Dirigirse al Poder Ejecutivo para que informe a esta Honorable Cámara de Diputados, a través de los organismos competentes, acerca de los siguientes temas:

1) Situación actual del proceso de desertificación del territorio nacional y porcentaje del territorio afectado.

2) Estado de Desarrollo de los Programas Nacionales tendientes a disminuir el avance de dicho proceso.

3) Otras acciones que el Poder Ejecutivo planee desarrollar para detener la erosión de los suelos de nuestro país.

Señor presidente:

En los últimos días, la Organización de la Naciones Unidas (ONU), ha dado a conocer los resultados de estudios realizados por ese organismo referidos al avance de los procesos de desertificación en nuestro país. De los mismos se desprenden cifras que alarman por el peligro ambiental que dejan al descubierto y las graves consecuencias sociales y económicas que provoca el avance de este tipo de procesos sobre el suelo de nuestro país.

En efecto, según los datos suministrados por el organismo, las zonas de deterioro y degradación del ecosistema Argentino comprenden el 75% del territorio nacional. Los hábitats frágiles, afectados por la ganadería, practicas agrícolas inapropiadas, el manejo inadecuado de los recursos naturales, la perdida de la biodiversidad de los bosques y los suelos, llevan a un continuo y remarcado proceso de desertificación que afecta y disminuye la productividad con el consiguiente empobrecimiento de la calidad de vida.

La población afectada por estos procesos es aproximadamente el 30% del total nacional, comprendiendo a 9 millones de habitantes. Los problemas que este tipo de fenómenos generan no abarcan solo los efectos económicos negativos sobre la productividad de los suelos. La degradación de los mismos transforma a zonas que eran semiáridas o áridas, en zonas desérticas, provocando el despoblamiento de las zonas rurales y el consecuente sobrecargo de la población de aldeas y ciudades. Estos movimientos poblacionales generan serios problemas en el mundo, incluido nuestro país y ya se cataloga a estas personas como refugiados ambientales.

Entre las causas de la desertificación, la degradación a través de los procesos erosivos (erosión hídrica y eólica) es una de las principales. En la actualidad, más de 60.000.000 de hectáreas están sujetas a procesos erosivos de moderados a graves y cada año se agregan 650.000 hectáreas con distintos grados de erosión y en situaciones difíciles de revertir. La existencia del termino perdida del suelo, muestra la gravedad del proceso del que somos testigos los actuales pobladores del mundo.

Otras de las causas más comunes que contribuyen al avance de la desertificación de los suelos son el uso de cultivos intensivos como la soja, que demandan gran cantidad de nutrientes, la falta de rotación de cultivos que permita descansar la tierra, el empleo de cierta maquinaria agrícola como el arado de reja, el mal uso del agua que produce la salinización de la misma y el desmonte del bosque nativo que expone al suelo a las lluvias torrenciales que lo "lavan".

La República Argentina suscribió en 1994 -y ratificó en 1996- la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD), atendiendo así, de manera administrativa, al grave proceso que sufre el país. En el marco de lo estipulado por la Convención, la Argentina lleva a cabo numeroso programas nacionales y regionales a fin de lidiar con esta problemática. A saber; el Programa de Acción Nacional (PAN) de Lucha contra la Desertificación, el Proyecto de Prevención y Control de la Desertificación en Patagónia, entre otros. Participa activamente del Programa de Acción Subregional de Desarrollo Sostenible de la Puna Americana que involucra a: Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador. Sin embargo, el avance de la desertificación no parece demostrar en hechos, los esfuerzos y los compromisos que el país ha adquirido en los papeles.

Revertir la desertificación es posible, pero, según expertos, esto puede llevar tres o cuatro siglos. Los costos de los procesos de purificación del agua mal utilizada, como los procesos de desalinización, es altísimo. En cambio, la implementación de técnicas de prevención como los cultivos rotativos que permiten el descanso de la tierra, o la alternación de agricultura y ganadería en un determinado suelo, son las acciones que deberían llevarse a cabo bajo el control y la supervisión del Estado Nacional para lograr detener los efectos nocivos de la desertificación.

Por los motivos expuestos, es que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto.