PRESUPUESTO Y HACIENDA
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 418
Secretario Administrativo Dr. Seguí Ariel
Martes 17.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2444 Internos 2416/2310
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- PRESUPUESTO Y HACIENDA
Reunión del día 19/09/2017
- PRESUPUESTO
- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los diecinueve días del mes de septiembre de 2017, a la hora 10 y 14:
SR. PRESIDENTE LASPINA Damos inicio a la reunión informativa de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
Contamos con la presencia del señor ministro de Hacienda, licenciado Nicolás Dujovne; del señor ministro de Finanzas, licenciado Luis Caputo; del secretario de Política Económica, licenciado Sebastián Galiani, y del secretario de Hacienda, licenciado Rodrigo Pena.
En primer término, hará uso de la palabra el secretario de Política Económica; en segundo lugar, el secretario de Hacienda y, por último, el ministro de Finanzas.
A continuación, como habitualmente procedemos en esta comisión, abriremos la ronda de preguntas. Estipulamos finalizar a las 12 y 30. Por lo tanto, para aprovechar la presencia de los funcionarios, solicito a los señores diputados que se concentren en las preguntas y dejen el debate en general para las próximas reuniones de comisión.
Tengo anotados para hacer uso de la palabra a los señores diputados Bossio, Borsani, Ziliotto, Lavagna, Kicillof y Ciciliani. Están todos anotados, en ese orden. Voy a tratar de distribuir por bloques así todos pueden tener la oportunidad de hablar, y el señor diputado López también.
Vamos a dar inicio a la presentación del secretario de Política Económica.
Tiene la palabra el señor Galiani.
Contamos con la presencia del señor ministro de Hacienda, licenciado Nicolás Dujovne; del señor ministro de Finanzas, licenciado Luis Caputo; del secretario de Política Económica, licenciado Sebastián Galiani, y del secretario de Hacienda, licenciado Rodrigo Pena.
En primer término, hará uso de la palabra el secretario de Política Económica; en segundo lugar, el secretario de Hacienda y, por último, el ministro de Finanzas.
A continuación, como habitualmente procedemos en esta comisión, abriremos la ronda de preguntas. Estipulamos finalizar a las 12 y 30. Por lo tanto, para aprovechar la presencia de los funcionarios, solicito a los señores diputados que se concentren en las preguntas y dejen el debate en general para las próximas reuniones de comisión.
Tengo anotados para hacer uso de la palabra a los señores diputados Bossio, Borsani, Ziliotto, Lavagna, Kicillof y Ciciliani. Están todos anotados, en ese orden. Voy a tratar de distribuir por bloques así todos pueden tener la oportunidad de hablar, y el señor diputado López también.
Vamos a dar inicio a la presentación del secretario de Política Económica.
Tiene la palabra el señor Galiani.
SR. GALIANI Señor presidente: voy a hablar brevemente sobre el crecimiento económico para este año en general y el proyectado en el presupuesto.
Creo que, como sabemos, en el mediano y largo plazo el crecimiento económico es el resultado de un crecimiento en la productividad de los factores de producción, del trabajo y del capital. O sea, en la medida en que el trabajo se vuelve más productivo aumenta el producto per cápita y esto es lo que nos permite tener un mejor nivel de vida para la población.
Hace varias décadas que el crecimiento de la productividad en la Argentina es muy bajo o nulo, y eso es lo que nos ha dificultado mejorar nuestros niveles de vida y ha generado los incrementos de pobreza que se han dado en el pasado. Para dar un dato concreto sobre esto, estimaciones rigurosas hechas en varios estudios muestran que la productividad total de los factores, entre 1998 y 2015, cayó al 0,4 anual. O sea, mientras que los países que crecen aumentan anualmente la productividad de los factores, en la Argentina ha caído en todo este período. Eso se agravó desde 2011 con un conjunto de políticas que impidieron el crecimiento de la economía; lo vemos claramente en esta primera slide que les estoy mostrando.
Ahí tenemos el nivel de actividad desde diciembre de 2010 hasta la actualidad y después proyectado hasta fin de este año. Vemos que la economía estuvo estancada desde ese momento, con subas y bajas, que tenían mucho que ver con el estímulo que se le hacía a la economía en años electorales y que se contraía al año siguiente, pero que no muestra ningún crecimiento.
Incluso, si pusiésemos este mismo gráfico en términos relativos al total de la población, veríamos una caída pronunciada.
Quiero resaltar que estamos dejando atrás este ciclo. Si nos paramos en la última recesión, que comenzó en junio de 2015 -ahí vemos claramente que el pico fue en junio de 2015-, podemos decir que terminó a fin del segundo trimestre del 2016, que es cuando pegamos la vuelta.
Hoy, con el último dato oficial que contamos de junio de 2017, tenemos un nivel de actividad muy superior al del piso que tocamos, y también superior al que había en diciembre de 2015 cuando asume el gobierno del presidente Macri.
Si seguimos la proyección con los datos que nosotros tenemos -es posible proyectar este indicador de actividad que publica mensualmente el INDEC-, vemos que en septiembre ya estaríamos pasando el pico histórico de actividad en la Argentina y a fin de año estaríamos en el nivel más alto de actividad que hayamos tenido alguna vez. Estamos proyectando que este año vamos a terminar con un crecimiento del 3 por ciento, aproximadamente, y el año que viene creceríamos alrededor del 3,5 por ciento promedio.
Esto nos permite decir varias cosas: la primera, que este mes estamos entrando en máximos históricos de nuestro nivel de actividad, que iremos superando mes a mes; la segunda, que hemos roto con este ciclo de crecer un año y caer al otro, quedando siempre en el mismo lugar. Dos años de crecimiento seguidos hacen una diferencia.
Como les decía, en el mediano plazo lo único que nos puede mejorar el nivel de vida es aumentar la productividad. La pregunta natural es ¿cómo se aumenta la productividad? Se aumenta invirtiendo e innovando; invirtiendo en capital físico, en infraestructura, en capital humano; e innovando en los procesos productivos y en la forma en que organizamos nuestro sistema económico.
Antes dije que la productividad no solo se había estancado sino que además cayó durante el período de la administración anterior; eso tiene su correlato en los bajísimos niveles de inversión que tuvo la economía argentina.
Entonces, comparando ya no con países que invierten y crecen a tasas muy altas sino con países de la región, la inversión en Argentina había caído a niveles muy bajos, como vemos en el gráfico. Estamos comparando con Paraguay, Brasil, Uruguay, México y Chile. Chile, con 23,3 por ciento, tenía una inversión de 8 puntos por arriba de lo que heredamos cuando asumimos el gobierno. Por lo tanto, poner a crecer sostenidamente esta economía, implica revertir este proceso en términos de inversión de capital físico, pero también en términos de infraestructura -por eso nuestro presupuesto pone tanta atención en ese rubro- y también en mejorar el sistema educativo para mejorar el capital humano.
Entonces, una cuestión importante es saber cuáles son los determinantes de esta inversión. Los determinantes en esta inversión son el sistema de incentivos que una sociedad provee a las familias y a los empresarios para invertir, ya que están asociados a la estabilidad de las reglas de juego los incentivos a reinvertir las utilidades que tienen las empresas.
Por lo tanto, tiene que ver con cómo se puede proveer esa certidumbre de que las reglas de juego se van a mantener en el tiempo. Eso requiere consensos en la sociedad y solvencia en el Estado. Si el Estado no es solvente, no puede honrar sus promesas en el tiempo. Es por eso que uno de los pilares de la política económica es la reducción gradual del déficit fiscal, que también recibimos cuando asumimos en diciembre de 2015.
Entonces, ¿cómo se llegó a ese déficit fiscal? Se llegó con un incremento muy fuerte del gasto público, que creció alrededor de 17 puntos del producto en más de una década, y también tuvo un correlato en un crecimiento en la presión tributaria, que fue menor que el crecimiento del gasto. Ahí aparece ese déficit que hay que ir reduciendo, porque de no ser reducidos terminan siendo no financiables, y obligan a cambiar las reglas de juego. Eso es lo que no queremos y no vamos a hacer.
Entonces, en el contexto de esta política fiscal, que tiene varios objetivos -seguir atendiendo las necesidades sociales que tiene el país, proveer una mejor infraestructura, que ha sido altamente deteriorada, y mejorar la educación- también debemos mejorar nuestro sistema tributario e ir bajando la presión tributaria para proveer esos mejores incentivos para la inversión.
¿Por qué les dije que lo que finalmente importaba era el crecimiento para tener una mejor calidad de vida? Esto se debe a que, cuando una economía crece, aumentan los salarios y el empleo, y eso es lo que nos permite vivir mejor a todos.
Lo que estamos viendo en esa dimensión es que después de haber salido de la recesión, el empleo ya está creciendo, y lo está haciendo a una tasa similar a la que crece la población. Este es un proceso gradual. Cuando una economía sale de una recesión -unos meses después; no es inmediato, ya que el empleo no crece tan rápido como lo hace el producto- se acelera el empleo, y eso es lo que estamos empezando a ver en este momento.
Vemos también que está creciendo el salario real. Con el último dato oficial de junio de 2017 teníamos un crecimiento de un 6,8 por ciento interanual del salario. Si a eso le agregamos el incremento en el empleo, tenemos un crecimiento de la masa salarial de un 8 por ciento, lo que es muy significativo. Esto continuará siguiendo la trayectoria que les mostraba al principio de crecimiento de la economía que estamos proyectando para el resto de este año y el siguiente.
Es importante ver por qué tenemos confianza en la sostenibilidad de este crecimiento. Tenemos confianza porque está liderado por la inversión, que es la verdadera manera de crecer, ya que es la forma de expandir la capacidad productiva de un país. Si miramos este slide, por ejemplo, vemos que la inversión entre 2012 y 2015 -en que vimos que estuvimos estancados y cayendo en términos per cápita- caía al 2 por ciento en promedio por año, cuando en el primer trimestre de 2017 creció al 3 por ciento interanual y en el segundo trimestre al 7,8.
Las exportaciones están creciendo en términos interanuales; si bien no hace a la productividad de la economía, hace a la sostenibilidad del crecimiento en términos de sus cuentas externas.
Para el año que viene proyectamos lo que pueden observar en este slide. Aquí vemos, nuevamente, que el crecimiento promedio entre 2012 y 2015 fue de 0,3 por ciento -menor al crecimiento de la población; por eso les decía que hubo una caída promedio de 0,7 en términos del total de la población-, cuando este año creceremos al 3 por ciento y el año que viene al 3,5. La inversión caía 1,6 en promedio por año; este año crece al 10,1 y el año próximo lo hará al 12 por ciento. Este cambio de incentivos que produjimos muestra ya una respuesta muy importante. La inversión es la que lidera este crecimiento en Argentina.
Las exportaciones -que cayeron un 3,1 por ciento por año en el período 2012-2015- crecerían en 2017 un 1,8 y en 2018 un 5,6, lo que nuevamente nos permite pensar en la sostenibilidad externa de este proceso de crecimiento.
Las importaciones también están creciendo; habían caído al 1,5 por año, y este año crecerán un 10 por ciento y el próximo un 6,8.
El consumo también está creciendo. Fíjense la paradoja: fue buscado como motor del crecimiento, pero no pudo lograrse porque en el mediano plazo no fue posible hacerlo sin inversión. Además, en el período 2012-2015 el crecimiento promedio fue de un 0,7 por ciento, mientras que este año aumentará a un 3,3 por ciento y lo mismo sucederá el año próximo.
Finalmente, este crecimiento que ya se está trasladando a mayor cantidad de empleos y mejores salarios, tiene como último objetivo reducir la pobreza.
A continuación mostraré datos no de la Argentina sino de Chile, país que creció durante veinticinco años a una tasa acumulada del 3,5 por ciento per cápita. Queremos alcanzar ese modelo. Ello lo lograremos a partir del consenso y de la aplicación de políticas adecuadas durante dos décadas.
Como los señores diputados pueden apreciar, entre 1990 y 2013 Chile bajó la tasa de pobreza, pasando del 40 por ciento a menos del 10 por ciento.
Creo que, como sabemos, en el mediano y largo plazo el crecimiento económico es el resultado de un crecimiento en la productividad de los factores de producción, del trabajo y del capital. O sea, en la medida en que el trabajo se vuelve más productivo aumenta el producto per cápita y esto es lo que nos permite tener un mejor nivel de vida para la población.
Hace varias décadas que el crecimiento de la productividad en la Argentina es muy bajo o nulo, y eso es lo que nos ha dificultado mejorar nuestros niveles de vida y ha generado los incrementos de pobreza que se han dado en el pasado. Para dar un dato concreto sobre esto, estimaciones rigurosas hechas en varios estudios muestran que la productividad total de los factores, entre 1998 y 2015, cayó al 0,4 anual. O sea, mientras que los países que crecen aumentan anualmente la productividad de los factores, en la Argentina ha caído en todo este período. Eso se agravó desde 2011 con un conjunto de políticas que impidieron el crecimiento de la economía; lo vemos claramente en esta primera slide que les estoy mostrando.
Ahí tenemos el nivel de actividad desde diciembre de 2010 hasta la actualidad y después proyectado hasta fin de este año. Vemos que la economía estuvo estancada desde ese momento, con subas y bajas, que tenían mucho que ver con el estímulo que se le hacía a la economía en años electorales y que se contraía al año siguiente, pero que no muestra ningún crecimiento.
Incluso, si pusiésemos este mismo gráfico en términos relativos al total de la población, veríamos una caída pronunciada.
Quiero resaltar que estamos dejando atrás este ciclo. Si nos paramos en la última recesión, que comenzó en junio de 2015 -ahí vemos claramente que el pico fue en junio de 2015-, podemos decir que terminó a fin del segundo trimestre del 2016, que es cuando pegamos la vuelta.
Hoy, con el último dato oficial que contamos de junio de 2017, tenemos un nivel de actividad muy superior al del piso que tocamos, y también superior al que había en diciembre de 2015 cuando asume el gobierno del presidente Macri.
Si seguimos la proyección con los datos que nosotros tenemos -es posible proyectar este indicador de actividad que publica mensualmente el INDEC-, vemos que en septiembre ya estaríamos pasando el pico histórico de actividad en la Argentina y a fin de año estaríamos en el nivel más alto de actividad que hayamos tenido alguna vez. Estamos proyectando que este año vamos a terminar con un crecimiento del 3 por ciento, aproximadamente, y el año que viene creceríamos alrededor del 3,5 por ciento promedio.
Esto nos permite decir varias cosas: la primera, que este mes estamos entrando en máximos históricos de nuestro nivel de actividad, que iremos superando mes a mes; la segunda, que hemos roto con este ciclo de crecer un año y caer al otro, quedando siempre en el mismo lugar. Dos años de crecimiento seguidos hacen una diferencia.
Como les decía, en el mediano plazo lo único que nos puede mejorar el nivel de vida es aumentar la productividad. La pregunta natural es ¿cómo se aumenta la productividad? Se aumenta invirtiendo e innovando; invirtiendo en capital físico, en infraestructura, en capital humano; e innovando en los procesos productivos y en la forma en que organizamos nuestro sistema económico.
Antes dije que la productividad no solo se había estancado sino que además cayó durante el período de la administración anterior; eso tiene su correlato en los bajísimos niveles de inversión que tuvo la economía argentina.
Entonces, comparando ya no con países que invierten y crecen a tasas muy altas sino con países de la región, la inversión en Argentina había caído a niveles muy bajos, como vemos en el gráfico. Estamos comparando con Paraguay, Brasil, Uruguay, México y Chile. Chile, con 23,3 por ciento, tenía una inversión de 8 puntos por arriba de lo que heredamos cuando asumimos el gobierno. Por lo tanto, poner a crecer sostenidamente esta economía, implica revertir este proceso en términos de inversión de capital físico, pero también en términos de infraestructura -por eso nuestro presupuesto pone tanta atención en ese rubro- y también en mejorar el sistema educativo para mejorar el capital humano.
Entonces, una cuestión importante es saber cuáles son los determinantes de esta inversión. Los determinantes en esta inversión son el sistema de incentivos que una sociedad provee a las familias y a los empresarios para invertir, ya que están asociados a la estabilidad de las reglas de juego los incentivos a reinvertir las utilidades que tienen las empresas.
Por lo tanto, tiene que ver con cómo se puede proveer esa certidumbre de que las reglas de juego se van a mantener en el tiempo. Eso requiere consensos en la sociedad y solvencia en el Estado. Si el Estado no es solvente, no puede honrar sus promesas en el tiempo. Es por eso que uno de los pilares de la política económica es la reducción gradual del déficit fiscal, que también recibimos cuando asumimos en diciembre de 2015.
Entonces, ¿cómo se llegó a ese déficit fiscal? Se llegó con un incremento muy fuerte del gasto público, que creció alrededor de 17 puntos del producto en más de una década, y también tuvo un correlato en un crecimiento en la presión tributaria, que fue menor que el crecimiento del gasto. Ahí aparece ese déficit que hay que ir reduciendo, porque de no ser reducidos terminan siendo no financiables, y obligan a cambiar las reglas de juego. Eso es lo que no queremos y no vamos a hacer.
Entonces, en el contexto de esta política fiscal, que tiene varios objetivos -seguir atendiendo las necesidades sociales que tiene el país, proveer una mejor infraestructura, que ha sido altamente deteriorada, y mejorar la educación- también debemos mejorar nuestro sistema tributario e ir bajando la presión tributaria para proveer esos mejores incentivos para la inversión.
¿Por qué les dije que lo que finalmente importaba era el crecimiento para tener una mejor calidad de vida? Esto se debe a que, cuando una economía crece, aumentan los salarios y el empleo, y eso es lo que nos permite vivir mejor a todos.
Lo que estamos viendo en esa dimensión es que después de haber salido de la recesión, el empleo ya está creciendo, y lo está haciendo a una tasa similar a la que crece la población. Este es un proceso gradual. Cuando una economía sale de una recesión -unos meses después; no es inmediato, ya que el empleo no crece tan rápido como lo hace el producto- se acelera el empleo, y eso es lo que estamos empezando a ver en este momento.
Vemos también que está creciendo el salario real. Con el último dato oficial de junio de 2017 teníamos un crecimiento de un 6,8 por ciento interanual del salario. Si a eso le agregamos el incremento en el empleo, tenemos un crecimiento de la masa salarial de un 8 por ciento, lo que es muy significativo. Esto continuará siguiendo la trayectoria que les mostraba al principio de crecimiento de la economía que estamos proyectando para el resto de este año y el siguiente.
Es importante ver por qué tenemos confianza en la sostenibilidad de este crecimiento. Tenemos confianza porque está liderado por la inversión, que es la verdadera manera de crecer, ya que es la forma de expandir la capacidad productiva de un país. Si miramos este slide, por ejemplo, vemos que la inversión entre 2012 y 2015 -en que vimos que estuvimos estancados y cayendo en términos per cápita- caía al 2 por ciento en promedio por año, cuando en el primer trimestre de 2017 creció al 3 por ciento interanual y en el segundo trimestre al 7,8.
Las exportaciones están creciendo en términos interanuales; si bien no hace a la productividad de la economía, hace a la sostenibilidad del crecimiento en términos de sus cuentas externas.
Para el año que viene proyectamos lo que pueden observar en este slide. Aquí vemos, nuevamente, que el crecimiento promedio entre 2012 y 2015 fue de 0,3 por ciento -menor al crecimiento de la población; por eso les decía que hubo una caída promedio de 0,7 en términos del total de la población-, cuando este año creceremos al 3 por ciento y el año que viene al 3,5. La inversión caía 1,6 en promedio por año; este año crece al 10,1 y el año próximo lo hará al 12 por ciento. Este cambio de incentivos que produjimos muestra ya una respuesta muy importante. La inversión es la que lidera este crecimiento en Argentina.
Las exportaciones -que cayeron un 3,1 por ciento por año en el período 2012-2015- crecerían en 2017 un 1,8 y en 2018 un 5,6, lo que nuevamente nos permite pensar en la sostenibilidad externa de este proceso de crecimiento.
Las importaciones también están creciendo; habían caído al 1,5 por año, y este año crecerán un 10 por ciento y el próximo un 6,8.
El consumo también está creciendo. Fíjense la paradoja: fue buscado como motor del crecimiento, pero no pudo lograrse porque en el mediano plazo no fue posible hacerlo sin inversión. Además, en el período 2012-2015 el crecimiento promedio fue de un 0,7 por ciento, mientras que este año aumentará a un 3,3 por ciento y lo mismo sucederá el año próximo.
Finalmente, este crecimiento que ya se está trasladando a mayor cantidad de empleos y mejores salarios, tiene como último objetivo reducir la pobreza.
A continuación mostraré datos no de la Argentina sino de Chile, país que creció durante veinticinco años a una tasa acumulada del 3,5 por ciento per cápita. Queremos alcanzar ese modelo. Ello lo lograremos a partir del consenso y de la aplicación de políticas adecuadas durante dos décadas.
Como los señores diputados pueden apreciar, entre 1990 y 2013 Chile bajó la tasa de pobreza, pasando del 40 por ciento a menos del 10 por ciento.
SRA. CICILIANI Gobernaban los socialistas.
SR. GALIANI Ese debería ser nuestro objetivo final de política económica.
En el gráfico pueden ver otra línea porque después cambiaron el modo de medición a partir de la consideración de una línea de pobreza más alta. De todos modos, considerando cualquiera de las mediciones, la tasa baja todo el tiempo y es el resultado de crecer a una tasa acumulada del 3,5 por ciento per cápita.
El contexto fiscal y el aporte de las cuentas públicas a la sostenibilidad y la previsibilidad de las reglas de juego, nos permitirán crecer sostenidamente, junto con las demás políticas llevadas adelante por el gobierno del presidente Macri estamos reduciendo el déficit.
Hemos fijado metas para los años 2017, 2018 y 2019. El proyecto de ley de presupuesto que estamos presentando es un reflejo no solamente de cómo cumplimos la meta del 4,2 por ciento del déficit primario para el año en curso, sino también de cómo vamos a cumplir la de 3,2 fijada para el año próximo. Además, de alguna forma continuaremos trabajando para cumplir las de 2019.
Estamos bajando no solamente el déficit fiscal sino también la presión tributaria, que había crecido mucho durante la administración anterior.
Habida cuenta de que tenemos que hacer más, estamos trabajando en una reforma tributaria que dentro de poco tiempo presentaremos en el Congreso. Al respecto, dos veces me he referido a este tema en la comisión bicameral.
A raíz de que no podemos disminuir el déficit ni la presión tributaria sin bajar el gasto en relación con el producto, lo hacemos invirtiendo y gastando más en atender las necesidades sociales. A la vez, bajamos el gasto ineficiente contenido en el presupuesto de ley de presupuesto para 2015, heredado al asumir el gobierno.
De este modo finalizo mi presentación. (Aplausos.)
En el gráfico pueden ver otra línea porque después cambiaron el modo de medición a partir de la consideración de una línea de pobreza más alta. De todos modos, considerando cualquiera de las mediciones, la tasa baja todo el tiempo y es el resultado de crecer a una tasa acumulada del 3,5 por ciento per cápita.
El contexto fiscal y el aporte de las cuentas públicas a la sostenibilidad y la previsibilidad de las reglas de juego, nos permitirán crecer sostenidamente, junto con las demás políticas llevadas adelante por el gobierno del presidente Macri estamos reduciendo el déficit.
Hemos fijado metas para los años 2017, 2018 y 2019. El proyecto de ley de presupuesto que estamos presentando es un reflejo no solamente de cómo cumplimos la meta del 4,2 por ciento del déficit primario para el año en curso, sino también de cómo vamos a cumplir la de 3,2 fijada para el año próximo. Además, de alguna forma continuaremos trabajando para cumplir las de 2019.
Estamos bajando no solamente el déficit fiscal sino también la presión tributaria, que había crecido mucho durante la administración anterior.
Habida cuenta de que tenemos que hacer más, estamos trabajando en una reforma tributaria que dentro de poco tiempo presentaremos en el Congreso. Al respecto, dos veces me he referido a este tema en la comisión bicameral.
A raíz de que no podemos disminuir el déficit ni la presión tributaria sin bajar el gasto en relación con el producto, lo hacemos invirtiendo y gastando más en atender las necesidades sociales. A la vez, bajamos el gasto ineficiente contenido en el presupuesto de ley de presupuesto para 2015, heredado al asumir el gobierno.
De este modo finalizo mi presentación. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor secretario de Hacienda, licenciado Pena.
SR. PENA Señor presidente: voy a profundizar los números fiscales para 2018 y los grandes lineamientos del proyecto de ley de presupuesto que estamos presentando.
Como bien señaló el secretario de Política Económica, tenemos tres objetivos que se tensionan en materia de política fiscal. Primero, reducir el déficit para asegurar la solvencia de las cuentas públicas. Segundo, mejorar la composición del gasto para saldar la deuda en infraestructura. Tercero, bajar gradualmente la presión tributaria, mantener un sistema más eficiente y procurar que sea una carga menor para el sector privado y para el crecimiento del empleo formal.
En este marco, nosotros tenemos el programa de metas trianuales y también un programa de metas trimestrales de déficit. Este es el primer año en el cual estamos trabajando con una meta del 4,2 por ciento del PBI de déficit primario, 3,2 por ciento el año que viene y 2,2 por ciento en 2019.
En el marco de esa meta, de 3,2 por ciento para el año 2018, es que hemos elaborado este presupuesto. Como se puede ver en la diapositiva, este es un presupuesto que tiene, para el año 2018, un objetivo de resultado primario de 395.000 millones de pesos. Eso surge de ingresos totales aproximados a 2.104.000 millones de pesos; gasto primario por aproximadamente 2.499.000 millones de pesos -dando el resultado primario que mencioné anteriormente- e intereses aproximados a los 283.800 millones de pesos. Lo que da como resultado financiero el monto deficitario de 678.870 millones de pesos.
En grandes lineamientos, se puede ver aquí que los ingresos totales crecen -con respecto al 2017- un 19 por ciento y por encima de lo que es el crecimiento de los gastos primarios. O sea, los ingresos crecen un 19 por ciento y los gastos primarios, el 14,8 por ciento. Vemos también que el gasto de capital crece por encima de lo que es el gasto corriente. Estos son dos elementos muy importantes que nos permiten cumplir algunos objetivos que mencionaba anteriormente. Es decir, ingresos crecen más que gastos y gastos de capital crecen más que gastos corrientes.
Avanzando hacia lo que es el cálculo de los recursos en la recaudación de impuestos nacionales, vemos que la recaudación total prevista para el año 2018 es cercana a los 3.043.000 millones de pesos. Eso es un 18,7 por ciento superior a lo que prevemos recaudar en el año 2017. Esa recaudación, como porcentaje del PBI, cae levemente con respecto al año 2017; vemos que la presión tributaria se reduce del 24,93 por ciento al 24,61 por ciento y también la apertura por impuestos.
Los impuestos más relevantes son los habituales: impuesto a las ganancias, IVA y contribuciones a la seguridad social. Se ve que en nuestra estimación de recursos la mayoría de los impuestos mantienen la presión tributaria. Entendemos que el impuesto que va a tener un crecimiento por encima del PBI nominal es aportes y contribuciones a la seguridad social.
En la línea de otros impuestos, en 2017 están los recursos ingresados por el blanqueo durante el transcurso de este año. En 2018, nosotros estamos incluyendo una estimación de recaudación por el revalúo fiscal que estamos proponiendo en un proyecto de ley que se ha presentado en conjunto con el presupuesto.
Cuando vemos cómo se distribuye esa recaudación de impuestos nacionales entre la Nación y las provincias -acá se repite un poco lo que había dicho antes-, en el total de la presión tributaria hay una baja del 24,9 al 24,6 por ciento si comparamos 2018 con 2017.
Si uno va un poco más hacia atrás y compara con el año 2015 ve, en relación con la presión tributaria, que la recaudación total de impuestos nacionales en el año 2018 va a ser 1,7 puntos porcentuales menor que la que teníamos en el año 2015.
Cuando uno ve cómo es la evolución de esa recaudación entre la Nación y las provincias, observa que la mayor parte de esa baja de la presión impositiva ha caído en cabeza de la Nación. Esto se da por dos motivos; el primer motivo es que buena parte de los impuestos que más han bajado tienen que ver con impuestos que son eminentemente nacionales, como las retenciones. Se ha bajado la presión impositiva de otros impuestos coparticipados; por ejemplo, mediante la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y el gasto tributario asociado a la ley pyme que ha aprobado este Congreso.
También hay una aceleración en la devolución de impuestos a la inversión y a las exportaciones, y una suba de reintegros a la exportación que explican esta baja en el tiempo de la presión tributaria. Repito: esto se ve solamente en cabeza de la Nación por el tipo de impuesto que se han bajado y también por la devolución gradual del 15 por ciento de la Nación a las provincias, que ha hecho que la parte que han puesto las provincias sobre la baja de la presión tributaria se haya compensado por esa mayor transferencia de recursos de la Nación. Aquí vemos una baja en la presión tributaria de casi 2 puntos absorbida en el tiempo mayormente por parte de la Nación.
Esta es una trayectoria que va a continuar en los próximos años. Quedan todavía pendientes para 2018, 2019 y 2020 unos 0,6 puntos del PBI de recursos nacionales que van a ir a manos de las provincias por la continuidad del proceso de devolución del 3 por ciento, que completa el 15 por ciento de la ANSES.
En cuanto a la recaudación de 2018, viéndola más en detalle hacia qué jurisdicciones se distribuye, vemos que la recaudación total -como dijimos anteriormente- aumenta un 18,7 por ciento y que ese porcentaje está compuesto por un aumento del 17,4 por ciento de recaudación de impuestos nacionales que se queda la Nación, y un 21,9 por ciento de crecimiento de la parte de los impuestos nacionales que van a las provincias. Esto, otra vez, tiene que ver con los 3 puntos adicionales que la Nación le está enviando a las provincias por el 15 por ciento que anteriormente iba a la ANSES.
Como novedad de este presupuesto, en la columna de instituciones de la seguridad social estamos proponiendo hacer una asignación específica del 70 por ciento de la recaudación del impuesto al cheque y de la recaudación proveniente del revalúo de activos por asignación específica a la ANSES. Esto lo estamos proponiendo como consecuencia del monto creciente de transferencias que el Tesoro viene dando en los últimos años a la ANSES.
En el gráfico puede observarse que la ANSES necesitará recibir del Tesoro, en 2018, el equivalente a 3,2 por ciento del PBI. Tal como se ve, este 3,2 por ciento del PBI equivale al déficit primario que nosotros hemos puesto como meta en el sector público nacional. Es decir, el monto total del déficit primario se explica por la necesidad de fondos que tiene la ANSES para cumplir con todas sus políticas sociales.
Es por esta razón que nosotros estamos proponiendo que tanto la recaudación del impuesto al cheque como del revalúo de activos se destinen directamente a ANSES, ya que si no se hiciere así y se destinaran al Tesoro pasaríamos a tener un Tesoro superavitario. Creemos que tiene mucho más sentido que la recaudación de esos impuestos se destine específicamente a la ANSES.
Yendo un poco más al detalle de análisis de ingresos y gastos de la administración pública nacional, vemos cómo los ingresos crecen un 19 por ciento con respecto a 2018; los ingresos tributarios, un 17,4 por ciento y la renta a la propiedad crece casi un 74 por ciento e incluye una transferencia del Banco Nación al Tesoro equivalente a 20.000 millones de pesos. Otros ingresos corrientes crecen un 23 por ciento y los ingresos de capital, un 8,6 por ciento.
El gasto primario -como habíamos visto anteriormente- crece un 14,8 por ciento; el gasto corriente, un 14,6 por ciento, con un crecimiento muy significativo en lo que son las prestaciones sociales, que crecen un 22 por ciento. Los subsidios económicos tienen una caída del 16 por ciento; salarios y transferencias a universidades crecen en torno al 16 por ciento y se observa una caída del 5 por ciento en otros gastos de funcionamiento; es decir, en gastos corrientes operativos de la administración pública.
El gasto de capital crece un 17,2 por ciento con un crecimiento más significativo en el rubro de educación, por distintos conceptos relacionados con jardines, remodelación de escuelas y equipamiento.
Al analizar la composición del gasto por inciso, vemos un crecimiento del gasto en personal de un 16,3 por ciento, y un crecimiento muy bajo y una caída en lo que son bienes de consumo y servicios no personales. Otra vez, esto está muy relacionado con los gastos de funcionamiento del Estado.
Vemos un crecimiento de casi el 29 por ciento en bienes de uso, lo que generalmente está muy asociado a lo que es el gasto de capital. El rubro de transferencias crece en un 15 por ciento; el de incremento de activos financieros -un rubro menor en el presupuesto- aumenta un 82 por ciento y los servicios de la deuda -es decir, los intereses- un 28 por ciento. Esto da un aumento total del gasto del 16 por ciento para la administración pública nacional.
En lo que hace a la apertura por jurisdicción, se observa un crecimiento del servicio de la deuda del 28 por ciento. Vemos que los ministerios que tienen un crecimiento relativo más alto son aquellos que ejecutan las políticas sociales, como el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social -que tiene a la ANSES como uno de sus servicios administrativos-, el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación. Le siguen, en términos de crecimiento del gasto, aquellos ministerios que tienen un alto componente salarial, como el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Seguridad, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Poder Legislativo y el Poder Judicial; todos están creciendo algo por encima de la inflación prevista para el año que viene.
Se observa una caída principalmente en aquellos ministerios que ejecutan los programas de subsidios económicos y en los que tienen algunos programas de créditos a través de los cuales -por medio de programas presupuestarios- se financiaban distintas actividades que hoy estamos encarando desde los bancos públicos. Es decir, desde el Banco Nación y el BICE, y ya no desde los programas presupuestarios.
En lo que es el análisis por finalidad y función, se observa un comportamiento similar al que acabo de mencionar.
El rubro de servicio de la deuda crece un 28 por ciento; el de servicios sociales, un 21 por ciento; el de defensa y seguridad, un 14 por ciento y el de administración gubernamental, un 1 por ciento. El rubro de servicios económicos -que es donde se concentran los subsidios- cae un 8 por ciento con respecto a 2017.
En este gráfico se puede observar lo que es la participación de cada una de las finalidades del gasto dentro del gasto total. Observamos que el gasto social -lo que está en la finalidad servicios sociales- representa el 68 por ciento del gasto total, aumentando su participación respecto a 2017 -cuando representaba un 65-, a 2016 -cuando representaba un 60- y quedando 6 puntos por encima de lo que fue el promedio 2003-2015, donde el gasto social representaba un 62 por ciento del gasto total.
Hay un leve incremento en la participación de los servicios de la deuda -que crecen de un 9 por ciento en 2017 a un 10 por ciento del gasto total en 2018- y una caída en lo que son los servicios económicos -otra vez, básicamente subsidios, que compensan el incremento en esas dos finalidades que mencioné anteriormente.
Hemos hecho un apartado para lo que es la clasificación geográfica del gasto en aquellas provincias pertenecientes a lo que hemos denominado el Plan Belgrano. Hemos identificado algunos programas en los cuales la clasificación geográfica es relevante, porque no siempre la clasificación geográfica de los programas presupuestarios lo es. Acá hemos identificado aquellos programas en los que sí es relevante, y vemos que en 2018 estamos destinando a las provincias del Plan Belgrano un total de 350.000 millones de pesos -entre inversión en infraestructura y gasto social-, lo que implica un crecimiento de un 27 por ciento con respecto a 2017, muy por encima del aumento promedio del gasto, que es de 14,8 por ciento.
Por último, quiero referirme a algunos temas sobre trasparencia y procesos que estamos mejorando y profundizando. En primer lugar, para poner en valor lo que estamos discutiendo hoy, el presupuesto de 2018.
Lo que se puede ver en este gráfico es que hoy estamos hablando del presupuesto que efectivamente vamos a ejecutar el año que viene. Eso ya lo hemos demostrado en lo que ha pasado este año. Después de muchos años en los cuales los presupuestos se subestimaban en recursos y en gastos, este año terminaremos con un nivel de gasto total solamente de un 3 por ciento por encima del crédito inicialmente aprobado.
Esto es muy diferente al promedio de casi 20 por ciento de ampliaciones presupuestarias realizadas entre 2004 y 2015. Los proyectos de ley de presupuesto discutidos en el Congreso realmente no sirvieron como guía para las ejecuciones a realizarse los años siguientes.
Desde el ministerio estamos haciendo esfuerzos para comunicar mejor la evolución de las cuentas fiscales y agregamos mucha más información en el sitio web. Asimismo, pusimos a disposición de la comunidad la ejecución diaria solamente con una jornada de atraso, y elaboramos el nuevo informe de ingresos y gastos que acabamos de ver.
Podemos discutir cuánto se destina a subsidios y cuánto a programas de transferencia; por ejemplo, a asignaciones familiares. Hasta el año pasado esos rubros estaban contenido en una misma línea del presupuesto y no sabíamos si hablábamos de subsidios a empresas o de beneficios sociales a personas.
Por otro lado, avanzamos en la vinculación entre el plan de gobierno y los programas presupuestarios. Este es un apartado muy interesante que los señores diputados pueden ver en el mensaje del Poder Ejecutivo.
Nuestro plan de gobierno está orientado a vincular ocho objetivos. Tenemos cien iniciativas prioritarias que contienen seiscientos proyectos de los cuales quinientos tienen identificados programas presupuestarios. De estos últimos, trescientos cincuenta tienen mediciones físicas que comunicamos trimestralmente. Cabe aclarar que las más significativas las informamos mensualmente.
Por ejemplo, incluida en la finalidad servicios sociales, la iniciativa "Sistema Previsional y Reparación Histórica" tiene asignados 992.000 millones de pesos. Los indicadores muestran qué aspiramos lograr con estas iniciativas. Para 2018 proponemos elevar la cobertura al 88,6 por ciento.
En relación con el plan de infraestructura escolar, hay una partida de 15.000 millones de pesos destinada a la construcción de aulas para salas de 3, 4 y 5 años. La meta es finalizar 3.043 aulas en 2018.
Acerca de la finalidad servicios sociales, función vivienda y urbanismo, tenemos dos programas principales. Uno cuenta con 22.500 millones de pesos destinados a terminar la construcción de 27.000 viviendas en 2018, y el otro con 10.700 millones de pesos para cumplir con los objetivos del programa Hábitat interviniendo en doscientos setenta y ocho barrios precarios.
Pasando al rubro agua potable y alcantarillado, la asignación presupuestaria es de 20.000 millones de pesos y el objetivo es que en 2018 haya 1.403.000 beneficiarios accediendo al servicio de agua potable y cloacas.
Por último, acerca del transporte, nos proponemos construir 2.215 kilómetros de autopistas y pavimentar 4.079 kilómetros de caminos.
Incluso, específicamente en lo que respecta a transporte urbano, aspiramos a cumplir con el 96 por ciento del servicio programado de los trenes metropolitanos.
De este modo, doy por finalizada mi presentación.
Como bien señaló el secretario de Política Económica, tenemos tres objetivos que se tensionan en materia de política fiscal. Primero, reducir el déficit para asegurar la solvencia de las cuentas públicas. Segundo, mejorar la composición del gasto para saldar la deuda en infraestructura. Tercero, bajar gradualmente la presión tributaria, mantener un sistema más eficiente y procurar que sea una carga menor para el sector privado y para el crecimiento del empleo formal.
En este marco, nosotros tenemos el programa de metas trianuales y también un programa de metas trimestrales de déficit. Este es el primer año en el cual estamos trabajando con una meta del 4,2 por ciento del PBI de déficit primario, 3,2 por ciento el año que viene y 2,2 por ciento en 2019.
En el marco de esa meta, de 3,2 por ciento para el año 2018, es que hemos elaborado este presupuesto. Como se puede ver en la diapositiva, este es un presupuesto que tiene, para el año 2018, un objetivo de resultado primario de 395.000 millones de pesos. Eso surge de ingresos totales aproximados a 2.104.000 millones de pesos; gasto primario por aproximadamente 2.499.000 millones de pesos -dando el resultado primario que mencioné anteriormente- e intereses aproximados a los 283.800 millones de pesos. Lo que da como resultado financiero el monto deficitario de 678.870 millones de pesos.
En grandes lineamientos, se puede ver aquí que los ingresos totales crecen -con respecto al 2017- un 19 por ciento y por encima de lo que es el crecimiento de los gastos primarios. O sea, los ingresos crecen un 19 por ciento y los gastos primarios, el 14,8 por ciento. Vemos también que el gasto de capital crece por encima de lo que es el gasto corriente. Estos son dos elementos muy importantes que nos permiten cumplir algunos objetivos que mencionaba anteriormente. Es decir, ingresos crecen más que gastos y gastos de capital crecen más que gastos corrientes.
Avanzando hacia lo que es el cálculo de los recursos en la recaudación de impuestos nacionales, vemos que la recaudación total prevista para el año 2018 es cercana a los 3.043.000 millones de pesos. Eso es un 18,7 por ciento superior a lo que prevemos recaudar en el año 2017. Esa recaudación, como porcentaje del PBI, cae levemente con respecto al año 2017; vemos que la presión tributaria se reduce del 24,93 por ciento al 24,61 por ciento y también la apertura por impuestos.
Los impuestos más relevantes son los habituales: impuesto a las ganancias, IVA y contribuciones a la seguridad social. Se ve que en nuestra estimación de recursos la mayoría de los impuestos mantienen la presión tributaria. Entendemos que el impuesto que va a tener un crecimiento por encima del PBI nominal es aportes y contribuciones a la seguridad social.
En la línea de otros impuestos, en 2017 están los recursos ingresados por el blanqueo durante el transcurso de este año. En 2018, nosotros estamos incluyendo una estimación de recaudación por el revalúo fiscal que estamos proponiendo en un proyecto de ley que se ha presentado en conjunto con el presupuesto.
Cuando vemos cómo se distribuye esa recaudación de impuestos nacionales entre la Nación y las provincias -acá se repite un poco lo que había dicho antes-, en el total de la presión tributaria hay una baja del 24,9 al 24,6 por ciento si comparamos 2018 con 2017.
Si uno va un poco más hacia atrás y compara con el año 2015 ve, en relación con la presión tributaria, que la recaudación total de impuestos nacionales en el año 2018 va a ser 1,7 puntos porcentuales menor que la que teníamos en el año 2015.
Cuando uno ve cómo es la evolución de esa recaudación entre la Nación y las provincias, observa que la mayor parte de esa baja de la presión impositiva ha caído en cabeza de la Nación. Esto se da por dos motivos; el primer motivo es que buena parte de los impuestos que más han bajado tienen que ver con impuestos que son eminentemente nacionales, como las retenciones. Se ha bajado la presión impositiva de otros impuestos coparticipados; por ejemplo, mediante la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y el gasto tributario asociado a la ley pyme que ha aprobado este Congreso.
También hay una aceleración en la devolución de impuestos a la inversión y a las exportaciones, y una suba de reintegros a la exportación que explican esta baja en el tiempo de la presión tributaria. Repito: esto se ve solamente en cabeza de la Nación por el tipo de impuesto que se han bajado y también por la devolución gradual del 15 por ciento de la Nación a las provincias, que ha hecho que la parte que han puesto las provincias sobre la baja de la presión tributaria se haya compensado por esa mayor transferencia de recursos de la Nación. Aquí vemos una baja en la presión tributaria de casi 2 puntos absorbida en el tiempo mayormente por parte de la Nación.
Esta es una trayectoria que va a continuar en los próximos años. Quedan todavía pendientes para 2018, 2019 y 2020 unos 0,6 puntos del PBI de recursos nacionales que van a ir a manos de las provincias por la continuidad del proceso de devolución del 3 por ciento, que completa el 15 por ciento de la ANSES.
En cuanto a la recaudación de 2018, viéndola más en detalle hacia qué jurisdicciones se distribuye, vemos que la recaudación total -como dijimos anteriormente- aumenta un 18,7 por ciento y que ese porcentaje está compuesto por un aumento del 17,4 por ciento de recaudación de impuestos nacionales que se queda la Nación, y un 21,9 por ciento de crecimiento de la parte de los impuestos nacionales que van a las provincias. Esto, otra vez, tiene que ver con los 3 puntos adicionales que la Nación le está enviando a las provincias por el 15 por ciento que anteriormente iba a la ANSES.
Como novedad de este presupuesto, en la columna de instituciones de la seguridad social estamos proponiendo hacer una asignación específica del 70 por ciento de la recaudación del impuesto al cheque y de la recaudación proveniente del revalúo de activos por asignación específica a la ANSES. Esto lo estamos proponiendo como consecuencia del monto creciente de transferencias que el Tesoro viene dando en los últimos años a la ANSES.
En el gráfico puede observarse que la ANSES necesitará recibir del Tesoro, en 2018, el equivalente a 3,2 por ciento del PBI. Tal como se ve, este 3,2 por ciento del PBI equivale al déficit primario que nosotros hemos puesto como meta en el sector público nacional. Es decir, el monto total del déficit primario se explica por la necesidad de fondos que tiene la ANSES para cumplir con todas sus políticas sociales.
Es por esta razón que nosotros estamos proponiendo que tanto la recaudación del impuesto al cheque como del revalúo de activos se destinen directamente a ANSES, ya que si no se hiciere así y se destinaran al Tesoro pasaríamos a tener un Tesoro superavitario. Creemos que tiene mucho más sentido que la recaudación de esos impuestos se destine específicamente a la ANSES.
Yendo un poco más al detalle de análisis de ingresos y gastos de la administración pública nacional, vemos cómo los ingresos crecen un 19 por ciento con respecto a 2018; los ingresos tributarios, un 17,4 por ciento y la renta a la propiedad crece casi un 74 por ciento e incluye una transferencia del Banco Nación al Tesoro equivalente a 20.000 millones de pesos. Otros ingresos corrientes crecen un 23 por ciento y los ingresos de capital, un 8,6 por ciento.
El gasto primario -como habíamos visto anteriormente- crece un 14,8 por ciento; el gasto corriente, un 14,6 por ciento, con un crecimiento muy significativo en lo que son las prestaciones sociales, que crecen un 22 por ciento. Los subsidios económicos tienen una caída del 16 por ciento; salarios y transferencias a universidades crecen en torno al 16 por ciento y se observa una caída del 5 por ciento en otros gastos de funcionamiento; es decir, en gastos corrientes operativos de la administración pública.
El gasto de capital crece un 17,2 por ciento con un crecimiento más significativo en el rubro de educación, por distintos conceptos relacionados con jardines, remodelación de escuelas y equipamiento.
Al analizar la composición del gasto por inciso, vemos un crecimiento del gasto en personal de un 16,3 por ciento, y un crecimiento muy bajo y una caída en lo que son bienes de consumo y servicios no personales. Otra vez, esto está muy relacionado con los gastos de funcionamiento del Estado.
Vemos un crecimiento de casi el 29 por ciento en bienes de uso, lo que generalmente está muy asociado a lo que es el gasto de capital. El rubro de transferencias crece en un 15 por ciento; el de incremento de activos financieros -un rubro menor en el presupuesto- aumenta un 82 por ciento y los servicios de la deuda -es decir, los intereses- un 28 por ciento. Esto da un aumento total del gasto del 16 por ciento para la administración pública nacional.
En lo que hace a la apertura por jurisdicción, se observa un crecimiento del servicio de la deuda del 28 por ciento. Vemos que los ministerios que tienen un crecimiento relativo más alto son aquellos que ejecutan las políticas sociales, como el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social -que tiene a la ANSES como uno de sus servicios administrativos-, el Ministerio de Desarrollo Social y el Ministerio de Educación. Le siguen, en términos de crecimiento del gasto, aquellos ministerios que tienen un alto componente salarial, como el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Seguridad, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Poder Legislativo y el Poder Judicial; todos están creciendo algo por encima de la inflación prevista para el año que viene.
Se observa una caída principalmente en aquellos ministerios que ejecutan los programas de subsidios económicos y en los que tienen algunos programas de créditos a través de los cuales -por medio de programas presupuestarios- se financiaban distintas actividades que hoy estamos encarando desde los bancos públicos. Es decir, desde el Banco Nación y el BICE, y ya no desde los programas presupuestarios.
En lo que es el análisis por finalidad y función, se observa un comportamiento similar al que acabo de mencionar.
El rubro de servicio de la deuda crece un 28 por ciento; el de servicios sociales, un 21 por ciento; el de defensa y seguridad, un 14 por ciento y el de administración gubernamental, un 1 por ciento. El rubro de servicios económicos -que es donde se concentran los subsidios- cae un 8 por ciento con respecto a 2017.
En este gráfico se puede observar lo que es la participación de cada una de las finalidades del gasto dentro del gasto total. Observamos que el gasto social -lo que está en la finalidad servicios sociales- representa el 68 por ciento del gasto total, aumentando su participación respecto a 2017 -cuando representaba un 65-, a 2016 -cuando representaba un 60- y quedando 6 puntos por encima de lo que fue el promedio 2003-2015, donde el gasto social representaba un 62 por ciento del gasto total.
Hay un leve incremento en la participación de los servicios de la deuda -que crecen de un 9 por ciento en 2017 a un 10 por ciento del gasto total en 2018- y una caída en lo que son los servicios económicos -otra vez, básicamente subsidios, que compensan el incremento en esas dos finalidades que mencioné anteriormente.
Hemos hecho un apartado para lo que es la clasificación geográfica del gasto en aquellas provincias pertenecientes a lo que hemos denominado el Plan Belgrano. Hemos identificado algunos programas en los cuales la clasificación geográfica es relevante, porque no siempre la clasificación geográfica de los programas presupuestarios lo es. Acá hemos identificado aquellos programas en los que sí es relevante, y vemos que en 2018 estamos destinando a las provincias del Plan Belgrano un total de 350.000 millones de pesos -entre inversión en infraestructura y gasto social-, lo que implica un crecimiento de un 27 por ciento con respecto a 2017, muy por encima del aumento promedio del gasto, que es de 14,8 por ciento.
Por último, quiero referirme a algunos temas sobre trasparencia y procesos que estamos mejorando y profundizando. En primer lugar, para poner en valor lo que estamos discutiendo hoy, el presupuesto de 2018.
Lo que se puede ver en este gráfico es que hoy estamos hablando del presupuesto que efectivamente vamos a ejecutar el año que viene. Eso ya lo hemos demostrado en lo que ha pasado este año. Después de muchos años en los cuales los presupuestos se subestimaban en recursos y en gastos, este año terminaremos con un nivel de gasto total solamente de un 3 por ciento por encima del crédito inicialmente aprobado.
Esto es muy diferente al promedio de casi 20 por ciento de ampliaciones presupuestarias realizadas entre 2004 y 2015. Los proyectos de ley de presupuesto discutidos en el Congreso realmente no sirvieron como guía para las ejecuciones a realizarse los años siguientes.
Desde el ministerio estamos haciendo esfuerzos para comunicar mejor la evolución de las cuentas fiscales y agregamos mucha más información en el sitio web. Asimismo, pusimos a disposición de la comunidad la ejecución diaria solamente con una jornada de atraso, y elaboramos el nuevo informe de ingresos y gastos que acabamos de ver.
Podemos discutir cuánto se destina a subsidios y cuánto a programas de transferencia; por ejemplo, a asignaciones familiares. Hasta el año pasado esos rubros estaban contenido en una misma línea del presupuesto y no sabíamos si hablábamos de subsidios a empresas o de beneficios sociales a personas.
Por otro lado, avanzamos en la vinculación entre el plan de gobierno y los programas presupuestarios. Este es un apartado muy interesante que los señores diputados pueden ver en el mensaje del Poder Ejecutivo.
Nuestro plan de gobierno está orientado a vincular ocho objetivos. Tenemos cien iniciativas prioritarias que contienen seiscientos proyectos de los cuales quinientos tienen identificados programas presupuestarios. De estos últimos, trescientos cincuenta tienen mediciones físicas que comunicamos trimestralmente. Cabe aclarar que las más significativas las informamos mensualmente.
Por ejemplo, incluida en la finalidad servicios sociales, la iniciativa "Sistema Previsional y Reparación Histórica" tiene asignados 992.000 millones de pesos. Los indicadores muestran qué aspiramos lograr con estas iniciativas. Para 2018 proponemos elevar la cobertura al 88,6 por ciento.
En relación con el plan de infraestructura escolar, hay una partida de 15.000 millones de pesos destinada a la construcción de aulas para salas de 3, 4 y 5 años. La meta es finalizar 3.043 aulas en 2018.
Acerca de la finalidad servicios sociales, función vivienda y urbanismo, tenemos dos programas principales. Uno cuenta con 22.500 millones de pesos destinados a terminar la construcción de 27.000 viviendas en 2018, y el otro con 10.700 millones de pesos para cumplir con los objetivos del programa Hábitat interviniendo en doscientos setenta y ocho barrios precarios.
Pasando al rubro agua potable y alcantarillado, la asignación presupuestaria es de 20.000 millones de pesos y el objetivo es que en 2018 haya 1.403.000 beneficiarios accediendo al servicio de agua potable y cloacas.
Por último, acerca del transporte, nos proponemos construir 2.215 kilómetros de autopistas y pavimentar 4.079 kilómetros de caminos.
Incluso, específicamente en lo que respecta a transporte urbano, aspiramos a cumplir con el 96 por ciento del servicio programado de los trenes metropolitanos.
De este modo, doy por finalizada mi presentación.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor ministro de Finanzas, licenciado Caputo.
SR. MINISTRO DE FINANZAS Señor presidente: comentaré brevemente lo atinente a la deuda y a los créditos en general.
Como ven en el gráfico, la deuda pública total al 31 de agosto asciende a 302.700 millones de dólares. El 70 por ciento de esa suma corresponde a títulos públicos. De ese total, aproximadamente el 50 por ciento es deuda con el sector privado y el resto es deuda intrasector público, es decir, con el Banco Central, el FGS y el Banco Nación. Hacemos hincapié en esto porque Argentina es uno de los países que tiene mayor proporción de deuda intrasector público como porcentaje de su deuda total.
Es por eso que nosotros miramos la deuda neta porque, en realidad, la deuda con el sector privado y los multilaterales es la deuda sujeta a refinanciamiento. La deuda intrasector público afecta al bolsillo nuestro; por eso, en la deuda intrasector público asumimos riesgo de refinanciamiento cero.
Entonces, cuando evaluamos la situación de la deuda nos focalizamos -obviamente- en la deuda con el sector privado y los organismos multilaterales porque, como dije, esa es la deuda que está sujeta a refinanciamiento.
Cuando vemos la distribución, vemos que el 73 por ciento de la deuda emitida corresponde a legislación argentina y el 27 por ciento a legislación externa. Ahora, cuando vemos la distribución de monedas, vemos que el 75 por ciento es emitida en dólares y el 25 por ciento en nuestra moneda local.
Esto es algo que tenemos que ir cambiando. Nosotros estamos haciendo mucho foco en esto porque el objetivo es cada vez tener más deuda en nuestra moneda local. A su vez, también tener más deuda de lo que se llama deuda interna, es decir, financiada por los argentinos.
¿Por qué esto? Porque la intención es dejar de depender -como le ha pasado a Argentina a lo largo de su historia- del financiamiento externo. ¿Por qué dejar de depender? Porque esa es la parte que no controlamos. O sea, si hay un shock externo no depende de nosotros. Entonces, el ideal es apuntar a ir revirtiendo esta tendencia; de ahí los esfuerzos que estamos haciendo desde el Ministerio de Finanzas de promover la ley de mercado de capitales, incentivar el ahorro de los argentinos en moneda local y en el largo plazo. Es decir, tratar de conectar nuevamente el ahorro con los proyectos.
Promover el mercado de capitales no obedece a tratar de aumentar la especulación, ni mucho menos. Trata de generar un marco mucho más favorable para la gente y para las pymes, para que puedan tener otra fuente de financiamiento alternativa al sistema financiero, que le compita y que puedan llegar a financiarse a plazos y tasas más accesibles.
En la siguiente diapositiva vemos el perfil de vencimientos de capital de deuda con el sector privado y con los organismos.
En 2018, si recuerdan, los vencimientos eran relativamente bajos; llegaban a los 3.500 millones de dólares. También recordarán que, dado que teníamos vencimientos altos en 2017, decidimos combinar 2017 y 2018 esencialmente con el programa de LETES y de REPO. Por eso, la figura en 2018 ahora es más alta de lo que les había mostrado el año pasado.
Acá vemos un gráfico muy interesante que es lo que ha sido la evolución de nuestros bonos más emblemáticos de los últimos tiempos y vemos que en el pasado llegaron a rendir 20 por ciento desde el año 2012. Si vamos un poco más atrás, incluso llegaron a rendir 50 por ciento. Hoy estamos a niveles de 4,63 por ciento y nos estamos financiando a las tasas más bajas de nuestra historia.
Cuando lo vemos en términos de riesgo país, obviamente, es lo mismo. El riesgo país es la sobretasa que cada país paga con respecto a la tasa libre de riesgo, que es la tasa del Tesoro americano.
Es decir, siempre dentro del componente de nuestro financiamiento hay un componente que manejamos y otro que no. El comportamiento de las tasas internacionales es lo que no manejamos; la sobretasa o riesgo país, por supuesto, depende de las medidas que tomemos, la credibilidad y la confianza que estemos generando. Cuando vemos nuevamente el riesgo país, en los últimos años alcanzó los 1400 puntos básicos; o sea, 14 por ciento por encima de la tasa de riesgo americano. Hoy estamos en los niveles más bajos; concretamente, en 375 puntos básicos.
Esto es importantísimo, porque nos ha permitido lograr este boom de créditos que estamos viendo. Todo este reordenamiento financiero es lo que nos ha permitido llegar con créditos a plazos y tasas que nunca hemos visto para las pymes y para la gente. La gente hoy tiene acceso a créditos hipotecarios a treinta años que están subiendo vertiginosamente. Para darles un dato, en agosto subió un 40 por ciento; parece una tasa anual, pero es una tasa mensual ese 40 por ciento que subió en agosto con respecto a julio de este año. Julio de este año contra junio subió otro 30 por ciento. Ahora, el potencial que hay es enorme, porque aun a esta tasa de crecimiento vertiginoso estamos en apenas un punto de producto en lo que son los créditos hipotecarios. ¿Se imaginan el potencial de crecimiento que hay? En la región tenemos países como Chile, que tienen 27 puntos y los países que menos tienen están en el orden de los 6 puntos del producto. No nos comparamos con países desarrollados que están en el orden de los 80 puntos.
Este es un sector muy dinamizador que está creciendo fuerte y que tiene un potencial de crecimiento fenomenal. A través de Argenta estamos llegando también a los jubilados, que si tenían que pedir financiamiento terminaban en tasas usurarias a más del ciento por ciento. Hoy les llega el financiamiento a las mismas tasas prácticamente que nos financiamos nosotros; es decir, el Tesoro.
De vuelta, esto es importante al igual que cuando el secretario Galiani mencionaba la competitividad. Este es un efecto de competitividad inmediato: haber logrado bajar el costo de financiamiento del Estado o de las empresas, de las pymes y haber llegado con el crédito a la gente, es algo inmediato.
Como bien decía el licenciado Galiani, también estamos trabajando en mejorar la competitividad vía mejoras en infraestructura y a través de la mejora tributaria que vamos a hacer. Todo eso va a ser paulatino. En el caso del costo del financiamiento, hay una mejora inmediata y eso es muy valorado.
En esta filmina podemos observar la deuda bruta y neta, y un poco la comparación con otros países de la región. Vamos a terminar en 2017 con un deuda bruta del 58,6 por ciento y una deuda neta de 28,5 por ciento. Está sobreestimada en un punto porque en la operación de REPO, que generamos el año pasado, la sobregarantía de bonos que tenemos que dar por esa operación representa un punto del producto. Con lo cual estamos hablando del 57,6 y 27,5 respectivamente, ya descontando ese efecto.
Cuando observamos un poco la evolución, es importante ver que de 2015 a 2018 la deuda bruta va a haber aumentado aproximadamente 5 puntos. Es decir, 1,6 puntos por año. Si lo comparamos con los niveles de 2011 a 2015, la deuda bruta subió de 38,9 puntos del producto a 53,5. Es decir, estamos hablando casi de 15 puntos, un promedio de 3 puntos por año. Nosotros estamos diciendo que en tres años va a subir 1,6.
Para ver el ritmo al que está subiendo la deuda, creo que este gráfico es bien representativo. Muestra que efectivamente está subiendo, pero a un menor ritmo incluso que aquél al que estuvo subiendo los cinco años anteriores a 2015.
Acá viene el famoso tema de la sustentabilidad de la deuda, que tanto se comenta y se escucha con los especialistas y los opinólogos. Se escucha mucho decir que, si financiáramos este nivel de déficit durante los próximos 10 o 20 años, la deuda se tornaría en un problema.
No digo que eso sea incorrecto. Nunca nadie perteneciente a este gobierno, desde que llegamos, ha dicho que pensamos mantener el nivel de déficit de 2016 o de 2017. Siempre hemos dicho que gradualmente vamos a converger en un equilibrio fiscal. Entonces, el debate es un poco raro, porque no hay una discusión de fondo.
Vamos a llegar a un equilibrio fiscal. Lo que estamos discutiendo es la forma. Creemos que tiene que ser gradual, pensamos que es lo mejor y lo más digerible para los argentinos. Habrá analistas y opinólogos que quieren un ajuste, que lleguemos al equilibrio fiscal en un año, en 2018, y está bien; es opinable. Pero, en todo caso, el nivel de debate debiera ser: ¿es eso mejor para los argentinos? ¿Vamos a crear mejores condiciones si hacemos eso?
Nosotros creemos que no; entonces, hemos decidido tomar un camino gradual que -vale decirlo- ya está dando resultados porque, a un año de haber iniciado esto, estamos creciendo al 3 por ciento, como aclaró muchas veces el ministro Dujovne. Las proyecciones del ministro son que vamos a crecer por lo menos al 3,5 por ciento el año próximo.
La inflación está bajando, las reservas del Banco Central están en 50.000 millones de dólares, no tenemos restricciones cambiarias, el crédito está llegando a todos y está siendo el motor del crecimiento.
El presidente Macri habla de la necesidad de ser un país normal; bueno, en un país normal la gente, las pequeñas empresas, las grandes empresas y los gobiernos tienen crédito. En un país normal nadie tiene que ahorrar cuarenta años en una moneda diferente a la suya para poder acceder a la vivienda propia. En un país normal, uno tiene trabajo; con eso tiene crédito y accede a una vivienda o a un auto. Eso no es revolucionario, funciona en todos lados. Va a funcionar acá también.
Entonces, en todo caso la pregunta para mí sería: ustedes proponen este camino gradual, pero ¿a cuánto va a llegar la deuda para cuando hayamos alcanzado ese equilibrio fiscal? Esa sería una pregunta válida.
Acá lo mostramos. La deuda neta -de vuelta, neta refiriéndome al sector privado y a los organismos- se va a estabilizar en 2020 y, a partir de ese año, va a tender a descender. Esto es efectivamente así.
Si ustedes recuerdan, el año pasado cuando vine dije que la deuda neta para este año iba a ser de 27,5. Si vuelvo al gráfico anterior, verán que este año finalmente estamos en 28,5 solamente como consecuencia de este efecto transitorio de la operación de REPO. Descontado ese, estamos exactamente en el 27,5 por ciento al que nos referimos el año pasado, con la estimación de que íbamos a crecer al 3 por ciento, lo que también ocurrió. Esto no lo digo para darnos crédito y agrandarnos sino para mostrar que, si se cumplen las metas, los números son fehacientes, aunque pueda haber una pequeña variación de acuerdo con la estimación de tipo de cambio o de inflación.
Igualmente, fíjense que, cumplidas las metas de déficit y crecimiento, la cantidad de deuda neta del 27,5 por ciento para 2017 coincide exactamente con el número señalado el año pasado.
Consideramos importante cumplir las metas. Como siempre dice el ministro Dujovne y todos repetimos: esto no es negociable. Reitero: siempre vamos a cumplir las metas fiscales. Entiendo que hace dos años alguno pudiera haber dudado, pero "sobrecumplimos" el primer año y cumpliremos también este. Además, cuando el ministro Dujovne cumpla el año que viene con el 3,2 por ciento, no sé, tal vez discutiremos si cumpliremos con el 2,2. O sea, las metas siempre las cumpliremos porque más que nadie sabemos cómo funciona esto. La credibilidad tarda mucho tiempo en ganarse y se pierde rápidamente. No tenemos forma de desviarnos.
Digerido este concepto, está claro que para 2024, cumplidos todos nuestros objetivos fiscales y proyecciones, probablemente estaremos más cerca del grado de inversión. La realidad es que un nivel de deuda sobre producto de 36 puntos es muy bajo en comparación con otros países de la región y del mundo.
Volviendo a la confianza y a la credibilidad, insisto en que tenemos claro que no podemos desviarnos. La credibilidad está en juego y ella nos permite bajar el riesgo país. Hay países con ratios mucho peores y mayores deudas que, sin embargo, tienen una tasa bastante menor porque a lo largo de la historia construyeron una credibilidad muy superior a la nuestra. Por ello, tenemos que seguir el camino de recuperar la confianza y no perder nunca la credibilidad.
Sabemos que recién comenzamos y que hay muchísimo por hacer. Repito: si vemos de dónde venimos, mucho se ha conseguido ya que teníamos un riesgo país superior a 12.000 puntos y actualmente estamos en 375 puntos.
Creo que vamos por el camino correcto. Estamos absolutamente convencidos de que, cumpliendo las metas fijadas, este proceso logrará torcer tantos años de volatilidad y atraso. (Aplausos.)
Como ven en el gráfico, la deuda pública total al 31 de agosto asciende a 302.700 millones de dólares. El 70 por ciento de esa suma corresponde a títulos públicos. De ese total, aproximadamente el 50 por ciento es deuda con el sector privado y el resto es deuda intrasector público, es decir, con el Banco Central, el FGS y el Banco Nación. Hacemos hincapié en esto porque Argentina es uno de los países que tiene mayor proporción de deuda intrasector público como porcentaje de su deuda total.
Es por eso que nosotros miramos la deuda neta porque, en realidad, la deuda con el sector privado y los multilaterales es la deuda sujeta a refinanciamiento. La deuda intrasector público afecta al bolsillo nuestro; por eso, en la deuda intrasector público asumimos riesgo de refinanciamiento cero.
Entonces, cuando evaluamos la situación de la deuda nos focalizamos -obviamente- en la deuda con el sector privado y los organismos multilaterales porque, como dije, esa es la deuda que está sujeta a refinanciamiento.
Cuando vemos la distribución, vemos que el 73 por ciento de la deuda emitida corresponde a legislación argentina y el 27 por ciento a legislación externa. Ahora, cuando vemos la distribución de monedas, vemos que el 75 por ciento es emitida en dólares y el 25 por ciento en nuestra moneda local.
Esto es algo que tenemos que ir cambiando. Nosotros estamos haciendo mucho foco en esto porque el objetivo es cada vez tener más deuda en nuestra moneda local. A su vez, también tener más deuda de lo que se llama deuda interna, es decir, financiada por los argentinos.
¿Por qué esto? Porque la intención es dejar de depender -como le ha pasado a Argentina a lo largo de su historia- del financiamiento externo. ¿Por qué dejar de depender? Porque esa es la parte que no controlamos. O sea, si hay un shock externo no depende de nosotros. Entonces, el ideal es apuntar a ir revirtiendo esta tendencia; de ahí los esfuerzos que estamos haciendo desde el Ministerio de Finanzas de promover la ley de mercado de capitales, incentivar el ahorro de los argentinos en moneda local y en el largo plazo. Es decir, tratar de conectar nuevamente el ahorro con los proyectos.
Promover el mercado de capitales no obedece a tratar de aumentar la especulación, ni mucho menos. Trata de generar un marco mucho más favorable para la gente y para las pymes, para que puedan tener otra fuente de financiamiento alternativa al sistema financiero, que le compita y que puedan llegar a financiarse a plazos y tasas más accesibles.
En la siguiente diapositiva vemos el perfil de vencimientos de capital de deuda con el sector privado y con los organismos.
En 2018, si recuerdan, los vencimientos eran relativamente bajos; llegaban a los 3.500 millones de dólares. También recordarán que, dado que teníamos vencimientos altos en 2017, decidimos combinar 2017 y 2018 esencialmente con el programa de LETES y de REPO. Por eso, la figura en 2018 ahora es más alta de lo que les había mostrado el año pasado.
Acá vemos un gráfico muy interesante que es lo que ha sido la evolución de nuestros bonos más emblemáticos de los últimos tiempos y vemos que en el pasado llegaron a rendir 20 por ciento desde el año 2012. Si vamos un poco más atrás, incluso llegaron a rendir 50 por ciento. Hoy estamos a niveles de 4,63 por ciento y nos estamos financiando a las tasas más bajas de nuestra historia.
Cuando lo vemos en términos de riesgo país, obviamente, es lo mismo. El riesgo país es la sobretasa que cada país paga con respecto a la tasa libre de riesgo, que es la tasa del Tesoro americano.
Es decir, siempre dentro del componente de nuestro financiamiento hay un componente que manejamos y otro que no. El comportamiento de las tasas internacionales es lo que no manejamos; la sobretasa o riesgo país, por supuesto, depende de las medidas que tomemos, la credibilidad y la confianza que estemos generando. Cuando vemos nuevamente el riesgo país, en los últimos años alcanzó los 1400 puntos básicos; o sea, 14 por ciento por encima de la tasa de riesgo americano. Hoy estamos en los niveles más bajos; concretamente, en 375 puntos básicos.
Esto es importantísimo, porque nos ha permitido lograr este boom de créditos que estamos viendo. Todo este reordenamiento financiero es lo que nos ha permitido llegar con créditos a plazos y tasas que nunca hemos visto para las pymes y para la gente. La gente hoy tiene acceso a créditos hipotecarios a treinta años que están subiendo vertiginosamente. Para darles un dato, en agosto subió un 40 por ciento; parece una tasa anual, pero es una tasa mensual ese 40 por ciento que subió en agosto con respecto a julio de este año. Julio de este año contra junio subió otro 30 por ciento. Ahora, el potencial que hay es enorme, porque aun a esta tasa de crecimiento vertiginoso estamos en apenas un punto de producto en lo que son los créditos hipotecarios. ¿Se imaginan el potencial de crecimiento que hay? En la región tenemos países como Chile, que tienen 27 puntos y los países que menos tienen están en el orden de los 6 puntos del producto. No nos comparamos con países desarrollados que están en el orden de los 80 puntos.
Este es un sector muy dinamizador que está creciendo fuerte y que tiene un potencial de crecimiento fenomenal. A través de Argenta estamos llegando también a los jubilados, que si tenían que pedir financiamiento terminaban en tasas usurarias a más del ciento por ciento. Hoy les llega el financiamiento a las mismas tasas prácticamente que nos financiamos nosotros; es decir, el Tesoro.
De vuelta, esto es importante al igual que cuando el secretario Galiani mencionaba la competitividad. Este es un efecto de competitividad inmediato: haber logrado bajar el costo de financiamiento del Estado o de las empresas, de las pymes y haber llegado con el crédito a la gente, es algo inmediato.
Como bien decía el licenciado Galiani, también estamos trabajando en mejorar la competitividad vía mejoras en infraestructura y a través de la mejora tributaria que vamos a hacer. Todo eso va a ser paulatino. En el caso del costo del financiamiento, hay una mejora inmediata y eso es muy valorado.
En esta filmina podemos observar la deuda bruta y neta, y un poco la comparación con otros países de la región. Vamos a terminar en 2017 con un deuda bruta del 58,6 por ciento y una deuda neta de 28,5 por ciento. Está sobreestimada en un punto porque en la operación de REPO, que generamos el año pasado, la sobregarantía de bonos que tenemos que dar por esa operación representa un punto del producto. Con lo cual estamos hablando del 57,6 y 27,5 respectivamente, ya descontando ese efecto.
Cuando observamos un poco la evolución, es importante ver que de 2015 a 2018 la deuda bruta va a haber aumentado aproximadamente 5 puntos. Es decir, 1,6 puntos por año. Si lo comparamos con los niveles de 2011 a 2015, la deuda bruta subió de 38,9 puntos del producto a 53,5. Es decir, estamos hablando casi de 15 puntos, un promedio de 3 puntos por año. Nosotros estamos diciendo que en tres años va a subir 1,6.
Para ver el ritmo al que está subiendo la deuda, creo que este gráfico es bien representativo. Muestra que efectivamente está subiendo, pero a un menor ritmo incluso que aquél al que estuvo subiendo los cinco años anteriores a 2015.
Acá viene el famoso tema de la sustentabilidad de la deuda, que tanto se comenta y se escucha con los especialistas y los opinólogos. Se escucha mucho decir que, si financiáramos este nivel de déficit durante los próximos 10 o 20 años, la deuda se tornaría en un problema.
No digo que eso sea incorrecto. Nunca nadie perteneciente a este gobierno, desde que llegamos, ha dicho que pensamos mantener el nivel de déficit de 2016 o de 2017. Siempre hemos dicho que gradualmente vamos a converger en un equilibrio fiscal. Entonces, el debate es un poco raro, porque no hay una discusión de fondo.
Vamos a llegar a un equilibrio fiscal. Lo que estamos discutiendo es la forma. Creemos que tiene que ser gradual, pensamos que es lo mejor y lo más digerible para los argentinos. Habrá analistas y opinólogos que quieren un ajuste, que lleguemos al equilibrio fiscal en un año, en 2018, y está bien; es opinable. Pero, en todo caso, el nivel de debate debiera ser: ¿es eso mejor para los argentinos? ¿Vamos a crear mejores condiciones si hacemos eso?
Nosotros creemos que no; entonces, hemos decidido tomar un camino gradual que -vale decirlo- ya está dando resultados porque, a un año de haber iniciado esto, estamos creciendo al 3 por ciento, como aclaró muchas veces el ministro Dujovne. Las proyecciones del ministro son que vamos a crecer por lo menos al 3,5 por ciento el año próximo.
La inflación está bajando, las reservas del Banco Central están en 50.000 millones de dólares, no tenemos restricciones cambiarias, el crédito está llegando a todos y está siendo el motor del crecimiento.
El presidente Macri habla de la necesidad de ser un país normal; bueno, en un país normal la gente, las pequeñas empresas, las grandes empresas y los gobiernos tienen crédito. En un país normal nadie tiene que ahorrar cuarenta años en una moneda diferente a la suya para poder acceder a la vivienda propia. En un país normal, uno tiene trabajo; con eso tiene crédito y accede a una vivienda o a un auto. Eso no es revolucionario, funciona en todos lados. Va a funcionar acá también.
Entonces, en todo caso la pregunta para mí sería: ustedes proponen este camino gradual, pero ¿a cuánto va a llegar la deuda para cuando hayamos alcanzado ese equilibrio fiscal? Esa sería una pregunta válida.
Acá lo mostramos. La deuda neta -de vuelta, neta refiriéndome al sector privado y a los organismos- se va a estabilizar en 2020 y, a partir de ese año, va a tender a descender. Esto es efectivamente así.
Si ustedes recuerdan, el año pasado cuando vine dije que la deuda neta para este año iba a ser de 27,5. Si vuelvo al gráfico anterior, verán que este año finalmente estamos en 28,5 solamente como consecuencia de este efecto transitorio de la operación de REPO. Descontado ese, estamos exactamente en el 27,5 por ciento al que nos referimos el año pasado, con la estimación de que íbamos a crecer al 3 por ciento, lo que también ocurrió. Esto no lo digo para darnos crédito y agrandarnos sino para mostrar que, si se cumplen las metas, los números son fehacientes, aunque pueda haber una pequeña variación de acuerdo con la estimación de tipo de cambio o de inflación.
Igualmente, fíjense que, cumplidas las metas de déficit y crecimiento, la cantidad de deuda neta del 27,5 por ciento para 2017 coincide exactamente con el número señalado el año pasado.
Consideramos importante cumplir las metas. Como siempre dice el ministro Dujovne y todos repetimos: esto no es negociable. Reitero: siempre vamos a cumplir las metas fiscales. Entiendo que hace dos años alguno pudiera haber dudado, pero "sobrecumplimos" el primer año y cumpliremos también este. Además, cuando el ministro Dujovne cumpla el año que viene con el 3,2 por ciento, no sé, tal vez discutiremos si cumpliremos con el 2,2. O sea, las metas siempre las cumpliremos porque más que nadie sabemos cómo funciona esto. La credibilidad tarda mucho tiempo en ganarse y se pierde rápidamente. No tenemos forma de desviarnos.
Digerido este concepto, está claro que para 2024, cumplidos todos nuestros objetivos fiscales y proyecciones, probablemente estaremos más cerca del grado de inversión. La realidad es que un nivel de deuda sobre producto de 36 puntos es muy bajo en comparación con otros países de la región y del mundo.
Volviendo a la confianza y a la credibilidad, insisto en que tenemos claro que no podemos desviarnos. La credibilidad está en juego y ella nos permite bajar el riesgo país. Hay países con ratios mucho peores y mayores deudas que, sin embargo, tienen una tasa bastante menor porque a lo largo de la historia construyeron una credibilidad muy superior a la nuestra. Por ello, tenemos que seguir el camino de recuperar la confianza y no perder nunca la credibilidad.
Sabemos que recién comenzamos y que hay muchísimo por hacer. Repito: si vemos de dónde venimos, mucho se ha conseguido ya que teníamos un riesgo país superior a 12.000 puntos y actualmente estamos en 375 puntos.
Creo que vamos por el camino correcto. Estamos absolutamente convencidos de que, cumpliendo las metas fijadas, este proceso logrará torcer tantos años de volatilidad y atraso. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LASPINA Tengo anotada la primera terna de diputados que van a formular preguntas. Reitero el pedido de que sean breves y concisos en sus exposiciones para aprovechar el tiempo.
Tiene la palabra el señor diputado Bossio.
Tiene la palabra el señor diputado Bossio.
SR. BOSSIO Señor presidente: agradezco la visita de los funcionarios del Poder Ejecutivo.
Este es el segundo presupuesto del que participo de este lado de la mesa en el Congreso de la Nación. Dejaré las apreciaciones políticas para posteriores discusiones en esta sala o en el recinto porque, en definitiva, pretendo informarme para considerar de qué manera podemos trabajar esta comisión.
Acerca del análisis macroeconómico y el presupuesto, la cantidad de recursos con los que cuenta el Poder Ejecutivo es infinitamente mayor a la que teníamos nosotros.
A pesar de que con el señor diputado Laspina trabajamos en una oficina de presupuesto, queremos expresar algunas dudas macroeconómicas.
Este año se cumplió el 4,2 por ciento; mejor dicho, va en línea a cumplirse el 4,2 por ciento con algunas cuestiones extraordinarias: la ley de repatriación de capitales o la ley de blanqueo, que significó un recurso extraordinario muy importante.
La jefatura de Gabinete no nos respondió, nos dijo que necesitaba más tiempo. No sé si el ritmo de avance de la reparación histórica es alto o bajo, pero lo cierto es que claramente es mucho menor que lo que va a ser el año que viene. Nosotros estimamos que este año la reparación histórica va a significar un 0,6 por ciento del PBI adicional y que el año que viene va a significar entre 1,2 y 1,4 por ciento del PBI. Me gustaría tener ese dato de la ANSES, concretamente para magnificar el ajuste, independientemente de la consideración del ministro Caputo con respecto a si lo hay o no. Ajuste hay, porque si los ingresos van a crecer más que los egresos, claramente hay ajuste.
No es la primera vez que pasa; en el último presupuesto de la gestión anterior, en el año 2014, también ocurrió esto, con lo cual no es nada que para el Congreso sea una novedad. Pero sí queremos saber si esa pauta del 3,2 por ciento es sostenible, porque además hay una apreciación muy fuerte con respecto al tema de la inversión. Vemos que la inversión pública, sobre todo en la obra pública y en algunos puntos, está cayendo muy fuerte en términos reales.
¿Qué va a apalancar la inversión? ¿Cuáles son los elementos para que esa inversión despegue de 15 puntos del PBI al valor que ustedes están planteando, de 12 puntos de crecimiento en términos reales de la inversión?
Estamos viendo en las planillas que va a haber menos obra pública en términos reales y también menos inversión. Entiendo, por lo que pude leer de los avances, que ustedes ponen mucho énfasis en todo lo que significan las PPP. Dígannos concretamente cuáles son los proyectos de PPP y el nivel de avance de ese tipo de cuestiones.
Hay una creación de un fideicomiso en el artículo 60 con respecto al tema PPP; al respecto, nos gustaría saber de qué se trata y qué información tenemos en relación con el fideicomiso de la PPP.
El año pasado vino otro ministro de Hacienda y Finanzas Públicas y nos dijo que la inflación iba a ser del 17 por ciento. Estimo que este año la inflación va a ser del orden del 22, 23 o 21 por ciento; o sea, significativamente mayor.
Nos dijo que el tipo de cambio promedio iba a ser de 17,34 -quiero ser preciso con los números- y seguramente va a ser menor. Nos dijo que el déficit comercial iba a ser de 1.800 millones, pero va a terminar siendo de casi 6.000 millones.
O sea, también hay errores del año pasado con respecto a las proyecciones macroeconómicas que se vienen arrastrando. Entendemos que hay una sobreestimación de las exportaciones y que el déficit comercial va a ser mayor en la Argentina. Permítanme preguntarles y, por lo menos, traten de responder, si se van a cumplir o no los presupuestos macroeconómicos con respecto a este año.
Además, ¿qué temas se ajustaron? Cuando uno mira, dice que se va a cumplir por arriba del 2 por ciento la pauta global. Cuando uno mira los niveles de ejecución -recuerdo a la ministra Stanley aquí hablando de los jardines para chicos de entre cero y cuatro años, y una asignación presupuestaria de 1.084 millones de pesos-, a esta altura, septiembre, hay devengados 270 millones, el 24 por ciento. Comprometidos y devengados, 273 millones y 270 millones, con lo cual, no se llega al 24 por ciento. Evidentemente, hay áreas que se han sobreejecutado y otras donde los niveles de ejecución son muy bajos.
Llamativamente, todas esas áreas son: promoción y asistencia de desarrollo infantil comunitario; jardines de infantes, 24,82 por ciento de ejecución; asistencia a empresas como NASA, la empresa de generación de energía nuclear -debe ser la de Zárate-; las becas y acciones para emprendedores.
En definitiva, nos gustaría saber qué áreas subejecutaron para cumplir esta pauta del 3,2 por ciento y efectivamente cumplir también con un mandato del Congreso de la Nación, porque nosotros discutimos acá pautas presupuestarias que después no se ejecutan.
Escuchamos al ministro, el día viernes, hablar del Plan Belgrano. Nos llama poderosamente la atención los miles de millones que se ponen en el Plan Belgrano desde el Estado; uno piensa que hay una decisión clara de apostar al norte argentino. Pero cuando uno empieza a desmenuzar, incorporan la ANSES, el pago de los jubilados que ocurre acá en Buenos Aires o en cualquier punto de la Argentina, o el fondo a la soja.
El fondo a la soja fue una discusión de la cual participó Felipe Solá en el año 2008; hubo un decreto de la ex presidenta en donde se asignó el 30 por ciento, por decreto. Es una situación que gotea desde hace años.
Entonces, eso no es nada novedoso con respecto al Plan Belgrano. El diputado Kosiner me envió una serie de informaciones, y nos gustaría que exista un programa concreto de cuáles son los recursos específicos que van con metas físicas, tal como expuso el secretario Pena, con respecto al Plan Belgrano. Además, nos gustaría saber cuántos son los recursos adicionales, fuera de leyes preexistentes o fuera de recursos que votó este Congreso de la Nación, que son iguales para todos los argentinos, independientemente de si son del norte, del sur o del centro de la Argentina.
Con respecto al tema de la incorporación de los organismos de control en los fideicomisos, es una de las cosas que vemos bien. Nos parece que es muy bueno y que tiene que haber un reordenamiento de los fideicomisos en la Argentina, que se incorporen la SIGEN y la AGN, que son mecanismos de control. Nos gustaría tener más información al respecto.
Por otra parte, vemos con preocupación artículos que incorporan la venta de bases de datos del Registro Nacional de las Personas a los bancos. La verdad, que el capítulo bancos tiene dos aristas. Cuando voy a tramitar el DNI, no voy con la idea de que ese dato vaya a un banco.
Hay cuestiones que están en el presupuesto que queremos discutir con detalle, como también el tema del Banco de la Nación Argentina. Todos sabemos que el Banco de la Nación Argentina tiene un nivel de leverage, un nivel de apalancamiento, bajo con respecto al resto del sistema, que está sobrecapitalizado.
También sabemos que es un banco que cumple una función muy grande en la Argentina en el desarrollo productivo. Descapitalizarlo, para nosotros es un gran error. Discutamos otras cuestiones; modifiquemos el RPC, la capacidad prestable, de financiamiento a municipios, a provincias, al Estado nacional para el conjunto de los bancos, pero no descapitalicemos al Banco de la Nación Argentina en 20.000 millones de pesos.
Nos parece un error, cuando se trata de un banco que tiene una asistencia a los sectores productivos, a los sectores pymes, que dan una señal de debilidad, aun cuando el banco tiene un nivel de leverage y de apalancamiento muy grande con respecto al resto del sistema, porque tiene muchos depósitos públicos. Discutamos cómo el Banco Nación le puede prestar más al Tesoro, pero no lo descapitalicemos.
Discutamos si estamos lejos o no de las normas de Basilea, con respecto a los préstamos al sector público, en título público del resto del sistema, pero no descapitalicemos al Banco de la Nación Argentina, repito.
En relación con el tema deuda, ¿cuántos son los recursos que tienen previstos del Banco Central para financiamiento del déficit, pago de utilidades y transferencias? ¿Cuánto es el nuevo financiamiento, es decir, cuánto son los recursos que se tienen que salir a buscar para cubrir el déficit neto del Banco Central y cuántas son las necesidades de financiamiento total para ser rollover de los bonos que ya están emitidos?
Nos gustaría tener esas apreciaciones y también que se cumplan las normas que hemos dictado en el último presupuesto.
Los análisis de sustentabilidad, en términos de deuda con el sector privado, parecieran consistentes. Cuando uno compara la deuda privada, la deuda en manos de privados, de los argentinos, del Tesoro argentino con el resto de los países, la Argentina tiene todavía un proceso, un camino largo por recorrer. Eso no lo vamos a desconocer. Lo que no queremos es que en este Congreso de la Nación se planteen metas de 3,2 por ciento de déficit de difícil cumplimiento o que van a implicar un gran ajuste, sin que nos digan concretamente en qué va a consistir ese ajuste.
Del presupuesto surge que habrá una caída de los subsidios al sector eléctrico; concretamente, de 16 por ciento en términos nominales, con lo cual en términos reales la caída va a ser mucho mayor. Entonces, sería interesante que nos digan cuál es el aumento implícito de tarifas que tienen previsto para que efectivamente se pueda cumplir con esa meta. Lo mismo con el tema del transporte; si bien la caída es menor, seguramente el volumen de subsidio también es menor.
Vemos difícil cumplir con esa meta del 3,2 por ciento, al menos en la línea presupuestaria que han planteado, y con esto no estoy haciendo una consideración si es bueno o no el 3,2 por ciento. Creo que en la Argentina es bueno que haya prudencia fiscal. También considero que en la medida en que el Estado se convierta en un actor contractivo en la economía, ese cumplimiento de la meta del 3,2 por ciento de crecimiento es muy difícil de lograr.
Si la Argentina tiene aumento de tarifas, y un Estado que reduce obra pública y donde los ingresos son mayores en términos reales que los egresos, el cumplimiento del 3,2 por ciento es muy difícil; salvo que tenga lugar un shock de inversiones muy fuerte. Pero nosotros todavía no vemos ese shock de inversiones. En su momento dijeron que iba a haber una lluvia de inversiones en el segundo semestre; la estamos esperando. No digo que no haya habido recuperación, pero no vemos un shock en términos de inversión.
Estas son mis inquietudes respecto al Banco Nación, el Plan Belgrano, el financiamiento en materia de deuda y el déficit comercial, que nosotros vemos muy bajo.
En cuanto al tipo de cambio, no están lejos de las proyecciones que estamos viendo.
Quiero referirme a otros proyectos de ley que se están planteando junto con el del presupuesto. Supuestamente, vamos a discutir una reforma tributaria. ¿Por qué ponen sobre la mesa la ley de revalúo? ¿No conviene discutirla en el marco de una reforma tributaria?
En segundo lugar, esa experiencia que Cavallo hizo hace unos años y que hoy se replica en algunos países -como Italia, por ejemplo-, tiene un impacto fiscal difícil en el futuro difícil de prever en términos de los plazos de amortización, pero también tiene un impacto en las provincias, porque seguramente se deduce con respecto al impuesto a las ganancias. Es decir, se dejan de pagar futuras ganancias.
También queremos entrar en esa discusión y tener un detalle claro, porque las provincias van a recibir menos dinero por el fondo sojero, ya que se reduce la alícuota. Si bien es bueno para el sector productivo -esperemos que se produzcan más granos en la Argentina-, las provincias ven afectados sus recursos.
Las provincias van a recibir menos porque hay una ley de revalúo que va contra el impuesto a las ganancias. Entonces, creo que debemos discutir este tema en un marco mucho más amplio, que tiene que ver con la reforma tributaria.
Hay muchos artículos de la ley que entendemos que no es conveniente que estén en la ley de presupuesto.
Si quieren discutir el tema de las bases de datos, hagámoslo en una ley específica. Si quieren discutir cuestiones que tienen que ver con el empleo, discutámoslas en la norma que corresponda. Nosotros llamamos a un concurso público para empleados o funcionarios de un área; bueno, discutamos si quieren esas cosas.
No creo que sea necesario ampliar el acuerdo que en su momento firmó Randazzo con China, con la libertad que lo plantea la ley de presupuesto; creo que corren otros tiempos. Discutámoslo en una ley distinta -no tenemos ningún problema-, pero no en la de presupuesto.
¿Quieren cambiar la forma que entre los bancos le prestan al Tesoro? Quizás estamos muy abajo en la cantidad de recursos que tienen los bancos en términos de patrimonio con respecto a títulos públicos. Discutamos si estamos o no lejos de Basilea, pero no descapitalicemos al Banco de la Nación Argentina, que es una herramienta central a la hora de discutir políticas activas en materia de pymes, del sector productivo. La descapitalización además suena a que le estamos sacando respaldo al principal banco que tiene la Argentina. (Aplausos.)
Pretendemos discutir estas cosas. No tenemos las herramientas para ser rigurosos en el análisis macroeconómico -quizás en los próximos años lo podamos hacer con más rigurosidad-, pero vemos que si el Estado tiene la actitud de restringir sus recursos -menos obra pública, por ejemplo-, el cumplimiento de la pauta del 3,5 por ciento de crecimiento -que nadie duda que necesitamos- será de muy difícil cumplimiento.
En ese sentido, pretendemos discutir este año algunas otras cuestiones presupuestarias -como hemos hecho el año pasado- para que el Estado proponga evolucionar y aportar más crecimiento con una política activa, no tener un Estado restrictivo a los fines de permitir cumplir con una pauta fiscal -si bien entiendo que es necesaria para la credibilidad- y acceder al financiamiento.
Ojalá que el ministro no se encuentre con un estornudo en el mundo, porque si bien es cierto que dependemos menos que antes -y quizá debamos acotar dicha dependencia-, lo cierto es que seguimos dependiendo -y mucho- de los dólares que vienen de afuera. Están viniendo a mejores tasas y con mejores plazos, pero un estornudo en el mundo también afectaría de manera significativa la capacidad de financiamiento del Estado y, naturalmente, las restricciones presupuestarias.
La verdad, no queremos llegar a esa situación. Ya la hemos vivido. Si bien yo era pibe, recuerdo el "efecto tequila", cuando una modificación de las tasas de interés y la restricción del crédito externo tuvo un enorme impacto en el resto de la economía.
Me parece que es serio el tema de la deuda, no solo en términos de sustentabilidad sino en términos de cumplir con un artículo de la Constitución. El Congreso de la Nación tiene que ser quien se involucre más en el tema de la deuda. Si hay que hacer diez, veinte, treinta reuniones, las haremos, pero el Estado nacional en su conjunto, en el Congreso de la Nación, tiene que dar cumplimiento a ese artículo.
Seguramente vamos a proponer una serie de artículos en el presupuesto para limitar la acción del Poder Ejecutivo y que el Congreso controle lo que tiene que controlar como facultad constitucional en materia de emisión de deuda. Creemos que es un tema demasiado serio y sensible para que solo quede en cabeza del Poder Ejecutivo. (Aplausos.)
Este es el segundo presupuesto del que participo de este lado de la mesa en el Congreso de la Nación. Dejaré las apreciaciones políticas para posteriores discusiones en esta sala o en el recinto porque, en definitiva, pretendo informarme para considerar de qué manera podemos trabajar esta comisión.
Acerca del análisis macroeconómico y el presupuesto, la cantidad de recursos con los que cuenta el Poder Ejecutivo es infinitamente mayor a la que teníamos nosotros.
A pesar de que con el señor diputado Laspina trabajamos en una oficina de presupuesto, queremos expresar algunas dudas macroeconómicas.
Este año se cumplió el 4,2 por ciento; mejor dicho, va en línea a cumplirse el 4,2 por ciento con algunas cuestiones extraordinarias: la ley de repatriación de capitales o la ley de blanqueo, que significó un recurso extraordinario muy importante.
La jefatura de Gabinete no nos respondió, nos dijo que necesitaba más tiempo. No sé si el ritmo de avance de la reparación histórica es alto o bajo, pero lo cierto es que claramente es mucho menor que lo que va a ser el año que viene. Nosotros estimamos que este año la reparación histórica va a significar un 0,6 por ciento del PBI adicional y que el año que viene va a significar entre 1,2 y 1,4 por ciento del PBI. Me gustaría tener ese dato de la ANSES, concretamente para magnificar el ajuste, independientemente de la consideración del ministro Caputo con respecto a si lo hay o no. Ajuste hay, porque si los ingresos van a crecer más que los egresos, claramente hay ajuste.
No es la primera vez que pasa; en el último presupuesto de la gestión anterior, en el año 2014, también ocurrió esto, con lo cual no es nada que para el Congreso sea una novedad. Pero sí queremos saber si esa pauta del 3,2 por ciento es sostenible, porque además hay una apreciación muy fuerte con respecto al tema de la inversión. Vemos que la inversión pública, sobre todo en la obra pública y en algunos puntos, está cayendo muy fuerte en términos reales.
¿Qué va a apalancar la inversión? ¿Cuáles son los elementos para que esa inversión despegue de 15 puntos del PBI al valor que ustedes están planteando, de 12 puntos de crecimiento en términos reales de la inversión?
Estamos viendo en las planillas que va a haber menos obra pública en términos reales y también menos inversión. Entiendo, por lo que pude leer de los avances, que ustedes ponen mucho énfasis en todo lo que significan las PPP. Dígannos concretamente cuáles son los proyectos de PPP y el nivel de avance de ese tipo de cuestiones.
Hay una creación de un fideicomiso en el artículo 60 con respecto al tema PPP; al respecto, nos gustaría saber de qué se trata y qué información tenemos en relación con el fideicomiso de la PPP.
El año pasado vino otro ministro de Hacienda y Finanzas Públicas y nos dijo que la inflación iba a ser del 17 por ciento. Estimo que este año la inflación va a ser del orden del 22, 23 o 21 por ciento; o sea, significativamente mayor.
Nos dijo que el tipo de cambio promedio iba a ser de 17,34 -quiero ser preciso con los números- y seguramente va a ser menor. Nos dijo que el déficit comercial iba a ser de 1.800 millones, pero va a terminar siendo de casi 6.000 millones.
O sea, también hay errores del año pasado con respecto a las proyecciones macroeconómicas que se vienen arrastrando. Entendemos que hay una sobreestimación de las exportaciones y que el déficit comercial va a ser mayor en la Argentina. Permítanme preguntarles y, por lo menos, traten de responder, si se van a cumplir o no los presupuestos macroeconómicos con respecto a este año.
Además, ¿qué temas se ajustaron? Cuando uno mira, dice que se va a cumplir por arriba del 2 por ciento la pauta global. Cuando uno mira los niveles de ejecución -recuerdo a la ministra Stanley aquí hablando de los jardines para chicos de entre cero y cuatro años, y una asignación presupuestaria de 1.084 millones de pesos-, a esta altura, septiembre, hay devengados 270 millones, el 24 por ciento. Comprometidos y devengados, 273 millones y 270 millones, con lo cual, no se llega al 24 por ciento. Evidentemente, hay áreas que se han sobreejecutado y otras donde los niveles de ejecución son muy bajos.
Llamativamente, todas esas áreas son: promoción y asistencia de desarrollo infantil comunitario; jardines de infantes, 24,82 por ciento de ejecución; asistencia a empresas como NASA, la empresa de generación de energía nuclear -debe ser la de Zárate-; las becas y acciones para emprendedores.
En definitiva, nos gustaría saber qué áreas subejecutaron para cumplir esta pauta del 3,2 por ciento y efectivamente cumplir también con un mandato del Congreso de la Nación, porque nosotros discutimos acá pautas presupuestarias que después no se ejecutan.
Escuchamos al ministro, el día viernes, hablar del Plan Belgrano. Nos llama poderosamente la atención los miles de millones que se ponen en el Plan Belgrano desde el Estado; uno piensa que hay una decisión clara de apostar al norte argentino. Pero cuando uno empieza a desmenuzar, incorporan la ANSES, el pago de los jubilados que ocurre acá en Buenos Aires o en cualquier punto de la Argentina, o el fondo a la soja.
El fondo a la soja fue una discusión de la cual participó Felipe Solá en el año 2008; hubo un decreto de la ex presidenta en donde se asignó el 30 por ciento, por decreto. Es una situación que gotea desde hace años.
Entonces, eso no es nada novedoso con respecto al Plan Belgrano. El diputado Kosiner me envió una serie de informaciones, y nos gustaría que exista un programa concreto de cuáles son los recursos específicos que van con metas físicas, tal como expuso el secretario Pena, con respecto al Plan Belgrano. Además, nos gustaría saber cuántos son los recursos adicionales, fuera de leyes preexistentes o fuera de recursos que votó este Congreso de la Nación, que son iguales para todos los argentinos, independientemente de si son del norte, del sur o del centro de la Argentina.
Con respecto al tema de la incorporación de los organismos de control en los fideicomisos, es una de las cosas que vemos bien. Nos parece que es muy bueno y que tiene que haber un reordenamiento de los fideicomisos en la Argentina, que se incorporen la SIGEN y la AGN, que son mecanismos de control. Nos gustaría tener más información al respecto.
Por otra parte, vemos con preocupación artículos que incorporan la venta de bases de datos del Registro Nacional de las Personas a los bancos. La verdad, que el capítulo bancos tiene dos aristas. Cuando voy a tramitar el DNI, no voy con la idea de que ese dato vaya a un banco.
Hay cuestiones que están en el presupuesto que queremos discutir con detalle, como también el tema del Banco de la Nación Argentina. Todos sabemos que el Banco de la Nación Argentina tiene un nivel de leverage, un nivel de apalancamiento, bajo con respecto al resto del sistema, que está sobrecapitalizado.
También sabemos que es un banco que cumple una función muy grande en la Argentina en el desarrollo productivo. Descapitalizarlo, para nosotros es un gran error. Discutamos otras cuestiones; modifiquemos el RPC, la capacidad prestable, de financiamiento a municipios, a provincias, al Estado nacional para el conjunto de los bancos, pero no descapitalicemos al Banco de la Nación Argentina en 20.000 millones de pesos.
Nos parece un error, cuando se trata de un banco que tiene una asistencia a los sectores productivos, a los sectores pymes, que dan una señal de debilidad, aun cuando el banco tiene un nivel de leverage y de apalancamiento muy grande con respecto al resto del sistema, porque tiene muchos depósitos públicos. Discutamos cómo el Banco Nación le puede prestar más al Tesoro, pero no lo descapitalicemos.
Discutamos si estamos lejos o no de las normas de Basilea, con respecto a los préstamos al sector público, en título público del resto del sistema, pero no descapitalicemos al Banco de la Nación Argentina, repito.
En relación con el tema deuda, ¿cuántos son los recursos que tienen previstos del Banco Central para financiamiento del déficit, pago de utilidades y transferencias? ¿Cuánto es el nuevo financiamiento, es decir, cuánto son los recursos que se tienen que salir a buscar para cubrir el déficit neto del Banco Central y cuántas son las necesidades de financiamiento total para ser rollover de los bonos que ya están emitidos?
Nos gustaría tener esas apreciaciones y también que se cumplan las normas que hemos dictado en el último presupuesto.
Los análisis de sustentabilidad, en términos de deuda con el sector privado, parecieran consistentes. Cuando uno compara la deuda privada, la deuda en manos de privados, de los argentinos, del Tesoro argentino con el resto de los países, la Argentina tiene todavía un proceso, un camino largo por recorrer. Eso no lo vamos a desconocer. Lo que no queremos es que en este Congreso de la Nación se planteen metas de 3,2 por ciento de déficit de difícil cumplimiento o que van a implicar un gran ajuste, sin que nos digan concretamente en qué va a consistir ese ajuste.
Del presupuesto surge que habrá una caída de los subsidios al sector eléctrico; concretamente, de 16 por ciento en términos nominales, con lo cual en términos reales la caída va a ser mucho mayor. Entonces, sería interesante que nos digan cuál es el aumento implícito de tarifas que tienen previsto para que efectivamente se pueda cumplir con esa meta. Lo mismo con el tema del transporte; si bien la caída es menor, seguramente el volumen de subsidio también es menor.
Vemos difícil cumplir con esa meta del 3,2 por ciento, al menos en la línea presupuestaria que han planteado, y con esto no estoy haciendo una consideración si es bueno o no el 3,2 por ciento. Creo que en la Argentina es bueno que haya prudencia fiscal. También considero que en la medida en que el Estado se convierta en un actor contractivo en la economía, ese cumplimiento de la meta del 3,2 por ciento de crecimiento es muy difícil de lograr.
Si la Argentina tiene aumento de tarifas, y un Estado que reduce obra pública y donde los ingresos son mayores en términos reales que los egresos, el cumplimiento del 3,2 por ciento es muy difícil; salvo que tenga lugar un shock de inversiones muy fuerte. Pero nosotros todavía no vemos ese shock de inversiones. En su momento dijeron que iba a haber una lluvia de inversiones en el segundo semestre; la estamos esperando. No digo que no haya habido recuperación, pero no vemos un shock en términos de inversión.
Estas son mis inquietudes respecto al Banco Nación, el Plan Belgrano, el financiamiento en materia de deuda y el déficit comercial, que nosotros vemos muy bajo.
En cuanto al tipo de cambio, no están lejos de las proyecciones que estamos viendo.
Quiero referirme a otros proyectos de ley que se están planteando junto con el del presupuesto. Supuestamente, vamos a discutir una reforma tributaria. ¿Por qué ponen sobre la mesa la ley de revalúo? ¿No conviene discutirla en el marco de una reforma tributaria?
En segundo lugar, esa experiencia que Cavallo hizo hace unos años y que hoy se replica en algunos países -como Italia, por ejemplo-, tiene un impacto fiscal difícil en el futuro difícil de prever en términos de los plazos de amortización, pero también tiene un impacto en las provincias, porque seguramente se deduce con respecto al impuesto a las ganancias. Es decir, se dejan de pagar futuras ganancias.
También queremos entrar en esa discusión y tener un detalle claro, porque las provincias van a recibir menos dinero por el fondo sojero, ya que se reduce la alícuota. Si bien es bueno para el sector productivo -esperemos que se produzcan más granos en la Argentina-, las provincias ven afectados sus recursos.
Las provincias van a recibir menos porque hay una ley de revalúo que va contra el impuesto a las ganancias. Entonces, creo que debemos discutir este tema en un marco mucho más amplio, que tiene que ver con la reforma tributaria.
Hay muchos artículos de la ley que entendemos que no es conveniente que estén en la ley de presupuesto.
Si quieren discutir el tema de las bases de datos, hagámoslo en una ley específica. Si quieren discutir cuestiones que tienen que ver con el empleo, discutámoslas en la norma que corresponda. Nosotros llamamos a un concurso público para empleados o funcionarios de un área; bueno, discutamos si quieren esas cosas.
No creo que sea necesario ampliar el acuerdo que en su momento firmó Randazzo con China, con la libertad que lo plantea la ley de presupuesto; creo que corren otros tiempos. Discutámoslo en una ley distinta -no tenemos ningún problema-, pero no en la de presupuesto.
¿Quieren cambiar la forma que entre los bancos le prestan al Tesoro? Quizás estamos muy abajo en la cantidad de recursos que tienen los bancos en términos de patrimonio con respecto a títulos públicos. Discutamos si estamos o no lejos de Basilea, pero no descapitalicemos al Banco de la Nación Argentina, que es una herramienta central a la hora de discutir políticas activas en materia de pymes, del sector productivo. La descapitalización además suena a que le estamos sacando respaldo al principal banco que tiene la Argentina. (Aplausos.)
Pretendemos discutir estas cosas. No tenemos las herramientas para ser rigurosos en el análisis macroeconómico -quizás en los próximos años lo podamos hacer con más rigurosidad-, pero vemos que si el Estado tiene la actitud de restringir sus recursos -menos obra pública, por ejemplo-, el cumplimiento de la pauta del 3,5 por ciento de crecimiento -que nadie duda que necesitamos- será de muy difícil cumplimiento.
En ese sentido, pretendemos discutir este año algunas otras cuestiones presupuestarias -como hemos hecho el año pasado- para que el Estado proponga evolucionar y aportar más crecimiento con una política activa, no tener un Estado restrictivo a los fines de permitir cumplir con una pauta fiscal -si bien entiendo que es necesaria para la credibilidad- y acceder al financiamiento.
Ojalá que el ministro no se encuentre con un estornudo en el mundo, porque si bien es cierto que dependemos menos que antes -y quizá debamos acotar dicha dependencia-, lo cierto es que seguimos dependiendo -y mucho- de los dólares que vienen de afuera. Están viniendo a mejores tasas y con mejores plazos, pero un estornudo en el mundo también afectaría de manera significativa la capacidad de financiamiento del Estado y, naturalmente, las restricciones presupuestarias.
La verdad, no queremos llegar a esa situación. Ya la hemos vivido. Si bien yo era pibe, recuerdo el "efecto tequila", cuando una modificación de las tasas de interés y la restricción del crédito externo tuvo un enorme impacto en el resto de la economía.
Me parece que es serio el tema de la deuda, no solo en términos de sustentabilidad sino en términos de cumplir con un artículo de la Constitución. El Congreso de la Nación tiene que ser quien se involucre más en el tema de la deuda. Si hay que hacer diez, veinte, treinta reuniones, las haremos, pero el Estado nacional en su conjunto, en el Congreso de la Nación, tiene que dar cumplimiento a ese artículo.
Seguramente vamos a proponer una serie de artículos en el presupuesto para limitar la acción del Poder Ejecutivo y que el Congreso controle lo que tiene que controlar como facultad constitucional en materia de emisión de deuda. Creemos que es un tema demasiado serio y sensible para que solo quede en cabeza del Poder Ejecutivo. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE LASPINA Vamos a romper la lógica de la terna. Habiendo sido muchos los puntos considerados, permitiremos que los funcionarios comiencen a contestar para despejar dudas. Luego seguiremos con la lista de oradores.
Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda.
Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Señor presidente: agradezco las preguntas formuladas por el señor diputado Bossio. Fueron muchos los temas tratados e intentaré considerarlos a todos.
En primer lugar, en relación con las pautas macroeconómicas del presupuesto, obviamente cuando uno plantea los objetivos del siguiente año, no tiene la bola de cristal. Entonces, con las herramientas a su alcance y honestidad intelectual trata de acercarse lo más aproximadamente posible a los números de lo que pueda ocurrir.
Entiendo que, desde la aprobación de la Ley de Administración Financiera en 1992, el proyecto de ley de presupuesto votado el año pasado para ser ejecutado en 2017 ha sido el que más se ha acercado en términos de ejecución y variables económicas planteadas el año anterior.
Intentamos superar las expectativas del presupuesto para 2017 y que el proyectado para 2018 sea aún mejor. Aspiramos a que el 3 por ciento o el 2,8 por ciento de desvío en la ejecución presupuestaria del proyecto votado el año pasado pase a ser cero. Por supuesto, ello será mucho mejor que el 20 o 25 por ciento de desvío que tuvieron los presupuestos para los años 2004 a 2015.
En términos de sostenibilidad del 3,2 por ciento de déficit para el año próximo, entiendo que lo insostenible es ir a un déficit más grande que el de este año. Es imprescindible seguir bajando el déficit para reducir la vulnerabilidad macroeconómica y la vulnerabilidad externa, porque todavía parte de nuestro financiamiento proviene del exterior. Esa cifra se irá reduciendo porque, al bajar el déficit, damos lugar al sector privado dentro de la economía. Es decir que al endeudamiento que tomamos para cubrir el déficit, lo liberamos para ser utilizado por el sector privado.
¿Cuándo vamos a bajar el déficit si no lo hacemos en un año de crecimiento? Uno ahorra en las épocas de vacas gordas para utilizar esos recursos en las épocas de vacas flacas y generar mecanismos anticíclicos en la economía. La idea es que la economía argentina deje de ser una de las más volátiles del mundo con crisis que en toda ocasión generan pobreza.
Entendemos que la pauta del 3,2 por ciento es un componente crucial de nuestro programa macroeconómico. El objetivo es tener una economía más sana y seguir avanzando en la lucha por la reducción de la pobreza.
Por otro lado, damos prioridad a la obra pública. Pensamos que la Argentina tiene un déficit de infraestructura gigantesco. Durante los últimos quince años hemos consumido la infraestructura en la Argentina. Consecuentemente, hay caminos rotos, puertos que no funcionan, un sistema de salud muy atrasado y los trenes de carga no existen. La presencia de esos trenes generaría una baja significativa en los costos de transporte y de ese modo la producción de las economías regionales llegaría a los puertos a precios razonables y competitivos. Además, esos beneficios podrían trasladarse a las economías regionales, permitiéndoles competir como lo hacen aquellas ubicadas en las regiones más favorecidas y fértiles; es decir, en la zona núcleo de la Argentina.
Voy a rebatir la afirmación del señor diputado Bossio en términos de que se reducen los gastos de capital, ya que estos se incrementan de 180.000 millones de pesos a 210.000 millones de pesos. Eso representa un incremento del 17 por ciento, cifra superior al incremento pautado en la inflación promedio y en el gasto primario promedio.
Además, creemos que el gasto en infraestructura va a pasar de 2,6 por ciento del PBI registrado en 2017 a 3,5 por ciento en 2018, si englobamos dentro del gasto de capital a aquel gasto asociado a las licitaciones que ha llevado adelante el Ministerio de Energía y Minería, a los contratos que se han firmado con los privados y a los programas de PPP. Después voy a ceder la palabra al ministro Caputo para que ahonde en los programas de PPP.
Los programas de participación público-privada solamente explican 36.000 millones de pesos de este incremento que estamos pautando. Hay un peso muy importante de la ejecución de obras de infraestructura que va a hacer el sector privado, en parte con los fondos generados con la recomposición de los marcos regulatorios que se han elaborado a lo largo de los últimos dos años. Con lo cual, ratifico que nuestro programa de obra pública sigue y va a tener mucho más peso en 2018 que el que tuvo en 2017.
Si observan el articulado del presupuesto, van a ver que a partir de la página 83 describimos las metas cuantitativas físicas de nuestro presupuesto en términos de cuántos kilómetros de rutas, autopistas, vías de ferrocarril y salas de jardín de infantes vamos a construir. En esos indicadores físicos van a ver el fortísimo incremento de la obra pública y del gasto en infraestructura en general -no solo aquel financiado con dinero público- que vamos a tener en el año 2018.
Entonces, estamos muy contentos de que aun en un año en el cual reducimos el déficit seguimos llevando adelante el programa de infraestructura pública más importante que ha tenido la Argentina en décadas.
En términos de la reparación histórica que mencionaba el diputado Bossio, la previsión presupuestaria es que el año que viene se van a erogar 70.000 millones de pesos, en comparación con los 50.000 millones de pesos en este año. Así consta en nuestras previsiones presupuestarias que figuran en el presupuesto.
Con respecto al Banco de la Nación Argentina y a la utilización de 20.000 millones de pesos del capital del banco, lo que nosotros pretendemos es que el Banco Nación financie en parte este programa de infraestructura que estamos llevando adelante, en un contexto en el cual el capital regulatorio que requiere el Banco Central al Banco Nación es de 27.000 millones de pesos y donde el Banco Nación cuenta con un capital total superior a los 70.000 millones de pesos.
El capital acumulado del Banco Nación se debe a ganancias extraordinarias que registró en 2016 y 2017, en buena medida por tenencia de activos públicos. Esas utilidades fueron capitalizadas, con lo cual estamos pidiendo que nos transfiera parte de las utilidades extraordinarias que tuvo en estos dos años para reforzar nuestro programa de inversión pública que requiere -obviamente- de recursos. Si no, el financiamiento debería provenir de alguna otra partida.
En este contexto en el cual todavía existe la inflación en la Argentina -va a seguir bajando, pero todavía tenemos inflación-, dejar dormido un capital que el Banco Nación recién va a necesitar dentro de tres años -aun manteniendo el ritmo de ejecución de todos sus programas de asistencia crediticia que tiene hoy-, nos parece un uso ineficiente del capital. Consideramos que es mucho más eficiente ponerlo a trabajar hoy al servicio de todos los argentinos para generar agua potable, cloacas, alcantarillado, rutas y autopistas.
Con respecto al Plan Belgrano, es cierto que en las cifras que hemos mencionado está computado el gasto regional. Aquí el diputado Bossio se quejaba de que estamos computando el Fondo Federal Solidario, pero el Fondo Federal Solidario tiene un aporte negativo al Plan Belgrano el año próximo. Producto de la rebaja en los impuestos al comercio exterior, el año que viene el Fondo Federal Solidario va a aportar al Plan Belgrano un negativo del 7 por ciento. O sea, va a detractar 700 millones de pesos, con lo cual, el cómputo del Fondo Federal Solidario dentro del Plan Belgrano es a los fines de dar transparencia a lo que estamos computando. En realidad, sin eso, los fondos del Plan Belgrano son mucho más altos.
Volviendo un poco sobre algunas cuestiones macroeconómicas que planteaba el diputado Bossio, en términos de la sobreestimación de las exportaciones, nosotros pensamos que no es así, que las exportaciones el año que viene van a tener un muy buen desempeño. Ya lo podemos ver en el desempeño de las exportaciones de manufactura de origen industrial que están creciendo en cantidades al 10 por ciento interanual en el primer semestre y donde ese crecimiento es diversificado; o sea, no está explicado por un solo factor, y Brasil nos está restando y no sumando. Ahora bien, con Brasil creciendo el año próximo, probablemente por arriba del 2 por ciento, pensamos que va a ser un factor dinamizador de nuestras exportaciones, especialmente en el sector automotriz. Luego, con la cosecha del sector agropecuario creciendo el 4 por ciento, pensamos que nuestras previsiones a las exportaciones son moderadas, no optimistas.
Con respecto al revalúo, aquí tenemos al subsecretario de Ingresos Públicos, Andrés Edelstein, quien en caso de ser necesario puede dar detalles más técnicos. No hay que pensar en el revalúo con fines recaudatorios. Nosotros pensamos en la implementación de este revalúo a los fines contables y fiscales como la manera menos costosa de ir normalizando el problema que tienen nuestras empresas en sus balances en donde están tributando ganancias ficticias, porque no pueden amortizar sus bienes a los verdaderos valores, sino que los tienen que hacer a valores históricos. Todos sabemos que hemos tenido casi 1.500 por ciento de inflación en los últimos quince años y eso genera una distorsión muy grande sobre los balances.
En aras de seguir normalizando la economía y la capacidad de invertir de las empresas en la Argentina, necesitamos normalizarlo. Pero además necesitamos reducir la litigiosidad. Al dar una salida a las empresas para que hagan este revalúo por el cual deben pagar un impuesto, las obligamos a que desistan de los juicios que están llevando adelante para no pagar el impuesto a las ganancias. Es incierto el cálculo hacia adelante. No está claro que vayamos a perder recursos, porque si se generaliza la litigiosidad, sin este revalúo, probablemente, estaríamos perdiendo más recursos de los vamos a ceder en los años subsiguientes a este ingreso que vamos a tener.
No sé si me falta algún tema, diputado. El tema de PPP se lo dejo al ministro de Finanzas.
En primer lugar, en relación con las pautas macroeconómicas del presupuesto, obviamente cuando uno plantea los objetivos del siguiente año, no tiene la bola de cristal. Entonces, con las herramientas a su alcance y honestidad intelectual trata de acercarse lo más aproximadamente posible a los números de lo que pueda ocurrir.
Entiendo que, desde la aprobación de la Ley de Administración Financiera en 1992, el proyecto de ley de presupuesto votado el año pasado para ser ejecutado en 2017 ha sido el que más se ha acercado en términos de ejecución y variables económicas planteadas el año anterior.
Intentamos superar las expectativas del presupuesto para 2017 y que el proyectado para 2018 sea aún mejor. Aspiramos a que el 3 por ciento o el 2,8 por ciento de desvío en la ejecución presupuestaria del proyecto votado el año pasado pase a ser cero. Por supuesto, ello será mucho mejor que el 20 o 25 por ciento de desvío que tuvieron los presupuestos para los años 2004 a 2015.
En términos de sostenibilidad del 3,2 por ciento de déficit para el año próximo, entiendo que lo insostenible es ir a un déficit más grande que el de este año. Es imprescindible seguir bajando el déficit para reducir la vulnerabilidad macroeconómica y la vulnerabilidad externa, porque todavía parte de nuestro financiamiento proviene del exterior. Esa cifra se irá reduciendo porque, al bajar el déficit, damos lugar al sector privado dentro de la economía. Es decir que al endeudamiento que tomamos para cubrir el déficit, lo liberamos para ser utilizado por el sector privado.
¿Cuándo vamos a bajar el déficit si no lo hacemos en un año de crecimiento? Uno ahorra en las épocas de vacas gordas para utilizar esos recursos en las épocas de vacas flacas y generar mecanismos anticíclicos en la economía. La idea es que la economía argentina deje de ser una de las más volátiles del mundo con crisis que en toda ocasión generan pobreza.
Entendemos que la pauta del 3,2 por ciento es un componente crucial de nuestro programa macroeconómico. El objetivo es tener una economía más sana y seguir avanzando en la lucha por la reducción de la pobreza.
Por otro lado, damos prioridad a la obra pública. Pensamos que la Argentina tiene un déficit de infraestructura gigantesco. Durante los últimos quince años hemos consumido la infraestructura en la Argentina. Consecuentemente, hay caminos rotos, puertos que no funcionan, un sistema de salud muy atrasado y los trenes de carga no existen. La presencia de esos trenes generaría una baja significativa en los costos de transporte y de ese modo la producción de las economías regionales llegaría a los puertos a precios razonables y competitivos. Además, esos beneficios podrían trasladarse a las economías regionales, permitiéndoles competir como lo hacen aquellas ubicadas en las regiones más favorecidas y fértiles; es decir, en la zona núcleo de la Argentina.
Voy a rebatir la afirmación del señor diputado Bossio en términos de que se reducen los gastos de capital, ya que estos se incrementan de 180.000 millones de pesos a 210.000 millones de pesos. Eso representa un incremento del 17 por ciento, cifra superior al incremento pautado en la inflación promedio y en el gasto primario promedio.
Además, creemos que el gasto en infraestructura va a pasar de 2,6 por ciento del PBI registrado en 2017 a 3,5 por ciento en 2018, si englobamos dentro del gasto de capital a aquel gasto asociado a las licitaciones que ha llevado adelante el Ministerio de Energía y Minería, a los contratos que se han firmado con los privados y a los programas de PPP. Después voy a ceder la palabra al ministro Caputo para que ahonde en los programas de PPP.
Los programas de participación público-privada solamente explican 36.000 millones de pesos de este incremento que estamos pautando. Hay un peso muy importante de la ejecución de obras de infraestructura que va a hacer el sector privado, en parte con los fondos generados con la recomposición de los marcos regulatorios que se han elaborado a lo largo de los últimos dos años. Con lo cual, ratifico que nuestro programa de obra pública sigue y va a tener mucho más peso en 2018 que el que tuvo en 2017.
Si observan el articulado del presupuesto, van a ver que a partir de la página 83 describimos las metas cuantitativas físicas de nuestro presupuesto en términos de cuántos kilómetros de rutas, autopistas, vías de ferrocarril y salas de jardín de infantes vamos a construir. En esos indicadores físicos van a ver el fortísimo incremento de la obra pública y del gasto en infraestructura en general -no solo aquel financiado con dinero público- que vamos a tener en el año 2018.
Entonces, estamos muy contentos de que aun en un año en el cual reducimos el déficit seguimos llevando adelante el programa de infraestructura pública más importante que ha tenido la Argentina en décadas.
En términos de la reparación histórica que mencionaba el diputado Bossio, la previsión presupuestaria es que el año que viene se van a erogar 70.000 millones de pesos, en comparación con los 50.000 millones de pesos en este año. Así consta en nuestras previsiones presupuestarias que figuran en el presupuesto.
Con respecto al Banco de la Nación Argentina y a la utilización de 20.000 millones de pesos del capital del banco, lo que nosotros pretendemos es que el Banco Nación financie en parte este programa de infraestructura que estamos llevando adelante, en un contexto en el cual el capital regulatorio que requiere el Banco Central al Banco Nación es de 27.000 millones de pesos y donde el Banco Nación cuenta con un capital total superior a los 70.000 millones de pesos.
El capital acumulado del Banco Nación se debe a ganancias extraordinarias que registró en 2016 y 2017, en buena medida por tenencia de activos públicos. Esas utilidades fueron capitalizadas, con lo cual estamos pidiendo que nos transfiera parte de las utilidades extraordinarias que tuvo en estos dos años para reforzar nuestro programa de inversión pública que requiere -obviamente- de recursos. Si no, el financiamiento debería provenir de alguna otra partida.
En este contexto en el cual todavía existe la inflación en la Argentina -va a seguir bajando, pero todavía tenemos inflación-, dejar dormido un capital que el Banco Nación recién va a necesitar dentro de tres años -aun manteniendo el ritmo de ejecución de todos sus programas de asistencia crediticia que tiene hoy-, nos parece un uso ineficiente del capital. Consideramos que es mucho más eficiente ponerlo a trabajar hoy al servicio de todos los argentinos para generar agua potable, cloacas, alcantarillado, rutas y autopistas.
Con respecto al Plan Belgrano, es cierto que en las cifras que hemos mencionado está computado el gasto regional. Aquí el diputado Bossio se quejaba de que estamos computando el Fondo Federal Solidario, pero el Fondo Federal Solidario tiene un aporte negativo al Plan Belgrano el año próximo. Producto de la rebaja en los impuestos al comercio exterior, el año que viene el Fondo Federal Solidario va a aportar al Plan Belgrano un negativo del 7 por ciento. O sea, va a detractar 700 millones de pesos, con lo cual, el cómputo del Fondo Federal Solidario dentro del Plan Belgrano es a los fines de dar transparencia a lo que estamos computando. En realidad, sin eso, los fondos del Plan Belgrano son mucho más altos.
Volviendo un poco sobre algunas cuestiones macroeconómicas que planteaba el diputado Bossio, en términos de la sobreestimación de las exportaciones, nosotros pensamos que no es así, que las exportaciones el año que viene van a tener un muy buen desempeño. Ya lo podemos ver en el desempeño de las exportaciones de manufactura de origen industrial que están creciendo en cantidades al 10 por ciento interanual en el primer semestre y donde ese crecimiento es diversificado; o sea, no está explicado por un solo factor, y Brasil nos está restando y no sumando. Ahora bien, con Brasil creciendo el año próximo, probablemente por arriba del 2 por ciento, pensamos que va a ser un factor dinamizador de nuestras exportaciones, especialmente en el sector automotriz. Luego, con la cosecha del sector agropecuario creciendo el 4 por ciento, pensamos que nuestras previsiones a las exportaciones son moderadas, no optimistas.
Con respecto al revalúo, aquí tenemos al subsecretario de Ingresos Públicos, Andrés Edelstein, quien en caso de ser necesario puede dar detalles más técnicos. No hay que pensar en el revalúo con fines recaudatorios. Nosotros pensamos en la implementación de este revalúo a los fines contables y fiscales como la manera menos costosa de ir normalizando el problema que tienen nuestras empresas en sus balances en donde están tributando ganancias ficticias, porque no pueden amortizar sus bienes a los verdaderos valores, sino que los tienen que hacer a valores históricos. Todos sabemos que hemos tenido casi 1.500 por ciento de inflación en los últimos quince años y eso genera una distorsión muy grande sobre los balances.
En aras de seguir normalizando la economía y la capacidad de invertir de las empresas en la Argentina, necesitamos normalizarlo. Pero además necesitamos reducir la litigiosidad. Al dar una salida a las empresas para que hagan este revalúo por el cual deben pagar un impuesto, las obligamos a que desistan de los juicios que están llevando adelante para no pagar el impuesto a las ganancias. Es incierto el cálculo hacia adelante. No está claro que vayamos a perder recursos, porque si se generaliza la litigiosidad, sin este revalúo, probablemente, estaríamos perdiendo más recursos de los vamos a ceder en los años subsiguientes a este ingreso que vamos a tener.
No sé si me falta algún tema, diputado. El tema de PPP se lo dejo al ministro de Finanzas.
SR. BOSSIO ¿Qué aumento implícito tienen previsto de las tarifas para la reducción de subsidios que mantienen en el presupuesto?
SR. MINISTRO DE HACIENDA Lo que existe es el mecanismo, que son las revisiones semestrales acordadas en el marco de las audiencias públicas y de la revisión integral de tarifas para los casos de electricidad y gas. Tenemos el mecanismo, pero no los montos. Eso lo determina el ministerio oportunamente. Así que más allá de los mecanismos, no tenemos una previsión de porcentuales. Sabemos que van ser significativamente inferiores a los de 2017 y 2016, toda vez que comienzan a acercarse los precios a una mayor normalidad.
Le cedo la palabra al ministro Nicolás Caputo.
Le cedo la palabra al ministro Nicolás Caputo.
SR. MINISTRO DE FINANZAS Con respecto al tema de inversión en infraestructura, como dijo el ministro, en realidad sube fuerte a 3,5 por ciento del producto, lo que probablemente le agregue un punto de crecimiento el año que viene.
Es cierto que nosotros tenemos estos dos objetivos que debemos compatibilizar de alguna manera. Me refiero a reducir el déficit fiscal y saldar esta deuda de infraestructura que se ha generado por muchos años de no inversión. Entonces, la mejor manera que encontramos para llegar a esto es incorporando al sector privado, por un lado, y a los organismos multilaterales y laterales, por el otro.
¿Cómo llegamos a ese 3,5 por ciento, si bien -como dijo el ministro de Hacienda- el presupuesto solo prevé un aumento de 210.000 millones? Con estos nuevos marcos regulatorios, con estas licitaciones de PPP.
Ya tenemos más de cincuenta proyectos de licitaciones de PPP por más de 20.000 millones de dólares, que se darán en los próximos años. Para el año que viene específicamente -podrá ser más- estamos conservadoramente apuntando a 35.000 millones de pesos.
Por su parte, estamos trabajando con el BID, el Banco Mundial y el CAF para generar fondos que también apalanquen con el sector privado estas inversiones en infraestructura. Esto porque, de alguna manera, los organismos multilaterales enfrentan el mismo problema que nosotros y que la mayoría de los países: tienen una gran demanda de financiamiento para invertir en infraestructura y tienen un capital que no es suficiente para abastecer esta demanda. Entonces, estamos trabajando para generar fondos -con el aporte del BID, del Banco Mundial y también del CAF─ destinados a invertir en las provincias que se apalanquen también con el sector privado.
Estamos tratando de generar diferentes recursos para acompañar todo este proceso de inversión en infraestructura que, como dijimos antes, es el motor del crecimiento.
A lo que estamos apuntando esencialmente en el financiamiento es a esta revolución de inversión en infraestructura que finalmente cambie la dinámica de este país, donde es más caro trasladar cereales de Salta a Buenos Aires que exportarlos de Buenos Aires a China. Evidentemente debemos tratar de cambiar esta situación.
Con respecto al financiamiento, será algo menor que el del año anterior. Por un lado, tenemos un punto menos de déficit y algo menos de vencimientos; por otro lado, tenemos menos financiamiento del Banco Central al Tesoro, que el año próximo será de 140.000 millones de pesos. Lo hemos bajado en términos nominales. Si lo medimos con el heredado -el financiamiento del Banco Central al Tesoro era de 5 puntos del producto- el año que viene lo bajaremos aproximadamente a 1,1 por ciento.
En las próximas semanas daremos el detalle del programa financiero, pero las necesidades quedarán en torno a los 30.000 millones de dólares, aproximadamente 500.000 millones de pesos. Hay que tener en cuenta el refinanciamiento de las LETES y el REPO, que estamos tomando como algo automático.
En cuanto a lo que se decía el señor diputado Bossio sobre el Congreso, disiento un poco y explico por qué. Parece razonable la preocupación y el planteo, porque la deuda siempre fue un tema en Argentina. No hay por qué ofenderse por eso. Pero, para nosotros, es difícil llevarlo a la práctica.
Por ejemplo, tenemos un programa de LETES -particularmente con los minoristas y demás- que se da cada dos semanas. Hay un cronograma. No creo que sea necesario que yo tenga que venir al Congreso cada dos semanas a contar que voy a refinanciar las LETES, por ejemplo. Por otro lado, muchas veces surgen oportunidades de financiamiento que hay que definir rápidamente. Es necesario estar muy atentos a lo que es la demanda del mercado. A veces surgen cosas que hay que definir en plazos de 72 horas; entonces, no me daría el tiempo para venir acá a evaluar, contar, pedir permiso y demás.
Es una preocupación noble y la entiendo. Ahora bien, si en la práctica esto es fácil de implementar, para mí no lo es. Pero es mi pensamiento.
Con respecto a tratar de cambiar la dependencia externa, coincido totalmente y tenemos que lograrlo. El escenario internacional actual es más benigno de lo que esperábamos hace un año porque Europa y Estados Unidos están creciendo en torno al 3 por ciento con una inflación que está por debajo de la meta del 2 por ciento.
Europa tiene una inflación del 1,5 por ciento aproximadamente y, de alguna manera, esto provoca que la suba de tasas sea muy moderada y gradual. Por lo tanto, en los temas de tasas no vemos que vaya a haber un shock.
Acerca de Brasil, economía muy relevante para nosotros, paulatinamente está recuperándose y se estima un crecimiento del 1,25 al 1,5 por ciento para el próximo año. Lo bueno es que ello ya no nos jugará en contra sino a favor.
Por otro lado, coincidimos en el concepto de tratar de cambiar la composición del financiamiento. Esto lo venimos diciendo desde que asumimos y tratamos de empujar la consideración de la ley de mercado de capitales y de generar condiciones para que la plata de los argentinos se invierta en proyectos. Me refiero a que dejemos de ahorrar en plazos fijos y empecemos a pensar en fondos destinados a inversiones en infraestructura. Tenemos que comenzar a inculcar el ahorro en pesos. Sin embargo, no se trata solamente de educación financiera. Seamos prácticos. Esto no funciona así. Hay que tratar de generar incentivos para que ocurra y eso es un poco lo que tratamos de buscar con la sanción de la ley, que espero podamos aprobar después de las elecciones.
Es cierto que nosotros tenemos estos dos objetivos que debemos compatibilizar de alguna manera. Me refiero a reducir el déficit fiscal y saldar esta deuda de infraestructura que se ha generado por muchos años de no inversión. Entonces, la mejor manera que encontramos para llegar a esto es incorporando al sector privado, por un lado, y a los organismos multilaterales y laterales, por el otro.
¿Cómo llegamos a ese 3,5 por ciento, si bien -como dijo el ministro de Hacienda- el presupuesto solo prevé un aumento de 210.000 millones? Con estos nuevos marcos regulatorios, con estas licitaciones de PPP.
Ya tenemos más de cincuenta proyectos de licitaciones de PPP por más de 20.000 millones de dólares, que se darán en los próximos años. Para el año que viene específicamente -podrá ser más- estamos conservadoramente apuntando a 35.000 millones de pesos.
Por su parte, estamos trabajando con el BID, el Banco Mundial y el CAF para generar fondos que también apalanquen con el sector privado estas inversiones en infraestructura. Esto porque, de alguna manera, los organismos multilaterales enfrentan el mismo problema que nosotros y que la mayoría de los países: tienen una gran demanda de financiamiento para invertir en infraestructura y tienen un capital que no es suficiente para abastecer esta demanda. Entonces, estamos trabajando para generar fondos -con el aporte del BID, del Banco Mundial y también del CAF─ destinados a invertir en las provincias que se apalanquen también con el sector privado.
Estamos tratando de generar diferentes recursos para acompañar todo este proceso de inversión en infraestructura que, como dijimos antes, es el motor del crecimiento.
A lo que estamos apuntando esencialmente en el financiamiento es a esta revolución de inversión en infraestructura que finalmente cambie la dinámica de este país, donde es más caro trasladar cereales de Salta a Buenos Aires que exportarlos de Buenos Aires a China. Evidentemente debemos tratar de cambiar esta situación.
Con respecto al financiamiento, será algo menor que el del año anterior. Por un lado, tenemos un punto menos de déficit y algo menos de vencimientos; por otro lado, tenemos menos financiamiento del Banco Central al Tesoro, que el año próximo será de 140.000 millones de pesos. Lo hemos bajado en términos nominales. Si lo medimos con el heredado -el financiamiento del Banco Central al Tesoro era de 5 puntos del producto- el año que viene lo bajaremos aproximadamente a 1,1 por ciento.
En las próximas semanas daremos el detalle del programa financiero, pero las necesidades quedarán en torno a los 30.000 millones de dólares, aproximadamente 500.000 millones de pesos. Hay que tener en cuenta el refinanciamiento de las LETES y el REPO, que estamos tomando como algo automático.
En cuanto a lo que se decía el señor diputado Bossio sobre el Congreso, disiento un poco y explico por qué. Parece razonable la preocupación y el planteo, porque la deuda siempre fue un tema en Argentina. No hay por qué ofenderse por eso. Pero, para nosotros, es difícil llevarlo a la práctica.
Por ejemplo, tenemos un programa de LETES -particularmente con los minoristas y demás- que se da cada dos semanas. Hay un cronograma. No creo que sea necesario que yo tenga que venir al Congreso cada dos semanas a contar que voy a refinanciar las LETES, por ejemplo. Por otro lado, muchas veces surgen oportunidades de financiamiento que hay que definir rápidamente. Es necesario estar muy atentos a lo que es la demanda del mercado. A veces surgen cosas que hay que definir en plazos de 72 horas; entonces, no me daría el tiempo para venir acá a evaluar, contar, pedir permiso y demás.
Es una preocupación noble y la entiendo. Ahora bien, si en la práctica esto es fácil de implementar, para mí no lo es. Pero es mi pensamiento.
Con respecto a tratar de cambiar la dependencia externa, coincido totalmente y tenemos que lograrlo. El escenario internacional actual es más benigno de lo que esperábamos hace un año porque Europa y Estados Unidos están creciendo en torno al 3 por ciento con una inflación que está por debajo de la meta del 2 por ciento.
Europa tiene una inflación del 1,5 por ciento aproximadamente y, de alguna manera, esto provoca que la suba de tasas sea muy moderada y gradual. Por lo tanto, en los temas de tasas no vemos que vaya a haber un shock.
Acerca de Brasil, economía muy relevante para nosotros, paulatinamente está recuperándose y se estima un crecimiento del 1,25 al 1,5 por ciento para el próximo año. Lo bueno es que ello ya no nos jugará en contra sino a favor.
Por otro lado, coincidimos en el concepto de tratar de cambiar la composición del financiamiento. Esto lo venimos diciendo desde que asumimos y tratamos de empujar la consideración de la ley de mercado de capitales y de generar condiciones para que la plata de los argentinos se invierta en proyectos. Me refiero a que dejemos de ahorrar en plazos fijos y empecemos a pensar en fondos destinados a inversiones en infraestructura. Tenemos que comenzar a inculcar el ahorro en pesos. Sin embargo, no se trata solamente de educación financiera. Seamos prácticos. Esto no funciona así. Hay que tratar de generar incentivos para que ocurra y eso es un poco lo que tratamos de buscar con la sanción de la ley, que espero podamos aprobar después de las elecciones.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado López.
SR. LÓPEZ Señor presidente: creo que el secretario de Hacienda fue quien dijo que la ANSES recibirá de parte del Tesoro el equivalente a un 3,2 por ciento del PBI. Además, agregó que en el proyecto se explica lo pertinente al déficit para el próximo año.
Los funcionarios quieren bajar la carga tributaria y anuncian un crecimiento de la deuda. En el proyecto de ley de presupuesto señalan que el gasto del Estado, el gasto público que de alguna manera genera ese déficit, en primer lugar está reflejado en el subsidio a las tarifas de los servicios públicos. Aclaro que en realidad no se trata de un subsidio a las tarifas sino a las empresas prestadoras de esos servicios públicos que embolsaron el dinero durante muchísimos años a costa de brindar un mal servicio.
Por otra parte, ellos consideran que parte de ese gasto está representado por la masa salarial y me gustaría saber qué implica tal disminución. Estimamos que esa reducción realmente conlleva una rebaja salarial porque incluso el cálculo de la inflación -que sin duda es menor a la real-, forzará una discusión paritaria a la baja. A la vez, ese aumento -creo que dijeron era del 16 por ciento en la masa salarial para el año próximo-, no compensa la inflación de este año. ¿Qué implica eso? Una rebaja de los salarios y despido de trabajadores. Entonces, está claro que hay un ajuste.
También se dice que parte del gasto viene por el tema previsional. ¿Qué están planificando? Se habla de una reforma previsional, ¿esto implica un aumento de la edad jubilatoria para bajar los gastos previsionales?
Es decir, ustedes aducen que el déficit va a estar colocado en este 3,2 por ciento del PBI que va a recibir la ANSES del Tesoro pero, en realidad, el déficit está en la caída de las retenciones, en los tributos que no van a pagar, por ejemplo, los grandes grupos empresarios, y en el endeudamiento; es decir, en el pago de la duda. Nosotros creemos que viene por ese lado.
Con respecto a las tarifas, ministro Dujovne, me parece que usted dijo que no tiene ninguna estimación. No es así. Usted tiene que informar cuál es la estimación que tienen del aumento de las tarifas. No creo que no puedan tenerla por lo que están anunciando. Este presupuesto contempla una caída de los subsidios; entonces, deben tener una estimación del costo que pagarán los usuarios a partir de esa caída de los subsidios.
No es posible que no la tengan; me parece que hay que informar y no esquivar el bulto porque estamos iniciando un proceso electoral. Entonces, solicito que expliquen por qué ustedes consideran que el déficit está en este aporte que va del Tesoro a la ANSES -nosotros tenemos una apreciación de dónde está el ajuste-, en lugar de ver que, en realidad, el déficit pasa, entre otras cosas, por la menor presión tributaria para los grupos empresarios y no para la población. Entendemos que a esto también va a apuntar la ley de reforma tributaria de la que se está hablando y que se discutiría en el próximo tiempo.
Los funcionarios quieren bajar la carga tributaria y anuncian un crecimiento de la deuda. En el proyecto de ley de presupuesto señalan que el gasto del Estado, el gasto público que de alguna manera genera ese déficit, en primer lugar está reflejado en el subsidio a las tarifas de los servicios públicos. Aclaro que en realidad no se trata de un subsidio a las tarifas sino a las empresas prestadoras de esos servicios públicos que embolsaron el dinero durante muchísimos años a costa de brindar un mal servicio.
Por otra parte, ellos consideran que parte de ese gasto está representado por la masa salarial y me gustaría saber qué implica tal disminución. Estimamos que esa reducción realmente conlleva una rebaja salarial porque incluso el cálculo de la inflación -que sin duda es menor a la real-, forzará una discusión paritaria a la baja. A la vez, ese aumento -creo que dijeron era del 16 por ciento en la masa salarial para el año próximo-, no compensa la inflación de este año. ¿Qué implica eso? Una rebaja de los salarios y despido de trabajadores. Entonces, está claro que hay un ajuste.
También se dice que parte del gasto viene por el tema previsional. ¿Qué están planificando? Se habla de una reforma previsional, ¿esto implica un aumento de la edad jubilatoria para bajar los gastos previsionales?
Es decir, ustedes aducen que el déficit va a estar colocado en este 3,2 por ciento del PBI que va a recibir la ANSES del Tesoro pero, en realidad, el déficit está en la caída de las retenciones, en los tributos que no van a pagar, por ejemplo, los grandes grupos empresarios, y en el endeudamiento; es decir, en el pago de la duda. Nosotros creemos que viene por ese lado.
Con respecto a las tarifas, ministro Dujovne, me parece que usted dijo que no tiene ninguna estimación. No es así. Usted tiene que informar cuál es la estimación que tienen del aumento de las tarifas. No creo que no puedan tenerla por lo que están anunciando. Este presupuesto contempla una caída de los subsidios; entonces, deben tener una estimación del costo que pagarán los usuarios a partir de esa caída de los subsidios.
No es posible que no la tengan; me parece que hay que informar y no esquivar el bulto porque estamos iniciando un proceso electoral. Entonces, solicito que expliquen por qué ustedes consideran que el déficit está en este aporte que va del Tesoro a la ANSES -nosotros tenemos una apreciación de dónde está el ajuste-, en lugar de ver que, en realidad, el déficit pasa, entre otras cosas, por la menor presión tributaria para los grupos empresarios y no para la población. Entendemos que a esto también va a apuntar la ley de reforma tributaria de la que se está hablando y que se discutiría en el próximo tiempo.
SR. PRESIDENTE LASPINA Muchas gracias por la brevedad, diputado.
Tiene la palabra la señora diputada Ciciliani.
Tiene la palabra la señora diputada Ciciliani.
SRA. CICILIANI Señor presidente: Este es mi octavo presupuesto como legisladora, y realmente creo que vamos avanzando. Tenemos una enorme expectativa por la oficina técnica de presupuesto. El año que viene, seguramente los diputados que estén acá van a tener otras herramientas porque va a haber mejor información. También me impresiona un poco que la economía sea cosa de hombres. ¡Cuántos hombres y que pocas mujeres! Eso también habla de la política, de una sociedad integrada y sustentable.
Yo creo que con los lineamientos que han dispuesto coincidimos en muchos aspectos. No podemos hablar de derechas y de izquierdas, o de visiones de izquierdas o derechas, en el marco de un déficit fiscal del 7 por ciento del PBI consolidado en provincias y Nación. Tenemos que abordar la cuestión.
No podemos pensar en un país con inflación. Lo digo desde el Partido Socialista, donde acompañé la candidatura presidencial en 2011. En dicha candidatura del socialismo, la del doctor Binner, ya poníamos el problema de la inflación como un tema a resolver en la Argentina.
Obviamente, en 2015 la cuestión se agravó porque el tema de la inflación no fue un tema de agenda política ni económica. Estamos en un problema serio.
Nosotros analizamos los números macroeconómicos de este presupuesto con mucha preocupación. Son situaciones en las cuales uno puede mirar el vaso medio lleno. Obviamente, hay cuestiones que en la calle se ven, como la reactivación de la economía en muchos sectores; pero los problemas estructurales que tiene la Argentina son muy graves, muy serios y los tenemos que poner sobre la mesa con toda responsabilidad.
Déjeme decir que yo estoy muy satisfecha con encontrar en este recinto a los trabajadores y a los sindicalistas del Banco de la Nación Argentina (Aplausos.)
Ese es un avance sustantivo en el debate de la Argentina y en el modelo hacia dónde vamos. Si vamos a usar 20.000 millones de pesos de la capitalización del banco -en los términos de eficiencia que el ministro Caputo planteaba-, si tenemos esos recursos, ¿qué hacemos con ellos?
Indudablemente, los trabajadores tienen que ser parte del control y de la decisión de para qué vamos a usar esos recursos que son de todos los argentinos -porque es el banco público de fomento de la Argentina que ha tenido ganancias en el país-, y para qué se van a usar, si es que decidimos hacerlo. Tiene que ser una representación clara, eficiente y real de los trabajadores.
Los problemas estructurales que tiene la Argentina no los va a resolver un solo sector político, porque en términos de las cuestiones de credibilidad, de la baja de riesgo país, tiene que ver la política. La política es donde estamos discutiendo los sindicatos, la oposición y los gobiernos ocasionales que las democracias eligen.
En ese sentido, el pedido es que el artículo 89 del presupuesto, con el destino de estos fondos del Banco de la Nación, sea conversado y revisado. No podemos firmar un cheque en blanco para disponer de esos fondos, tal cual vienen en el presupuesto.
El otro tema es la relación con las provincias. Soy santafesina y formo parte de un gobierno que tiene una acreencia con Nación. Esa acreencia con Nación no es del gobierno actual de la provincia de Santa Fe ni de ninguno de los gobiernos, es una cuestión que resolvió la Corte Suprema de Justicia de la Nación y que realmente tenemos que dar cumplimiento. Este presupuesto ni la menciona.
Creo que debemos tener en este presupuesto una partida que diga cuánto se va a pagar a la provincia de Santa Fe y también a la de San Luis, que está en las mismas condiciones, en 2018, que sea una condición razonable y aceptable para ambos gobiernos y ambas administraciones, sin poner en riesgo, de ninguna manera, las finanzas del Estado. Jamás vamos a pedir eso porque no hay provincia exitosa en medio de una Nación que no lo sea.
Entonces, mi pedido concreto es que el Ministerio de Economía de la Nación pueda, con la provincia de Santa Fe, en este marco presupuestario, poner la partida correspondiente donde se empieza a reconocer y a negociar la deuda.
La otra cuestión que me preocupa enormemente es la relacionado a los PPP. En la planilla anexa del presupuesto, estamos hablando de que estamos transfiriendo para el "resto" -2018, 2019 y 2020- 2.135 millones de pesos en un listado de obras públicas. Al respecto, necesitaríamos saber en cada ítem quién las financia, qué costo tienen de intereses, qué rentabilidad tienen para las empresas y, por supuesto, cada obra pública qué planificación tiene.
El otro aspecto es el referido a los planes estratégicos: el Plan Nacional del Agua, del Plan Nacional del Hábitat, porque hemos visto en el proyecto del año pasado, en el que hemos trabajado con los diputados Grandinetti, Lavagna y Laspina, la inclusión de una intervención en una villa de Rosario -que es la villa ubicada en el entorno de la Universidad Nacional de Rosario- ubicada entre Pellegrini y 27 de Febrero, que tenía 100 millones de pesos y estamos al mes de octubre y todavía no hay nadie trabajando ni tenemos una fecha prevista de ese presupuesto que está desde el año pasado.
Justo ese 2 por ciento que no se ejecutó -o que surge como diferencia entre lo planificado y lo ejecutado- nos tocó a los santafesinos.
Solicito esa medición y la aclaración de estos tres puntos. Esperamos que el debate de este presupuesto sea fructífero y nos lleve a todos a converger en algo que podamos acordar para poder empezar a resolver estos temas estructurales a que me referí.
Yo creo que con los lineamientos que han dispuesto coincidimos en muchos aspectos. No podemos hablar de derechas y de izquierdas, o de visiones de izquierdas o derechas, en el marco de un déficit fiscal del 7 por ciento del PBI consolidado en provincias y Nación. Tenemos que abordar la cuestión.
No podemos pensar en un país con inflación. Lo digo desde el Partido Socialista, donde acompañé la candidatura presidencial en 2011. En dicha candidatura del socialismo, la del doctor Binner, ya poníamos el problema de la inflación como un tema a resolver en la Argentina.
Obviamente, en 2015 la cuestión se agravó porque el tema de la inflación no fue un tema de agenda política ni económica. Estamos en un problema serio.
Nosotros analizamos los números macroeconómicos de este presupuesto con mucha preocupación. Son situaciones en las cuales uno puede mirar el vaso medio lleno. Obviamente, hay cuestiones que en la calle se ven, como la reactivación de la economía en muchos sectores; pero los problemas estructurales que tiene la Argentina son muy graves, muy serios y los tenemos que poner sobre la mesa con toda responsabilidad.
Déjeme decir que yo estoy muy satisfecha con encontrar en este recinto a los trabajadores y a los sindicalistas del Banco de la Nación Argentina (Aplausos.)
Ese es un avance sustantivo en el debate de la Argentina y en el modelo hacia dónde vamos. Si vamos a usar 20.000 millones de pesos de la capitalización del banco -en los términos de eficiencia que el ministro Caputo planteaba-, si tenemos esos recursos, ¿qué hacemos con ellos?
Indudablemente, los trabajadores tienen que ser parte del control y de la decisión de para qué vamos a usar esos recursos que son de todos los argentinos -porque es el banco público de fomento de la Argentina que ha tenido ganancias en el país-, y para qué se van a usar, si es que decidimos hacerlo. Tiene que ser una representación clara, eficiente y real de los trabajadores.
Los problemas estructurales que tiene la Argentina no los va a resolver un solo sector político, porque en términos de las cuestiones de credibilidad, de la baja de riesgo país, tiene que ver la política. La política es donde estamos discutiendo los sindicatos, la oposición y los gobiernos ocasionales que las democracias eligen.
En ese sentido, el pedido es que el artículo 89 del presupuesto, con el destino de estos fondos del Banco de la Nación, sea conversado y revisado. No podemos firmar un cheque en blanco para disponer de esos fondos, tal cual vienen en el presupuesto.
El otro tema es la relación con las provincias. Soy santafesina y formo parte de un gobierno que tiene una acreencia con Nación. Esa acreencia con Nación no es del gobierno actual de la provincia de Santa Fe ni de ninguno de los gobiernos, es una cuestión que resolvió la Corte Suprema de Justicia de la Nación y que realmente tenemos que dar cumplimiento. Este presupuesto ni la menciona.
Creo que debemos tener en este presupuesto una partida que diga cuánto se va a pagar a la provincia de Santa Fe y también a la de San Luis, que está en las mismas condiciones, en 2018, que sea una condición razonable y aceptable para ambos gobiernos y ambas administraciones, sin poner en riesgo, de ninguna manera, las finanzas del Estado. Jamás vamos a pedir eso porque no hay provincia exitosa en medio de una Nación que no lo sea.
Entonces, mi pedido concreto es que el Ministerio de Economía de la Nación pueda, con la provincia de Santa Fe, en este marco presupuestario, poner la partida correspondiente donde se empieza a reconocer y a negociar la deuda.
La otra cuestión que me preocupa enormemente es la relacionado a los PPP. En la planilla anexa del presupuesto, estamos hablando de que estamos transfiriendo para el "resto" -2018, 2019 y 2020- 2.135 millones de pesos en un listado de obras públicas. Al respecto, necesitaríamos saber en cada ítem quién las financia, qué costo tienen de intereses, qué rentabilidad tienen para las empresas y, por supuesto, cada obra pública qué planificación tiene.
El otro aspecto es el referido a los planes estratégicos: el Plan Nacional del Agua, del Plan Nacional del Hábitat, porque hemos visto en el proyecto del año pasado, en el que hemos trabajado con los diputados Grandinetti, Lavagna y Laspina, la inclusión de una intervención en una villa de Rosario -que es la villa ubicada en el entorno de la Universidad Nacional de Rosario- ubicada entre Pellegrini y 27 de Febrero, que tenía 100 millones de pesos y estamos al mes de octubre y todavía no hay nadie trabajando ni tenemos una fecha prevista de ese presupuesto que está desde el año pasado.
Justo ese 2 por ciento que no se ejecutó -o que surge como diferencia entre lo planificado y lo ejecutado- nos tocó a los santafesinos.
Solicito esa medición y la aclaración de estos tres puntos. Esperamos que el debate de este presupuesto sea fructífero y nos lleve a todos a converger en algo que podamos acordar para poder empezar a resolver estos temas estructurales a que me referí.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Señor presidente: quiero tomar algunos de los temas planteados por el diputado López. Nosotros todavía no hemos traído a la Cámara de Diputados ni al Senado la reforma tributaria. Lo haremos oportunamente, pero dado el objetivo de reducción del déficit, la reforma tributaria que plantearemos será gradual y estará balanceada en términos de recursos, porque algunos tributos van a bajar y otros tendrán que compensar. Creo que es apresurado decir que el déficit se genera por la reducción de los impuestos a las empresas por una reforma tributaria que todavía no hemos traído a este Congreso.
En términos de los subsidios, hemos pasado de un esquema en el que se subsidiaba a las empresas a un esquema en el cual se subsidia a las familias.
En los últimos dos años el gobierno -combinando el objetivo de poder volver a proveer servicios o dar certidumbre en los sectores de producción de servicios públicos, que se vuelva a invertir y evitar cortes de agua y de energía eléctrica- inició un proceso de revisión integral de tarifas, donde los subsidios se trasladaron de las empresas a los usuarios finales.
Entonces, hemos pasado a cubrir con tarifa social en electricidad a 4,4 millones de hogares, cuando hasta 2015 no se cubría a ninguno. En gas de red, hasta 2015 ningún hogar estaba cubierto por la tarifa social y ahora 1,6 millones están cubiertos. En servicios de agua potable, 19.000 hogares estaban cubiertos en 2015; pasamos a 260.000 actualmente. En trasporte, se aumentó la tarifa social de 2,1 millones a 3,4 millones de usuarios, pasando los subsidios de las empresas a las familias.
Con respecto al ítem de los salarios, el renglón de salarios que figura en el presupuesto para la administración pública nacional no es una paritaria. La paritaria tendrá que llevarse a cabo entre el sector público y los distintos sindicatos que componen la mesa de negociación; lo que hay es una previsión presupuestaria que se sitúa ligeramente por encima del 16 por ciento, es decir, un punto por encima de la inflación promedio prevista para el año próximo. No se trata de una paritaria sino de la previsión de la partida presupuestaria, ya que debemos hacer una previsión a los fines presupuestarios -que sucede también a una paritaria que superó en un punto a la inflación este año.
El dinero es fungible, por supuesto. Ahora, cuando uno divide en términos formales a la administración pública nacional, el superávit hoy es del Tesoro, y la ANSES está en déficit.
Eso no tiene una connotación negativa. Si la ANSES está en déficit, será el Tesoro quien tenga que auxiliar a la seguridad social, porque lo que no vamos a dejar de hacer es honrar los compromisos que tenemos y cumplir con todas las leyes que establece la previsión social de la Argentina. Esto lo demuestra el hecho de que hemos ampliado la Asignación Universal por Hijo a 300.000 niños más, hemos generado el reintegro del IVA para los destinatarios de la Asignación Universal por Hijo y hemos aumentado el tope para recibir asignaciones familiares.
Además, hemos traído a este Congreso para su aprobación, la reparación histórica que beneficia a más de un millón de jubilados, dando una solución a un problema que por muchísimos años se había estado barriendo debajo de la alfombra.
También hemos implementado la pensión universal para adultos mayores, y generado el plan de empalme para programas sociales y su integración al trabajo privado.
Con respecto a los comentarios de la diputada Ciciliani, por supuesto que es sano discutir el tema que ha planteado la legisladora. En ese sentido, quiero decirle que esté segura que los fondos del Banco Nación son necesarios hoy para apalancar el proceso de inversión que está llevando adelante este gobierno. Tenemos que bajar el déficit. Necesitamos recursos. Queremos hacer cloacas, agua potable y rutas. Eso requiere de recursos y pensamos que hoy esos fondos están bien utilizados de esa manera.
Si miramos la banca pública en la Argentina y lo que ocurre con los bancos provinciales, el Banco de la Ciudad de Buenos Aires le distribuye utilidades a la ciudad, el banco de Corrientes le distribuye utilidades a la provincia de Corrientes, el banco de La Pampa a la provincia de la Pampa, el de Tierra del Fuego a Tierra del Fuego y muchos otros están haciendo gestiones ante el Banco Central para poder distribuir utilidades. De manera que no se trata de debilitar al Banco Nación, que consideramos una herramienta fundamental para el desarrollo de la Argentina. Hay muestras sobradas de eso, porque el rol que está jugando hoy el Banco Nación en términos de préstamos hipotecarios a las empresas argentinas, es fundamental y apoyamos plenamente la gestión que está llevando adelante el Banco Nación. Simplemente, hoy tenemos un capital excedente muy grande, que puede tener un mejor uso, con una porción pequeña de eso y aplicando una medida que no es recurrente.
Con respecto a la situación judicial de Santa Fe, y de otras provincias, obviamente vamos a cumplir con los fallos de la Justicia. Todavía no han sido determinados los montos. Vamos a seguir discutiendo y, en su momento, vamos a tener una discusión sobre montos, plazos y tasas con la provincia.
En términos de los subsidios, hemos pasado de un esquema en el que se subsidiaba a las empresas a un esquema en el cual se subsidia a las familias.
En los últimos dos años el gobierno -combinando el objetivo de poder volver a proveer servicios o dar certidumbre en los sectores de producción de servicios públicos, que se vuelva a invertir y evitar cortes de agua y de energía eléctrica- inició un proceso de revisión integral de tarifas, donde los subsidios se trasladaron de las empresas a los usuarios finales.
Entonces, hemos pasado a cubrir con tarifa social en electricidad a 4,4 millones de hogares, cuando hasta 2015 no se cubría a ninguno. En gas de red, hasta 2015 ningún hogar estaba cubierto por la tarifa social y ahora 1,6 millones están cubiertos. En servicios de agua potable, 19.000 hogares estaban cubiertos en 2015; pasamos a 260.000 actualmente. En trasporte, se aumentó la tarifa social de 2,1 millones a 3,4 millones de usuarios, pasando los subsidios de las empresas a las familias.
Con respecto al ítem de los salarios, el renglón de salarios que figura en el presupuesto para la administración pública nacional no es una paritaria. La paritaria tendrá que llevarse a cabo entre el sector público y los distintos sindicatos que componen la mesa de negociación; lo que hay es una previsión presupuestaria que se sitúa ligeramente por encima del 16 por ciento, es decir, un punto por encima de la inflación promedio prevista para el año próximo. No se trata de una paritaria sino de la previsión de la partida presupuestaria, ya que debemos hacer una previsión a los fines presupuestarios -que sucede también a una paritaria que superó en un punto a la inflación este año.
El dinero es fungible, por supuesto. Ahora, cuando uno divide en términos formales a la administración pública nacional, el superávit hoy es del Tesoro, y la ANSES está en déficit.
Eso no tiene una connotación negativa. Si la ANSES está en déficit, será el Tesoro quien tenga que auxiliar a la seguridad social, porque lo que no vamos a dejar de hacer es honrar los compromisos que tenemos y cumplir con todas las leyes que establece la previsión social de la Argentina. Esto lo demuestra el hecho de que hemos ampliado la Asignación Universal por Hijo a 300.000 niños más, hemos generado el reintegro del IVA para los destinatarios de la Asignación Universal por Hijo y hemos aumentado el tope para recibir asignaciones familiares.
Además, hemos traído a este Congreso para su aprobación, la reparación histórica que beneficia a más de un millón de jubilados, dando una solución a un problema que por muchísimos años se había estado barriendo debajo de la alfombra.
También hemos implementado la pensión universal para adultos mayores, y generado el plan de empalme para programas sociales y su integración al trabajo privado.
Con respecto a los comentarios de la diputada Ciciliani, por supuesto que es sano discutir el tema que ha planteado la legisladora. En ese sentido, quiero decirle que esté segura que los fondos del Banco Nación son necesarios hoy para apalancar el proceso de inversión que está llevando adelante este gobierno. Tenemos que bajar el déficit. Necesitamos recursos. Queremos hacer cloacas, agua potable y rutas. Eso requiere de recursos y pensamos que hoy esos fondos están bien utilizados de esa manera.
Si miramos la banca pública en la Argentina y lo que ocurre con los bancos provinciales, el Banco de la Ciudad de Buenos Aires le distribuye utilidades a la ciudad, el banco de Corrientes le distribuye utilidades a la provincia de Corrientes, el banco de La Pampa a la provincia de la Pampa, el de Tierra del Fuego a Tierra del Fuego y muchos otros están haciendo gestiones ante el Banco Central para poder distribuir utilidades. De manera que no se trata de debilitar al Banco Nación, que consideramos una herramienta fundamental para el desarrollo de la Argentina. Hay muestras sobradas de eso, porque el rol que está jugando hoy el Banco Nación en términos de préstamos hipotecarios a las empresas argentinas, es fundamental y apoyamos plenamente la gestión que está llevando adelante el Banco Nación. Simplemente, hoy tenemos un capital excedente muy grande, que puede tener un mejor uso, con una porción pequeña de eso y aplicando una medida que no es recurrente.
Con respecto a la situación judicial de Santa Fe, y de otras provincias, obviamente vamos a cumplir con los fallos de la Justicia. Todavía no han sido determinados los montos. Vamos a seguir discutiendo y, en su momento, vamos a tener una discusión sobre montos, plazos y tasas con la provincia.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor ministro de Finanzas.
SR. MINISTRO DE FINANZAS Con respecto a los comentarios de la diputada Ciciliani sobre los proyectos del Sistema de Participación Público-Privada (PPP), es importante aclarar que va a haber una comisión bicameral de PPP donde van a poder ver y analizar cada uno de los proyectos.
Sin embargo, me parece importante destacar que los beneficios que nos trae esta operatoria es que, en primer lugar, mejora la eficiencia en la ejecución. ¿Por qué? Porque el operador va a tener el incentivo de terminar estas obras en el menor tiempo posible de manera de garantizarse el repago lo más pronto posible.
En segundo lugar, lo mismo sucede con la calidad de la construcción, ya que van a ser los que lo van a operar y, claramente, no pueden darse el lujo de no hacer una obra acorde.
En tercer lugar, esto nos va a permitir poder financiar estas obras -que en realidad van a ser usadas por muchas generaciones- en veinte o treinta años, de manera que no sea solo esta generación la que tenga que financiar las obras que van a beneficiar a muchas otras generaciones.
En cuanto a los proyectos en sí mismos, los van a ver cada uno en la comisión bicameral.
Sin embargo, me parece importante destacar que los beneficios que nos trae esta operatoria es que, en primer lugar, mejora la eficiencia en la ejecución. ¿Por qué? Porque el operador va a tener el incentivo de terminar estas obras en el menor tiempo posible de manera de garantizarse el repago lo más pronto posible.
En segundo lugar, lo mismo sucede con la calidad de la construcción, ya que van a ser los que lo van a operar y, claramente, no pueden darse el lujo de no hacer una obra acorde.
En tercer lugar, esto nos va a permitir poder financiar estas obras -que en realidad van a ser usadas por muchas generaciones- en veinte o treinta años, de manera que no sea solo esta generación la que tenga que financiar las obras que van a beneficiar a muchas otras generaciones.
En cuanto a los proyectos en sí mismos, los van a ver cada uno en la comisión bicameral.
SR. PRESIDENTE LASPINA La próxima terna en hacer uso de la palabra son los diputados Ziliotto, Kicillof y Borsani.
Tiene la palabra el señor diputado Ziliotto.
Tiene la palabra el señor diputado Ziliotto.
SR. ZILIOTTO En primer lugar, quisiera saludar a los señores ministros y a sus colaboradores.
Para complementar la posición del bloque Justicialista -ya adelantó el señor diputado Bossio nuestro requerimiento en cuanto al enfoque macroeconómico de este presupuesto-, mi intervención tendrá que ver con la necesidad de despejar algunas dudas a partir de recibir mayor información y respuestas a algunos de nuestros interrogantes.
Este presupuesto tiene mucho que ver con el que anteriormente aprobamos en relación con las exenciones impositivas, que son bastante cuantiosas. Los artículos 23, 24, 67, 80, 83, 89 y 95 hablan de estas exenciones.
Esto quiero vincularlo también con lo que es el gasto tributario. Ustedes saben bien que de acuerdo con el informe del presupuesto las exenciones impositivas alcanzan casi un 40 por ciento de esos gastos.
En ese sentido, si bien compartimos que son incentivos a la producción, queremos también que nos brinden información a través de la presidencia de la comisión para poder contar con los elementos necesarios a fin de fijar nuestra posición al momento en que se debata el proyecto artículo por artículo y evaluar los efectos en cuanto a la eficacia y eficiencia que tienen este tipo de exenciones en el sistema productivo, comparado con lo negativo que significa disminuir la masa coparticipable.
En este sentido, hay un artículo que también habla de lo mismo y que se refiere a las empresas del Estado nacional. Es decir que se está beneficiando a empresas nacionales en detrimento de la coparticipación a las provincias. Pretendemos modificar eso o directamente permitir a las empresas públicas provinciales que también utilicen los saldos técnicos de IVA a cuenta del pago de los tributos. Este es un tema a debatir y por eso solicitamos que el equipo económico exponga su posición al respecto.
En relación con el déficit de las cajas previsionales -es decir, lo que aporta el gobierno nacional sobre la base del artículo 27 de la ley 27.260, de reparación histórica-, vemos que no hay suficiente información ya que no está discriminada. Se incorpora una exposición de casi un billón de pesos, pero eso está informado conjuntamente con lo que tiene que ver con las prestaciones previsionales. Así que como no tenemos información desagregada en ese sentido, queremos que nos digan cuál es el monto destinado a las 13 provincias que no hemos transferido a las cajas previsionales y, a su vez, que esté discriminado por división, por jurisdicción.
Por otra parte, advertimos una pequeña incongruencia en el artículo 22 de este presupuesto, ya que demora un período más la integración de los recursos para complementar el Fondo Anticíclico Fiscal. Eso lo veo totalmente incongruente con la posición del gobierno nacional en cuanto al envío del proyecto de responsabilidad fiscal. Es decir que por un lado estamos pidiendo eficiencia fiscal, pero desde el gobierno nacional no integramos el Fondo Anticíclico Fiscal. Sabemos que quizás no es éste el mejor momento, pero quiero marcar esa pequeña incongruencia -pequeña según cómo se la mire- que tiene que ver con la presión que se está ejerciendo desde el gobierno nacional para que las provincias adhieran a la ley de responsabilidad fiscal.
Como saben, pertenezco a la provincia de La Pampa, la cual no ha adherido a la norma anterior; tampoco tiene pensado adherir a la próxima, porque tenemos allí una histórica administración ordenada y finanzas públicas saludables. De manera que ese es un tema que hoy no nos preocupa porque no necesitamos que nos lo impongan desde afuera, sino que se trata de una posición que adoptó desde hace mucho tiempo la provincia de La Pampa.
La última pregunta se vincula con la inversión en obra pública, respecto de la cual se requiere un análisis general y uno específico para mi provincia.
El año pasado, sobre la base de un acuerdo político -porque el presupuesto que está actualmente en vigencia es producto de un acuerdo de esa índole-, se incorporó técnicamente un sinnúmero de obras públicas para todas las jurisdicciones provinciales; desde el punto de vista dispositivo, eso estuvo contenido en el anexo B al artículo 11 del presupuesto anterior. Sin miedo a equivocarme, creo que la gran mayoría de esas obras ni siquiera han comenzado.
En el caso específico de la provincia de La Pampa, hay tres obras que tienen que ver con la emergencia.
La emergencia sanitaria en Santa Rosa, la emergencia hídrica en toda la provincia de La Pampa y la emergencia sanitaria al Norte de la provincia de La Pampa con el avance del arsénico. Estas obras se están tratando de paliar a través del financiamiento de la obra del Acueducto del río Colorado hacia el Norte.
Esas obras no sólo estaban previstas para este presupuesto, sino que también existe un compromiso de financiamiento para futuros ejercicios. Por eso la pregunta es muy concreta: ¿la decisión es directamente no hacerla, o piensan hacerla antes de que termine el ejercicio en vigencia? De ser así habría que incorporarla al presupuesto, de lo contrario, estaríamos incumpliendo con el artículo 15 de la ley de administración financiera. La pregunta es: ¿la van a empezar antes de fin de año o directamente no la piensan financiar con el presupuesto nacional, a pesar de que estaban comprometidos los ejercicios 2017, 2018, 2019 y los subsiguientes si fuera necesario?
Para complementar la posición del bloque Justicialista -ya adelantó el señor diputado Bossio nuestro requerimiento en cuanto al enfoque macroeconómico de este presupuesto-, mi intervención tendrá que ver con la necesidad de despejar algunas dudas a partir de recibir mayor información y respuestas a algunos de nuestros interrogantes.
Este presupuesto tiene mucho que ver con el que anteriormente aprobamos en relación con las exenciones impositivas, que son bastante cuantiosas. Los artículos 23, 24, 67, 80, 83, 89 y 95 hablan de estas exenciones.
Esto quiero vincularlo también con lo que es el gasto tributario. Ustedes saben bien que de acuerdo con el informe del presupuesto las exenciones impositivas alcanzan casi un 40 por ciento de esos gastos.
En ese sentido, si bien compartimos que son incentivos a la producción, queremos también que nos brinden información a través de la presidencia de la comisión para poder contar con los elementos necesarios a fin de fijar nuestra posición al momento en que se debata el proyecto artículo por artículo y evaluar los efectos en cuanto a la eficacia y eficiencia que tienen este tipo de exenciones en el sistema productivo, comparado con lo negativo que significa disminuir la masa coparticipable.
En este sentido, hay un artículo que también habla de lo mismo y que se refiere a las empresas del Estado nacional. Es decir que se está beneficiando a empresas nacionales en detrimento de la coparticipación a las provincias. Pretendemos modificar eso o directamente permitir a las empresas públicas provinciales que también utilicen los saldos técnicos de IVA a cuenta del pago de los tributos. Este es un tema a debatir y por eso solicitamos que el equipo económico exponga su posición al respecto.
En relación con el déficit de las cajas previsionales -es decir, lo que aporta el gobierno nacional sobre la base del artículo 27 de la ley 27.260, de reparación histórica-, vemos que no hay suficiente información ya que no está discriminada. Se incorpora una exposición de casi un billón de pesos, pero eso está informado conjuntamente con lo que tiene que ver con las prestaciones previsionales. Así que como no tenemos información desagregada en ese sentido, queremos que nos digan cuál es el monto destinado a las 13 provincias que no hemos transferido a las cajas previsionales y, a su vez, que esté discriminado por división, por jurisdicción.
Por otra parte, advertimos una pequeña incongruencia en el artículo 22 de este presupuesto, ya que demora un período más la integración de los recursos para complementar el Fondo Anticíclico Fiscal. Eso lo veo totalmente incongruente con la posición del gobierno nacional en cuanto al envío del proyecto de responsabilidad fiscal. Es decir que por un lado estamos pidiendo eficiencia fiscal, pero desde el gobierno nacional no integramos el Fondo Anticíclico Fiscal. Sabemos que quizás no es éste el mejor momento, pero quiero marcar esa pequeña incongruencia -pequeña según cómo se la mire- que tiene que ver con la presión que se está ejerciendo desde el gobierno nacional para que las provincias adhieran a la ley de responsabilidad fiscal.
Como saben, pertenezco a la provincia de La Pampa, la cual no ha adherido a la norma anterior; tampoco tiene pensado adherir a la próxima, porque tenemos allí una histórica administración ordenada y finanzas públicas saludables. De manera que ese es un tema que hoy no nos preocupa porque no necesitamos que nos lo impongan desde afuera, sino que se trata de una posición que adoptó desde hace mucho tiempo la provincia de La Pampa.
La última pregunta se vincula con la inversión en obra pública, respecto de la cual se requiere un análisis general y uno específico para mi provincia.
El año pasado, sobre la base de un acuerdo político -porque el presupuesto que está actualmente en vigencia es producto de un acuerdo de esa índole-, se incorporó técnicamente un sinnúmero de obras públicas para todas las jurisdicciones provinciales; desde el punto de vista dispositivo, eso estuvo contenido en el anexo B al artículo 11 del presupuesto anterior. Sin miedo a equivocarme, creo que la gran mayoría de esas obras ni siquiera han comenzado.
En el caso específico de la provincia de La Pampa, hay tres obras que tienen que ver con la emergencia.
La emergencia sanitaria en Santa Rosa, la emergencia hídrica en toda la provincia de La Pampa y la emergencia sanitaria al Norte de la provincia de La Pampa con el avance del arsénico. Estas obras se están tratando de paliar a través del financiamiento de la obra del Acueducto del río Colorado hacia el Norte.
Esas obras no sólo estaban previstas para este presupuesto, sino que también existe un compromiso de financiamiento para futuros ejercicios. Por eso la pregunta es muy concreta: ¿la decisión es directamente no hacerla, o piensan hacerla antes de que termine el ejercicio en vigencia? De ser así habría que incorporarla al presupuesto, de lo contrario, estaríamos incumpliendo con el artículo 15 de la ley de administración financiera. La pregunta es: ¿la van a empezar antes de fin de año o directamente no la piensan financiar con el presupuesto nacional, a pesar de que estaban comprometidos los ejercicios 2017, 2018, 2019 y los subsiguientes si fuera necesario?
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Trataré de ser concreto con las respuestas.
Con respecto a las cajas provinciales hemos incluido un crédito presupuestario de 14.000 millones de pesos para el año 2018, es el mismo monto que en 2017. No sabemos realmente qué cobertura genera el déficit previsional porque no logramos que las provincias nos provean la información detallada de sus déficits estimados. Entonces a nivel agregado puede haber excepciones -no tenemos el dato-, pero hay una previsión presupuestaria de 14.000 millones de pesos.
Con respecto a las cajas provinciales hemos incluido un crédito presupuestario de 14.000 millones de pesos para el año 2018, es el mismo monto que en 2017. No sabemos realmente qué cobertura genera el déficit previsional porque no logramos que las provincias nos provean la información detallada de sus déficits estimados. Entonces a nivel agregado puede haber excepciones -no tenemos el dato-, pero hay una previsión presupuestaria de 14.000 millones de pesos.
SR. ZILIOTTO Con respecto al financiamiento de las cajas previsionales provinciales no es que no hayamos enviado la información o que no tengamos los números, sino que como marca el convenio firmado en 2006, no están haciendo las auditorías que corresponden por parte de la ANSES. Es más, la última nota enviada por el auditor de la ANSES, Emilio Basavilbaso, plantea que solo van a hacer el pago del déficit si armonizamos las cajas con el sistema nacional. Eso significa bajar las jubilaciones en La Pampa y no lo vamos hacer. Nos hacemos cargo del déficit por pagar jubilaciones al 82 por ciento móvil en base a la actualización de los salarios activos, pero no vamos a bajar las jubilaciones. Si esa es la armonización que nos plantean, no la vamos a hacer.
Estamos pidiendo que se cumpla el acuerdo de 2006 con el gobierno nacional y con el artículo 27 de la ley de reparación histórica.
Estamos pidiendo que se cumpla el acuerdo de 2006 con el gobierno nacional y con el artículo 27 de la ley de reparación histórica.
SR. PENA Hago una aclaración: la ley de reparación histórica tiene su decreto reglamentario que establece cuál es el procedimiento para el financiamiento de los déficits de las cajas previsionales no transferidas. Eso incluye tanto el déficit armonizado y a alguna penalidad por la no armonización en el futuro de los distintos componentes.
En el día ayer hubo una reunión en el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda con toda la gente de la ANSES y representantes de todas las provincias. Allí se acordó una nueva fecha de reunión para los primeros días de octubre. También se acordó seguir con los desembolsos automáticos hasta completar los 8.000 millones de acá hasta fin de año. Y como dijo el ministro, sin saber aun si esos fondos que estamos desembolsando superan o exceden los plazos individuales de los déficits de cada una de las cajas.
Dada esa situación hemos incluido como previsión presupuestaria para el próximo año el mismo monto de 14.000 millones. Hasta ahora la ANSES no entiende que la información que le han proveído las provincias sea suficiente para calcular el déficit en base a las leyes nacionales.
En el día ayer hubo una reunión en el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda con toda la gente de la ANSES y representantes de todas las provincias. Allí se acordó una nueva fecha de reunión para los primeros días de octubre. También se acordó seguir con los desembolsos automáticos hasta completar los 8.000 millones de acá hasta fin de año. Y como dijo el ministro, sin saber aun si esos fondos que estamos desembolsando superan o exceden los plazos individuales de los déficits de cada una de las cajas.
Dada esa situación hemos incluido como previsión presupuestaria para el próximo año el mismo monto de 14.000 millones. Hasta ahora la ANSES no entiende que la información que le han proveído las provincias sea suficiente para calcular el déficit en base a las leyes nacionales.
SR. ZILIOTTO No es que las mandamos, no las entienden.
SR. PENA No, hay muchos detalles y hubo problemas con la falta de digitalización de determinada información. Ayer se acordó prescindir de parte de esa información para ver si se puede avanzar más rápido en la determinación de los déficits.
Quiero retomar dos puntos. Uno es la no conformación de fondos anticícliclos, de acuerdo con la ley de responsabilidad fiscal. Nosotros estamos en déficit. Entonces, tendríamos que tomar más deuda para constituir un fondo anticíclico lo cual no tiene ningún sentido desde el punto de vista de nuestras finanzas actuales. El objetivo es constituir fondos anticíclicos una vez que entremos en superávit.
El señor diputado preopinante se refirió a la obra pública. Este año, los recursos terminarán 25 mil millones de pesos por debajo de los incluidos en el cálculo de recursos del año pasado. Las obras que se habían adicionado en las planillas al presupuesto de este año -que no habían sido impulsadas por ministerios y no tenían estudios de factibilidad- llevan una implementación que es mucho más dificultosa que aquellas que son impulsadas por los ministerios y que ya cuentan con un estado avanzado de diseño de su ejecución.
Entonces, ante la falta de recursos, se priorizaron aquellas que se podían implementar más rápidamente. La planilla tiene una vigencia de dos años, con lo cual sigue vigente para el año próximo. No hace falta presentarla nuevamente.
Quiero retomar dos puntos. Uno es la no conformación de fondos anticícliclos, de acuerdo con la ley de responsabilidad fiscal. Nosotros estamos en déficit. Entonces, tendríamos que tomar más deuda para constituir un fondo anticíclico lo cual no tiene ningún sentido desde el punto de vista de nuestras finanzas actuales. El objetivo es constituir fondos anticíclicos una vez que entremos en superávit.
El señor diputado preopinante se refirió a la obra pública. Este año, los recursos terminarán 25 mil millones de pesos por debajo de los incluidos en el cálculo de recursos del año pasado. Las obras que se habían adicionado en las planillas al presupuesto de este año -que no habían sido impulsadas por ministerios y no tenían estudios de factibilidad- llevan una implementación que es mucho más dificultosa que aquellas que son impulsadas por los ministerios y que ya cuentan con un estado avanzado de diseño de su ejecución.
Entonces, ante la falta de recursos, se priorizaron aquellas que se podían implementar más rápidamente. La planilla tiene una vigencia de dos años, con lo cual sigue vigente para el año próximo. No hace falta presentarla nuevamente.
SR. KICCILOF Señor presidente: tengo varias preguntas para formular. Primero quiero realizar una muy breve aclaración metodológica. Recién hoy pude ver algunos de los datos que presentaron los licenciados Galiani y Pena.
Me surgieron muchas dudas metodológicas y cuantitativas. Particularmente tengo presente la explicación de cómo se descomponen los diferentes elementos de las demandas y el crecimiento del PIB, que creo que lo mostró el licenciado Galiani. En este sentido, puntualizan en 2012 y 2015 un promedio raro y caprichoso, y después no aparece el 2016. Luego, explicitan el crecimiento en 2017 con respecto a 2016. Mi punto de vista es que esa presentación falsea la situación, porque en muchos casos los números son recuperaciones muy grandes respecto de la caída de 2016, y es rarísimo que no aparezca ese año 2016.
Lo que voy a plantear metodológicamente son cuestiones técnicas. Quisiera saber si los funcionarios pueden contestar las preguntas -en la medida de lo posible- sin ponerse a discutir, después de dos años de gobierno, que creen que pasó antes, dado que podríamos discutir bastante tiempo en este sentido. Voy a hacer preguntas muy concretas y me gustaría saber sus respuestas.
Después, si se presenta un momento en el que podamos discutir la gestión anterior, voy a estar encantado, pero necesitaremos bastante tiempo y un ida y vuelta, no solamente que cierren con la última palabra porque ya he visto que hay muchas cuestiones que creo que no son así, pero no las voy a recorrer una a una porque me parece que son errores garrafales. Vayamos a las preguntas sobre el presupuesto, porque nos han pedido brevedad.
Me referiré a la segunda cuestión, que también es metodológica, porque se ha dicho varias veces que dejemos esto para la discusión en el recinto. Sé que esto no tiene que ver con los funcionarios, pero estamos en la reunión de presentación de un presupuesto que se ha presentado el 15 de septiembre -como corresponde- pero ha habido rumores de que se pretende discutirlo después de las elecciones.
Hay muchas malas noticias que se están postergando para su debate después de las elecciones, tales como los aumentos tarifarios, las tarifas del gas, la reforma previsional, la reforma fiscal, etcétera. No sea cosa que no podamos discutir por primera vez el presupuesto antes de una elección y lleguemos a ese momento sin el presupuesto discutido y aprobado. Se trata solamente de rumores y por eso quiero preguntar cuál es el plan. Es decir, seguir una agenda para aprobarlo, como todos los años, o dilatarlo para después de las elecciones.
Mencionaré algunas apreciaciones concretas, primero generales y después detallaré algunos puntos particulares, tratando de ser breve y terminando con la formulación de una pregunta.
El primer punto es el vinculado con la magnitud del ajuste. Este es un presupuesto de ajuste en el sentido de que se resolverá teóricamente una reducción en un punto del déficit fiscal, según miden ahora, porque es la tercera vez que este gobierno cambia su metodología. El déficit fiscal de este año tendría que ser 4,2 por ciento pero el ministro dijo que puede terminar en 4 por ciento.
La idea es que el año que viene, o sea en este presupuesto, sea de 3,2. Eso representaría el presunto gradualismo, porque se bajaría o se reduciría el déficit fiscal en un punto nada más.
Lo que yo planteo es que si uno descuenta de este año los recursos extraordinarios del blanqueo y agrega el año que viene la reducción de la retención a la soja -quiero que chequeen estos números-, el compromiso de la redistribución de coparticipación con las provincias y todo lo que tiene que ver con la cuestión jubilatoria, como movilidad y la reparación histórica, si comparamos sobre la misma base, a mí me da que el ajuste es de 2,6 puntos del producto.
Si este año hubiéramos tenido las reducciones que piensan hacer el año que viene y no hubiéramos tenido el blanqueo, el déficit hubiera sido prácticamente de 6 puntos del producto.
Estas son las cuentas que les estoy pidiendo que chequeen.
Digo esto sin cuestionar que en el prospecto de la deuda a 100 años se planteó que el déficit primario de 2015 fue de 1,8 y el de 2016, de 2,2. Esos son los números sin los cambios metodológicos que le introdujeron después y que le presentaron a los inversores extranjeros.
Lo que no le cabe ninguna a duda a nadie, es que en el 2016 aumentaron el déficit con respecto a 2015 y deberíamos discutir los motivos.
No me voy a expandir demasiado en eso ni en la cuestión de los desajustes de las previsiones presupuestarias con respecto a lo que finalmente ocurre. ¿Por qué? Porque hay cuestiones metodológicas.
Recién el diputado le preguntaba ¿usted está diciendo que como computan un aumento de sueldo del 15 por ciento, va a haber una paritaria por decreto el año que viene del 15 por ciento? Y usted contestó que no, que en el presupuesto ustedes estiman una paritaria a un valor, que podría ser otro. Nosotros poníamos cero en ese aumento. No para mostrar un déficit o un superávit distinto, sino por una cuestión metodológica. Porque si después no se da ni la inflación ni la paritaria, vamos a tener otros números en el presupuesto.
Ahora bien, el ajuste, yo lo estimo en 2,6 puntos del producto si se computan razonablemente las cuestiones extraordinarias de este año y si cumplen las que están prometidas para el que viene.
¿Por qué puede ser esto? Porque, efectivamente, lo que viene pasando es que no se cumplen las expectativas que plantearon en el presupuesto de 2016 -que era otro presupuesto, pero el ministro Prat Gay a principio de año corrigió las previsiones macroeconómicas- ni en el presupuesto de 2017.
Entonces, ¿qué es lo que pasa con el ajuste? Que cuando sube la inflación por encima de lo que habían previsto, ustedes no reajustan el presupuesto. Lo cual redunda en un ajuste mayor.
De manera que la reducción del déficit, o sea el ajuste del año que viene, es como una confesión de partes con respecto al ajuste del 2018. Es mucho mayor.
La pregunta es si ustedes coinciden con estos números, contando y descontando. Miguel Ángel Broda ha hecho un cálculo similar con respecto a cuál debería ser el volumen del ajuste, contando todo lo que hay que contar. Le pregunto, entonces, si estamos hablando de un ajuste de esa magnitud, ya que es muy grande y no es pequeño.
Mi estimación es que las tarifas aumentarían un 50 por ciento más. Que parece poco, porque desde el 2015, las tarifas en provincia de Buenos Aires aumentaron 900 por ciento. Pero lo que quiero recordar es que cuando el ministro Aranguren anuncia los ajustes tarifarios, que generan esas múltiples manifestaciones y ese presunto ensayo, error, retroceso del gobierno y cambio del esquema del aumento tarifario o los "tarifazos", había planteado un aumento de 1.600.
El año pasado hubo un aumento aproximadamente de 1.000. En algunas tarifas fue de 900; en el gas fue de 500. Si se le agrega un 50 por ciento de aumento para el año que viene, llegamos a 1.600 por ciento de aumento.
Esto está enmascarando que van a hacer el ajuste de Aranguren. Lo van a terminar de hacer. Entonces, mi pregunta es: ¿de cuánto es el ajuste tarifario total para el bolsillo del usuario con respecto al 2015?
Es muy concreto, está estimado en el presupuesto y quiero saber cuál es.
Para el caso de electricidad en Buenos Aires, me da más o menos 1.400 por ciento; para el caso sobre el 1.000 o sobre el 900 y pico, un 50 por ciento más. Para el caso del gas, estamos también en los valores que se habían anunciado originalmente. O sea, dolarización de las tarifas de gas y de electricidad.
Con respecto a las previsiones, volvamos a 2016 para seguir un poco la historia. A principios de ese año Prat Gay anuncia por televisión un crecimiento del uno por ciento. Lo dice también el presidente Macri: uno por ciento de crecimiento y 20 a 25 por ciento de inflación. Lo repiten...
Me surgieron muchas dudas metodológicas y cuantitativas. Particularmente tengo presente la explicación de cómo se descomponen los diferentes elementos de las demandas y el crecimiento del PIB, que creo que lo mostró el licenciado Galiani. En este sentido, puntualizan en 2012 y 2015 un promedio raro y caprichoso, y después no aparece el 2016. Luego, explicitan el crecimiento en 2017 con respecto a 2016. Mi punto de vista es que esa presentación falsea la situación, porque en muchos casos los números son recuperaciones muy grandes respecto de la caída de 2016, y es rarísimo que no aparezca ese año 2016.
Lo que voy a plantear metodológicamente son cuestiones técnicas. Quisiera saber si los funcionarios pueden contestar las preguntas -en la medida de lo posible- sin ponerse a discutir, después de dos años de gobierno, que creen que pasó antes, dado que podríamos discutir bastante tiempo en este sentido. Voy a hacer preguntas muy concretas y me gustaría saber sus respuestas.
Después, si se presenta un momento en el que podamos discutir la gestión anterior, voy a estar encantado, pero necesitaremos bastante tiempo y un ida y vuelta, no solamente que cierren con la última palabra porque ya he visto que hay muchas cuestiones que creo que no son así, pero no las voy a recorrer una a una porque me parece que son errores garrafales. Vayamos a las preguntas sobre el presupuesto, porque nos han pedido brevedad.
Me referiré a la segunda cuestión, que también es metodológica, porque se ha dicho varias veces que dejemos esto para la discusión en el recinto. Sé que esto no tiene que ver con los funcionarios, pero estamos en la reunión de presentación de un presupuesto que se ha presentado el 15 de septiembre -como corresponde- pero ha habido rumores de que se pretende discutirlo después de las elecciones.
Hay muchas malas noticias que se están postergando para su debate después de las elecciones, tales como los aumentos tarifarios, las tarifas del gas, la reforma previsional, la reforma fiscal, etcétera. No sea cosa que no podamos discutir por primera vez el presupuesto antes de una elección y lleguemos a ese momento sin el presupuesto discutido y aprobado. Se trata solamente de rumores y por eso quiero preguntar cuál es el plan. Es decir, seguir una agenda para aprobarlo, como todos los años, o dilatarlo para después de las elecciones.
Mencionaré algunas apreciaciones concretas, primero generales y después detallaré algunos puntos particulares, tratando de ser breve y terminando con la formulación de una pregunta.
El primer punto es el vinculado con la magnitud del ajuste. Este es un presupuesto de ajuste en el sentido de que se resolverá teóricamente una reducción en un punto del déficit fiscal, según miden ahora, porque es la tercera vez que este gobierno cambia su metodología. El déficit fiscal de este año tendría que ser 4,2 por ciento pero el ministro dijo que puede terminar en 4 por ciento.
La idea es que el año que viene, o sea en este presupuesto, sea de 3,2. Eso representaría el presunto gradualismo, porque se bajaría o se reduciría el déficit fiscal en un punto nada más.
Lo que yo planteo es que si uno descuenta de este año los recursos extraordinarios del blanqueo y agrega el año que viene la reducción de la retención a la soja -quiero que chequeen estos números-, el compromiso de la redistribución de coparticipación con las provincias y todo lo que tiene que ver con la cuestión jubilatoria, como movilidad y la reparación histórica, si comparamos sobre la misma base, a mí me da que el ajuste es de 2,6 puntos del producto.
Si este año hubiéramos tenido las reducciones que piensan hacer el año que viene y no hubiéramos tenido el blanqueo, el déficit hubiera sido prácticamente de 6 puntos del producto.
Estas son las cuentas que les estoy pidiendo que chequeen.
Digo esto sin cuestionar que en el prospecto de la deuda a 100 años se planteó que el déficit primario de 2015 fue de 1,8 y el de 2016, de 2,2. Esos son los números sin los cambios metodológicos que le introdujeron después y que le presentaron a los inversores extranjeros.
Lo que no le cabe ninguna a duda a nadie, es que en el 2016 aumentaron el déficit con respecto a 2015 y deberíamos discutir los motivos.
No me voy a expandir demasiado en eso ni en la cuestión de los desajustes de las previsiones presupuestarias con respecto a lo que finalmente ocurre. ¿Por qué? Porque hay cuestiones metodológicas.
Recién el diputado le preguntaba ¿usted está diciendo que como computan un aumento de sueldo del 15 por ciento, va a haber una paritaria por decreto el año que viene del 15 por ciento? Y usted contestó que no, que en el presupuesto ustedes estiman una paritaria a un valor, que podría ser otro. Nosotros poníamos cero en ese aumento. No para mostrar un déficit o un superávit distinto, sino por una cuestión metodológica. Porque si después no se da ni la inflación ni la paritaria, vamos a tener otros números en el presupuesto.
Ahora bien, el ajuste, yo lo estimo en 2,6 puntos del producto si se computan razonablemente las cuestiones extraordinarias de este año y si cumplen las que están prometidas para el que viene.
¿Por qué puede ser esto? Porque, efectivamente, lo que viene pasando es que no se cumplen las expectativas que plantearon en el presupuesto de 2016 -que era otro presupuesto, pero el ministro Prat Gay a principio de año corrigió las previsiones macroeconómicas- ni en el presupuesto de 2017.
Entonces, ¿qué es lo que pasa con el ajuste? Que cuando sube la inflación por encima de lo que habían previsto, ustedes no reajustan el presupuesto. Lo cual redunda en un ajuste mayor.
De manera que la reducción del déficit, o sea el ajuste del año que viene, es como una confesión de partes con respecto al ajuste del 2018. Es mucho mayor.
La pregunta es si ustedes coinciden con estos números, contando y descontando. Miguel Ángel Broda ha hecho un cálculo similar con respecto a cuál debería ser el volumen del ajuste, contando todo lo que hay que contar. Le pregunto, entonces, si estamos hablando de un ajuste de esa magnitud, ya que es muy grande y no es pequeño.
Mi estimación es que las tarifas aumentarían un 50 por ciento más. Que parece poco, porque desde el 2015, las tarifas en provincia de Buenos Aires aumentaron 900 por ciento. Pero lo que quiero recordar es que cuando el ministro Aranguren anuncia los ajustes tarifarios, que generan esas múltiples manifestaciones y ese presunto ensayo, error, retroceso del gobierno y cambio del esquema del aumento tarifario o los "tarifazos", había planteado un aumento de 1.600.
El año pasado hubo un aumento aproximadamente de 1.000. En algunas tarifas fue de 900; en el gas fue de 500. Si se le agrega un 50 por ciento de aumento para el año que viene, llegamos a 1.600 por ciento de aumento.
Esto está enmascarando que van a hacer el ajuste de Aranguren. Lo van a terminar de hacer. Entonces, mi pregunta es: ¿de cuánto es el ajuste tarifario total para el bolsillo del usuario con respecto al 2015?
Es muy concreto, está estimado en el presupuesto y quiero saber cuál es.
Para el caso de electricidad en Buenos Aires, me da más o menos 1.400 por ciento; para el caso sobre el 1.000 o sobre el 900 y pico, un 50 por ciento más. Para el caso del gas, estamos también en los valores que se habían anunciado originalmente. O sea, dolarización de las tarifas de gas y de electricidad.
Con respecto a las previsiones, volvamos a 2016 para seguir un poco la historia. A principios de ese año Prat Gay anuncia por televisión un crecimiento del uno por ciento. Lo dice también el presidente Macri: uno por ciento de crecimiento y 20 a 25 por ciento de inflación. Lo repiten...
SR. PRESIDENTE LASPINA Señor diputado Kicillof: el señor ministro de Hacienda le solicita una interrupción.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Si van a remitirse a la historia nosotros también podemos hacerlo, porque en 2014 ustedes proyectaron un crecimiento del 6 por ciento y hubo una caída del 2,5. Entonces...
Varios señores hablan a la vez.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Creo que hay una cuestión metodológica básica en la cual tenemos que ponernos de acuerdo, que consiste en decir la verdad. La metodología básica es decir la verdad, y nosotros decimos la verdad.
SR. PRESIDENTE LASPINA Continúa en el uso de la palabra el señor diputado Kicillof.
SR. KICILLOF Entonces, en 2016 -como decía- hablaban de una inflación del 20 al 25 por ciento, pero les dio 40, 41 o 42 por ciento. O sea, el doble.
Desde el gobierno también habían dicho que el crecimiento iba a ser del 1 por ciento. Después, es cierto, lo corrigieron. Pero con una caída del 1,5 por ciento, les dio 2,3. Es decir que a fines de 2016 corrigieron la cifra de crecimiento de la economía, calculando una caída de 1,5, que terminó siendo mucho mayor.
Ya refiriéndonos al presupuesto para 2017, plantearon para este año un crecimiento del 3,5 por ciento, y habrá que verlo. Hoy están hablando del 3 por ciento. La pregunta es si ustedes ratifican ese 3 por ciento de crecimiento para este año. Cabe aclarar que la mayoría de las consultoras -incluso aquellas que son muy afines al gobierno- están hablando de un crecimiento del 2,5 por ciento, en contraste con ese 3,5 proyectado el año pasado.
Con respecto a la inflación -eso lo discutimos mucho acá; el año no terminó y las paritarias ya cerraron en buena medida, aunque van a reabrir por sus cláusulas gatillo-, la habían planteado para el año pasado con una meta de entre el 12 y el 17 por ciento. Como dije, eso lo discutí en su momento cuando se presentó ese presupuesto, pero con otro staff.
Como hoy se está hablando de 22 o 23 por ciento, quiero saber cuál es la estimación de inflación para este año que tienen ustedes, ya que ese valor es bastante diferente al del ejercicio anterior, y si esto se va a reflejar o no en las partidas.
Digo esto porque si bien se estiman esas reformulaciones, cuando aumenta la inflación más de lo previsto lo que se hace es revisar el presupuesto para no hacer ajustes. Entonces, pregunto si ahora van a someter a la inflación real el presupuesto del año pasado, que está muy por encima de la cota inferior de la meta -que era 12 por ciento; ahora es prácticamente el doble-, y supera en cinco puntos la meta máxima proyectada, que era del 17 por ciento.
La tercera pregunta concreta, entonces, es si van a revisar el presupuesto de este año para que no sea de ajuste. Tenemos que ver todas las partidas con respecto al 23 por ciento y calcular a cuánto asciende el ajuste en cada una de las partidas.
Con respecto a las metas de este presupuesto no voy a explayarme tanto porque coincido con el señor ministro en la idea de que un presupuesto es un plan. Como dijo el ministro, no se tiene la bola de cristal. Eso es cierto. Sin embargo, quisiera saber si corrigen o no los defectos que se generan cuando las proyecciones les van fallando. Esa es otra pregunta.
Lo cierto es que este año están proyectando una inflación del 10 por ciento, más menos 2 puntos porcentuales. Es decir, de entre el 8 y el 12 por ciento. Esa es la meta del Banco Central. Pero hoy el mercado -cuando digo "el mercado" me refiero a las consultoras y demás- está hablando de una inflación del 16 por ciento.
Teniendo en cuenta ese último dato, voy a usar esos números para estimar dónde hay ajuste en este presupuesto. Por eso también les pregunto si tienen planeado ir ajustando y si se equivocan en la meta de inflación, como sucedió antes.
Con respecto al endeudamiento, pido verificación de unos datos. Se trata de deuda performing, es decir, que está en curso de pago.
En 2014, 221.000 millones de dólares; en 2015, 222.000 millones; en 2016, 267.000 millones. Esto me da 45.000 millones de dólares de aumento de 2015 a 2016. En 2017, 292.000 millones de dólares, esto es un aumento aproximadamente de 35.000 millones de dólares.
Luego tenemos una estimación de deuda performing para fin de año de 2018 de 325.000 millones de dólares. Mi pregunta es, ¿es así en deuda neta performing? Si es así, el gobierno habrá aumentado en tres años de gestión 100.000 millones de dólares el endeudamiento del país.
Esto se refleja también en la carga de intereses y el peso de los intereses, ahora no tengo el gráfico pero yo tengo otros valores en la proyección. Tenemos los intereses fiscales y los cuasifiscales. Un déficit por los intereses cuasifiscales o digamos financieros de 1 billón de LEBAC emitidas. Le hago una pregunta al ministro Caputo por la cuestión financiera: ¿cuánto estima que va a ser el pago de intereses en concepto de LEBAC este año? ¿Es errónea la cifra de que van a tener pagados hasta ahora más o menos 300.000 millones de pesos nada más que de intereses en concepto de LEBAC?
No coincido con muchísimas de las cifras y no me quiero poner a discutir todas, simplemente marcaba un ejemplo para tratar de sinterizar.
A ver si estamos de acuerdo en cuestión de empleo. Hubo una pérdida de empleo formal privado de 33.000 puestos de trabajo. Esto se compensó con el crecimiento de empleo público y de monotributo, al que llaman empleo. Lo cual es algo para discutir porque también hay monotributistas que son empresarios, que tienen negocios y son monotributistas, o sea, que claramente no son empleados. Éstos, tampoco es que trabajan necesariamente porque pueden estar pagando monotributo y no facturar. Eso se va revisando cada tanto tiempo pero hay que tenerlo al día.
La pregunta es: ¿de este presupuesto qué medidas consideran ustedes que están encaminadas a la creación de empleo, cuáles son las medidas que están vinculadas a la creación de empleo, cuáles son los puntos? Porque respecto a los datos de inversión que ustedes planteaban, en estos años no ha funcionado la "lluvia de inversiones".
El otro día cuando el propio ministro presentó el presupuesto en el Salón Delia Parodi decía que la tasa de inversión había sido muy baja y que estimaba para el último año el 15,8 me parece. Decía que si en este año presupuestado, crecíamos al 12 por ciento, vamos a volver al 15,8 que teníamos en 2015. ¿Esto es así, vamos a recuperar los niveles de inversión producto que teníamos en el 2015 si las estimaciones de este presupuesto se cumplen?
Es decir que es un presupuesto de ajuste y de endeudamiento, solamente estoy preguntado magnitudes.
Ahora agrego un punto central que quiero plantear porque es puntual y tiene que ver con lo del Banco Nación. Nuevamente digo que no lo quiero discutir porque nos llevaría un buen rato y porque durante nuestro gobierno hubo giro de utilidades, que es lo que recién defendía el ministro; giro de utilidades de la banca pública evidentemente. Lo que me parece, es que no corresponde descapitalizar al banco de esta manera. No lo digo porque el giro de utilidades no lo sea, sino porque está planteado como una merma del capital del banco de 20.000 millones de pesos.
Me parece que podríamos discutir la cuestión de la banca pública en una ley aparte. Me parece que el Banco Nación tiene un papel testigo y esto representa un 25 por ciento de lo que es el Banco Nación. Por lo tanto, creo que no corresponde y que hay que discutirlo pero en otra ley porque es un tema de otro carácter. Y ustedes, el partido que ahora gobierna, han puesto el grito en el cielo por este tipo de maniobras durante nuestro gobierno. Yo con esto no estoy de acuerdo, y está puesto en el presupuesto de una forma que no permite discutirlo. (Aplausos.)
Con respecto al valor de la inflación que está previsto: ¿hay o no una caída del orden del 30 por ciento en términos reales de lo que es la contribución a las tarifas eléctricas, de gas, etcétera?
Esto tiene que ver con cuánto va a subir.
Asimismo, si es que se produce una caída en términos reales del 23 por ciento de los gastos asignados a la función Industria y por qué. ¿Qué es lo atinente a la industria que van a dejar de hacer? O qué están pensando, sabiendo que la industria tuvo 62.000 despidos, según sus estadísticas, ¿van a quitar presupuesto en términos reales a la función Industria?
En ciencia también hay más recorte. En términos reales es el 2 por ciento de caída. Les pido que me corrijan si no es así.
Respecto de la obra pública se coloca el énfasis en que lo que está recortado se sustituirá con participación público-privada, que por ahora no se apareció. Quiero saber qué tienen concretamente en carpetas, porque todos los gobiernos provinciales están preguntando qué pasa con obras que no aparecen en el presupuesto, como es el caso de Santa Fe o Formosa. Es decir, si es que no están porque, tal como pasó el año pasado, la información completa en las planillas correspondientes se entregó después de las obras discriminadas o porque directamente no estaban.
Para terminar quiero formular una última pregunta. ¿Cuánto se pagó en comisiones por la colocación de títulos de deuda en dólares a través de bancos privados? ¿Cuál fue el monto total de pago de comisiones? Dicho esto, lo único que me queda para preguntar es si piensan que la política monetaria va a seguir siendo la de ahora.
Es decir si este prepuesto contempla una tasa de interés del Banco Central de la magnitud que tiene ahora o una reducción en la tasa de interés de política para el año próximo, incluso cuando ese aumento de la tasa de interés no ha tenido los efectos esperados y me parece que está más vinculado -como se va a ver hoy- con la cuestión del dólar que con la cuestión de la inflación. Estas son mis preguntas. Muchas gracias. (Aplausos)
Desde el gobierno también habían dicho que el crecimiento iba a ser del 1 por ciento. Después, es cierto, lo corrigieron. Pero con una caída del 1,5 por ciento, les dio 2,3. Es decir que a fines de 2016 corrigieron la cifra de crecimiento de la economía, calculando una caída de 1,5, que terminó siendo mucho mayor.
Ya refiriéndonos al presupuesto para 2017, plantearon para este año un crecimiento del 3,5 por ciento, y habrá que verlo. Hoy están hablando del 3 por ciento. La pregunta es si ustedes ratifican ese 3 por ciento de crecimiento para este año. Cabe aclarar que la mayoría de las consultoras -incluso aquellas que son muy afines al gobierno- están hablando de un crecimiento del 2,5 por ciento, en contraste con ese 3,5 proyectado el año pasado.
Con respecto a la inflación -eso lo discutimos mucho acá; el año no terminó y las paritarias ya cerraron en buena medida, aunque van a reabrir por sus cláusulas gatillo-, la habían planteado para el año pasado con una meta de entre el 12 y el 17 por ciento. Como dije, eso lo discutí en su momento cuando se presentó ese presupuesto, pero con otro staff.
Como hoy se está hablando de 22 o 23 por ciento, quiero saber cuál es la estimación de inflación para este año que tienen ustedes, ya que ese valor es bastante diferente al del ejercicio anterior, y si esto se va a reflejar o no en las partidas.
Digo esto porque si bien se estiman esas reformulaciones, cuando aumenta la inflación más de lo previsto lo que se hace es revisar el presupuesto para no hacer ajustes. Entonces, pregunto si ahora van a someter a la inflación real el presupuesto del año pasado, que está muy por encima de la cota inferior de la meta -que era 12 por ciento; ahora es prácticamente el doble-, y supera en cinco puntos la meta máxima proyectada, que era del 17 por ciento.
La tercera pregunta concreta, entonces, es si van a revisar el presupuesto de este año para que no sea de ajuste. Tenemos que ver todas las partidas con respecto al 23 por ciento y calcular a cuánto asciende el ajuste en cada una de las partidas.
Con respecto a las metas de este presupuesto no voy a explayarme tanto porque coincido con el señor ministro en la idea de que un presupuesto es un plan. Como dijo el ministro, no se tiene la bola de cristal. Eso es cierto. Sin embargo, quisiera saber si corrigen o no los defectos que se generan cuando las proyecciones les van fallando. Esa es otra pregunta.
Lo cierto es que este año están proyectando una inflación del 10 por ciento, más menos 2 puntos porcentuales. Es decir, de entre el 8 y el 12 por ciento. Esa es la meta del Banco Central. Pero hoy el mercado -cuando digo "el mercado" me refiero a las consultoras y demás- está hablando de una inflación del 16 por ciento.
Teniendo en cuenta ese último dato, voy a usar esos números para estimar dónde hay ajuste en este presupuesto. Por eso también les pregunto si tienen planeado ir ajustando y si se equivocan en la meta de inflación, como sucedió antes.
Con respecto al endeudamiento, pido verificación de unos datos. Se trata de deuda performing, es decir, que está en curso de pago.
En 2014, 221.000 millones de dólares; en 2015, 222.000 millones; en 2016, 267.000 millones. Esto me da 45.000 millones de dólares de aumento de 2015 a 2016. En 2017, 292.000 millones de dólares, esto es un aumento aproximadamente de 35.000 millones de dólares.
Luego tenemos una estimación de deuda performing para fin de año de 2018 de 325.000 millones de dólares. Mi pregunta es, ¿es así en deuda neta performing? Si es así, el gobierno habrá aumentado en tres años de gestión 100.000 millones de dólares el endeudamiento del país.
Esto se refleja también en la carga de intereses y el peso de los intereses, ahora no tengo el gráfico pero yo tengo otros valores en la proyección. Tenemos los intereses fiscales y los cuasifiscales. Un déficit por los intereses cuasifiscales o digamos financieros de 1 billón de LEBAC emitidas. Le hago una pregunta al ministro Caputo por la cuestión financiera: ¿cuánto estima que va a ser el pago de intereses en concepto de LEBAC este año? ¿Es errónea la cifra de que van a tener pagados hasta ahora más o menos 300.000 millones de pesos nada más que de intereses en concepto de LEBAC?
No coincido con muchísimas de las cifras y no me quiero poner a discutir todas, simplemente marcaba un ejemplo para tratar de sinterizar.
A ver si estamos de acuerdo en cuestión de empleo. Hubo una pérdida de empleo formal privado de 33.000 puestos de trabajo. Esto se compensó con el crecimiento de empleo público y de monotributo, al que llaman empleo. Lo cual es algo para discutir porque también hay monotributistas que son empresarios, que tienen negocios y son monotributistas, o sea, que claramente no son empleados. Éstos, tampoco es que trabajan necesariamente porque pueden estar pagando monotributo y no facturar. Eso se va revisando cada tanto tiempo pero hay que tenerlo al día.
La pregunta es: ¿de este presupuesto qué medidas consideran ustedes que están encaminadas a la creación de empleo, cuáles son las medidas que están vinculadas a la creación de empleo, cuáles son los puntos? Porque respecto a los datos de inversión que ustedes planteaban, en estos años no ha funcionado la "lluvia de inversiones".
El otro día cuando el propio ministro presentó el presupuesto en el Salón Delia Parodi decía que la tasa de inversión había sido muy baja y que estimaba para el último año el 15,8 me parece. Decía que si en este año presupuestado, crecíamos al 12 por ciento, vamos a volver al 15,8 que teníamos en 2015. ¿Esto es así, vamos a recuperar los niveles de inversión producto que teníamos en el 2015 si las estimaciones de este presupuesto se cumplen?
Es decir que es un presupuesto de ajuste y de endeudamiento, solamente estoy preguntado magnitudes.
Ahora agrego un punto central que quiero plantear porque es puntual y tiene que ver con lo del Banco Nación. Nuevamente digo que no lo quiero discutir porque nos llevaría un buen rato y porque durante nuestro gobierno hubo giro de utilidades, que es lo que recién defendía el ministro; giro de utilidades de la banca pública evidentemente. Lo que me parece, es que no corresponde descapitalizar al banco de esta manera. No lo digo porque el giro de utilidades no lo sea, sino porque está planteado como una merma del capital del banco de 20.000 millones de pesos.
Me parece que podríamos discutir la cuestión de la banca pública en una ley aparte. Me parece que el Banco Nación tiene un papel testigo y esto representa un 25 por ciento de lo que es el Banco Nación. Por lo tanto, creo que no corresponde y que hay que discutirlo pero en otra ley porque es un tema de otro carácter. Y ustedes, el partido que ahora gobierna, han puesto el grito en el cielo por este tipo de maniobras durante nuestro gobierno. Yo con esto no estoy de acuerdo, y está puesto en el presupuesto de una forma que no permite discutirlo. (Aplausos.)
Con respecto al valor de la inflación que está previsto: ¿hay o no una caída del orden del 30 por ciento en términos reales de lo que es la contribución a las tarifas eléctricas, de gas, etcétera?
Esto tiene que ver con cuánto va a subir.
Asimismo, si es que se produce una caída en términos reales del 23 por ciento de los gastos asignados a la función Industria y por qué. ¿Qué es lo atinente a la industria que van a dejar de hacer? O qué están pensando, sabiendo que la industria tuvo 62.000 despidos, según sus estadísticas, ¿van a quitar presupuesto en términos reales a la función Industria?
En ciencia también hay más recorte. En términos reales es el 2 por ciento de caída. Les pido que me corrijan si no es así.
Respecto de la obra pública se coloca el énfasis en que lo que está recortado se sustituirá con participación público-privada, que por ahora no se apareció. Quiero saber qué tienen concretamente en carpetas, porque todos los gobiernos provinciales están preguntando qué pasa con obras que no aparecen en el presupuesto, como es el caso de Santa Fe o Formosa. Es decir, si es que no están porque, tal como pasó el año pasado, la información completa en las planillas correspondientes se entregó después de las obras discriminadas o porque directamente no estaban.
Para terminar quiero formular una última pregunta. ¿Cuánto se pagó en comisiones por la colocación de títulos de deuda en dólares a través de bancos privados? ¿Cuál fue el monto total de pago de comisiones? Dicho esto, lo único que me queda para preguntar es si piensan que la política monetaria va a seguir siendo la de ahora.
Es decir si este prepuesto contempla una tasa de interés del Banco Central de la magnitud que tiene ahora o una reducción en la tasa de interés de política para el año próximo, incluso cuando ese aumento de la tasa de interés no ha tenido los efectos esperados y me parece que está más vinculado -como se va a ver hoy- con la cuestión del dólar que con la cuestión de la inflación. Estas son mis preguntas. Muchas gracias. (Aplausos)
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado Borsani.
SR. BORSANI Señor presidente: quiero agradecer la presencia del ministro Dujovne y del ministro Caputo junto con sus colaboradores, dando inicio a una serie de reuniones de nuestra comisión que irán completando la presencia de otros ministros de distintas áreas, que permitirán profundizar el presupuesto en forma detallada.
Quiero resaltar las características que tiene este presupuesto en relación con presupuestos anteriores. Se trata de un presupuesto transparente y veraz que nos permite utilizarlo como una herramienta de trabajo, que observa la ejecución durante 2017 ajustada aproximadamente a lo que se ha presupuestado, con un desvío de alrededor de un 2,8 por ciento y que aún será mejor para el presupuesto 2018. Esto es algo inédito en los últimos años. Quienes tenemos la posibilidad de analizar y ver anualmente las cuentas de inversión de años anteriores notamos la diferencia.
El Congreso de la Nación cumple dos misiones en relación con el presupuesto. Por un lado, la aprobación del trámite del cálculo de recursos y gastos -tal como estamos iniciando- y, posteriormente, la aprobación de la cuenta de inversión, es decir, cómo gastó la administración pública los recursos que se previeron en ese presupuesto.
Los desvíos que venimos observando en los presupuestos anteriores llegaban al 25 por ciento y esto es por haber subestimado los recursos y también los gastos, a propósito de haber mostrado un nivel inflacionario muy por debajo de lo que estaba ocurriendo. Por lo tanto, realmente nos encontramos frente a una herramienta de trabajo muy importante. Quiero agradecer el esfuerzo que viene haciendo el equipo de hacienda y de finanzas en este sentido.
Y, por otro lado, la decisión del gobierno de poner en su lugar a la macroeconomía.
Estamos observando de qué modo, de tener un déficit fiscal galopante, se llega a un 4,2 por ciento en el 2017 y se prevé el 3,2 para el año que viene.
Por supuesto que habrá que incluir el blanqueo, porque estaba dentro del cómputo. El blanqueo permite, justamente, disminuir el déficit fiscal de una manera programada y progresiva y no hacer una disminución brutal que termine con un costo fiscal que lo paguemos todos los argentinos de una manera bestial a través de la pérdida del poder adquisitivo del salario.
Entonces, estamos de acuerdo con que haya una disminución gradual y pautada y que se tengan en cuenta todas las herramientas que se tienen que tener en cuenta.
Nosotros observamos gratamente de qué manera la inversión en infraestructura supera a la inflación, aun en años en que hay que hacer esfuerzos desde el punto de vista fiscal para el ordenamiento de las cuentas públicas. Desde ese punto de vista, el presupuesto prevé un incremento en la inversión de la infraestructura pública de alrededor del 17 por ciento. Pero si contabilizamos la participación público-privada, esto trepa a un 35 por ciento. Por lo tanto, tengo algunas preguntas que, en este caso, me gustaría que se pudieran resolver.
Se plantea en el artículo 60 la creación de un fideicomiso. Ese fideicomiso faculta al Poder Ejecutivo a poder reglamentarlo por decreto. Nuestro interés es saber de qué modo, quiénes participan y cómo se financia el fideicomiso.
Por otro lado, tenemos algunas dudas con respecto al artículo 43, donde también se faculta al Poder Ejecutivo a establecer las condiciones de reembolso de las deudas de las provincias que fueron renegociadas por la Nación con el Club de París. En ese sentido, quisiéramos saber cuáles son las condiciones, cuáles son las provincias involucradas y cuáles son los montos.
Quiero resaltar las características que tiene este presupuesto en relación con presupuestos anteriores. Se trata de un presupuesto transparente y veraz que nos permite utilizarlo como una herramienta de trabajo, que observa la ejecución durante 2017 ajustada aproximadamente a lo que se ha presupuestado, con un desvío de alrededor de un 2,8 por ciento y que aún será mejor para el presupuesto 2018. Esto es algo inédito en los últimos años. Quienes tenemos la posibilidad de analizar y ver anualmente las cuentas de inversión de años anteriores notamos la diferencia.
El Congreso de la Nación cumple dos misiones en relación con el presupuesto. Por un lado, la aprobación del trámite del cálculo de recursos y gastos -tal como estamos iniciando- y, posteriormente, la aprobación de la cuenta de inversión, es decir, cómo gastó la administración pública los recursos que se previeron en ese presupuesto.
Los desvíos que venimos observando en los presupuestos anteriores llegaban al 25 por ciento y esto es por haber subestimado los recursos y también los gastos, a propósito de haber mostrado un nivel inflacionario muy por debajo de lo que estaba ocurriendo. Por lo tanto, realmente nos encontramos frente a una herramienta de trabajo muy importante. Quiero agradecer el esfuerzo que viene haciendo el equipo de hacienda y de finanzas en este sentido.
Y, por otro lado, la decisión del gobierno de poner en su lugar a la macroeconomía.
Estamos observando de qué modo, de tener un déficit fiscal galopante, se llega a un 4,2 por ciento en el 2017 y se prevé el 3,2 para el año que viene.
Por supuesto que habrá que incluir el blanqueo, porque estaba dentro del cómputo. El blanqueo permite, justamente, disminuir el déficit fiscal de una manera programada y progresiva y no hacer una disminución brutal que termine con un costo fiscal que lo paguemos todos los argentinos de una manera bestial a través de la pérdida del poder adquisitivo del salario.
Entonces, estamos de acuerdo con que haya una disminución gradual y pautada y que se tengan en cuenta todas las herramientas que se tienen que tener en cuenta.
Nosotros observamos gratamente de qué manera la inversión en infraestructura supera a la inflación, aun en años en que hay que hacer esfuerzos desde el punto de vista fiscal para el ordenamiento de las cuentas públicas. Desde ese punto de vista, el presupuesto prevé un incremento en la inversión de la infraestructura pública de alrededor del 17 por ciento. Pero si contabilizamos la participación público-privada, esto trepa a un 35 por ciento. Por lo tanto, tengo algunas preguntas que, en este caso, me gustaría que se pudieran resolver.
Se plantea en el artículo 60 la creación de un fideicomiso. Ese fideicomiso faculta al Poder Ejecutivo a poder reglamentarlo por decreto. Nuestro interés es saber de qué modo, quiénes participan y cómo se financia el fideicomiso.
Por otro lado, tenemos algunas dudas con respecto al artículo 43, donde también se faculta al Poder Ejecutivo a establecer las condiciones de reembolso de las deudas de las provincias que fueron renegociadas por la Nación con el Club de París. En ese sentido, quisiéramos saber cuáles son las condiciones, cuáles son las provincias involucradas y cuáles son los montos.
SR. PRESIDENTE LASPINA ¿Puede repetir la pregunta, señor diputado?
SR. BORSANI Sí. Tiene que ver con el artículo 43 del presupuesto donde se faculta al Poder Ejecutivo a establecer las condiciones de reembolso de las deudas de las provincias que fueron renegociadas por la Nación con el Club de París.
La pregunta es cuáles son las provincias y cuáles son las condiciones que están previstas.
La pregunta es cuáles son las provincias y cuáles son las condiciones que están previstas.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor ministro de Hacienda.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Me gustaría empezar explicando la aritmética del presupuesto 2018 respecto del 2017 en relación al pedido del señor diputado Kicillof.
Por supuesto que el dinero es fungible, pero pensando en los factores extraordinarios del presupuesto 2017-2018 -que es donde uno suele ir a mirar para luego hacer las cuentas-, uno podría decir que los recursos que proveyó el proceso de exteriorizaciones de capitales en 2017 -tengan en cuenta que la mayor parte de esos recursos entraron en el 2016 y no en el 2017-, de 45.000 millones de pesos, equivalen al ingreso estimado en 2018 por los fondos del Banco Nación y el ingreso extraordinario del revalúo fiscal.
Luego, compensando la pérdida de las transferencias a las provincias del 3 por ciento -del 15 que estamos devolviendo de a 3 puntos por año-, más la pérdida por retenciones por la disminución del medio punto porcentual al mes en retenciones a la soja que vamos a tener el año próximo, eso no compensa el crecimiento de la economía y su impacto sobre los recursos. Hay una elasticidad positiva del crecimiento de la economía sobre la recaudación y luego, el gasto se mantiene constante en términos reales.
De esa manera, alcanzamos el 3,2 por ciento de déficit primario para 2018.
En relación con el empleo -tema que también planteaba el señor diputado Kicillof-, podemos decir que está creciendo un 0,8 por ciento interanual a junio de 2017. Eso se compara con un crecimiento promedio anual del 0,6 por ciento entre 2011 y 2015. Es decir que ya el empleo está creciendo a un ritmo más rápido que en la gestión anterior. Es por eso que me resulta extraño tener que responder esta pregunta, porque creo que está claro cuál es el proceso que conduce al crecimiento dentro de la economía. Con respecto a esa cuestión, podemos reforzar los conceptos vertidos por el secretario Galiani: reglas de juego claras, competencia, obra pública, inversión.
La inversión a PBI en 2018 va a llegar a 17,1 por ciento, es decir, 2 puntos por encima del promedio que tuvo durante la gestión anterior. Claramente creemos que es insuficiente porque pensamos que la inversión a PBI tiene que ser, por lo menos, del 20 por ciento para que la economía pueda crecer sostenidamente y sin inflación, por encima del 4 por ciento anual. Pero ese es un primer paso. Venimos de una tasa de inversión estancada durante muchísimos años y afortunadamente, al haber empezado a resolver los problemas que nos dejó el actual diputado Kicillof, estamos logrando que la economía pueda volver a generar inversión, crecimiento y empleo.
Con respecto a las tarifas -tema que también mencionaba el señor diputado Kicillof-, puedo decirles que van a contar con la presencia aquí, en el Congreso, de los ministros del área. Van a hacerse presentes los ministros Aranguren y Dietrich. Entonces, van a poder preguntarles sobre esa cuestión ya que son ellos quienes determinan las modificaciones en las tarifas.
Con respecto a las cuestiones metodológicas, no puedo hacer más que ratificarlas. Hemos hecho un cambio metodológico muy importante en los últimos dos años, que afecta toda la contabilidad nacional y a los sistemas de precios, que es decir la verdad. Creemos que ese cambio metodológico es muy relevante; lo promueven Naciones Unidas y muchos otros organismos muy respetados, y es también promovido por la sociedad Argentina.
En relación con las preguntas formuladas por el señor diputado Borsani, cederé la palabra al ministro de Finanzas, ya que los temas en cuestión están relacionados con el área de su competencia.
Por supuesto que el dinero es fungible, pero pensando en los factores extraordinarios del presupuesto 2017-2018 -que es donde uno suele ir a mirar para luego hacer las cuentas-, uno podría decir que los recursos que proveyó el proceso de exteriorizaciones de capitales en 2017 -tengan en cuenta que la mayor parte de esos recursos entraron en el 2016 y no en el 2017-, de 45.000 millones de pesos, equivalen al ingreso estimado en 2018 por los fondos del Banco Nación y el ingreso extraordinario del revalúo fiscal.
Luego, compensando la pérdida de las transferencias a las provincias del 3 por ciento -del 15 que estamos devolviendo de a 3 puntos por año-, más la pérdida por retenciones por la disminución del medio punto porcentual al mes en retenciones a la soja que vamos a tener el año próximo, eso no compensa el crecimiento de la economía y su impacto sobre los recursos. Hay una elasticidad positiva del crecimiento de la economía sobre la recaudación y luego, el gasto se mantiene constante en términos reales.
De esa manera, alcanzamos el 3,2 por ciento de déficit primario para 2018.
En relación con el empleo -tema que también planteaba el señor diputado Kicillof-, podemos decir que está creciendo un 0,8 por ciento interanual a junio de 2017. Eso se compara con un crecimiento promedio anual del 0,6 por ciento entre 2011 y 2015. Es decir que ya el empleo está creciendo a un ritmo más rápido que en la gestión anterior. Es por eso que me resulta extraño tener que responder esta pregunta, porque creo que está claro cuál es el proceso que conduce al crecimiento dentro de la economía. Con respecto a esa cuestión, podemos reforzar los conceptos vertidos por el secretario Galiani: reglas de juego claras, competencia, obra pública, inversión.
La inversión a PBI en 2018 va a llegar a 17,1 por ciento, es decir, 2 puntos por encima del promedio que tuvo durante la gestión anterior. Claramente creemos que es insuficiente porque pensamos que la inversión a PBI tiene que ser, por lo menos, del 20 por ciento para que la economía pueda crecer sostenidamente y sin inflación, por encima del 4 por ciento anual. Pero ese es un primer paso. Venimos de una tasa de inversión estancada durante muchísimos años y afortunadamente, al haber empezado a resolver los problemas que nos dejó el actual diputado Kicillof, estamos logrando que la economía pueda volver a generar inversión, crecimiento y empleo.
Con respecto a las tarifas -tema que también mencionaba el señor diputado Kicillof-, puedo decirles que van a contar con la presencia aquí, en el Congreso, de los ministros del área. Van a hacerse presentes los ministros Aranguren y Dietrich. Entonces, van a poder preguntarles sobre esa cuestión ya que son ellos quienes determinan las modificaciones en las tarifas.
Con respecto a las cuestiones metodológicas, no puedo hacer más que ratificarlas. Hemos hecho un cambio metodológico muy importante en los últimos dos años, que afecta toda la contabilidad nacional y a los sistemas de precios, que es decir la verdad. Creemos que ese cambio metodológico es muy relevante; lo promueven Naciones Unidas y muchos otros organismos muy respetados, y es también promovido por la sociedad Argentina.
En relación con las preguntas formuladas por el señor diputado Borsani, cederé la palabra al ministro de Finanzas, ya que los temas en cuestión están relacionados con el área de su competencia.
SR. MINISTRO DE FINANZAS En relación con las preguntas formuladas por el señor diputado Kicillof, quiero decir que el déficit cuasifiscal del Banco Central en 2016 no fue tal. Como sabemos, no solo hay que mirar los pasivos sino también los activos. Si bien es cierto que el proceso de exteriorización tiene un costo obvio, también el Banco Central cuenta con un nivel de reservas que obviamente, a medida que el tipo de cambio sube, compensa por demás el costo de esa exteriorización.
En realidad, en 2016 el Banco Central ha tenido ganancia, y la estimación para 2017 es que a un tipo de cambio de 17,80 pesos tampoco va a haber ningún costo cuasifiscal.
Con respecto a las comisiones de los bonos, también hemos pagado siempre las comisiones mínimas de la historia: entre 0,12 en la mayoría de las colocaciones, con excepción de la primera, que se pagó 0,18, si no recuerdo mal. Todas las posteriores fueron 0,12. De las emisiones que se hacen localmente, no pagamos comisión. O sea que estas comisiones son de aproximadamente una décima parte de lo que siempre se ha pagado en el pasado.
Con respecto a los números de la deuda, las cifras que tenemos son las que expuse. Evidentemente, hay una diferencia respecto de 2015, como dijo Axel Kicillof. Ahora bien, si yo no voy a reconocer deuda evidentemente voy a tener un número menor y voy a pagar menos intereses.
La contracara de eso es lo que el propio gobierno anterior tuvo que pasar: las pocas veces que tuvo oportunidad de financiarse en el mercado, lo terminó haciendo a tasas de hasta el 15 por ciento con Venezuela. Esas tasas nosotros ahora las estamos bajando a 4,50. Y al no poder tener financiamiento hubo que reemplazar el financiamiento del déficit con emisión monetaria. Eso no hizo otra cosa que generar una altísima inflación que según el IPC del Congreso llegó al 37 por ciento en 2014.
Entonces claramente hemos cambiado esa política porque creemos que es más ventajoso este nuevo camino de ser creíbles, generar confianza, honrar las deudas y generar inversión. Claramente hay un cambio de políticas, no lo voy a negar.
En realidad, en 2016 el Banco Central ha tenido ganancia, y la estimación para 2017 es que a un tipo de cambio de 17,80 pesos tampoco va a haber ningún costo cuasifiscal.
Con respecto a las comisiones de los bonos, también hemos pagado siempre las comisiones mínimas de la historia: entre 0,12 en la mayoría de las colocaciones, con excepción de la primera, que se pagó 0,18, si no recuerdo mal. Todas las posteriores fueron 0,12. De las emisiones que se hacen localmente, no pagamos comisión. O sea que estas comisiones son de aproximadamente una décima parte de lo que siempre se ha pagado en el pasado.
Con respecto a los números de la deuda, las cifras que tenemos son las que expuse. Evidentemente, hay una diferencia respecto de 2015, como dijo Axel Kicillof. Ahora bien, si yo no voy a reconocer deuda evidentemente voy a tener un número menor y voy a pagar menos intereses.
La contracara de eso es lo que el propio gobierno anterior tuvo que pasar: las pocas veces que tuvo oportunidad de financiarse en el mercado, lo terminó haciendo a tasas de hasta el 15 por ciento con Venezuela. Esas tasas nosotros ahora las estamos bajando a 4,50. Y al no poder tener financiamiento hubo que reemplazar el financiamiento del déficit con emisión monetaria. Eso no hizo otra cosa que generar una altísima inflación que según el IPC del Congreso llegó al 37 por ciento en 2014.
Entonces claramente hemos cambiado esa política porque creemos que es más ventajoso este nuevo camino de ser creíbles, generar confianza, honrar las deudas y generar inversión. Claramente hay un cambio de políticas, no lo voy a negar.
SR. QUIRNO Con respecto al fideicomiso del artículo 60, es importante saber que la ley de PPP nos permite crear fideicomisos. Nosotros hemos decidido incluir este articulado en la ley de presupuesto, dado que entendemos esencial la creación de un instrumento, que ya ha sido aprobado por este Congreso en el caso de la ley de energías renovables. Es un fideicomiso que permite darles seguridad y confianza a los inversores en el tiempo.
Una de las características de los esquemas de PPP es, fundamentalmente, dar previsibilidad en el tiempo a los inversores y que esas inversiones puedan ser repagadas a largo plazo. De esa manera nos permite realizar más obras, los privados asumen los riesgos relacionados con eso, y entonces, nosotros creamos este fideicomiso que será financiado con fondos de partidas presupuestarias ya existentes en el presupuesto que tenemos incluido.
De esta manera le damos una estructuración legal y financiera al proceso de PPP o al proyecto que estemos tomando como corredores viales, ya sea de eficiencia energética o de líneas de transmisión. Son todos proyectos que ya están encaminados a realizarse y que están comunicados en la página del Ministerio de Finanzas en la parte de PPP para poder realizar ese objetivo.
Una de las características de los esquemas de PPP es, fundamentalmente, dar previsibilidad en el tiempo a los inversores y que esas inversiones puedan ser repagadas a largo plazo. De esa manera nos permite realizar más obras, los privados asumen los riesgos relacionados con eso, y entonces, nosotros creamos este fideicomiso que será financiado con fondos de partidas presupuestarias ya existentes en el presupuesto que tenemos incluido.
De esta manera le damos una estructuración legal y financiera al proceso de PPP o al proyecto que estemos tomando como corredores viales, ya sea de eficiencia energética o de líneas de transmisión. Son todos proyectos que ya están encaminados a realizarse y que están comunicados en la página del Ministerio de Finanzas en la parte de PPP para poder realizar ese objetivo.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor Bausili.
SR. BAUSILI Con respecto a la pregunta de la deuda con el Club de París. Los términos de esta deuda son los que se acordaron en el 2014 y una porción de esa deuda corresponde a la deuda de las provincias. Las provincias involucradas son Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado Lavagna.
SR. LAVAGNA Señor presidente: agradezco a los ministros y secretarios por estar aquí presentes. Es bueno que podamos discutir e intercambiar impresiones al igual que lo hicimos en el presupuesto del año pasado.
No sé si parte de mis dudas me convierten en un "opinólogo" pero tengo algunas dudas acerca de lo que es la sustentabilidad de la economía y el proceso que se está dando en algunas variables que a mí personalmente me están preocupando. Por lo menos creo que hay que tomarlas en consideración para evitar repetir algunos errores del pasado.
En primer lugar, sobre las variables macroeconómicas tengo una visión muy distinta, si se quiere, a la que expresó el Ministerio de Hacienda a través del secretario Galiani. Creo que apuntar sólo a la inversión suele ser un error que muchas veces se comete desde una ideología más ortodoxa, no es que los esté llamando ortodoxos, pero es una tendencia donde se suelen cometen errores ahí y termina generando una concentración de la economía.
Tampoco coincido en lo que llamo el "error populista" de que sea solamente el consumo el que genere el crecimiento, porque lo que termina generando es desequilibrio y procesos de inflación.
Creo que la economía tiene que ser una conjunción entre inversión, consumo y exportaciones. Esas son las tres variables que se tienen que mover en conjunto para que efectivamente tengamos una economía sustentable. Mi primera duda tiene que ver con esto. Es decir, si esta visión es compartida o el proceso que están llevando apunta a la atracción de inversiones para que se genere el "efecto derrame".
Cabe reiterar que no coincido en el "efecto derrame", porque si llega creo que demora en concretarse cuatro o cinco años, y hoy nos encontramos en una situación que padece una fragilidad social importante y no tenemos tiempo para esperar cuatro o cinco años para que se produzca un eventual "efecto derrame".
En esta línea, una de las dudas que me generan los supuestos macros tiene que ver con la cuenta corriente, que no la encontré en el mensaje del presupuesto. Me gustaría saber cuál es el déficit que están estimando en la cuenta corriente.
Coincido con lo manifestado por algunos otros señores diputados en el sentido de que, en definitiva, termina siendo una cuestión de supuestos macroeconómicos. Creo que las expectaciones están siendo un poco "infladas" y las importaciones están un poco bajas, sobre todo en un proceso donde se supone que la inversión es un motor y crecen menos de lo que crecieron el año anterior en términos relativos.
Creo que en ese punto se produce una inconsistencia vinculada con la balanza comercial. La preocupación central es la cuenta corriente que cuando es altamente deficitaria, hay que salir a compensarla con la cuenta capital, y eso nos lleva a los problemas que muchas veces hemos visto relacionados con los descalces de moneda que insinuó el ministro Caputo cuando mencionó que había que cambiar el perfil de deuda.
En función de esto me interesa saber cuál es el programa financiero que están ideando, cómo son los costos, qué tipo de moneda y los plazos que están previendo. Seguramente esto irá cambiando sobre la marcha pero me imagino que en la elaboración del presupuesto hay que desarrollar un programa financiero del que me gustaría tener más detalles.
El tema inflacionario es otra de las cuestiones que me genera duda. Quedó claro que no está la cifra del aumento tarifario, pero creo que cada uno de nosotros tiene una cifra estimada. Entonces, cuando uno observa el aumento de las tarifas y, por el otro lado, la reducción que están previendo tener en la inflación en torno del 10 por ciento interanual, la pregunta es a cuánto están colocando la tasa de interés del Banco Central. Continuando la lógica de la política antiinflacionaria que están siguiendo, me imagino que la tasa de interés seguirá estando en niveles altos, sobre todo si hay que compensar también parte de ese aumento tarifario.
Este problema de la tasa de interés hace que mis dudas sobre la trayectoria de la economía sean claras en relación con qué tipo de modelo económico estamos incentivando. Es decir, si es un modelo económico que dependerá más de lo financiero o de lo productivo que, en definitiva, es lo que genera los puestos de trabajo sobre todo en el sector pequeño y mediano.
Cuando uno analiza cómo fue la entrada de dólares, en términos de inversión se puede apreciar que por cada dólar de inversión extranjera directa que entró, ingresaron casi dos dólares en lo que hace a la cartera financiera. Reitero, esto abona la preocupación en términos de la sustentabilidad, porque en ese punto también tiene que ver el proceso de deuda y el aumento del peso de los intereses sobre el presupuesto.
En 2016, los intereses sobre los gastos totales del presupuesto eran del 6,2 por ciento. Cuando uno mira el presupuesto 2018, la estimación nos está dando que es del 9,5 por ciento. Este es un crecimiento muy fuerte que todavía no está en niveles extremadamente altos o alarmantes, como ha surgido otras veces en la historia, pero claramente está mostrando una tendencia.
Ese es uno de los puntos donde quiero que pongamos algún tipo de prevención, para evitar cometer los mismos errores.
En base a esto, uno de los artículos de la ley de responsabilidad fiscal -que está actualmente en el Senado- tiene que ver con la restricción del peso de los intereses sobre los ingresos totales de las provincias, que tiene que ver con el 15 por ciento.
En ese sentido, creo que si estamos pidiéndole a las provincias que hagan un esfuerzo en poner un límite a los intereses que pueden pagar, la Nación tiene que seguir el mismo ejemplo y poner un límite en término de cuánto pesan sus intereses sobre el presupuesto.
La pregunta es si esto les parece razonable o no, y adicionalmente, si quieren tomar esta sugerencia o uno de los pedidos de modificarlo.
Se habló también sobre el tema del empleo, por lo cual no me voy a meter mucho en el tema.
Sí me quiero meter en el tema de la presión tributaria. Es cierto que los valores dieron una disminución de la presión tributaria, pero esto nuevamente tiene que ver con parte de lo que fue el efecto del blanqueo, que no va a ser compensado. Una parte podrá ser compensada pero no la totalidad por el revalúo que están poniendo para este año. Con lo cual, si uno saca el efecto del blanqueo, la presión tributaria se mantiene inalterable. Es decir que en el último año no cayó.
Del programa financiero, como les decía, quisiera tener un poco más de detalle en cuanto al tema de los títulos, los vencimientos, intereses y cuánto es intra sector público. En ese sentido, quisiera que el ministro Caputo nos confirme si el nivel de endeudamiento neto que se está pidiendo es, más o menos, de 30.000 millones de dólares.
Sumado a esto, que tiene que ver con la deuda intra sector público, tengo una duda respecto del Banco Central, porque en el presupuesto están poniendo que no están pidiendo utilidades, pero sí están pidiendo adelantos transitorios.
Mi pregunta es si esto tiene que ver con que en el año 2018 el Banco Central va a dar utilidades negativas y si esto es parte de la previsión que están teniendo. Si es así, tendríamos nuevamente un problema en términos de esta sustentabilidad de la que yo les hablaba anteriormente.
Sobre el tema del "Ripo" -yo lo llamo Repo, porque soy menos inglés- no terminé de entender si la idea que está teniendo el ministerio es la cancelación total o parcial. Si es así, quisiera saber qué está contemplado dentro del presupuesto.
Por otro lado, está el tema del impuesto al cheque. Veo que en el presupuesto se da por supuesto que se prorroga y que se transfiere automáticamente a la ANSES. Esto me genera una preocupación que tiene que ver con la reforma tributaria que estamos por tratar. Si se renueva el impuesto al cheque y se gira a la ANSES, significa que la reforma tributaria no está previendo la eliminación del impuesto al cheque, que es uno de los impuestos -en esto vamos a coincidir- que tienen un grado de distorsión muy importante en la economía. Y si lo vamos a eliminar, ¿no estaríamos desfinanciando a la ANSES, al sacarle recursos que le estamos dando en este momento? Me gustaría tener alguna apreciación sobre este punto.
Otra preocupación tiene que ver con el tema del revalúo. El presupuesto tiene unos 25.000 millones de pesos -si no estoy equivocado- bajo la línea de "otros". Eso me hace suponer que tiene una base imponible de alrededor de 250.000 millones de pesos a un promedio de impuesto extraordinario del 10 por ciento, porque está haciendo una suposición.
Cuando uno hace ese cálculo y proyecta hacia adelante los siguientes tres años el costo fiscal sólo del factor de amortización -no estoy suponiendo ningún tipo de venta de los activos, sino simplemente el efecto de amortización-, llego a un número cercano a los 100.000 millones de pesos de costo fiscal producto del revalúo. Quería tener algún detalle de si estas estimaciones más o menos cuadran con lo que ustedes tenían. Sé que es un factor difícil de estimar, pero como estamos calculando el ingreso, creo que en función de los mismos parámetros podemos tener la previsión que se debe hacer hacia adelante.
En relación con el tema tarifas, me quedó una duda. Esto se lo preguntamos el otro día al jefe de Gabinete cuando brindó su último informe; todavía no hemos recibido la respuesta pero quizás pronto la tengamos. En este sentido, quisiera saber cuál es el objetivo de cobertura de costo del servicio de transporte, por ejemplo, porque vemos que todavía la tarifa de transporte tiene un 50 por ciento de subsidio. Esto, si no me estoy equivocando, lo habían informado desde el Ministerio de Transporte. Entonces, la pregunta es cuánto se va a dejar como subsidio. ¿Se van a reducir totalmente los subsidios, de manera que el usuario pague el ciento por ciento de la tarifa, o se van a mantener en alguna medida?
Con relación al tema del Banco Nación, cuestión que ya han mencionado varios señores diputados, quisiera hacer una aclaración: no son 20.000 millones, sino 40.000. Es decir, son 20.000 millones de reducción del capital social y otros 20.000 millones de utilización de utilidades. Si son dos artículos y estoy equivocado, mejor así, porque una cosa es la distribución de utilidades y otra es la disminución del capital social. Ahí sí coincido con lo que decía el señor diputado Bossio respecto de que podemos ir a otro tipo de soluciones y no a la reducción del capital.
Por otro lado, el artículo 78 del presupuesto habla sobre las deudas exigibles y la eliminación de todas las órdenes de pago fechadas en 2015 y previas. En verdad no sé qué significa esto. Creo que deberíamos tener información clara acerca de si esto eventualmente trae algún tipo de riesgo por el que tengamos que contemplar alguna contingencia sobre los pagos. Es decir, debería haber algún tipo de información.
Además, en el artículo 79 del proyecto -que habla del FUCO- se hacen algunos cambios cuyo objetivo todavía no termino de entender. Quisiera tener también algún tipo de apreciación de ustedes sobre esa cuestión.
Por último -y para ir cerrando, aunque digo "por último" y en realidad voy a formular cuatro preguntas-, quisiera mencionar algo que tiene que ver con seguir ganando institucionalidad y con el uso del presupuesto.
Acá mencionaban como un gran logro el hecho de solo haber tenido un desvío del 2,8 por ciento del presupuesto. Más allá de algunas dudas metodológicas -es decir, si usamos el presupuesto inicial, el final o el devengado-, creo que es bueno que empecemos a darle mayor seriedad al tema.
En este sentido, creo que el año pasado hubo un avance. Este año debemos generar un avance adicional y ver cómo restringimos la utilización de los decretos de necesidad y urgencia para la modificación del presupuesto. Si tomamos los últimos diez años y analizamos la cantidad de recursos que se han reasignado, se advierte que esa cifra asciende a 1,7 billones de pesos, de los cuales 1 billón fue modificado por decreto de necesidad y urgencia. Por ello, creo que el agujero tiene que ver con los decretos y que debemos darnos la discusión para empezar a modificar esa cuestión.
Por otra parte, quisiera referirme a los fondos fiduciarios -el año pasado escribimos un artículo específicamente referido a esto- ya que hace más de un año que estoy tratando de que se cumpla con la entrega de información vinculada con estos fondos y todavía no la tenemos. Esa situación, además del hecho de que se están creando cuatro o cinco fondos nuevos, me genera una preocupación.
El fondo de participación público-privada (PPP) creo que es un fondo que por cómo están establecidos los controles en la ley, puede avanzar. Pero después tenemos, por ejemplo, un fondo fiduciario para dragado, otro de restauración ambiental, que no sabemos de cuánto es o cómo se financia. ¿Para qué tenemos que hacer un fondo fiduciario de restauración ambiental? Uno de los aportes dice: se nutre con aportes de los que hacen daños ambientales. ¿Qué significa eso?
Entonces, si vamos a ver la transparencia del presupuesto, tenemos que entender que los fondos fiduciarios no son de las mejores herramientas. Entre un 2 y un 2,5 por ciento del Producto Bruto Interno se va con el manejo de fondos fiduciarios. Admito que hay un avance en términos de meter a la SIGEN para el control, pero claramente son maniobras que sacan esos recursos de la órbita del presupuesto. Creo que tenemos que empezar a tener claridad de que todos esos fondos tienen que estar en la órbita del presupuesto. Digo los fondos fiduciarios, como también puedo decir el PAMI, que está por fuera de la órbita de presupuesto.
En aras de darle más transparencia y más control a cómo se gastan los recursos del Estado, debemos hacer un esfuerzo en blanquear como se utilizan esos fondos, los recursos del PAMI, etcétera. En particular, qué es lo que pasa debajo de la línea porque nadie lo sabe. En ese sentido hemos tenido fondos con recursos millonarios y nadie sabe qué es lo que terminó pasando. Si las obras que se tenían que hacer con esos fondos se hicieron o no, simplemente porque no se sabía que había debajo de la línea.
Por último, en relación con la institucionalidad quiero hacer una pregunta muy puntual que tiene que ver con la ley 25.152 de solvencia fiscal donde se establece la necesidad de la presentación de presupuestos plurianuales. El último presupuesto plurianual que se presentó fue el de 2014-2016. Pero después veo que en el artículo 6 de la ley de responsabilidad fiscal, una de las exigencias que se les pone a las provincias es, justamente, realizar presupuestos plurianuales. Creo que al igual que en el caso de los intereses, si ponemos la restricción para las provincias, tenemos que poder cumplir con lo que dice la ley de solvencia fiscal sobre los presupuestos.
No sé si parte de mis dudas me convierten en un "opinólogo" pero tengo algunas dudas acerca de lo que es la sustentabilidad de la economía y el proceso que se está dando en algunas variables que a mí personalmente me están preocupando. Por lo menos creo que hay que tomarlas en consideración para evitar repetir algunos errores del pasado.
En primer lugar, sobre las variables macroeconómicas tengo una visión muy distinta, si se quiere, a la que expresó el Ministerio de Hacienda a través del secretario Galiani. Creo que apuntar sólo a la inversión suele ser un error que muchas veces se comete desde una ideología más ortodoxa, no es que los esté llamando ortodoxos, pero es una tendencia donde se suelen cometen errores ahí y termina generando una concentración de la economía.
Tampoco coincido en lo que llamo el "error populista" de que sea solamente el consumo el que genere el crecimiento, porque lo que termina generando es desequilibrio y procesos de inflación.
Creo que la economía tiene que ser una conjunción entre inversión, consumo y exportaciones. Esas son las tres variables que se tienen que mover en conjunto para que efectivamente tengamos una economía sustentable. Mi primera duda tiene que ver con esto. Es decir, si esta visión es compartida o el proceso que están llevando apunta a la atracción de inversiones para que se genere el "efecto derrame".
Cabe reiterar que no coincido en el "efecto derrame", porque si llega creo que demora en concretarse cuatro o cinco años, y hoy nos encontramos en una situación que padece una fragilidad social importante y no tenemos tiempo para esperar cuatro o cinco años para que se produzca un eventual "efecto derrame".
En esta línea, una de las dudas que me generan los supuestos macros tiene que ver con la cuenta corriente, que no la encontré en el mensaje del presupuesto. Me gustaría saber cuál es el déficit que están estimando en la cuenta corriente.
Coincido con lo manifestado por algunos otros señores diputados en el sentido de que, en definitiva, termina siendo una cuestión de supuestos macroeconómicos. Creo que las expectaciones están siendo un poco "infladas" y las importaciones están un poco bajas, sobre todo en un proceso donde se supone que la inversión es un motor y crecen menos de lo que crecieron el año anterior en términos relativos.
Creo que en ese punto se produce una inconsistencia vinculada con la balanza comercial. La preocupación central es la cuenta corriente que cuando es altamente deficitaria, hay que salir a compensarla con la cuenta capital, y eso nos lleva a los problemas que muchas veces hemos visto relacionados con los descalces de moneda que insinuó el ministro Caputo cuando mencionó que había que cambiar el perfil de deuda.
En función de esto me interesa saber cuál es el programa financiero que están ideando, cómo son los costos, qué tipo de moneda y los plazos que están previendo. Seguramente esto irá cambiando sobre la marcha pero me imagino que en la elaboración del presupuesto hay que desarrollar un programa financiero del que me gustaría tener más detalles.
El tema inflacionario es otra de las cuestiones que me genera duda. Quedó claro que no está la cifra del aumento tarifario, pero creo que cada uno de nosotros tiene una cifra estimada. Entonces, cuando uno observa el aumento de las tarifas y, por el otro lado, la reducción que están previendo tener en la inflación en torno del 10 por ciento interanual, la pregunta es a cuánto están colocando la tasa de interés del Banco Central. Continuando la lógica de la política antiinflacionaria que están siguiendo, me imagino que la tasa de interés seguirá estando en niveles altos, sobre todo si hay que compensar también parte de ese aumento tarifario.
Este problema de la tasa de interés hace que mis dudas sobre la trayectoria de la economía sean claras en relación con qué tipo de modelo económico estamos incentivando. Es decir, si es un modelo económico que dependerá más de lo financiero o de lo productivo que, en definitiva, es lo que genera los puestos de trabajo sobre todo en el sector pequeño y mediano.
Cuando uno analiza cómo fue la entrada de dólares, en términos de inversión se puede apreciar que por cada dólar de inversión extranjera directa que entró, ingresaron casi dos dólares en lo que hace a la cartera financiera. Reitero, esto abona la preocupación en términos de la sustentabilidad, porque en ese punto también tiene que ver el proceso de deuda y el aumento del peso de los intereses sobre el presupuesto.
En 2016, los intereses sobre los gastos totales del presupuesto eran del 6,2 por ciento. Cuando uno mira el presupuesto 2018, la estimación nos está dando que es del 9,5 por ciento. Este es un crecimiento muy fuerte que todavía no está en niveles extremadamente altos o alarmantes, como ha surgido otras veces en la historia, pero claramente está mostrando una tendencia.
Ese es uno de los puntos donde quiero que pongamos algún tipo de prevención, para evitar cometer los mismos errores.
En base a esto, uno de los artículos de la ley de responsabilidad fiscal -que está actualmente en el Senado- tiene que ver con la restricción del peso de los intereses sobre los ingresos totales de las provincias, que tiene que ver con el 15 por ciento.
En ese sentido, creo que si estamos pidiéndole a las provincias que hagan un esfuerzo en poner un límite a los intereses que pueden pagar, la Nación tiene que seguir el mismo ejemplo y poner un límite en término de cuánto pesan sus intereses sobre el presupuesto.
La pregunta es si esto les parece razonable o no, y adicionalmente, si quieren tomar esta sugerencia o uno de los pedidos de modificarlo.
Se habló también sobre el tema del empleo, por lo cual no me voy a meter mucho en el tema.
Sí me quiero meter en el tema de la presión tributaria. Es cierto que los valores dieron una disminución de la presión tributaria, pero esto nuevamente tiene que ver con parte de lo que fue el efecto del blanqueo, que no va a ser compensado. Una parte podrá ser compensada pero no la totalidad por el revalúo que están poniendo para este año. Con lo cual, si uno saca el efecto del blanqueo, la presión tributaria se mantiene inalterable. Es decir que en el último año no cayó.
Del programa financiero, como les decía, quisiera tener un poco más de detalle en cuanto al tema de los títulos, los vencimientos, intereses y cuánto es intra sector público. En ese sentido, quisiera que el ministro Caputo nos confirme si el nivel de endeudamiento neto que se está pidiendo es, más o menos, de 30.000 millones de dólares.
Sumado a esto, que tiene que ver con la deuda intra sector público, tengo una duda respecto del Banco Central, porque en el presupuesto están poniendo que no están pidiendo utilidades, pero sí están pidiendo adelantos transitorios.
Mi pregunta es si esto tiene que ver con que en el año 2018 el Banco Central va a dar utilidades negativas y si esto es parte de la previsión que están teniendo. Si es así, tendríamos nuevamente un problema en términos de esta sustentabilidad de la que yo les hablaba anteriormente.
Sobre el tema del "Ripo" -yo lo llamo Repo, porque soy menos inglés- no terminé de entender si la idea que está teniendo el ministerio es la cancelación total o parcial. Si es así, quisiera saber qué está contemplado dentro del presupuesto.
Por otro lado, está el tema del impuesto al cheque. Veo que en el presupuesto se da por supuesto que se prorroga y que se transfiere automáticamente a la ANSES. Esto me genera una preocupación que tiene que ver con la reforma tributaria que estamos por tratar. Si se renueva el impuesto al cheque y se gira a la ANSES, significa que la reforma tributaria no está previendo la eliminación del impuesto al cheque, que es uno de los impuestos -en esto vamos a coincidir- que tienen un grado de distorsión muy importante en la economía. Y si lo vamos a eliminar, ¿no estaríamos desfinanciando a la ANSES, al sacarle recursos que le estamos dando en este momento? Me gustaría tener alguna apreciación sobre este punto.
Otra preocupación tiene que ver con el tema del revalúo. El presupuesto tiene unos 25.000 millones de pesos -si no estoy equivocado- bajo la línea de "otros". Eso me hace suponer que tiene una base imponible de alrededor de 250.000 millones de pesos a un promedio de impuesto extraordinario del 10 por ciento, porque está haciendo una suposición.
Cuando uno hace ese cálculo y proyecta hacia adelante los siguientes tres años el costo fiscal sólo del factor de amortización -no estoy suponiendo ningún tipo de venta de los activos, sino simplemente el efecto de amortización-, llego a un número cercano a los 100.000 millones de pesos de costo fiscal producto del revalúo. Quería tener algún detalle de si estas estimaciones más o menos cuadran con lo que ustedes tenían. Sé que es un factor difícil de estimar, pero como estamos calculando el ingreso, creo que en función de los mismos parámetros podemos tener la previsión que se debe hacer hacia adelante.
En relación con el tema tarifas, me quedó una duda. Esto se lo preguntamos el otro día al jefe de Gabinete cuando brindó su último informe; todavía no hemos recibido la respuesta pero quizás pronto la tengamos. En este sentido, quisiera saber cuál es el objetivo de cobertura de costo del servicio de transporte, por ejemplo, porque vemos que todavía la tarifa de transporte tiene un 50 por ciento de subsidio. Esto, si no me estoy equivocando, lo habían informado desde el Ministerio de Transporte. Entonces, la pregunta es cuánto se va a dejar como subsidio. ¿Se van a reducir totalmente los subsidios, de manera que el usuario pague el ciento por ciento de la tarifa, o se van a mantener en alguna medida?
Con relación al tema del Banco Nación, cuestión que ya han mencionado varios señores diputados, quisiera hacer una aclaración: no son 20.000 millones, sino 40.000. Es decir, son 20.000 millones de reducción del capital social y otros 20.000 millones de utilización de utilidades. Si son dos artículos y estoy equivocado, mejor así, porque una cosa es la distribución de utilidades y otra es la disminución del capital social. Ahí sí coincido con lo que decía el señor diputado Bossio respecto de que podemos ir a otro tipo de soluciones y no a la reducción del capital.
Por otro lado, el artículo 78 del presupuesto habla sobre las deudas exigibles y la eliminación de todas las órdenes de pago fechadas en 2015 y previas. En verdad no sé qué significa esto. Creo que deberíamos tener información clara acerca de si esto eventualmente trae algún tipo de riesgo por el que tengamos que contemplar alguna contingencia sobre los pagos. Es decir, debería haber algún tipo de información.
Además, en el artículo 79 del proyecto -que habla del FUCO- se hacen algunos cambios cuyo objetivo todavía no termino de entender. Quisiera tener también algún tipo de apreciación de ustedes sobre esa cuestión.
Por último -y para ir cerrando, aunque digo "por último" y en realidad voy a formular cuatro preguntas-, quisiera mencionar algo que tiene que ver con seguir ganando institucionalidad y con el uso del presupuesto.
Acá mencionaban como un gran logro el hecho de solo haber tenido un desvío del 2,8 por ciento del presupuesto. Más allá de algunas dudas metodológicas -es decir, si usamos el presupuesto inicial, el final o el devengado-, creo que es bueno que empecemos a darle mayor seriedad al tema.
En este sentido, creo que el año pasado hubo un avance. Este año debemos generar un avance adicional y ver cómo restringimos la utilización de los decretos de necesidad y urgencia para la modificación del presupuesto. Si tomamos los últimos diez años y analizamos la cantidad de recursos que se han reasignado, se advierte que esa cifra asciende a 1,7 billones de pesos, de los cuales 1 billón fue modificado por decreto de necesidad y urgencia. Por ello, creo que el agujero tiene que ver con los decretos y que debemos darnos la discusión para empezar a modificar esa cuestión.
Por otra parte, quisiera referirme a los fondos fiduciarios -el año pasado escribimos un artículo específicamente referido a esto- ya que hace más de un año que estoy tratando de que se cumpla con la entrega de información vinculada con estos fondos y todavía no la tenemos. Esa situación, además del hecho de que se están creando cuatro o cinco fondos nuevos, me genera una preocupación.
El fondo de participación público-privada (PPP) creo que es un fondo que por cómo están establecidos los controles en la ley, puede avanzar. Pero después tenemos, por ejemplo, un fondo fiduciario para dragado, otro de restauración ambiental, que no sabemos de cuánto es o cómo se financia. ¿Para qué tenemos que hacer un fondo fiduciario de restauración ambiental? Uno de los aportes dice: se nutre con aportes de los que hacen daños ambientales. ¿Qué significa eso?
Entonces, si vamos a ver la transparencia del presupuesto, tenemos que entender que los fondos fiduciarios no son de las mejores herramientas. Entre un 2 y un 2,5 por ciento del Producto Bruto Interno se va con el manejo de fondos fiduciarios. Admito que hay un avance en términos de meter a la SIGEN para el control, pero claramente son maniobras que sacan esos recursos de la órbita del presupuesto. Creo que tenemos que empezar a tener claridad de que todos esos fondos tienen que estar en la órbita del presupuesto. Digo los fondos fiduciarios, como también puedo decir el PAMI, que está por fuera de la órbita de presupuesto.
En aras de darle más transparencia y más control a cómo se gastan los recursos del Estado, debemos hacer un esfuerzo en blanquear como se utilizan esos fondos, los recursos del PAMI, etcétera. En particular, qué es lo que pasa debajo de la línea porque nadie lo sabe. En ese sentido hemos tenido fondos con recursos millonarios y nadie sabe qué es lo que terminó pasando. Si las obras que se tenían que hacer con esos fondos se hicieron o no, simplemente porque no se sabía que había debajo de la línea.
Por último, en relación con la institucionalidad quiero hacer una pregunta muy puntual que tiene que ver con la ley 25.152 de solvencia fiscal donde se establece la necesidad de la presentación de presupuestos plurianuales. El último presupuesto plurianual que se presentó fue el de 2014-2016. Pero después veo que en el artículo 6 de la ley de responsabilidad fiscal, una de las exigencias que se les pone a las provincias es, justamente, realizar presupuestos plurianuales. Creo que al igual que en el caso de los intereses, si ponemos la restricción para las provincias, tenemos que poder cumplir con lo que dice la ley de solvencia fiscal sobre los presupuestos.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor Ministro de Hacienda.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Gracias señor diputado Lavagna, son preguntas muy interesantes pero muy extensas.
Vamos a comenzar con lo relativo al marco macroeconómico y cómo lo vemos nosotros. Claramente no apuntamos a la inversión como centro de nuestro programa económico, apuntamos a erradicar la pobreza en la Argentina. Ese es el norte que guía todas las decisiones que tomamos en el gobierno. En función de eso diseñamos un programa económico que pensamos que es el apropiado para que la Argentina pueda convertirse en un país desarrollado con niveles de pobreza similares a de los países desarrollados. Claramente hoy estamos muy lejos de eso.
Pensamos que para poder crecer sostenidamente es crucial recomponer la inversión en la Argentina. Cuando hablo inversión no hablo de maquinarias y equipos solamente, sino de inversión en capital humano. Necesitamos que la Argentina tenga mejor educación y poder equilibrar la balanza para que aquellos menos favorecidos tengan una educación equivalente a la de aquellos que nacieron en hogares más favorecidos. De esa manera vamos a poder mejorar el capital humano de la Argentina, crecer más y derrotar la pobreza.
Entonces, creemos en la inversión como el proceso del cual nos volvemos más productivos, los salarios son más altos, consumimos más y la sociedad es más próspera. Pero es un proceso que va de la mano del consumo, claramente. Queremos más inversión porque queremos más consumo. Eso ya lo podemos ver en las cifras de este año, donde la inversión va crecer cerca del 10 por ciento con el consumo creciendo en línea con el PBI. Entonces, inversión y consumo de ninguna manera son variables que se choquen entre sí, son absolutamente complementarias y se necesitan las dos.
Lo que es inviable es pensar -como pensamos en la Argentina en algún momento- que podíamos hacer crecer el consumo indefinidamente consumiendo la inversión acumulada en períodos previos. Eso es lo que no funciona, pero pensamos que no hay consumo sin inversión, así como no hay inversión sin consumo. Necesitamos las dos cosas.
En relación con las cuentas externas de la Argentina, nuestro país enfrenta el dilema de tener que reconstruir su infraestructura y necesita mucha inversión, un ejemplo de ello es el desarrollo de Vaca Muerta. La Argentina necesita recomponer su autoabastecimiento energético, su soberanía energética, perdida después de años de desmanejo en la política de esa área, pero el ahorro que tenemos en el país todavía no es suficiente para financiar toda esa inversión.
Entonces, por algunos años vamos a necesitar ahorro externo para financiar el proceso de reequipamiento de la economía argentina. Mientras ello ocurra vamos a tener déficit externo. La gran pregunta es si ese déficit externo, así como el déficit fiscal, es sostenible o no. Es decir, si junto con este déficit externo la economía está creciendo o no, y si la deuda externa en relación con el PBI crece o no, o se estabiliza.
Cabe mencionar que países exitosísimos, como Australia o Corea del Sur, han tenido déficits externos por treinta o cuarenta años, aun estabilizando su deuda externa en relación con el producto, porque ese ahorro externo que tenían servía para financiar inversiones que generaban exportaciones, crecimiento del producto y del empleo.
Cada país es distinto a otro. No sabemos si la Argentina va a seguir el modelo de Australia o de Corea del Sur. La Argentina va a seguir el modelo de la Argentina, pero sabemos que es inevitable que por algunos años, mientras recomponemos el ahorro privado de la mano de la reconstrucción del mercado de capitales, de la capacidad de ahorro del sector privado y de la eliminación del déficit fiscal, el ahorro externo jugará un rol. Mientras utilicemos ahorro externo sabemos que vamos a ser deficitarios en nuestras cuentas externas, pero también creemos que somos sostenibles, porque ese ahorro está viniendo a invertir a la Argentina.
En relación con la inflación, el señor diputado Lavagna preguntó si no cabe pensar que con este esquema de combate a la inflación, las tasas de interés serán elevadas y eso descarrilará el proceso de crecimiento económico que ha iniciado la Argentina. Y nosotros pensamos que no. Nosotros pensamos que en los niveles de inflación que tiene la Argentina no hay medida más progresista y más equitativa que eliminar la inflación, que es el impuesto que grava al que menos tiene.
Entonces, los costos de tener tasas de interés de corto plazo, elevadas por un período de tiempo, ampliamente supera el beneficio que nos trae generar un aumento de los salarios reales y defender el ingreso de los que menos tienen.
Por otro lado, junto con estas tasas de interés de corto plazo elevadas del Banco Central, hoy la Argentina disfruta en las tasas largas en dólares, en las tasas de los préstamos hipotecarios, las tasas más bajas de la historia. Es una paradoja pero la tasa en dólares de la Argentina, a diez años, a 5,40 por ciento, es la tasa más baja de la historia argentina. Es decir que las empresas y las provincias hoy acceden a financiamiento a tasas que nunca tuvieron en la historia.
Nuestros tomadores de préstamos hipotecarios -que pueden ir a tomar préstamos a tasa de 4, 5 o 6 puntos sobre la inflación, según el tipo de entidad- nunca antes habían podido acceder a préstamos a tasas reales tan bajas como estas. ¿Creen que estaría ocurriendo todo esto si no tuviéramos un Banco Central preocupado por luchar contra la inflación? ¿Se animarían hoy los argentinos a sacar un préstamo hipotecario si no vieran un Banco Central preocupado por luchar contra la inflación? Eso no ocurriría.
Entonces, sabemos que las tasas en pesos a corto plazo son altas y forman parte de la lucha antiinflacionaria de un gobierno que se hace cargo de combatir la inflación. Entonces, de la mano del éxito en la lucha antiinflacionaria, esas tasas van a ir bajando, pero como contrapartida de eso, el resto de las tasas que tenemos hoy en la Argentina son las más bajas de la historia. Como balance quiero señalar que esto es netamente positivo, tal como lo muestra el hecho de que el crédito está creciendo a un ritmo que no crecía hace mucho tiempo en la Argentina.
Con respecto al tema del cheque, revalúo, Banco Nación, fondos fiduciarios, etcétera, le voy a dar la palabra al secretario de Hacienda para que conteste.
En cuanto al cheque, queremos asignarlo a la ANSES porque hoy está en déficit. Pero también compartimos el deseo de buena parte de los argentinos de poder ir sacándonos de encima este impuesto tan distorsivo, que nos condena a tener una economía con más informalidad de la que tendríamos y con un sistema financiero más chico que el que tendríamos si no tuviéramos el impuesto al cheque.
De manera que, obviamente, es un objetivo deseable ir eliminando este impuesto. Y lo vamos a hacer si así lo dispone el Honorable Congreso de la Nación cuando enviemos la reforma tributaria. Pero como también tenemos el objetivo de bajar el déficit fiscal, algunos impuestos muy distorsivos van a bajar y otro van a subir porque pensamos que son más eficientes, más neutrales y más equitativos. Entonces, eventualmente, reemplazaremos los recursos que se pierden con el impuesto al cheque con otros recursos para no desfinanciar a la seguridad social.
En cuanto al revalúo impositivo, la cuenta que hace el diputado Lavagna no tiene en cuenta que el período de amortización de los bienes es limitado, con lo cual es distinta. Para más detalles, después pueden hablar con el subsecretario de Ingresos Públicos, Edelstein, pero la cuenta nos da sustantivamente más baja.
Además, hay que tener en cuenta algo que es difícil de medir, que es el ahorro por todos los juicios que estamos perdiendo hoy de aquellas empresas que litigan por no tener un instrumento que les permita mitigar el impacto de la inflación en sus balances.
En cuanto al tema del Banco Nación, lo que estamos pidiendo nosotros es una transferencia de utilidades. Técnicamente es una reducción del capital, porque fueron las utilidades que se capitalizaron. Entonces, estamos pidiendo las utilidades recientes. Pero si no se hubieran capitalizado y hubieran quedado como un resultado no asignado, estaríamos pidiendo ese resultado. Es algo eminentemente técnico y, como decía antes, es de una vez y teniendo en cuenta que hay capital excedente en el Banco Nación. Pero, además, recalcamos que queremos mantener el rol del Banco Nación en los términos actuales ya que lo consideramos fundamental en la estrategia de desarrollo de la Argentina.
Con respecto a las tarifas, se preguntaba por la cobertura y objetivo. Habría que preguntarle al ministro del área. No sabemos hasta dónde el ministro Dietrich necesita cubrir con tarifas los costos del transporte, pero se lo van a poder preguntar cuando venga al Congreso.
Le voy a ceder la palabra al secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, para que conteste las preguntas sobre el fondo fiduciario y presupuesto plurianual. Luego hay algunos temas para que conteste el ministro Caputo.
Vamos a comenzar con lo relativo al marco macroeconómico y cómo lo vemos nosotros. Claramente no apuntamos a la inversión como centro de nuestro programa económico, apuntamos a erradicar la pobreza en la Argentina. Ese es el norte que guía todas las decisiones que tomamos en el gobierno. En función de eso diseñamos un programa económico que pensamos que es el apropiado para que la Argentina pueda convertirse en un país desarrollado con niveles de pobreza similares a de los países desarrollados. Claramente hoy estamos muy lejos de eso.
Pensamos que para poder crecer sostenidamente es crucial recomponer la inversión en la Argentina. Cuando hablo inversión no hablo de maquinarias y equipos solamente, sino de inversión en capital humano. Necesitamos que la Argentina tenga mejor educación y poder equilibrar la balanza para que aquellos menos favorecidos tengan una educación equivalente a la de aquellos que nacieron en hogares más favorecidos. De esa manera vamos a poder mejorar el capital humano de la Argentina, crecer más y derrotar la pobreza.
Entonces, creemos en la inversión como el proceso del cual nos volvemos más productivos, los salarios son más altos, consumimos más y la sociedad es más próspera. Pero es un proceso que va de la mano del consumo, claramente. Queremos más inversión porque queremos más consumo. Eso ya lo podemos ver en las cifras de este año, donde la inversión va crecer cerca del 10 por ciento con el consumo creciendo en línea con el PBI. Entonces, inversión y consumo de ninguna manera son variables que se choquen entre sí, son absolutamente complementarias y se necesitan las dos.
Lo que es inviable es pensar -como pensamos en la Argentina en algún momento- que podíamos hacer crecer el consumo indefinidamente consumiendo la inversión acumulada en períodos previos. Eso es lo que no funciona, pero pensamos que no hay consumo sin inversión, así como no hay inversión sin consumo. Necesitamos las dos cosas.
En relación con las cuentas externas de la Argentina, nuestro país enfrenta el dilema de tener que reconstruir su infraestructura y necesita mucha inversión, un ejemplo de ello es el desarrollo de Vaca Muerta. La Argentina necesita recomponer su autoabastecimiento energético, su soberanía energética, perdida después de años de desmanejo en la política de esa área, pero el ahorro que tenemos en el país todavía no es suficiente para financiar toda esa inversión.
Entonces, por algunos años vamos a necesitar ahorro externo para financiar el proceso de reequipamiento de la economía argentina. Mientras ello ocurra vamos a tener déficit externo. La gran pregunta es si ese déficit externo, así como el déficit fiscal, es sostenible o no. Es decir, si junto con este déficit externo la economía está creciendo o no, y si la deuda externa en relación con el PBI crece o no, o se estabiliza.
Cabe mencionar que países exitosísimos, como Australia o Corea del Sur, han tenido déficits externos por treinta o cuarenta años, aun estabilizando su deuda externa en relación con el producto, porque ese ahorro externo que tenían servía para financiar inversiones que generaban exportaciones, crecimiento del producto y del empleo.
Cada país es distinto a otro. No sabemos si la Argentina va a seguir el modelo de Australia o de Corea del Sur. La Argentina va a seguir el modelo de la Argentina, pero sabemos que es inevitable que por algunos años, mientras recomponemos el ahorro privado de la mano de la reconstrucción del mercado de capitales, de la capacidad de ahorro del sector privado y de la eliminación del déficit fiscal, el ahorro externo jugará un rol. Mientras utilicemos ahorro externo sabemos que vamos a ser deficitarios en nuestras cuentas externas, pero también creemos que somos sostenibles, porque ese ahorro está viniendo a invertir a la Argentina.
En relación con la inflación, el señor diputado Lavagna preguntó si no cabe pensar que con este esquema de combate a la inflación, las tasas de interés serán elevadas y eso descarrilará el proceso de crecimiento económico que ha iniciado la Argentina. Y nosotros pensamos que no. Nosotros pensamos que en los niveles de inflación que tiene la Argentina no hay medida más progresista y más equitativa que eliminar la inflación, que es el impuesto que grava al que menos tiene.
Entonces, los costos de tener tasas de interés de corto plazo, elevadas por un período de tiempo, ampliamente supera el beneficio que nos trae generar un aumento de los salarios reales y defender el ingreso de los que menos tienen.
Por otro lado, junto con estas tasas de interés de corto plazo elevadas del Banco Central, hoy la Argentina disfruta en las tasas largas en dólares, en las tasas de los préstamos hipotecarios, las tasas más bajas de la historia. Es una paradoja pero la tasa en dólares de la Argentina, a diez años, a 5,40 por ciento, es la tasa más baja de la historia argentina. Es decir que las empresas y las provincias hoy acceden a financiamiento a tasas que nunca tuvieron en la historia.
Nuestros tomadores de préstamos hipotecarios -que pueden ir a tomar préstamos a tasa de 4, 5 o 6 puntos sobre la inflación, según el tipo de entidad- nunca antes habían podido acceder a préstamos a tasas reales tan bajas como estas. ¿Creen que estaría ocurriendo todo esto si no tuviéramos un Banco Central preocupado por luchar contra la inflación? ¿Se animarían hoy los argentinos a sacar un préstamo hipotecario si no vieran un Banco Central preocupado por luchar contra la inflación? Eso no ocurriría.
Entonces, sabemos que las tasas en pesos a corto plazo son altas y forman parte de la lucha antiinflacionaria de un gobierno que se hace cargo de combatir la inflación. Entonces, de la mano del éxito en la lucha antiinflacionaria, esas tasas van a ir bajando, pero como contrapartida de eso, el resto de las tasas que tenemos hoy en la Argentina son las más bajas de la historia. Como balance quiero señalar que esto es netamente positivo, tal como lo muestra el hecho de que el crédito está creciendo a un ritmo que no crecía hace mucho tiempo en la Argentina.
Con respecto al tema del cheque, revalúo, Banco Nación, fondos fiduciarios, etcétera, le voy a dar la palabra al secretario de Hacienda para que conteste.
En cuanto al cheque, queremos asignarlo a la ANSES porque hoy está en déficit. Pero también compartimos el deseo de buena parte de los argentinos de poder ir sacándonos de encima este impuesto tan distorsivo, que nos condena a tener una economía con más informalidad de la que tendríamos y con un sistema financiero más chico que el que tendríamos si no tuviéramos el impuesto al cheque.
De manera que, obviamente, es un objetivo deseable ir eliminando este impuesto. Y lo vamos a hacer si así lo dispone el Honorable Congreso de la Nación cuando enviemos la reforma tributaria. Pero como también tenemos el objetivo de bajar el déficit fiscal, algunos impuestos muy distorsivos van a bajar y otro van a subir porque pensamos que son más eficientes, más neutrales y más equitativos. Entonces, eventualmente, reemplazaremos los recursos que se pierden con el impuesto al cheque con otros recursos para no desfinanciar a la seguridad social.
En cuanto al revalúo impositivo, la cuenta que hace el diputado Lavagna no tiene en cuenta que el período de amortización de los bienes es limitado, con lo cual es distinta. Para más detalles, después pueden hablar con el subsecretario de Ingresos Públicos, Edelstein, pero la cuenta nos da sustantivamente más baja.
Además, hay que tener en cuenta algo que es difícil de medir, que es el ahorro por todos los juicios que estamos perdiendo hoy de aquellas empresas que litigan por no tener un instrumento que les permita mitigar el impacto de la inflación en sus balances.
En cuanto al tema del Banco Nación, lo que estamos pidiendo nosotros es una transferencia de utilidades. Técnicamente es una reducción del capital, porque fueron las utilidades que se capitalizaron. Entonces, estamos pidiendo las utilidades recientes. Pero si no se hubieran capitalizado y hubieran quedado como un resultado no asignado, estaríamos pidiendo ese resultado. Es algo eminentemente técnico y, como decía antes, es de una vez y teniendo en cuenta que hay capital excedente en el Banco Nación. Pero, además, recalcamos que queremos mantener el rol del Banco Nación en los términos actuales ya que lo consideramos fundamental en la estrategia de desarrollo de la Argentina.
Con respecto a las tarifas, se preguntaba por la cobertura y objetivo. Habría que preguntarle al ministro del área. No sabemos hasta dónde el ministro Dietrich necesita cubrir con tarifas los costos del transporte, pero se lo van a poder preguntar cuando venga al Congreso.
Le voy a ceder la palabra al secretario de Hacienda, Rodrigo Pena, para que conteste las preguntas sobre el fondo fiduciario y presupuesto plurianual. Luego hay algunos temas para que conteste el ministro Caputo.
SR. LAVAGNA ¿Por debajo de la línea de los fondos?
SR. PENA No, los fondos fiduciarios por debajo de la línea no son relevantes. Después podemos ver algunos de los flujos individuales de los fondos fiduciarios, pero no son partidas relevantes. Probablemente vengamos a pedir más facultades para seguir avanzando sobre la transparencia de los fondos fiduciarios.
Con respecto al presupuesto plurianual, tenemos el compromiso de presentarlo en el transcurso del mes de octubre. Sabemos de esta falencia y lo vamos a presentar el próximo mes.
Con respecto al presupuesto plurianual, tenemos el compromiso de presentarlo en el transcurso del mes de octubre. Sabemos de esta falencia y lo vamos a presentar el próximo mes.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor ministro de Finanzas.
SR. MINISTRO DE FINANZAS Con respecto a los intereses que preguntaba el señor diputado Lavagna, de 2017 a 2018 están pasando en realidad de 9 puntos del gasto a 10. En términos de producto, vamos a pasar de un 2,16 a un 2,30, con lo cual en los últimos dos años no vemos un salto. Sí hay un salto mayor entre 2016 y 2017, que era de 1,62 y pasa a 2,16, pero -como dije- gran parte de eso fue el reconocimiento de la deuda impaga.
Quisiera volver al tema de la sustentabilidad, aunque igualmente creo que lo importante es remarcar que teniendo en cuenta todo esto -capital, intereses, PIP y todo lo que se les ocurra-, llegamos a los números que mostré anteriormente, donde la deuda neta se va a estabilizar en torno a los 36 puntos. Reitero, ese es un nivel bajo en comparación con la región y con el mundo y, por supuesto, esto nos pone siempre en la obligación de cumplir con nuestras metas fiscales.
Con respecto al Repo, sobre lo cual preguntaba el señor diputado Lavagna, vamos a estar cancelando en 2018 aproximadamente 4.200 millones, porque un poco de los 6.000 que habíamos anunciado va a vencer el próximo año.
En cuanto al detalle del programa financiero, son aproximadamente estos 30.000 millones de dólares de los que habíamos hablado que no contemplan la refinanciación de las Letes y el Repo. ¿Qué es lo que vamos a buscar con esto? Esos detalles los vamos a estar comunicando en las próximas semanas.
Como dije, la intención siempre es tratar de ir cada vez más al mercado local. La realidad es como dijo el ministro de Hacienda, nosotros tenemos mucho más financiamiento externo que local por un tema del tamaño del mercado externo y del mercado local de capitales. El objetivo es tratar de ir revirtiendo esta relación. Entonces, en términos de objetivos nos gustaría ir a un 60 por ciento de mercado local y un 40 por ciento de mercado internacional, que esencialmente es el mismo número que hemos ido a buscar este año.
Quisiera volver al tema de la sustentabilidad, aunque igualmente creo que lo importante es remarcar que teniendo en cuenta todo esto -capital, intereses, PIP y todo lo que se les ocurra-, llegamos a los números que mostré anteriormente, donde la deuda neta se va a estabilizar en torno a los 36 puntos. Reitero, ese es un nivel bajo en comparación con la región y con el mundo y, por supuesto, esto nos pone siempre en la obligación de cumplir con nuestras metas fiscales.
Con respecto al Repo, sobre lo cual preguntaba el señor diputado Lavagna, vamos a estar cancelando en 2018 aproximadamente 4.200 millones, porque un poco de los 6.000 que habíamos anunciado va a vencer el próximo año.
En cuanto al detalle del programa financiero, son aproximadamente estos 30.000 millones de dólares de los que habíamos hablado que no contemplan la refinanciación de las Letes y el Repo. ¿Qué es lo que vamos a buscar con esto? Esos detalles los vamos a estar comunicando en las próximas semanas.
Como dije, la intención siempre es tratar de ir cada vez más al mercado local. La realidad es como dijo el ministro de Hacienda, nosotros tenemos mucho más financiamiento externo que local por un tema del tamaño del mercado externo y del mercado local de capitales. El objetivo es tratar de ir revirtiendo esta relación. Entonces, en términos de objetivos nos gustaría ir a un 60 por ciento de mercado local y un 40 por ciento de mercado internacional, que esencialmente es el mismo número que hemos ido a buscar este año.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado Massot.
SR. MASSOT Señor presidente: voy a ser muy brece.
Simplemente me pareció oportuno intentar clarificar una aseveración del compañero diputado Kiciloff, que descuento ha sido con buena fe, pero me parece que puede ser utilizada incorrectamente para, tal vez, deslegitimar el proceso de discusión del presupuesto, y al respecto de la fecha con la que trascendió que se podría sancionar. Para nada obsta que este cuerpo lo pueda sancionar con anterioridad a las elecciones, para las que faltan tan sólo cuatro semanas, y podría hacerse sin ningún problema. Pero simplemente a modo de datos quiero acercar el antecedente de los últimos 14 presupuestos sancionados.
Simplemente me pareció oportuno intentar clarificar una aseveración del compañero diputado Kiciloff, que descuento ha sido con buena fe, pero me parece que puede ser utilizada incorrectamente para, tal vez, deslegitimar el proceso de discusión del presupuesto, y al respecto de la fecha con la que trascendió que se podría sancionar. Para nada obsta que este cuerpo lo pueda sancionar con anterioridad a las elecciones, para las que faltan tan sólo cuatro semanas, y podría hacerse sin ningún problema. Pero simplemente a modo de datos quiero acercar el antecedente de los últimos 14 presupuestos sancionados.
SR. KICILLOF Aprobados, no sancionados.
SR. MASSOT Aprobados, gracias. Para el caso, creo que va a ser ilustrativo de todas formas.
De los últimos catorce presupuestos, siete se sancionaron entre los meses de noviembre y diciembre. Esto es con posterioridad a la fecha en que se celebran las elecciones.
De los últimos catorce presupuestos, siete se sancionaron entre los meses de noviembre y diciembre. Esto es con posterioridad a la fecha en que se celebran las elecciones.
SR. KICILLOF Pero no había elecciones.
SR. MASSOT Para completar con lo que pide el señor diputado, en particular, me parecían muy ilustrativos dos años electorales. En realidad fueron más porque algunos se aprobaron en noviembre, pero particularmente hay dos. El presupuesto de 2006 que se aprobó en 2005, y el de 2012 que se aprobó en 2011. Ambos fueron años electorales y en ambas oportunidades fue candidata quien fuera la jefa del ex ministro Kicillof. En ambas oportunidades respectivamente, los presupuestos fueron aprobados el 15 de diciembre y el 14 de diciembre. Esto es, no sólo con posterioridad a la fecha de las elecciones, sino con la nueva composición de la Cámara.
Insisto en esto porque no es menor. Como parte del oficialismo presentamos el presupuesto en fecha como manda la ley, y cuatro días después ambos ministros vuelven al Congreso a dar todas las respuestas, están a disposición -ya lo han aclarado-, y nada impide que en las próximas semanas vengan más ministros o funcionarios del Poder Ejecutivo para que esta comisión y todas las pertinentes puedan avanzar en su discusión. Si quisiéramos podríamos, y depende de nosotros que lo aprobáramos. Pero de no poder hacerlo, no estaríamos incumpliendo ninguna ley, y tampoco ningún uso ni costumbre como queda claro.
Además, parece bastante relevante que siendo representantes del pueblo y habiendo tantas dudas respecto de las nuevas metodologías o de los nuevos nortes que ha tomado este gobierno en términos de política económica que están siendo cuestionados, escuchemos la voz del pueblo que se ha pronunciado en agosto, que se pronunciará en octubre, y que presumiblemente tendrá cambios sustanciales respecto de la conformación de esta Cámara, que deberá aprobar el presupuesto para el año que viene.
Insisto en esto porque no es menor. Como parte del oficialismo presentamos el presupuesto en fecha como manda la ley, y cuatro días después ambos ministros vuelven al Congreso a dar todas las respuestas, están a disposición -ya lo han aclarado-, y nada impide que en las próximas semanas vengan más ministros o funcionarios del Poder Ejecutivo para que esta comisión y todas las pertinentes puedan avanzar en su discusión. Si quisiéramos podríamos, y depende de nosotros que lo aprobáramos. Pero de no poder hacerlo, no estaríamos incumpliendo ninguna ley, y tampoco ningún uso ni costumbre como queda claro.
Además, parece bastante relevante que siendo representantes del pueblo y habiendo tantas dudas respecto de las nuevas metodologías o de los nuevos nortes que ha tomado este gobierno en términos de política económica que están siendo cuestionados, escuchemos la voz del pueblo que se ha pronunciado en agosto, que se pronunciará en octubre, y que presumiblemente tendrá cambios sustanciales respecto de la conformación de esta Cámara, que deberá aprobar el presupuesto para el año que viene.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado Martínez.
SR. MARTÍNEZ (O.A.) Señor presidente: con alguna limitación porque no soy técnico ni "opinólogo", más bien soy "reclamólogo". Desde ese lugar, no puedo menos que hacerme cargo y acompañar la posición de los compañeros del Banco Nación y de la bancaria, rechazando cualquier intento por descapitalizar al Banco Nación. (Aplausos.)
Nos dicen que este gobierno aplica una nueva metodología, que es la verdad, y queremos creerle. Ahora, ¿cuál es la verdad? ¿La verdad es esa que señala que quieren para los habitantes del país un mejor nivel de vida, como lo dijo el primer técnico que intervino? ¿O la realidad es la que dice la vicepresidenta respecto de que es injusto que un trabajador tenga un celular, que pueda cambiar de auto o irse de vacaciones? porque eso es una locura.
¿La realidad es que quieren una mejor educación o que están dispuestos a seguir frenando el cumplimiento de la ley para no otorgarles paritarias libres a los docentes?
¿La verdad es que quieren reducir la deuda externa o que quieren seguir con esta política de endeudar a todo el pueblo a cien años o más?
Es necesario plantear esto porque, desde los números fríos y desde el tecnicismo, resulta difícil explicar al compañero o a la compañera que la economía se está recuperando pero que como producto de esa recuperación perdió su puesto de trabajo o tiene que cobrar menos salario. Asimismo, decirle al jubilado que producto de esa recuperación de la economía, el crecimiento, y la reducción del déficit no tiene más medicamentos gratis. Es lamentable tener que asumir esta realidad donde, por lo menos, hay dos discursos en un gobierno que no tiene plan "b", como lo ha manifestado hasta el hartazgo.
Nosotros tenemos una realidad distinta y también la podemos demostrar en números. Según los datos de la Comisión del Área Aduanera Especial, que es el organismo de control integrado por diferentes instituciones que justamente registran la producción de lo que se fabrica en la provincia de Tierra del Fuego -de la que soy habitante-, en 2015 se fabricaron 2.944.387 televisores, casi 3.000.000, pero para 2017 está proyectada una posible producción de 1.900.000 televisores.
En 2015 se fabricaron 1.711.750 equipos de aire acondicionados y está proyectado que en 2017 se fabriquen alrededor de 525.000 equipos. Asimismo, en 2015 se fabricaron 11.654.905 celulares y está previsto que en 2017, en todo concepto, se fabriquen alrededor de 6.800.000 celulares.
En esta provincia, donde el crecimiento no se ve, había 11.000 operarios, es decir, hombres y mujeres que con sus manos fabricaban los productos que justamente podían comercializarse por la política de consumo que existía con el plan "Ahora 12", los precios cuidados, etcétera. Es decir que podían consumir lo que se fabricaba en Tierra del Fuego. Lamentablemente, hoy son solamente el 50 por ciento de esa cantidad.
Todos estos números que no están en ninguna estadística -porque parece que son los que quedan al margen de cualquier estudio, análisis o proyección presupuestarios- son parte de una dura realidad que nos toca afrontar todos los días en Tierra del Fuego. Incluso, con la enorme sospecha -como lo han manifestado algunos funcionarios de segunda línea que no ha rectificado ningún otro funcionario de mayor rango- de que da lo mismo que Tierra del Fuego y las Malvinas sean parte de la soberanía nacional o que estén en manos de "gobiernos piratas", tal como dijo un funcionario del Banco Central.
Asimismo, hace pocos días, la "recontraultra" oficialista señora que se cuelga grandes crucifijos dijo que Tierra del Fuego no necesitaba tener gobierno porque no hacía falta. De esta manera se pasa sobre la libre autodeterminación de los fueguinos que, más allá de las diferencias que manifestemos con la actual gobernadora, estamos dispuestos a seguir defendiendo el derecho a elegir libremente.
Queremos plantear como mínimo estas diferencias y reclamar que se incluyan como temas en el presupuesto nacional. Creo que la verdad está ausente, atento a los conceptos metodológicos del señor jefe de Gabinete, que se reflejan en las respuestas que nos ha brindado y en las actitudes que ha tenido en las diferentes visitas a esta Cámara.
Él, ha manifestado que se están realizando los estudios de factibilidad técnica, económica y el impacto territorial, fundamentados en el marco institucional de la ley 26.766 de integración territorial y el decreto 1423/15, para la concreción de la obra tan ansiada y esperada por varias generaciones de nuestra provincia, que es el cruce efectivo por aguas argentinas. Un reclamo que venimos manteniendo sostenidamente desde hace muchos años y en el que habíamos avanzado. Pero, lamentablemente, a pesar de la vigencia de un decreto como el 1423/15, el gobierno nacional no lo cumple.
El otro tema que queremos plantear en esta oportunidad, es la institucionalidad que muchos han manifestado y por la que otros se rasgan las vestiduras.
Sin embargo, traen para tratar en la Cámara un presupuesto, para después tomar la decisión que les venga en gusto y gana.
El año pasado, en el presupuesto anterior, se introdujo lo que eran los beneficios por puertos patagónicos. Se votó por ese criterio, apoyando obviamente lo que significa para las provincias, sobre todo las de la región patagónica, que son provincias muy sufridas, con largas extensiones, con poca densidad población, con poca obra pública en la mayoría de los casos y con un abandono y un desprecio permanente desde el centralismo porteño. Pero, lamentablemente, un decreto de necesidad y urgencia del ingeniero que está en la Casa Rosada, trajo como consecuencia que fueran recortados estos beneficios. Producto de eso, muchos fueron a parar a la calle.
Esta situación se sigue dando, a pesar de que la comisión bicameral que tenía que tratar los DNU lo dio por rechazado y se intentó en varias oportunidades poder incluirlo como uno de los temas de discusión.
Queremos saber realmente cuál es el valor del presupuesto que se va a votar, atento a que le queda la facultad a la máxima autoridad de poder modificar cualquier discusión o debate que se pueda dar, mediante decretos de necesidad y urgencia.
El otro tema, que es de fundamental importancia para los habitantes de Tierra del Fuego, es hasta qué punto van a seguir con esta política de apertura indiscriminada de importación, que ya no solo incluye lechones, manzanas, vinos y productos de las economías regionales. Esto, no solo está destruyendo la industria nacional y la industria de Tierra del Fuego, donde tenemos algunos ejemplos y el ministro de Finanzas es absolutamente conocedor de la realidad. También se está destruyendo la industria del calzado, del vestido y de distintos sectores.
Hay demostraciones concretas de esto, a pesar de los informes y de las películas que intentan mostrarnos donde el crecimiento pronunciado está creando un mayor empleo.
Nosotros, en realidad, no lo vemos. Por el contrario, lo padecemos y lo sufrimos. Pero, además, tenemos que soportar que alegremente el ingeniero presidente diga que quedaron 4.000 o 5.000 tipos afuera de las fábricas de notebooks, pero ahora, supuestamente, el pueblo puede acceder a las notebooks más baratas.
Eso es una mentira absoluta. Es una estafa a la inteligencia de los habitantes de nuestro país.
En ese sentido, queremos reclamar cuál va a ser la política en materia de apertura de importación.
Por último, pero no menos importante, fundamentalmente para Tierra del Fuego, la defensa de los beneficios que tenemos por la ley 19.640 de exención impositiva, que permite la existencia de un régimen de promoción industrial al igual que el de Manaos, y que debiera mantenerse con las mismas condiciones.
Para ello es necesario un esfuerzo, sobre todo por parte del Poder Ejecutivo, de aceptar el enorme desafío de tratarlo en la Cámara con una vigencia similar al régimen de Manaos, es decir hasta el 2073, tal cual lo contempla el tratado de Ouro Preto, que es el que define las dos zonas productivas por excelencia del Mercosur, en materia de exención impositiva.
Con esta demanda damos por concluida nuestra intervención. (Aplausos.)
Nos dicen que este gobierno aplica una nueva metodología, que es la verdad, y queremos creerle. Ahora, ¿cuál es la verdad? ¿La verdad es esa que señala que quieren para los habitantes del país un mejor nivel de vida, como lo dijo el primer técnico que intervino? ¿O la realidad es la que dice la vicepresidenta respecto de que es injusto que un trabajador tenga un celular, que pueda cambiar de auto o irse de vacaciones? porque eso es una locura.
¿La realidad es que quieren una mejor educación o que están dispuestos a seguir frenando el cumplimiento de la ley para no otorgarles paritarias libres a los docentes?
¿La verdad es que quieren reducir la deuda externa o que quieren seguir con esta política de endeudar a todo el pueblo a cien años o más?
Es necesario plantear esto porque, desde los números fríos y desde el tecnicismo, resulta difícil explicar al compañero o a la compañera que la economía se está recuperando pero que como producto de esa recuperación perdió su puesto de trabajo o tiene que cobrar menos salario. Asimismo, decirle al jubilado que producto de esa recuperación de la economía, el crecimiento, y la reducción del déficit no tiene más medicamentos gratis. Es lamentable tener que asumir esta realidad donde, por lo menos, hay dos discursos en un gobierno que no tiene plan "b", como lo ha manifestado hasta el hartazgo.
Nosotros tenemos una realidad distinta y también la podemos demostrar en números. Según los datos de la Comisión del Área Aduanera Especial, que es el organismo de control integrado por diferentes instituciones que justamente registran la producción de lo que se fabrica en la provincia de Tierra del Fuego -de la que soy habitante-, en 2015 se fabricaron 2.944.387 televisores, casi 3.000.000, pero para 2017 está proyectada una posible producción de 1.900.000 televisores.
En 2015 se fabricaron 1.711.750 equipos de aire acondicionados y está proyectado que en 2017 se fabriquen alrededor de 525.000 equipos. Asimismo, en 2015 se fabricaron 11.654.905 celulares y está previsto que en 2017, en todo concepto, se fabriquen alrededor de 6.800.000 celulares.
En esta provincia, donde el crecimiento no se ve, había 11.000 operarios, es decir, hombres y mujeres que con sus manos fabricaban los productos que justamente podían comercializarse por la política de consumo que existía con el plan "Ahora 12", los precios cuidados, etcétera. Es decir que podían consumir lo que se fabricaba en Tierra del Fuego. Lamentablemente, hoy son solamente el 50 por ciento de esa cantidad.
Todos estos números que no están en ninguna estadística -porque parece que son los que quedan al margen de cualquier estudio, análisis o proyección presupuestarios- son parte de una dura realidad que nos toca afrontar todos los días en Tierra del Fuego. Incluso, con la enorme sospecha -como lo han manifestado algunos funcionarios de segunda línea que no ha rectificado ningún otro funcionario de mayor rango- de que da lo mismo que Tierra del Fuego y las Malvinas sean parte de la soberanía nacional o que estén en manos de "gobiernos piratas", tal como dijo un funcionario del Banco Central.
Asimismo, hace pocos días, la "recontraultra" oficialista señora que se cuelga grandes crucifijos dijo que Tierra del Fuego no necesitaba tener gobierno porque no hacía falta. De esta manera se pasa sobre la libre autodeterminación de los fueguinos que, más allá de las diferencias que manifestemos con la actual gobernadora, estamos dispuestos a seguir defendiendo el derecho a elegir libremente.
Queremos plantear como mínimo estas diferencias y reclamar que se incluyan como temas en el presupuesto nacional. Creo que la verdad está ausente, atento a los conceptos metodológicos del señor jefe de Gabinete, que se reflejan en las respuestas que nos ha brindado y en las actitudes que ha tenido en las diferentes visitas a esta Cámara.
Él, ha manifestado que se están realizando los estudios de factibilidad técnica, económica y el impacto territorial, fundamentados en el marco institucional de la ley 26.766 de integración territorial y el decreto 1423/15, para la concreción de la obra tan ansiada y esperada por varias generaciones de nuestra provincia, que es el cruce efectivo por aguas argentinas. Un reclamo que venimos manteniendo sostenidamente desde hace muchos años y en el que habíamos avanzado. Pero, lamentablemente, a pesar de la vigencia de un decreto como el 1423/15, el gobierno nacional no lo cumple.
El otro tema que queremos plantear en esta oportunidad, es la institucionalidad que muchos han manifestado y por la que otros se rasgan las vestiduras.
Sin embargo, traen para tratar en la Cámara un presupuesto, para después tomar la decisión que les venga en gusto y gana.
El año pasado, en el presupuesto anterior, se introdujo lo que eran los beneficios por puertos patagónicos. Se votó por ese criterio, apoyando obviamente lo que significa para las provincias, sobre todo las de la región patagónica, que son provincias muy sufridas, con largas extensiones, con poca densidad población, con poca obra pública en la mayoría de los casos y con un abandono y un desprecio permanente desde el centralismo porteño. Pero, lamentablemente, un decreto de necesidad y urgencia del ingeniero que está en la Casa Rosada, trajo como consecuencia que fueran recortados estos beneficios. Producto de eso, muchos fueron a parar a la calle.
Esta situación se sigue dando, a pesar de que la comisión bicameral que tenía que tratar los DNU lo dio por rechazado y se intentó en varias oportunidades poder incluirlo como uno de los temas de discusión.
Queremos saber realmente cuál es el valor del presupuesto que se va a votar, atento a que le queda la facultad a la máxima autoridad de poder modificar cualquier discusión o debate que se pueda dar, mediante decretos de necesidad y urgencia.
El otro tema, que es de fundamental importancia para los habitantes de Tierra del Fuego, es hasta qué punto van a seguir con esta política de apertura indiscriminada de importación, que ya no solo incluye lechones, manzanas, vinos y productos de las economías regionales. Esto, no solo está destruyendo la industria nacional y la industria de Tierra del Fuego, donde tenemos algunos ejemplos y el ministro de Finanzas es absolutamente conocedor de la realidad. También se está destruyendo la industria del calzado, del vestido y de distintos sectores.
Hay demostraciones concretas de esto, a pesar de los informes y de las películas que intentan mostrarnos donde el crecimiento pronunciado está creando un mayor empleo.
Nosotros, en realidad, no lo vemos. Por el contrario, lo padecemos y lo sufrimos. Pero, además, tenemos que soportar que alegremente el ingeniero presidente diga que quedaron 4.000 o 5.000 tipos afuera de las fábricas de notebooks, pero ahora, supuestamente, el pueblo puede acceder a las notebooks más baratas.
Eso es una mentira absoluta. Es una estafa a la inteligencia de los habitantes de nuestro país.
En ese sentido, queremos reclamar cuál va a ser la política en materia de apertura de importación.
Por último, pero no menos importante, fundamentalmente para Tierra del Fuego, la defensa de los beneficios que tenemos por la ley 19.640 de exención impositiva, que permite la existencia de un régimen de promoción industrial al igual que el de Manaos, y que debiera mantenerse con las mismas condiciones.
Para ello es necesario un esfuerzo, sobre todo por parte del Poder Ejecutivo, de aceptar el enorme desafío de tratarlo en la Cámara con una vigencia similar al régimen de Manaos, es decir hasta el 2073, tal cual lo contempla el tratado de Ouro Preto, que es el que define las dos zonas productivas por excelencia del Mercosur, en materia de exención impositiva.
Con esta demanda damos por concluida nuestra intervención. (Aplausos.)
SR. SNOPEK Señor presidente: gracias al equipo económico, a los ministros y a los secretarios por venir aquí, a la casa del pueblo y estar presentes en la Comisión de Presupuesto y Haciendo tratando la ley de leyes que es el presupuesto de la Nación.
Tengo una primera inquietud respecto de la forma de presentación de las planillas anexas del presupuesto en lo que tiene que ver con el artículo 11, que se vincula con las obras plurianuales. Ya en ocasiones anteriores de la presentación del presupuesto hacíamos referencia a la necesidad de que en ellas se introduzca una columna adicional, consignando las jurisdicciones provinciales a las que corresponde cada obra. Esto facilitaría mucho la tarea en el momento de la revisión del presupuesto para que los diputados que tienen interés en verificar justamente dónde están las obras que coinciden con sus provincias puedan identificarlas con mayor facilidad y rapidez.
En ese sentido, desde nuestro bloque hemos presentado un proyecto de ley sobre reforma de la ley de administración financiera. Pero más allá de eso, pensábamos que había voluntad de corregir este detalle. Sin embargo, no lo hemos advertido en esta ocasión.
También quería hacer una pregunta sobre lo siguiente. Uno observa la voluntad implícita de lo que se ha venido conversando o manifestando desde la cartera de Hacienda y desde otros ministerios en el sentido de que se pretende de alguna manera ir por un camino de reducir la presión fiscal y, a la vez, disminuir el déficit. Es decir que ambas cosas están implícitas. Pero si uno mira la composición del déficit, gran parte de él está orientado o sujeto a las leyes previsionales cuyos objetivos se focalizan en la ANSES, y se habla también de que posiblemente este año tratemos el proyecto de ley sobre reforma tributaria. La pregunta específica es si en esa reforma existe alguna intención de introducir modificaciones en las leyes del trabajo y sobre lo vinculado con la materia previsional.
Respecto del Plan Belgrano, coincido con las apreciaciones del señor diputado Bossio y con los planteos que viene realizando el señor diputado Pablo Kosiner desde Salta. Me refiero a que gran parte de los gastos que están presentes en todas las provincias se reflejan en este presupuesto -esto ya lo veníamos planteando en 2016, cuando consideramos el presupuesto para el año en curso-, pero no son específicamente partidas afectadas al Plan Belgrano.
Como se nos anunció que se iba a desarrollar un Plan Belgrano, quienes representamos a provincias del NOA y del NEA imaginamos que había una inversión extra, un adicional para nuestros distritos además de lo que ya les toca por ser parte de la Argentina, y que este aporte iba a realizarse desde este gobierno, entendiendo el rezago relativo de estas regiones respecto del conjunto del país. Esto no lo vemos reflejado cuando se incluyen como parte del Plan Belgrano cuestiones que engloban al conjunto de la Argentina. Algo también notorio es que se haya incluido allí el tema de las jubilaciones, que están presentes en todo el país.
En este sentido, teniendo en cuenta que una de las cosas que motorizan el crecimiento es la inversión, debemos pensar que ésta tiene que ser desarrollada en toda la Argentina y no como está sucediendo, ya que si uno mira puntualmente el presupuesto, observa mucha inversión en la zona central del país o en el AMBA, es decir, el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Por otra parte, quería hacer una consulta puntual. Si bien van a convocar a ministros de las áreas específicas para que brinden sus informes, quería ya dejar planteado que advertimos que hay obras que en principio se habían licitado en 2017 y que no están incluidas en este presupuesto. Tal es el caso de la doble trocha de las rutas 34 y 9, desde Torzalito hasta San Pedro. Dicha obra fue dada a conocer en 2016 por el presidente de la Nación, quien hizo el anuncio sobre el puente de San Pedro. Sin embargo, no la vemos incluida en las planillas de obra del presupuesto, cuestión que nos aflige sobremanera.
Otra cuestión que notamos respecto del tratamiento federal del presupuesto, es una reducción significativa de gastos en aquellos organismos que se desarrollan medianamente en forma federal en la Argentina. Es decir, cuando vemos una reducción de gastos en una parte del Ministerio de Agroindustria, por ejemplo, en el INTA y el SENASA que son organismos presentes en toda la Argentina. Pero no así en el Ministerio de Salud, que en realidad no tiene hospitales porque todos han sido transferidos a las provincias. O sea, el gasto de salud lo ejercen las jurisdicciones provinciales y hasta las jurisdicciones municipales en muchos casos, pero no la Nación en su conjunto, y hay quienes no lo reducen.
En aquellos lugares donde hay presencia federal porque son organismos que están presentes en toda la Argentina, como el caso del INTA que es emblemático, el presupuesto que habían contemplado iba a mantener tanto la planta de trabajos actuales, como también los contratados y las pasantías que se desarrollan en toda la argentina. A ellos le habían puesto una pauta salarial y ese era el presupuesto que había llegado el INTA, pero allí vemos un recorte. Esto quiere decir que muy probablemente vayan a haber despidos en aquellas regiones del país como la nuestra donde necesitamos que el INTA trabaje. Por ejemplo, la investigación que está haciendo el INTA Miraflores con las vicuñas, o el INTA Yuto, para impedir la presencia de enfermedades de Citrus y otras cuestiones más.
Finalmente quería referirme al tema de la pauta salarial respecto de la inflación. Si uno mira el presupuesto o lo que sucedió en 2016, el poder adquisitivo o el conjunto de los salarios perdieron un 8 por ciento aproximadamente respecto de la inflación. Si se toma la inflación proyectada para este año de un 25 o 26 por ciento y los acuerdos que se han alcanzado, se estaría perdiendo también poder adquisitivo.
Si se pretende que la inversión y el consumo sean el motor de la economía, lo cual compartimos plenamente, tenemos que ver de recuperar el poder adquisitivo. ¿Cuándo se prevé tener una recuperación? ¿Es parte del presupuesto para 2018? Porque con una inflación proyectada del 18 por ciento o similar y una pauta del 16 por ciento, es necesario saber si esto va a ocurrir y en cuánto tiempo va a ocurrir.
Tengo una primera inquietud respecto de la forma de presentación de las planillas anexas del presupuesto en lo que tiene que ver con el artículo 11, que se vincula con las obras plurianuales. Ya en ocasiones anteriores de la presentación del presupuesto hacíamos referencia a la necesidad de que en ellas se introduzca una columna adicional, consignando las jurisdicciones provinciales a las que corresponde cada obra. Esto facilitaría mucho la tarea en el momento de la revisión del presupuesto para que los diputados que tienen interés en verificar justamente dónde están las obras que coinciden con sus provincias puedan identificarlas con mayor facilidad y rapidez.
En ese sentido, desde nuestro bloque hemos presentado un proyecto de ley sobre reforma de la ley de administración financiera. Pero más allá de eso, pensábamos que había voluntad de corregir este detalle. Sin embargo, no lo hemos advertido en esta ocasión.
También quería hacer una pregunta sobre lo siguiente. Uno observa la voluntad implícita de lo que se ha venido conversando o manifestando desde la cartera de Hacienda y desde otros ministerios en el sentido de que se pretende de alguna manera ir por un camino de reducir la presión fiscal y, a la vez, disminuir el déficit. Es decir que ambas cosas están implícitas. Pero si uno mira la composición del déficit, gran parte de él está orientado o sujeto a las leyes previsionales cuyos objetivos se focalizan en la ANSES, y se habla también de que posiblemente este año tratemos el proyecto de ley sobre reforma tributaria. La pregunta específica es si en esa reforma existe alguna intención de introducir modificaciones en las leyes del trabajo y sobre lo vinculado con la materia previsional.
Respecto del Plan Belgrano, coincido con las apreciaciones del señor diputado Bossio y con los planteos que viene realizando el señor diputado Pablo Kosiner desde Salta. Me refiero a que gran parte de los gastos que están presentes en todas las provincias se reflejan en este presupuesto -esto ya lo veníamos planteando en 2016, cuando consideramos el presupuesto para el año en curso-, pero no son específicamente partidas afectadas al Plan Belgrano.
Como se nos anunció que se iba a desarrollar un Plan Belgrano, quienes representamos a provincias del NOA y del NEA imaginamos que había una inversión extra, un adicional para nuestros distritos además de lo que ya les toca por ser parte de la Argentina, y que este aporte iba a realizarse desde este gobierno, entendiendo el rezago relativo de estas regiones respecto del conjunto del país. Esto no lo vemos reflejado cuando se incluyen como parte del Plan Belgrano cuestiones que engloban al conjunto de la Argentina. Algo también notorio es que se haya incluido allí el tema de las jubilaciones, que están presentes en todo el país.
En este sentido, teniendo en cuenta que una de las cosas que motorizan el crecimiento es la inversión, debemos pensar que ésta tiene que ser desarrollada en toda la Argentina y no como está sucediendo, ya que si uno mira puntualmente el presupuesto, observa mucha inversión en la zona central del país o en el AMBA, es decir, el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Por otra parte, quería hacer una consulta puntual. Si bien van a convocar a ministros de las áreas específicas para que brinden sus informes, quería ya dejar planteado que advertimos que hay obras que en principio se habían licitado en 2017 y que no están incluidas en este presupuesto. Tal es el caso de la doble trocha de las rutas 34 y 9, desde Torzalito hasta San Pedro. Dicha obra fue dada a conocer en 2016 por el presidente de la Nación, quien hizo el anuncio sobre el puente de San Pedro. Sin embargo, no la vemos incluida en las planillas de obra del presupuesto, cuestión que nos aflige sobremanera.
Otra cuestión que notamos respecto del tratamiento federal del presupuesto, es una reducción significativa de gastos en aquellos organismos que se desarrollan medianamente en forma federal en la Argentina. Es decir, cuando vemos una reducción de gastos en una parte del Ministerio de Agroindustria, por ejemplo, en el INTA y el SENASA que son organismos presentes en toda la Argentina. Pero no así en el Ministerio de Salud, que en realidad no tiene hospitales porque todos han sido transferidos a las provincias. O sea, el gasto de salud lo ejercen las jurisdicciones provinciales y hasta las jurisdicciones municipales en muchos casos, pero no la Nación en su conjunto, y hay quienes no lo reducen.
En aquellos lugares donde hay presencia federal porque son organismos que están presentes en toda la Argentina, como el caso del INTA que es emblemático, el presupuesto que habían contemplado iba a mantener tanto la planta de trabajos actuales, como también los contratados y las pasantías que se desarrollan en toda la argentina. A ellos le habían puesto una pauta salarial y ese era el presupuesto que había llegado el INTA, pero allí vemos un recorte. Esto quiere decir que muy probablemente vayan a haber despidos en aquellas regiones del país como la nuestra donde necesitamos que el INTA trabaje. Por ejemplo, la investigación que está haciendo el INTA Miraflores con las vicuñas, o el INTA Yuto, para impedir la presencia de enfermedades de Citrus y otras cuestiones más.
Finalmente quería referirme al tema de la pauta salarial respecto de la inflación. Si uno mira el presupuesto o lo que sucedió en 2016, el poder adquisitivo o el conjunto de los salarios perdieron un 8 por ciento aproximadamente respecto de la inflación. Si se toma la inflación proyectada para este año de un 25 o 26 por ciento y los acuerdos que se han alcanzado, se estaría perdiendo también poder adquisitivo.
Si se pretende que la inversión y el consumo sean el motor de la economía, lo cual compartimos plenamente, tenemos que ver de recuperar el poder adquisitivo. ¿Cuándo se prevé tener una recuperación? ¿Es parte del presupuesto para 2018? Porque con una inflación proyectada del 18 por ciento o similar y una pauta del 16 por ciento, es necesario saber si esto va a ocurrir y en cuánto tiempo va a ocurrir.
SR. PRESIDENTE LASPINA Nos hemos quedado sin tiempo para vamos a responder lo que podamos.
Tiene la palabra el señor Ministro de Hacienda.
Tiene la palabra el señor Ministro de Hacienda.
SR. MINISTRO DE HACIENDA Las planillas de las obras plurianuales y las columnas con las jurisdicciones se las haremos llegar a la comisión. Fue una omisión, pero contamos con información y se las haremos llegar al presidente de la comisión para que las distribuya.
Con respecto a la reforma tributaria, la misma está separada de cualquier tipo modificación previsional. Es una reforma que abarca impuestos y que oportunamente enviaremos al Congreso y daremos a conocer.
Respecto del Plan Belgrano voy a permitirme disentir con el señor diputado. Nosotros vemos un fuerte incremento en la inversión de infraestructura en las jurisdicciones asociadas al Plan Belgrano, muy por encima de lo que es el gasto de infraestructura en el resto del país financiado por partidas presupuestarias. En el presupuesto 2018 hay un aumento del 41 por ciento en la inversión de infraestructura en las provincias del Plan Belgrano. Esto se explica por una suba del 69 por ciento del transporte, 33 por ciento en vivienda y urbanismo, 51 por ciento en agua y alcantarillado y el resto con un 130 por ciento, pero está muy por encima del 17 por ciento de aumento de las partidas presupuestarias para la infraestructura en el promedio de las partidas del presupuesto nacional.
Agrego otro punto: el gasto en las asignaciones universales por hijo en las provincias del Plan Belgrano sube un 35 por ciento muy por encima de lo que sube en el resto del país. Eso es por el esfuerzo que se hizo como parte del programa para proveer de documentos a las personas que no contaban con ellos e incorporarlos así al universo de potenciales beneficiarios de la asignación; ese fue un objetivo claro del Plan Belgrano.
Por supuesto tenemos desafíos pendientes con el plan y pensamos que necesitamos volcar más recursos ahí. Pero hay una diferencia en cómo se está asignando el presupuesto en las provincias del Plan Belgrano con respecto a las otras. En términos puntuales, las rutas 34 y 9 que no figuran en las planillas, probablemente puedan figurar en el PPP, no lo sé. De lo contrario lo consultamos con el ministro del área, Dietrich, que seguro nos podrá responder.
Con respecto a la reforma tributaria, la misma está separada de cualquier tipo modificación previsional. Es una reforma que abarca impuestos y que oportunamente enviaremos al Congreso y daremos a conocer.
Respecto del Plan Belgrano voy a permitirme disentir con el señor diputado. Nosotros vemos un fuerte incremento en la inversión de infraestructura en las jurisdicciones asociadas al Plan Belgrano, muy por encima de lo que es el gasto de infraestructura en el resto del país financiado por partidas presupuestarias. En el presupuesto 2018 hay un aumento del 41 por ciento en la inversión de infraestructura en las provincias del Plan Belgrano. Esto se explica por una suba del 69 por ciento del transporte, 33 por ciento en vivienda y urbanismo, 51 por ciento en agua y alcantarillado y el resto con un 130 por ciento, pero está muy por encima del 17 por ciento de aumento de las partidas presupuestarias para la infraestructura en el promedio de las partidas del presupuesto nacional.
Agrego otro punto: el gasto en las asignaciones universales por hijo en las provincias del Plan Belgrano sube un 35 por ciento muy por encima de lo que sube en el resto del país. Eso es por el esfuerzo que se hizo como parte del programa para proveer de documentos a las personas que no contaban con ellos e incorporarlos así al universo de potenciales beneficiarios de la asignación; ese fue un objetivo claro del Plan Belgrano.
Por supuesto tenemos desafíos pendientes con el plan y pensamos que necesitamos volcar más recursos ahí. Pero hay una diferencia en cómo se está asignando el presupuesto en las provincias del Plan Belgrano con respecto a las otras. En términos puntuales, las rutas 34 y 9 que no figuran en las planillas, probablemente puedan figurar en el PPP, no lo sé. De lo contrario lo consultamos con el ministro del área, Dietrich, que seguro nos podrá responder.
SR. CAPUTO Señor presidente: para complementar lo manifestado por el ministro de Hacienda quiero precisar que este gobierno se caracteriza por realizar las obras de infraestructura en todo el país.
En Jujuy, puntualmente, el gobernador lo sabe mejor que nadie, pues hemos viajado juntos hasta China y hemos realizado un esfuerzo enorme por llevar a cabo muchas obras. La más reciente fue la aprobación para el Parque Solar de Caucharí con el Eximbank.
Asimismo estamos trabajando en la gestión integral de residuos sólidos urbanos con el Banco Europeo de Inversiones y lo atinente a la ruta 34 con el Banco Mundial, así como también el proyecto de corredores de desarrollo vial del noroeste. La gente del sector de energía también está trabajando en la línea de transmisión.
Es decir que estamos abocados a muchos proyectos de infraestructura, puntualmente en Jujuy, pero la característica fundamental es que se realizan en forma federal.
En Jujuy, puntualmente, el gobernador lo sabe mejor que nadie, pues hemos viajado juntos hasta China y hemos realizado un esfuerzo enorme por llevar a cabo muchas obras. La más reciente fue la aprobación para el Parque Solar de Caucharí con el Eximbank.
Asimismo estamos trabajando en la gestión integral de residuos sólidos urbanos con el Banco Europeo de Inversiones y lo atinente a la ruta 34 con el Banco Mundial, así como también el proyecto de corredores de desarrollo vial del noroeste. La gente del sector de energía también está trabajando en la línea de transmisión.
Es decir que estamos abocados a muchos proyectos de infraestructura, puntualmente en Jujuy, pero la característica fundamental es que se realizan en forma federal.
SR. SNOPEK (A.F.) La línea de alta tensión tampoco está puesta ahí.
SR. PENA Para poner en conocimiento de todos, quiero comentarles que esta semana estamos poniendo en línea el Banco de Proyectos de Inversión Pública, el famoso BAPIN, a través del cual se canaliza la demanda de inversión de todos los ministerios. Allí estará disponible toda la información de las obras públicas que se han solicitado y las que están incluidas en el presupuesto con un máximo nivel de detalle.
Esto es una innovación en el proceso presupuestario que ha tenido lugar este año, liderado por la jefatura de Gabinete. Se trata de cuantiosa información adicional que podrán encontrar allí esta semana o la próxima.
Esto es una innovación en el proceso presupuestario que ha tenido lugar este año, liderado por la jefatura de Gabinete. Se trata de cuantiosa información adicional que podrán encontrar allí esta semana o la próxima.
SRA. CICILIANI ¿En la página del Ministerio de Obras Públicas?
SR. PENA En el sitio de la Jefatura de Gabinete.
SR. PRESIDENTE LASPINA Agradecemos la presencia de todos los funcionarios. Damos por concluida esta reunión. (Aplausos.)