos para controlar moscas. En el caso de los fitosanitarios y agroquímicos, se registran en SENASA. Pero para las estadísticas se suma todo.

Existen más de 300 tipos de intoxicaciones confirmadas, pero no sabemos específicamente si provienen de agroquímicos o de plaguicidas domiciliarios, porque en las estadísticas oficiales o privadas se cuentan las intoxicaciones de los chicos que toman los productos que están en la casa, que a veces se guardan en la cocina, y que causan daños importantes.

Una de las cosas que se comentó fue el aumento del cáncer en un 300 por ciento. El Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino, que es el que llevan adelante los médicos oncólogos pediatras de los hospitales públicos, demostró lo contrario, que no hubo crecimiento. Si se fijan en la última transparencia, la doctora Florencia Moreno, directora de este registro público, señala que las cifras se mantuvieron estables durante los últimos diez años, es decir que el aumento del cáncer en un 300 por ciento en los niños no es real.

Ahora vemos una diapositiva de la entrevista al doctor Kirchuk, del Instituto de Oncología Roffo, preguntado acerca del cáncer. En una de sus respuestas indicó que "la incidencia del cáncer no aumentó; hay más casos porque creció la población".

En la próxima transparencia me refiero al sistema de vigilancia que implementó el Ministerio de Salud y que en 2010 incluyó las intoxicaciones. El formulario C2 es de declaración obligatoria; si el médico no cumple con la ley, se le aplican sanciones que pueden ir desde multa, cárcel, pérdida de la matrícula, y también tiene que cumplir con su juramento hipocrático. Acá hay una dicotomía entre los miles de intoxicados que aparecen en televisión y los cientos de intoxicados que aparecen en la realidad. Si el médico no está cumpliendo su obligación no es un buen médico, pues es su obligación publicarlo en el informe semanal y denunciarlo. Cuando lo denuncia se empiezan a construir los estudios epidemiológicos y se toman las decisiones. Si no hay información y es todo para la televisión, sinceramente no tenemos datos serios y fundados. En el formulario C2 lo único que tiene que llenar es un renglón con los datos del paciente, el diagnóstico y la fecha de la consulta. Además, muestro que el anverso del formulario se refiere a las enfermedades comprendidas.

El mismo Ministerio de Salud obligó a poner en los paquetes de cigarrillos las frases que se proyectan a continuación. Yo marqué la que dice "fumar causa cáncer". Por su parte, la leyenda que obligó el Ministerio de Salud a poner en los agroquímicos es "el mal uso puede provocar daños". Hay una gran diferencia entre "causa cáncer" y "puede provocar daños".

Ahora les proyecto parte de un trabajo que hicimos con los ingenieros Etiennot y Rubén Massaro, del INTA de Oliveros; el ingeniero Francisco Vinciguerra, de la Estación Experimental Obispo Colombres de Tucumán; el ingeniero Juan José Eyherabide, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y con el laboratorio Microquim, que tiene GLP, perteneciente a la red de laboratorios del SENASA.

Con las tarjetas podemos marcar hasta dónde llegan las gotas pero no sabemos qué cantidad de producto llega efectivamente. En este experimento hicimos aplicaciones aéreas y terrestres con las buenas prácticas agrícolas, tratando de respetar las pautas de humedad ambiente del 60 por ciento, temperaturas muy superiores a 25 grados, vientos no superiores a 15 kilómetros por hora y con gotas de 200 a 300 micrones. Como dato curioso, el pelo tiene un diámetro de 500 micrones, o sea que la gota sería un poco más chica. No usamos ningún producto adicional como coadyuvante ni picos particulares para evitar la deriva, aunque sí usamos el sulfato de cobre pentahidratado, porque el cobre es lo más fácil de medir en el laboratorio. El cobre pentahidratado se usa tanto para la producción convencional como para la producción orgánica.

- Ocupa la Presidencia la señora secretaria de la Comisión de Relaciones Exteriores y Conservación del Ambiente Humano, licenciada Gisela Scaglia.
SR. PIAZZA Si ustedes ven los cuadros del ensayo, el pico sería la panza de la aplicación, que era lo que estábamos buscando. A la izquierda del pico tienen la zona contraria al viento, y del lado derecho la zona a favor del viento. Se pusieron cajas de Petri con secante para capturar las gotas: las cajas se pusieron hasta los 2,25 metros y al final se puso un palo de 2 metros con una caja en altura. Los datos corresponden a la aplicación aérea que se hizo en Tucumán, y así se evaluó el cobre con espectrofotometría de absorción atómica para evaluar hasta la menor partícula.

En la aplicación de Balcarce, dado que hubo ráfagas de viento, se produjo una deriva de hasta 40 metros. Se detectó en la caja de petri 1,21 microgramos de cobre, considerando que el objetivo de aplicación eran 64 microgramos de cobre.

Hay que tener en cuenta el riesgo, que es la suma de la toxicidad por la exposición. El sulfato de cobre pentahidratado es realmente una sustancia tóxica; el cobre no viene de una cantera donde se lo extrae puro, sino que viene con restos de chatarra de tres impurezas permitidas -arsénico, plomo y cadmio- tanto en la producción orgánica como en la tradicional.

¿Qué es exponer? El mejor ejemplo es cuando nos sacamos una radiografía: uno se la saca pero no le ponen la cobertura o la protección, pero el médico saca la radiografía protegido, del lado de afuera.

Si tomamos en cuenta que eso llegó a 40 metros, si hubiera una persona parada en ese lugar tendríamos que calcular qué pasa. El resultado fue que de 1,21 microgramos de cobre, llegó menos del 2 por ciento de lo aplicado.

Si hacemos la correlación entre la dosis letal 50 del sulfato de cobre, que son 300 miligramos por kilo de peso vivo de ese material, que puede llegar a afectar a una persona o a un animal por cada kilo que pese, el resultado final fue 299 veces menos respecto de lo que apliqué. Si bien el producto puede tener una toxicidad importante, la exposición fue mínima.

En la siguiente filmina podemos apreciar un estudio epidemiológico que presentó la Organización Mundial de la Salud el año pasado y que la Asociación Toxicológica Argentina resumió en idioma español. Allí se muestra que por primera vez se juntaron 60 mil aeroaplicadores y se llevó a cabo un estudio de correlación entre el cáncer y el glifosato y otros productos. Allí no se encontró ninguna correlación. Esto me pareció importante traerlo aquí para cerrar mi exposición. Siempre les digo a mis alumnos que no me tienen que creer sino saber observar. Si realmente todo lo que se aplica en el campo llega a matar, los primeros que estarían muertos serían los que viven allí. Entonces, no tendríamos pollos ni manzanas para comer porque nadie trabajaría en el campo. El problema es la percepción que tenemos y cómo se transmite la información. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA SCAGLIA Tiene la palabra el ingeniero agrónomo Pablo Grosso, en representación del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica.

SR. GROSSO Agradezco la invitación para participar de esta reunión.

En nuestra institución velamos por la idoneidad, incumbencias y gestión de los matriculados y en particular en todo lo que se refiere al manejo de las buenas prácticas.

Estamos convencidos acerca de que el trabajo en red es fundamental. Desde el inicio de su fundación hemos participado de la red de buenas prácticas. Es por eso que quisiera compartir muchos conceptos que fueron producidos por diversas instituciones -más de cuarenta, públicas y privadas- que representan a la red.

En primer lugar, vamos a referirnos a lo que es la producción y la necesidad mundial de alimentos en una población en constante crecimiento. A eso hay que sumarle la importancia del trabajo en red, las buenas prácticas agrícolas y la sustentabilidad, la gestión responsable en todo el ciclo de los productos fitosanitarios, distintos tipos de aplicaciones, los elementos necesarios de protección personal para los aplicadores y la gestión de los envases vacíos.

Quiero aclarar que estoy hablando en representación del Consejo Profesional y en lo que hace al manejo seguro, responsable y bajo buenas prácticas de los productos fitosanitarios. En el día de mañana podría estar haciendo una misma presentación en lo que hace al manejo responsable y las buenas prácticas de la producción orgánica o de la producción agroecológica. En nuestra institución hay colegas que se desempeñan en distintas actividades. Entendemos que es fundamental el manejo bajo nuevas prácticas y de manera responsable de aquel tipo de actividad que se realice, y más aún para la producción de alimentos.

Con respecto al aumento de la población y la producción de alimentos, para poder compensar dicho incremento podemos decir que en los últimos cincuenta años eso fue muy notorio en el planeta Tierra. En la filmina podemos visualizar -en color azul- la cantidad de habitantes que había en el planeta. Por cada habitante había disponible más de media hectárea para la producción de alimentos.

En el año 2000 esa cantidad de superficie se limitó a una cuarta parte de la hectárea, o sea, disminuyó drásticamente el suelo trabajable. Finalmente, una dieciseisava parte de hectárea va a estar disponible en el año 2050. ¿Para qué todo esto? Para alimentar a una población que está en continuo crecimiento. Ya somos 7.000 millones de habitantes en la Tierra y para el 2050 está estimado que seamos más de 9.000 millones.

Además, como vemos en la trasparencia que se exhibe, si esa manzana fuera el planeta Tierra, solamente el puntito verde -que no es más del 3 por ciento del total de la superficie- es superficie cultivable para poder producir alimentos. Por lo tanto, estamos en problemas si no aumentamos la capacidad de la producción por hectárea. De hecho, en la evolución de la agricultura hemos ido haciendo esto.

Hace diez mil años una persona necesitaba cien hectáreas para poder alimentarse, por eso los habitantes del planeta eran nómades, era imposible vivir establecido en un lugar. Ya en nuestra época, en la década del 50 se podía alimentar a 2,3 personas con una hectárea; en el año 2000 eso aumentó a 4,3 personas por hectárea y en las puertas del año 2020 vamos a tener que adquirir la capacidad para alimentar a casi 6 personas por hectárea debido al gran incremento que ha habido de la población.

En los últimos diez o doce años hemos tenido un 13 por ciento de aumento de la población mundial, un 34 por ciento de aumento del ingreso per cápita de los habitantes de la Tierra, un 34 por ciento de aumento de la producción mundial de maíz y solamente un 6 por ciento de aumento de la tierra cultivada, con un 52 por ciento de aumento de la producción de soja. También se aumentó un 21 por ciento la producción de carne.

Como veíamos en la trasparencia anterior, se pudo afrontar ese crecimiento muy importante de la población con un crecimiento muy inferior de los suelos destinados a la agricultura. Esto se debe ni más ni menos al aporte de la investigación y del desarrollo en tecnología.

Como les decía antes, es importante el trabajo en red, estar interconectados, trabajar en distintas comisiones y con diferencias -porque cada institución y cada organismo tiene sus propias posturas- pero tratando de llegar a consensos para el bien del manejo de la producción agrícola, bajo las buenas prácticas y de manera responsable.

En la imagen que se exhibe puede verse que, como les decía antes, hay más de cuarenta instituciones -públicas y privadas- que son líderes en lo que es el soporte para la producción argentina que, como todos sabemos, es una de las tres más importantes del mundo junto con Estados Unidos y Brasil.

¿Qué promueven las buenas prácticas? Ni más ni menos que la aplicación del conocimiento hoy disponible para la utilización sostenible de aquellos recursos básicos para la producción. Esto está basado en tres pilares: la inocuidad alimentaria, el soporte y la sustentabilidad del medio ambiente y la seguridad de las personas.

Desde el consejo profesional hicimos un parangón entre las buenas prácticas agrícolas y las buenas prácticas de manejo, con una especie de señalización tal como existe cuando manejamos un vehículo.

Son distintos tipos de señales mediante las cuales marcamos lo importante, que es el manejo integrado de plagas e insectos para que aquellos que son benéficos no sean afectados y para que se mantenga la biodiversidad; el manejo de los envases vacíos; la rotación de cultivos; la restitución de los nutrientes al suelo para que el suelo siga teniendo capacidad de sostener una producción; el bienestar animal; el análisis y soporte de datos, que es el mejor disparador para después tener un proceso de mejora continua -como son estos tipos de procesos-; todo lo referido a las aplicaciones -o sea, la velocidad máxima que se debe respetar para la aplicación terrestre o los instrumentos y elementos de seguridad personal en aplicaciones con mochila-, y finalmente el mantener siempre un suelo con cobertura para que esté protegido de la erosión tanto hídrica como eólica.

Esa sustentabilidad se basa en tres pilares: lo social, lo económico y lo ambiental. ¿Para qué? Para que el desarrollo pueda ser viable, equitativo y vivible -de esta manera será sostenible-, y basado en una institucionalidad importante. Consideramos que este punto es clave. O sea que no podemos producir mayor impacto que el que es capaz de absorber el sistema.

Aquí tenemos un mensaje bastante gráfico y claro de que la tecnología bien utilizada, y bajo buenas prácticas agrícolas en la producción de alimentos, termina siendo una defensora muy importante del ambiente. Esto se trató de graficar en este gráfico que vemos. Fíjense lo que pasaba en nuestro país hace unas décadas, y esto es muy real: por ejemplo, no podía producirse más de 1.000 kilos de trigo por hectárea. Si el requerimiento de una determinada población o región era de 3.000 kilos por hectárea, se necesitaban tres cuartas partes para poder alimentar a esa población. En cambio, si en la unidad de superficie logramos aumentar esa producción tres o cuatro veces, como en el modelo actual, nos queda el 75 por ciento restante de la superficie para ser destinado a bosques o reservas naturales, o a la preservación de todo tipo de usos para la población, como pueden ser ámbitos recreativos, e incluso para tener nuevas ciudades o poblaciones.

Es muy importante que la gestión de los productos sea responsable en todo su ciclo de vida. La gestión no se limita a lo que sería la aplicación -si bien es uno de los puntos clave-, sino que parte de la investigación y desarrollo, pasando por la manufactura, el almacenamiento y transporte de ese producto. Esta es la etapa previa, en la cual el profesional tiene mayor injerencia, primero para definir si realmente hace falta la aplicación del producto. Muchas veces, si se hace un análisis consciente, visitando ese suelo y ese lote, quizás se descubre que no es necesaria la aplicación o lo es con una determinada dosis que puede ser mucho más amigable con la biodiversidad y el medio ambiente.

El éxito del uso responsable estará determinado por esa etapa previa que acabamos de comentar. Pero también hay un manejo de envases, como después veremos, y finalmente, la disposición de stocks obsoletos.

En la siguiente imagen vemos que para que un producto agroquímico o fitosanitario sea lanzado al mercado, debe pasar por muchísimos filtros y por análisis de todo tipo, desde químicos hasta biológicos, toxicológicos y ecotoxicológicos. Para darles una idea, esa primera molécula que aparece en el año 1 -en la parte superior izquierda de la imagen que se proyecta- es la resultante de un filtro de más de 140.000 moléculas. De manera que pasó por numerosos filtros. A partir de ahí, todavía hacen falta diez años más de ensayos y tests de laboratorio y a campo, tanto químicos como biológicos, toxicológicos y ecotoxicológicos.

Cuando mencionamos esta última etapa, que es la más relacionada con la ecotoxicología y con el ambiente, hasta podemos animarnos a decir que este tipo de productos tienen más filtros y más estudios, en muchos casos, que los mismos medicamentos que toma el ser humano, porque evidentemente, todo lo que es el análisis del ambiente y de la ecotoxicología, con su interacción con plantas, animales y suelo, no es necesario en el caso de los medicamentos.

La investigación y desarrollo es un proceso muy costoso, como veíamos antes. Solo una de 140.000 moléculas supera finalmente la etapa del laboratorio y puede llegar, si luego pasa las etapas que mencionamos, a la condición comercial. Más de 120 tests son realizados para cada producto.

En este sentido, debo resaltar la muy importante tarea que en la Argentina lleva a cabo el SENASA, que ocupa un lugar de primer nivel en el mundo y cuyo trabajo es equiparable al que hacen las instituciones similares de primer nivel mundial.

Como otro punto importante, aquí podemos ver si un cultivo tiene un ciento por ciento de capacidad potencial de producción. Hay un 42 por ciento que se pierde a pesar de que se haga una protección de cultivos; hay un 30 por ciento que se produce sin nada, y casi se duplica esa producción -un 28 por ciento más- si realmente se hace un adecuado manejo con productos para proteger ese cultivo.

En la siguiente imagen podemos ver cuál fue la evolución de los productos que se utilizan en el campo argentino desde el año 1990 a 2012. Cómo bien les explicaba la ingeniera Fernández Yarza en su exposición, en los primeros años se ha usado solamente un 10 por ciento de los productos de banda verde -los menos agresivos-, mientras que un tiempo se pasó al 90 por ciento de productos verdes, dejando en una mínima expresión los productos de banda azul o amarilla y habiendo prácticamente desaparecido los de banda roja, los más agresivos para el ser humano y el ambiente.

Eso también se vio reflejado en el tiempo de carencia que se necesita que pase entre la última aplicación y la cosecha, previo a llevarlo al mercado, donde queda reducido en dos tercios. Lo que antes llevaba casi 39 días, hoy lleva 13 días.

En cuanto a los distintos tipos de aplicaciones que tenemos en la Argentina y en el mundo -porque la Argentina no es una excepción a lo que se hace en el mundo-, tenemos aplicaciones vía mochila, las que más se utilizan para aplicaciones para establecimientos frutihortícolas pequeños, y que también son muy utilizadas en parques, jardines, campos de esparcimiento y deportivos, con los mismos productos que se utilizan para la producción a campo.

También tenemos las aplicaciones de tipo turbina o cañón, que se utilizan para las zonas frutícolas, por ejemplo en los valles de Mendoza y de Río Negro, y para las producciones citrícolas de Tucumán, Salta y de la Mesopotamia.

Finalmente, tenemos las pulverizaciones terrestres de arrastre -con máquinas de arrastre y autopropulsadas- y el avión, sobre lo que no voy a extenderme dado que ya lo abarcó el ingeniero Piazza.

Las etapas seguras en el uso del producto son totalmente similares y se deben hacer para todo tipo de producción, independientemente de que sea de una mochila o un avión, pasando por todas las etapas intermedias. Las etapas previas abarcan varios elementos: debe haber seguridad en la compra; se debe comprar el producto en un establecimiento reconocido; debe existir seguridad en el transporte y almacenamiento y una verificación muy exhaustiva del etiquetado y de las normativas y requisitos que contempla el SENASA como ente de regulación. Durante la aplicación se debe dar cumplimiento de las normativas que indiquen la Nación, la provincia y el municipio, dependiendo de cada caso. Por ejemplo, en las aplicaciones periurbanas se debe cumplir con las distancias que se requieren.

Los equipos de protección personal son importantes para aquellas aplicaciones con mochila, turbina o cañón, donde el aplicador está mucho más en contacto con el producto y, por lo tanto, hay que armar una especie de barrera para que ese contacto no sea directo.

Respecto de las condiciones climáticas, hay que tener en cuenta la humedad, la condición de calor y el viento, que es muy importante para la deriva. A su vez, los equipos deben estar verificados y en condiciones. Cada vez se hacen más certificaciones de los equipos en distintas provincias argentinas. En Brasil, por ejemplo, ya se está haciendo una certificación de los aeroaplicadores amigables con el ambiente, lo que hace que tengan que cumplir requisitos muy estrictos en la documentación, capacitación y de auditorías a campo.

Finalmente, quiero referirme a un tema que no es menor y que lo remarco como parte fundamental de la misma aplicación: el lavado del envase tiene que ser hecho en el mismo momento de la aplicación para que el resto del lavado sea vuelto a volcar en el tanque de la aplicadora, ya sea mochila, tanque de pulverización terrestre o avión, porque es mucho más fácil hacerlo. Posteriormente, cuando toma contacto con el sol, es difícil lavar correctamente.

Después de la aplicación ya sigue el proceso de trazabilidad, reciclado de envases y manejo de los cultivos tratados, es decir el ingreso de los cultivos a cosecha y al mercado final.

La exposición es un tema clave para evitar el contacto efectivo de cualquier tipo de producto con el organismo. Como se dijo antes, no existen agroquímicos seguros, como no existe nada seguro sino formas seguras de utilización. Esto es válido para un agroquímico, para un medicamento, para el agua o para un auto. El equipo de protección personal debe ser utilizado frente a esos riesgos porque es clave minimizar la exposición del aplicador.

Ahora vemos en la pantalla distintos tipos de protección personal. Lo interesante de esta diapositiva es que estos materiales que protegen al aplicador son mucho más amigables; no están hechos con tipos de telas que lo asfixian, lo cual en zonas tropicales o subtropicales imposibilitaban su uso. Con este tipo de telas novedosas e impermeables es mucho más factible usarlos como corresponde.

Vemos a continuación las turbinas de arrastre y una pulverizadora haciendo una aplicación a campo. En el fondo notamos la importancia de las barreras forestales vegetales, que son estructuras de materiales vivos que tienen muchas ventajas: protegen el suelo, conservan la humedad y protegen las plantas y animales, fomentando la biodiversidad e interceptando los contaminantes aéreos y las partículas del suelo. Obviamente, son muy utilizadas en todo el país, pero su principal importancia radica en zonas ventosas de la Patagonia y del Valle Superior del Río Negro y del Neuquén, donde se hacen todas las aplicaciones para cultivos frutícolas.

Ahora proyecto otra imagen sobre protección personal, en este caso para un aplicador de una máquina terrestre, donde vemos los distintos elementos que tiene que tener.

Respecto de esas aplicaciones terrestres, voy a volver a mencionar lo que creo que se trató en la primera jornada, el documento de pautas que se hizo entre el Ministerio de Agricultura de la Nación y varias de las instituciones que componen la Red de Buenas Prácticas, donde después de analizar más de 500 documentos técnicos y científicos locales e internacionales, y de hacer aplicaciones a campo se llegó a estas áreas y a esta zona de amortiguamiento para las aplicaciones terrestres y aéreas.

Para que tengan una idea, con estos números -que a algunos les parecerá mucho y a otros poco-, en la Argentina debemos ser los campeones del mundo en cuanto a la seguridad, porque en Europa y en los Estados Unidos se habla de 5 y 10 metros, y no más de 20 o 50 metros. Esto de alguna manera se ve reflejado cuando esto se aplica bajo buenas prácticas, donde el factor de seguridad, si bien se puso entre 100 y 200 metros, llegó a ser de 5 veces, es decir de 20 metros para la aplicación terrestre y de entre 40 y 50 para la aplicación aérea, todo esto contando con las condiciones naturales de ese momento. Si hubiéramos contado con el tiempo disponible para que la aplicación se hiciera con el viento en contra, de la ciudad hacia el campo, la distancia sería de cero. Eso lo demuestran estudios locales e internacionales.

Agradecemos nuevamente la oportunidad de poder compartir con ustedes esta reunión. Nuestro compromiso es demostrar que bajo buenas prácticas agrícolas y de manera responsable, las producciones son ambientalmente amigables, económicamente rentables y socialmente comprometidas con las personas, desde aquella persona que lo aplica, desde su familia que junto con él vive en el campo muy cerca de donde está haciendo la aplicación, hacia todos los habitantes.

Ahora muestro un esquema muy rápido de un modelo del manejo de los envases vacíos de fitosanitarios en la República Argentina. Estamos presentando el caso de Mendoza, donde podemos mencionar tres fases. La primera es el trabajo que hace el productor; después, el soporte de una institución oficial, en este caso el ISCAMEN de Mendoza, y la tercera fase es la industria del reciclado plástico.

En la primera fase voy a mencionar la importancia del triple lavado o lavado a presión. La máquina aplicadora tiene la particularidad de que cada día se pide más a los fabricantes. Con ese lavado a presión se logra que todo el producto vaya a donde debe ir, al tanque de la aplicación, para proteger el cultivo y que no se disemine en el suelo, en un arroyo o en un lugar donde no corresponde.

Ese productor debe perforar la base del bidón para que el mismo no sea reutilizado bajo ningún concepto. Luego es llevado a un centro de acopio. Allí se lo prensa y de ahí es derivado a un organismo o empresa industrial de reciclado de producto plástico donde finalmente se lo destina para productos autorizados que no afecten al medio ambiente o a las personas. Me refiero a los plásticos para alimentos. Eso no sería lo adecuado.

En la siguiente filmina podemos apreciar una clasificación internacional para que vean cómo es la consideración en los países más avanzados respecto de la producción de alimentos. Me refiero a Estados Unidos, Canadá, Brasil, Oceanía y gran parte de Europa. Allí se siguen las recomendaciones de la FAO. Señalan que después de un triple lavado correctamente realizado deja de ser considerado como residuo peligroso. Hay que aclarar que en los casos en que no fue hecho correctamente el triple lavado sigue siendo un residuo peligroso y tiene que seguir por otra cadena de trazabilidad.

Para que tengan una idea de la importancia de este tema aquí les mostramos un estudio realizado en Brasil. Se trata de la corrección de envases que llegaron a más de cien toneladas. Lograron el equivalente a la no emisión de 164 mil toneladas de dióxido de carbono o, lo que es equivalente, a 374 mil ahorros de barriles de petróleo y, quizás lo que es más impactante, concretaron evitar la tala de más de 800 mil árboles. Todo ello fue gracias al manejo responsable de los envases vacíos de los fitosanitarios.

Finalmente, quiero referirme a la importancia de los esquemas de certificación. La mayoría de los que están apreciando en la filmina son europeos -uno de ellos es del Global GAP- y hay una gran incidencia en la parte frutícola a nivel mundial y, en particular, en lo que ocurre en Argentina. Hoy podríamos decir que no hay una producción de peras o manzanas de Argentina que vaya a un supermercado europeo y que no tenga la certificación del Global GAP. Eso irá creciendo año tras año. Tenemos distintas certificadoras: alemanas, holandesas y francesas. También se dedican a la parte de certificación pero más en particular a lo que son los cultivos extensivos, o sea, producción de soja, maíz y trigo.

Asimismo, la agricultura certificada es argentina y cada día se está desarrollando más. Representa la evolución del manejo de aquellos productores que se unieron para hacer siembra directa.

Con respecto a la certificación podemos decir que se cumple con las buenas prácticas empresariales. Debe haber condiciones laborales responsables al igual que las relaciones comunitarias. Debe haber una responsabilidad ambiental sumada a una práctica agrícola adecuada.

Si las empresas no cumplen con todos estos parámetros -estrictos para Argentina y el resto del mundo- no podrá enviar ni exportar ese alimento desde nuestro país hacia la góndola europea. Esto ya lo estamos haciendo a nivel país. Año a año hay miles de hectáreas que se van sumando a este tipo de certificaciones. Con esto quiero demostrar que bajo las buenas prácticas la producción responsable es cada día más importante y hace que Argentina pueda competir y, como dijimos antes, estar en el podio de los países más importantes productores de alimentos. Esto incluye todo tipo de manejo. El manejo de los fitosanitarios y agroquímicos cumple un rol fundamental para ser certificado y auditado.

Este es el esquema de la agricultura certificada que lo van a ver en la última jornada y por esa razón no me voy a extender en el comentario. Debo decir que ha sido un modelo ejemplar para lo que es la certificación argentina y ya existen convenios con certificadoras del más alto nivel mundial.

Es fundamental, desde el vamos, el buen manejo de la investigación y desarrollo en ciencia y tecnología. Es el soporte clave para que la protección y nutrición de los cultivos sea fundamental para un mundo que necesita cada día más alimentos. El compromiso productivo debe ser amigable ambientalmente, socialmente comprometido con las personas y económicamente rentable. De lo contrario, no será viable. Aumentando la producción por unidad de superficies nos permite estar, directa o indirectamente, cuidando y protegiendo al medio ambiente.

No producir más impacto de lo que el sistema es capaz de absorber es la responsabilidad de todos nosotros. El seguimiento de las buenas prácticas en todo el proceso productivo también es clave para llegar a ese buen puerto.

Destaco la importancia del seguimiento, como es la validación, la certificación y el control de las aplicaciones -como vimos- con las certificaciones y las normativas que cada día se están aplicando en distintas regiones del país y se van a aplicar si seguimos avanzando con estas normativas nacionales.

Los productos deben ser cada día más específicos y más amigables.

Debe haber sinergia y complementación pública y privada.

Y, por último, resalto el rol fundamental de todos los integrantes de la cadena para el presente y para el futuro de una Argentina que es líder mundial agroalimentaria.

Para finalizar, en la trasparencia figuran los dos primeros documentos que realizamos en la Red de Buenas Prácticas para cultivos extensivos y cultivos intensivos. Muchas gracias por su atención. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA SCAGLIA ¿Alguien quiere realizar alguna pregunta?

SR. FERREYRA Señora presidenta: agradezco la posibilidad de preguntar.

Mi nombre es Silvia Ferreyra. Asesoro a la diputada Cousinet, miembro de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, a cargo de la organización de este evento.

Entiendo que el objetivo de la jornada justamente es poder dar la palabra a los distintos sectores involucrados en la actividad agrícola, específicamente en lo que hace a la aplicación, ya que hay tres proyectos en debate en esta comisión. La idea es sacarnos algunas dudas -o por lo menos aprovechar la oportunidad- respecto de los temas que se debaten en estos tres proyectos.

Si las buenas prácticas agrícolas estuvieran funcionando, no estaríamos discutiendo aquí ningún proyecto sobre la aplicación de agroquímicos. Justamente, estamos discutiendo la dificultad que hay para que las buenas prácticas agrícolas realmente defiendan la salud de la población. Eso es lo que nos trae a este debate, y por eso hemos presentado este proyecto desde el despacho de la diputada Cousinet.

En cuanto al fomento de la producción agrícola, entendemos que tiene que haber también un debate respecto de qué tipo de producción incentivar para que podamos establecer una relación más amigable con el ambiente y el modelo productivo.

Las preguntas que quiero realizar tienen que ver específicamente con el proyecto que, por lo menos, la diputada tiene en debate. Me refiero al proyecto sobre la restricción de la aplicación -tanto terrestre como aérea- de agroquímicos.

Entonces, quiero hacer una pregunta esencial a los ingenieros agrónomos presentes. La receta agronómica debiera ser uno de los aspectos incorporados a las buenas prácticas agrícolas para la aplicación de estos productos. Cuando en este Congreso se debatió la ley de comercialización de agroquímicos, uno de los requisitos que se impuso como obligatorio para la comercialización fue, justamente, la receta agronómica.

Entendemos que esta receta se hace con una formalidad muy grande o directamente no se hace, y que no solamente tiene que estar en el momento de la comercialización de los productos sino que después debe controlarse que eso sea efectivamente lo que se va a aplicar.

Por ello, mi consulta para los ingenieros agrónomos es acerca de cómo tienen contemplado este mecanismo. ¿Ustedes entienden que es algo muy formal? ¿Es algo que hay que corregir y controlar con mayor ahínco? ¿En qué momento?

Porque en relación con la receta agronómica, la gente que ha venido aquí a actividades en el marco del proyecto de comercialización nos ha dicho que en el mismo comercio tienen un certificado que lo hacen firmar por un agrónomo y se lo entregan al que solicita el producto. Entonces, entendemos que esa formalidad no sirve como instrumento de buenas prácticas.

Queremos sacarnos esa duda respecto de la receta agronómica, que es el punto de inicio para todo el proceso que sigue a continuación.

La otra duda que quiero plantear tiene que ver con el tema de los aeroaplicadores. Cuando en los campos en donde hacen la aplicación aérea de los productos hay cursos de agua o casas de habitantes de la zona o escuelas, ¿cuáles son las recomendaciones que tienen para que ese control de la deriva que señalan aplique? Porque entendemos que en estos casos concretos es muy difícil resolver la cuestión doblando o esquivando.

Entonces, ¿cuáles son las recomendaciones que les entregan? Por las dificultades que hay para llevar adelante controles en ese sentido es que nosotros estamos proponiendo prohibir la fumigación aérea, por lo menos en la cercanía de fuentes de agua, escuelas y hogares.

El año pasado se llevó a cabo en esta Cámara de Diputados una audiencia pública justamente de escuelas fumigadas, y manifestaron las razones por las cuales aducían la necesidad de tener que informar y que los gobiernos locales aplicaran restricciones en determinados días. Incluso el mismo representante del Ministerio de Ambiente que la semana pasada concurrió aquí señaló que por el tema de la aplicación aérea y las dificultades concretas que hay para esquivar las escuelas es que se ha restringido en fechas y momentos determinados del año la actividad de la aplicación.

La otra duda que tenía era con respecto a los cuidados para los aplicadores, que mencionaba la persona que me antecedió en el uso de la palabra. Por ejemplo, en el caso de la producción frutihortícola, que está muy cercana al área conurbana -en Tigre, en Escobar-, también nos señalaban en otro momento las dificultades que tienen las personas que aplican para poder cubrirse con los equipos que usan, cuando en diciembre hace 38 grados de temperatura, y mencionaban cuáles eran las otras consideraciones que se establecen, además de los equipos, para poder sortear los efectos que sobre la salud produce la aplicación de estos productos. Ojalá fueran los mismos que usamos en nuestro hogar. Lamentablemente, sabemos que hay una clasificación, de cuatro bandas, y que hay gente que manipula estos productos de manera directa.

Entonces, ¿cuáles son las posibilidades de protegerse y de proteger la salud de quienes están vinculados a la actividad, por fuera de lo que ya está establecido? Sabemos que hay dificultades concretas y que hay algo que no está funcionando, porque por eso tenemos este problema.

SR. PIAZZA En cuanto al tema de la aplicación aérea, el piloto cuenta en el avión con una especie de canillita que la puede cerrar perfectamente, sin necesidad de llegar a una zona donde no se puede aplicar. Generalmente se conoce el lote con anterioridad y se trata de evitar todo tipo de contaminación.

Ahora bien, hay algo que es real y de lo cual a veces nos olvidamos. Me refiero a las personas. En efecto, no estamos hablando de una computadora a la cual le podemos decir que haga algo exactamente igual en todos los lugares. A veces las personas, por equis causa, cometen errores; no digamos que por una cuestión de falta de ética sino porque a veces tienen un día bueno, y otras veces, un día malo.

Nosotros creemos necesario no hacer aplicaciones en la proximidad de las escuelas; lo podemos hacer otro día o fuera del horario, sin necesidad de perjudicar a nadie.

También somos realistas, en el sentido de que venimos sosteniendo que esto no es agua bendita, aunque el agua también tiene efectos toxicológicos y hay que saberla manejar. Hay una enfermedad que se denomina hiponatremia, producida por exceso de agua, que genera un desbalance en las sales y la persona se infarta. El agua es una sustancia química y también tiene toxicología.

Entonces, se puede trabajar bien y los pilotos están capacitados para hacer las cosas bien. No es necesario aplicar sobre las escuelas; se puede hacer fuera del horario. Nosotros no tenemos ningún problema. El tema es que no nos prohíban trabajar, porque nosotros vivimos de esto. En otros países también hay problemas por ataques de mosquitos y los controles se hacen -incluso en los Estados Unidos- mediante aplicaciones aéreas. En efecto, a la noche se aplica sobre las casas productos de baja toxicidad, para matar las larvas de los mosquitos.

SRA. ASESORA (FERREIRA) ¿Sería la canilla el mecanismo a utilizar?

SR. PIAZZA El piloto tiene un sistema que, por aproximación, le permite ir cerrando. Como el cierre es inmediato, no habría posibilidad de que gotee en ningún lado.

SRA. ASESORA (FERREIRA) ¿Con eso se resuelve la deriva?

SR. PIAZZA No; la deriva se resuelve de distintas formas. El ensayo que yo mostré era solamente de aplicación con agua, y pudimos manejar la deriva en casi todos los casos.

Tenemos un montón de elementos auxiliares, como picos antideriva, y los coadyuvantes, que permiten aumentar el peso de la gota para evitar que se evapore. En las aplicaciones aéreas a veces no se usa agua sino otras sustancias de mayor densidad como el aceite, que tampoco se evapora. Hay un montón de herramientas para hacer las cosas bien, y las conocemos.

SRA. SERRANO Soy ministra de Planificación, Ambiente e Innovación Tecnológica de la provincia del Chaco.

El Chaco sancionó la ley provincial 7.032, de agroquímicos, en 2012. Antes de ser ministra, fui subsecretaria de Ambiente, con la ley recién sancionada por la Legislatura. Tenemos una experiencia importante que creo que sería bueno compartir en este momento, aunque sea brevemente. Nos podemos poner en contacto cuando termine esta reunión y, si les sirve nuestra experiencia, con mucho gusto lo vamos a compartir.

El tema central es la receta. Nosotros exigimos recetas agronómicas de expendio y de aplicación. Es como ir a comprar un medicamento: se lleva la receta del ingeniero agrónomo, le venden, lleva la receta de aplicación -que sería como ir al enfermero- y le aplican en la manera que el ingeniero agrónomo dice en cuanto a condiciones de viento, temperatura, el producto, dosis de la pulverización, etcétera.

Nosotros tenemos todos los registros, productos, expendedores, depósitos, aplicadores -tanto aéreos como terrestres-, y también tenemos la restricción de distancia de 500 metros para aplicación terrestre y de 1.500 metros para aplicación aérea. Dentro de los 500 metros -y no estoy de acuerdo con la gente de Coninagro- no decimos que no se puede producir; lo que no se puede es aplicar por medio terrestre ni aéreo, pero sí con mochila. O sea que hay otro tipo de producción que es posible; hay otro tipo de cultivos que requieren otro tipo de pulverización con otros productos y exposición. Se puede hacer ganadería, ganado menor y otras actividades, y eso no significa que vamos a dejar áreas con pastizales o basurales. Me parece que ese argumento no es válido.

Por otro lado, hay otro argumento que se dirimió aquí respecto de las pulverizaciones en el sentido de que son productos similares a los que le ponemos a nuestros hijos. Hace 18 años crié a un bebé con una pastilla de Fuyi en su habitación. Sin embargo, hoy no lo haría. Pero es una decisión que tomé yo con mi hijo, no con el del vecino. Es lo mismo cuando lo comparamos con un piojicida: yo se lo pongo a mi hijo, no al del vecino, y eso es lo que sucede con los agroquímicos. Por eso es muy similar al tema del cigarrillo: si quiero, puedo fumar en mi casa, pero no puedo hacerlo en lugares donde afecto la salud de terceros.

El tema de las fuentes de agua es algo muy interesante porque hay mucha gente que vive en el campo y que no tiene las condiciones económicas para comprar un tanque de agua cerrado en el cual no ingresen partículas de agroquímicos. El aviso de las 48 horas es una propuesta excelente, pero debe ser fehaciente para que la gente del campo sepa efectivamente que van a hacer una aplicación aérea.

Comparto lo dicho respecto de producir la cantidad que necesitamos. Está muy bien que podamos usar los productos de la manera responsable con las buenas prácticas porque, si no, le estaríamos quitando hectáreas a nuestros montes, lo que ocasionaría la expansión de la frontera agrícola.

El delicado equilibrio es una cuestión compleja que requiere muchísima responsabilidad. En el caso de las escuelas, hace dos años fumigaron sobre los niños durante un 25 de mayo mientras hacían un acto en el patio de su escuela en la zona de Tres Isletas, acción por la cual aplicamos la multa máxima, tanto al aeroaplicador como a la empresa que explotaba el campo. La empresa reconoció su error e hizo el aporte correspondiente, pero el aplicador no.

Tenemos muchísimas dificultades, y sin embargo conozco excelentes aeroaplicadores que garantizan con su vida las buenas prácticas. Es algo muy importante y un trabajo muy serio. Es muy doloroso cuando a un niño le dicen en la escuela que su papá es un asesino por ser aeroaplicador. El equilibrio no es sencillo, pero hace falta presupuesto puesto que para el control que tiene que hacer el Estado se necesitan recursos. En el Chaco pasamos de 600.000 a 1.800.000 hectáreas sembradas. Cuando el Estado no tiene los recursos para hacer efectivo el control, no hay ley que valga.

Nosotros tenemos una cantidad de normas complementarias a la ley de 2012. Tenemos muy buena relación con aeroaplicadores y con los ingenieros agrónomos, quienes trabajan sobre la base de esta ley y emiten la receta tanto de expendio como de aplicación. Permanentemente revisamos nuestra norma para hacerla más aplicable y más ejecutiva.

Por otro lado, hay aspectos imposibles de cumplir. Por ejemplo, nuestra ley establece que la receta agronómica también tiene que existir para el ingreso de productos a la provincia. Es imposible para un comercio stockear de alguna manera si no sabe qué va vender o qué plaga va a combatir.

Asimismo, en la primera normativa prohibimos los productos banda roja, algo que posteriormente tuvimos que rever porque el fosfuro de aluminio sirve para desinfectar vagones de tren y barcazas. Es decir que sin esa sustancia no podíamos sacar la producción de la provincia, por lo que lo tuvimos que permitir en ciertas condiciones. Sin embargo, el Ministerio de Planificación, Ambiente e Innovación también se reserva la posibilidad de habilitar un producto banda roja en el caso de que exista alguna plaga que no se pueda combatir con banda amarilla o verde, y por algún período especial podríamos aceptarlo. También tenemos prohibido el 2,4D, que en otras provincias se acepta.

Sin lugar a dudas, una ley va a regular menos que nosotros, pero nuestra experiencia nos parece que es valiosa.

Un aspecto que no se mencionó es el transporte de agroquímicos para uso propio. Cuando un productor compra en un comercio, lo lleva después hasta el aplicador, o hasta su campo, en caso de tener un equipo terrestre de uso propio. Según nuestra normativa y resoluciones complementarias a la ley, en ese caso tiene que llevar los bidones amarrados y encarpados. Para los que no están familiarizados, en el caso de un accidente el producto se derrama en el suelo y es el Estado quien tiene que encargarse de la limpieza, además del posible riesgo de muerte. Tampoco se puede transportar los productos dentro del habitáculo del vehículo. Sin embargo, en nuestras rutas la Policía Caminera muchas veces labra actas de infracciones por llevar bidones junto con la comida, entre los animales o dentro del vehículo. Como respecto del uso del casco, tenemos que ayudar a la gente a que conozca la normativa.

Por otra parte, hay otra dificultad en la implementación de la ley en el sentido de que muchas personas que trabajan en el circuito de aplicación no conocen toda la normativa y la peligrosidad de aquello que manejan, por lo cual hacemos siempre capacitaciones permanentes en conjunto con los ingenieros agrónomos.

Hay muchísimo que les podría contar, pero para nosotros es una muy buena ley que no satisface a ninguna de las dos partes, ni al campo ni a las organizaciones ambientalistas. Creo que es un buen equilibrio que sin duda tiene que ser mejorado, y hay muchas cosas que todavía nos faltan. Por eso quise venir a compartir esta pequeña experiencia con ustedes. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA SCAGLIA Tiene la palabra el señor Grosso.

SR. GROSSO Con respecto a la receta profesional, es un tema clave, y me sumo a lo que muy bien dijo la representante del Chaco previamente. Tiene que contar con las dos recetas: la comercial y la de aplicación.

Agradezco la pregunta porque creo que es muy importante para llevarle tranquilidad a la población y en particular respecto de las aplicaciones periurbanas. Conozco ya varios casos de intendencias o municipios donde había un ingeniero agrónomo a cargo de las aplicaciones periurbanas presente en cada una de esas aplicaciones. De esa manera se pudo llevar tranquilidad a la población, explicando qué se estaba hablando, que se estaba cumpliendo con los requisitos climáticos, que el equipo estaba certificado, etcétera.

Ese es un punto muy importante y cuanto más se pueda generalizar o masificar será bienvenido, pues se trata de un proceso de mejora continua, tal como lo venimos diciendo.

Con respecto a los equipos de seguridad puedo precisar que hace algunos años había una disponibilidad de equipos que eran incómodos y calurosos. Además, no había un contacto entre el producto que se estaba aplicando en ese momento. Sin embargo, quien lo aplicaba terminaba internado porque se desmayaba o sofocaba por falta de oxígeno. Hoy, por suerte, hay equipos disponibles que vienen de Brasil o de zonas más tropicales o subtropicales donde los protegen de igual manera y son más fáciles de tener.

SRA. PRESIDENTA SCAGLIA Tiene la palabra el señor Franco Segesso, en representación de Greenpeace.

SR. SEGESSO Señora presidenta: quería marcar dos grandes contradicciones, principalmente acerca de la exposición del ingeniero Pablo Grosso.

En primer lugar, veo que hay una gran soltura al emitir opiniones diciendo que somos los campeones en seguridad. Eso me genera una contradicción. Me refiero a la intervención de la señora ministra cuando hacía alusión a que se fumigan sobre las escuelas cuando la gente está precisamente en esos lugares.

Por otro lado, las regulaciones de toxicidad lo hacen en relación con un estadío grave o agudo y no se refieren a una toxicidad crónica. Creo que hay que hacer una revisión acerca de ese concepto antes de avanzar en el proyecto de ley.

En segundo término, existe una gran falacia en torno a algo que se viene repitiendo en estas jornadas. Me refiero a la necesidad del uso de agrotóxicos para alimentar al mundo. Las fuentes oficiales indican que en Argentina se producen alimentos para 400 millones de personas, pero no se puede alimentar correctamente a 40 millones de habitantes.

Este es un rezo que se viene repitiendo desde las grandes empresas. Por ejemplo, las que auspician estas prácticas y las que están señaladas en la portada de la carpeta que tiene el ingeniero Grosso en sus manos. Pero, dado que el ingeniero afirmó que en el día de mañana también puede estar representando a la agroecología -lo cual me parece muy bueno-, quisiera consultarle si conoce algún establecimiento agroecológico como para decir que hacen falta los agrotóxicos para producir.

Seguramente, el señor Cerdá mencionará más tarde la capacidad de la producción agroecológica para no tener que necesitar de agrotóxicos. Podemos mencionar establecimientos agrotóxicos con 220 hectáreas que producen alimentos para 10 mil personas y brindan empleo a cerca de 15 familias. ¿Cuál es el impedimento existente? Me refiero a los herbarios, a las políticas públicas y a la inversión, pero más que nada hay un gran impedimento en este rezo que se repite continuamente acerca de que se necesitan agrotóxicos para la alimentación en el mundo.

- Ocupa la Presidencia la señora presidenta de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano, diputada Graciela Cousinet.
SR. SEGESSO Desearía que algunos de los expositores que me han precedido en el uso de la palabra me digan si conocen algún establecimiento agroecológico como para decir que no se puede producir sin ellos.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Tiene la palabra el señor diputado López.

SR. LÓPEZ Señora presidenta: me voy a reservar mis opiniones cuando entremos al debate propiamente dicho de los proyectos.

Quisiera consultarlo al representante del Consejo de Ingenieros Agrónomos acerca de las buenas prácticas agrícolas. ¿Cuál es el balance real en la Argentina sobre la producción agrícola?

Por otro lado, quisiera preguntarle al representante de los aeroaplicadores en qué publicación científica podemos acceder al ensayo que hicieron sobre la aplicación aérea de agroquímicos.

SR. GROSSO Con respecto al alcance de las buenas prácticas en Argentina y, a su vez, lo que nuestro país exporta al mundo, puedo señalar que en cantidad y calidad somos uno de los tres mayores exportadores de alimentos para el mundo y podemos producir para 400 millones de habitantes.

Lamentablemente coincido totalmente con él. El problema no es de la producción, porque los que estamos en la producción de alimentos logramos producir; el problema está en la distribución de esos alimentos. Si la distribución fuera más eficiente o de otra manera seguramente los alimentos llegarían a todos los habitantes de la Argentina. Ese problema va más allá de la producción. Si no hubiera producción de alimentos, directamente no habría alimentos para nadie.

Con respecto al tema de la exportación y de las buenas prácticas, todo lo que es fruticultura, horticultura y producción orgánica está bajo certificaciones. Me refiero a todo lo que se exporta al mundo, si es que esa era la pregunta.

En relación con la agricultura extensiva, como también comenté en la presentación, hay varias certificadoras internacionales y ya tenemos una local de mucha importancia, como es Agricultura Certificada. Cada año se agregan miles de hectáreas a ese tipo de certificación y, sin ninguna duda, esto es una punta de lanza y un tema muy importante para la aceptación de esa cantidad de productos que exporta Argentina al mundo.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Tiene la palabra el señor Piazza.

SR. PIAZZA Voy a contestar las dos preguntas sobre la aplicación aérea.

A fin de mes el INTA de Oliveros lo va a publicar. De todas formas, la primera parte del trabajo fue publicada por la Asociación Toxicológica Argentina en su revista con referato internacional. Esa es una publicación científica. La segunda parte se va a publicar después. Pero ya a fin de mes sale la publicación del INTA.

Quiero agregar algo, pero ya no respondiendo a la pregunta. Los agroquímicos se usan en cualquiera de los tipos de producción, tanto la convencional como la orgánica. En efecto, en la producción orgánica se usan agroquímicos permitidos por ley. La resolución 440 del año 2002 del SENASA permite utilizar ciertos productos cuando no tienen otro tipo de reemplazo.

Si están interesados en este tema, pueden entrar a la página web del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica, en donde está publicado el libro Insumos Permitidos en la Producción Orgánica, cuyos autores somos el ingeniero agrónomo José Luis Barbado y quien les habla.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Como estamos ajustados de tiempo, vamos a dejar el resto de las preguntas para el final y respetar los quince minutos de exposición rigurosamente.

Tiene la palabra el ingeniero agrónomo Diego Ciancaglini, director de Agroquímicos y Biológicos del SENASA.

SR. CIANCAGLINI Agradezco a los organizadores de esta jornada por la invitación.

Les voy a hablar del registro de los agroquímicos -hay un proyecto al respecto que ya viene en curso desde el año pasado- que, por supuesto, está totalmente ligado a la aplicación.

Les pido tranquilidad para tratar el tema de la aplicación, ya que es muy complejo, tiene muchas variables y cada provincia tiene su logística. Sería importante lograr con este proyecto que se está pensando, responsabilizar la aplicación. En otras palabras, de qué manera cada uno de nosotros, desde su lugar, puede lograr eso.

Los dos extremos son malos: el de no agroquímicos y el de todos los agroquímicos libres. Todos tenemos que pensar en un justo medio de manera de poder elaborar una norma para ordenar la aplicación, que es lo que está faltando.

Voy comenzar con la presentación. Prometo respetar los quince minutos y luego podremos pasar a las preguntas.

Pertenezco a la Dirección Nacional de Agroquímicos, Productos Veterinarios y Alimentos para Animales del SENASA. Esta dirección tiene dos direcciones pequeñas: la de Agroquímicos y Biológicos y la de Productos Veterinarios y Alimentos para Animales.

En este momento tenemos 950 empresas registradas. En pantalla figuran las que exportan, importan, sintetizan y formulan. Hay 1.800 ingredientes activos -es decir, la droga pura- y 4.900 productos formulados.

Los invito a ver la página web del SENASA, donde en materia de agroquímicos y biológicos pueden ver todas las normas, los papeles, nuestras publicaciones, los aportes, los problemas, etcétera.

La dirección a mi cargo se maneja con 3 químicos, 15 ingenieros agrónomos y 20 empleados administrativos.

Ahora paso al tema de la norma para el registro en la República Argentina, que como es un poco pesada trataré de comentarla rápidamente.

Los primeros productos datan de fines de la década del 70 y de la década del 80, pero a partir de 1992 fuimos acompañando la actualización normativa en función de los países de alta vigilancia, hasta lograr la norma actual, que seguidamente explicaré con mayor profundidad.

En la imagen podemos ver la evolución regulatoria en el mundo, que seguían a la Unión Europea, el GMC, el Cosave, el Mercosur, hasta que llegamos a la Resolución 350/99, que es un manual -ahora lo explicaré un poco- y que es copia del que tiene la FAO.

Podemos ver en la imagen la copia del manual, a la izquierda, y el texto de la resolución, a la derecha, que nos indica cómo tenemos que hacer para registrar un producto.

Podemos ver también el listado de las normas con las que nos manejamos para diversos temas vinculados con los agroquímicos, como el etiquetado y las actualizaciones toxicológicas. Hay productos prohibidos, coadyuvantes de formulación que no se permiten, todo lo cual vamos acompañando en función de información nacional o internacional.

Para registrar un producto tenemos la Resolución 350/99 -en la imagen aparecen unos capítulos que seguidamente explicaré- y las normas que mencioné antes. También figuran abajo las legislaciones provinciales, porque cada una de las provincias tiene su norma. Algunas acompañan, otras son más restrictivas, pero cada una tiene la potestad de utilizarla, como mencionaba recién la representante del Chaco.

El SENASA depende del Ministerio de Agroindustria, y del primero depende la Dirección Nacional, de la cual, a su vez, depende la Dirección a mi cargo.

¿Cuáles son nuestras responsabilidades? Nosotros analizamos la eficacia y determinamos cómo, en qué momento, cuál es la dosis a aplicar para cada plaga y para cada cultivo; hacemos los análisis toxicológicos y ecotoxicológicos para determinar la banda del producto; establecemos los límites máximos y los tiempos de carencia; damos las autorizaciones de importación y exportación de agroquímicos; establecemos las restricciones -al endosulfán, por ejemplo, lo prohibimos- y vamos acompañando las prohibiciones. Además, colaboramos con el SENASA en general con los programas nacionales -ustedes saben que está el tema del HLB, la Lobesia y muchas cuestiones más-, con los registros o tratando de solucionar diversos temas, porque aparece una plaga y necesitamos un producto.

Como les dije, la Resolución 350 es un manual de procedimientos, criterios y alcances para el registro de productos fitosanitarios en la Argentina, que es copia de la FAO. El objetivo es aprobar los productos para ser usados, y el ámbito de aplicación es toda la República. O sea, cualquiera que use un producto en la Argentina tiene que estar inscripto en el SENASA por la Resolución 350/99.

Podemos ver la Resolución 350/99 dividida en dos partes: a la izquierda vemos algunos capítulos, para cuando la molécula no tiene antecedentes en el país, cuando viene una empresa a registrarla por primera vez. Generalmente ya está registrada en Europa o en alguna parte del Hemisferio Norte. Los productos que ya tienen antecedentes se registran por equivalencia, proceso que la norma explica cómo se lleva a cabo, en cuanto a la parte química.

Cuando la molécula no tiene antecedentes en el país, es un producto nuevo, un registro experimental, el tema se trata en los capítulos 5 y 6. Se presentan avales toxicológicos y ecotoxicológicos por parte de grupos de médicos e ingenieros que están autorizados, mediante una norma SENASA. Se ven todos los estudios que presentan, que por supuesto son de laboratorios acreditados en la Red Nacional de Laboratorios del SENASA, sean del extranjero o nacionales.

Si el producto ya tiene antecedentes, se registra por equivalencia. En la imagen que se muestra están todos los datos que pedimos: composición, propiedades físico-químicas, datos de aplicación, ámbito de aplicación, efecto sobre las plagas y los vegetales, en fin, todo lo agronómico que necesitamos para establecer la forma de aplicar el producto. En relación con toxicología aguda y ecotoxicología en ambiente, nos referimos a aves, peces y abejas.

Con todos estos datos nosotros hacemos un análisis de riesgo en el cual establecemos la dosis, la forma y momento de aplicación, el tipo de formulación del producto y para qué ambiente, cultivo o plaga se utiliza.

Recién se hablaba de los cuidados para el aplicador. En este sentido, en el marbete se indica la protección personal para el aplicador y para el ambiente, es decir, las recomendaciones especiales. También se tiene en cuenta la exposición al consumidor porque se calculan los límites máximos de residuos, que es la cantidad de producto que puede consumir una persona durante toda su vida sin que haya daño para su salud.

Por supuesto que todos los estudios que se presentan en SENASA pertenecen a laboratorios -que pueden ser nacionales o extranjeros- que integran una red nacional, y respetan las buenas prácticas de aplicación, tanto analíticas como de campo. Las prácticas son de la OECD, que es un organismo internacional. Acá existe el OAA -que es el Organismo Argentino de Acreditación-, que sigue todos estos lineamientos, de manera que es el que ve qué laboratorios califican o no para estar en esa red y les permite hacer uso de los protocolos internacionales.

En esta filmina puede apreciarse el aspecto agronómico. Para ello, específicamente pedimos tres zonas durante dos ciclos consecutivos. O sea que si alguien quiere registrar algo para, por ejemplo, el tomate, pedimos información sobre ese cultivo en la zona de La Plata, en Mar del Plata -que es una zona más fría-, en el norte, en un invernáculo y al aire libre. En ese caso son ciclos seguidos del cultivo; también contemplamos los casos de ciclos anuales; si es un cultivo extensivo, hablamos de una campaña de soja, maíz u otra.

Lo mismo sucede con los residuos: cada vez que se aplica el producto, se toman las muestras, para lo cual existe un procedimiento que también cumple la buena práctica de laboratorio. Es decir, hacemos esto para llevar las muestras a alguien que cumple con las buenas prácticas de laboratorio analítico para determinados residuos, y de esa manera calculamos los límites máximos de residuos.

Aquí finalizo mi exposición, ya que prometí no excederme de los quince minutos que me asignaron para hacer uso de la palabra. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET Nuestra próxima expositora es la licenciada Miryam Gorban, de la UBA, miembro de la Cátedra Libre Soberanía Alimentaria.

SRA. GORBAN La verdad es que estuve escuchando con mucha atención las exposiciones de estos profesionales, y quiero decirles para qué estoy acá.

Estoy acá como abuela y bisabuela. Unos señores un poco malos de otras épocas me mandaron a cuidar a mis nietos; ellos pensaron que yo me iba a quedar tejiendo calcetines. Pero me di cuenta de que las vidas de nuestros nietos -estos que tengo en todos lados- y la del planeta están amenazadas con este modelo productivo en general. Y no solo digo esto por mis nietos, sino también en representación de las voces que acá no están, aunque veo que algunas vinieron.

Ahí está Patricia Rosa, que no es una ciudadana ni una vecina de ningún campo -está con su hijo-, sino que viene del conurbano bonaerense. A ella, estando embarazada, le fumigaron su plaza para sacar esos yuyitos malitos que había por ahí.

Lo que me preocupa es que acá ganan por goleada los profesionales, los técnicos del modelo productivo. La verdad es que hubiera preferido que acá nos visitaran más médicos y profesionales que están trabajando en las universidades públicas -me refiero a los investigadores y los científicos de las universidades de Buenos Aires, de La Plata, de Santa Fe, de Córdoba o de la Universidad Austral, que están testimoniando a diario en territorio lo que está sucediendo-, y que se discutan algunas estadísticas, porque en eso somos bastante "bichos" en algunas esferas oficiales.

Por ejemplo, todavía no tenemos un verdadero registro de malformaciones y de casos de cáncer. Creo que las malformaciones que ocurren en nuestro país todavía se registran en el CLADEM, en Brasil. Además, los ministerios son bastante remisos en hacer un verdadero registro estadístico no solamente del cáncer, de las leucemias o de las malformaciones, sino también de un montón de afecciones que existen.

Hace unos días estuvo aquí el doctor Loyácono, quien ha hablado del tema y es experto en problemas de autismo. Estos casos han venido aumentando exponencialmente.

Asimismo, tenemos otro problema que se agrega a este país y a este mundo, que están mal nutridos -como decimos nosotros-, o "Malcomidos" -como lo denomina Soledad Barruti en su libro-, donde los millones de hambrientos se codean con los millones de obesos y con los millones de malnutridos por falta de minerales específicos como el hierro o el calcio, que son reemplazados por las sustancias antinutritivas que consumen a diario.

Apelo también a la responsabilidad del propio Parlamento Europeo, ya que hay algo que me llama la atención: en Europa no se producen transgénicos. Éstos se producen en América, desde los Estados Unidos hasta, sobre todo, el Cono Sur o Mercosur.

Por supuesto que estuve muy atenta a algunas de las cuestiones que acá se señalaron, puesto que se dijo que puede haber errores. Como decía la ingeniera, no estamos exentos de cometerlos, pero algunos de ellos pueden dar lugar a explosiones como la ocurrida en Chernobyl o las que hubo en Japón y, por consiguiente, a la pérdida de muchas vidas que después no podemos recuperar.

Por otra parte, se habla de las dosis mínimas de producto. En relación con este tema, en un programa en el que estuvimos con la gente de Monsanto -y creo que también con ArgenBio-, señalábamos que ya están contaminadas las aguas del río Paraná, nada menos. Y ahí me dijeron: "Bueno, pero el grado de contaminación no es significativo; son restos".

Allí recordé que soy diabética desde hace muchos años; tengo un poquito de diabetes. También tengo un poquito de cáncer, lo cual no me mata todavía, pero va a matarme después. Entonces yo pregunto si el poquito de glifosato que tiene el Paraná por acumulación de todos los días podrá afectarnos. Por eso digo que también tenemos que hacer una proyección a futuro.

Hablo de este problema que se repite hasta el cansancio: ya de 400 millones pasaron a 600 millones. Amigos: estamos alimentando a los cerdos de otros países -ni siquiera del nuestro-, para que éstos produzcan carne, compitan con nosotros y también nos roben el mercado de exportación, que tanto parece gustarnos. Esto no lo digo yo, sino la Academia China de las Ciencias, que hace dos años -en 2014- juntó a todos los investigadores del planeta, desde los Estados Unidos a Bélgica, desde Francia a Inglaterra, desde este último hasta la Argentina, para decirles que están preocupados porque en estos últimos veinte años se está produciendo un problema gravísimo de salud en su población.

Esto es así porque ellos no solamente dan de comer a los chanchos nuestra soja transgénica -de cuya provisión nos enorgullecemos-, sino que también utilizan el aceite de soja en la alimentación de su población que, además, está colectivizada -para decirlo de alguna manera- en los ejércitos, en las escuelas, en las fábricas. Ellos tienen miles de comensales, y empezaron por el camino inverso: comenzaron por prohibir el aceite de soja en el ejército, en lugar de hacerlo en las escuelas. Pero bueno, son contradicciones.

En esa ocasión que les mencionaba se señaló a fuego lo que significa este modelo, y ellos no hablaron solo de cáncer, pese a que dijeron que aumentó diez o no sé cuántas veces más el problema de esa enfermedad en los niños. El argumento utilizado respecto del cáncer es que la población, la gente, vive más. Bueno, yo también llego a los 85 años; hace dieciocho años tuve un cáncer del que fui operada. Pero no digo que sea mi problema: el problema es de los niños.

Me refiero con esto al aumento de casos de enfermedades oncológicas y de leucemias en esa población, que no solamente está expuesta a las fumigaciones sino también a lo que consume todos los días. Quienes están expuestos son los padres y sus niños. Seguramente esos padres llegarán a ser abuelos como yo, pero tienen que pensar que no solamente las poblaciones rurales y los peones -descalzos, no con esos "disfraces de astronauta"-, se exponen a estas fumigaciones.

Están expuestos sus propios hijos y nuestros nietos debido a la comida que ingieren todos los días. La ingeniera Martino, perteneciente a la universidad pública de Concepción del Uruguay, detectó 745 productos en las góndolas de supermercados de Rosario con residuos transgénicos. Tampoco están diciendo que nos están devolviendo algunas producciones por tener residuos de glifosato. Además, no mencionan que Dinamarca nos honra hoy exportándonos los cerdos que ellos están produciendo. Son los mayores productores de cerdos en el mundo, pero después de que nos dejaron de comprar la soja transgénica producida con los agrotóxicos. Señalo que de ninguna manera los voy a calificar como agroquímicos.

Además, aquí se han dicho algunas falacias. Me refiero al concepto de que necesitamos producir más porque la población aumenta. En este momento hay 7 mil millones de habitantes, pero estamos produciendo para 12 mil millones. Se trata de saber quién es el dueño de los alimentos y adónde va a parar ese exceso. El 6 por ciento de la población consume el 52 por ciento de lo que estamos produciendo. Hablo de alimentos y no de forrajes, pues eso es otra cosa. Debemos precisar que no producimos solo para alimentos sino que una tercera parte produce agrocombustible y otra alimenta a los animales.

El Premio Nobel de Economía de 1998, Amartya Sen,

afirmó -no me voy a cansar de repetirlo- que el problema no es de producción o de mayor producción -la "revolución verde" ya nos lo demostró-, sino de tener precios justos, salarios dignos y pleno empleo. Sin esto no hay hambre cero ni pobreza cero.

Por otro lado, quiero mencionar que todos los días tenemos testimonios. En estos quince días hubo tres escuelas fumigadas en la provincia de Buenos Aires. Seguramente habrá que hacer mayores controles al respecto. Pero, ¿cómo hacen? ¿Es solo una canillita? Recuerdo que aquí hubo una audiencia pública acerca de las escuelas fumigadas. El gremio de los docentes de la provincia de Entre Ríos está liderando esto. Ahora se está desarrollando en la provincia de Buenos Aires. Traje los mapas de las zonas contaminadas.

Me alegro de encontrarme con la señora ministra de la provincia del Chaco porque uno de los mapas que voy a mostrar es el de esa provincia, cuyo gobierno fue el único que se animó a hacer el mapa de las malformaciones y las muertes infantiles por exceso de intoxicaciones por plaguicidas.

Los otros mapas son de la provincia de Buenos Aires, que también está altamente contaminada. ¿Los manda algún gobierno? No, los manda el Defensor del Pueblo de la Nación.

En 2011, ¿quién manda a hacer el mapa de riesgo de la contaminación en la infancia? El Defensor del Pueblo de la Nación. ¿Qué es lo que sucede en Córdoba y Santa Fe? ¿Quién efectúa los mapas acerca de la superposición y exceso de fumigaciones vinculado con las enfermedades crónicas no transmisibles? Digo crónicas no transmisibles y no cáncer.

También estamos registrando más del 40 o 45 por ciento de obesidad en los niños. No es un problema estético que se va a resolver con ejercicio y resoluciones personales, sino con los ambientes obesógenos que exigen la sanción de leyes de protección de la infancia. La cátedra de Toxicología de la Facultad de Ciencias Exactas está diciendo directamente que el glifosato y compañía -no es el único al que tenemos que demonizar- está actuando sobre el factor de regulación de las células adiposas.

Además, señala que hay otros factores que están influyendo sobre el índice de masa corporal. Cuando decimos obesidad estamos hablando de hipertensión, de hipertrigliceridemia y de diabetes. Esto representa un costo enorme para el Estado. Se ha hablado de que en la época pasada se mantuvieron las retenciones para llenar la caja del Estado. Esta última se llenó a medias. ¿Saben lo que sucedió?

Hubo que cubrir a los cancerosos, a los diabéticos y a un montón de enfermedades en virtud del Programa Médico Obligatorio.

Como decían por acá, es cierto que la cipermetrina está en los productos para combatir a los piojos y en los insecticidas. En la Facultad de Psicología y el Hospital de Niños -la gente que está a cargo del Departamento de Toxicología- están hablando de las intoxicaciones caseras.

Si en el nivel de mi casa eso se está produciendo, imagínense cuando se fumiga un pueblo o una escuela, como decían las maestras de Entre Ríos, con la bandera y los chicos jugando.

Estoy de acuerdo en que son errores humanos, pero cuestan la vida de los demás. Si yo me equivoco y me quemo con la olla o con el insecticida, como dijo la ministra, es un problema que sucede dentro de las cuatro paredes de mi casa. Pero no puedo salir a la calle y hacerlo, porque si no ocurre lo que le pasa a Patricia, nada menos que viviendo en el barrio de Dock Sud.

Las organizaciones internacionales se han referido a este problema. En marzo del año pasado la OMS dijo directamente que hay cinco productos -glifosato y otros más- que podrían ser cancerígenos. Ahora lo reconocen, pero nosotros sabemos que en muchas organizaciones se da lo de la puerta giratoria. Un día estás en una empresa, mañana te vas al Estado y pasado mañana volvés a la empresa; entonces, estamos jugando a las figuritas entre nosotros. Perdón si me refiero a algo especial en este momento.

En la cumbre mundial de 2002 -tuve la suerte de participar en las de 1996 y 2002 en representación de los nutricionistas argentinos- Greenpeace presentó aquel folleto magnífico que decía: "Cosecha récord, hambre récord". En ese sentido, días pasados dijimos con el ingeniero Cerdá a la gente de Monsanto: ¿para qué vinieron? ¿Para calmar el hambre del mundo? No es cierto. Ahora tenemos más hambrientos y, encima, le agregamos más obesos. ¿Vinieron para producir más? No es cierto. Somos 7 mil y producimos para 12 mil.

Es por ello que hay que referirse a algunas de las relaciones internacionales. Por ejemplo, quiero mencionar que el Parlamento Europeo señala que hay que tener cuidado con los disruptores endocrinos, que son sustancias externas -falsas hormonas- que pueden provocar severos daños en la salud de la población. Al mismo tiempo hay que combatir la publicidad engañosa, que es esa que nos vende todos los días la maravilla para que yo fortalezca mis huesos, me cure la constipación o haga a los chicos más inteligentes, mejores alumnos y que puedan llegar al cenit de su desarrollo.

Esto es en relación con el Parlamento Europeo, pero también se dijo en la Conferencia Internacional sobre Nutrición de 2014. Se recomendó especialmente -y hace al compromiso de la sociedad- regular y controlar el problema del uso de los componentes y de las sustancias químicas. Se habló de la publicidad engañosa y de la defensa de la salud de nuestra infancia, que es defender el futuro.

Entonces, la OPS y la UNICEF están dando alerta en este sentido.

No solamente hay que trabajar asustados por el cáncer. Hay un montón de enfermedades vinculadas con esto, como la de Fabián Tomasi -uno de los aplicadores-, que no tiene cáncer pero ustedes saben qué es lo que le está pasando y lo que está denunciando, habiendo sido actor y parte.

Al igual que lo que denuncian las madres de Ituzaingó, que no por nada después de once años están siguiendo adelante con el juicio. ¿Quiénes han sido enjuiciados? Los pilotos. Pero yo me pregunto, ¿los pilotos son los responsables? ¿O lo son los que fabrican este tipo de productos que se utilizaron y experimentaron en las guerras y que ahora están para exterminar lo que sobra, para quedarse con lo poco o mucho que se produce, pero solo para unos pocos?

Este es mi testimonio. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET Quiero aclararles, a los que solamente han venido en el día de hoy, que nosotros hemos invitado a representantes de todas las posiciones. El martes pasado ha estado aquí el doctor Loyácono, y también estuvo el Defensor del Pueblo en materia medioambiental. El próximo martes concurrirán muchos invitados que expondrán acerca de la necesidad de prohibir o de disminuir el uso de plaguicidas, etcétera. Digo esto porque realmente la comisión ha tenido mucha precaución para que estén representadas todas las voces. Ocurre que justo en esta jornada ha habido más representantes de una posición que de la otra.

La siguiente expositora es la doctora Laura Bernardi Bonomi, del SENASA, autora de varios libros, de los cuales nos ha entregado dos ejemplares del Marco Regulatorio para el Registro de los Aplicadores de Productos Fitosanitarios, que quedarán a disposición de la comisión.

SRA. BERNARDI BONOMI Señora presidenta: en primer lugar, quiero agradecer la invitación. Estamos encantados con la iniciativa de promover estas consultas generales para que se escuchen todas las voces.

Hoy he traído un tema muy específico, y trataré de ceñirme a los minutos que me han concedido para hacer uso de la palabra.

Me referiré a un proyecto que se gestó en el marco de la Comisión de Investigaciones que se creó en 2009, a raíz de todas las denuncias que hubo por el tema de los agroquímicos. El SENASA formó parte de esa comisión, y una de las recomendaciones que efectuó, después de hacer un análisis generalizado con cantidad de organismos que estaban involucrados, consistía en que se creara el Sistema Federal Integrado de Registros, que es un poco lo que les voy a contar.

¿Cuáles fueron los objetivos generales de esa iniciativa? Crear un Sistema Federal Integrado de Registros de Aplicadores, pero con los datos aportados por todos los registros provinciales. Cada provincia conserva la administración, la regulación, los arancelamientos y la capacidad de aceptar o no las solicitudes de inscripción, así como de disponer las bajas y las altas. Es decir, la idea de este Registro Federal Integrado -y así fue propuesto dentro del ámbito del Comité Federal Fitosanitario, con el que trabajamos por lo menos un año y medio antes de desarrollar la resolución que finalmente lo consagró- parte del concepto de la necesidad de que los registros sean provinciales, como de hecho lo son. En efecto, todas las provincias tienen una riquísima legislación acerca de cómo llevar un registro, así que si ustedes van a trabajar sobre un proyecto de ley de registro de aplicadores, me parece que va a ser muy orientador consultar esas normativas. De hecho, algunas son excelentes y tienen décadas de escritas. Se podrá tener que ajustar algo, pero básicamente la conceptualización de cómo regular los registros de aplicadores es muy buena. De hecho, hoy hablaba aquí la representante del Chaco y decía que su ley es de 2012, pero en realidad esa provincia tenía una ley -que fue reemplazada por la nueva- que ya hace décadas contemplaba el registro de aplicadores.

Hecha esta salvedad, seguiré contándoles de qué se trata este proyecto.

El objetivo específico de esta iniciativa era construir y mantener actualizada, desde el SENASA, una base de datos con la información que aportan todos los registros, no de todos los datos que tienen sino de cuatro de ellos que entendemos que son significativos a los efectos de los usuarios externos que necesiten consultar, ya sea el que va a contratar un servicio o el que está viendo que alguien aplica una sustancia y quiere saber si la empresa que está aplicando está debidamente registrada. Solo con entrar a la página del sistema vería si está debidamente registrada, y en caso afirmativo, eso le garantizaría que por lo menos ha tenido una cierta capacitación, que tiene equipos que han sido autorizados y que están identificados, lo que debería dar seguridad y transparencia -esa es la idea- al sistema.

Un segundo aspecto específico que contempla la creación del sistema consiste en desarrollar tareas de capacitación con aquellas provincias con las que se arribe a un acuerdo. Dicha capacitación ya no se imparte en forma conjunta con las provincias apoyando desde el SENASA solo a los aplicadores -lo cual es fundamental y debe formar parte de las condiciones para otorgar una habilitación o un registro de aplicadores-, sino también a las poblaciones que van a estar expuestas a la aplicación.

Hemos tomado esta decisión porque tan importante como capacitar a quien va a aplicar el producto -que es básico, condición sine qua non, si no, no debería poder ser habilitado-, es capacitar también a los que están cerca para que sepan qué medidas de seguridad deben tomar, cómo funciona el sistema puntualmente en ese territorio, con cuánta anticipación deben ser notificados, etcétera. El objetivo es que estas personas conozcan sus derechos y puedan ayudar a su propia protección.

Como les contaba, este sistema surgió como resultado de una de las recomendaciones de la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos, que a la fecha entiendo que sigue funcionando. Yo ya no participo allí; últimamente no me han convocado porque no debe estar legislando. A propósito, olvidé decirles que soy abogada. Nadie es perfecto, así que espero disculpen el pecado de origen. (Risas.)

Reitero que he participado en esa comisión y una de sus recomendaciones fue la creación de este sistema.

¿Por qué, después de trabajar sobre la cuestión, la comisión recomendó que creáramos este sistema? Porque se había hecho un trabajo de investigación previamente sobre todas las normativas provinciales. Habíamos visto en ese momento que con excepción de las provincias de La Rioja y de Tierra del Fuego, todas las demás tenían previsto contar con registros de aplicadores. De hecho, en la actualidad La Rioja ya lo tiene también. Es decir que en su norma está prevista la creación del registro. Tierra del Fuego no la tiene, pero por obvias razones; tampoco creo que tenga esa normativa.

En general, si bien hay contenidos que son mucho más específicos en unas provincias en comparación con otras o que tienen leyes mejor desarrolladas, lo cierto es que hay una cantidad de elementos comunes en los que participan todas las legislaciones provinciales. A mí me parece que esos elementos son básicos para hablar de un registro que habilita a aplicadores, así como también considero fundamental la capacitación de los operadores. Como ya mencioné, esto es esencial, además de que en la norma deben preverse restricciones de tipo climático y geográfico.

Esas dos clases de restricciones, que tienen que ver con cómo y cuándo se aplica el producto, son básicas y están estrechamente vinculadas con el concepto de buena práctica. Digo esto porque nosotros tenemos un territorio enorme con climas diferentes y características geográficas distintas. Por lo tanto, regular desde lo local para esa situación puntual en la que se va a aplicar un producto fitosanitario nos parece clave.

¿Cómo funciona esto si queremos esquematizarlo? En esta filmina que estamos viendo pueden observar el único dibujo que les he traído. La cuestión es la siguiente. Allí está el sistema nacional, que obviamente es la base del sistema. Cada provincia ingresa y actualiza datos, y puede consultar toda la información. Mientras tanto, el SENASA incorpora en su página web los datos acordados.

¿Cómo ingresan las provincias al sistema? Primero, a través de un convenio al manifestar su intención de compartir el sistema. Ello es así porque como esto de los registros tiene que ver con las competencias no delegadas de la Nación -y está muy bien que así sea; si hay un caso en el que sí debería ser local es éste, por lo menos eso es lo que pienso-, las provincias tienen que hacer un convenio con el SENASA para compartir los datos de nombre de la empresa, número de registro y de CUIT y la categoría para la que está habilitado. Ello es así porque si está habilitado para terrestre no debería poder aplicar aéreo y, por el contrario, si está habilitado como aéreo no debería aplicar en forma terrestre. Esos son los datos que se publican para que la gente consulte.

El espíritu con el que se creó este sistema es ayudar a las provincias a desarrollar sus propios sistemas de registros, respetando sus legislaciones y sus decisiones políticas de cómo hacerlo y cómo integrarlo. Si bien todas las provincias tienen reglamentados los registros, no todas los tienen en funcionamiento. Por ese motivo, pensamos en desarrollar un módulo informático y ofrecerlo a modo de colaboración -por supuesto, sin cargo-, y así lo hicimos. Desarrollamos un módulo para que las provincias pudieran llevar sus registros.

Con todos los requisitos de inscripción nosotros hicimos un módulo tipo sobre la base de toda la información que tenemos de todas las normativas provinciales. Como vimos que todas piden determinados datos, entonces los incluimos. Cuando hacemos el convenio con las provincias les presentamos el módulo, éstas se lo llevan, lo analizan y si necesitan que lo modifiquemos para ajustarlo estrictamente a sus necesidades, lo hacemos para que sea cómodo y funcional.

En ese caso la provincia incorpora el módulo, y cada vez que modifica los datos de publicación común, esto se transmite al sistema en forma automática. Es decir que la provincia no tiene que hacer un acto deliberado de actualización para informarnos, sino que los datos pasan en forma automática.

Hay provincias, como por ejemplo la de Buenos Aires, que tienen un muy buen registro y un sistema informático que les resulta absolutamente satisfactorio. Entonces, en esos casos no necesitan el módulo que nosotros desarrollamos, aunque desde nuestro punto de vista sea lo más top, informáticamente hablando. Pero en ese caso los conectamos, también en forma automática, para que tampoco tengan que actualizar los datos. Cada vez que ellos ingresan o modifican información, los datos se vuelcan al sistema, para lo cual hay dos o tres minutos de diferencia, no más que eso.

¿Cuáles son las responsabilidades que asume el SENASA? Desarrollar el módulo vía web, de acuerdo con los requisitos de las provincias; proporcionar un acceso fácil y seguro; resguardar los datos que se comparten y confeccionar reportes fijos y dinámicos para que las provincias puedan tener este sistema. También está prevista la posibilidad de que cada provincia pueda ver la información de las demás, pero siempre con la autorización de cada una, si es que así lo desea. Estas cuestiones son voluntarias.

También prevemos un sistema de alarmas para los casos en que en una provincia una empresa cometa una infracción. Ello es así porque hay empresas aplicadoras que trabajan en varias provincias. Si bien la sanción en una provincia no significa que esa empresa no pueda actuar en otras, es interesante que las demás lo conozcan para que estén más atentas a lo que pueda estar sucediendo. Por supuesto, se contempla también el tema de la capacitación del que ya les hablé.

En la siguiente filmina verán un gráfico referido a las responsabilidades de las provincias, las cuales deben ingresar y actualizar los datos de cada aplicador que tienen. Como ya señalé, pueden ingresarlos en forma directa o a través del sistema; el único requisito para operar en cualquiera de las dos modalidades es que tengan una computadora conectada a internet. Así, continúan con los trámites de sus registros al igual que siempre. Además, deben cumplir con la resolución del SENASA en materia de política de uso aceptable del correo, internet e intranet. Por ejemplo, en cuestiones tradicionales como la prohibición del uso de la red para tráfico de material pornográfico y demás.

Asimismo les ofrecemos el sistema de reportes -fijos y dinámicos- y consultas, que entendemos pueden resultar muy útiles para el manejo de los registros.

Por otro lado, creemos que para el uso efectivo y seguro de un producto o de los productos fitosanitarios se requiere -hablando de aplicaciones- un seguimiento y control local. Esto es clave por las razones que mencioné anteriormente. Cuanto más local sea el control seguramente será más efectivo porque conoce su territorio y las limitaciones geográficas y climáticas. Además, puede ejercer un control directo sobre el aplicador y los equipos. En fin, puede hacerlo desde todo punto de vista y es de sentido común que, cuanto más local es el control, más efectivo puede ser.

Debemos agregar a todo esto el uso de los productos registrados porque les da la seguridad de que son debidamente aprobados y, por lo tanto, usados de la manera correcta no generan riesgos para el ambiente ni para las personas.

Asimismo hay que cumplir con las instrucciones del marbete y las recomendaciones del profesional interviniente. Es fundamental que haya un profesional que recete la aplicación de los productos.

Además se tienen que respetar las restricciones locales en todas las normativas que correspondan a la zona donde se aplica.

Por otro lado, me voy a referir a la toma de conciencia. Entendemos que la capacitación de todos los actores es clave para tener aplicaciones sustentables efectivas. El éxito y la seguridad de la aplicación dependen de la estrategia que usen el aplicador y el profesional que lo debería acompañar.

Resulta obvio que en un país con más de 20 millones de hectáreas sembradas los aspectos técnicos de las aplicaciones tienen un componente local de seguimiento indiscutible.

Finalmente, cada región, cultivo, producto, práctica de labranza y condición es fundamental para elegir la correcta aplicación metodológica de un producto fitosanitario. Estamos convencidos de que el control, la capacitación y las buenas prácticas aplicadas localmente serán la llave para tratar de revertir todas las disfuncionalidades que tenemos con las aplicaciones. Todos sabemos que estamos flojos en lo relativo al control. Nos sobran buenas legislaciones provinciales, pero nos está faltando concientización, capacitación y control de que efectivamente se cumplan las normas escritas. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET A continuación hará uso de la palabra el ingeniero agrónomo Eduardo Cerdá, asesor agronómico de Agroecología Extensiva.

SR. CERDÁ Muchas gracias por la invitación que me han formulado. Soy vicepresidente del Centro de Graduados de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de La Plata y asesor en algunos municipios que están promoviendo y fomentando la agroecología.

Esta es una posibilidad que tengo de contarle algo a aquellos que no saben mucho del tema. Ojalá pueda dejarles el mensaje de que es un mito aquello de que no se puede producir sin agroquímicos.

Quizás haya una cuestión muy importante: vengo de la facultad más antigua del país, que tiene 133 años. La cátedra de Agroecología tiene trece años. Lamento decirles que esto significa que todos los ingenieros agrónomos que nos hemos formado y tenemos más de trece años en la profesión, no hemos sido formados en agroecología, y esto es vital.

Acá se dijo que no se puede hacer agroecología en sistemas extensivos, que es algo sólo para Centroamérica y para Cuba -en realidad no se dijo eso, pero sí que es para hacer en huertas-, pero están muy equivocados. Realmente se puede y ésta es la cuestión central; es un problema de enfoque.

Teniendo en cuenta que estamos discutiendo las buenas prácticas y estamos hablando como si fuesen remedios, si arrancamos usando dos litros para los barbechos químicos, luego seguimos con cuatro, seis, ocho y once litros, y del 48 por ciento de ingrediente activo pasamos al 69 por ciento, ¿de qué tipo de remedios estamos hablando? ¿Qué están solucionando estos remedios? Si voy a un médico y me receta algo y el mes que viene me receta el doble, salgo corriendo.

¿Dónde está la salud y la fortaleza de nuestro campo? Me preocupa que las instituciones que cuidan los intereses de los productores y de los profesionales no adviertan que ésta es una oportunidad. Hoy los municipios, preocupados, están haciendo ordenanzas para cubrir y proteger un poco a sus ciudadanos. Hay más de 150 municipios que tienen ordenanza de restricción. Pienso que hoy se puede decretar una restricción porque hay una alternativa, que es la agroecología.

También les digo que no se van a llenar de yuyos. Recorro muchas ciudades del país; vengo de Hersilia y de Ceres, en donde esto ha sido una oportunidad para que vuelvan los tambitos y las producciones sin agroquímicos.

Como dijo Miryam, creer que esto es alimento es una falacia. Les doy la mala noticia de que en todos los campos en los que intervengo y en donde no usamos agroquímicos tomamos muestras del trigo y todas tenían glifosato y AMPA. Esto no ha pasado en la historia; me refiero a estar comiendo alimentos envenenados. No son remedios.

Quiero dejar en claro este mensaje: es posible producir de esta forma. Con la facultad estamos por encima de las 12.500 hectáreas y trabajamos con varios municipios, como los de Guaminí y de Gualeguachú. Hemos hecho una red nacional de municipios y comunidades que fomentan la agroecología para demostrar que se puede.

El problema en Guaminí eran 700 hectáreas; hoy hay productores que ya suman 3.000 hectáreas. En esos campos teníamos apicultores con solo cien colmenas, ahora pasamos a seiscientas colmenas y están rindiendo el doble porque hay más flores y más abejas.

Quiero decirles que esto no es nuevo. Les voy a mostrar algunas trasparencias.

Fui asesor de la cooperativa de Benito Juárez en 1990, así que de alguna manera integraba Coninagro como asesor de cooperativa ACA. Entre 1998 y 2000 fui director de Producción del Municipio de Tres Arroyos. Y entre 2000 y 2003 fui director del Plan Estratégico en ese municipio. Tres Arroyos es una ciudad importantísima, es la capital del trigo.

En el primer libro de agroecología -que no se escribió ayer sino en 2000- ya decíamos que se estaban perdiendo las fortalezas porque se estaban perdiendo los cultivos recuperadores de la fertilidad.

Entonces, ¿las instituciones que tienen que ver con la ciencia no advierten que estamos perdiendo el campo, que lo estamos artificializando y dejando sin vida? Sin vida implica que además no haya más productores. Hay muchísimos menos.

Hay muchos problemas de enfermedad. Que los papers no lo quieran decir no significa que no existan esos problemas.

Esto está escrito en 2000, y se hizo con el titular de la cátedra de Agroecología de la Universidad de La Plata. Veíamos que en esos años, de 1991 a 2000, los costos se duplicaban para el productor, y decíamos que, de seguir así, para hacer una hectárea de trigo en 2015 -que en 1990 costaba 100 dólares- íbamos a necesitar 300 dólares. Nos equivocamos: cuesta 400 dólares.

Entonces, día a día el productor invierte más por ir atrás de la zanahoria del mayor rendimiento, que solo se duplicó en mi zona y en el país. Invierte y arriesga cuatro veces más, porque sabe que la agricultura es una producción complicada, ya que depende mucho del ambiente, para producir dos veces más. Cuando les decimos esto a los productores, ellos lo entienden, pero quizás no llegamos a muchos lugares.

Entonces, ¿qué es lo que pasó? Los insumos fueron aumentando su precio muy por encima del valor de los productos. Hemos hecho trabajos con el trigo, que duplicó su valor de 100 a 200 dólares, pero los insumos subieron tres o cuatro veces.

En 1990 estábamos en un rendimiento de 3.000 kilos de trigo por hectárea y ahora estamos en 6.000. Pero invirtiendo 300 o 400 dólares.

Voy a contar algunas cuestiones de este campo, ya que hoy se mencionaba a las Naciones Unidas y específicamente a la FAO. Yo trabajo en este campo desde 1990, es decir, ya llevamos 26 años. El campo es de 650 hectáreas; el productor arrienda 300, o sea que es propietario de 350.

En 2014, la Organización de las Naciones Unidas, a través de la FAO, se dio cuenta de que el modelo predominante no cubría las expectativas del hambre en el mundo. Entonces, ese año se organizó una gran reunión para promover la agroecología, como una de las alternativas para solucionar el hambre en el mundo. En 2015 se hizo una gran reunión por continente, a la que asistimos en Brasilia, y en 2016, este campo que represento, La Aurora, fue elegido como una de las 52 experiencias exitosas, a nivel del mundo, en materia de agroecología.

Quiero decirles que esto está escrito en un libro digital y gratuito que el año pasado publicamos con la Universidad Nacional de La Plata. Así que, para el que no conozca de esto y le interese, está a su disposición en forma gratuita.

No puedo hablar de todos los campos, pero sí de este, pues hace 26 años que concurro todos los meses. Esta es una mirada del campo; tiene problemáticas de bajos y de intermedios. Cuando empezamos a trabajar allí teníamos que comprar todo lo que figura en el cuadro que vemos a la izquierda. Fuimos pensando y acompañando desde la Facultad, con el fin de determinar para qué eran esas cosas: un herbicida para controlar las malezas. ¿Pero es la única forma de controlarlas? ¿No se podrá hacer asociación de cultivos para que otros cultivos le compitan y medir si eso afecta el rendimiento? No lo afecta en absoluto.

Así hemos ido trabajando. No tenemos problema si se trabaja con labranza convencional o con siembra directa, pero de lo que sí estamos convencidos es de que no es esta siembra directa que ahora se utiliza; es una siembra directa muy buena, pero sin agroquímicos. Ahí les muestro cómo sembramos trigo, avena, cebada y trébol rojo, que es una leguminosa que fertiliza el campo. En el gráfico se puede apreciar cómo crecen los cultivos.

No se usa fertilizantes ni herbicidas, no hay insecticida ni fungicida. Observen todos los productos que les menciono. Esto es todo un ahorro para el productor e implica preservarlo. Y cuando el cultivo va entregándose, vean lo que pasó el año pasado: lotes con 6.000 kilos, algo que no se dio en la zona.

¿Alguien ve malezas en la foto? Reitero que no se usó herbicida. Miren lo parejo que está el campo.

Entonces, habría que pensar en este modelo que nos dice que la receta es: "si no funciona un golpe..." -así se dice cuando se usa un herbicida-, "... entonces se aplican dos golpes y es la solución"; se pasa de dos litros a cuatro litros, y de una droga a dos o tres.

¿Cómo hacen los seres biológicos para contrarrestar el efecto del ingreso a su cuerpo de dos, tres, cuatro o cinco drogas? Porque, ya que está, abaratamos con la aplicación y mezclamos insecticida con fungicida y herbicida. ¿En qué estatuto o protocolo se contemplan las mezclas a campo?

Cuando una partícula está en el aire, ¿se comporta de la misma manera que cuando está mezclada? Eso no se está enseñando; no estoy viendo esos protocolos.

Fíjense lo que sucede si nos comparamos con los vecinos: 5.120 kilos en el campo La Aurora, agroecológico, contra 5.400 kilos en el campo vecino. Es decir, este último obtiene trescientos kilos más. ¿Pero saben una cosa? La Aurora hace veinte años que gasta 150 dólares, y el vecino gasta 400. Además, a este productor agroecológico por cada dólar que invierte -lo expreso en dólares porque es una forma de estabilizar la moneda-, le devuelven en seis meses 5 dólares; al otro, 1,30. Entonces, ¿cuál es más seguro?

Este productor nunca tomó un crédito, todo lo trabaja en blanco y tiene dos empleados. ¿Qué es mejor para el Estado? Evidentemente, este productor que trabaja absolutamente en blanco, que tiene dos empleados, que compra todas las máquinas cero kilómetro, que pudo enviar a sus hijas a la universidad -ahora son profesionales- hace del buen vivir algo muy interesante.

Miren en esta imagen los suelos partidos. Aquí pueden apreciarse los rendimientos medidos por el INTA. Esto es algo que expusimos en un congreso científico realizado el miércoles pasado en el Hotel Savoy. Para los científicos del INTA falta capacitación, falta formación.

El viernes pasado dimos una charla en el Colegio de Profesionales de la Agronomía en Paraná. Por la tarde ese mismo día estuvimos en una facultad de esa ciudad ante más de doscientos alumnos, profesores e investigadores que querían ver cómo se hace esto.

En esta imagen pueden observar un corte y el trébol abajo; como ven, cosechamos el trigo y estamos protegiendo el suelo del sol y del calor.

Seguimos viendo filminas. Esto que se observa es de febrero, y lo que se ve es pasto. Este trébol fija nitrógeno, evita comprar fertilizante. En este sentido, nadie dice que el fertilizante no es tóxico para nosotros si no lo comemos, ¿no es cierto? Pero es tóxico para toda la microbiología del suelo, para los nitritadores, para los nitratadores que nos dan fertilidad.

Sigo adelante con las imágenes. Se puede cosechar el trébol, vale 6 dólares; se cosecha a cien kilos, son 600 dólares, otro ingreso más. ¿Y cómo hacemos? Buscamos fertilidad. No voy a entrar en detalles, pero de esta manera, con siembra directa, dándole vida al suelo y recuperando ese equilibrio, tenemos salud. Si hablamos de gotas que se van por cualquier lado, vemos que esta forma de cultivo implica menos remedios y menos agrotóxicos.

Con respecto a la fijación biológica de la que hablamos, podemos ver en la filmina las manos de Juan mostrando los nódulos de las bacterias trabajando para nosotros. Se trata de una mezcla de cultivos, tréboles, avenas, vicias y asociación de cultivos.

Las plantas se llevan muy bien. Nos hicieron creer que era cierta la teoría de Darwin en el sentido de que queda solo el más apto, el que tiene mayor competencia. Pero eso no es así en la naturaleza, ya que existe mucho más de solidaridad y de cooperación, que de competencia. No miremos al vecino esperando que le vaya mal para comprarle el campo. Eso pasó en la década del 90 y nos quedamos casi sin productores.

Aquí puede verse la protección del suelo. Fíjense en esta imagen. ¿Creen que ahí abajo puede crecer una maleza? No, no puede crecer.

Como les decía, asociamos cultivos. Pero además metemos la pala y encontramos lombrices. Observen la información que revela este gráfico -les estoy mostrando una beca doctoral del CONICET-, donde medimos tres puntos en los cuales los vecinos tienen lombrices. ¿Pero saben cuántas son? Tres, cuatro o cinco. Eso se debe al barbecho químico.

Cuando entramos en el lote y nos alejamos dos metros del alambrado, ya tenemos siete u ocho lombrices. Luego nos alejamos diez metros, y encontramos diez. Más tarde, nos alejamos cuarenta metros y ya ahí tenemos treinta lombrices. ¿Quién no sabe que la lombriz es fantástica para protegernos de las enfermedades y para mejorar la mineralización del suelo?

Miren lo que sucede ahora. Pesamos las lombrices de los vecinos y las llevamos a kilos por hectárea. Un vecino tiene 389 kilos de lombrices; el otro, 180, y en el campo agroecológico tenemos 2.800 kilos de lombrices por hectárea.

Si llevamos una cuenta de lo que trabajan las lombrices en el campo de Juan, en un año y medio o dos años y medio, sus lombrices pasarían por su capa arable, mientras que los vecinos tardarían en recuperar ese suelo unos dieciséis años. Entonces, cabe preguntarnos qué estamos haciendo con los suelos. Debemos protegerlos.

Con relación al barbecho químico, no estoy hablando solo de la toxicidad aguda y crónica en humanos, como se mencionaba: estoy refiriéndome a todo lo que está pasando con la fertilidad. Cuando tiramos un herbicida, ¿creen que éste solo va a la maleza? Va al suelo, al aire, al agua, a todas partes, y vemos que eso está afectando la fertilidad de los suelos.

En este gráfico se hace referencia a estudios de microorganimos. En este sentido, prístino es un lugar del parque que no se trabaja. ¿Ven la cantidad de colores? Esto indica que allí hay muchos individuos, hay biodiversidad. El gráfico inferior señala lo que ocurre con el vecino y muestra muy pocos elementos. ¿Por qué? Por el monocultivo. Al costado pueden ver lo que estamos haciendo, la agroecología.

Si consultamos los análisis químicos, nos encontramos con una cantidad cinco veces mayor de fósforo por este manejo, menos compactación y, por lo tanto, más porosidad.

Esto último me recuerda otro problema: queremos hacer obras porque se inundan los campos. Sin embargo, los campos no están absorbiendo agua porque estamos perdiendo porosidad por falta de lombrices, es decir, por el manejo artificial de la agricultura. Entonces, este modelo altamente dependiente y drogadicto -sí, drogadicto-, no es compatible con la salud.

Esto, como les digo, es drogadicción. Expresado en números, -estos son datos subidos hace un mes a la página de AAPRESID-, pasamos a aumentar en 900 millones de dólares el control con agroquímicos en soja en los últimos tres años -¡900 millones de dólares!- porque no se pueden controlar las malezas. Ello, por este falso enfoque de que hay que matar todo, cuando ahí también nos estamos matando como sociedad.

Si vamos a otros análisis más profundos como el relativo al nitrógeno potencialmente mineralizable, el valor asciende al doble.

Con respecto a la mezcla de cultivos, miren esa imagen: son bichitos que están comiendo la bosta, haciendo suelo.

Otra cuestión es que nadie nos dice que hay productos como la Ivermectina, el Ivomec -esto surge de un trabajo de la Universidad Nacional del Centro-, que queda en la bosta y mata a todos los consumidores primarios que hacen el suelo. Esto no se dice pero debería alertarse, como ocurre con los cigarrillos, con la leyenda: "Prohibido su uso en los consumidores primarios del suelo".

Con respecto a las malezas, existen muchísimas formas de combatirlas que no consisten precisamente en el uso de agroquímicos: cortándolas, compitiéndoles, etcétera.

Aquí pueden ver el campo de Juan, donde se observan cordones biológicos. Si bien aquí se mencionaron esos cordones biológicos, pregunto dónde va a vivir la fauna benéfica si los alambrados no dejan nada, si en todos lados pasan barbechos químicos, si no quedan pulgones. Esta fauna vive del polen, de las flores, y no le dejamos nada.

En estos campos hay un buen control. Observen la imagen: una planta de sorgo con dos ranitas; hay vaquitas de San Antonio. Una vaquita puede comer hasta trescientos pulgones por día.

También quiero que miren esto, que es un trabajo que presentó un investigador uruguayo en un congreso de Agroecología realizado el año pasado en La Plata ante más de 1.700 personas. En la imagen se alcanza a ver muy poco, pero les cuento que las arañas -y con esto casi termino- son grandes consumidoras de plagas. ¿Pero cómo las consumen? Primero, tienen la tela de araña.

¿Saben lo que ocurre cuando se pasa glifosato? Una tela de araña normal es la que ven en la foto de la izquierda. Cuando se aplica glifosato la araña no muere pero pierde el patrón; entonces, tarda diecisiete días más en terminar su tela. Y fíjense cómo es: por la forma no puede cazar nada. ¿Cómo va a cazar así? La araña se suicidó después de que le sacaron esta foto. (Risas.)

Así, la araña pone la mitad de huevos, de los cuales el 50 por ciento resultan infértiles. Entonces, estamos yendo sobre nuestro ecosistema. Esto es lo que hemos dejado de valorar y parece que todo es un problema.

Observen el siguiente cuadro. En este campo pasamos de usar todos estos productos a utilizar muy pocos insumos. Claro está que quizás a algunas empresas eso no les convenga. Pero yo no vengo a hablar aquí de lo que es bueno para las empresas sino de lo más conveniente para el Estado, para los ciudadanos y para que los productores se mantengan en el campo.

La producción en los últimos años está cerca de los 5.000 kilos, y muy estable. Consumimos mucha menos energía, y cuando nos comparamos con campos empresarios -esto lo señala otra tesis doctoral-, la eficiencia entre lo que compramos y lo que producimos es igual. Así que es un "verso" eso de que no se es eficiente con la agroecología.

Para finalizar, quiero contarles que en estos tipos tan empresariales, tan "artificializados", se gasta el doble de lo que gasta un productor que tiene una lógica mixta, familiar, con ganadería complementaria.

Hay que revisar la formación y lo que estamos haciendo. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET Continúan en la lista de oradores el licenciado Federico Landgraf, director ejecutivo de CASAFE, y el señor Patricio Eleisegui, periodista. Luego de escuchar sus exposiciones habilitaremos una ronda de formulación de preguntas.

Tiene la palabra el licenciado Landgraf.

SR. LANDGRAF Agradezco el espacio que me han brindado. Además me parece interesante el formato, que nos permite contar con una discusión técnica y que todas las voces puedan ser escuchadas. Creo que es un formato que estaba faltando y, desde la entidad que represento, CASAFE, lo celebramos.

Haré una introducción y luego me voy a enfocar específicamente en lo que consideramos como contribuciones al proyecto de ley.

Esta filmina ya fue mostrada así que no voy a entrar mucho en detalles porque eso puede distraer la discusión. Lo que sí está comprobado -según esa transparencia- es que para 2050 llegaremos a esa cantidad de millones de habitantes, en un espacio mucho menor que el que tenemos hoy para cultivar. Por lo tanto, la única salida es la productividad. Luego veremos a qué tipo de producción nos referimos. Pero es real que debemos ir hacia mayores rindes.

Esta filmina nos indica que el camino no es la reducción de la producción, si bien entendemos que hay un problema en la distribución del ingreso de los alimentos. Pero esa es una discusión que va por otros carriles. Sin lugar a dudas, la disminución de la producción no es la solución.

A continuación me referiré al hecho de respetar la salud de las personas generándole el menor impacto posible en el ambiente. Este es un principio fundamental. Toda actividad humana genera un impacto en el ambiente de cualquier tipo y esto proviene desde los inicios del hombre. Eso es lo que tenemos que maximizar.

En lo que respecta a la tecnología en el campo considero que la clave está en el uso. La expresión de este proyecto de ley es precisamente eso. Esta iniciativa no está cuestionando la seguridad o no de los productos sino el modo en que se emplean. Por eso, me voy a focalizar en este punto.

Mucho se ha dicho y trabajado -fue presentado anteriormente e incluso lo hizo el SENASA- sobre los procesos de registración. Nuestros productos y el resto de los productos en general, no son inocuos; no existen productos inocuos sino formas seguras de utilizarlo y es allí hacia donde vamos.

Hay un dicho que dice que la dosis hace al veneno. En la filmina se precisan algunas comparaciones de lo que significa las Dl 50 de distintos tipos de productos. Ahí vemos al agua, la sacarosa y el glifosato con 5.600 miligramos por kilo vivo. Hay productos como la vitamina D -uno puede pensar que es algo casi inocuo-, que tiene una altísima toxicidad. La botulina es uno de los ejemplos más sólidos. Concretamente, las mujeres se lo aplican en la cara. Hay que tener en cuenta que es el producto más tóxico que conoce la Humanidad, es decir, el botox. Sobre este punto no voy a profundizar, pero los que gusten pueden ingresar a nuestra página web, que es www.casafe.org. Allí hay mucho material acerca de la seguridad de los productos.

En otra de las transparencias hablamos de los tipos de estudio que requiere el SENASA. Eso ya lo vimos, al igual que el tema de la toxicidad crónica.

Habitualmente nosotros decimos que no es el producto sino su uso. En el uso y en el abuso debemos referirnos a temas como, por ejemplo, la automedicación. Vemos que es la segunda fuente de intoxicación después de las bebidas alcohólicas e incluso es mayor a la cocaína.

Los datos de la Conferencia Internacional sobre Medicina Falsa -evento organizado por la Organización Mundial de la Salud en Buenos Aires- establecieron que en la Argentina hay alrededor de 700 muertes por año debido al consumo descontrolado de productos de farmacia y cerca de cien mil internaciones hospitalarias.

A continuación me voy a focalizar en lo que se refiere al proyecto de ley de aplicaciones. Creemos que el eje principal de esta iniciativa debería promover la aplicación de las buenas prácticas agrícolas. Se debería garantizar la fiscalización, o sea, tendría que existir una norma que permita su control. Asimismo, debería permitir la relación armónica entre productores y vecinos. Eso es lo que más fuertemente se está dando en el interior del país en todas aquellas localidades donde se generan conflictos.

En la jornada anterior, el Ministerio presentó algunos valores de deriva. Cuando empezamos a hablar de un proyecto de ley de aplicaciones, lo que surge enseguida es el tema de las distancias.

Para cuantificar o poner en escena las distancias, en la imagen en pantalla se muestran los metros que dieron de deriva en la jornada de demostración de aplicaciones. Se probó que haciendo uso de buenas prácticas, la deriva en dirección al viento es de 6 metros para aplicación terrestre y de 36 metros para aplicación aérea. Repito: en dirección al viento. El documento de pautas establece 100 metros de zona de amortiguamiento para la aplicación terrestre y 200 metros para la aplicación aérea.

Para entender cuando hablamos de distancias de 500 y 1.000 metros -estando en Buenos Aires a veces es difícil contextualizarlo-, si tomamos de referencia el Congreso, hay 500 metros hasta la calle San José -terminando la plaza- y 1.000 metros hasta la avenida 9 de Julio, cruzando a la calle Hipólito Irigoyen. Digo esto para tener una idea relativa de lo que son 500 o 1.000 metros.

Como aporte para el debate de este proyecto de ley sostenemos la discusión que existe entre zona de amortiguamiento y zona de exclusión. Creemos que esta discusión no tiene mucho sentido si tenemos una buena ley y, sobre todo, una buena aplicación de ella. Por eso creemos que el camino no consiste tanto en hablar de distancias, sino del amortiguamiento.

El amortiguamiento es una zona o franja de tratamiento especial donde se pueden hacer aplicaciones bajo determinadas condiciones. Es decir, la aplicación en la zona de amortiguamiento se realiza con condiciones especiales. No es lo mismo la zona de amortiguamiento que la zona libre de amortiguamiento. Reitero: es una zona de aplicación con condiciones especiales. Luego veremos cuáles son éstas.

En esa zona de amortiguamiento las aplicaciones de fitosanitarios bajo esas condiciones no afectarían la salud de las personas porque no habría exposición al producto. De esta forma, se permitiría una relación armónica entre productores y vecinos periurbanos, que es algo que no se está dando en el interior. Estamos teniendo crisis en distintas localidades en donde se enfrentan los vecinos con los productores.

Un caso concreto que muchos deben conocer es lo que ha pasado en Ramallo, en donde una iniciativa muy restrictiva termina provocando la reacción de los productores y generando luego una relación poco amistosa entre los pobladores de una misma localidad.

Hacer esto permitiría también realizar un tratamiento controlado de insectos y roedores para que no se abandonen los lotes. A pesar de que se ha manifestado que esto no es así, es una realidad que pasa en lotes que han sido abandonados. Cualquier lote abandonado -incluso los lotes urbanos- tiene este mismo problema. También se evitaría la confiscación -entre comillas- de los campos próximos al caso urbano en donde ya se están dando -por ejemplo, en Ramallo- reclamos legales de los productores por la desvalorización de sus predios en virtud de una norma muy restrictiva.

En cuanto a las condiciones mínimas de aplicación en la zona de amortiguamiento -refuerzo el tema de las condiciones especiales-, debería requerirse la presencia obligatoria del asesor fitosanitario en la aplicación. Aclaro que estas son las recomendaciones de CASAFE. Ahora vamos a ver qué es para nosotros el asesor fitosanitario.

Otra de las condiciones mínimas serían la matriculación del aplicador, la registración de la máquina aplicadora y/o la certificación de la empresa aplicadora, utilizando lo que es la norma IRAM 14.130. Esta es una norma muy reciente, que intenta poner en la modalidad de discusión pública un sistema de buenas prácticas, habiéndose llegado a un consenso acerca de lo que deberían ser las buenas formas de aplicar, que están normalizadas.

El asesor fitosanitario debería ser una persona física con matrícula habilitada de ingeniero agrónomo o título similar, inscripta ante la autoridad de aplicación acreditando matrícula vigente, etcétera. Pero déjenme destacar aquí que tendría la potestad de interrumpir una aplicación. Es una especie de observador de la aplicación, que lo contrata el que la va a hacer, para asegurar que la aplicación se haga en las condiciones adecuadas.

En el fondo, estamos teniendo un problema de fiscalización estatal, y sobre todo, desde CASAFE consideramos que sería importante acercar lo más posible herramientas de control ciudadano para permitir una buena aplicación.

Entonces, la propuesta de CASAFE en las discusiones, y sobre todo en la discusión local, tiene como punto principal la conformación de una mesa de diálogo local donde estén representadas todas las partes, en las distintas localidades donde ha habido conflicto. Mucho de esto se produjo porque se estuvo escondiendo la basura debajo de la alfombra y no se generó la mesa de diálogo local en forma inmediata, lo que a mi juicio hubiera favorecido un proceso armónico para llegar tal vez a las mismas conclusiones. Pero en muchos casos esto generó un proceso de crisis en las poblaciones.

Entonces, reitero, la primera y tal vez la más importante de todas las propuestas es la conformación de la mesa de diálogo local.

Esa mesa de diálogo local puede analizar la distancia de amortiguamiento en función de la composición del periurbano. No es lo mismo el norte que el sur de un pueblo, pues seguramente habrá diferencias. Si nosotros tenemos una escuela hacia el norte, tal vez haya que dejar una zona de amortiguamiento distinta, con consideraciones especiales; y si tenemos el INTA del otro lado del pueblo, las condiciones quizás también sean distintas. Entonces, es un traje a medida local.

Hoy les comentaba las condiciones mínimas en cuanto a la figura del asesor fitosanitario, pero si ésta genera dudas o pudiera tener algún tipo de inconveniente, también está la figura del inspector municipal. Es importante que el inspector municipal no sea un inspector de Tránsito al que, como tiene poca actividad, se lo manda a inspeccionar una aplicación. Tiene que ser una persona idónea, y en lo posible, algún referente en el tema. Puede llegar a ser un ingeniero agrónomo o alguien que defina la mesa de diálogo local, con un formato que lleve tranquilidad, pero con idoneidad.

En cuanto al cumplimiento de las buenas prácticas, es importante el tema de la norma IRAM que recién mencionábamos, porque permitiría su incorporación en la legislación nacional, provincial o municipal. En el proyecto de ley de envases, recientemente tratado en esta comisión, se incorporó la norma del triple lavado, que también es una norma IRAM. Creemos que aquí se puede hacer algo parecido con la norma de buenas prácticas.

Asimismo, debe hacerse un proceso de certificación de las empresas aplicadoras para las zonas periurbanas, y aclaro que nos estamos refiriendo a la zona de amortiguamiento. Creo que también llevaría tranquilidad el hecho de que fuera una empresa certificada en buenas prácticas la que se ocupe de hacer la aplicación en la zona periurbana.

Además, el aplicador tiene que estar matriculado, de lo cual no hay ninguna duda. El aplicador debe ser consciente de lo que está haciendo y tiene que estar capacitado.

Asimismo, la máquina de aplicación tiene que estar registrada, y no solamente eso, sino que creemos que el número de registro debe ser legible a distancia, tal como ocurre con los aviones, que a unos 200 metros se puede apreciar el tipo de matrícula que tiene.

Hay una modalidad en la que está trabajando el INTA, del tipo de la "caja negra", para la máquina aplicadora.

Esto podría pensarse también. Habría que profundizar en esto. Uruguay está trabajando en esta línea también. Incluso, hay equipos suficientemente sofisticados como para cruzar la información meteorológica que tienen con los datos de aplicación, y suspender así una fumigación si cambia el viento o si se produce alguna modificación climática.

Por su parte, la señalética campo es muy importante y podría incorporarse perfectamente para seguridad de los vecinos. Si la zona de amortiguamiento es de tantos metros, sería conveniente colocar un cartel que indique los metros de distancia y las condiciones de aplicación para que todos lo sepan. Es decir que si se está haciendo una aplicación en ese espacio sin el asesor fitosanitario, sin el inspector municipal o sin que se cumplan las condiciones acordadas, todos lo sepan.

En relación con la instalación de una estación meteorológica, este es un ejemplo que se tomó en algunas localidades de la provincia de Córdoba, y la verdad es que ha sido muy bueno.

Lo que ven en esta filmina es un mapa de la provincia de Entre Ríos -esto pueden verlo en la Bolsa de Cereales-, donde hay cerca de 134 estaciones meteorológicas que hacen transmisión de datos on line en la que pueden verse las condiciones del clima. Estas estaciones no son caras; es posible instalarlas.

Lo que hicieron en Córdoba y resultó muy interesante fue cruzar la información meteorológica con un software que avisa al vecino si están dadas las condiciones para hacer o no la aplicación en una modalidad tipo semáforo. Eso puede hacerse fácilmente para tranquilidad de los vecinos.

En lo concerniente a las escuelas rurales, entendemos que ha habido malas aplicaciones, y creemos que así fue porque incluso hemos recibido denuncias o llamados a la Cámara. En este sentido, sabemos que han habido malas prácticas; esto no lo cuestionamos. Me parece que ahí deberíamos poner especialmente el foco.

Sugerimos la incorporación, por ejemplo, de anemoscopios -más conocidos como mangas de viento- en las escuelas con una señalización adecuada para que el aplicador conozca las condiciones en las que tiene que fumigar. Eso incluso llevaría tranquilidad a los padres, ya que en muchos casos los niños que van a esas escuelas son hijos de pequeños productores, así que tienen interés propio en que esto se resuelva de la mejor manera posible.

En relación con las condiciones de aplicación, hemos identificado que algunas de las malas aplicaciones se han dado durante los cambios de horario. Es decir, cuando los estudiantes pasan del horario de invierno al de verano. Entonces, cuando quien está haciendo la fumigación desconoce este cambio, se genera una muy mala aplicación, con mucho descuido.

Por otra parte, la capacitación a los docentes y alumnos es fundamental. Hoy los chicos son transmisores de los temas ambientales, y creemos que es muy importante poder llegar a concientizarlos allí desde el punto de vista de que las cosas pueden hacerse bien a partir de las buenas prácticas.

Por último, proponemos conformar una central de denuncias coordinada entre los municipios, los Estados provinciales y el Estado nacional para recibir denuncias de malas aplicaciones. Allí el receptor debería estar en condiciones de responder preguntas sobre temas de intoxicación, primeros auxilios, legislación local, condiciones de aplicación y cursos a seguir. En fin, ese tipo de cuestiones. Esos son algunos aportes que tenemos.

Para finalizar, quiero mostrarles una foto, que lamentablemente no llega a verse muy bien. Se trata de una imagen de Suiza -lo que está ahí detrás, cerca de esa iglesia, es un cultivo de maíz-, que evidencia que cuando se producen estas relaciones armónicas es posible convivir sin inconvenientes. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET Tiene la palabra el periodista Patricio Eleisegui, último expositor del día de hoy.

SR. ELEISEGUI Quiero agradecer especialmente a la comisión por esta convocatoria.

Me gustaría resaltar que la posibilidad de discutir estas posturas diferentes que estamos teniendo me parece algo sumamente valioso, sobre todo porque durante el período kirchnerista esto fue realmente imposible. O sea, fueron diez años en los que directamente esta temática estuvo totalmente acallada. Por ende, más allá de las diferencias que podamos tener entre los distintos sectores y también las cuestiones del alineamiento político, es sumamente interesante que en el inicio de esta gestión de gobierno se esté hablando de este tema.

Mi nombre es Patricio Eleisegui. Soy escritor y periodista. Entiendo que me han convocado por conocer de primera mano las situaciones de contaminación con agroquímicos en las provincias de Córdoba, de Entre Ríos, de Santa Fe y de Buenos Aires. Lamentablemente, se trata de un trabajo difícil y duro que significa muchas veces convivir con el dolor. La realidad es que me gustaría ocuparme de otra cosa, pero el deber un poco implica esto.

Para no olvidar ciertas cosas, hice algunas anotaciones sobre esta cuestión. La realidad es que estamos ante una problemática que no hace diferencias, en tanto todo el sistema productivo de la Argentina, como ustedes habrán visto, se ve sujeto a pulverizaciones con sustancias químicas sin distinción de cultivos. Prueba de ello puede dar la misma CASAFE.

Esto recién lo explicaba el licenciado Federico Landgraf en sus estadísticas, al menos en lo que uno puede conseguir, porque si bien la entidad tiene en su poder toda la estadística, la data y la información sobre cuánto producto se usa en la Argentina, lamentablemente esa información es privada a pesar de que guarda relación directa con la salud de todos los habitantes del país. Por ello sería bueno -ya que está aquí presente el representante-, exigirle que empiecen a hacerse más visibles estos números.

CASAFE expone claramente que ningún producto de la tierra se encuentra hoy libre de fumigación. Esto incluye desde el grano almacenado hasta la misma pastura. No solamente tenemos que pensar en términos de soja, de maíz o de lo tradicional, sino también en, por ejemplo, el maní o cualquier otro tipo de cultivo.

Lo que también me parece interesante es que hemos llegado a una situación en la que estamos frente a una contaminación que no tenemos que mantener bajo la idea de que solamente ocurre en el campo, sino que la estamos teniendo también en la misma ciudad.

En ese sentido, me gustaría referirme a experiencias científicas, muchas de las cuales son de expertos del CONICET y de universidades públicas. Es interesante ver cómo los sectores que tienen intereses creados en torno a esto toman por válidos algunos estudios cuando son del CONICET, mientras que otros directamente los descartan. En este caso la Universidad de La Plata, por ejemplo, detectó la presencia de agroquímicos incluso en frutas y verduras que llegan a nuestros hogares.

Más de una persona acá presente puede decirme que el problema no está en la presencia sino en el nivel de concentración de los agroquímicos que tiene el cultivo. En esos casos, prefiero responder un argumento como el de Damián Marino, quien es doctor en Ciencias Exactas por la Universidad de La Plata y al mismo tiempo integrante del CONICET: los químicos no tienen por qué estar ahí. Ese punto de partida es clave.

Otra pregunta que me hago es por qué cada uno de nosotros no somos informados acerca de la presencia de estos químicos para, a partir de ahí -como decía la funcionaria del Chaco-, elegir o no si queremos tener sustancias tóxicas en nuestro cuerpo. Este punto también me parece clave porque ya de entrada, de esta manera, vemos violadas nuestras libertades. Es decir que directamente se está imponiendo un modo de alimentación sin nuestro consentimiento, y en este caso, un directo envenenamiento.

Puedo contarles que en la misma Universidad de La Plata en 2015 se constató que de diez muestras de frutas y verduras compradas en verdulerías de la ciudad, ocho daban positivo en residuos de insecticida, clorpirifos y endosulfán. Este último -el endosulfán, y estoy hablando de 2015-, está prohibido en la Argentina desde 2013 por disposición del SENASA, aunque todavía lo veo. He visto bidones que se usan en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, y también en la de Entre Ríos. En el oeste de la provincia de Buenos Aires, en América, el año pasado hubo un caso de contaminación severa por utilización de endosulfán. Insisto: esto está prohibido desde 2013, y no es antojadiza dicha prohibición.

A este respecto, lo que el SENASA hizo en su momento fue extender el uso del producto precisamente hasta 2013 -aunque la prohibición debía regir desde mucho antes-, para que los productores agotaran su stock. O sea que lo que importaba en definitiva al SENASA era proteger el bolsillo de quienes estaban teniendo sus bidones en su casa más que privilegiar la salud de todos nosotros como sociedad.

Señores: esto es un poco lo que estamos comiendo. Como les decía, frutas y verduras en este caso en particular, con residuos de insecticida.

No me referí todavía a lo que es la problemática en las zonas de la soja. Simplemente, quise ubicarlos porque creo que en Buenos Aires estamos protegidos por el simple hecho de vivir bastante lejos del campo.

En la previa a esta reunión, junto a los asesores, hubo uno de ellos que me reconoció que en su casa consumían productos orgánicos. Si bien no entendía muy bien cómo era el tema, había una certeza bastante grande de que en definitiva existía una contaminación de por medio. Muchos de nosotros -aunque no queramos asumirlo- deseamos ser cautelosos, por lo menos en nuestras casas. Eso demuestra que en un punto desconfiamos bastante de los argumentos que tiene la industria más allá de que vengan con sus trabajos científicos o pruebas.

Imagino que estoy acá por el tema de los relevamientos que tuve oportunidad de hacer en distintos viajes de investigación. Eso ilustra de mucha mejor manera cualquier discusión que podamos tener al respecto. Me gusta referirme a las víctimas y no necesariamente a los planteos acerca de cuánto vamos a ganar y perder en términos económicos.

A mí nadie me contó lo que vi hace poco más de un mes en la localidad de Jubileo, en la provincia de Entre Ríos, donde en el centro de ese lugar hay un acopio de productos -entre ellos, por supuesto, del herbicida glifosato- e inclusive un funcionamiento de un sistema de compraventa de bidones, los que obviamente tienen una cotización. En los casos en donde no se podía hacer un uso comercial directamente se arrojaban los bidones en el basurero que estaba a pocas cuadras del centro del pueblo.

Por otro lado, la localidad de San Salvador se encuentra en la provincia de Entre Ríos. Es la capital nacional del arroz. En su momento hubo un reclamo por parte de la comunidad porque de repente se dieron cuenta que había muchas denuncias vinculadas con el cáncer. Una gran cantidad de personas hablaban de la problemática del cáncer. La municipalidad -muy a regañadientes- terminó solicitando un relevamiento, tanto a la Universidad Nacional de La Plata como a la de Rosario. La idea era poder refutar este pensamiento que tenía la gente en la calle, en el sentido de que el cáncer estaba adoptando la forma de una epidemia en San Salvador. Recordemos que generalmente la gente en la calle suele tener la razón.

Para dolor de la municipalidad del lugar, el monitoreo arrojó que el 40 por ciento de las muertes en ese lugar son debidas al cáncer. Uno de los monitoreos fue químico y arrojó que todo el suelo de la localidad está contaminado con glifosato. ¿Saben en qué lugar estaba puntualmente la concentración? En la plaza del centro. En algunas zonas de la provincia de Entre Ríos el glifosato se utiliza para la jardinería. Lamentablemente, el principal foco de contaminación estaban siendo los parques de una ciudad muy pequeña.

El segundo dato interesante del relevamiento fue que las aguas de superficie en la zona de San Salvador están contaminadas con cipermetrina, clorpirifos y el insecticida endosulfan que, insisto, está prohibido desde 2013.

Todo el tiempo hablamos del glifosato y es interesante la discusión que hay en torno a esto. A la industria esto no le gusta porque es su producto estrella. Pero tenemos que recordar que está clasificado como potencialmente cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud y esto no es un dato menor.

Para los fabricantes, los dictámenes de la OMS solo son válidos cuando avalan los productos que ellos comercializan. En este caso no se ha hecho más que destinar fondos para una campaña de total desprestigio contra la OMS. De hecho, la misma organización declaró el año pasado al 2,4 D, que es otro de los herbicidas más usados en la Argentina, bajo la misma categoría que el glifosato, es decir, como potencialmente cancerígeno.

¿Qué ha pasado en el país desde el año pasado hasta hoy ante estas exposiciones, teniendo en cuenta que a nosotros nos gusta mucho hablar De la OMS? No ha pasado nada. Nunca se tomó en cuenta este dictamen.

Entonces, ¿cuál es nuestra postura? Lo pregunto porque ustedes son los asesores. ¿Nosotros les vamos a pedir a las empresas que se autocensuren en tanto son actores comerciales? Esa parece ser la tendencia según lo que estoy viendo.

Si hay algo que ha prevalecido desde 1996 con el ingreso de la primera soja transgénica resistente al herbicida glifosato en la Argentina hasta hoy, es el Estado ausente. Tenemos un corrimiento del Estado que le deja a los privados una potencial autorregulación. Por eso, venimos acá a sentarnos y a escuchar qué soluciones nos aportan CASAFE o los aeroaplicadores. ¿De qué estamos hablando?

Las denominadas "buenas prácticas agrícolas" no son más que opciones creadas por la misma industria que, sin escatimar ningún recurso para continuar fomentando la dependencia, hasta ha generado material didáctico para las escuelas.

Voy a hablar nuevamente de CASAFE. Creó una historieta en la que se presenta a los vehículos de fumigación como naves espaciales. En cuanto a los trajes, como hoy justamente también decía Miryam, que alguien me muestre realmente a una persona que esté fumigando en el campo con un traje como el que aparece en la historieta de CASAFE. Si eso sucede yo mismo me rectifico delante de todos. Los trajes son espaciales según la historieta de CASAFE.

Además, muestran los choclos transgénicos como realmente gigantes y descomunales -según Federico son exquisitos, pero hay que ver si él los come- y, al mismo tiempo, los insectos que pululan por el campo cuando no los arrasa un insecticida son como monstruos antediluvianos y gigantes. Fíjense cómo trabajan bajo la modalidad de fomentar una cultura.

Una actitud didáctica similar -aunque con alcance universitario- la tiene Argenbio, que es la cámara que nuclea a los productores de transgénicos en la Argentina.

No sé si les suma el detalle, pero CASAFE y Argenbio comparten edificio, siendo la separación entre una organización y la otra una puerta de vidrio.

Como decía, tenemos un dictamen de la OMS sobre el glifosato y el 2,4-D pero aquí no ha pasado nada, no nos ha importado para nada.

Nunca está de más recordar el origen bélico del 2,4-D -ya que es tan importante como el tema del glifosato-, desarrollado por Gran Bretaña como arma química para utilizar sobre los cultivos de la Alemania nazi en su momento. Luego fue reinventado para ser incluido en la fórmula del agente naranja en Vietnam.

Eso es lo que hoy se aplica junto a poblaciones y escuelas rurales como las de Trenque Lauquen, en la provincia de Buenos Aires.

A regañadientes, la Municipalidad de Trenque Lauquen solicitó un estudio a la Universidad Nacional del Litoral. Los resultados arrojaron contaminación con el herbicida atrazina y el mismo 2,4-D hasta en los árboles céntricos de esta ciudad de más de 40.000 habitantes. Esto se conoció el año pasado.

¿Qué pasó cuando un grupo de vecinos comenzó a reclamar que, por lo menos, se fije un límite? Porque ese es el inconveniente que tenemos: no hay un solo límite. ¿Saben cuál fue la respuesta de los productores y comercializadores? Directamente arrojaron los bidones vacíos del herbicida en la puerta de la chacra de unos de los líderes del reclamo. Así es un poco cómo se dirimen las cuestiones.

Como tengo menos tiempo para exponer que otros oradores que se tomaron 25 minutos -aunque no hay ningún problema-, me gustaría recordar algunos nombres como el de Leila Derudder, de San Salvador, quien a los 14 años falleció de leucemia derivada de contaminación con agroquímicos en el Hospital Garrahan de esta ciudad. Los invito a que visiten ese hospital y pregunten por gente como Mercedes Méndez, que es una profesional muy comprometida con este tema.

También hay un juicio en marcha por un niño, Nicolás Arévalo, quien con sólo 4 años murió por envenenamiento tras pisar descalzo un charco de agroquímicos en las tomateras de Lavalle, provincia de Corrientes. Además resultó envenenada su hermana Celeste. Un año después murió José Carlos Rivero, de 4 años, en el mismo lugar y por la misma causa.

Esto es un poco lo que estamos viviendo y me parece que debe tener más visibilidad.

No quiero olvidarme de Monte Maíz, en donde hay infinidad de casos de cáncer. Allí existen en la actualidad más de veinte depósitos, aviones y vehículos de aplicación terrestre dentro del tejido urbano de Monte Maíz.

Me podría extender muchísimo más pero voy a dedicar estos últimos minutos a explicar qué es lo que creo que debe tenerse en cuenta para desarrollar un marco inicial.

En principio, todos deberíamos exigir un relevamiento sanitario, un mapa de dolencias y un análisis de las condiciones ambientales y sus efectos en la salud pública.

También hace falta una recategorización y limitación de productos, empezando por el glifosato y el 2,4-D, ya que son los dos herbicidas más utilizados junto con la atrazina y que se encuentran prohibidos en Europa desde hace más de una década. Hoy la atrazina está presente en todas las aguas superficiales de la Argentina; no tengo problema en acercarles la documentación necesaria para probarlo.

Es necesaria la trazabilidad tanto de los bidones como de los vehículos de aplicación terrestre y aérea. Tenemos que saber dónde están a cada momento, quiénes son sus propietarios y qué actividades realizan. También tenemos que saber qué pasa con los envases. Esto no lo tiene que hacer CASAFE sino el Estado.

Esta tiene que ser básicamente una responsabilidad del Estado, no de los privados, porque no les corresponde. Esa es la realidad.

Después, es necesaria una disposición de distancias amplias respecto de las poblaciones, cualquiera sea su tamaño, y un régimen especial para las escuelas rurales. Eso tiene que estar vigente.

Al mismo tiempo se requiere un veto al almacenamiento y circulación de cualquier tipo de agroquímicos en el área urbana.

Otro aspecto clave es que estamos hablando de salud y, en consecuencia, tenemos que integrar al sector médico a las disposiciones para el uso de agroquímicos. Tenemos que acotar el rol del ingeniero agrónomo, que no tiene una sola materia en su formación vinculada con toxicología o con la salud humana. Me ocupé en su momento de revisar cada uno de los planes de estudio de las universidades nacionales y no existe, a pesar de lo cual ellos nos están diciendo a nosotros qué es lo que nos enferma. Ese es un problema nuestro, y bastante grave.

Asimismo, es necesario un veto a las campañas publicitarias de promoción del uso de agroquímicos. Me ha pasado tener que trabajar con equipos de la televisión francesa y de la televisión italiana, y en muchos casos no pueden creer que nosotros, en la televisión por cable, tengamos publicidad del Roundup, el glifosato. Ustedes lo pueden ver en TNT: "Más de veinte años protegiendo a la Argentina". ¡Realmente es insólito!

Además, es necesario poner punto final a la intromisión de las empresas en el sector educativo. ¿De qué estamos hablando? Entiendo que está bien que hagan una historieta, pero que la lean ellos; que ellos se diviertan. Esa es la realidad.

También es necesario un sistema de policía específico para el control de estos postulados, y obviamente una asignación presupuestaria. Si no, no hay regla ni ley posible; eso es claro.

Al mismo tiempo se requiere una promoción real de mecanismos de producción que excluyan la utilización de los agroquímicos -esto es un poco lo que explicó el ingeniero Cerdá-, sobre todo en las cercanías de áreas pobladas. Me parece que eso es vital.

Por último, y como punto fundamental, debe disponerse el fin del atributo otorgado a las empresas, a los productores y a los ingenieros agrónomos para decidir la realidad sanitaria de nuestros pueblos y ciudades. Eso se tiene que terminar: fin de ese poder para decidir que nuestro día a día debe pensarse a partir de una interacción permanente con estos químicos. Para eso necesitamos un Estado presente, que es lo que no ha pasado en los últimos años.

Insisto: yo voy a exigir un sector político que cumpla las funciones para las que ha sido elegido, que deje de minimizar esta problemática. Este es un espacio interesante, y espero simplemente que se pueda llevar adelante esto, que haya una discusión más clara y que se sigan sumando los sectores.

Para terminar, solo quiero decir que hoy escuché hablar mucho de buenas prácticas y de los métodos que están funcionando, de que no hay alternativas, de que la Argentina tiene que producir alimentos, de que tenemos que dar de comer al mundo y otras cuestiones similares. Detrás de mí está Estela Lemes, directora de la Escuela "Bartolito Mitre", de Costa Uruguay Sur, muy cerca de Gualeguaychú, y en su sangre tiene glifosato y clorpirifos. Explíquenle a ella, por favor. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA COUSINET Agradecemos mucho a los expositores. Seguidamente abriremos una ronda de preguntas.

Previamente tengo detrás de mí un ciudadano que me pidió la palabra hace tiempo y a quien prometí que le permitiría formular una pregunta.

Antes quisiera preguntar al licenciado Landraf si el proyecto de ley de CASAFE, al cual ha hecho referencia, fue presentado por algún diputado.

SR. LANDRAF Nosotros no tenemos ningún proyecto de ley, sino que son aportes para este proceso.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Le cedo la palabra al ciudadano al que hice referencia, Guillermo Torres.

SR. TORRES En primer lugar, quiero decirle a Patricio Eleisegui que no estoy de acuerdo con que acá haya que hacer cosas tales como morigerar esto, por ejemplo, reclasificando los agroquímicos. Hace muchos años que se habla de eso, pero es una tontería.

Hay algo básico que en la agricultura no se hace, y tampoco en la medicina. Cuando se dice que la medicina es, en definitiva, fumigación casera, eso es cierto. A nosotros nos fumigan para desratizar o para lo que sea, en los negocios, en las panaderías o en las casas. Es todo lo mismo: es la industria química.

Entonces, ¿cuál es el principio de la industria química que todo el mundo olvida? La sinergia. O sea, no existe el químico aislado.

Por supuesto que cuando se hacen los controles de químicos uno trae un glifosato -que por otro lado no sé qué cantidad de ellos hay ahora, pero la última cifra que yo tenía era 214 glifosatos; o sea que todos los países lo usan-, y tiene que creer que son aprobados porque los excipientes o los coadyuvantes son parecidos.

El SENASA no tiene ninguna estructura para responder verdaderamente al desafío de saber qué diablos está pasando en el ambiente. No la tiene. Por otra parte, ¿qué se les pide a los laboratorios de referencia de los que se está hablando? Que tengan probetas, que tengan algo, que puedan mostrar un cierto conocimiento técnico de la cosa, pero...

SRA. PRESIDENTA COUSINET Discúlpeme, pero le hemos dado la palabra para que formule una pregunta.

SR. TORRES Bien. Quiero decir que si uno piensa en la sinergia -es decir, que no hay químico aislado y que todos actúan en red-, toda la ciencia de la química es falsa. Por lo tanto, debe tenerse en cuenta esto para todas las leyes que se quieran hacer para protegernos. Tanto la docente como yo y cada uno de los demás que están aquí tenemos centenares de químicos en sangre. Toda la ciencia sobre la cual están basados los controles es falsa, y yo pregunto qué tienen para responder a eso, porque no existe el químico a químico.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Bien. ¿A quién está dirigida su pregunta?

SR. TORRES A quien quiera responderla.

SRA. PRESIDENTA COUSINET ¿Alguien más desea formular preguntas?

SRA. BARBIERI Soy asesora del diputado Ruiz Aragón, quien integra esta comisión y también es vicepresidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería.

Quería preguntar a los miembros del SENASA sobre el registro nacional, que se integra a partir de los datos aportados por las distintas provincias. En ese sentido, ¿hay algún modo de control de esos datos? Porque estamos asumiendo desde el Estado nacional que cada una de las provincias está aportando información válida y fidedigna. Pero esto es importante porque cualquier ciudadano tiene que poder confiar en ese registro, que de algún modo está validado por el Estado nacional.

En alguno de los proyectos de ley sobre aplicación de fitosanitarios que están dando vueltas y que se van a tratar próximamente, se contempla la creación de un registro nacional y único. No sé si vieron esos proyectos, pero quería saber si este registro nacional establecido por ley sería compatible con el ya existente, y debería seguir en este camino de consolidarse, conformarse, a partir de la información tal como viene hasta ahora. Por lo que yo entendí, las provincias dicen: "Esto es así; estas empresas cumplen las normas". A mí me genera cierta inquietud si efectivamente las están cumpliendo de algún modo.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Continuamos con la ronda de preguntas para luego escuchar todas las respuestas y así evitamos un intercambio que nos llevaría mucho tiempo.

Aquí hay otra persona que me ha pedido la palabra para formular una pregunta.

SR. VITALE Soy Emilio Vitale, asesor del senador Melchiori.

Quería decir que existe un proyecto de ley de agroquímicos en Entre Ríos que ya cuenta con la correspondiente sanción de una de las Cámaras, y que propone como autoridad de aplicación las áreas de Ambiente y de Salud.

Lo que deseo saber es por qué no se habla de Ambiente en torno a esta cuestión. Así como una panadería -o cualquier industria- debe registrarse en Ambiente, ¿por qué la agroindustria no es controlada por la Secretaría de Ambiente y siempre va a Producción? ¿Por qué el control no es realizado por Ambiente?

SRA. PRESIDENTA COUSINET Gracias. ¿Alguien más desea hacer preguntas?

SRA. SERRANO Quiero hacer un comentario respecto de lo que dijo el señor Torres y que también mencionó la doctora del SENASA.

La provincia del Chaco tenía una ley de agroquímicos antigua, según la cual el control era realizado por el área de Producción. La norma a la que hice referencia es la de 2012, donde lo que se modificó -además de todos los contenidos que ya expuse- fue fundamentalmente la autoridad de aplicación, que pasó a la órbita de Ambiente, que es donde creemos que debe estar. El mismo ministerio que promueve la aplicación no puede controlarse a sí mismo.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Si no hay más preguntas, dejo a los expositores que comiencen con las respuestas.

SRA. BONOMI Voy a responder la pregunta vinculada con el sistema. En primer término, cabe aclarar que no es un sistema nacional sino que se trata de un sistema federal integrado.

En segundo lugar, desde luego que nosotros debemos confiar en los registros provinciales porque tenemos un sistema federal de gobierno. Supongo que la señora asesora sabe esto, pero las provincias son anteriores a la Nación. Esta última solo tiene las competencias que las provincias le delegaron en forma expresa. Estos registros no fueron delegados porque es poder de policía. De manera que nosotros confiamos en lo que cada provincia tiene inscripto en sus registros.

Si me permite efectuar algún agregado más que a lo mejor le sirve para esta cuestión, quiero decir que hay algunas diferencias importantes respecto de qué registrar en el ámbito provincial. En algunas provincias sus leyes prevén que solo registren los aplicadores que actúan para terceros. Otras, en cambio, registran a todo aquel que haga una aplicación, sea a nombre propio o ajeno.

La recomendación desde el SENASA -por lo menos, desde la Dirección de Agroquímicos y Biológicos- sería que se debería registrar a todos. Primero, porque esta facilitación de "yo solo aplico para mí pero tengo una máquina enorme; de vez en cuando voy y le aplico al vecino", da también la posibilidad de tener a un aplicador encubierto no registrado.

Segundo, porque como señalé, la capacitación del aplicador es fundamental ya que en nuestro país hay muchas malas culturas sostenidas a través del tiempo. Me refiero con esto a la automedicación, que no solo se da con el medicamento de las personas sino también en el campo. Ya sabemos lo que les cuesta a los productores consultar a un ingeniero agrónomo para ver qué producto aplican, qué cantidad, etcétera. Todos dicen, además, que si les recomiendan poner una determinada cantidad aplican el doble para que vaya mejor.

Lo mismo sucede en relación con las aplicaciones: la persona se compra una máquina y hace la fumigación, y no debe ser así. Por ello es muy importante que todo el mundo se registre para que todos se capaciten, aprendan a usar las máquinas y conozcan cuáles son las medidas de seguridad, cómo tienen que cuidarse, en qué condiciones tiene que estar la máquina, etcétera. Esa es una diferencia de agua. Pero desde la Nación tenemos que aceptar lo que la provincia decida.

Desde luego, con una ley de contenidos mínimos podría determinarse la obligatoriedad de que se inscriba a todos los que apliquen, ya sea a nombre propio o para terceros.

Perdón, ¿cuál era la otra pregunta?

SR. VITALE El control ambiental.

SRA. BONOMI No, perdón, me refiero a lo que me preguntaba una asesora.

SRA. BARBIERI Si los proyectos de ley de aplicación de fitosanitarios están contemplando la creación de un registro nacional.

SRA. BONOMI Tengo la sensación de que se ha tomado este trabajo que hice, y quizás se mezcla un poco. Esto sería bueno aclararlo.

Lo que podría marcar la diferencia es que la resolución del SENASA es voluntaria. Nosotros hemos firmado convenios con 17 provincias y ya hay algunas que están operando en el sistema. También hemos descubierto que hay muchas que, aunque tienen desde hace décadas la ley que establece que deben tener un registro, todavía no lo implementaron. Por eso creemos que el módulo que ofrecemos puede generar -y lo está haciendo- un estímulo para crear los registros.

A lo mejor desde la ley debería ser obligatorio integrarse al registro federal. Entonces las provincias no tendrían más opción que generar su propio registro, respetando sus decisiones, su autonomía -que les corresponde- y sus aranceles o no.

Otra de las discusiones está vinculada con la inscripción de aquellos que no actúan para terceros. Por ejemplo, obligar a un horticultor a pagar un arancel para inscribirse. Pienso que deberían liberarlo de esa obligación. Es una decisión de la provincia, pues no necesariamente se puede cobrar el arancel. Habría que cobrárselo a las empresas y no a los que aplican para sí mismos. Esa sería una opción. Creo que si entramos a trabajar finito en el tema nos encontraremos con muchísimas posibilidades.

SRA. PRESIDENTA COUSINET ¿Alguien más quiere responder?

SR. CIANCAGLINI Pido la palabra.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Tiene la palabra el ingeniero Ciancaglini.

SR. CIANCAGLINI Voy a responder alguna de las preguntas que se formularon hace instantes.

Vuelvo al razonamiento empleado en mi exposición: este es un tema complejo, para eso estamos y pienso que todos debemos hacer nuestro aporte para poder lograr un final con un control eficaz y feliz.

Cuando aprobamos un producto establecemos las denominadas recomendaciones de uso. Ellas determinan para qué cultivo, plaga y maleza deben utilizarse, como así también la forma, el momento y el modo de aplicación.

En relación con el tema de las sinergias, debo decir que las mezclas pasan por el mismo proceso, es decir, toxicológico para las personas y ecotoxicológico para el ambiente, las aves, los peces y abejas. Esta es la recomendación de uso que nosotros evaluamos en función de ensayos presentados y estudios toxicológicos y ecotoxicológicos avalados.

Lo que debemos tener en claro es que una aplicación a campo es puntualmente un acto en el cual uno ve las recomendaciones de uso y tiene que volcarlo en el terreno, que podría ser un campo en el medio de La Pampa o un campo pegado a una ciudad. Por eso insistimos en el concepto de lo que representa la buena práctica, el uso seguro y la responsabilización del acto. Creo que todo eso debería estar incluido en esta norma, que sería la del ingeniero agrónomo o la de la autoridad que se considere, para poder evitar que el ambiente -si al lado hay una laguna o una escuela, o bien, si hay un señor que tiene colmenas- no sufra ese tipo de problemas.

Lo que se debe entender es que nuestro país es muy grande y necesitamos establecer una norma para poder contemplar las posibilidades de uso del producto sin tener problemas ambientales y tampoco con la gente. Es un tema complejo.

No estoy muy de acuerdo con que la química no sirve porque hay estudios que expresan cosas a favor y en contra. La industria es así. Hay aspectos respecto de los cuales se elaborar informes para favorecer, pero también se redactan informes para desestimar algo. Siempre vamos a jugar con eso.

El tema es difícil y me parece que no se debe adoptar una posición extrema porque ella no sirve a nadie. Por el contrario, considero que cada uno, desde su lugar, debería opinar sobre lo que tendría que hacerse en cada situación y aplicación. Se debe establecer una responsabilidad desde que el bidón sale de la agronomía hasta que es utilizado. Es toda una cadena sobre la cual habría que ejercer un control y, si fuera necesario, penalizar. Deberían participar todos: el Estado nacional, las provincias, los municipios y los privados, ya que es un tema que nos compete a todos. Hay municipios que están más avanzados y otros que reaccionan una vez que se encuentran con el problema.

Reitero que se trata de un problema muy complejo y que entre todos tenemos que ver cómo podemos efectuar aportes para solucionarlo desde la experiencia personal que cada uno de nosotros tiene.

SRA. PRESIDENTA COUSINET Quiero expresar mi agradecimiento a todos los invitados, como así también destacar las preguntas que se formularon y el nivel de respeto con el que nos hemos escuchado.

Les recuerdo que la versión taquigráfica de la presente reunión estará disponible en la página web de la Cámara de Diputados para todos aquellos que deseen consultarla.

El martes próximo desarrollaremos otra jornada en torno a esta temática, para lo cual contaremos con otros expositores.

Queda levantada la reunión.

Es la hora 14 y 4.