RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 407
Secretario Administrativo DR. TRIANTAFILO GUILLERMO
Miércoles 10.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2409 Internos 2409/2407
creyculto@hcdn.gob.ar
- LEGISLACION DEL TRABAJO
- RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
Reunión del día 25/08/2020
- INFORMATIVA
- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veinticinco días del mes de agosto de 2020, a la hora 18 y 8, comienza la reunión virtual de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Legislación del Trabajo, llevada a cabo bajo el formato de videoconferencia.
SR. PRESIDENTE VALDÉS Buenas tardes, diputadas y diputados.
Damos inicio a esta esta reunión informativa en la que abordaremos uno de los puntos destacados por el presidente Alberto Fernández el pasado 1° de marzo con motivo de la apertura de las sesiones legislativas, que es la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo contra la violencia y el acoso laboral.
El Convenio 190 y su Recomendación 206 fueron aprobados por la OIT en junio de 2019. Su alcance se aplica a todos los sectores de la economía: público y privado, tanto formal como informal, en zonas urbanas o rurales y alcanza tanto a trabajadores como a trabajadoras, cualquiera sea su situación contractual, pero reconoce que son ellas las más expuestas a la violencia y al acoso laboral. De este modo se abarca el abuso físico o verbal, la intimidación, el hostigamiento, el acoso sexual, las amenazas y el acecho.
Con la adopción de este convenio se incorporará a nuestro ordenamiento jurídico un instrumento internacional relativo a los derechos humanos, como es el derecho a un mundo del trabajo sobre la base del respeto a la dignidad y libre de violencia y acoso. Estos dos últimos aspectos constituyen una amenaza para la igualdad de oportunidades y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente.
Mediante la ratificación del convenio, nuestro país promoverá una mayor protección de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, debiendo adecuar la legislación a sus lineamientos.
Agradecemos la presencia de todas y todos los invitados y, a partir de ahora, voy a ceder la palabra a la presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, a quien solicito que conduzca la reunión.
Quiero decir que para mí es un gran orgullo compartir esta reunión con Vanesa Siley, una gran dirigente sindical. Yo tengo un sueño, y es que alguna vez ella sea la primera secretaria general de la CGT. Si son inteligentes los compañeros dirigentes sindicales, la tienen ahí para reconciliarse con la sociedad. Ojalá que así sea.
Damos inicio a esta esta reunión informativa en la que abordaremos uno de los puntos destacados por el presidente Alberto Fernández el pasado 1° de marzo con motivo de la apertura de las sesiones legislativas, que es la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo contra la violencia y el acoso laboral.
El Convenio 190 y su Recomendación 206 fueron aprobados por la OIT en junio de 2019. Su alcance se aplica a todos los sectores de la economía: público y privado, tanto formal como informal, en zonas urbanas o rurales y alcanza tanto a trabajadores como a trabajadoras, cualquiera sea su situación contractual, pero reconoce que son ellas las más expuestas a la violencia y al acoso laboral. De este modo se abarca el abuso físico o verbal, la intimidación, el hostigamiento, el acoso sexual, las amenazas y el acecho.
Con la adopción de este convenio se incorporará a nuestro ordenamiento jurídico un instrumento internacional relativo a los derechos humanos, como es el derecho a un mundo del trabajo sobre la base del respeto a la dignidad y libre de violencia y acoso. Estos dos últimos aspectos constituyen una amenaza para la igualdad de oportunidades y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente.
Mediante la ratificación del convenio, nuestro país promoverá una mayor protección de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, debiendo adecuar la legislación a sus lineamientos.
Agradecemos la presencia de todas y todos los invitados y, a partir de ahora, voy a ceder la palabra a la presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, a quien solicito que conduzca la reunión.
Quiero decir que para mí es un gran orgullo compartir esta reunión con Vanesa Siley, una gran dirigente sindical. Yo tengo un sueño, y es que alguna vez ella sea la primera secretaria general de la CGT. Si son inteligentes los compañeros dirigentes sindicales, la tienen ahí para reconciliarse con la sociedad. Ojalá que así sea.
- Ocupa la Presidencia la señora presidenta de la Comisión de Legislación del trabajo, diputada Siley.
SRA. PRESIDENTA SILEY Gracias, compañero Eduardo Valdés, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto.
Buenas tardes a todos y a todas. En primer lugar, muchas gracias a las expositoras y expositores que van a estar hoy con nosotros y nosotras.
En esto de cumplir la palabra empeñada, el presidente de la Nación ha enviado al Congreso -como Cámara de origen, al Senado- lo que bien dijo el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores: la ratificación del Convenio 190 de la OIT para erradicar la violencia y el acoso en el mundo laboral.
Como sé que van a hablar muchos compañeros, compañeras y autoridades que tienen expertise en esta materia -incluso desde la Organización Internacional del Trabajo y también desde la ONU-, me gustaría aclarar que esto fue fruto de la lucha de las mujeres sindicalistas no solamente en el ámbito internacional, sino también en el local, es decir, también en nuestro país.
Es bueno remarcar que hay muchas provincias argentinas -hoy a la mañana lo conversábamos con el ministro de Trabajo y con la ministra Elizabeth Gómez Alcorta- que ya poseen una normativa local en materia de erradicación de la violencia laboral, como es el caso de mi querida provincia de Buenos Aires, de la cual soy oriunda, y también Corrientes, Entre Ríos, San Juan, San Luis, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Tucumán. Esto es importante porque las cosas muchas veces comienzan desde nuestras queridas provincias argentinas, desde el interior hacia el centro, como nos gusta decir.
También cabe remarcar que hay muchísimos convenios colectivos de trabajo que ya contemplan licencias por violencia de género, por ejemplo. Esa es una de las recomendaciones que introduce precisamente el convenio, pero también lo hace la Recomendación 206 que emana de él. Es decir que hay un avance desde abajo hacia arriba y desde el interior hacia el centro para que la ratificación de este convenio a nivel nacional, a nivel macro, tenga anclaje en la realidad, tenga una voluntad concreta y efectiva por parte de quienes trabajan y en el diálogo social tripartito que se cristaliza en un convenio colectivo de trabajo. Podríamos decir que el diálogo social tripartito es el ámbito primigenio de ese diálogo, y ya está existiendo en nuestro país. Entonces, creo que están dadas las bases para que esta ratificación se produzca.
Antes de ceder la palabra al resto de los expositores, quiero decir que creo que en esta Cámara de Diputados hay una voluntad unánime para que este tema sea tratado y aprobado. Así que también quiero pedir a los diputados de la oposición que avancemos en el trabajo que nos corresponde como diputados y diputadas nacionales para poder dictaminar. A mí me hubiera gustado que hoy estuviéramos en esta comisión dándole dictamen a esta sanción del Senado, además de hacer la reunión informativa.
Espero que asumamos el compromiso de que la semana que viene, a más tardar la otra, podamos sacar dictamen conjunto de la Comisión de Relaciones Exteriores y la Comisión de Legislación del Trabajo para que este tema llegue al recinto y tengamos ya la ley, y poder así ser el tercer país en el mundo en haber ratificado el Convenio 190 de erradicación de la violencia laboral.
Tiene la palabra al vicepresidente de la Comisión de Legislación del Trabajo, diputado Cantard.
Buenas tardes a todos y a todas. En primer lugar, muchas gracias a las expositoras y expositores que van a estar hoy con nosotros y nosotras.
En esto de cumplir la palabra empeñada, el presidente de la Nación ha enviado al Congreso -como Cámara de origen, al Senado- lo que bien dijo el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores: la ratificación del Convenio 190 de la OIT para erradicar la violencia y el acoso en el mundo laboral.
Como sé que van a hablar muchos compañeros, compañeras y autoridades que tienen expertise en esta materia -incluso desde la Organización Internacional del Trabajo y también desde la ONU-, me gustaría aclarar que esto fue fruto de la lucha de las mujeres sindicalistas no solamente en el ámbito internacional, sino también en el local, es decir, también en nuestro país.
Es bueno remarcar que hay muchas provincias argentinas -hoy a la mañana lo conversábamos con el ministro de Trabajo y con la ministra Elizabeth Gómez Alcorta- que ya poseen una normativa local en materia de erradicación de la violencia laboral, como es el caso de mi querida provincia de Buenos Aires, de la cual soy oriunda, y también Corrientes, Entre Ríos, San Juan, San Luis, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Tucumán. Esto es importante porque las cosas muchas veces comienzan desde nuestras queridas provincias argentinas, desde el interior hacia el centro, como nos gusta decir.
También cabe remarcar que hay muchísimos convenios colectivos de trabajo que ya contemplan licencias por violencia de género, por ejemplo. Esa es una de las recomendaciones que introduce precisamente el convenio, pero también lo hace la Recomendación 206 que emana de él. Es decir que hay un avance desde abajo hacia arriba y desde el interior hacia el centro para que la ratificación de este convenio a nivel nacional, a nivel macro, tenga anclaje en la realidad, tenga una voluntad concreta y efectiva por parte de quienes trabajan y en el diálogo social tripartito que se cristaliza en un convenio colectivo de trabajo. Podríamos decir que el diálogo social tripartito es el ámbito primigenio de ese diálogo, y ya está existiendo en nuestro país. Entonces, creo que están dadas las bases para que esta ratificación se produzca.
Antes de ceder la palabra al resto de los expositores, quiero decir que creo que en esta Cámara de Diputados hay una voluntad unánime para que este tema sea tratado y aprobado. Así que también quiero pedir a los diputados de la oposición que avancemos en el trabajo que nos corresponde como diputados y diputadas nacionales para poder dictaminar. A mí me hubiera gustado que hoy estuviéramos en esta comisión dándole dictamen a esta sanción del Senado, además de hacer la reunión informativa.
Espero que asumamos el compromiso de que la semana que viene, a más tardar la otra, podamos sacar dictamen conjunto de la Comisión de Relaciones Exteriores y la Comisión de Legislación del Trabajo para que este tema llegue al recinto y tengamos ya la ley, y poder así ser el tercer país en el mundo en haber ratificado el Convenio 190 de erradicación de la violencia laboral.
Tiene la palabra al vicepresidente de la Comisión de Legislación del Trabajo, diputado Cantard.
SR. CANTARD Señora presidenta: buenas tardes a todos y a todas, diputados y diputadas de ambas comisiones que están participando de esta reunión informativa. Me sumo a los agradecimientos a los invitados especiales que van a hacer uso de la palabra en esta reunión para referirse a este tema. Le mando un saludo especial -por cierta amistad de muchos años- a César Arese, con quien hemos compartido más de alguna actividad académica a lo largo de este tiempo.
No tengo dudas, como lo señalaba la presidenta, de que vamos a estar dictaminando en forma unánime a favor de la ratificación de este convenio. Sin ir más lejos, con el diputado Arce presentamos el proyecto de ratificación a menos de una semana de la sanción del Convenio y la Recomendación de la OIT, allá por junio del año pasado.
Quiero destacar brevemente dos o tres aspectos centrales de este convenio que hoy estamos comenzando a debatir. Recordemos que fue Uruguay, nuestro vecino, el primero en ratificarlo. Como bien decía nuestra presidenta de la comisión, seguramente vamos a estar en esa terna de los primeros países del mundo en ratificar este convenio.
Este convenio tiene la característica específica de que una vez ratificado va a ser la primera norma internacional jurídicamente vinculante en materia de violencia y acoso en el trabajo. Asimismo, a mi modo de ver -en una ajustada síntesis-, tiene tres definiciones conceptuales muy importantes, todas ellas con un grado de amplitud de criterio que es necesario resaltar.
En primer lugar, como decía recién, define la violencia y el acoso en el trabajo con un criterio muy claro de amplitud, como el conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables que tengan por objeto generar o ser susceptibles de producir un daño en la persona del trabajador o la trabajadora.
En segundo lugar, define quién es el sujeto protegido, también con un criterio de amplitud, porque no es solamente el empleado, la empleada, el trabajador o la trabajadora, sino también son los becarios, los voluntarios, las voluntarias, aquellos demandantes de empleo, por supuesto, tanto en el ámbito público como privado.
En tercer lugar, define qué se entiende por lugares de trabajo con un criterio de amplitud, ya que no son solamente los lugares específicos donde se presta la tarea, sino también los lugares dentro del establecimiento en donde se producen los descansos, es decir, comedores, lugares de refrigerio, sanitarios, y los trayectos in itinere del domicilio al trabajo y del trabajo al domicilio de la trabajadora y del trabajador. También los lugares comunes donde haya reuniones de trabajo, donde las prácticas inaceptables a las que hacíamos referencia se puedan dar.
Por último, una cuestión muy importante desde el punto de vista de la consecución de los objetivos de este convenio es la inversión de la carga de la prueba. En este sentido, basta que la víctima denunciante aporte indicios para que la carga de la prueba se invierta y sea el denunciado quien deba probar su inocencia.
Quería destacar algunos aspectos a modo de síntesis señalando estas cuestiones que seguramente serán ampliadas por quienes nos visitan hoy y por los diputados y diputadas autores de proyectos. Muchas gracias y un saludo para todos y todas.
No tengo dudas, como lo señalaba la presidenta, de que vamos a estar dictaminando en forma unánime a favor de la ratificación de este convenio. Sin ir más lejos, con el diputado Arce presentamos el proyecto de ratificación a menos de una semana de la sanción del Convenio y la Recomendación de la OIT, allá por junio del año pasado.
Quiero destacar brevemente dos o tres aspectos centrales de este convenio que hoy estamos comenzando a debatir. Recordemos que fue Uruguay, nuestro vecino, el primero en ratificarlo. Como bien decía nuestra presidenta de la comisión, seguramente vamos a estar en esa terna de los primeros países del mundo en ratificar este convenio.
Este convenio tiene la característica específica de que una vez ratificado va a ser la primera norma internacional jurídicamente vinculante en materia de violencia y acoso en el trabajo. Asimismo, a mi modo de ver -en una ajustada síntesis-, tiene tres definiciones conceptuales muy importantes, todas ellas con un grado de amplitud de criterio que es necesario resaltar.
En primer lugar, como decía recién, define la violencia y el acoso en el trabajo con un criterio muy claro de amplitud, como el conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables que tengan por objeto generar o ser susceptibles de producir un daño en la persona del trabajador o la trabajadora.
En segundo lugar, define quién es el sujeto protegido, también con un criterio de amplitud, porque no es solamente el empleado, la empleada, el trabajador o la trabajadora, sino también son los becarios, los voluntarios, las voluntarias, aquellos demandantes de empleo, por supuesto, tanto en el ámbito público como privado.
En tercer lugar, define qué se entiende por lugares de trabajo con un criterio de amplitud, ya que no son solamente los lugares específicos donde se presta la tarea, sino también los lugares dentro del establecimiento en donde se producen los descansos, es decir, comedores, lugares de refrigerio, sanitarios, y los trayectos in itinere del domicilio al trabajo y del trabajo al domicilio de la trabajadora y del trabajador. También los lugares comunes donde haya reuniones de trabajo, donde las prácticas inaceptables a las que hacíamos referencia se puedan dar.
Por último, una cuestión muy importante desde el punto de vista de la consecución de los objetivos de este convenio es la inversión de la carga de la prueba. En este sentido, basta que la víctima denunciante aporte indicios para que la carga de la prueba se invierta y sea el denunciado quien deba probar su inocencia.
Quería destacar algunos aspectos a modo de síntesis señalando estas cuestiones que seguramente serán ampliadas por quienes nos visitan hoy y por los diputados y diputadas autores de proyectos. Muchas gracias y un saludo para todos y todas.
SRA. PRESIDENTA SILEY Si el diputado Suárez Lastra no está presente, tiene la palabra la señora ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
SRA. MINISTRA DE LAS MUJERES, GÉNEROS Y DIVERSIDAD Señora presidenta: buenas tardes a todos y a todas. Agradezco la invitación a participar de esta reunión informativa tan importante. Como dijeron los compañeros preopinantes que presentaron el proyecto, estamos tratando un tema trascendental.
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad tuvo la oportunidad de dictaminar el proyecto de ley antes de que el Poder Ejecutivo lo enviara, y luego de que fuera anunciado por el presidente de la Nación el 1° de marzo en la apertura del período legislativo.
En esa oportunidad, sostuvimos con énfasis que resulta procedente, porque además es necesaria, la ratificación de este tratado en el cual estamos trabajando, por diversas razones y diversos argumentos. El primero de ellos, sin lugar a dudas, es que estamos convencidas de que la aprobación de esta ley resulta coherente con la política exterior de la República Argentina en materia de derechos humanos y de género.
El Estado nacional se caracteriza por la ratificación de los instrumentos internacionales más relevantes, y además sabemos que muchos de ellos luego son incorporados en el ordenamiento jurídico doméstico con la máxima jerarquía, en virtud del artículo 75, inciso 22), de la Constitución Nacional.
Por otro lado, el Convenio 190 de la OIT es el primer instrumento internacional que aborda específicamente el tema de la violencia de género y el acoso en el ámbito laboral y que define el alcance concreto de las obligaciones estatales en esta materia.
Como tercer punto, las disposiciones que prevé el convenio no colisionan, sino muy por el contrario, se inscriben en la línea de los estándares internacionales desarrollados por tratados de derechos humanos ratificados por nuestro país. En especial por la Convención de Belém do Pará que hace necesario avanzar y precisar conceptos específicamente vinculados a la violencia de género en el ámbito laboral.
Como cuarto punto, este convenio genera, por un lado, obligaciones estatales que refuerzan los deberes previstos en el orden jurídico nacional en materia de igualdad y no discriminación, y por el otro, de prevención, sanción y erradicación de todas las formas de violencia basadas en género.
Por último, para ir marcando las principales cuestiones, los estándares que provee el Convenio 190 refuerzan el marco jurídico vigente y no tenemos dudas de que resulta un aporte insoslayable para la labor de este ministerio, y en particular para el desarrollo de políticas públicas en materia de prevención y erradicación de la violencia laboral.
Por eso, para nosotras la ratificación de este tratado es un mensaje que abona y refuerza una decisión política clara de crear una institucionalidad de género que esté jerarquizada en el ámbito de la Administración Pública Nacional para mover esa agenda vinculada, ampliando derechos y reconociendo obligaciones estatales en la agenda de la violencia.
El Convenio 190 es el primer tratado internacional en abordar específica y exhaustivamente la violencia del acoso en el ámbito laboral y en desarrollar las obligaciones que al respecto le caben al Estado y a los particulares.
En ese sentido, es un instrumento novedoso porque caracteriza estos fenómenos de un modo amplio, definiendo el ámbito de aplicación y los sujetos alcanzados por el tratado. El enfoque que tiene el tratado se distancia de esa visión tradicional de la violencia de género y de acoso. En general, esas visiones tradicionales requieren la repetición en el tiempo y la necesidad de que la intención del agresor esté dirigida a la exclusión de la persona en el ámbito laboral. Muy por el contrario, el Convenio 190 establece como regla la inversión de la carga en los procesos de reclamo, tal como fuera mencionado por el diputado preopinante.
Además, contempla el efecto que puede generar la violencia doméstica en el empleo y dispone en este sentido el deber de los Estados, las empresas y las organizaciones de personas empleadoras y trabajadoras de adoptar medidas para bordar esas violencias, pero también para mitigar el impacto de ellas.
Por último, el convenio insta a los Estados a adoptar un enfoque inclusivo e integrado que tenga en cuenta las consideraciones de género y que también aborde las causas subyacentes. Es decir, los factores de riesgo, entre ellos, ni más ni menos que los estereotipos de género, las formas múltiples interseccionales de discriminación y el abuso en las relaciones de poder por cuestiones de género, entendiendo que es indispensable abordar estos enfoques para poder acabar con la violencia del acoso en el mundo del trabajo.
En este sentido, el convenio también especifica que la violencia del acoso afecta a los servicios públicos y privados. Esto también es algo novedoso y puede impedir que las personas -pero en especial las mujeres- accedan o permanezcan en el mercado de trabajo o progresen profesionalmente en el ámbito laboral.
En este instrumento al que estamos abocados hoy están conceptualizadas una serie de prácticas bajo el análisis de violencia y acoso. Son diversas y amplias y se encuentran en el artículo 1°. No las voy a leer, pero allí se habla de comportamientos o de prácticas, o de amenazas de comportamientos o de prácticas, ya sea que se manifiesten o se presenten una vez o en forma reiterada, que tengan como objeto o que sean susceptibles de causar un daño en un sentido muy amplio: un daño físico, psicológico, sexual o económico.
Hay una definición en el artículo 1° que es muy importante, y es en esta línea que la OIT reconoce el fenómeno de la violencia del acoso en general. Pero además reconoce que la violencia del acoso por razones de género en particular constituye una afectación de los derechos de los trabajadores y trabajadoras que perjudica el modo en el que se van a llevar adelante las tareas. Por eso, requiere un abordaje integral, tal como lo dice en el preámbulo.
Para ir terminando, aun cuando no tiene referencias explícitas a la violencia de género, ustedes saben que la mayoría de los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional pueden ser utilizados para prevenir y defender los derechos de las mujeres y las personas LGTB, y también para protegerlas contra las violencias.
En el ámbito del sistema interamericano de derechos humanos está la Convención de Belém do Pará, como mencioné anteriormente. Este sí es el primer instrumento que aborda con especificidad el tema de la violencia por motivos de género. Sin lugar a dudas, desarrolla estándares de avanzada para la promoción y la protección de las mujeres, incluyendo el ámbito laboral.
Este tratado regional, al igual que el Convenio 190 de la OIT, reconoce que las violencias contra las mujeres son una violación a los derechos humanos y establece obligaciones precisas justamente para trabajar, abordar y lidiar con esta temática.
En este brevísimo repaso surge con claridad que las disposiciones previstas en este convenio no solo no colisionan sino que, además, se inscriben en las líneas de los estándares internacionales desarrollados por tratados que ya fueron ratificados y, a la vez, nos permiten avanzar precisando algunos conceptos específicamente vinculados a la violencia de género.
Además de toda esta robusta protección prevista a nivel internacional en materia de igualdad, de no discriminación y de derechos laborales, también tenemos que detenernos en una norma específica de nuestro país sobre el tema bajo análisis. La ley 26.486 consagra la protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales. Esta norma asume a la violencia de género como una forma de discriminación y contempla en su artículo 6º específicamente a la violencia laboral ya que, como ustedes saben, hay varias modalidades y tipologías de violencia por motivo de género.
Finalmente, repasando la normativa interna que regula la materia en tratamiento, se advierte que lejos de colisionar con las disposiciones del Convenio 190 de la OIT, no solo está alineada sino que también nos refuerza el marco de interpretación y, además, el marco de acción para cumplir con las obligaciones estatales de prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia basadas en el género.
Por eso, agradecemos que se esté dando este debate; agradecemos la convocatoria. Anhelamos que prontamente se emita dictamen sobre el proyecto y que podamos -como dijo recién Vanesa- tener el orgullo de ser el tercer país del mundo en ratificar este tan valioso convenio.
Me excedí solo tres minutos de mi tiempo. Muchas gracias.
El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad tuvo la oportunidad de dictaminar el proyecto de ley antes de que el Poder Ejecutivo lo enviara, y luego de que fuera anunciado por el presidente de la Nación el 1° de marzo en la apertura del período legislativo.
En esa oportunidad, sostuvimos con énfasis que resulta procedente, porque además es necesaria, la ratificación de este tratado en el cual estamos trabajando, por diversas razones y diversos argumentos. El primero de ellos, sin lugar a dudas, es que estamos convencidas de que la aprobación de esta ley resulta coherente con la política exterior de la República Argentina en materia de derechos humanos y de género.
El Estado nacional se caracteriza por la ratificación de los instrumentos internacionales más relevantes, y además sabemos que muchos de ellos luego son incorporados en el ordenamiento jurídico doméstico con la máxima jerarquía, en virtud del artículo 75, inciso 22), de la Constitución Nacional.
Por otro lado, el Convenio 190 de la OIT es el primer instrumento internacional que aborda específicamente el tema de la violencia de género y el acoso en el ámbito laboral y que define el alcance concreto de las obligaciones estatales en esta materia.
Como tercer punto, las disposiciones que prevé el convenio no colisionan, sino muy por el contrario, se inscriben en la línea de los estándares internacionales desarrollados por tratados de derechos humanos ratificados por nuestro país. En especial por la Convención de Belém do Pará que hace necesario avanzar y precisar conceptos específicamente vinculados a la violencia de género en el ámbito laboral.
Como cuarto punto, este convenio genera, por un lado, obligaciones estatales que refuerzan los deberes previstos en el orden jurídico nacional en materia de igualdad y no discriminación, y por el otro, de prevención, sanción y erradicación de todas las formas de violencia basadas en género.
Por último, para ir marcando las principales cuestiones, los estándares que provee el Convenio 190 refuerzan el marco jurídico vigente y no tenemos dudas de que resulta un aporte insoslayable para la labor de este ministerio, y en particular para el desarrollo de políticas públicas en materia de prevención y erradicación de la violencia laboral.
Por eso, para nosotras la ratificación de este tratado es un mensaje que abona y refuerza una decisión política clara de crear una institucionalidad de género que esté jerarquizada en el ámbito de la Administración Pública Nacional para mover esa agenda vinculada, ampliando derechos y reconociendo obligaciones estatales en la agenda de la violencia.
El Convenio 190 es el primer tratado internacional en abordar específica y exhaustivamente la violencia del acoso en el ámbito laboral y en desarrollar las obligaciones que al respecto le caben al Estado y a los particulares.
En ese sentido, es un instrumento novedoso porque caracteriza estos fenómenos de un modo amplio, definiendo el ámbito de aplicación y los sujetos alcanzados por el tratado. El enfoque que tiene el tratado se distancia de esa visión tradicional de la violencia de género y de acoso. En general, esas visiones tradicionales requieren la repetición en el tiempo y la necesidad de que la intención del agresor esté dirigida a la exclusión de la persona en el ámbito laboral. Muy por el contrario, el Convenio 190 establece como regla la inversión de la carga en los procesos de reclamo, tal como fuera mencionado por el diputado preopinante.
Además, contempla el efecto que puede generar la violencia doméstica en el empleo y dispone en este sentido el deber de los Estados, las empresas y las organizaciones de personas empleadoras y trabajadoras de adoptar medidas para bordar esas violencias, pero también para mitigar el impacto de ellas.
Por último, el convenio insta a los Estados a adoptar un enfoque inclusivo e integrado que tenga en cuenta las consideraciones de género y que también aborde las causas subyacentes. Es decir, los factores de riesgo, entre ellos, ni más ni menos que los estereotipos de género, las formas múltiples interseccionales de discriminación y el abuso en las relaciones de poder por cuestiones de género, entendiendo que es indispensable abordar estos enfoques para poder acabar con la violencia del acoso en el mundo del trabajo.
En este sentido, el convenio también especifica que la violencia del acoso afecta a los servicios públicos y privados. Esto también es algo novedoso y puede impedir que las personas -pero en especial las mujeres- accedan o permanezcan en el mercado de trabajo o progresen profesionalmente en el ámbito laboral.
En este instrumento al que estamos abocados hoy están conceptualizadas una serie de prácticas bajo el análisis de violencia y acoso. Son diversas y amplias y se encuentran en el artículo 1°. No las voy a leer, pero allí se habla de comportamientos o de prácticas, o de amenazas de comportamientos o de prácticas, ya sea que se manifiesten o se presenten una vez o en forma reiterada, que tengan como objeto o que sean susceptibles de causar un daño en un sentido muy amplio: un daño físico, psicológico, sexual o económico.
Hay una definición en el artículo 1° que es muy importante, y es en esta línea que la OIT reconoce el fenómeno de la violencia del acoso en general. Pero además reconoce que la violencia del acoso por razones de género en particular constituye una afectación de los derechos de los trabajadores y trabajadoras que perjudica el modo en el que se van a llevar adelante las tareas. Por eso, requiere un abordaje integral, tal como lo dice en el preámbulo.
Para ir terminando, aun cuando no tiene referencias explícitas a la violencia de género, ustedes saben que la mayoría de los tratados internacionales de derechos humanos con jerarquía constitucional pueden ser utilizados para prevenir y defender los derechos de las mujeres y las personas LGTB, y también para protegerlas contra las violencias.
En el ámbito del sistema interamericano de derechos humanos está la Convención de Belém do Pará, como mencioné anteriormente. Este sí es el primer instrumento que aborda con especificidad el tema de la violencia por motivos de género. Sin lugar a dudas, desarrolla estándares de avanzada para la promoción y la protección de las mujeres, incluyendo el ámbito laboral.
Este tratado regional, al igual que el Convenio 190 de la OIT, reconoce que las violencias contra las mujeres son una violación a los derechos humanos y establece obligaciones precisas justamente para trabajar, abordar y lidiar con esta temática.
En este brevísimo repaso surge con claridad que las disposiciones previstas en este convenio no solo no colisionan sino que, además, se inscriben en las líneas de los estándares internacionales desarrollados por tratados que ya fueron ratificados y, a la vez, nos permiten avanzar precisando algunos conceptos específicamente vinculados a la violencia de género.
Además de toda esta robusta protección prevista a nivel internacional en materia de igualdad, de no discriminación y de derechos laborales, también tenemos que detenernos en una norma específica de nuestro país sobre el tema bajo análisis. La ley 26.486 consagra la protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales. Esta norma asume a la violencia de género como una forma de discriminación y contempla en su artículo 6º específicamente a la violencia laboral ya que, como ustedes saben, hay varias modalidades y tipologías de violencia por motivo de género.
Finalmente, repasando la normativa interna que regula la materia en tratamiento, se advierte que lejos de colisionar con las disposiciones del Convenio 190 de la OIT, no solo está alineada sino que también nos refuerza el marco de interpretación y, además, el marco de acción para cumplir con las obligaciones estatales de prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia basadas en el género.
Por eso, agradecemos que se esté dando este debate; agradecemos la convocatoria. Anhelamos que prontamente se emita dictamen sobre el proyecto y que podamos -como dijo recién Vanesa- tener el orgullo de ser el tercer país del mundo en ratificar este tan valioso convenio.
Me excedí solo tres minutos de mi tiempo. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Agradezco por su exposición a la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, doctora Elizabeth Gómez Alcorta.
A continuación, tiene la palabra la ministra de las Mujeres, Política de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz.
A continuación, tiene la palabra la ministra de las Mujeres, Política de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, Estela Díaz.
DIVERSIDAD SEXUAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES Buenas tardes. Agradezco al diputado Eduardo Valdés, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, y a la diputada Vanesa Siley, presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, por esta invitación. Es un gusto compartir con ustedes este intercambio previo a lo que seguramente será, sin dudas, la sanción de esta ley y la adopción por la República Argentina del Convenio 190 y de la recomendación 206.
En primer lugar, quiero decir que saludo y me da una alegría extra que este debate esté teniendo lugar en un contexto tan complejo como el que vivimos en la Argentina y en el mundo entero a raíz de esta pandemia. El Congreso de la Nación y esta Cámara están trabajando en un debate por la ampliación de derechos. Eso es más que para saludar.
Además, también quiero reconocer el hecho de que este debate está siendo presidido -creo yo- por la primera diputada mujer en ser presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados. Esto se inscribe en estas prácticas que consisten no solo en que haya mujeres, sino en que las mujeres también participemos de lugares que eran esquivos a nuestra presencia, por ejemplo, trascendiendo los estereotipos de género en las presidencias de las comisiones. Además, me pareció muy interesante lo que auguró para el futuro el diputado Valdés respecto a todo lo que se puede soñar en torno a las presencias y a la representación de las mujeres.
En este caso -algunos de ustedes ya me conocen, pero otros no-, quiero decirles que cuando hablamos del Convenio 190 siento que lo hago más que como ministra de la provincia de Buenos Aires, como una compañera del movimiento sindical que luchó tanto y participó tan arduamente de todo el proceso de debate de ese instrumento.
Claramente se señaló la importancia que tiene este convenio y Vanesa se refirió con claridad a un antecedente cuando dio inicio al debate. En efecto, fue el movimiento sindical el que lo logró en el marco de la OIT, de este ámbito tripartito internacional; especialmente fueron las mujeres sindicalistas quienes promovieron los dos últimos cambios significativos que ha hecho la OIT después de veinte años de no tener ningún convenio nuevo.
El primero de ellos fue el Convenio 189 para las trabajadoras de casas particulares, cuyos derechos han sido históricamente vulnerados. El trabajo doméstico ha sido muy invisibilizado cuando es remunerado y cuando no lo es, y ha estado muy ligado a este debate en torno al trabajo de cuidados. Es por ello que fue tan importante el Convenio 189 así como ahora lo es el Convenio 190 contra el acoso y la violencia laboral. Este último instrumento también ha sido producto del gran esfuerzo del movimiento sindical y, especialmente, de las mujeres sindicalistas.
El Convenio 190 es para todas las trabajadoras y los trabajadores más allá de su identidad de género, si bien al estudiar las características de la violencia laboral se observa una persistencia en los modos de violencia que especialmente afectan a las mujeres trabajadoras. De hecho, este instrumento tiene de modo transversal y muy claramente una perspectiva de género porque en su origen iba a ser un instrumento de violencia de género laboral; sin embargo, terminó siendo un instrumento más amplio y me parece que esto ha sido absolutamente enriquecedor e importantísimo.
Nos perdimos de ser el segundo país en ratificar el convenio y, por lo tanto, en ponerlo en vigencia pero no importa, podemos ser el tercero. Puedo ver a Javier, de la OIT, que sonríe. Estamos ahí, cerquita, pudiendo ser el tercer país en ratificar este instrumento.
Como se señaló hoy aquí, el convenio es excelente en relación con los términos en los que se establece al mundo laboral. No habla solamente del lugar de trabajo sino que es más amplio. Se habla del tránsito hacia el trabajo, de cuando se busca empleo, de las situaciones posteriores al despido, de las acciones ligadas a la situación del trabajo -como viajes o eventos- pero también de las comunicaciones.
Hoy el mundo de las comunicaciones todavía sigue quedando muchas veces fuera de las regulaciones pero está incluido en este convenio. Esto es muy importante.
Asimismo, hoy se destacó otra cuestión en la que la provincia de Buenos Aires ya había avanzado. Me refiero al reconocimiento de la violencia doméstica y familiar como un factor que puede afectar las condiciones de trabajo. Me parece que esto zanja debates, sin dudas.
Nuestra provincia y nuestro país, al igual que muchos convenios colectivos de varios sindicatos de la Argentina, fueron pioneros en la colocación de las licencias por violencia de género. En la provincia tenemos legislación al respecto; de hecho, cuando asumimos en el ministerio, el gobernador impulsó uno de los primeros decretos reglamentarios de leyes referido a las licencias por violencia de género. Actualmente todos los organismos y ministerios de la provincia se encuentran formados y construyendo núcleos para la implementación de estas licencias que, incluso, ya son importantes núcleos fundantes para la violencia laboral. Nos parece que este avance es tanto para el sector público como para el privado.
Las legislaciones que tenemos en las provincias alcanzan solo al sector público; esto sigue haciendo brechas enormes en torno a las dificultades para abordar el acoso y la violencia laboral en el sector privado que tiene tantas especificidades. Por ello, necesitamos que existan mecanismos con celeridad, adecuados y propicios a las características de este tipo de violencia.
Este instrumento viene a completar el marco normativo de la OIT. Quienes me precedieron en el uso de la palabra destacaron el hecho de que se trata del primer convenio internacional con alcance en torno al tema de la violencia y del acoso y que completa aquello que se define como trabajo decente. ¿Qué trabajo decente -tal cual lo define la OIT- va a ser posible si hay violencia o acoso? Es imprescindible este instrumento para completar ese concepto de trabajo decente.
Por su parte, el Convenio 189 tiene el peso de un tratado internacional. Lamento profundamente que el sector empleador de la Argentina no haya acompañado la ratificación de este Convenio en la OIT, puesto que participó de todo el debate e intervino permanentemente en la redacción del texto. Hubo mucha paciencia de los sectores del gobierno y de los sectores sindicales en todo el proceso del debate en la OIT, pero finalmente ese sector terminó absteniéndose. Cuando sea legislación en la Argentina, vamos a esperar que haya una voluntad fuerte del sector empleador de respeto completo de esta normativa para las condiciones de trabajo.
En cuanto al Convenio 189, además de extenderse, incorporó una legislación en el caso del trabajo de casas particulares. Las diputadas, los diputados, las senadoras y los senadores necesitamos una ley de violencia laboral que alcance tanto al ámbito público como al privado. Esta es una fuerte deuda de la legislación en la Argentina y es realmente imprescindible que se avance con la ratificación del convenio, pero además con el debate de una legislación moderna. Nosotros sabemos que la normativa internacional pasa a ser parte de nuestra legislación, pero también va a ser un paso significativo que se avance con una ley específica.
Finalmente, agradezco poder participar de este debate. Tal como lo dijo el presidente de la Nación el 1° de marzo cuando presentó la agenda legislativa -todavía estábamos en la prepandemia, había solo apenas algunas señales y no sabíamos lo que iba a venir después-: "La palabra tiene que volver a ser compromiso político." Esa palabra está siendo compromiso político en un contexto de tanta adversidad mediante la protección de los derechos laborales y, en este caso, a través de la ampliación de nuestro marco normativo internacional y -espero que también- nacional.
En primer lugar, quiero decir que saludo y me da una alegría extra que este debate esté teniendo lugar en un contexto tan complejo como el que vivimos en la Argentina y en el mundo entero a raíz de esta pandemia. El Congreso de la Nación y esta Cámara están trabajando en un debate por la ampliación de derechos. Eso es más que para saludar.
Además, también quiero reconocer el hecho de que este debate está siendo presidido -creo yo- por la primera diputada mujer en ser presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados. Esto se inscribe en estas prácticas que consisten no solo en que haya mujeres, sino en que las mujeres también participemos de lugares que eran esquivos a nuestra presencia, por ejemplo, trascendiendo los estereotipos de género en las presidencias de las comisiones. Además, me pareció muy interesante lo que auguró para el futuro el diputado Valdés respecto a todo lo que se puede soñar en torno a las presencias y a la representación de las mujeres.
En este caso -algunos de ustedes ya me conocen, pero otros no-, quiero decirles que cuando hablamos del Convenio 190 siento que lo hago más que como ministra de la provincia de Buenos Aires, como una compañera del movimiento sindical que luchó tanto y participó tan arduamente de todo el proceso de debate de ese instrumento.
Claramente se señaló la importancia que tiene este convenio y Vanesa se refirió con claridad a un antecedente cuando dio inicio al debate. En efecto, fue el movimiento sindical el que lo logró en el marco de la OIT, de este ámbito tripartito internacional; especialmente fueron las mujeres sindicalistas quienes promovieron los dos últimos cambios significativos que ha hecho la OIT después de veinte años de no tener ningún convenio nuevo.
El primero de ellos fue el Convenio 189 para las trabajadoras de casas particulares, cuyos derechos han sido históricamente vulnerados. El trabajo doméstico ha sido muy invisibilizado cuando es remunerado y cuando no lo es, y ha estado muy ligado a este debate en torno al trabajo de cuidados. Es por ello que fue tan importante el Convenio 189 así como ahora lo es el Convenio 190 contra el acoso y la violencia laboral. Este último instrumento también ha sido producto del gran esfuerzo del movimiento sindical y, especialmente, de las mujeres sindicalistas.
El Convenio 190 es para todas las trabajadoras y los trabajadores más allá de su identidad de género, si bien al estudiar las características de la violencia laboral se observa una persistencia en los modos de violencia que especialmente afectan a las mujeres trabajadoras. De hecho, este instrumento tiene de modo transversal y muy claramente una perspectiva de género porque en su origen iba a ser un instrumento de violencia de género laboral; sin embargo, terminó siendo un instrumento más amplio y me parece que esto ha sido absolutamente enriquecedor e importantísimo.
Nos perdimos de ser el segundo país en ratificar el convenio y, por lo tanto, en ponerlo en vigencia pero no importa, podemos ser el tercero. Puedo ver a Javier, de la OIT, que sonríe. Estamos ahí, cerquita, pudiendo ser el tercer país en ratificar este instrumento.
Como se señaló hoy aquí, el convenio es excelente en relación con los términos en los que se establece al mundo laboral. No habla solamente del lugar de trabajo sino que es más amplio. Se habla del tránsito hacia el trabajo, de cuando se busca empleo, de las situaciones posteriores al despido, de las acciones ligadas a la situación del trabajo -como viajes o eventos- pero también de las comunicaciones.
Hoy el mundo de las comunicaciones todavía sigue quedando muchas veces fuera de las regulaciones pero está incluido en este convenio. Esto es muy importante.
Asimismo, hoy se destacó otra cuestión en la que la provincia de Buenos Aires ya había avanzado. Me refiero al reconocimiento de la violencia doméstica y familiar como un factor que puede afectar las condiciones de trabajo. Me parece que esto zanja debates, sin dudas.
Nuestra provincia y nuestro país, al igual que muchos convenios colectivos de varios sindicatos de la Argentina, fueron pioneros en la colocación de las licencias por violencia de género. En la provincia tenemos legislación al respecto; de hecho, cuando asumimos en el ministerio, el gobernador impulsó uno de los primeros decretos reglamentarios de leyes referido a las licencias por violencia de género. Actualmente todos los organismos y ministerios de la provincia se encuentran formados y construyendo núcleos para la implementación de estas licencias que, incluso, ya son importantes núcleos fundantes para la violencia laboral. Nos parece que este avance es tanto para el sector público como para el privado.
Las legislaciones que tenemos en las provincias alcanzan solo al sector público; esto sigue haciendo brechas enormes en torno a las dificultades para abordar el acoso y la violencia laboral en el sector privado que tiene tantas especificidades. Por ello, necesitamos que existan mecanismos con celeridad, adecuados y propicios a las características de este tipo de violencia.
Este instrumento viene a completar el marco normativo de la OIT. Quienes me precedieron en el uso de la palabra destacaron el hecho de que se trata del primer convenio internacional con alcance en torno al tema de la violencia y del acoso y que completa aquello que se define como trabajo decente. ¿Qué trabajo decente -tal cual lo define la OIT- va a ser posible si hay violencia o acoso? Es imprescindible este instrumento para completar ese concepto de trabajo decente.
Por su parte, el Convenio 189 tiene el peso de un tratado internacional. Lamento profundamente que el sector empleador de la Argentina no haya acompañado la ratificación de este Convenio en la OIT, puesto que participó de todo el debate e intervino permanentemente en la redacción del texto. Hubo mucha paciencia de los sectores del gobierno y de los sectores sindicales en todo el proceso del debate en la OIT, pero finalmente ese sector terminó absteniéndose. Cuando sea legislación en la Argentina, vamos a esperar que haya una voluntad fuerte del sector empleador de respeto completo de esta normativa para las condiciones de trabajo.
En cuanto al Convenio 189, además de extenderse, incorporó una legislación en el caso del trabajo de casas particulares. Las diputadas, los diputados, las senadoras y los senadores necesitamos una ley de violencia laboral que alcance tanto al ámbito público como al privado. Esta es una fuerte deuda de la legislación en la Argentina y es realmente imprescindible que se avance con la ratificación del convenio, pero además con el debate de una legislación moderna. Nosotros sabemos que la normativa internacional pasa a ser parte de nuestra legislación, pero también va a ser un paso significativo que se avance con una ley específica.
Finalmente, agradezco poder participar de este debate. Tal como lo dijo el presidente de la Nación el 1° de marzo cuando presentó la agenda legislativa -todavía estábamos en la prepandemia, había solo apenas algunas señales y no sabíamos lo que iba a venir después-: "La palabra tiene que volver a ser compromiso político." Esa palabra está siendo compromiso político en un contexto de tanta adversidad mediante la protección de los derechos laborales y, en este caso, a través de la ampliación de nuestro marco normativo internacional y -espero que también- nacional.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra María Inés Costilla, representante del Sindicato de Empleados de Comercio, secretaria de la Organización de Trabajadores Radicales.
SRA. COSTILLA Muchísimas gracias por la invitación. Es realmente un gusto compartir este espacio con tantas compañeras y tantos compañeros de la militancia sindical. Como decía Estela recién, realmente nos energiza este espacio y creo que nos va a llevar a una pronta ratificación para lograr el ansiado convenio para mejorar las condiciones del mundo laboral.
La ratificación de esta norma internacional es un gran anhelo, porque por primera vez nos dará un marco inclusivo e importante para todos los trabajadores y las trabajadoras. Desde el lugar de mujeres trabajadoras y sindicalistas, también nos incluye ampliamente en toda su normativa y expresiones. Sin dudas, el hecho de que podamos lograr su ratificación y luego verla plasmada en una ley de orden nacional también va a ser importante. Debemos bregar por ello tanto nosotros -desde el espacio sindical- como todos los espacios de la sociedad para lograr un mundo laboral libre de violencia y de acoso a fin de llegar al concepto de trabajo decente.
Este mundo de pandemia y pospandemia nos va a llevar a una situación laboral aún más compleja y el sector más vulnerable también volveremos a ser las mujeres. Muchas vamos a quedar fuera del mercado laboral formal e informal, con todas las dificultades que ello acarreará. Este convenio nos viene a dar esta inclusión, este espacio y este marco que necesitamos, y por eso mismo esperamos que pronto sea efectivamente ratificado.
Hablábamos de un espacio libre de violencia, donde la producción efectivamente se acerque a estos parámetros que siempre nos menciona la OIT y (...inaudible...), todos los espacios de diálogo tripartito que tanto venimos preservando. Sobre todo, las mujeres sindicalistas nos merecemos la pronta ratificación para lograr mejores espacios. Seguramente, todos los sectores nos veremos comprometidos para lograr este ansiado tratado y luego esta ratificación con una ley que coloque a la Argentina en el lugar que nos tiene acostumbrados, es decir, entre los países con gran cantidad de derechos laborales, situación por la que somos reconocidos en todo el mundo.
Sin dudas, la violencia y el acoso en el trabajo son un flagelo que debemos erradicar, y sobre todo anhelamos que todo el espectro de la sociedad esté incluido, como lo dice el tratado. Porque hablamos de gente que está buscando trabajo, de pasantías y de diversas modalidades, pero todos están incluidos. Esa es la novedad importante que trae este convenio, que viene a plasmar y a recomponer varios tratados internacionales que ya tenemos firmados.
Tal como lo expresaban Elizabeth y las compañeras y los compañeros que me precedieron en el uso de la palabra, esta ratificación va a complementar varias normas internacionales existentes y nos dará un marco aún más inclusivo de derechos y de protección en el mundo del trabajo, para lograr un espacio verdaderamente libre de violencia y de acoso.
Como sociedad, también nos vemos comprometidos diariamente para lograr esto, porque no vamos a tener todo resuelto solamente con la norma. Sin dudas, será una ayuda y una expresión bien plasmada que nos permitirá trabajar sobre la temática, pero debemos hacer que la norma se haga conducta diariamente. Ese también es el compromiso de todos los sectores: del sindicalismo, mediante las políticas públicas desde el Estado, y también del empresariado argentino, que se debe comprometer con esto. Como decía Estela, si bien este sector no acompañó, esperamos que en el tratamiento y luego en la ratificación podamos trabajar comprometidos todos los espacios y -como siempre nos ha caracterizado- trabajar con diálogo social en el espacio tripartito en el que todos debemos estar incluidos y comprometidos. Así debe ser, porque necesitamos sacar a la Argentina adelante. Ojalá seamos el tercer país que ratifique el Convenio y así mejorar nuestras relaciones laborales.
Con la esperanza y el compromiso de todos -que seguramente tendremos-, vamos a avanzar hacia eso. Todas las violencias están contempladas; por ejemplo, está contemplada la violencia objetiva, que habitualmente está muy naturalizada en muchos espacios. Creo que debemos trabajarla y seguramente también podremos erradicarla. Como decíamos, no solo con la norma tenemos la garantía, sino también tenemos que hacer que la norma se convierta en conducta diariamente.
Agradezco infinitamente este espacio y agradezco poder compartir con ustedes todas estas visiones. Creo que el convenio va a venir a suplir la necesidad por la que hace muchos años venimos bregando, sobre todo, desde el espacio de las mujeres sindicalistas. Asimismo, nos va a brindar el respeto libre de violencia y acoso en el mundo del trabajo. Muchas gracias.
La ratificación de esta norma internacional es un gran anhelo, porque por primera vez nos dará un marco inclusivo e importante para todos los trabajadores y las trabajadoras. Desde el lugar de mujeres trabajadoras y sindicalistas, también nos incluye ampliamente en toda su normativa y expresiones. Sin dudas, el hecho de que podamos lograr su ratificación y luego verla plasmada en una ley de orden nacional también va a ser importante. Debemos bregar por ello tanto nosotros -desde el espacio sindical- como todos los espacios de la sociedad para lograr un mundo laboral libre de violencia y de acoso a fin de llegar al concepto de trabajo decente.
Este mundo de pandemia y pospandemia nos va a llevar a una situación laboral aún más compleja y el sector más vulnerable también volveremos a ser las mujeres. Muchas vamos a quedar fuera del mercado laboral formal e informal, con todas las dificultades que ello acarreará. Este convenio nos viene a dar esta inclusión, este espacio y este marco que necesitamos, y por eso mismo esperamos que pronto sea efectivamente ratificado.
Hablábamos de un espacio libre de violencia, donde la producción efectivamente se acerque a estos parámetros que siempre nos menciona la OIT y (...inaudible...), todos los espacios de diálogo tripartito que tanto venimos preservando. Sobre todo, las mujeres sindicalistas nos merecemos la pronta ratificación para lograr mejores espacios. Seguramente, todos los sectores nos veremos comprometidos para lograr este ansiado tratado y luego esta ratificación con una ley que coloque a la Argentina en el lugar que nos tiene acostumbrados, es decir, entre los países con gran cantidad de derechos laborales, situación por la que somos reconocidos en todo el mundo.
Sin dudas, la violencia y el acoso en el trabajo son un flagelo que debemos erradicar, y sobre todo anhelamos que todo el espectro de la sociedad esté incluido, como lo dice el tratado. Porque hablamos de gente que está buscando trabajo, de pasantías y de diversas modalidades, pero todos están incluidos. Esa es la novedad importante que trae este convenio, que viene a plasmar y a recomponer varios tratados internacionales que ya tenemos firmados.
Tal como lo expresaban Elizabeth y las compañeras y los compañeros que me precedieron en el uso de la palabra, esta ratificación va a complementar varias normas internacionales existentes y nos dará un marco aún más inclusivo de derechos y de protección en el mundo del trabajo, para lograr un espacio verdaderamente libre de violencia y de acoso.
Como sociedad, también nos vemos comprometidos diariamente para lograr esto, porque no vamos a tener todo resuelto solamente con la norma. Sin dudas, será una ayuda y una expresión bien plasmada que nos permitirá trabajar sobre la temática, pero debemos hacer que la norma se haga conducta diariamente. Ese también es el compromiso de todos los sectores: del sindicalismo, mediante las políticas públicas desde el Estado, y también del empresariado argentino, que se debe comprometer con esto. Como decía Estela, si bien este sector no acompañó, esperamos que en el tratamiento y luego en la ratificación podamos trabajar comprometidos todos los espacios y -como siempre nos ha caracterizado- trabajar con diálogo social en el espacio tripartito en el que todos debemos estar incluidos y comprometidos. Así debe ser, porque necesitamos sacar a la Argentina adelante. Ojalá seamos el tercer país que ratifique el Convenio y así mejorar nuestras relaciones laborales.
Con la esperanza y el compromiso de todos -que seguramente tendremos-, vamos a avanzar hacia eso. Todas las violencias están contempladas; por ejemplo, está contemplada la violencia objetiva, que habitualmente está muy naturalizada en muchos espacios. Creo que debemos trabajarla y seguramente también podremos erradicarla. Como decíamos, no solo con la norma tenemos la garantía, sino también tenemos que hacer que la norma se convierta en conducta diariamente.
Agradezco infinitamente este espacio y agradezco poder compartir con ustedes todas estas visiones. Creo que el convenio va a venir a suplir la necesidad por la que hace muchos años venimos bregando, sobre todo, desde el espacio de las mujeres sindicalistas. Asimismo, nos va a brindar el respeto libre de violencia y acoso en el mundo del trabajo. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias por tu participación.
A continuación tiene la palabra Javier Cicciario, integrante del proyecto Spotlight de la OIT.
A continuación tiene la palabra Javier Cicciario, integrante del proyecto Spotlight de la OIT.
SR. CICCIARIO Muchísimas gracias por esta invitación. Es un gusto compartir este espacio junto a las diputadas y diputados, autoridades y especialistas que hace mucho tiempo que trabajan esta temática.
Me desempeño dentro de la OIT en este proyecto, como les acaba de comentar Vanesa, que se llama "Iniciativa Spotlight", donde tenemos un apoyo adicional para impulsar la agenda de promoción y difusión de la ratificación del Convenio 190.
Me gustaría compartir cuatro reflexiones con ustedes. En muchos casos van a retomar menciones que ya se hicieron en las intervenciones de quienes me precedieron en el uso de la palabra, pero que quisiera resaltar.
En primer lugar, destaco las novedades que implican este Convenio 190 y esta Recomendación 206 sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Se dijo ya que son las primeras normas internacionales en abordar específicamente la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Además, se mencionó que son los primeros instrumentos en reconocer el derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y de acoso.
También se ha mencionado que son instrumentos que jerarquizan la perspectiva de género en las definiciones que se dan de violencia y de acoso, en las medidas de prevención y protección, en el control de la aplicación y vías de reparación.
Si ustedes los han podido ver en detalle, son instrumentos normativos que recogen la naturaleza evolutiva del trabajo y que se refleja en un ámbito de aplicación, que uno podría considerar amplio.
Son instrumentos que se aplican a todos los sectores -sean públicos o privados- de la economía formal o informal, en zonas urbanas o rurales. Protege a los trabajadores y a otras personas en el mundo del trabajo, tales como trabajadores asalariados, personas que trabajan, cualquiera sea su situación contractual: pasantes, trabajadores despedidos, postulantes a un empleo e individuos que ejercen responsabilidades de un empleador. Es decir que va mucho más allá de las relaciones más tradicionales, formales de empleo, que quizás otros convenios u otras normativas hacían referencia.
En tercer lugar, habla del mundo del trabajo. Esta fue toda una discusión durante la Conferencia Internacional del Trabajo. Habla del mundo del trabajo porque contempla aquellas situaciones que ocurren durante el trabajo, en relación con el trabajo o como resultado del mismo, a saber: el lugar físico donde se realiza el trabajo, los espacios públicos y privados, cuando son un lugar de trabajo; el lugar donde se paga al trabajador; donde este come o descansa; instalaciones sanitarias o de aseo; viajes o actividades relacionadas con el trabajo; comunicaciones relacionadas con el trabajo -y vaya si esta dimensión no tomó preponderancia en este contexto donde muchos se desempeñan a través del teletrabajo-; el alojamiento proporcionado por el empleador; y los trayectos entre el domicilio y el lugar de trabajo.
Es como una dimensión adicional que nos parece que es una novedad o una innovación de estas normas sobre violencia y acoso, que, tal como lo señalaba la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, conciben el impacto de la violencia doméstica en el mundo del trabajo y hacen un llamado a reconocer sus efectos y mitigar su impacto.
La recomendación que de alguna manera brinda orientación para la implementación de este convenio, de hecho desarrolla varias medidas en las cuales se pueden tomar acciones para prevenir y abordar situaciones de violencia doméstica que se presentan en ámbitos laborales.
Otro aspecto que me gustaría marcar es la pertinencia de este instrumento en este contexto actual de pandemia. Quizás en este momento pareciera no ser prioritario y uno prioriza discusiones que ponen el foco en lo económico y en lo social. Pero me gustaría destacar que la crisis del coronavirus ha modificado la manera en que muchas personas trabajan, poniendo de manifiesto escenarios en los que la violencia y el acoso relacionados con el trabajo pueden ocurrir en la economía formal o informal.
A modo de ejemplo, muchos países registraron incidentes en los que se ha arrojado, por ejemplo, cloro al personal de enfermería en el trayecto entre el domicilio y el lugar de trabajo, y en los que los trabajadores de supermercados han sido agredidos o insultados por clientes debido a la escasez de provisiones.
En el mismo sentido, el aumento del teletrabajo parece estar conduciendo a un incremento del ciberacoso.
Entonces, incluso en este contexto y quizás más que nunca, estos instrumentos se vuelven fundamentales y de allí que la ratificación pueda hacer una diferencia para proteger a todo este tipo de instancias y trabajadores.
Por otra parte, y ya lo han dicho muchas y muchos de ustedes, la Argentina tiene la posibilidad de convertirse en el tercer país en ratificar este convenio, luego de que lo hicieron Uruguay y Fiji hace dos meses. Además, como también lo han expresado mis antecesores en el uso de la palabra, podemos continuar la tradición que tenemos como país de sostener un alto nivel de compromiso con tratados internacionales en materia de derechos humanos y género.
Tengan presente que el convenio va a entrar en vigor el 25 de junio del año que viene, un año después de la segunda ratificación, que fue la de Fiji. Cuando la Argentina lo ratifique y se deposite el instrumento ratificación ante el director general de la OIT, ahí tendremos doce meses para comenzar a rendir cuentas de nuestro proceso de implementación.
Por último, comentarles que en este contexto, desde la OIT y desde esta iniciativa, que se llama "Spotlight", vamos a estar desarrollando algunos insumos para aportar a esta discusión.
Un primer insumo que voy a compartir apenas terminemos esta actividad, son algunas notas técnicas que ha elaborado nuestro equipo en nuestra sede, en Ginebra, que profundizan algunas dimensiones de la discusión y que quizás pueda ser interesante recoger a la hora de concebir cuáles son las medidas que deberemos adoptar en nuestra normativa nacional sobre este tema. Notas sobre el acoso sexual, la violencia doméstica y su impacto en el trabajo doméstico, la violencia contra las personas con discapacidad y que también tienen VIH sida. Eso lo vamos a estar compartiendo.
Un segundo insumo involucra a una expositora que entiendo me va a seguir en el uso de la palabra, Natalia Gherardi, de ELA: con su equipo estamos haciendo una sistematización de experiencias de prevención y abordaje de la violencia y el acoso. ¿Qué tenemos hasta el día de hoy? ¿Qué han desarrollado nuestras organizaciones de trabajadores y empleadores a nivel nacional y en algunas de las provincias?
Esto creo que puede ser un insumo interesante ya que el convenio establece no solo obligaciones para los Estados y los gobiernos, sino también para los empleadores y los trabajadores. Me parece que puede ser interesante que ustedes cuenten con esa información.
Por último, y para cerrar, estaremos desarrollando, ojalá que aceleremos un poco en el tiempo, un estudio junto a algún centro de estudio o universidad que aborde los desafíos de tipo normativo institucional y de política pública, que se nos van a presentar para dar cumplimiento a los lineamientos del Convenio 190.
De la misma manera, estaremos más que interesados en compartirles estas publicaciones y estos avances para que estas discusiones que vendrán por delante sean informadas y puedan recoger esta evidencia.
Muchísimas gracias y cuenten con la OIT para todos los desafíos que tengamos por delante.
Me desempeño dentro de la OIT en este proyecto, como les acaba de comentar Vanesa, que se llama "Iniciativa Spotlight", donde tenemos un apoyo adicional para impulsar la agenda de promoción y difusión de la ratificación del Convenio 190.
Me gustaría compartir cuatro reflexiones con ustedes. En muchos casos van a retomar menciones que ya se hicieron en las intervenciones de quienes me precedieron en el uso de la palabra, pero que quisiera resaltar.
En primer lugar, destaco las novedades que implican este Convenio 190 y esta Recomendación 206 sobre la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Se dijo ya que son las primeras normas internacionales en abordar específicamente la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Además, se mencionó que son los primeros instrumentos en reconocer el derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y de acoso.
También se ha mencionado que son instrumentos que jerarquizan la perspectiva de género en las definiciones que se dan de violencia y de acoso, en las medidas de prevención y protección, en el control de la aplicación y vías de reparación.
Si ustedes los han podido ver en detalle, son instrumentos normativos que recogen la naturaleza evolutiva del trabajo y que se refleja en un ámbito de aplicación, que uno podría considerar amplio.
Son instrumentos que se aplican a todos los sectores -sean públicos o privados- de la economía formal o informal, en zonas urbanas o rurales. Protege a los trabajadores y a otras personas en el mundo del trabajo, tales como trabajadores asalariados, personas que trabajan, cualquiera sea su situación contractual: pasantes, trabajadores despedidos, postulantes a un empleo e individuos que ejercen responsabilidades de un empleador. Es decir que va mucho más allá de las relaciones más tradicionales, formales de empleo, que quizás otros convenios u otras normativas hacían referencia.
En tercer lugar, habla del mundo del trabajo. Esta fue toda una discusión durante la Conferencia Internacional del Trabajo. Habla del mundo del trabajo porque contempla aquellas situaciones que ocurren durante el trabajo, en relación con el trabajo o como resultado del mismo, a saber: el lugar físico donde se realiza el trabajo, los espacios públicos y privados, cuando son un lugar de trabajo; el lugar donde se paga al trabajador; donde este come o descansa; instalaciones sanitarias o de aseo; viajes o actividades relacionadas con el trabajo; comunicaciones relacionadas con el trabajo -y vaya si esta dimensión no tomó preponderancia en este contexto donde muchos se desempeñan a través del teletrabajo-; el alojamiento proporcionado por el empleador; y los trayectos entre el domicilio y el lugar de trabajo.
Es como una dimensión adicional que nos parece que es una novedad o una innovación de estas normas sobre violencia y acoso, que, tal como lo señalaba la ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, conciben el impacto de la violencia doméstica en el mundo del trabajo y hacen un llamado a reconocer sus efectos y mitigar su impacto.
La recomendación que de alguna manera brinda orientación para la implementación de este convenio, de hecho desarrolla varias medidas en las cuales se pueden tomar acciones para prevenir y abordar situaciones de violencia doméstica que se presentan en ámbitos laborales.
Otro aspecto que me gustaría marcar es la pertinencia de este instrumento en este contexto actual de pandemia. Quizás en este momento pareciera no ser prioritario y uno prioriza discusiones que ponen el foco en lo económico y en lo social. Pero me gustaría destacar que la crisis del coronavirus ha modificado la manera en que muchas personas trabajan, poniendo de manifiesto escenarios en los que la violencia y el acoso relacionados con el trabajo pueden ocurrir en la economía formal o informal.
A modo de ejemplo, muchos países registraron incidentes en los que se ha arrojado, por ejemplo, cloro al personal de enfermería en el trayecto entre el domicilio y el lugar de trabajo, y en los que los trabajadores de supermercados han sido agredidos o insultados por clientes debido a la escasez de provisiones.
En el mismo sentido, el aumento del teletrabajo parece estar conduciendo a un incremento del ciberacoso.
Entonces, incluso en este contexto y quizás más que nunca, estos instrumentos se vuelven fundamentales y de allí que la ratificación pueda hacer una diferencia para proteger a todo este tipo de instancias y trabajadores.
Por otra parte, y ya lo han dicho muchas y muchos de ustedes, la Argentina tiene la posibilidad de convertirse en el tercer país en ratificar este convenio, luego de que lo hicieron Uruguay y Fiji hace dos meses. Además, como también lo han expresado mis antecesores en el uso de la palabra, podemos continuar la tradición que tenemos como país de sostener un alto nivel de compromiso con tratados internacionales en materia de derechos humanos y género.
Tengan presente que el convenio va a entrar en vigor el 25 de junio del año que viene, un año después de la segunda ratificación, que fue la de Fiji. Cuando la Argentina lo ratifique y se deposite el instrumento ratificación ante el director general de la OIT, ahí tendremos doce meses para comenzar a rendir cuentas de nuestro proceso de implementación.
Por último, comentarles que en este contexto, desde la OIT y desde esta iniciativa, que se llama "Spotlight", vamos a estar desarrollando algunos insumos para aportar a esta discusión.
Un primer insumo que voy a compartir apenas terminemos esta actividad, son algunas notas técnicas que ha elaborado nuestro equipo en nuestra sede, en Ginebra, que profundizan algunas dimensiones de la discusión y que quizás pueda ser interesante recoger a la hora de concebir cuáles son las medidas que deberemos adoptar en nuestra normativa nacional sobre este tema. Notas sobre el acoso sexual, la violencia doméstica y su impacto en el trabajo doméstico, la violencia contra las personas con discapacidad y que también tienen VIH sida. Eso lo vamos a estar compartiendo.
Un segundo insumo involucra a una expositora que entiendo me va a seguir en el uso de la palabra, Natalia Gherardi, de ELA: con su equipo estamos haciendo una sistematización de experiencias de prevención y abordaje de la violencia y el acoso. ¿Qué tenemos hasta el día de hoy? ¿Qué han desarrollado nuestras organizaciones de trabajadores y empleadores a nivel nacional y en algunas de las provincias?
Esto creo que puede ser un insumo interesante ya que el convenio establece no solo obligaciones para los Estados y los gobiernos, sino también para los empleadores y los trabajadores. Me parece que puede ser interesante que ustedes cuenten con esa información.
Por último, y para cerrar, estaremos desarrollando, ojalá que aceleremos un poco en el tiempo, un estudio junto a algún centro de estudio o universidad que aborde los desafíos de tipo normativo institucional y de política pública, que se nos van a presentar para dar cumplimiento a los lineamientos del Convenio 190.
De la misma manera, estaremos más que interesados en compartirles estas publicaciones y estos avances para que estas discusiones que vendrán por delante sean informadas y puedan recoger esta evidencia.
Muchísimas gracias y cuenten con la OIT para todos los desafíos que tengamos por delante.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, Javier.
Les recuerdo a las expositoras que siguen a continuación, que se les asigna cinco minutos de intervención. Aviso esto para que todos y todas hagan un uso racional del tiempo.
Tiene la palabra Natalia Gherardi, Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
Les recuerdo a las expositoras que siguen a continuación, que se les asigna cinco minutos de intervención. Aviso esto para que todos y todas hagan un uso racional del tiempo.
Tiene la palabra Natalia Gherardi, Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
SRA. GHERARDI Buenas tardes. Agradezco al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, Eduardo Valdés, y a la presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, Vanesa Siley, por la invitación. Desde la sociedad civil siempre valoramos la posibilidad de compartir nuestras miradas, experiencias y aportes en reuniones como esta.
Tal como recién mencionaba Javier Cicciaro, desde ELA venimos trabajando en este tema desde hace bastante tiempo; acompañamos y seguimos activamente el proceso de negociación que lideraron las mujeres sindicales, tal como lo recordaron Estela Díaz y María Inés Costilla. En ese sentido, vimos con mucha expectativa y celebramos la decisión del Estado argentino, en 2019, de acompañar la ratificación de este tratado, y ahora, en 2020, de impulsar activamente la ratificación por parte del Congreso Nacional.
Si bien no quiero repetir el análisis tan acabado que han hecho sobre el convenio, sí quisiera decir algunas cosas. En primer lugar, quiero destacar el abordaje integral que hace este Convenio 190 respecto de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Considero que es un acierto que se aborde en todas las dimensiones, respecto de todas las personas trabajadoras, y que se ponga un énfasis particular en las marcas de género, en la violencia y el acoso.
Las estadísticas nos muestran que en la Argentina, en la región y en el mundo, todas las personas trabajadoras están expuestas y sufren situaciones de violencia y acoso, pero que están más expuestas las mujeres y las identidades de género feminizadas -personas travestis, trans y lesbianas. Esto, sin duda, está relacionado con la estructura del mercado de trabajo.
Nosotras desarrollamos una imagen gráfica que nos sirve para la sensibilización y capacitación en el tema de la violencia, que es el iceberg de las violencias laborales. El iceberg de la violencia laboral -parafraseando la idea del iceberg de las violencias en general- está anclado en una estructura de discriminación del mercado de trabajo y de los lugares que ocupan las mujeres en dicho mercado. Entonces, ese abordaje integral pero con enfoque de género nos parece un acierto.
De la misma manera, consideramos un acierto -tal como lo destacaba la señora ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación- cómo esto se inscribe también en el marco de las violencias por razones de género en términos más amplios.
Esta identificación de la violencia laboral hacia las mujeres o por razones de género -en el marco de las violencias por razones de género- también nos brinda algunas pautas interpretativas, de aplicación y de diseño de política pública para el futuro.
Desde el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) junto con otras organizaciones desarrollamos un proyecto que se llama "Cerrando Brechas para Erradicar las Violencias", y acompañamos desde hace bastante tiempo a instituciones de empleo, públicas y privadas, en la implementación de políticas de prevención, de abordaje y de reparación de situaciones de violencia.
Considero que estas experiencias son valiosas para poner el foco en algo que el convenio destaca con mucha fortaleza, que es la necesidad de transformar las culturas organizacionales y el valor pedagógico que deben tener las primeras intervenciones, ya que se trata de transformar las maneras en que nos vinculamos en el empleo en general y en particular con la mujeres.
Por lo tanto, ese enfoque pedagógico es fundamental para la prevención y transformación de las culturas organizacionales, con una fuerte y sostenida comunicación respecto de las formas de trabajo, de liderazgo y de vinculación que se promueven y también se condenan; todo esto debe estar acompañado de un proceso de construcción de legitimidad.
En el proceso de implementación de este Convenio 190 lo peor que nos podría pasar es que se sostenga que el hecho de salir a hacer protocolos velozmente sea una solución. Así como las leyes no transforman la realidad mágicamente, tampoco lo hacen los protocolos.
Por lo tanto, el desafío es tomar el protocolo o las herramientas que se implementen, como un instrumento para la transformación de la cultura organizacional, con pedagogía, con comunicación, pero, sobre todo, con rendición de cuentas y construcción de legitimidad desde quien lo implementa. Ese es un proceso que hay que acompañar con mucha seriedad y sostenibilidad.
Tal como mencionaban algunos expositores que me precedieron en el uso de la palabra, esto dará lugar a la transformación de otras normas en la Argentina, y ese también es un desafío que les tocará a ustedes y que seguiremos con mucho interés. En mi opinión, se debe superar el interés de abordar esto desde la perspectiva penal.
Por esa razón, creo que el enfoque de derechos humanos del Convenio 190 y el enfoque de integralidad en el que se inscribe en el marco de la ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales, nos permite el desafío de mirarlo más creativa e integralmente, yendo más allá de la sanción que deberá existir, no necesariamente penal y no necesariamente como primera respuesta.
Para finalizar, quisiera enfatizar en la necesidad de tener más y mejores datos sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo en general, y violencia laboral hacia las mujeres y por razones de género en particular.
Los datos que existen en la Argentina son muy pocos, fraccionados y de escasa solidez. En ese sentido, hemos elaborado algunos registros desde la sociedad civil y también tiene algunos la Oficina de Violencia Laboral, que funciona desde hace más de diez años en el marco del Ministerio de Trabajo de la Nación.
Los desafíos consisten en mejorar y fortalecer la institucionalidad a nivel nacional y de las provincias, para acompañar el proceso de implementación y mejorar el sistema de registro y de datos, porque las respuestas de políticas públicas -como ustedes bien saben- siempre deben estar asociadas al tipo de problemática que tenemos.
Actualmente, esa información todavía es muy frágil y fraccionada en nuestro país. Por lo tanto, celebro esta iniciativa, espero que sea dictaminada y que el Convenio sea ratificado prontamente; esperamos con gran expectativa el camino futuro.
Tal como recién mencionaba Javier Cicciaro, desde ELA venimos trabajando en este tema desde hace bastante tiempo; acompañamos y seguimos activamente el proceso de negociación que lideraron las mujeres sindicales, tal como lo recordaron Estela Díaz y María Inés Costilla. En ese sentido, vimos con mucha expectativa y celebramos la decisión del Estado argentino, en 2019, de acompañar la ratificación de este tratado, y ahora, en 2020, de impulsar activamente la ratificación por parte del Congreso Nacional.
Si bien no quiero repetir el análisis tan acabado que han hecho sobre el convenio, sí quisiera decir algunas cosas. En primer lugar, quiero destacar el abordaje integral que hace este Convenio 190 respecto de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. Considero que es un acierto que se aborde en todas las dimensiones, respecto de todas las personas trabajadoras, y que se ponga un énfasis particular en las marcas de género, en la violencia y el acoso.
Las estadísticas nos muestran que en la Argentina, en la región y en el mundo, todas las personas trabajadoras están expuestas y sufren situaciones de violencia y acoso, pero que están más expuestas las mujeres y las identidades de género feminizadas -personas travestis, trans y lesbianas. Esto, sin duda, está relacionado con la estructura del mercado de trabajo.
Nosotras desarrollamos una imagen gráfica que nos sirve para la sensibilización y capacitación en el tema de la violencia, que es el iceberg de las violencias laborales. El iceberg de la violencia laboral -parafraseando la idea del iceberg de las violencias en general- está anclado en una estructura de discriminación del mercado de trabajo y de los lugares que ocupan las mujeres en dicho mercado. Entonces, ese abordaje integral pero con enfoque de género nos parece un acierto.
De la misma manera, consideramos un acierto -tal como lo destacaba la señora ministra de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación- cómo esto se inscribe también en el marco de las violencias por razones de género en términos más amplios.
Esta identificación de la violencia laboral hacia las mujeres o por razones de género -en el marco de las violencias por razones de género- también nos brinda algunas pautas interpretativas, de aplicación y de diseño de política pública para el futuro.
Desde el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) junto con otras organizaciones desarrollamos un proyecto que se llama "Cerrando Brechas para Erradicar las Violencias", y acompañamos desde hace bastante tiempo a instituciones de empleo, públicas y privadas, en la implementación de políticas de prevención, de abordaje y de reparación de situaciones de violencia.
Considero que estas experiencias son valiosas para poner el foco en algo que el convenio destaca con mucha fortaleza, que es la necesidad de transformar las culturas organizacionales y el valor pedagógico que deben tener las primeras intervenciones, ya que se trata de transformar las maneras en que nos vinculamos en el empleo en general y en particular con la mujeres.
Por lo tanto, ese enfoque pedagógico es fundamental para la prevención y transformación de las culturas organizacionales, con una fuerte y sostenida comunicación respecto de las formas de trabajo, de liderazgo y de vinculación que se promueven y también se condenan; todo esto debe estar acompañado de un proceso de construcción de legitimidad.
En el proceso de implementación de este Convenio 190 lo peor que nos podría pasar es que se sostenga que el hecho de salir a hacer protocolos velozmente sea una solución. Así como las leyes no transforman la realidad mágicamente, tampoco lo hacen los protocolos.
Por lo tanto, el desafío es tomar el protocolo o las herramientas que se implementen, como un instrumento para la transformación de la cultura organizacional, con pedagogía, con comunicación, pero, sobre todo, con rendición de cuentas y construcción de legitimidad desde quien lo implementa. Ese es un proceso que hay que acompañar con mucha seriedad y sostenibilidad.
Tal como mencionaban algunos expositores que me precedieron en el uso de la palabra, esto dará lugar a la transformación de otras normas en la Argentina, y ese también es un desafío que les tocará a ustedes y que seguiremos con mucho interés. En mi opinión, se debe superar el interés de abordar esto desde la perspectiva penal.
Por esa razón, creo que el enfoque de derechos humanos del Convenio 190 y el enfoque de integralidad en el que se inscribe en el marco de la ley 26.485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres en los Ámbitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales, nos permite el desafío de mirarlo más creativa e integralmente, yendo más allá de la sanción que deberá existir, no necesariamente penal y no necesariamente como primera respuesta.
Para finalizar, quisiera enfatizar en la necesidad de tener más y mejores datos sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo en general, y violencia laboral hacia las mujeres y por razones de género en particular.
Los datos que existen en la Argentina son muy pocos, fraccionados y de escasa solidez. En ese sentido, hemos elaborado algunos registros desde la sociedad civil y también tiene algunos la Oficina de Violencia Laboral, que funciona desde hace más de diez años en el marco del Ministerio de Trabajo de la Nación.
Los desafíos consisten en mejorar y fortalecer la institucionalidad a nivel nacional y de las provincias, para acompañar el proceso de implementación y mejorar el sistema de registro y de datos, porque las respuestas de políticas públicas -como ustedes bien saben- siempre deben estar asociadas al tipo de problemática que tenemos.
Actualmente, esa información todavía es muy frágil y fraccionada en nuestro país. Por lo tanto, celebro esta iniciativa, espero que sea dictaminada y que el Convenio sea ratificado prontamente; esperamos con gran expectativa el camino futuro.
SRA. PRESIDENTA SILEY A continuación tiene la palabra la doctora María Fabiana Sosa. Ella es abogada laboralista con especialización en género y derecho. Es integrante de la Asociación Latinoamericana de Abogados y Abogadas Laboralistas.
SRA. SOSA Buenas tardes a todos y todas.
En primer término, quiero agradecer por la invitación y decir que es un gusto estar aquí para debatir con tantos colegas que vienen trabajando este tema que, no tengo dudas, tendrá su respuesta favorable.
Como abogados y abogadas laboralistas que trabajamos en la promoción de los derechos humanos y en su progresividad, en la que sin duda nuestro país tiene una historia en receptar, apoyamos la ratificación del Convenio 190 como un nuevo marco regulador en su carácter de tratado internacional de derechos humanos laborales.
En tal sentido, queremos construir un futuro de trabajo enfocado en las personas con miras en la igualdad de oportunidades, tal como esta mañana mencionaba el ministro de Trabajo, y comprometidos con la justicia social.
Los movimientos de las centrales sindicales, como ya se ha dicho, traccionaron fuertemente la elaboración y aprobación de este convenio. Eso se ha visto en las oficinas de la OIT, visibilizando reclamos y exponiendo situaciones particulares en actividades específicamente relacionadas con las mujeres, para poder afirmar que la violencia y el acoso ya no pueden ser tolerados y tampoco vistos como acciones privadas de las personas, ni en el ámbito doméstico ni mucho menos en el laboral.
En tal sentido, erradicar la violencia y el acoso del mundo del trabajo -afortunadamente se amplía el concepto de lugar del trabajo hacia mundo del trabajo-, requiere de nuestro compromiso. Además, nos remite -como también se ha dicho- a revisar estas formas de relacionarnos laboralmente, con una mirada interseccional que enfoca el convenio y una clara perspectiva de género, examinando situaciones, grupos y sectores que merecen protección especial y que pueden verse afectados por factores de discriminación de sexo, de género, de raza, de clase, de etnia, lugar de nacimiento, estado de ciudadanía, migrantes, entre otros grupos, conforme las normas internacionales del trabajo y los instrumentos universales de derechos humanos, tal como quedó plasmado en la recomendación.
En tal sentido, el concepto de interseccionalidad nos permite entender estos matices sutiles que se vinculan y se interrelacionan todo el tiempo entre discriminación y violencia. Además, nos posibilita analizar desde esta óptica la violación al principio de igualdad y la afectación de la dignidad de las personas humanas, con el fin -que también mencionó Natalia Gherardi- de transformar la cultura del trabajo, generando un cambio en la estructura organizacional en la que deben estar comprometidos todos los actores del mundo del trabajo.
La violencia y el acoso constituyen riesgos psicosociales que deben ser evaluados en todos los sectores -esto también lo menciona el convenio; no me voy a referir a sus bondades- y que, específicamente, impactan en la salud de las personas y de las organizaciones.
La violencia de género debe ser abordada de manera transversal ya que, tal como lo ha manifestado la ONU, el 35 por ciento de las mujeres ha sufrido acoso o violencia en el trabajo. De esto también da cuenta el convenio.
En función de este famoso diálogo social tripartito del que ha dado cuenta la OIT, es necesario comprometer a todas las partes.
Coordinar los esfuerzos en favor de un ámbito de tolerancia cero implica reconocer que estas prácticas y comportamientos inaceptables deben ser comprendidos así por todos los interlocutores sociales. Es necesario que el Estado articule entre las organizaciones de empleadores y las organizaciones de trabajadores, que son las que deberemos sentarnos a trabajar en estos temas luego de ratificado el convenio -lo que sin dudas ocurrirá-.
Tal como hemos dicho, es necesario tener un abordaje específico en clave de género en el que el Estado, a su vez, ponga en funcionamiento mecanismos de inspección y de control; y adoptar, cuando corresponda, una legislación nacional. Esto se debe a que -tal como ha dicho la presidenta de la comisión y la ministra- si bien en nuestro país tenemos una excelente ley de protección de las mujeres -la 26.485-, que es reconocida en todo el mundo, resulta insuficiente ya que deja sin protección a otras personas. Si bien tenemos normativa provincial que en muchas provincias recepta -en la administración pública- esta protección, ello no se aplica en el ámbito privado.
Entonces, el marco regulatorio en nuestro país es escaso y difuso ya que tiene distintas formas de ver la violencia. En realidad, ese marco deberá adecuarse ya que no es suficiente a la luz de las prescripciones que hoy arroja el Convenio 190. Nos tendremos que sentar para revisitar la legislación en clave de este nuevo enfoque de derechos.
Para finalizar, quiero mencionar que, en las extensas e intensas jornadas que pude presenciar en los dos años de la conferencia, hubo muchos discursos. Se habló de la necesidad de la comunidad internacional de legislar sobre la violencia y el acoso en el trabajo, y sobre cuestiones culturales y religiosas por las cuales algunos países no podían adoptar un listado específico de protección que, por ejemplo, incluya al colectivo LGBTIQ+ -aunque, igualmente, quedó protegido en función de la cláusula de solución que propuso o dictó la Unión Europea-.
También se habló del peligro de fomentar la judicialización. Y este no es un enfoque del convenio, que en realidad apunta a la prevención, ya que cuando una situación de violencia llega a la Justicia, ya es tarde.
La portavoz que más me conmovió fue la representante del grupo de trabajadores y trabajadoras, cuando dijo que nadie debería tener que escoger entre su derecho al trabajo y su derecho a vivir con dignidad.
En la comisión normativa, al momento de la aprobación del convenio y antes de su adopción final, vivimos un momento histórico. En el salón 18 hubo aplausos y lágrimas, cantos y bailes, lo que no está permitido. Esos festejos evidenciaron la forma en que este convenio cambiará la vida de las personas. Espero que estemos a la altura de las circunstancias.
En primer término, quiero agradecer por la invitación y decir que es un gusto estar aquí para debatir con tantos colegas que vienen trabajando este tema que, no tengo dudas, tendrá su respuesta favorable.
Como abogados y abogadas laboralistas que trabajamos en la promoción de los derechos humanos y en su progresividad, en la que sin duda nuestro país tiene una historia en receptar, apoyamos la ratificación del Convenio 190 como un nuevo marco regulador en su carácter de tratado internacional de derechos humanos laborales.
En tal sentido, queremos construir un futuro de trabajo enfocado en las personas con miras en la igualdad de oportunidades, tal como esta mañana mencionaba el ministro de Trabajo, y comprometidos con la justicia social.
Los movimientos de las centrales sindicales, como ya se ha dicho, traccionaron fuertemente la elaboración y aprobación de este convenio. Eso se ha visto en las oficinas de la OIT, visibilizando reclamos y exponiendo situaciones particulares en actividades específicamente relacionadas con las mujeres, para poder afirmar que la violencia y el acoso ya no pueden ser tolerados y tampoco vistos como acciones privadas de las personas, ni en el ámbito doméstico ni mucho menos en el laboral.
En tal sentido, erradicar la violencia y el acoso del mundo del trabajo -afortunadamente se amplía el concepto de lugar del trabajo hacia mundo del trabajo-, requiere de nuestro compromiso. Además, nos remite -como también se ha dicho- a revisar estas formas de relacionarnos laboralmente, con una mirada interseccional que enfoca el convenio y una clara perspectiva de género, examinando situaciones, grupos y sectores que merecen protección especial y que pueden verse afectados por factores de discriminación de sexo, de género, de raza, de clase, de etnia, lugar de nacimiento, estado de ciudadanía, migrantes, entre otros grupos, conforme las normas internacionales del trabajo y los instrumentos universales de derechos humanos, tal como quedó plasmado en la recomendación.
En tal sentido, el concepto de interseccionalidad nos permite entender estos matices sutiles que se vinculan y se interrelacionan todo el tiempo entre discriminación y violencia. Además, nos posibilita analizar desde esta óptica la violación al principio de igualdad y la afectación de la dignidad de las personas humanas, con el fin -que también mencionó Natalia Gherardi- de transformar la cultura del trabajo, generando un cambio en la estructura organizacional en la que deben estar comprometidos todos los actores del mundo del trabajo.
La violencia y el acoso constituyen riesgos psicosociales que deben ser evaluados en todos los sectores -esto también lo menciona el convenio; no me voy a referir a sus bondades- y que, específicamente, impactan en la salud de las personas y de las organizaciones.
La violencia de género debe ser abordada de manera transversal ya que, tal como lo ha manifestado la ONU, el 35 por ciento de las mujeres ha sufrido acoso o violencia en el trabajo. De esto también da cuenta el convenio.
En función de este famoso diálogo social tripartito del que ha dado cuenta la OIT, es necesario comprometer a todas las partes.
Coordinar los esfuerzos en favor de un ámbito de tolerancia cero implica reconocer que estas prácticas y comportamientos inaceptables deben ser comprendidos así por todos los interlocutores sociales. Es necesario que el Estado articule entre las organizaciones de empleadores y las organizaciones de trabajadores, que son las que deberemos sentarnos a trabajar en estos temas luego de ratificado el convenio -lo que sin dudas ocurrirá-.
Tal como hemos dicho, es necesario tener un abordaje específico en clave de género en el que el Estado, a su vez, ponga en funcionamiento mecanismos de inspección y de control; y adoptar, cuando corresponda, una legislación nacional. Esto se debe a que -tal como ha dicho la presidenta de la comisión y la ministra- si bien en nuestro país tenemos una excelente ley de protección de las mujeres -la 26.485-, que es reconocida en todo el mundo, resulta insuficiente ya que deja sin protección a otras personas. Si bien tenemos normativa provincial que en muchas provincias recepta -en la administración pública- esta protección, ello no se aplica en el ámbito privado.
Entonces, el marco regulatorio en nuestro país es escaso y difuso ya que tiene distintas formas de ver la violencia. En realidad, ese marco deberá adecuarse ya que no es suficiente a la luz de las prescripciones que hoy arroja el Convenio 190. Nos tendremos que sentar para revisitar la legislación en clave de este nuevo enfoque de derechos.
Para finalizar, quiero mencionar que, en las extensas e intensas jornadas que pude presenciar en los dos años de la conferencia, hubo muchos discursos. Se habló de la necesidad de la comunidad internacional de legislar sobre la violencia y el acoso en el trabajo, y sobre cuestiones culturales y religiosas por las cuales algunos países no podían adoptar un listado específico de protección que, por ejemplo, incluya al colectivo LGBTIQ+ -aunque, igualmente, quedó protegido en función de la cláusula de solución que propuso o dictó la Unión Europea-.
También se habló del peligro de fomentar la judicialización. Y este no es un enfoque del convenio, que en realidad apunta a la prevención, ya que cuando una situación de violencia llega a la Justicia, ya es tarde.
La portavoz que más me conmovió fue la representante del grupo de trabajadores y trabajadoras, cuando dijo que nadie debería tener que escoger entre su derecho al trabajo y su derecho a vivir con dignidad.
En la comisión normativa, al momento de la aprobación del convenio y antes de su adopción final, vivimos un momento histórico. En el salón 18 hubo aplausos y lágrimas, cantos y bailes, lo que no está permitido. Esos festejos evidenciaron la forma en que este convenio cambiará la vida de las personas. Espero que estemos a la altura de las circunstancias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias.
A continuación, tiene la palabra Noé Ruiz, secretaria general de la Unión de Trabajadores de Moda e Imagen Publicitaria y secretaria general de Igualdad de Oportunidades y Género de la CGT.
A continuación, tiene la palabra Noé Ruiz, secretaria general de la Unión de Trabajadores de Moda e Imagen Publicitaria y secretaria general de Igualdad de Oportunidades y Género de la CGT.
SRA. RUIZ Muchas gracias.
Quiero saludar y agradecer la invitación que me han hecho para participar en esta reunión. Saludo al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, el compañero Valdés, y agradezco el esfuerzo y la dedicación de la presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, Vanesa Siley.
He venido a exponer nuestra mirada desde la CGT, pero ya se ha manifestado durante las distintas exposiciones gran parte de lo que quería decir.
Se ha hecho un trabajo que ha llevado muchos años. Es cierto que, después de tanto tiempo -tres años en total, dos de negociaciones-, la Confederación General del Trabajo tenía el desafío de lograr un sueño: la aprobación del Convenio 190 en el aniversario 100 de la OIT.
Sinceramente, si bien fue muy difícil, creemos que el marco que se dio fue amplio. Por momentos, nos quedábamos solo los trabajadores y las trabajadoras. Las culturas eran distintas, no se comprendían o no se podían aceptar algunas cuestiones por ser distintas a su propia cultura o religión. Sin embargo, se logró gracias al trabajo constante, de hormiga, que se hace cada año en estos casos en la OIT.
Hoy nos encontramos en esta comisión, en la que se dijo que el convenio es abarcativo, renovador e innovador. ¿Por qué? Porque se basa en los derechos fundacionales de la OIT, que son derechos humanos que refieren a la dignidad humana, al trabajo decente y a la valoración y centralidad de la persona en el mundo del trabajo.
En el mundo hoy nos atraviesa una pandemia, y sobrevendrá una pospandemia que nos dejará en una situación muy difícil. Sin embargo, estamos decididos a dar la lucha, una lucha para lograr que el ser humano recupere su centralidad.
Sabemos que no será fácil, pero contamos con un elemento más. Esperamos en esto tener el apoyo de ustedes; a eso hemos venido desde la Confederación General del Trabajo. Vinimos a decirles a quienes no nos acompañan hoy que, en la medida en que no haya un diálogo institucionalizado, jamás comprenderán que -en momentos en que estamos atravesados por crisis económicas, pérdidas humanas y familias devastadas- no hay que ir "en contra de" nada, sino "a favor de" una sociedad más moderna y más equitativa. Debieran ser los primeros en comprender que el diálogo institucional es lo único que logrará limar las diferencias.
Apelamos a que esto suceda porque todos queremos el desarrollo sostenible de nuestro país para toda nuestra gente. No hay otro camino.
Así se avanzó al ir armando cada capítulo; y, en ese entonces, no pensábamos en la pandemia sino, simplemente, en que no podíamos dejar a nadie atrás porque teníamos por delante una transición justa con innovación tecnológica para la cual la Argentina no estaba preparada. Hoy estamos en una situación más grave, pero sabemos, aspiramos y esperamos que, con la fuerza de todos ustedes, con el razonamiento del Estado inteligente que se quería construir, entiendan que es un instrumento necesario que solo requiere del diálogo.
Hay protocolos para las empresas que darían cobertura y que se harían con sus propios trabajadores; muchos ya se han hecho, y en nuestras convenciones colectivas ya aparece este convenio.
Me gustaría extenderme un poco más, pero sinceramente apelo a la voluntad de todos y todas -algunos dicen "todes", yo lo suelo usar poco, pero no por algo en particular-, también a la de quienes hoy no están presentes, para que voten esta iniciativa y nos acompañen. Es así como transformaremos este país en lo que todos soñamos. Gracias a todos.
Quiero saludar y agradecer la invitación que me han hecho para participar en esta reunión. Saludo al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, el compañero Valdés, y agradezco el esfuerzo y la dedicación de la presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, Vanesa Siley.
He venido a exponer nuestra mirada desde la CGT, pero ya se ha manifestado durante las distintas exposiciones gran parte de lo que quería decir.
Se ha hecho un trabajo que ha llevado muchos años. Es cierto que, después de tanto tiempo -tres años en total, dos de negociaciones-, la Confederación General del Trabajo tenía el desafío de lograr un sueño: la aprobación del Convenio 190 en el aniversario 100 de la OIT.
Sinceramente, si bien fue muy difícil, creemos que el marco que se dio fue amplio. Por momentos, nos quedábamos solo los trabajadores y las trabajadoras. Las culturas eran distintas, no se comprendían o no se podían aceptar algunas cuestiones por ser distintas a su propia cultura o religión. Sin embargo, se logró gracias al trabajo constante, de hormiga, que se hace cada año en estos casos en la OIT.
Hoy nos encontramos en esta comisión, en la que se dijo que el convenio es abarcativo, renovador e innovador. ¿Por qué? Porque se basa en los derechos fundacionales de la OIT, que son derechos humanos que refieren a la dignidad humana, al trabajo decente y a la valoración y centralidad de la persona en el mundo del trabajo.
En el mundo hoy nos atraviesa una pandemia, y sobrevendrá una pospandemia que nos dejará en una situación muy difícil. Sin embargo, estamos decididos a dar la lucha, una lucha para lograr que el ser humano recupere su centralidad.
Sabemos que no será fácil, pero contamos con un elemento más. Esperamos en esto tener el apoyo de ustedes; a eso hemos venido desde la Confederación General del Trabajo. Vinimos a decirles a quienes no nos acompañan hoy que, en la medida en que no haya un diálogo institucionalizado, jamás comprenderán que -en momentos en que estamos atravesados por crisis económicas, pérdidas humanas y familias devastadas- no hay que ir "en contra de" nada, sino "a favor de" una sociedad más moderna y más equitativa. Debieran ser los primeros en comprender que el diálogo institucional es lo único que logrará limar las diferencias.
Apelamos a que esto suceda porque todos queremos el desarrollo sostenible de nuestro país para toda nuestra gente. No hay otro camino.
Así se avanzó al ir armando cada capítulo; y, en ese entonces, no pensábamos en la pandemia sino, simplemente, en que no podíamos dejar a nadie atrás porque teníamos por delante una transición justa con innovación tecnológica para la cual la Argentina no estaba preparada. Hoy estamos en una situación más grave, pero sabemos, aspiramos y esperamos que, con la fuerza de todos ustedes, con el razonamiento del Estado inteligente que se quería construir, entiendan que es un instrumento necesario que solo requiere del diálogo.
Hay protocolos para las empresas que darían cobertura y que se harían con sus propios trabajadores; muchos ya se han hecho, y en nuestras convenciones colectivas ya aparece este convenio.
Me gustaría extenderme un poco más, pero sinceramente apelo a la voluntad de todos y todas -algunos dicen "todes", yo lo suelo usar poco, pero no por algo en particular-, también a la de quienes hoy no están presentes, para que voten esta iniciativa y nos acompañen. Es así como transformaremos este país en lo que todos soñamos. Gracias a todos.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias.
A continuación, les daremos la palabra a tres compañeras que integran la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral.
En primer lugar, a Mara Rivera, subsecretaria de Género e Igualdad de Oportunidades y secretaria de Relaciones Gremiales de APSEE.
A continuación, les daremos la palabra a tres compañeras que integran la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral.
En primer lugar, a Mara Rivera, subsecretaria de Género e Igualdad de Oportunidades y secretaria de Relaciones Gremiales de APSEE.
SRA. RIVERA Agradezco por esta invitación tanto a la compañera y presidenta de la Comisión de Legislación del Trabajo, diputada Vanesa Siley, como al presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, diputado Eduardo Valdés.
Muy buenas tardes a todos y a todas. Con gran orgullo me encuentro frente a diputados y diputadas que tienen un compromiso muy fuerte frente esta temática que hoy nos convoca.
Ante todo, quiero decirles que las organizaciones sindicales estamos a la vanguardia a nivel internacional en relación con la instalación en la agenda pública del tema de violencia y acoso en el mundo del trabajo. En nuestro país en particular, desde hace muchos años estamos trabajando en el tema, tanto desde nuestro sindicato y nuestras centrales obreras como también con los distintos espacios del Estado que lo han permitido y que siguen haciéndolo.
Conocemos las distintas normas jurídicas que tiene nuestro país, tanto provinciales como municipales, pero también las dificultades para su implementación. Lo mismo sucede con nuestros convenios colectivos: somos los trabajadores y trabajadoras los que mayormente impulsamos y luchamos para que estas herramientas sean efectivas y resolutivas. Sin embargo, como ya lo dijimos hoy, en esto hay una deuda, puesto que aún no hemos logrado una ley de alcance nacional.
A partir de 2015, con la aparición de la consigna "Ni Una Menos", otros engranajes se pusieron en marcha. Los sindicatos fuimos y somos partícipes centrales en ese sentido, más allá de que desde el movimiento obrero ya veníamos trabajando en este tema. No obstante, el hecho de visibilizar la violencia de género y los femicidios, más el impacto social que esto ha generado, logró que eso también recayera en el ámbito laboral. El violento es violento en la casa, en el trabajo y en cualquier otro lugar. Ahí los sindicatos tomamos un fuerte compromiso, generando herramientas para erradicar este tipo de violencias.
En el marco de este compromiso, no quiero dejar de destacar la lucha que dieron y damos las mujeres sindicalistas a través de las organizaciones internacionales, en las que jugamos un rol central desde el primer momento. Hemos logrado instalar en la agenda de la OIT este convenio, a través de aquella campaña de hace muchos años que se llamó "¡Alto a la violencia de género en el trabajo!", que fue una necesidad emergente.
En la Argentina, al menos tres de cada diez trabajadores y trabajadoras son víctimas de situaciones de violencia y acoso en sus ámbitos laborales. En términos numéricos, este porcentaje significa que aproximadamente 5 millones de trabajadores, que son sujetos de derechos, han atravesado o están sufriendo situaciones de acoso sexual, agresión física, maltrato verbal u hostigamiento psicológico, ya sea por parte de sus jefes, jefas, pares o terceros externos a la organización en que se desempeñan.
Este es un dato más que preocupante, ya que sabemos que la violencia y el acoso accionan en la dignidad del otro para degradarlo; en casos extremos, esto hasta podría llevarlo a la muerte.
Ahora bien, si estos datos -que son confiables- corresponden a trabajadores registrados, imagínense cuántas víctimas tendríamos si consideráramos también a los trabajadores de la economía informal.
Sabemos que se inició una nueva etapa en la Argentina y que la violencia y el acoso en el mundo del trabajo son una amenaza para la igualdad de oportunidades y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente. Además, estas situaciones afectan la salud de las personas, su dignidad y su entorno familiar y social, constituyendo una violación a los derechos humanos.
La ratificación del Convenio 190 de la OIT, al igual que su Recomendación 206, ya fue sancionada por la Cámara de Senadores. En tal sentido, las organizaciones que conformamos la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral solicitamos a los diputados y diputadas de la Nación su inmediata ratificación y aplicación.
Asumimos también nosotros el compromiso de hacer cumplir los principios de las normas que establecen obligaciones al Estado y al sector empleador, así como la indicación de instancias de participación de las organizaciones representativas de las y los trabajadores.
Deseamos que a través de este instrumento internacional con perspectiva de género el derecho al trabajo se convierta en una realidad efectiva, libre de violencia y acoso.
El tiempo es ahora: pedimos la ratificación del Convenio 190 ya, por favor. Muchas gracias.
Muy buenas tardes a todos y a todas. Con gran orgullo me encuentro frente a diputados y diputadas que tienen un compromiso muy fuerte frente esta temática que hoy nos convoca.
Ante todo, quiero decirles que las organizaciones sindicales estamos a la vanguardia a nivel internacional en relación con la instalación en la agenda pública del tema de violencia y acoso en el mundo del trabajo. En nuestro país en particular, desde hace muchos años estamos trabajando en el tema, tanto desde nuestro sindicato y nuestras centrales obreras como también con los distintos espacios del Estado que lo han permitido y que siguen haciéndolo.
Conocemos las distintas normas jurídicas que tiene nuestro país, tanto provinciales como municipales, pero también las dificultades para su implementación. Lo mismo sucede con nuestros convenios colectivos: somos los trabajadores y trabajadoras los que mayormente impulsamos y luchamos para que estas herramientas sean efectivas y resolutivas. Sin embargo, como ya lo dijimos hoy, en esto hay una deuda, puesto que aún no hemos logrado una ley de alcance nacional.
A partir de 2015, con la aparición de la consigna "Ni Una Menos", otros engranajes se pusieron en marcha. Los sindicatos fuimos y somos partícipes centrales en ese sentido, más allá de que desde el movimiento obrero ya veníamos trabajando en este tema. No obstante, el hecho de visibilizar la violencia de género y los femicidios, más el impacto social que esto ha generado, logró que eso también recayera en el ámbito laboral. El violento es violento en la casa, en el trabajo y en cualquier otro lugar. Ahí los sindicatos tomamos un fuerte compromiso, generando herramientas para erradicar este tipo de violencias.
En el marco de este compromiso, no quiero dejar de destacar la lucha que dieron y damos las mujeres sindicalistas a través de las organizaciones internacionales, en las que jugamos un rol central desde el primer momento. Hemos logrado instalar en la agenda de la OIT este convenio, a través de aquella campaña de hace muchos años que se llamó "¡Alto a la violencia de género en el trabajo!", que fue una necesidad emergente.
En la Argentina, al menos tres de cada diez trabajadores y trabajadoras son víctimas de situaciones de violencia y acoso en sus ámbitos laborales. En términos numéricos, este porcentaje significa que aproximadamente 5 millones de trabajadores, que son sujetos de derechos, han atravesado o están sufriendo situaciones de acoso sexual, agresión física, maltrato verbal u hostigamiento psicológico, ya sea por parte de sus jefes, jefas, pares o terceros externos a la organización en que se desempeñan.
Este es un dato más que preocupante, ya que sabemos que la violencia y el acoso accionan en la dignidad del otro para degradarlo; en casos extremos, esto hasta podría llevarlo a la muerte.
Ahora bien, si estos datos -que son confiables- corresponden a trabajadores registrados, imagínense cuántas víctimas tendríamos si consideráramos también a los trabajadores de la economía informal.
Sabemos que se inició una nueva etapa en la Argentina y que la violencia y el acoso en el mundo del trabajo son una amenaza para la igualdad de oportunidades y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente. Además, estas situaciones afectan la salud de las personas, su dignidad y su entorno familiar y social, constituyendo una violación a los derechos humanos.
La ratificación del Convenio 190 de la OIT, al igual que su Recomendación 206, ya fue sancionada por la Cámara de Senadores. En tal sentido, las organizaciones que conformamos la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral solicitamos a los diputados y diputadas de la Nación su inmediata ratificación y aplicación.
Asumimos también nosotros el compromiso de hacer cumplir los principios de las normas que establecen obligaciones al Estado y al sector empleador, así como la indicación de instancias de participación de las organizaciones representativas de las y los trabajadores.
Deseamos que a través de este instrumento internacional con perspectiva de género el derecho al trabajo se convierta en una realidad efectiva, libre de violencia y acoso.
El tiempo es ahora: pedimos la ratificación del Convenio 190 ya, por favor. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra la señora Sandra Pereira, de la Secretaría Administrativa y de Organización del Sindicato Argentino de Locutores y Comunicadores.
SRA. PEREIRA Muy buenas tardes a todas, a todos y a "todes". Muchísimas gracias por este espacio.
Somos la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral, integrada actualmente por 98 organizaciones sindicales de diferentes grados y de las tres centrales obreras. Digo "actualmente" porque de manera permanente se suman nuevas agrupaciones.
Representamos a trabajadores de todo el país, que desarrollan una vasta cantidad de actividades. Nos une la lucha contra el flagelo de la violencia laboral, que atenta contra los derechos laborales y los derechos humanos. Además, desde hace tiempo venimos trabajando en diversas capacitaciones con la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral del Ministerio de Trabajo.
Los sindicatos hemos sido pioneros en el trabajo de esta temática, tanto en su detección como en su abordaje, y hemos tomado la decisión de autoconvocarnos. Por eso, el 30 de mayo de 2019 nos lanzamos formalmente en un acto multitudinario.
Funcionamos de manera abierta, democrática y plural; realizamos plenarios mensuales y conformamos diferentes grupos de trabajo para cumplir con diversos objetivos. Por ejemplo, se ha conformado un grupo de trabajo abierto sobre información y capacitaciones. El año pasado se han dictado capacitaciones sobre jurisprudencia y aspectos legales e impacto de la violencia laboral en la salud de los trabajadores, por supuesto impartidas por profesionales probos en el tema. Se ha capacitado también a dirigentes gremiales, profesionales de las obras sociales y abogados sindicales. De igual modo, ha habido cursos de formación sobre el Convenio 190.
En tiempos de pandemia, dimos las siguientes capacitaciones: bioseguridad frente al COVID-19; salud de los trabajadores en tiempos de pandemia; pandemia y salud mental. Además, hicimos un conversatorio entre nuestra red y la Intersindical de Diversidad Sexual y Disidencias.
Por otra parte, uno de nuestros grupos ha trabajado en el análisis comparativo de los protocolos de distintas entidades y en la creación de un nuevo protocolo guía para aquellos sindicatos que aún no cuentan con uno. También realizamos publicaciones; tenemos una colección llamada "Dignidad", con conceptos básicos de violencia laboral, y emitimos folletos trípticos.
Otro grupo trabaja sobre la difusión, es decir, sobre la forma de comunicar y visibilizar los casos de violencia laboral, publicando las actividades de nuestra red a través de Facebook, Instagram, Twitter y Youtube.
En cuanto a la creación de nodos en el país, consideramos que es necesario ampliar esta temática y generar más redes. Por eso, en septiembre del año pasado se lanzó el nodo Centro - Buenos Aires, que abarca las localidades de Olavarría, Tandil y Azul.
Asimismo, en noviembre del año pasado firmamos un convenio marco de cooperación y colaboración con la Universidad Nacional de Avellaneda, para trabajar junto a ellos en esta temática.
He escuchado atentamente a Natalia Gherardi, de ELA, quien habló de la necesidad de contar con más datos. A ella quiero decirle que justamente en este momento, con un grupo de trabajo, estamos elaborando una encuesta a nivel nacional sobre violencia laboral. Así que cuenten con nosotros para todo. Estamos para trabajar.
Quiero decirles que también participamos del congreso internacional que se realizó en Santa Fe.
Con respecto al Convenio 190, venimos trabajando desde hace ya tiempo. Durante el lanzamiento de la red, que fue el 30 de mayo de 2019, presentamos una declaración por la aprobación de dicho convenio, que entregamos a autoridades gubernamentales, a representantes sindicales que se encuentran hoy aquí y a empleadores, que participaron de la 108a Conferencia Internacional de Trabajo. Ellos llevaron esta declaración en favor de la aprobación.
También realizamos un estudio exhaustivo del Convenio 190 y su Recomendación 206, y el año pasado se brindó una capacitación en la Universidad Nacional de Avellaneda, en la que también participó Javier Cicciaro.
Por otra parte, la OIT estuvo presente en muchas de nuestras capacitaciones con Pedro Furtado de Oliveira, y realizamos campañas por la ratificación del Convenio 190.
El jueves pasado presentamos en nuestras redes un tríptico con los principales puntos del convenio y su recomendación. Realizamos varias reuniones con diputados; la de hoy es la tercera.
Muchísimas gracias, de corazón, por permitirnos estar aquí. Nos comprometemos a trabajar incansablemente por ambientes laborales libres de violencia. Estamos para eso. Somos muchos, y cada vez somos más.
Solicitamos la ratificación del Convenio 190 ya. Muchísimas gracias.
Somos la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral, integrada actualmente por 98 organizaciones sindicales de diferentes grados y de las tres centrales obreras. Digo "actualmente" porque de manera permanente se suman nuevas agrupaciones.
Representamos a trabajadores de todo el país, que desarrollan una vasta cantidad de actividades. Nos une la lucha contra el flagelo de la violencia laboral, que atenta contra los derechos laborales y los derechos humanos. Además, desde hace tiempo venimos trabajando en diversas capacitaciones con la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral del Ministerio de Trabajo.
Los sindicatos hemos sido pioneros en el trabajo de esta temática, tanto en su detección como en su abordaje, y hemos tomado la decisión de autoconvocarnos. Por eso, el 30 de mayo de 2019 nos lanzamos formalmente en un acto multitudinario.
Funcionamos de manera abierta, democrática y plural; realizamos plenarios mensuales y conformamos diferentes grupos de trabajo para cumplir con diversos objetivos. Por ejemplo, se ha conformado un grupo de trabajo abierto sobre información y capacitaciones. El año pasado se han dictado capacitaciones sobre jurisprudencia y aspectos legales e impacto de la violencia laboral en la salud de los trabajadores, por supuesto impartidas por profesionales probos en el tema. Se ha capacitado también a dirigentes gremiales, profesionales de las obras sociales y abogados sindicales. De igual modo, ha habido cursos de formación sobre el Convenio 190.
En tiempos de pandemia, dimos las siguientes capacitaciones: bioseguridad frente al COVID-19; salud de los trabajadores en tiempos de pandemia; pandemia y salud mental. Además, hicimos un conversatorio entre nuestra red y la Intersindical de Diversidad Sexual y Disidencias.
Por otra parte, uno de nuestros grupos ha trabajado en el análisis comparativo de los protocolos de distintas entidades y en la creación de un nuevo protocolo guía para aquellos sindicatos que aún no cuentan con uno. También realizamos publicaciones; tenemos una colección llamada "Dignidad", con conceptos básicos de violencia laboral, y emitimos folletos trípticos.
Otro grupo trabaja sobre la difusión, es decir, sobre la forma de comunicar y visibilizar los casos de violencia laboral, publicando las actividades de nuestra red a través de Facebook, Instagram, Twitter y Youtube.
En cuanto a la creación de nodos en el país, consideramos que es necesario ampliar esta temática y generar más redes. Por eso, en septiembre del año pasado se lanzó el nodo Centro - Buenos Aires, que abarca las localidades de Olavarría, Tandil y Azul.
Asimismo, en noviembre del año pasado firmamos un convenio marco de cooperación y colaboración con la Universidad Nacional de Avellaneda, para trabajar junto a ellos en esta temática.
He escuchado atentamente a Natalia Gherardi, de ELA, quien habló de la necesidad de contar con más datos. A ella quiero decirle que justamente en este momento, con un grupo de trabajo, estamos elaborando una encuesta a nivel nacional sobre violencia laboral. Así que cuenten con nosotros para todo. Estamos para trabajar.
Quiero decirles que también participamos del congreso internacional que se realizó en Santa Fe.
Con respecto al Convenio 190, venimos trabajando desde hace ya tiempo. Durante el lanzamiento de la red, que fue el 30 de mayo de 2019, presentamos una declaración por la aprobación de dicho convenio, que entregamos a autoridades gubernamentales, a representantes sindicales que se encuentran hoy aquí y a empleadores, que participaron de la 108a Conferencia Internacional de Trabajo. Ellos llevaron esta declaración en favor de la aprobación.
También realizamos un estudio exhaustivo del Convenio 190 y su Recomendación 206, y el año pasado se brindó una capacitación en la Universidad Nacional de Avellaneda, en la que también participó Javier Cicciaro.
Por otra parte, la OIT estuvo presente en muchas de nuestras capacitaciones con Pedro Furtado de Oliveira, y realizamos campañas por la ratificación del Convenio 190.
El jueves pasado presentamos en nuestras redes un tríptico con los principales puntos del convenio y su recomendación. Realizamos varias reuniones con diputados; la de hoy es la tercera.
Muchísimas gracias, de corazón, por permitirnos estar aquí. Nos comprometemos a trabajar incansablemente por ambientes laborales libres de violencia. Estamos para eso. Somos muchos, y cada vez somos más.
Solicitamos la ratificación del Convenio 190 ya. Muchísimas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, Sandra.
Tiene la palabra la señora Liliana García, de Fesprosa, quien también es integrante de la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral de la CTA Autónoma.
Tiene la palabra la señora Liliana García, de Fesprosa, quien también es integrante de la Red Nacional Intersindical contra la Violencia Laboral de la CTA Autónoma.
SRA. GARCÍA Señora presidenta: hemos hablado mucho y se han dicho muchas cosas sobre el Convenio 190. Como mujer sindicalista, creo que la clase trabajadora mundial ha logrado uno de los triunfos más importantes de los últimos años, porque no solamente se nos reconocen derechos sino que también se nos habla de derechos fundamentales y libertades al hablar de un mundo del trabajo libre de violencia y acoso.
Como ya lo han dicho anteriormente, la perspectiva de género es transversal, tanto en el Convenio 190 como en la Recomendación 206.
¿Qué nos brinda eso a las mujeres trabajadoras, a la clase trabajadora del mundo? Pone en evidencia las asimetrías de poder que existen en nuestra sociedad, que son las que estimulan en mayor grado esta sociedad de violencia y acoso. Esas asimetrías de poder se muestran o se visibilizan en los ámbitos más plenos de nuestra sociedad: desde la familia hasta las organizaciones y los Estados.
Esta normativa reconoce ampliamente las desigualdades y las responsabilidades diferentes, en esas condiciones desiguales y asimétricas de poder, entre empleadores y trabajadores. Además, reconoce -como ninguna otra norma lo ha hecho hasta ahora- la violencia y el acoso como un continuo o un conjunto de prácticas inaceptables.
Este convenio es inclusivo e integral. ¿Por qué? Porque nos reconoce a todos, todas y "todes", es decir, a mujeres, hombres, grupos vulnerables o grupos con mayor posibilidad de vulnerabilidad.
Además, tanto el Convenio 190 como la Recomendación 206 hablan de elementos centrales para el mundo de los trabajadores, para el mundo sindical y para las mujeres sindicalistas, ya que ponen la negociación colectiva y la libertad sindical como elementos fundamentales para la erradicación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.
Esta normativa también reconoce trabajadores públicos y privados. Este es un gran debate, porque por primera vez reconoce a los Estados como empleadores o patrones y establece que deben tener las mismas responsabilidades y las mismas condiciones asimétricas de poder frente a los trabajadores.
En este momento de pandemia, como decía Javier, este Convenio 190 está más vigente que nunca. Ese enemigo invisible que es el COVID-19 ha visibilizado, fundamentalmente en nuestra sociedad -que es la que conocemos-, las desigualdades; y como nunca se hizo en muchos años, las pusimos sobre la mesa. Me refiero a desigualdades de trabajo formal e informal, desigualdades del trabajo de cuidado, desigualdades en la violencia y el acoso laboral en nuestro trabajo, teletrabajo o home office, la violencia en los feminicidios y la violencia de géneros.
El Convenio 190 nos habla de derechos, de libertad y de igualdad y nos remite a una sociedad más justa e igualitaria.
Como mujeres sindicalistas y como integrantes de la Red Nacional Intersindical Contra la Violencia Laboral, estamos, estuvimos y estaremos no solamente en la ratificación del Convenio 190 sino también en el cumplimiento efectivo del mismo y de la Recomendación 206. También estaremos presentes en la lucha con todo nuestro compromiso en todas las reformas necesarias de nuestra legislación vigente.
Después de todo lo que se ha dicho, no podemos agregar nada más. Como mujer sindicalista, simplemente pido a las diputadas, diputados y "diputades" la ratificación ya del Convenio 190, conjuntamente con la Recomendación 206.
Muchísimas gracias por dejarnos participar, trabajar y luchar por los derechos de los trabajadores.
Como ya lo han dicho anteriormente, la perspectiva de género es transversal, tanto en el Convenio 190 como en la Recomendación 206.
¿Qué nos brinda eso a las mujeres trabajadoras, a la clase trabajadora del mundo? Pone en evidencia las asimetrías de poder que existen en nuestra sociedad, que son las que estimulan en mayor grado esta sociedad de violencia y acoso. Esas asimetrías de poder se muestran o se visibilizan en los ámbitos más plenos de nuestra sociedad: desde la familia hasta las organizaciones y los Estados.
Esta normativa reconoce ampliamente las desigualdades y las responsabilidades diferentes, en esas condiciones desiguales y asimétricas de poder, entre empleadores y trabajadores. Además, reconoce -como ninguna otra norma lo ha hecho hasta ahora- la violencia y el acoso como un continuo o un conjunto de prácticas inaceptables.
Este convenio es inclusivo e integral. ¿Por qué? Porque nos reconoce a todos, todas y "todes", es decir, a mujeres, hombres, grupos vulnerables o grupos con mayor posibilidad de vulnerabilidad.
Además, tanto el Convenio 190 como la Recomendación 206 hablan de elementos centrales para el mundo de los trabajadores, para el mundo sindical y para las mujeres sindicalistas, ya que ponen la negociación colectiva y la libertad sindical como elementos fundamentales para la erradicación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo.
Esta normativa también reconoce trabajadores públicos y privados. Este es un gran debate, porque por primera vez reconoce a los Estados como empleadores o patrones y establece que deben tener las mismas responsabilidades y las mismas condiciones asimétricas de poder frente a los trabajadores.
En este momento de pandemia, como decía Javier, este Convenio 190 está más vigente que nunca. Ese enemigo invisible que es el COVID-19 ha visibilizado, fundamentalmente en nuestra sociedad -que es la que conocemos-, las desigualdades; y como nunca se hizo en muchos años, las pusimos sobre la mesa. Me refiero a desigualdades de trabajo formal e informal, desigualdades del trabajo de cuidado, desigualdades en la violencia y el acoso laboral en nuestro trabajo, teletrabajo o home office, la violencia en los feminicidios y la violencia de géneros.
El Convenio 190 nos habla de derechos, de libertad y de igualdad y nos remite a una sociedad más justa e igualitaria.
Como mujeres sindicalistas y como integrantes de la Red Nacional Intersindical Contra la Violencia Laboral, estamos, estuvimos y estaremos no solamente en la ratificación del Convenio 190 sino también en el cumplimiento efectivo del mismo y de la Recomendación 206. También estaremos presentes en la lucha con todo nuestro compromiso en todas las reformas necesarias de nuestra legislación vigente.
Después de todo lo que se ha dicho, no podemos agregar nada más. Como mujer sindicalista, simplemente pido a las diputadas, diputados y "diputades" la ratificación ya del Convenio 190, conjuntamente con la Recomendación 206.
Muchísimas gracias por dejarnos participar, trabajar y luchar por los derechos de los trabajadores.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra Paula Perisse, de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro.
SRA. PERISSE Buenas tardes a todas, todos y "todes".
Voy a leer los datos emitidos por el Observatorio de la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral del Ministerio de Trabajo para que comprendamos por qué es necesaria la ratificación del Convenio 190.
Erradicar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo requiere de nuestro compromiso como representantes de los trabajadores y como gobernantes, y nos exige una nueva mirada de cómo definimos al trabajador como sujeto de derecho.
En 2019, dicho Observatorio reveló que el perfil de los consultantes era el siguiente: 71 por ciento femenino y 29 por ciento masculino. En cuanto al tipo de violencia que se ejerce reveló que en un 90 por ciento es psicológica; en un 5 por ciento, sexual; y en el otro 5 por ciento, física.
Con respecto a la relación entre los distintos tipos de violencia reveló que en un 4 por ciento es psicosexual, en un 3,4 por ciento es psicofísica y en un 0,30 por ciento es psicofísica sexual. Asimismo, demostró que el tipo de violencia en mujeres es en un 88 por ciento, psicológica; en un 7 por ciento, sexual; y en un 5 por ciento, física. Y con respecto al tipo de violencia en varones demostró que en un 93 por ciento es psicológica; en un 6 por ciento, física; y en el 1 por ciento, sexual.
Asimismo, demostró que los motivos más frecuentes para el ejercicio de violencia laboral son: accidentes laborales, embarazos, estrategia organizacional y reclamos laborales.
En cuanto al perfil del acosador o acosadora reveló que en un 83 por ciento tiene una posición superior; en un 16 por ciento, una posición par; y en un 2 por ciento, una posición inferior.
Por otro lado, demostró que las consecuencias que desencadenan son físicas, psíquicas, familiares y sociales y que, a pesar de estas consecuencias, solo el 37 por ciento de los trabajadores accede a realizarse un tratamiento; el resto no lo considera. También reveló que los tipos de tratamiento más frecuentes son los siguiente: en el 40 por ciento de los casos, tratamiento médico; en el 33 por ciento, tratamiento psicológico; y en el 27 por ciento, tratamiento psiquiátrico.
Para finalizar, desde la Red Intersindical Nacional contra la Violencia Laboral consideramos que es posible construir un futuro de trabajo enfocado en las personas. Por eso trabajamos en la ratificación del Convenio 190. Muchas gracias.
Voy a leer los datos emitidos por el Observatorio de la Oficina de Asesoramiento sobre Violencia Laboral del Ministerio de Trabajo para que comprendamos por qué es necesaria la ratificación del Convenio 190.
Erradicar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo requiere de nuestro compromiso como representantes de los trabajadores y como gobernantes, y nos exige una nueva mirada de cómo definimos al trabajador como sujeto de derecho.
En 2019, dicho Observatorio reveló que el perfil de los consultantes era el siguiente: 71 por ciento femenino y 29 por ciento masculino. En cuanto al tipo de violencia que se ejerce reveló que en un 90 por ciento es psicológica; en un 5 por ciento, sexual; y en el otro 5 por ciento, física.
Con respecto a la relación entre los distintos tipos de violencia reveló que en un 4 por ciento es psicosexual, en un 3,4 por ciento es psicofísica y en un 0,30 por ciento es psicofísica sexual. Asimismo, demostró que el tipo de violencia en mujeres es en un 88 por ciento, psicológica; en un 7 por ciento, sexual; y en un 5 por ciento, física. Y con respecto al tipo de violencia en varones demostró que en un 93 por ciento es psicológica; en un 6 por ciento, física; y en el 1 por ciento, sexual.
Asimismo, demostró que los motivos más frecuentes para el ejercicio de violencia laboral son: accidentes laborales, embarazos, estrategia organizacional y reclamos laborales.
En cuanto al perfil del acosador o acosadora reveló que en un 83 por ciento tiene una posición superior; en un 16 por ciento, una posición par; y en un 2 por ciento, una posición inferior.
Por otro lado, demostró que las consecuencias que desencadenan son físicas, psíquicas, familiares y sociales y que, a pesar de estas consecuencias, solo el 37 por ciento de los trabajadores accede a realizarse un tratamiento; el resto no lo considera. También reveló que los tipos de tratamiento más frecuentes son los siguiente: en el 40 por ciento de los casos, tratamiento médico; en el 33 por ciento, tratamiento psicológico; y en el 27 por ciento, tratamiento psiquiátrico.
Para finalizar, desde la Red Intersindical Nacional contra la Violencia Laboral consideramos que es posible construir un futuro de trabajo enfocado en las personas. Por eso trabajamos en la ratificación del Convenio 190. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor César Arese, del Grupo de Estudios sobre violencia y trabajo.
SR. ARESE Agradezco a la diputada Siley y al diputado Valdés por esta invitación y, a través de ellos, a la Honorable Cámara de Diputados de la Nación.
Yo represento al Grupo de Estudios sobre violencia y trabajo, que está integrado por los siguientes expertos: Oscar Benítez, como coordinador; Andrea Franconi, Fabiana Sosa, Julieta Lobato, Roberto Battaglia, Adriana Micale, David Duarte, Raúl Ojeda y quien les habla, César Arese.
Este Grupo de Estudios sobre violencia y trabajo, como su nombre lo indica, está realizando investigaciones, exposiciones, difusión y análisis del Convenio 190. Tiene la particularidad de que la mayoría de nosotros ha participado de la Conferencia del Centenario del año pasado, en la que se aprobó el Convenio 190. Es decir que de algún modo estuvimos en la sala de máquinas de esta norma internacional.
Vamos a abordar tan solo dos puntos desde la mirada jurídica estrictamente y luego daré una breve conclusión.
En primer lugar, como se ha informado aquí y ya se ha aceptado, en realidad el Convenio 190 es un convenio sobre derechos humanos. Por eso, brevemente quiero explicar a qué se refiere el Convenio 190 cuando dice que se establece el derecho a un ambiente de trabajo libre de violencia y acoso. Se refiere, nada menos, que a una vinculación directa con el principio máximo de los derechos humanos de carácter universal.
El artículo 1º de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano establece que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. El Convenio 190 precisamente se vincula en forma directa con los conceptos de dignidad y de equidad humana.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos también contempla el derecho laboral, establecido en sus artículos 22, 23 y 24; en particular, en el 23, cuando indica que toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria. De esto se trata cuando estamos hablando del Convenio 190 de la OIT; por supuesto, también vinculado con la Carta de Naciones Unidas sobre derechos humanos y, en particular, con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y con la CEDAW, relativa a los derechos de la mujer.
De hecho, hace poco -en julio- el propio Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas consideró el documento especial sobre los derechos humanos de la mujer en el cambiante mundo del trabajo -un informe del Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra las mujeres- y allí, aparte de destacar la presencia ominosa de la violencia en el mundo del trabajo, recomendó a todos los países del mundo la ratificación urgente de este convenio.
Además, en el concierto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, los últimos instrumentos aprobados por nuestra región también están dirigidos, precisamente, a garantizar el trato igual y la dignidad del hombre, así como en la Comisión Interamericana contra toda Forma de Discriminación, que completa a la Convención de Belém Do Pará, e inclusive a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
Y, por supuesto, el ámbito de este convenio está destinado a integrar el elenco central de convenios internacionales, reuniéndose o acercándose a la Declaración sobre los principios y derechos fundamentales en el trabajo de la OIT, adoptada en 1998. Seguramente este convenio, luego de varios años de no aprobarse un convenio de carácter general, implica una suerte de carta de navegación para el mundo del trabajo en los próximos años.
Pero en este aspecto jurídico quiero recalar en que en el último cuarto de siglo nuestro país también ha fijado su propia carta de navegación en la materia. Diría que desde la reforma constitucional de 1994 ha comenzado a tomarse en serio los derechos humanos, la labor de la Corte Suprema en materia de jurisprudencia ligada a derechos humanos laborales y, por supuesto, la legislación que se ha sancionado y puesto en vigencia.
Para sintetizar esta primera parte, diría que este Convenio 190 se integra con los elementos y las pautas centrales en materia de derechos humanos, los principios más primigenios y más duros: la dignidad y la equidad del hombre en general, y del hombre que trabaja en particular.
La segunda consideración -jurídica también- se refiere a los efectos que, según consideramos desde el Grupo de Estudios sobre Violencia y Trabajo, tendrá el Convenio 190 sobre el sistema jurídico argentino.
Entendemos que tendrá dos efectos. El primero de ellos es que va a generar seguridad jurídica. Por supuesto que no es el primer instrumento en la materia -porque bien se remarcaba que tanto en la CEDAW, a nivel mundial, como en la Comisión de Belém do Pará se establecieron pautas concretas sobre prevención y sanción de la violencia contra la mujer-, pero va a establecer, de modo general para el ámbito internacional, un sistema de normas para la jurisprudencia, para el legislador, para la inspección de trabajo, para la elaboración de convenios colectivos y para el establecimiento de pautas dentro de las empresas; en definitiva, para el comportamiento general de nuestra sociedad y, en particular, el de la sociedad de carácter laboral.
Entonces, el primer aspecto es si este convenio genera, efectivamente, una seguridad jurídica.
El segundo efecto que nosotros encontramos es que va a disminuir la litigiosidad. Algunos sectores entienden que este convenio genera dudas y puede llevar al planteamiento de distintos pleitos o controversias, pero nosotros entendemos que no es así. Por el contrario, al establecer seguridad jurídica sobre reglas y pautas de comportamiento concretas en el mundo del trabajo -de empleadores, trabajadores, proveedores, etcétera-, reduce la litigiosidad y ahorra costos al Estado, a los empleadores y, por supuesto, a los trabajadores.
Como conclusión de todo esto que he tratado de delinear sinópticamente, quiero decir a los señores diputados que si estamos hablando de derechos humanos, del sistema de seguridad jurídica y de reducir la litigiosidad sobre la base de la prevención y de la instrumentación de reglas de comportamiento, en definitiva en este momento Argentina está dando un gran paso en materia de derechos humanos.
Es una gran responsabilidad histórica la que ustedes están asumiendo con esta decisión, que además tiene un altísimo grado de respaldo dentro de las fuerzas políticas, de las fuerzas sociales, y consecuentemente va a marcar un paso adelante de nuestro país en materia de derechos del trabajo -que en definitiva forman parte de los derechos humanos- como así también en materia de dignidad e igualdad del hombre y de la mujer que trabajan.
Yo represento al Grupo de Estudios sobre violencia y trabajo, que está integrado por los siguientes expertos: Oscar Benítez, como coordinador; Andrea Franconi, Fabiana Sosa, Julieta Lobato, Roberto Battaglia, Adriana Micale, David Duarte, Raúl Ojeda y quien les habla, César Arese.
Este Grupo de Estudios sobre violencia y trabajo, como su nombre lo indica, está realizando investigaciones, exposiciones, difusión y análisis del Convenio 190. Tiene la particularidad de que la mayoría de nosotros ha participado de la Conferencia del Centenario del año pasado, en la que se aprobó el Convenio 190. Es decir que de algún modo estuvimos en la sala de máquinas de esta norma internacional.
Vamos a abordar tan solo dos puntos desde la mirada jurídica estrictamente y luego daré una breve conclusión.
En primer lugar, como se ha informado aquí y ya se ha aceptado, en realidad el Convenio 190 es un convenio sobre derechos humanos. Por eso, brevemente quiero explicar a qué se refiere el Convenio 190 cuando dice que se establece el derecho a un ambiente de trabajo libre de violencia y acoso. Se refiere, nada menos, que a una vinculación directa con el principio máximo de los derechos humanos de carácter universal.
El artículo 1º de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano establece que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. El Convenio 190 precisamente se vincula en forma directa con los conceptos de dignidad y de equidad humana.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos también contempla el derecho laboral, establecido en sus artículos 22, 23 y 24; en particular, en el 23, cuando indica que toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria. De esto se trata cuando estamos hablando del Convenio 190 de la OIT; por supuesto, también vinculado con la Carta de Naciones Unidas sobre derechos humanos y, en particular, con el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y con la CEDAW, relativa a los derechos de la mujer.
De hecho, hace poco -en julio- el propio Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas consideró el documento especial sobre los derechos humanos de la mujer en el cambiante mundo del trabajo -un informe del Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra las mujeres- y allí, aparte de destacar la presencia ominosa de la violencia en el mundo del trabajo, recomendó a todos los países del mundo la ratificación urgente de este convenio.
Además, en el concierto del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, los últimos instrumentos aprobados por nuestra región también están dirigidos, precisamente, a garantizar el trato igual y la dignidad del hombre, así como en la Comisión Interamericana contra toda Forma de Discriminación, que completa a la Convención de Belém Do Pará, e inclusive a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores.
Y, por supuesto, el ámbito de este convenio está destinado a integrar el elenco central de convenios internacionales, reuniéndose o acercándose a la Declaración sobre los principios y derechos fundamentales en el trabajo de la OIT, adoptada en 1998. Seguramente este convenio, luego de varios años de no aprobarse un convenio de carácter general, implica una suerte de carta de navegación para el mundo del trabajo en los próximos años.
Pero en este aspecto jurídico quiero recalar en que en el último cuarto de siglo nuestro país también ha fijado su propia carta de navegación en la materia. Diría que desde la reforma constitucional de 1994 ha comenzado a tomarse en serio los derechos humanos, la labor de la Corte Suprema en materia de jurisprudencia ligada a derechos humanos laborales y, por supuesto, la legislación que se ha sancionado y puesto en vigencia.
Para sintetizar esta primera parte, diría que este Convenio 190 se integra con los elementos y las pautas centrales en materia de derechos humanos, los principios más primigenios y más duros: la dignidad y la equidad del hombre en general, y del hombre que trabaja en particular.
La segunda consideración -jurídica también- se refiere a los efectos que, según consideramos desde el Grupo de Estudios sobre Violencia y Trabajo, tendrá el Convenio 190 sobre el sistema jurídico argentino.
Entendemos que tendrá dos efectos. El primero de ellos es que va a generar seguridad jurídica. Por supuesto que no es el primer instrumento en la materia -porque bien se remarcaba que tanto en la CEDAW, a nivel mundial, como en la Comisión de Belém do Pará se establecieron pautas concretas sobre prevención y sanción de la violencia contra la mujer-, pero va a establecer, de modo general para el ámbito internacional, un sistema de normas para la jurisprudencia, para el legislador, para la inspección de trabajo, para la elaboración de convenios colectivos y para el establecimiento de pautas dentro de las empresas; en definitiva, para el comportamiento general de nuestra sociedad y, en particular, el de la sociedad de carácter laboral.
Entonces, el primer aspecto es si este convenio genera, efectivamente, una seguridad jurídica.
El segundo efecto que nosotros encontramos es que va a disminuir la litigiosidad. Algunos sectores entienden que este convenio genera dudas y puede llevar al planteamiento de distintos pleitos o controversias, pero nosotros entendemos que no es así. Por el contrario, al establecer seguridad jurídica sobre reglas y pautas de comportamiento concretas en el mundo del trabajo -de empleadores, trabajadores, proveedores, etcétera-, reduce la litigiosidad y ahorra costos al Estado, a los empleadores y, por supuesto, a los trabajadores.
Como conclusión de todo esto que he tratado de delinear sinópticamente, quiero decir a los señores diputados que si estamos hablando de derechos humanos, del sistema de seguridad jurídica y de reducir la litigiosidad sobre la base de la prevención y de la instrumentación de reglas de comportamiento, en definitiva en este momento Argentina está dando un gran paso en materia de derechos humanos.
Es una gran responsabilidad histórica la que ustedes están asumiendo con esta decisión, que además tiene un altísimo grado de respaldo dentro de las fuerzas políticas, de las fuerzas sociales, y consecuentemente va a marcar un paso adelante de nuestro país en materia de derechos del trabajo -que en definitiva forman parte de los derechos humanos- como así también en materia de dignidad e igualdad del hombre y de la mujer que trabajan.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias. A continuación escucharemos las exposiciones de los diputados y las diputadas.
Tiene la palabra la diputada Claudia Ormachea.
Tiene la palabra la diputada Claudia Ormachea.
SRA. ORMACHEA Buenas tardes a todos. Gracias al diputado Eduardo Valdés y particularmente a la diputada Vanesa Siley.
Me encanta poder participar con todos ustedes de este encuentro, sobre todo porque nos permite escuchar las distintas miradas o los distintos enfoques de la importancia y el significado de la ratificación de este Convenio 190 de la OIT.
Yo no voy a volver sobre los puntos que destacan fundamentalmente a este convenio. Sí me parece que es importante destacar el carácter inclusivo, la mirada integral, la ampliación del espacio en el que tiene implicancia este convenio, la introducción del tema de la violencia doméstica y el reconocimiento de los distintos actores, pero fundamentalmente de las mujeres como las más expuestas a recibir violencia en los distintos lugares, sobre todo si realizan trabajos nocturnos o si son migrantes.
Pero saliendo de esto, me parece interesante pensar en ese 90 por ciento de los representantes de los Estados, de los representantes de los trabajadores y de las empresas que reconocieron la necesidad de espacios del mundo laboral libres de violencia y libres de acoso, aun cuando parte del empresariado argentino -que estaba en ese lugar y que tenía una gran responsabilidad- no supo estar a la altura de las circunstancias y no supo entender la importancia de lo que se estaba discutiendo en ese momento y solamente primó para ellos una cuestión de beneficios económicos.
Aun así, me parece importante destacar todo el apoyo que tenía dentro de este contexto.
Nosotros conocemos la importancia de tener un instrumento como este, aun sabiendo que hubo otros instrumentos que también se refirieron a las temáticas de discriminación y violencia contra la mujer. Pero este tiene características particulares. Me parece importante que se aborden flagelos como los de la violencia laboral y el acoso en los lugares de trabajo. Su impacto sobre la dignidad y salud de los trabajadores, trabajadoras y relaciones familiares es tan grande que ningún Estado debería mirar hacia el costado ni dejar de acompañar con su ratificación todo lo que el convenio plantea.
Este convenio no solo tiene una mirada sobre el tema, sino que también plantea formas de trabajar entre los Estados y las organizaciones sociales y sindicales, siempre con el fin de avanzar en la erradicación del flagelo de la violencia y del acoso en el mundo del trabajo.
Por otra parte, tiene que llegar el momento en que se entienda que el derecho laboral no va en contra del desarrollo. Los empresarios también tienen que entender el compromiso que hay que asumir con respecto a esta temática. Ningún equilibrio buscado ni ninguna ampliación de derechos -como, por ejemplo, lo fue la ampliación de derechos referida al teletrabajo- significa un obstáculo para el desarrollo. Dentro de una sociedad, todos tenemos la responsabilidad de comprometernos para que este flagelo sea erradicado de una vez por todas y para que las mujeres dejen de ser en su mayoría las más vulnerables en tanto destinatarias de todas las formas de violencia, incluso las del mundo laboral.
Nuestro presidente ya lo había dicho en la apertura de las sesiones ordinarias, pero pretende la ratificación de este convenio porque su concepción, transformada en una acción política, busca la base para construir sociedades con mayor empatía, mayor justicia y mayor equidad.
Me parece que es necesario destacar el trabajo que han venido haciendo tanto las mujeres feministas como las sindicalistas en todo el mundo. En efecto, no solo me refiero a nuestro país y a América Latina, sino a todo el mundo. En nuestro país, además, fueron grandes impulsadoras y empujadoras como para que se pudiera llegar a una discusión como esta, en la que estamos por ratificar un convenio.
Lo que sí debe quedar en claro es que ningún instrumento legal por sí solo tiene el peso suficiente como para provocar la transformación cultural que se requiere para erradicar este tipo de violencia. Una pedagogía debe estar basada en la equidad, en la igualdad de oportunidades, en el pleno derecho para todos, sin distinción de sexo ni de elección de ningún tipo, con el objetivo de que las personas puedan desarrollarse y crecer en un mundo laboral libre de violencia.
Nuestro gobierno, aun en plena pandemia y en esta situación económica dificilísima, genera las condiciones para que esta transformación se dé rápidamente. Esto nos va a convertir en el tercer país en ratificar este convenio. Quienes estamos trabajando junto con este gobierno entendemos la necesidad de buscar sociedades más justas, más inclusivas y con mayor justicia social, porque somos parte del compromiso de volver mejores y de tener como finalidad la mayor justicia y equidad posibles para los argentinos y argentinas.
Como dijeron compañeras mías con trayectoria en el sindicalismo -y que además tienen calle en este aspecto-, vamos ya por la ratificación del Convenio 190.
Me encanta poder participar con todos ustedes de este encuentro, sobre todo porque nos permite escuchar las distintas miradas o los distintos enfoques de la importancia y el significado de la ratificación de este Convenio 190 de la OIT.
Yo no voy a volver sobre los puntos que destacan fundamentalmente a este convenio. Sí me parece que es importante destacar el carácter inclusivo, la mirada integral, la ampliación del espacio en el que tiene implicancia este convenio, la introducción del tema de la violencia doméstica y el reconocimiento de los distintos actores, pero fundamentalmente de las mujeres como las más expuestas a recibir violencia en los distintos lugares, sobre todo si realizan trabajos nocturnos o si son migrantes.
Pero saliendo de esto, me parece interesante pensar en ese 90 por ciento de los representantes de los Estados, de los representantes de los trabajadores y de las empresas que reconocieron la necesidad de espacios del mundo laboral libres de violencia y libres de acoso, aun cuando parte del empresariado argentino -que estaba en ese lugar y que tenía una gran responsabilidad- no supo estar a la altura de las circunstancias y no supo entender la importancia de lo que se estaba discutiendo en ese momento y solamente primó para ellos una cuestión de beneficios económicos.
Aun así, me parece importante destacar todo el apoyo que tenía dentro de este contexto.
Nosotros conocemos la importancia de tener un instrumento como este, aun sabiendo que hubo otros instrumentos que también se refirieron a las temáticas de discriminación y violencia contra la mujer. Pero este tiene características particulares. Me parece importante que se aborden flagelos como los de la violencia laboral y el acoso en los lugares de trabajo. Su impacto sobre la dignidad y salud de los trabajadores, trabajadoras y relaciones familiares es tan grande que ningún Estado debería mirar hacia el costado ni dejar de acompañar con su ratificación todo lo que el convenio plantea.
Este convenio no solo tiene una mirada sobre el tema, sino que también plantea formas de trabajar entre los Estados y las organizaciones sociales y sindicales, siempre con el fin de avanzar en la erradicación del flagelo de la violencia y del acoso en el mundo del trabajo.
Por otra parte, tiene que llegar el momento en que se entienda que el derecho laboral no va en contra del desarrollo. Los empresarios también tienen que entender el compromiso que hay que asumir con respecto a esta temática. Ningún equilibrio buscado ni ninguna ampliación de derechos -como, por ejemplo, lo fue la ampliación de derechos referida al teletrabajo- significa un obstáculo para el desarrollo. Dentro de una sociedad, todos tenemos la responsabilidad de comprometernos para que este flagelo sea erradicado de una vez por todas y para que las mujeres dejen de ser en su mayoría las más vulnerables en tanto destinatarias de todas las formas de violencia, incluso las del mundo laboral.
Nuestro presidente ya lo había dicho en la apertura de las sesiones ordinarias, pero pretende la ratificación de este convenio porque su concepción, transformada en una acción política, busca la base para construir sociedades con mayor empatía, mayor justicia y mayor equidad.
Me parece que es necesario destacar el trabajo que han venido haciendo tanto las mujeres feministas como las sindicalistas en todo el mundo. En efecto, no solo me refiero a nuestro país y a América Latina, sino a todo el mundo. En nuestro país, además, fueron grandes impulsadoras y empujadoras como para que se pudiera llegar a una discusión como esta, en la que estamos por ratificar un convenio.
Lo que sí debe quedar en claro es que ningún instrumento legal por sí solo tiene el peso suficiente como para provocar la transformación cultural que se requiere para erradicar este tipo de violencia. Una pedagogía debe estar basada en la equidad, en la igualdad de oportunidades, en el pleno derecho para todos, sin distinción de sexo ni de elección de ningún tipo, con el objetivo de que las personas puedan desarrollarse y crecer en un mundo laboral libre de violencia.
Nuestro gobierno, aun en plena pandemia y en esta situación económica dificilísima, genera las condiciones para que esta transformación se dé rápidamente. Esto nos va a convertir en el tercer país en ratificar este convenio. Quienes estamos trabajando junto con este gobierno entendemos la necesidad de buscar sociedades más justas, más inclusivas y con mayor justicia social, porque somos parte del compromiso de volver mejores y de tener como finalidad la mayor justicia y equidad posibles para los argentinos y argentinas.
Como dijeron compañeras mías con trayectoria en el sindicalismo -y que además tienen calle en este aspecto-, vamos ya por la ratificación del Convenio 190.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, diputada Ormachea.
Les recuerdo a los diputados y diputadas que las intervenciones son de cinco minutos como máximo.
Tiene la palabra la diputada María Soledad Carrizo.
Les recuerdo a los diputados y diputadas que las intervenciones son de cinco minutos como máximo.
Tiene la palabra la diputada María Soledad Carrizo.
SRA. CARRIZO (M.S.) Quiero saludar a los presidentes de ambas comisiones y felicitarlos por haber convocado a esta reunión informativa para tratar este importante tema.
En lo personal, voy a acompañar la iniciativa. Soy autora de un proyecto, presentado en mayo, por el que justamente se pide la aprobación de este Convenio 190 de la OIT, y vemos con satisfacción que el Senado ya lo ha sancionado. Es algo que nos encuentra a todos juntos, independientemente de la ideología que comulguemos y del partido al que pertenezcamos. El compromiso es que los trabajadores puedan tener un ámbito laboral alejado de la violencia y el acoso.
Simplemente vengo a manifestar mi acompañamiento, que voy a volver a hacer cuando tengamos la posibilidad de aprobar el dictamen, entendiendo que existe la necesidad de que nuestro país ratifique el convenio. Pero también los invito a que trabajemos sobre un desafío mayor, que es discutir la armonización y la modernización de nuestro derecho laboral para estas cuestiones, que debemos hacer operativas para que no queden simplemente como normas protectorias que después no puedan aplicarse en la realidad.
Pienso que este es el gran desafío que nos debemos: cómo vamos a hacer con la implementación. Allí vamos a tener que buscar los consensos necesarios como para que este proyecto no quede en una fría ley, sino para que sepamos que hay una norma protectoria y para que podamos hacerla operativa lo más rápidamente posible.
Quiero darles las gracias nuevamente, y simplemente quiero invitarlos para que, después de lograr la adhesión definitiva a este convenio, comencemos a articularlo y a adecuarlo a la normativa argentina.
En lo personal, voy a acompañar la iniciativa. Soy autora de un proyecto, presentado en mayo, por el que justamente se pide la aprobación de este Convenio 190 de la OIT, y vemos con satisfacción que el Senado ya lo ha sancionado. Es algo que nos encuentra a todos juntos, independientemente de la ideología que comulguemos y del partido al que pertenezcamos. El compromiso es que los trabajadores puedan tener un ámbito laboral alejado de la violencia y el acoso.
Simplemente vengo a manifestar mi acompañamiento, que voy a volver a hacer cuando tengamos la posibilidad de aprobar el dictamen, entendiendo que existe la necesidad de que nuestro país ratifique el convenio. Pero también los invito a que trabajemos sobre un desafío mayor, que es discutir la armonización y la modernización de nuestro derecho laboral para estas cuestiones, que debemos hacer operativas para que no queden simplemente como normas protectorias que después no puedan aplicarse en la realidad.
Pienso que este es el gran desafío que nos debemos: cómo vamos a hacer con la implementación. Allí vamos a tener que buscar los consensos necesarios como para que este proyecto no quede en una fría ley, sino para que sepamos que hay una norma protectoria y para que podamos hacerla operativa lo más rápidamente posible.
Quiero darles las gracias nuevamente, y simplemente quiero invitarlos para que, después de lograr la adhesión definitiva a este convenio, comencemos a articularlo y a adecuarlo a la normativa argentina.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, diputada.
Tiene la palabra la diputada Dolores Martínez.
Tiene la palabra la diputada Dolores Martínez.
SRA. MARTÍNEZ (D.) Muchas gracias, señora presidenta.
Voy a ser muy breve. Antes que nada, quiero agradecer a las presidencias de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Legislación del Trabajo, porque cuando elevamos la propuesta de hacer una reunión informativa para escuchar las distintas voces, rápidamente pusieron en marcha el diseño de este encuentro, que me parece muy importante y voy a resaltar en algunos aspectos.
En primer lugar, este es un espacio que debe reconocer, valorizar y visibilizar el trabajo de todas las personas. Me refiero a todas aquellas personas pertenecientes a los distintos sectores sindicales y del gobierno argentino que han llevado adelante esta tarea durante tantos años, dentro del marco de la Organización Internacional del Trabajo. Como bien se describió acá, fue una negociación conflictiva, pero al mismo tiempo permitió el triunfo del diálogo tripartito entre los distintos sectores del mundo laboral.
Quiero reconocer especialmente a nuestros representantes de la Organización de Trabajadores Radicales. Desde el radicalismo valorizamos mucho el trabajo que han venido haciendo en el ámbito internacional.
Por otro lado, este espacio es muy importante porque nos permite pensar en los desafíos que tenemos, como decía recién la diputada Carrizo. Por eso nos preocupaba empezar por esta reunión informativa. Desde ya que se habló del tiempo de entrada en vigencia que va a tener este convenio. Existe un tiempo suficiente como para poder empezar a identificar los desafíos que tenemos para con la legislación en lo que refiere a la adecuación. Cuando hablamos de incorporar perspectivas, hablamos de incorporar la perspectiva del trabajo decente, la perspectiva de género, las políticas del cuidado; en definitiva, un tipo de perspectivas que, como usted sabe, señora presidenta, requiere de mucho trabajo en comisión para su profundización.
Digo esto teniendo en cuenta, sobre todo, el escenario complejo por el que atraviesa el mundo laboral en la Argentina y, en este momento de pandemia, en el mundo globalizado. Estamos en una situación preocupante por el aumento del desempleo. Sabemos que la Argentina tiene un alto nivel de trabajo informal. Entonces, vamos a tener que pensar, justamente por los desafíos que implica la ratificación de este convenio, cómo vamos a trabajar con estos sectores.
Estamos ante un escenario de feminización de la pobreza, de crisis de políticas del cuidado y de sobrecarga del trabajo de las mujeres. Por lo tanto, creo que si en este escenario queremos avanzar hacia una ley contra la violencia laboral moderna -y teniendo en cuenta, como acá se mencionó, que justamente el sector empresarial se abstuvo en la votación, porque el sector privado también está atravesando una crisis-, vamos a tener que hacer muchos esfuerzos para lograr una mesa de trabajo, de diálogo y de consenso, como bien mencionó la señora ministra Estela Díaz.
Así que creo que ahí están los puntos sobre los que tenemos que hacer foco para lo que se nos viene.
Por último, quiero corroborar firmemente el compromiso del partido radical y de nuestro interbloque para ratificar este convenio respecto del cual, como bien mencionó usted, así como el diputado Cantard, venimos presentando proyectos para que esa ratificación se lleve adelante.
Como siempre, como desde el primer momento de la pandemia, estamos garantizando el funcionamiento telemático de esta Cámara. Usted sabe que incluso hemos sido protagonistas del diseño del protocolo para que esta Cámara funcione y hemos acompañado al oficialismo en todas las sesiones. Sabe también que hemos aprobado y acompañado varias leyes, e incluso en aquellas que no acompañamos, fuimos a dar el debate. Así que tenemos el compromiso de trabajar y seguir profundizando nuestra labor en este marco de pandemia.
Quiero aprovechar para pedirle al Senado de la Nación que apruebe leyes en las que nosotros hemos avanzado y sancionado, como la de economía del conocimiento, que aún está pendiente. Se trata de una ley transcendental justamente para uno de los sectores más importantes de la economía de la Argentina.
Así que, señora presidenta, sabe que cuenta con nosotros para este trabajo. Gracias.
Voy a ser muy breve. Antes que nada, quiero agradecer a las presidencias de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Legislación del Trabajo, porque cuando elevamos la propuesta de hacer una reunión informativa para escuchar las distintas voces, rápidamente pusieron en marcha el diseño de este encuentro, que me parece muy importante y voy a resaltar en algunos aspectos.
En primer lugar, este es un espacio que debe reconocer, valorizar y visibilizar el trabajo de todas las personas. Me refiero a todas aquellas personas pertenecientes a los distintos sectores sindicales y del gobierno argentino que han llevado adelante esta tarea durante tantos años, dentro del marco de la Organización Internacional del Trabajo. Como bien se describió acá, fue una negociación conflictiva, pero al mismo tiempo permitió el triunfo del diálogo tripartito entre los distintos sectores del mundo laboral.
Quiero reconocer especialmente a nuestros representantes de la Organización de Trabajadores Radicales. Desde el radicalismo valorizamos mucho el trabajo que han venido haciendo en el ámbito internacional.
Por otro lado, este espacio es muy importante porque nos permite pensar en los desafíos que tenemos, como decía recién la diputada Carrizo. Por eso nos preocupaba empezar por esta reunión informativa. Desde ya que se habló del tiempo de entrada en vigencia que va a tener este convenio. Existe un tiempo suficiente como para poder empezar a identificar los desafíos que tenemos para con la legislación en lo que refiere a la adecuación. Cuando hablamos de incorporar perspectivas, hablamos de incorporar la perspectiva del trabajo decente, la perspectiva de género, las políticas del cuidado; en definitiva, un tipo de perspectivas que, como usted sabe, señora presidenta, requiere de mucho trabajo en comisión para su profundización.
Digo esto teniendo en cuenta, sobre todo, el escenario complejo por el que atraviesa el mundo laboral en la Argentina y, en este momento de pandemia, en el mundo globalizado. Estamos en una situación preocupante por el aumento del desempleo. Sabemos que la Argentina tiene un alto nivel de trabajo informal. Entonces, vamos a tener que pensar, justamente por los desafíos que implica la ratificación de este convenio, cómo vamos a trabajar con estos sectores.
Estamos ante un escenario de feminización de la pobreza, de crisis de políticas del cuidado y de sobrecarga del trabajo de las mujeres. Por lo tanto, creo que si en este escenario queremos avanzar hacia una ley contra la violencia laboral moderna -y teniendo en cuenta, como acá se mencionó, que justamente el sector empresarial se abstuvo en la votación, porque el sector privado también está atravesando una crisis-, vamos a tener que hacer muchos esfuerzos para lograr una mesa de trabajo, de diálogo y de consenso, como bien mencionó la señora ministra Estela Díaz.
Así que creo que ahí están los puntos sobre los que tenemos que hacer foco para lo que se nos viene.
Por último, quiero corroborar firmemente el compromiso del partido radical y de nuestro interbloque para ratificar este convenio respecto del cual, como bien mencionó usted, así como el diputado Cantard, venimos presentando proyectos para que esa ratificación se lleve adelante.
Como siempre, como desde el primer momento de la pandemia, estamos garantizando el funcionamiento telemático de esta Cámara. Usted sabe que incluso hemos sido protagonistas del diseño del protocolo para que esta Cámara funcione y hemos acompañado al oficialismo en todas las sesiones. Sabe también que hemos aprobado y acompañado varias leyes, e incluso en aquellas que no acompañamos, fuimos a dar el debate. Así que tenemos el compromiso de trabajar y seguir profundizando nuestra labor en este marco de pandemia.
Quiero aprovechar para pedirle al Senado de la Nación que apruebe leyes en las que nosotros hemos avanzado y sancionado, como la de economía del conocimiento, que aún está pendiente. Se trata de una ley transcendental justamente para uno de los sectores más importantes de la economía de la Argentina.
Así que, señora presidenta, sabe que cuenta con nosotros para este trabajo. Gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, diputada Dolores Martínez. Le tomo la palabra sobre la voluntad de ratificar el protocolo de actuación, para que sigamos teniendo sesiones remotas.
Tiene la palabra la señora diputada Silvana Ginocchio.
Tiene la palabra la señora diputada Silvana Ginocchio.
SRA. GINOCCHIO Muchísimas gracias, señora presidenta; saludo a todos los integrantes de las comisiones.
La verdad es que estoy muy contenta de estar en esta reunión informativa en la que se trata un tema tan trascendente como este, porque la violencia y el acoso en el mundo del trabajo han ocasionado y ocasionan graves perjuicios.
Verdaderamente, como ya mucho se apuntó por parte de los anteriores oradores, existe una grave inobservancia de los derechos humanos que trunca la igualdad de oportunidades y la realización de la justicia social.
Este tema era una preocupación en el mundo y en el país, y estaba generando expectativa sobre una norma internacional. Es en este escenario de la OIT que nace ese espacio de compromiso con la justicia social y el año pasado se aprueba este marco normativo -que celebro que hoy estemos tratando-, que nuestro país necesita ratificar.
Este convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo y su recomendación -la número 206, que contempla las medidas prácticas para implementarlo- tiene un claro objeto que es el de eliminar la violencia y el acoso del mundo del trabajo y se va consolidando como normas de estándar jurídico globales que nos brinda la OIT. Lo importante es que tiene una perspectiva de género; esto es lo novedoso de contar con este estándar.
Es imperioso entonces que nos comprometamos, que avancemos hacia la desnaturalización de la violencia y del acoso en todas las manifestaciones, tomando a la persona que trabaja como sujeto de protección que tiene el derecho de trabajo. Y en esto -como ya más o menos se apuntó por parte de muchas mujeres, incluso de nuestra presidenta-, la lucha de las mujeres es algo que ha estado muy presente porque somos nosotras las que hicimos una de nuestras banderas este derecho de vivir en un mundo del trabajo libre de violencia y acoso; existen estadísticas y sabemos que somos las más expuestas.
El año pasado, con el entusiasmo de la aprobación del Convenio 190 en el marco de la reunión centenaria de la OIT, ingresaron muchos proyectos en las siguientes semanas -entre ellos, uno de mi autoría-, pero lamentablemente no alcanzaron a formar parte de los temarios de las comisiones. Se trata de un convenio realmente importantísimo. Como también se dijo, tiene un importante enfoque práctico, actual y amplio; es novedoso, comprende los distintos casos, alcanza al sector público y privado, a los rurales y urbanos, al ámbito formal y no formal del trabajo, y contempla diferentes normas que están destinadas a la aplicación, prevención, formación, etcétera.
La verdad es que, como ya se ha definido acá, es un proyecto muy amplio y también contempla importantísimas definiciones sobre la violencia y el acoso, la violencia y el acoso por razón de género, el abuso físico, verbal, la intimidación, etcétera. O sea, es un convenio que ampara a todas las personas, cualquiera sea la situación laboral. Y, de alguna manera, también se anticipa al mundo del trabajo con las nuevas tecnologías.
Ya prácticamente estamos cerrando y terminando con las participaciones en esta reunión. El señor presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto hizo referencia a que el señor presidente de la Nación, Alberto Fernández, en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias manifestó la voluntad política de enviar este importantísimo proyecto para su ratificación, y hoy, congruente con esas palabras, viene a esta Cámara con la aprobación del Senado.
Estoy convencida de que su aprobación será un importantísimo paso para nuestro país y que permitirá avanzar hacia leyes específicas. También servirá para afrontar los desafíos que el mundo del trabajo está trayendo hacia nosotros. Estamos tratando esas cuestiones -lo cual celebro- porque no hace mucho estuvimos considerando la ley de teletrabajo, con un amplio debate y participación.
Todo esto va a ser bienvenido y creo que será muy importante para que se realice el trabajo decente al que todos aspiramos. Muchísimas gracias, señora presidenta.
La verdad es que estoy muy contenta de estar en esta reunión informativa en la que se trata un tema tan trascendente como este, porque la violencia y el acoso en el mundo del trabajo han ocasionado y ocasionan graves perjuicios.
Verdaderamente, como ya mucho se apuntó por parte de los anteriores oradores, existe una grave inobservancia de los derechos humanos que trunca la igualdad de oportunidades y la realización de la justicia social.
Este tema era una preocupación en el mundo y en el país, y estaba generando expectativa sobre una norma internacional. Es en este escenario de la OIT que nace ese espacio de compromiso con la justicia social y el año pasado se aprueba este marco normativo -que celebro que hoy estemos tratando-, que nuestro país necesita ratificar.
Este convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo y su recomendación -la número 206, que contempla las medidas prácticas para implementarlo- tiene un claro objeto que es el de eliminar la violencia y el acoso del mundo del trabajo y se va consolidando como normas de estándar jurídico globales que nos brinda la OIT. Lo importante es que tiene una perspectiva de género; esto es lo novedoso de contar con este estándar.
Es imperioso entonces que nos comprometamos, que avancemos hacia la desnaturalización de la violencia y del acoso en todas las manifestaciones, tomando a la persona que trabaja como sujeto de protección que tiene el derecho de trabajo. Y en esto -como ya más o menos se apuntó por parte de muchas mujeres, incluso de nuestra presidenta-, la lucha de las mujeres es algo que ha estado muy presente porque somos nosotras las que hicimos una de nuestras banderas este derecho de vivir en un mundo del trabajo libre de violencia y acoso; existen estadísticas y sabemos que somos las más expuestas.
El año pasado, con el entusiasmo de la aprobación del Convenio 190 en el marco de la reunión centenaria de la OIT, ingresaron muchos proyectos en las siguientes semanas -entre ellos, uno de mi autoría-, pero lamentablemente no alcanzaron a formar parte de los temarios de las comisiones. Se trata de un convenio realmente importantísimo. Como también se dijo, tiene un importante enfoque práctico, actual y amplio; es novedoso, comprende los distintos casos, alcanza al sector público y privado, a los rurales y urbanos, al ámbito formal y no formal del trabajo, y contempla diferentes normas que están destinadas a la aplicación, prevención, formación, etcétera.
La verdad es que, como ya se ha definido acá, es un proyecto muy amplio y también contempla importantísimas definiciones sobre la violencia y el acoso, la violencia y el acoso por razón de género, el abuso físico, verbal, la intimidación, etcétera. O sea, es un convenio que ampara a todas las personas, cualquiera sea la situación laboral. Y, de alguna manera, también se anticipa al mundo del trabajo con las nuevas tecnologías.
Ya prácticamente estamos cerrando y terminando con las participaciones en esta reunión. El señor presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto hizo referencia a que el señor presidente de la Nación, Alberto Fernández, en su mensaje de apertura de las sesiones ordinarias manifestó la voluntad política de enviar este importantísimo proyecto para su ratificación, y hoy, congruente con esas palabras, viene a esta Cámara con la aprobación del Senado.
Estoy convencida de que su aprobación será un importantísimo paso para nuestro país y que permitirá avanzar hacia leyes específicas. También servirá para afrontar los desafíos que el mundo del trabajo está trayendo hacia nosotros. Estamos tratando esas cuestiones -lo cual celebro- porque no hace mucho estuvimos considerando la ley de teletrabajo, con un amplio debate y participación.
Todo esto va a ser bienvenido y creo que será muy importante para que se realice el trabajo decente al que todos aspiramos. Muchísimas gracias, señora presidenta.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, señora diputada Ginocchio.
Tiene la palabra el señor diputado Mario Arce.
Tiene la palabra el señor diputado Mario Arce.
SR. ARCE Gracias, señora presidenta.
Celebro este encuentro señalando que en junio del año pasado junto con el diputado Cantard hemos presentado un proyecto en el que se solicita la ratificación del Convenio 190.
Quiero destacar también el trabajo que se viene haciendo desde el bloque de la Unión Cívica Radical, el interbloque de Juntos por el Cambio y la Organización de Trabajadores Radicales en cuanto a recalcar la importancia de ratificar este convenio. Me parece que ya se ha señalado de manera muy concreta y precisa su importancia, y más allá de que implica justamente la eliminación de todo tipo de violencia y acoso en el mundo laboral, también contempla lo relacionado con la perspectiva de género.
Considero que debemos partir de la base de que la violencia y el acoso en el mundo laboral son, sin lugar a dudas, una amenaza para la igualdad oportunidades. Esto es importante porque se vincula con un principio que establece la necesidad de que todos los trabajadores puedan desenvolverse en un trabajo decente.
Debemos destacar que el convenio establece la definición de acoso y abuso, así como también el ámbito de aplicación -que es bastante amplio-, y contempla los principios fundamentales.
El ámbito de aplicación no solamente hace referencia al empleo tradicional -al privado-, sino también al empleo público. Me parece que hay que hacer hincapié en la necesidad de esta legislación en el ámbito público. Vengo de la provincia de Formosa, donde muchos trabajadores hoy ni siquiera tienen garantizados los derechos laborales adquiridos, como una ART o el seguro de vida obligatorio. Por eso digo que hay que hacer hincapié en el control, para que estas normas tan importantes, que contemplan las situaciones de acoso y abuso, puedan ser no solamente incorporadas al ordenamiento jurídico, sino también cumplidas.
Más allá del avance de la ratificación del convenio, me parece importante trabajar en la adaptación normativa y en su efectivo cumplimiento. Esto va a servir sin lugar a dudas -más allá de que hay que trabajar en la capacitación y en la educación- en los convenios colectivos, tanto para los trabajadores como para los empleadores, y también en los estamentos de los Estados nacional, provinciales y municipales, para tratar de que estas normativas se cumplan efectivamente.
Por otra parte, desde el punto de vista de la Justicia, me parece que va a dotar de más herramientas para darle más seguridad a nuestro ordenamiento jurídico en esta materia y, por otro lado, también disminuir la litigiosidad.
Por ello, celebro la realización de este encuentro y espero que podamos avanzar en el dictamen de este proyecto.
Celebro este encuentro señalando que en junio del año pasado junto con el diputado Cantard hemos presentado un proyecto en el que se solicita la ratificación del Convenio 190.
Quiero destacar también el trabajo que se viene haciendo desde el bloque de la Unión Cívica Radical, el interbloque de Juntos por el Cambio y la Organización de Trabajadores Radicales en cuanto a recalcar la importancia de ratificar este convenio. Me parece que ya se ha señalado de manera muy concreta y precisa su importancia, y más allá de que implica justamente la eliminación de todo tipo de violencia y acoso en el mundo laboral, también contempla lo relacionado con la perspectiva de género.
Considero que debemos partir de la base de que la violencia y el acoso en el mundo laboral son, sin lugar a dudas, una amenaza para la igualdad oportunidades. Esto es importante porque se vincula con un principio que establece la necesidad de que todos los trabajadores puedan desenvolverse en un trabajo decente.
Debemos destacar que el convenio establece la definición de acoso y abuso, así como también el ámbito de aplicación -que es bastante amplio-, y contempla los principios fundamentales.
El ámbito de aplicación no solamente hace referencia al empleo tradicional -al privado-, sino también al empleo público. Me parece que hay que hacer hincapié en la necesidad de esta legislación en el ámbito público. Vengo de la provincia de Formosa, donde muchos trabajadores hoy ni siquiera tienen garantizados los derechos laborales adquiridos, como una ART o el seguro de vida obligatorio. Por eso digo que hay que hacer hincapié en el control, para que estas normas tan importantes, que contemplan las situaciones de acoso y abuso, puedan ser no solamente incorporadas al ordenamiento jurídico, sino también cumplidas.
Más allá del avance de la ratificación del convenio, me parece importante trabajar en la adaptación normativa y en su efectivo cumplimiento. Esto va a servir sin lugar a dudas -más allá de que hay que trabajar en la capacitación y en la educación- en los convenios colectivos, tanto para los trabajadores como para los empleadores, y también en los estamentos de los Estados nacional, provinciales y municipales, para tratar de que estas normativas se cumplan efectivamente.
Por otra parte, desde el punto de vista de la Justicia, me parece que va a dotar de más herramientas para darle más seguridad a nuestro ordenamiento jurídico en esta materia y, por otro lado, también disminuir la litigiosidad.
Por ello, celebro la realización de este encuentro y espero que podamos avanzar en el dictamen de este proyecto.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor diputado Yasky.
SR. YASKY Señora presidenta: estamos ante la posibilidad de un avance que considero clave y muy importante, que nos permitirá ingresar en una nueva conquista en el terreno de los derechos sociales. Cada vez que existe una ley que consagra derechos sociales, hay un cúmulo de luchas, de militancia y de esfuerzo que se concreta. Detrás de las leyes que nos dan derechos sociales hay luchas, en algunos casos hay sangre, esfuerzo, militancia y sacrificio.
Por ello, en primer lugar, quiero reconocer al movimiento que construyeron las mujeres sindicalistas pertenecientes a las tres centrales obreras. Ellas supieron darnos un ejemplo que ojalá el resto del sindicalismo lo pueda tomar y concretar. Esta suerte de intersindical que constituyeron nuestras mujeres del movimiento sindical es un orgullo.
También hay que reconocer la lucha del movimiento de mujeres, encabezado por el colectivo "Ni una menos" y por los pañuelos verdes. En los últimos cuatro años, todo eso marcó de manera muy fuerte la presencia de la mujer en las luchas sociales de la Argentina, a la vez que alimentó estas causas.
Quien está al frente de la Confederación Sindical Internacional es una mujer. Me refiero a Sharan Burrow, quien nació en Australia. En una oportunidad se reunió con la senadora Cristina Fernández de Kirchner, cuando era presidenta de la Nación, y pudieron hablar de lo difícil que es ser referentes, tanto de un gran movimiento político como de un movimiento internacional sindical.
Entonces, hay que reconocer a esas mujeres. Quiero agradecerle a la señora ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, quien en su momento fue defensora de Milagro Sala en Jujuy, otra mujer, luchadora social y sindicalista que todavía está reclamando y merece justicia.
Quiero reconocer a Estela Díaz, una enorme militante que, junto con Vanesa Siley, encabezaron todo ese movimiento. Creo que es un gran avance.
Agradezco las expresiones de diputados y diputadas del bloque opositor. Aquí hay un clima que ojalá se extendiera al resto de las comisiones del Congreso. Esto nos permitió avanzar con la sanción de la ley de teletrabajo.
Ojalá que esta voluntad de sesionar y de poner en movimiento al Congreso se expandiera y se convirtiera en una realidad. En principio, creo que estamos encaminados a lograr que este convenio sea parte de nuestra legislación. Después tendremos que legislar sobre el tema de violencia de género y el cupo trans para trabajadores de la actividad privada. Hay una gran cantidad de temas de los que nos tenemos que hacer cargo, pero hoy se ha logrado un gran avance.
Por ello, en primer lugar, quiero reconocer al movimiento que construyeron las mujeres sindicalistas pertenecientes a las tres centrales obreras. Ellas supieron darnos un ejemplo que ojalá el resto del sindicalismo lo pueda tomar y concretar. Esta suerte de intersindical que constituyeron nuestras mujeres del movimiento sindical es un orgullo.
También hay que reconocer la lucha del movimiento de mujeres, encabezado por el colectivo "Ni una menos" y por los pañuelos verdes. En los últimos cuatro años, todo eso marcó de manera muy fuerte la presencia de la mujer en las luchas sociales de la Argentina, a la vez que alimentó estas causas.
Quien está al frente de la Confederación Sindical Internacional es una mujer. Me refiero a Sharan Burrow, quien nació en Australia. En una oportunidad se reunió con la senadora Cristina Fernández de Kirchner, cuando era presidenta de la Nación, y pudieron hablar de lo difícil que es ser referentes, tanto de un gran movimiento político como de un movimiento internacional sindical.
Entonces, hay que reconocer a esas mujeres. Quiero agradecerle a la señora ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, quien en su momento fue defensora de Milagro Sala en Jujuy, otra mujer, luchadora social y sindicalista que todavía está reclamando y merece justicia.
Quiero reconocer a Estela Díaz, una enorme militante que, junto con Vanesa Siley, encabezaron todo ese movimiento. Creo que es un gran avance.
Agradezco las expresiones de diputados y diputadas del bloque opositor. Aquí hay un clima que ojalá se extendiera al resto de las comisiones del Congreso. Esto nos permitió avanzar con la sanción de la ley de teletrabajo.
Ojalá que esta voluntad de sesionar y de poner en movimiento al Congreso se expandiera y se convirtiera en una realidad. En principio, creo que estamos encaminados a lograr que este convenio sea parte de nuestra legislación. Después tendremos que legislar sobre el tema de violencia de género y el cupo trans para trabajadores de la actividad privada. Hay una gran cantidad de temas de los que nos tenemos que hacer cargo, pero hoy se ha logrado un gran avance.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra la señora diputada Álvarez Rodríguez.
SRA. ÁLVAREZ RODRÍGUEZ Le agradezco a Eduardo Valdés y a Vanesa Siley, presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y de Legislación del Trabajo, respectivamente, por la posibilidad que me dan de expresarme en esta reunión.
Esta es la cuarta comisión que está trabajando en el día de hoy en un Congreso que está abierto, activo y comprometido permanentemente con la realidad de nuestro país, con las urgencias generadas por la pandemia y también con estos temas centrales que pretendemos poder dictaminar para luego tratar en el recinto.
Concretamente, pretendemos seguir avanzando para erradicar la violencia de nuestras vidas. Ese es el gran objetivo de las ministras -tanto nacional como de la provincia de Buenos Aires-, de nuestras mujeres sindicalistas, en sus ámbitos de trabajo y sus sindicatos, y de cada una de nosotras en nuestros partidos políticos, en nuestra vida militante, en nuestros hogares y lugares de trabajo, ya que la sociedad toda quiere erradicar la violencia.
Este convenio fue firmado el 21 de junio de 2019 y muy pocos días después tuvo su presentación en esta Cámara de Diputados por parte de la señora diputada Siley. Se desarrollaron muchos encuentros de mujeres sindicalistas quienes, en este Congreso de la Nación y en la calle, pelearon para que este derecho llegue a ser ley.
Claramente el presidente Alberto Fernández asumió el compromiso de que este tema fuera tratado, y el 1° de marzo así lo manifestó en su mensaje. Luego, el proyecto fue enviado al Senado y hoy, teniendo la media sanción, encuentra en nosotros la responsabilidad de convertirlo en ley. Esa responsabilidad tiene que venir de la mano de la vocación de querer sesionar y de construir una agenda en la cual podamos debatir todos los temas que le interesan a la sociedad argentina y no solamente a una bancada representante de un sector político de la Cámara.
Es por esto que las mujeres, con su triple jornada, la del hogar, la del trabajo y la de la militancia donde cada una elige tenerla, quieren erradicar la violencia y el acoso. Cada una de nosotras sabemos que los indicadores que hoy nos dieron las especialistas en la materia no son ajenos a nuestras realidades personales. Si uno le preguntara a cada una de las que estamos hoy aquí si alguna vez sufrió violencia o acoso, seguramente podremos narrar un recuerdo, una historia o algún abuso de ese tipo.
La señora ministra Gómez Alcorta presentó en su momento el Plan Nacional de Acción Contra las Violencias por Motivos de Género, que fue transversal a todos los ministerios de la República Argentina. Además, la ministra Estela Díaz hizo lo propio con el Programa Comunidades sin Violencia en la provincia de Buenos Aires. Eso nos da la pauta de que la ley que vamos a sancionar tiene, en el territorio, un espejo donde se refleja la acción. De poco valdría tener maravillosas normas si no hubiera una política nacional en acción en municipios, en gobernaciones y en el Estado nacional, en sintonía con la Presidencia de la Nación.
Finalmente, celebro que podamos analizar este instrumento. Quiero decirles que van a encontrar en esta Cámara de Diputados de la Nación, que todos nosotros integramos, de cara a la sociedad, la voluntad de un trabajo permanente, teniendo esta casa abierta como la tuvimos desde el primer día de la pandemia. Desde ese momento pasaron por este Congreso más de 21 ministros del gobierno nacional para debatir la agenda de todos los temas que interesan a la ciudadanía.
Por esa razón, este convenio es necesario. Hemos padecido mucha violencia; por ejemplo, la violencia política. Cristina Fernández de Kirchner fue víctima de una manera de implementar la Justicia por parte de un gobierno de otro signo político.
Muchas gracias por permitirme brindar mi discurso relacionado con este convenio cuyo tratamiento celebro. Agradezco la presencia de mis compañeras de todos los sindicatos que hoy estuvieron aquí y quiero decirles que estoy orgullosa de ellas.
En el nombre de Vanesa, y también de las compañeras de la CGT y de las otras centrales, me siento agradecida de saber que hay mujeres como ustedes, que luchan todos los días en un ámbito tan difícil. También hay sindicalistas como Hugo Yasky, que pueden hablar de género como lo hacen.
Esta es la cuarta comisión que está trabajando en el día de hoy en un Congreso que está abierto, activo y comprometido permanentemente con la realidad de nuestro país, con las urgencias generadas por la pandemia y también con estos temas centrales que pretendemos poder dictaminar para luego tratar en el recinto.
Concretamente, pretendemos seguir avanzando para erradicar la violencia de nuestras vidas. Ese es el gran objetivo de las ministras -tanto nacional como de la provincia de Buenos Aires-, de nuestras mujeres sindicalistas, en sus ámbitos de trabajo y sus sindicatos, y de cada una de nosotras en nuestros partidos políticos, en nuestra vida militante, en nuestros hogares y lugares de trabajo, ya que la sociedad toda quiere erradicar la violencia.
Este convenio fue firmado el 21 de junio de 2019 y muy pocos días después tuvo su presentación en esta Cámara de Diputados por parte de la señora diputada Siley. Se desarrollaron muchos encuentros de mujeres sindicalistas quienes, en este Congreso de la Nación y en la calle, pelearon para que este derecho llegue a ser ley.
Claramente el presidente Alberto Fernández asumió el compromiso de que este tema fuera tratado, y el 1° de marzo así lo manifestó en su mensaje. Luego, el proyecto fue enviado al Senado y hoy, teniendo la media sanción, encuentra en nosotros la responsabilidad de convertirlo en ley. Esa responsabilidad tiene que venir de la mano de la vocación de querer sesionar y de construir una agenda en la cual podamos debatir todos los temas que le interesan a la sociedad argentina y no solamente a una bancada representante de un sector político de la Cámara.
Es por esto que las mujeres, con su triple jornada, la del hogar, la del trabajo y la de la militancia donde cada una elige tenerla, quieren erradicar la violencia y el acoso. Cada una de nosotras sabemos que los indicadores que hoy nos dieron las especialistas en la materia no son ajenos a nuestras realidades personales. Si uno le preguntara a cada una de las que estamos hoy aquí si alguna vez sufrió violencia o acoso, seguramente podremos narrar un recuerdo, una historia o algún abuso de ese tipo.
La señora ministra Gómez Alcorta presentó en su momento el Plan Nacional de Acción Contra las Violencias por Motivos de Género, que fue transversal a todos los ministerios de la República Argentina. Además, la ministra Estela Díaz hizo lo propio con el Programa Comunidades sin Violencia en la provincia de Buenos Aires. Eso nos da la pauta de que la ley que vamos a sancionar tiene, en el territorio, un espejo donde se refleja la acción. De poco valdría tener maravillosas normas si no hubiera una política nacional en acción en municipios, en gobernaciones y en el Estado nacional, en sintonía con la Presidencia de la Nación.
Finalmente, celebro que podamos analizar este instrumento. Quiero decirles que van a encontrar en esta Cámara de Diputados de la Nación, que todos nosotros integramos, de cara a la sociedad, la voluntad de un trabajo permanente, teniendo esta casa abierta como la tuvimos desde el primer día de la pandemia. Desde ese momento pasaron por este Congreso más de 21 ministros del gobierno nacional para debatir la agenda de todos los temas que interesan a la ciudadanía.
Por esa razón, este convenio es necesario. Hemos padecido mucha violencia; por ejemplo, la violencia política. Cristina Fernández de Kirchner fue víctima de una manera de implementar la Justicia por parte de un gobierno de otro signo político.
Muchas gracias por permitirme brindar mi discurso relacionado con este convenio cuyo tratamiento celebro. Agradezco la presencia de mis compañeras de todos los sindicatos que hoy estuvieron aquí y quiero decirles que estoy orgullosa de ellas.
En el nombre de Vanesa, y también de las compañeras de la CGT y de las otras centrales, me siento agradecida de saber que hay mujeres como ustedes, que luchan todos los días en un ámbito tan difícil. También hay sindicalistas como Hugo Yasky, que pueden hablar de género como lo hacen.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias a todos y todas. Esperamos encontrarnos en la próxima reunión conjunta para dictaminar sobre la ratificación de este convenio.
SR. VALDÉS Quiero agradecerles a todos y decirles que me llevo el apoyo de los y las sindicalistas a mi propuesta de proponer a la diputada Vanesa Siley como secretaria general de la CGT. (Aplausos.)
- Es la hora 20 y 21.