Expresar su más enérgico repudio por el violento ataque producido por un grupo de manifestantes a la sede de la Embajada de la República Argentina en Chile.

Señor presidente:

Las protestas que movilizan a cierto sector de la población chilena ya llevan más de tres semanas, tiempo en el cual se ha podido observar una cierta radicalización en los métodos de sus promotores que hacen pensar en que los motivos de sus reclamos lejos están de enmarcarse dentro de los límites de la deliberación racional y del diálogo democrático sino se inscriben dentro de conductas sediciosas que buscan socavar las bases institucionales fundamentales del país vecino.

En ese contexto durante la noche del viernes 8 de octubre se produjo un hecho sustancialmente grave, que afectó bienes de la República Argentina: un grupo de manifestantes ingresó por la fuerza a uno de los edificios en el que funciona la Embajada Argentina en Chile, dejando como resultado una rotura de alguno de sus vidrios, pintadas y destrozos en sus jardines. Tan peligrosa fue la situación que el Embajador tuvo que ser subido a un carro blindado por las fuerzas de seguridad para ser evacuado y resguardada su seguridad física y la del personal diplomático, administrativo, técnico y de servicio que se encontraba allí prestando funciones.

El hecho constituye un artero ataque contra la misión diplomática y significó la vulneración del espacio de inviolabilidad que el derecho internacional reconoce a los locales destinados para tales y propósitos. Más aun, este actuar de los manifestantes, quienes con sus acciones muestran un comportamiento inspirado en una lógica facinerosa, implicó una turbación en la tranquilidad y en la dignidad de los representantes del Estado argentino en la República de Chile, por lo que esta Cámara debe condenarlos enérgicamente y requerir el pronto restablecimiento de la paz y la seguridad que corresponde a ellos. Por tal motivo es que pongo el presente a consideración de los diputados y las diputadas para que me acompañen con su sanción.