Declarar de interés de esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación el libro “El Agua: La solución de Israel para una cuestión vital en todo el mundo” (Editorial Taeda, 2017) de autoría de Seth M. Siegel.

Señor presidente:

Hay un problema mundial con el agua, y no es que este desapareciendo. El agua está allí. El problema es que en muchas áreas, las poblaciones en crecimiento tienen cada vez menos agua per cápita debido a la desmoronada infraestructura que conduce a fugas masivas.

Israel es una de las regiones más secas en el mundo; siempre ha sufrido de una crónica escasez de agua y la explotación de sus recursos naturales. Los pequeños en la escuela saben del agua y de la importancia de no desperdiciarla. El milagro del agua, dicen algunos y no exageran. El proceso fue al comienzo duro. Se temía que en algún momento el líquido sería un recurso costoso, caro y hasta imposible en el desierto.

En el libro “El Agua: La solución de Israel para una cuestión vital en todo el mundo”, el autor explica cómo los líderes israelíes, desde los primeros tiempos del moderno Estado judío, hicieron del agua una prioridad, sólo por detrás de la de proteger a su pueblo ante quienes habían jurado echarlo al mar. Eso dio lugar a innovaciones, algunas muy conocidas, como la de usar el riego por goteo para hacer florecer los desiertos empleando cantidades relativamente pequeñas de agua; otras son más comunes, como la conservación, el tratamiento extensivo de aguas residuales y el reciclaje. Y en los últimos años se han logrado enormes avances gracias al desarrollo de métodos rentables de convertir en agua dulce el agua marina la misma agua marina en la que los enemigos de los israelíes esperan ahogarlos.

En el libro el Sr. Siegel explica cómo un país con el 60 por ciento de desierto y cuya población se multiplicó por diez desde 1948 no sólo tiene agua suficiente para sí mismo, sino que además tiene un superávit e incluso exporta agua a sus vecinos. El agua es el problema más importante derivado del cambio climático, y en miras del incremento de la población mundial que pasará de 7 mil millones a 10 mil millones de personas como las tendencias en las dietas, generarán aún más estrés sobre los sistemas hídricos.

Es de destacar que la clave está en la educación temprana en la preservación del agua, incluso desde la primera etapa escolar, además el desarrollo de tecnologías e innovación con usos en la agricultura.

Israel logró algo único. En gran medida separó su consumo de agua de la madre naturaleza, demostró que no tiene una solución mágica de una ventanilla única, ni la desalinización (que no inventó), ni tampoco algún avance imaginado por los genios en los garajes. Lo que tiene es una gestión holística y centralizada del agua, diseñada a lo largo de décadas, desde la cual áreas sedientas o no de mundo pueden recoger ideas.

El agua puede construir puentes, Shimon Peres ex Presidente del Estado de Israel y ganador del Premio Nobel de la Paz, sobre el libro “El Agua” dijo que “es la historia notable de Israel, que es un relato de como un desierto solitario se transformo en un hogar floreciente y acogedor en virtud de la creatividad, la innovación y la tecnología revolucionaria. Su escritura sobre la lucha amarga contra la escasez de agua trae esperanza para un futuro floreciente y mas prometedor”.

Teniendo en cuenta la importancia de la temática abordada por la publicación, como así también su innegable utilidad para la toma de decisiones públicas, solicito a mis pares el acompañamiento de la presente iniciativa.