RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
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PROYECTO DE RESOLUCION
Expediente: 0217-D-2020
Sumario: RENDIR HOMENAJE A LAS VICTIMAS DEL CAMPO DE "CONCENTRACION DE AUSCHWITZ".
Fecha: 04/03/2020
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 3
Recordar y reflexionar sobre el cierre del campo de concentración de Auschwitz por intervención del ejército soviético el 27 de Enero de 1945 rindiendo homenaje a sus víctimas al cumplirse 75 años.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El cierre del campo de concentración de Auschwitz constituye un hito en la historia de la humanidad.
Con la llegada del ejército soviético, el mundo conoció el horror más grande en la historia de la humanidad, signado por el desprendimiento de los más básicos atributos del ser humano cosificando y desgajando de todo viso de humanidad a millones de seres humanos que no se ajustaban a los parámetros pretendidos por un régimen dictatorial que procedió sin más al exterminio de millones de personas.
Esta crueldad contra los judíos que habitaban Alemania y los territorios ocupados por el régimen Nazi se gesta por medio de la “propaganda” a la cual recurre la elite del poder y que confía en los expertos, para crear un programa de odio.
Philip Zimbardo es un psicólogo investigador del comportamiento y son célebres, tanto en el mundo académico como fuera de él, sus trabajos en psicología social, especialmente el experimento de la cárcel de Stanford. Este investigador en uno de sus trabajos (el efecto lucifer) se pregunta “¿Qué hace falta para que los ciudadanos de una sociedad acaben odiando a los ciudadanos de otra hasta el punto de segregarlos, atormentarlos, incluso matarlos? Y se responde diciendo que hace falta una imaginación hostil, una construcción psicológica implantada en las profundidades de la mente mediante una propaganda que transforma a los otros en los enemigos. Esta imagen es la motivación más poderosa del soldado que carga su fusil con odio y miedo. La imagen de un enemigo aterrador que amenaza el bienestar personal y la seguridad nacional da a las madres y a los padres el valor para enviar a sus hijos a la guerra y faculta a los líderes para reordenar prioridades.
No es desacertada la conclusión de que esto se logra con palabras e imágenes que deshumanizan y presentan al otro como un ser despreciable y poderoso, un monstruo abstracto que constituye una amenaza radical para nuestras creencias y valores más preciados. Cuando se ha conseguido que el miedo cale hondo en la opinión pública, la amenaza inminente de este enemigo hace que el razonable actúe de una manera irracional, que el independiente actúe con obediencia ciega y que el pacífico actúe como un guerrero.
También explica este fenómeno el filósofo Sam Keen al describir como usan la propaganda y esa imaginación hostil todos los países que van a la guerra incluso interna.
El caso más extremo del poder de la imaginación hostil es cuando justifica el genocidio, el plan de un pueblo para eliminar de la faz de la tierra a todo lo que considere su enemigo.
Ya conocemos los métodos usados por la maquinaría propagandísticas de Hitler y el régimen nazi para transformar a vecinos, compañeros de trabajo e incluso a amigos judíos en enemigos despreciables del estado merecedores de la solución final. Este proceso se había sembrado en libros de texto de primaria mediante imágenes y palabras que describían a los judíos como seres despreciables que no merecían compasión.
Estos conceptos debemos tenerlos siempre frescos si queremos evitar que la historia se repita.
El caso del genocidio llevado a cabo por el nacismo es extremo, como los son otros casos como los de los turcos contra los armenios o los de las tribus Hitus contra los Tutsi en Ruanda, las matanzas en china o el caso de la vieja unión soviética.
Pero hay casos en que sin ser tan extremos la metodología de propaganda y dominación del pensamiento conducen a la división de los pueblos generando odios, miedos o resentimientos.
Para recordar los extremos de esta barbarie solo dejo a modo documental algunos datos de lo que significó el campo de concentración tristemente célebre. El complejo Auschwitz (cuya denominación oficial en alemán es «Konzentrationslager Auschwitz») estuvo formado por diversos campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi en los territorios polacos ocupados durante la Segunda Guerra Mundial. Comprendía Auschwitz I —campo original—, Auschwitz II-Birkenau —campo de concentración y exterminio—, Auschwitz III-Monowitz —campo de trabajo para la IG Farben— y 45 campos satélites más. Situado en Oświęcim a unos 43 km al oeste de Cracovia, fue el mayor centro de exterminio del nazismo, donde fueron enviadas cerca de un millón trescientas mil personas, de las cuales murieron un millón cien mil, la gran mayoría era judía (el 90 %, un millón), aunque también deben contarse a polacos, gitanos, prisioneros de guerra, comunistas, disidentes del régimen, etc.1
En la entrada a Auschwitz I colgaba un cartel con el lema Arbeit macht frei («El trabajo libera»), con que las fuerzas de las SS recibían a los deportados, desde su apertura el 20 de mayo de 1940 hasta el 27 de enero de 1945, cuando fue liberado por el ejército soviético.
Bajo la supervisión de Heinrich Himmler, estuvo dirigido por el oficial de las SS Obersturmbannführer Rudolf Höss hasta el verano de 1943, reemplazado por Arthur Liebehenschel y Richard Baer. Höss, capturado por los aliados, declaró en los juicios de Núremberg antes de ser condenado a muerte por ahorcamiento en 1947 delante del crematorio de Auschwitz I. Liebehenschel fue juzgado por un tribunal polaco y ejecutado en 1948. Baer logró evadirse y vivir bajo una identidad falsa en Hamburgo, hasta que fue reconocido y arrestado. Se suicidó en la prisión antes de iniciarse su proceso en 1963.
En 1947 en Oświęcim fue fundado el Museo estatal Auschwitz-Birkenau. Es un monumento de crímenes de guerra alemanes en la Polonia ocupada, formado por dos campos de concentración, Auschwitz I y Auschwitz-Birkenau. La Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1979 como uno de los lugares de mayor simbolismo del Holocausto o Shoah.
Con este proyecto pretendo recordar y honrar a las víctimas del holocausto, pero también recordar el mecanismo que se utiliza para llegar a estos extremos para prevenir y no repetir historias tristes, negras, sangrientas, que luego lamentamos.
Nuestro país no ha sido ajeno a esta experiencia. Y debemos aprender. Nunca más al odio, nunca más a la propaganda como método de control del pensamiento y la generación de hostilidad entre conciudadanos, entre vecinos, amigo y ni siquiera entre ajenos.
Sr. Presidente la conmemoración del 75 aniversario del cierre del campo de concentración de Auschwitz es una excelente oportunidad para revisar nuestra historia y cimentar nuestro futuro.
Firmante | Distrito | Bloque |
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BRIZUELA DEL MORAL, EDUARDO SEGUNDO | CATAMARCA | FRENTE CIVICO Y SOCIAL DE CATAMARCA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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