Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional, a través de la Secretaría de Ambiente, lleve a cabo en medios de comunicación masivos, campañas que hagan a la toma de conciencia por parte de toda la población, respecto el impacto en el ambiente y riesgos que sobre la salud trae aparejado el uso y disposición final inadecuado de pilas y baterías.

Señor presidente:

El objetivo del presente proyecto es solicitar al Poder Ejecutivo que, a través de los organismos que correspondan, intensifique las campañas de información determinadas para crear conciencia en la población respecto el uso apropiado de pilas y baterías, el descarte adecuado una vez inutilizadas y el tratamiento y disposición final de las mismas, con el objeto de evitar impacto ambiental y consecuencias funestas para la salud de las personas.

En tal sentido, apreciamos como de resultados positivos el desarrollo de páginas web de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, como así también las campañas de prevención realizadas hasta el momento; empero, atendiendo las particulares connotaciones del tema que nos preocupa en el ambiente y salud de las personas, por un lado, y al hecho que la mayoría de los habitantes de la República no cuentan aún con los medios o conocimientos necesarios para acceder a las páginas web de mención - por el otro- y, que - finalmente- el Estado Nacional cuenta con medios de difusión masiva que posibilitan llegar de manera directa a todos, en igualdad de condiciones; estamos convencidos que lo hasta aquí realizado aún es insuficiente, circunstancia por la que estimamos que la multiplicación de los esfuerzos que se puedan concretar en el mismo sentido, coadyuvarían a la toma de conciencia respecto el uso y descarte adecuado de pilas y baterías.

Al respecto, en las páginas de la Secretaría se expresa con meridiana claridad que:

"Las pilas y baterías usadas y agotadas, provenientes mayormente del uso de distintos artefactos: juguetes, electrodomésticos pequeños, equipos de música, relojes, computadoras, etc., forman parte de la generación habitual de residuos domésticos o domiciliarios."

"Algunas clases de pilas y baterías contienen compuestos químicos que, en el caso de ser dispuestas incorrectamente una vez agotadas, podrían afectar negativamente al ambiente, incluidos los seres vivos."

"Estos residuos cuya generación no se limita exclusivamente al ámbito industrial o comercial, sino que involucra principalmente el uso hogareño y, que además poseen características peligrosas, están incluidos dentro de los que genéricamente se denominan residuos peligrosos universales".

"Los llamados residuos peligros universales o masivos, son residuos de origen domiciliario, comercial o industrial, que en virtud de presentar alguna característica de peligrosidad es conveniente su recolección diferenciada de los residuos sólidos urbanos". "Ejemplos de estos residuos: pilas, baterías de telefonía celular, tubos fluorescentes, tubos de neón (de alta presión de sodio y halógenos), cartuchos de toner, baterías de automóviles, entre otros".

La ley N° 24051 de Residuos Peligrosos incluye en algunas de sus diversas categorías a pilas y baterías.

Así las pilas ácidas y alcalinas de óxido de manganeso, de uso común y generalizado en diferentes artefactos, algunas de ellas riesgosas por su contenido de mercurio, se encuentran en distintos formatos tales como A, AA, AAA, son tenidas como residuos categorizados Y 29, Y 34 e Y 35.

Las pilas de níquel cadmio recargables, contenidas en parte de las baterías usadas para teléfonos celulares, son particularmente dañinos para el medio ambiente debido principalmente a su contenido de cadmio. Categoría Y 26.

Las baterías de plomo ácido utilizadas mayormente en automotores, ingresan a la categoría Y 34 e Y 31, y las pilas de óxido de mercurio, principalmente de formato botón, utilizadas en equipos especiales (cámaras fotográficas y relojes, por ejemplo) en la categoría de residuos peligrosos Y 29.

El grado de riesgo depende de los componentes químicos. En el caso de las pilas comunes, alcalinas o ácidas, el riesgo está determinado por su contenido de mercurio, el que se encuentra en parte de las que se comercian en el país, particularmente las provenientes de países orientales.

Las pilas de zinc-carbono, producidas a gran escala desde la década de 1920, poseen zinc y pequeñas cantidades de mercurio (0,01%). Las pilas alcalinas, desarrolladas a partir de la década de 1970, tienen zinc, manganeso (como dióxido) y mercurio. Las pilas alcalinas tienen, en promedio, más mercurio que las de zinc-carbono: varía del 0,1 al 1,1%".

Tanto las pilas de zinc-carbono como las alcalinas "son de riesgo para el ambiente y la salud. Las de zinc-carbono contienen obviamente zinc, en cantidades importantes, y poco contenido de mercurio aunque también las hay sin este metal. Las alcalinas, en tanto, poseen tres metales pesados: zinc finamente dividido, manganeso y una mayor cantidad de mercurio. El agua para consumo humano no debe tener más de 0,0005 miligramos de mercurio por litro. Tomando como referencia el contenido medio de mercurio, una pila convencional de carbono-zinc puede contaminar 3.000 litros de agua, y una alcalina 167.000 litros de agua. Liberarlas al ambiente es por lo tanto una irresponsabilidad".

El zinc como el manganeso "también son tóxicos, aunque a concentraciones mayores que el mercurio. Sin embargo este metal pesado sigue siendo el más tóxico que produce la humanidad. Penetra por piel, vía respiratoria y digestiva, y se acumula en las cadenas alimentarias. En aguas de consumo humano "no deberían superarse los niveles guías establecidos, esto es, 5.000 microgramos de zinc por litro de agua, 100 microgramos de manganeso por litro y 1 microgramo de mercurio por litro de agua.

Los valores muestran que en todos casos, el descarte inadecuado de pilas y baterías constituye un riesgo real, es decir -según UNEP/IPCS -, existe la probabilidad de producir un daño por exposición a un agente químico o físico bajo condiciones específicas.

Por ende, hacer uso de - por ejemplo - Canal Siete o Canal Encuentro para alertar a la población respecto que "La gestión ambientalmente adecuada de las pilas comienza con la elección del producto que luego se convertirá en el residuo que deberemos desechar" y que " Por ello es importante el papel del consumidor al momento de seleccionar la pila, con un papel preponderante, ya que determinará a mediano plazo la calidad de los productos ofrecidos en plaza."

A través de los mismos medios se puede recomendar "utilizar los artefactos eléctricos conectados a la red y así evitar la utilización de pilas". Que si el uso de pilas "es inevitable, es conveniente comprar pilas recargables, de esa manera se produce una gran reducción en el volumen de residuos a desechar, puesto que cada vez que recargamos la pila evitamos tirar a la basura una unidad."

Que "otro concepto importante es la calidad del producto a elegir". "Que una pila barata, en general, tiene una menor vida útil que una de buena calidad, con el agravante de estar elaborada bajo un proceso más contaminante, que, en consecuencia, da como resultado pilas con mayores contaminantes también." Que tal "hecho se traduce en la necesidad de tecnologías más complejas y por ende, mayores costos de tratamiento y disposición final."

Por los motivos enunciados "se recomienda comprar aquellas pilas que provengan de marcas y países desarrollados, puesto que en esos casos, el control sobre el proceso de producción de la pila y la normativa ambiental aplicable son más estrictos." Que "como resultado obtendremos un residuo con menos contaminantes al tiempo de desecharlo. Particularmente, se sugiere adquirir las pilas con el rótulo "Libre de Mercurio (Hg)" o similar, dado que este elemento es el más contaminante de los contenidos en ella."

"Así, las pilas de marcas reconocidas enmarcadas dentro de las leyes de los Estados Unidos, Europa y Japón, que prohíben la adición de mercurio, podrían ser arrojadas a la basura común, siempre que se tenga la seguridad de que no poseen ese metal". "Para las pilas provenientes del sudeste asiático, comúnmente compradas a razón de 4 x 1$, la forma más adecuada de gestión es, directamente, no comprarlas".

"En conclusión, el consumidor debería priorizar su compromiso ambiental antes que el supuesto menor costo de pilas baratas, ya que finalmente deberá pagar, en forma indirecta, tratamiento más caros, o bien, la recomposición de los daños que se causen al ambiente".

Todo lo expuesto entre comillas ha sido extractado de la página de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y debería ser parte de la campaña de concientización a llevar a cabo, haciéndose hincapié a su vez en recomendaciones como las de "No juntar pilas" pues de esa suerte se concentran los riesgos; "No mezclar pilas nuevas con usadas, porque se reduce la vida útil de ambas", "Utilizar preferentemente artefactos conectados a la red eléctrica o energía solar", "No tirar pilas a la cloaca, porque podrían contaminar aguas"; "No quemar las pilas", "No dejar pilas al alcance de los niños", etc.

La campaña de concientización requerida resulta de interés extremo con miras a reducir el impacto ambiental y posibles consecuencias dañinas para la salud de las personas, más si se tienen presente que las alternativas tecnológicas para el adecuado tratamiento o disposición final de las pilas y baterías usadas, tales como disposición final, sin modificaciones, en rellenos de seguridad, que constituye la posibilidad actual más cercana se halla limitada por la escasa cantidad disponible de tales rellenos.

Que el reciclado de componentes solo se encuentra disponible para las pilas y baterías de plomo - ácido y las de níquel - cadmio. Que la utilización de tecnologías para la inmovilización de los constituyentes peligrosos - vitrificación, cementación y ceramización - plantea problemas respecto la utilización o destino de los materiales resultantes, según sus propiedades finales y que la exportación para tratamiento y/o reciclado en países que disponen de tecnologías no existentes en el País debe ajustarse al Convenio de Basilea.

Consideramos, por ende, que en tanto no se haya resuelto la problemática en cuestión, todos los esfuerzos que tiendan a la reducción del consumo de pilas y baterías, que en cuanto se empleen se haga correctamente y que, una vez inutilizadas sean desechadas de manera apropiada, circunstancias respecto las que la población debe ser convenientemente alertada, serán pocos.

Por tal motivo, sugerimos que las campañas deberían generar estrategias para que se adopten medidas preventivas y tratamiento adecuado y oportuno, instruyendo respecto de todas las alternativas que abarca su consideración.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares que me acompañen en la siguiente iniciativa.

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