“Recomposición de Estipendios del Becario CONICET"

ARTÍCULO 1°: Establézcase que los estipendios de los Becarios Doctorales y Postdoctorales de CONICET se actualizarán de manera automática en función de los montos que perciban los Investigadores Asistentes de Carrera, en la siguiente proporción:

A) El estipendio de la beca de Doctorado equivale al ochenta por ciento (80%) de lo percibido por un Investigador de Carrera Asistente.

B) El estipendio de la beca de Postdoctorado equivale al noventa por ciento (90%) de lo percibido por un Investigador de Carrera Asistente.

ARTÍCULO 2°: Los porcentajes arriba referidos comprenden las percepciones que los Investigadores Asistentes de Carrera cobren por cualquier causa, tanto de origen normativo como proveniente de la negociación colectiva, incluyéndose tanto el sueldo básico como adicionales, los que se cobrarán bajo las mismas condiciones que a los mismos se les impongan.

Será inoponible a los Becarios referidos en el artículo precedente cualquier suma que se disponga o adicional que se pacte con exclusión explícita o implícita a estos.

ARTÍCULO 3°: Otórguese un 13avo estipendio o estipendio anual complementario que será abonado en dos (2) cuotas: la primera de ellas con vencimiento el 30 de junio y la segunda con vencimiento el 18 de diciembre de cada año.

El importe a abonar en cada semestre será liquidado sobre el cálculo del cincuenta por ciento (50%) del mayor estipendio mensual devengado por todo concepto dentro de los dos (2) semestres que culminan en los meses de junio y diciembre de cada año.

A fin de determinar la segunda cuota del estipendio anual complementario, el CONICET debe estimar el estipendio correspondiente al mes de diciembre. Si dicha estimación no coincidiere con el estipendio efectivamente devengado, se procederá a recalcular la segunda cuota del estipendio anual complementario.

La diferencia que resultare entre la cuota devengada y la cuota abonada el 18 de diciembre se integrará al estipendio del mes de diciembre.

ARTÍCULO 4°: Incorpórese a los Becarios mencionados en el artículo 1° en el régimen que dispone la ley 22.929, modificatorias y complementarias, debiéndose estimar y realizar aportes y contribuciones en base al estipendio que los Becarios perciban y sin por esto considerarse que exista relación de dependencia de ningún tipo entre estos y el Estado Nacional.

ARTÍCULO 5°: El CONICET deberá otorgar al Becario, cuando éste lo requiriese a la época de la extinción de la beca, constancia documentada de ello. Durante la duración de la Beca deberá otorgar tal constancia cuando medien causas razonables.

Cuando la Beca doctoral o postdoctoral finalizare, el CONICET estará obligado a entregar al Becario una certificación de servicios con destino a los organismos de seguridad social para poder computar dichos años para la futura jubilación.

ARTÍCULO 6: Inclúyase como beneficiarios de las obras sociales en los términos y con los alcances de la Ley N° 23.660 a los Becarios CONICET.

Los aportes y contribuciones correspondientes a tal sistema deben estimarse y realizarse a partir del estipendio que estos perciban.

ARTÍCULO 7: Encomiéndese a las áreas competentes del CONICET, como también del Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Salud y la ANSES a arbitrar los mecanismos necesarios para informar, liquidar y pagar las futuras actualizaciones de los estipendios de acuerdo a lo aquí normado.

ARTÍCULO 8: Autorícese al Sector Público Nacional a disponer las modificaciones presupuestarias necesarias para la implementación de la presente ley.

ARTÍCULO 9: Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

El mejor indicador para juzgar la voluntad política de los Gobiernos por fortalecer y desarrollar el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Argentina desde la vuelta de la Democracia, es innegablemente la Ley de Presupuesto Nacional en términos de los recursos económicos y la planificación destinados al mismo.

Entre los años 1983 y 2003, se puede observar una alternancia entre ciclos de financiamiento insuficiente y desfinanciamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Argentina generando inestabilidad e incertidumbre que resultaron en una creciente fuga de graduados, doctores y post-doctorados y de científicos jóvenes, con excelente formación académica, para realizar y desarrollar sus carreras científicas en el exterior profundizando los vacíos generacionales de cerebros que ya habíamos vivido en el año 1966 con la “Noche de los Bastones Largos” y el golpe cívico-militar de 1976.

La falta de oportunidades para la inserción laboral de los científicos jóvenes los forzó a emigrar a países desarrollados ávidos de recibirlos. La década del 1990, y la crisis de 2001 fueron años de continua emigración de nuestros jóvenes graduados de carreras científicas, doctores, investigadores jóvenes y formados. El proceso que se denominó “Fuga de cerebros” estuvo principalmente determinado por el bajo número de ingresos y las malas condiciones laborales de la Carrera del Investigador Científico (CIC) del CONICET y de las becas de Posgrado del CONICET. Este escenario, determinó un contexto que expulsó a los trabajadores de la ciencia con excelente formación que debieron buscar nuevos horizontes en el exterior. Esta emigración ha tenido y mantiene actualmente consecuencias difícilmente reversibles: un bajo número de investigadores en relaciona la Población Económicamente Activa (PEA), discontinuidades en las edades de los científicos del CONICET, mala distribución de científicos en áreas de conocimiento y categorías de investigador científicos, falencias en la distribución federal, proyectos de desarrollo científico-tecnológicos complejos y líneas de investigación discontinuidades o abandonadas, o cedidas al exterior, entre otras.

A partir del año 2003, comenzó una etapa que marcó la revalorización de las políticas públicas de ciencia y tecnología, a través de medidas que permitieron una transformación histórica luego de décadas marcadas por el abandono total de un sistema científico-tecnológico y el desaprovechamiento del conocimiento como motor del desarrollo nacional. En una primera etapa, la recuperación global del sistema científico-tecnológico se materializó en una fuerte inversión del Estado con el fin de

generar capacidades y formación de recursos humanos calificados para poder planificar un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología que se convierta en un actor relevante en la transformación y desarrollo de la Argentina.

Para comenzar a revertir la expulsión sistemática de científicos y tecnólogos argentinos en el período 1983-2002, el estado estableció dos políticas esenciales: El Presidente Néstor Kirchner creó el Programa Raíces (Programa Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior), jerarquizado en el año 2008 mediante la Ley N° 26.421, con el propósito de repatriar y nutrir nuevamente a nuestro país con los recursos humanos calificados que, por razones de fuerza mayor, tuvieron que abandonar nuestra patria buscando mejor oportunidades laborales. Y por otro lado, para frenar la fuga de cerebros, reabriendo el ingreso anual de científicos a la Carrera del Investigador Científico del CONICET (CIC) y aumentando sustancialmente los sueldos y los estipendios de las Becas de Posgrado del CONICET para graduados. Esto permitió que graduados y jóvenes se queden en el país a establecer sus carreras científicas.

Entre 2003 y 2015, CONICET, el organismo emblema en la formación de científicos y científicas altamente calificados en ciencia y tecnología, pasó de otorgar 1227 becas a 3323, lo que representa un aumento de 270% en la formación de doctores y post-doctores de altísima formación en distintas disciplinas. Las becas doctorales y postdoctorales del CONICET constituyen un programa fundamental para la formación de doctores y jóvenes Investigadores en nuestro país. Argentina ha incrementado el número de becas del CONICET en un esfuerzo por acercarse a los países desarrollados en el número de personal investigador jornada completa que alcanza hoy al 3 por mil de la población económicamente activa, el mejor de Latinoamérica, pero aún muy lejos de los entre 8 y 12 por mil que presentan los países desarrollados.

El número de becarios del CONICET se incrementó de 1600 en 2002 a 11000 en 2015 en un esfuerzo de mejorar estos índices que reflejan la capacidad de los países para generar conocimiento básico, desarrollo tecnológico e innovación. Este incremento del número de becas permitió pasar de 200 doctores anuales a 1200 en 2015, que constituyen un 60% del total de los doctores que se forman en el país. La eficiencia del programa es del 60% en los 5 años de duración de las becas doctorales pero se eleva al 80% cuando se contempla el período de 7 años de iniciada. Una eficiencia comparable a la de cualquier país desarrollado.

La discusión acerca del estatus del becario en el sistema científico aún no está saldada. Las demandas en torno a ello encontrarán un espacio adecuado de planteamiento en el marco de la discusión del Convenio Colectivo Sectorial del CONICET. Pero, más allá de esto, se hace urgente tomar medidas que mejoren la situación en que se encuentran los becarios en el escenario actual de desfinanciamiento del sistema de Ciencia y Técnica del CONICET y de aumento generalizado del costo de vida por los tarifazos en transporte y servicios esenciales.

Durante estos últimos años los becarios veían incrementado sus estipendios en el mismo porcentaje que el que recibían los investigadores de carrera, medida que era adoptada por resolución del Directorio del CONICET. Esto no se ha cumplido en este período, manteniendo congelado el estipendio y negando el acceso a los bonos compensatorios recibidos por los trabajadores del estado, llevando a las becas a niveles que están apenas por encima de la canasta básica. No hay que olvidar que los

becarios y las becarias son graduados universitarios con una sólida formación que comienzan sus posgrados con una edad cercana a los 25 años por lo que muchos de ellos son sostén de un grupo familiar. Además la situación previsional de los becarios debe solucionarse, ya que son entre 5 y 9 los años de formación en los que no se podrán generar aportes ni computar los años para la futura jubilación según lo establecen las normas tributarias y regímenes especiales para científicos y científicas.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen en la aprobación de este proyecto.