Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que, a través de los organismos que correspondan, informe a esta Honorable Cámara, con datos y estadísticas, las evaluaciones oficiales que se están realizando respecto al fenómeno de la desertificación en nuestro país, debido al avance de este proceso en todo el mundo, y con el objetivo de poder avanzar en una posible legislación al respecto.

Señor presidente:

Se denomina desertificación, o desertización, a la degradación de las tierras en zonas secas, debida fundamentalmente al impacto humano. En esta definición, el término tierras incluye el suelo, los recursos hídricos locales, la superficie de la tierra y la vegetación o las cosechas, mientras que el término degradación implica una reducción de los recursos potenciales.

Debe destacarse que la desertificación fue el primer problema ambiental en ser considerado de carácter global, reconocimiento que quedó formalizado en la Conferencia sobre Desertización de las Naciones Unidas (ONU), celebrada en Nairobi en 1977. En esta conferencia se elaboró un mapa de los desiertos. Desde entonces, se ha puesto en manos del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas (UNEP) la coordinación de un intento global de combatir el problema. Según las estimaciones de 1992 de la UNEP, en todo el mundo están afectados cerca de 35,9 millones de kilómetros cuadrados, en su mayor parte en forma de vegetación degradada en tierras empleadas para el pastoreo.

Recientemente, se informó que un tercio del planeta será desértico y, por lo tanto, inhabitable en el año 2100, según un informe del Centro Hadley para la Predicción y las Investigaciones sobre el Clima, dependiente de la Oficina Meteorológica del Reino Unido. Este pronóstico fue realizado sobre la base de un sistema llamado Índice Palmer de Gravedad de la Sequía (PDSI), que estima las variaciones del clima y las clasifica.

Los especialistas estiman que actualmente el tres por ciento del planeta soporta sequías extremas, porcentaje que aumentaría al treinta por ciento en 2100. Como consecuencia, esta sequía afectará la capacidad agrícola y la disponibilidad de agua.

Si bien en nuestro país la situación no es grave, resulta importante tomar los recaudos con la suficiente anticipación, a fin de prever y planificar las políticas adecuadas para evitar el avance del fenómeno de la desertificación.

Insistiendo nuevamente con esta preocupación, solicito a mis pares que me acompañen con la aprobación del presente Proyecto de Resolución.