Su repudio a las declaraciones del ministro de Defensa inglés, Liam Fox, quien, defendiendo la presencia británica en las Islas Malvinas, afirmara que "los políticos del otro lado del mundo pueden cansarse lo que quieran pero no cambiarán nuestra resolución política de retener la independencia y soberanía de las Islas Malvinas, de ir en su defensa y mantener la disuasión lo mejor que podamos."

Señor presidente:

En consonancia con lo expresado por el primer ministro británico días atrás, en esta oportunidad, el ministro de Defensa inglés, Liam Fox, defendió la presencia británica en las Islas Malvinas afirmando que "los políticos del otro lado del mundo pueden cansarse lo que quieran pero no cambiarán nuestra resolución política de retener la independencia y soberanía de las Islas Malvinas, de ir en su defensa y mantener la disuasión lo mejor que podamos".

Pero no sólo eso, fue más allá al amenazar con la utilización de la fuerza: "Tenemos ya Typhoons estacionados en la zona y enviamos un mensaje muy claro de que tenemos el poder naval, si fuera necesario, y el compromiso de garantizar que las Malvinas se mantendrán libres", sostuvo.

Estas sucesivas reacciones del gobierno británico son una clara respuesta a la decisión de la OEA, entidad que también integra Estados Unidos, que instó en forma unánime a la Argentina y Gran Bretaña a sentarse a negociar "cuanto antes" una solución al conflicto, así como a otras resoluciones de Naciones Unidas en el mismo sentido.

A la vez, las escalada verbal de los ministros británicos suceden días después que el gobierno argentino haya entregado su DNI al malvinense James Peck, que eligió ser ciudadano argentino, y al pedido realizado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon para que Gran Bretaña cumpla con la resolución de ese organismo internacional que insta a los pueblos a sentarse a negociar ante situaciones de conflicto.

Queda absolutamente claro la importancia estratégica que el Atlántico Sur tiene para Gran Bretaña, pero la amenaza explícita del uso de la fuerza en caso de ser necesario ya excede los límites tolerables.

Más allá de nuestro repudio, y tal como lo hiciéramos una semana atrás con las declaraciones del primer ministro Cameron, instamos al Poder Ejecutivo Nacional a redoblar y sostener de manera permanente todos los esfuerzos diplomáticos para obligar a Gran Bretaña a negociar la soberanía de Malvinas, a la vez que llamar nuevamente la atención sobre el estado de precariedad y falta de poder de disuasión de nuestras Fuerzas Armadas.

Por todo lo expuesto solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto de declaración.