PRESUPUESTO Y HACIENDA
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 418
Secretario Administrativo Dr. Seguí Ariel
Martes 17.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2444 Internos 2416/2310
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- PRESUPUESTO Y HACIENDA
Reunión del día 04/10/2018
- PRESUPUESTO 2019- BAUSILI
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los cuatro días del mes de octubre de 2018, a la hora 10 y 16:
SR. PRESIDENTE LASPINA Vamos a dar comienzo a la reunión informativa de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
Agradezco la presencia del señor senador Esteban Bullrich, así como del secretario de Finanzas, Santiago Bausili, quien siempre que lo hemos requerido ha estado presente para responder a todas las preguntas.
Vamos a avanzar ya mismo en la presentación. Como siempre, también abriremos el espacio a las preguntas y dudas para clarificar este tema, que es extremadamente técnico y que requerirá de las explicaciones que nos dará a continuación el secretario.
Tiene la palabra el señor secretario de Finanzas, Santiago Bausili.
Agradezco la presencia del señor senador Esteban Bullrich, así como del secretario de Finanzas, Santiago Bausili, quien siempre que lo hemos requerido ha estado presente para responder a todas las preguntas.
Vamos a avanzar ya mismo en la presentación. Como siempre, también abriremos el espacio a las preguntas y dudas para clarificar este tema, que es extremadamente técnico y que requerirá de las explicaciones que nos dará a continuación el secretario.
Tiene la palabra el señor secretario de Finanzas, Santiago Bausili.
SR. BAUSILI Buenos días y muchas gracias.
Trajimos una presentación para repasar algunos conceptos. La idea es que después esté disponible en la página web del ministerio, de manera que no tienen que preocuparse por su accesibilidad.
La presentación se basa en la propuesta de modificación del artículo de la ley de administración financiera que habla del tema de la reestructuración. ¿Cuál es la motivación detrás de esta propuesta? Básicamente, actualizarnos, ponernos a la vanguardia en términos de las herramientas con las que se cuenta para ejecutar la administración financiera.
El artículo de la ley de administración financiera fue redactado en el año 1992, en un contexto donde se estaban poniendo en orden un montón de cuestiones de administración presupuestaria. Era un contexto donde la deuda de los países era principalmente bancaria. No era deuda de mercados. Los mercados emergentes estaban recién empezando a aparecer como concepto. Era una época donde ni siquiera las deudas estaban completamente registradas. Fue parte de un proceso de registración con una mentalidad probablemente más contable, asociada más con deuda bancaria que con deuda de mercado de capitales.
En este artículo se dice que el "Poder Ejecutivo podrá realizar operaciones de crédito público para reestructurar la deuda". Es un artículo que fue pensado para reestructuraciones siguiendo una situación de crisis. El espíritu de ese artículo era reestructurar la deuda. En ese momento se estaba negociando el Plan Brady, que planteaba una reestructuración relevante de la deuda. El objetivo era hacerla de manera ágil, o sea, que el Ejecutivo pudiera cerrar transacciones sin necesidad de tener que ser aprobadas por el Congreso. Esa autoridad era delegada al Ejecutivo. Pero lo que se quería asegurar es que se mejoraran los términos de aquella deuda, y que hubiese un beneficio para el Estado en esa reestructuración.
Fíjense que el artículo habla de un mejoramiento de los montos, plazos y/o intereses. El concepto de "intereses" de por sí está abierto a un montón de interpretaciones. Se puede hablar de tasa de interés, de rendimientos de costos y de distintas cuestiones que después quedan sujetas a interpretación.
El tema con el artículo en sí no es tanto la forma en que está escrito, sino cómo fue evolucionando su aplicación y la interpretación que se le dio. En particular, hubo interpretaciones que surgieron de procesos de auditorías internas, ni siquiera de cuestiones judiciales.
Con el correr del tiempo, y sobre la base de peritajes lingüísticos convocados por auditorías internas, se fue interpretando cuál era la forma de aplicación de este artículo. En primer lugar, se aplicaba a transacciones no solo de reestructuraciones, sino también de manejo de pasivos, o sea, a canje puntualmente. Segundo: la forma de leer "montos, plazos y/o intereses" era cumplir con dos de estas tres condiciones, según surge de una de las interpretaciones.
Después, en otra de las interpretaciones, se agregó que una condición que no debería romperse nunca es que siempre el monto debería bajar. Luego hubo otra interpretación, que es que hay que mirar las transacciones línea por línea dentro de sus componentes y no como un portfolio de lo que constituyen las mejoras de la deuda.
Entonces, todas esas cuestiones quizás no aparecen escritas cuando uno lee esto como un texto seguido, pero sí son restricciones que existen a la hora de implementarlas o a la hora de implementar políticas financieras.
En definitiva, eso significa aplicar este texto hoy. El artículo hoy se aplica. Hay que cumplir con dos de tres. Además, no se puede aumentar el monto de la deuda. Veamos un poco qué implica eso y por qué surge esta propuesta de modificarlo.
La propuesta que nosotros trajimos es simplemente atendiendo a las condiciones del mercado financiero. La condición es que se puedan hacer transacciones de administración de pasivos mientras sean a términos de mercado. Esto es parecido a cuando se hacen colocaciones de deuda: lo que importa es la transparencia y que la valoración de lo que se hace esté validada por el mercado y no sea una validación ad hoc o subjetiva de la autoridad de aplicación.
¿De dónde surge este concepto? Lo que hicimos fue analizar qué marcos legales y regulatorios tienen otros países comparables a nosotros. Nos encontramos con que la mayoría de los países no tienen ninguna ley que habla de este tema. O sea, la mayoría de los ministerios y de los poderes ejecutivos tienen flexibilidad de hacer sus transacciones con justificaciones internas o los análisis que hagan con respecto a la oportunidad y conveniencia; van adelante y las hacen.
Nos parecía que pasar de un contexto tan restrictivo a proponer algo que significara borrar todo implicaría un salto muy grande. Sin embargo, uno de los pocos países que tiene una regulación al respecto es México; allí el Ejecutivo puede llevar a cabo la transacción mientras sea una transacción transparente de mercado.
En el transcurso de esta presentación también quiero que veamos, primero, qué limitaciones existen y, segundo, qué protección realmente provee. O sea, hay un concepto en el sentido de que este artículo nos protege del mal financiero. En realidad, mi argumento y el argumento sobre el que nosotros hacemos el análisis se basa en que no nos está protegiendo de mucho de lo que nos debería proteger; en cambio, nos está poniendo restricciones. En ese balance, las restricciones nos traen un costo mucho más grande que la protección que nos provee. Trataré de repasar eso en la presentación.
A continuación, vamos a mostrar un par de ejemplos numéricos o gráficos de qué implica esto. Perú es ejemplo de un país que ha sido muy exitoso en su administración de pasivos, desde nuestro entender. La línea roja refleja la evolución de su riesgo país. En el año 2002 arrancó a niveles de casi 600 puntos básicos y hoy está a niveles de 100 puntos básicos. Obviamente, en el año 2008 está el pico asociado con la crisis global de Lehman Brothers; no es un evento específicamente de Perú.
Los colores en las barras muestran la composición de moneda de la deuda de Perú. O sea, la barra verde es la deuda en dólares y la barra azul es en moneda local. Fíjense cómo en el tiempo Perú ha sido muy exitoso en reducir la composición de deuda en dólares versus moneda local en su portfolio de deuda. Esto lo ha hecho a través de transacciones de administración de pasivos. De hecho, Perú anunció ayer una nueva transacción de mercado donde busca rescatar deuda en dólares y colocar deuda en soles en el mercado internacional. Después vamos a ver qué restricciones tenemos nosotros para tratar de imitar eso.
Este es un ejemplo de un perfil prudente de vencimientos de deuda. Imaginémonos que este fuese el perfil de vencimientos de nuestro programa de LETES, bastante constante en el tiempo y bien distribuido. Es un buen perfil, y esto es básicamente lo que nosotros hemos construido con el programa de LETES.
Ahora, podríamos mejorar ese perfil si hiciésemos algo similar a las barras azules. Fíjense que ahí lo que hacemos es bajar los perfiles y los vencimientos del plazo inmediato y los vamos acumulando en plazos un poquito más distanciados en el tiempo. Por ejemplo, imaginémonos que como ahorristas o como inversores nos sentimos muy cómodos con tener nuestra plata invertida a plazo de seis meses. Pero, invertimos la primera vez a seis meses, pasa un mes y se transformó en cinco, pasa otro mes y se transformó en cuatro. ¿Cómo hacemos? Estoy cómodo en quedarme en seis meses y recibir la tasa o el retorno asociado con esos seis meses. Es una molestia para mí tener que esperar el vencimiento y después tener que ir de cero a seis meses.
Por ello, idealmente deberíamos poder ofrecer a los inversores y a los ahorristas ir cambiándose cuando el título originalmente era a seis, cinco o cuatro meses. Es decir, darle la oportunidad de hacer una nueva colocación de LETES a seis meses y que pueden suscribirlas con efectivo, o se pueden ir pasando los que tienen el título y ya les quedan cuatro meses.
Entonces, cuando llega el vencimiento, los montos se reducen sustancialmente y el riesgo de liquidez del gobierno también disminuye significativamente. Todo esto hoy no lo podemos hacer porque tenemos que cumplir con dos de tres, estirar plazos cuando canjeamos el de cuatro por seis meses, que lo cumpliríamos, bajar tasa o intereses, mejorar los intereses, y es un título con cero cupón, no tienen intereses y ya está difícil evaluarlo. Entonces, no lo vamos a poder mejorar. Es decir que como son cupón cero y cotizan en el descuento, el título a seis meses cotiza en una paridad un poco menor que el de cuatro meses.
Entonces, por definición, vamos a tener que aumentar la deuda y no lo vamos a poder hacer. Ningún secretario de Finanzas podrá ofrecer este tipo de operaciones al mercado y, entonces, sufrimos con que el vencimiento que colocamos es el que no llega y no mejoramos nuestra posición crediticia.
Estos dos perfiles de deuda son comparables. El monto de deuda en los dos casos es el mismo. En el gráfico que estamos observando las barras rosas representan los montos de deuda y las barras celestes reflejan el mismo monto de deuda, salvo que con un perfil mucho más conservador y mejor en términos de riesgo de liquidez para el emisor.
¿Qué es hacer transacciones a valores del mercado? Significa que lo que entregamos y lo que recibimos vale lo mismo, que es lo natural, no hay una situación de arbitraje puntual.
Acá se muestra un ejemplo bien simple, los bonos por 100 pesos que valen 105 pesos en el mercado y ese porfolio vale 105. Del otro lado, hay bonos que valen 100 pesos en el mercado y para que el portfolio cueste lo mismo, hay que entregar 105 pesos de valor nominal de bonos. Entonces, estos dos portfolios valen lo mismo. Esto es una transacción que si fuese a mercado se podría hacer y ahora no la podemos realizar, porque implicaría aumentar la cantidad de bonos. Es decir, pasar de 105 bonos, los originalmente 100, que es una de las grandes restricciones que tenemos.
La ley nos debería dar una protección, para que el Estado no esté vendiendo un título por un valor menor al que vale, es decir, malvender, o que no esté comprando un título a un valor más alto del que vale, que sería malcomprar, o sea, pagar caro algo que no lo vale. Ese tipo de protección la tenemos, pero no a través de este artículo.
Vamos a ver ejemplos incluidos en la presentación para que después puedan revisar las transacciones de este tipo de administración de pasivo de los últimos tres años.
Cabe mencionar que en los últimos tres años Uruguay hizo este tipo de transacciones cuatro veces, Chile tres veces, México dos veces, Perú dos veces -acaba de lanzar una- y ayer Colombia hizo una transacción donde pasó 1.000 millones de dólares de deuda que vencen en 2019 a diez años.
Entonces, ya para 2019, Colombia entra con un perfil de vencimientos y una posición de liquidez mucho más cómoda que en la que estaba hasta antes de ayer.
En esta filmina podemos observar puntualmente los traspasos a moneda local. Uruguay hizo casi todas sus transacciones de los últimos tres años de traspaso de deuda a moneda local.
Además, también encontramos que hay transacciones argentinas. Por ejemplo, la provincia del Neuquén hizo una transacción en mayo de 2016, modificó exitosamente su perfil de vencimientos y los distribuyó de una manera mejor. Nosotros no lo podríamos haber hecho porque ellos subieron el cupón, aumentaron del 7,875 a 8,625, y extendieron el monto de la deuda porque como el valor de los títulos que estaban recibiendo valía 102, comparado con el de 100 que ellos emitían, aumentaban la deuda.
Estoy seguro de que para Neuquén esto fue espectacular, pues mejoraron su perfil de liquidez y su perfil de riesgo, pero nosotros no podríamos haberlo hecho. Lo mismo pasó con la provincia de Buenos Aires en 2015, dado que realizó una transacción donde bajaron el cupón, pues venían de un cupón de 11,75 y colocaron deuda a 9,95 de tasa. Estiraron los plazos, pero aumentaron la deuda porque tuvieron que pagar 6 por ciento más, o sea, los títulos valían 106 y los nuevos valen 100; nosotros no lo podríamos haber hecho. Estas son transacciones donde nos vemos forzados a enfrentar el vencimiento completo en lugar de ir administrándolo.
Acá hay un ejemplo de la típica dinámica de dónde cotizan los bonos. O sea, en cuanto a los bonos cortos, como emisores, como colocadores de deuda y con perspectivas de desarrollo, tenemos que buscar un mundo donde nuestros costos bajen, donde el riesgo país baje y donde las condiciones en el tiempo se vayan haciendo más atractivas.
¿Qué quiere decir esto? Que nuestros bonos suben de valor. Colocamos a par, en el tiempo valen 102, más adelante 105 y en ese momento, cuando vamos a colocar de nuevo, la tasa baja; y ese es un círculo virtuoso de lo que va pasando con la deuda del país. Fíjense que la mayoría de los títulos de corto plazo cotizan por encima de la par.
Lo que se ve en pantalla son los bonos a 2019, que son a precio de mediados de septiembre -ahora están un poco más altos-, pero nosotros hoy no podemos ofrecer un canje de los bonos que vencen en 2019 a más tiempo, porque cotizan arriba de la par, por lo tanto, al canjearlos aumentaríamos la deuda y eso no se puede hacer. Que coticen arriba de la par a veces va a depender de nuestras propias acciones; de lo que pase con el riesgo país, y por consiguiente, de las decisiones que tomemos, pero a veces también hay factores externos, exógenos a nosotros, por ejemplo, lo que ocurra con las tasas de interés a nivel global, con las elecciones en Brasil, con cuestiones de la región, etcétera, porque obviamente estamos en un mundo interconectado.
Voy a comentarles un par de ejemplos puntuales. Nosotros tenemos un bono que vence en el año 2021, con una tasa original del 6,87, que al 1º de marzo estaba cotizando a un precio de 106,5 y rendía 4,62. Imagínense que en esas condiciones de mercado tenemos la oportunidad de refinanciar el vencimiento de 2021, que fue originalmente emitido a 5 años a una tasa del 6,875 por un nuevo título a 5 años al 5 por ciento, a una tasa más baja, a un plazo más largo que mejoraría el perfil de vencimiento, lo que resulta probablemente en una mejor percepción de nuestro riesgo de liquidez y la disminución del riesgo país. Esa transacción no la podríamos hacer porque el bono nuevo cotizaría a par, la tasa estaría bajando, pero resultaría en un aumento de deuda. Entonces, esa no es una opción viable.
Pero supongamos que tenemos otra alternativa viable, nos ofrecen ir a 5 años también, pero en pesos y a una tasa del 8 por ciento, que es súper baja y prácticamente irreal. Eso tampoco lo podríamos hacer porque aumentamos la tasa. Podemos pensar: "No comparemos pesos con dólares sino cómo serían esos pesos del 8 por ciento -no con el 6,875 de los dólares-, si lo convirtiésemos a dólares." En ese caso claramente sería una tasa más baja.
Pero no necesariamente tenemos las herramientas, porque no hay un mercado donde podamos observar derivados que nos digan: "Quédense tranquilos que esto valuado en dólares, con suficiente confort, vale mucho menos y es una transacción atractiva". Como no contamos con herramientas, hoy no lo podríamos hacer. Además, aumentaríamos deuda, con lo cual tampoco lo podríamos hacer.
Si la definición fuese hacerlo a términos del mercado, es decir, vía subasta transparente de precios, entonces en ese caso probablemente habría espacio para hacer este tipo de mejoras en el perfil de deuda. Eso tampoco lo podemos hacer.
En ese caso nos queda la única salida que es esperar a que el precio de los bonos caiga, que coticen por debajo de la par, y cuando están debajo de la par se reduce la deuda; entonces, lo podemos hacer. Cuando los bonos bajan de precio y cotizan debajo de la par típicamente va a implicar que las tasas son más altas y el contexto será menos favorable; por lo tanto, a mayor plazo nos va a costar más caro y en general el financiamiento estará en un contexto de costo más alto. Analicemos un ejemplo puntual de 2014. ¿En qué se basa? Se podría haber manejado en ese perfil de liquidez. Por ejemplo, en octubre de 2015 vencían 6.200 millones de dólares del BODEN 2015. Es una torre pagar en un solo día un vencimiento de 6.200 millones de dólares. Hubiese sido prudente que en los tres años anteriores ese vencimiento se distribuyera. Lo mismo nos pasó en abril de 2017: 7.000 millones de dólares del BONAR 17, que se tuvieron que pagar en un día.
Entonces, acá hubo un ejemplo de transacción que apuntaba a distribuir mejor el perfil de vencimiento.
Se intentaron hacer dos cosas. Una fue recomprar el BODEN 15. El precio de mercado en ese momento era de 97 centavos de dólar, por debajo de la paridad. Entonces, se ofreció recomprar. ¿Con qué se podía recomprar eso? Se financiaba con una reapertura del nuevo BONAR 24. Se tiraban los vencimientos de 2015 a 2024, un título súper prudente porque, en lugar de vencer en una sola fecha, tenía reamortizaciones bien distribuidas en el tiempo. Había un aumento del cupón de 7 a 8,75, que es muy razonable. Estaba la alternativa de venderlos por efectivo a 97 o canjearlos por el BONAR 24. Ahora bien, en lugar de poder plantear el canje directamente a valor de mercado, había que construir ingeniería financiera para cumplir con el artículo.
¿Qué quiero decir con esto? Que financieramente esta transacción tiene mucho sentido. Se puede reestructurar de una manera muy simple, para que todos lo entiendan, pero como tenemos la restricción de montos, cupones y tasas, hay que encontrar la forma para hacer la ingeniería financiera. ¿Qué hay que hacer en este ejemplo puntual? Para que no se aumente la deuda, lo que se entrega del BONAR 24 tiene que valer más. Les recuerdo que en un canje las dos patas valen lo mismo: lo que se entrega y lo que se recibe vale lo mismo. Pero los componentes de efectivo y títulos nuevos de cada uno de esos dos portafolios que se canjean se tienen que rebalancear, de manera que la cantidad de deuda nueva que se entrega sea menor, para no aumentar la deuda, que la cantidad de deuda que se rescata. Entonces, el componente efectivo de deuda se tiene que rebalancear.
El BONAR 24 valía 26.20, que es lo que se ofrecía como alternativa de financiamiento. El BODEN 15 valía 97, con los intereses corridos sobre los intereses devengados y metidos en ese precio. Había que reducir el componente de efectivo y deuda de la parte del portfolio del BODEN 15. Entonces, si se pagan los intereses corridos, que son 1,53611 en efectivo, el ratio cambia: la cantidad de deuda que se tiene que entregar de BONAR 24 por BODEN 15 es menor a 1, el ratio es 99,7. Entonces, por cada 100 de BODEN 15 que se entregan, se reciben 99,7 de BONAR 24, y se cumple con la restricción.
Reitero que no cambian los valores económicos, pero hay que ir por esta ingeniería porque el artículo está interpretado de esa manera. Esto quiere decir que, dependiendo del momento, según si los intereses corridos son de un bono u otro -y perdón por entrar en algo tan técnico y aburrido-, la transacción se puede o no se puede hacer. Vamos a ver si lo podemos mostrar gráficamente. La línea roja representa la evolución del precio con los intereses corridos del BODEN 15, y la línea azul, la evolución del precio -un precio fijo- con los intereses corridos del BONAR 24. Estos canjes solo se pueden hacer si la línea azul está por encima de la línea roja. En este ejemplo no hay forma de que eso pase.
¿Cuál es la forma? Ajustemos la línea roja pagando los intereses corridos en efectivo -esa es la línea verde-, de manera que la línea azul quede por arriba de la línea verde. Toda vez que la línea azul está por encima de la verde, estas transacciones cumplen con la regla; si están por debajo, no cumplen.
Entonces, nos pasamos esperando el momento en el tiempo en que eso se da en el mercado. Seguimos los mercados todos los días. Cuando se da decimos: "Lancemos, hagámoslo ahora porque cumplimos con la ley." De este modo perdemos la perspectiva de si las condiciones son financieramente atractivas o no, solamente estamos tratando de cumplir con una cuestión contable.
Por lo tanto -obsérvenlo en la filmina-, esta es la evolución de los precios de estos dos títulos entre agosto de 2014 y septiembre de 2015. Si en ese momento la línea azul estaba por arriba de la línea roja o se disparaba un momento, se abría una ventana, entonces se podía hacer la transacción. "Aprovechemos. Si hay una mini ventana, hay que aprovechar rápido y lanzar la transacción."
Acá hubo otro momento en un período. "Aprovechemos que la línea azul está por arriba de la roja. Rápido, lancemos una transacción, no importa el contexto general, no importa si es un buen momento de mercado o no." Lo que importaba era el valor relativo entre estos dos instrumentos. Entonces, teníamos que apurarnos y tomar la decisión solamente en base a eso. Después ya no, entramos en un período donde la línea roja siempre estuvo arriba de la azul y nunca más tuvimos la oportunidad de hacerlo.
En consecuencia, este no es típicamente el factor que debería determinar la oportunidad para hacer una transacción o para manejar el portfolio de deuda.
En definitiva, este artículo resulta en que no se hacen transacciones de administración de pasivos, porque es muy difícil y estas situaciones deben coincidir en un momento en donde se alinean las variables que no dependen de las condiciones del mercado sino de las condiciones originales de los títulos, que se fueron dando en base a cada una de las situaciones de mercado.
No se está protegiendo particularmente de algo malo que se puede hacer. Me parece que lo malo tiene que estar mucho más asociado con que los términos sean justos para el gobierno, que haya transparencia, que sean condiciones de mercado. En este artículo no tenemos una protección de esa índole. En definitiva, tampoco se está aplicando a reestructuraciones. Ese artículo originalmente estaba pensado para que se hagan reestructuraciones. La realidad es que hacer reestructuraciones de deuda conlleva realizar transacciones muy relevantes e históricamente los ministros de economía han preferido -y creo que siempre lo van a hacer- ir al Congreso y discutirlo.
El canje 2005 se aprobó por ley por el Congreso; la ley de pago a los holdouts, también. Los ministros no quieren cargar con una responsabilidad tan grande cuando se habla de una reestructuración general de la deuda, pero sí tendría sentido que, en un contexto de mejor manejo de los riesgos -financieros y de liquidez-, existan mayores flexibilidades para que se puedan hacer transacciones que tengan sentido, en un marco controlado, a fin de proteger al Estado.
Un exfuncionario en un momento dijo: "Esta ley funcionó muy bien durante todo este tiempo. Entonces, no tiene mucho sentido cambiarla." En la práctica, estamos haciendo lo que en un evento de seguros me explicaron el otro día: estamos "garajeando". ¿Qué es "garajear"? Si queremos no pagar mucha prima de seguro, tenemos que chocar muy poco y no pisar a nadie cuando estamos manejando. Entonces, lo mejor para eso es dejar el auto en el garaje; lo malo es que no vamos a ningún lado.
La realidad es que no hubo transacciones relevantes de administración de pasivos en los últimos quince años. El ejemplo que puse recién fue bueno a fin de intentar hacer algo para mejorar el perfil crediticio, pero probablemente por culpa de toda esta ingeniería financiera -que era difícil de entender- tuvo un nivel de participación muy bajo. Las reestructuraciones grandes que se hicieron pasaron por el Congreso. En definitiva, este artículo nos protegió tanto que generó que no se hiciera nada, y enfrentamos el perfil de vencimientos que vamos generando sin poder administrarlo e ir mejorando nuestro perfil crediticio en el manejo responsable con el tiempo.
Ese es el concepto general y estoy encantado de escuchar preguntas y sugerencias.
Trajimos una presentación para repasar algunos conceptos. La idea es que después esté disponible en la página web del ministerio, de manera que no tienen que preocuparse por su accesibilidad.
La presentación se basa en la propuesta de modificación del artículo de la ley de administración financiera que habla del tema de la reestructuración. ¿Cuál es la motivación detrás de esta propuesta? Básicamente, actualizarnos, ponernos a la vanguardia en términos de las herramientas con las que se cuenta para ejecutar la administración financiera.
El artículo de la ley de administración financiera fue redactado en el año 1992, en un contexto donde se estaban poniendo en orden un montón de cuestiones de administración presupuestaria. Era un contexto donde la deuda de los países era principalmente bancaria. No era deuda de mercados. Los mercados emergentes estaban recién empezando a aparecer como concepto. Era una época donde ni siquiera las deudas estaban completamente registradas. Fue parte de un proceso de registración con una mentalidad probablemente más contable, asociada más con deuda bancaria que con deuda de mercado de capitales.
En este artículo se dice que el "Poder Ejecutivo podrá realizar operaciones de crédito público para reestructurar la deuda". Es un artículo que fue pensado para reestructuraciones siguiendo una situación de crisis. El espíritu de ese artículo era reestructurar la deuda. En ese momento se estaba negociando el Plan Brady, que planteaba una reestructuración relevante de la deuda. El objetivo era hacerla de manera ágil, o sea, que el Ejecutivo pudiera cerrar transacciones sin necesidad de tener que ser aprobadas por el Congreso. Esa autoridad era delegada al Ejecutivo. Pero lo que se quería asegurar es que se mejoraran los términos de aquella deuda, y que hubiese un beneficio para el Estado en esa reestructuración.
Fíjense que el artículo habla de un mejoramiento de los montos, plazos y/o intereses. El concepto de "intereses" de por sí está abierto a un montón de interpretaciones. Se puede hablar de tasa de interés, de rendimientos de costos y de distintas cuestiones que después quedan sujetas a interpretación.
El tema con el artículo en sí no es tanto la forma en que está escrito, sino cómo fue evolucionando su aplicación y la interpretación que se le dio. En particular, hubo interpretaciones que surgieron de procesos de auditorías internas, ni siquiera de cuestiones judiciales.
Con el correr del tiempo, y sobre la base de peritajes lingüísticos convocados por auditorías internas, se fue interpretando cuál era la forma de aplicación de este artículo. En primer lugar, se aplicaba a transacciones no solo de reestructuraciones, sino también de manejo de pasivos, o sea, a canje puntualmente. Segundo: la forma de leer "montos, plazos y/o intereses" era cumplir con dos de estas tres condiciones, según surge de una de las interpretaciones.
Después, en otra de las interpretaciones, se agregó que una condición que no debería romperse nunca es que siempre el monto debería bajar. Luego hubo otra interpretación, que es que hay que mirar las transacciones línea por línea dentro de sus componentes y no como un portfolio de lo que constituyen las mejoras de la deuda.
Entonces, todas esas cuestiones quizás no aparecen escritas cuando uno lee esto como un texto seguido, pero sí son restricciones que existen a la hora de implementarlas o a la hora de implementar políticas financieras.
En definitiva, eso significa aplicar este texto hoy. El artículo hoy se aplica. Hay que cumplir con dos de tres. Además, no se puede aumentar el monto de la deuda. Veamos un poco qué implica eso y por qué surge esta propuesta de modificarlo.
La propuesta que nosotros trajimos es simplemente atendiendo a las condiciones del mercado financiero. La condición es que se puedan hacer transacciones de administración de pasivos mientras sean a términos de mercado. Esto es parecido a cuando se hacen colocaciones de deuda: lo que importa es la transparencia y que la valoración de lo que se hace esté validada por el mercado y no sea una validación ad hoc o subjetiva de la autoridad de aplicación.
¿De dónde surge este concepto? Lo que hicimos fue analizar qué marcos legales y regulatorios tienen otros países comparables a nosotros. Nos encontramos con que la mayoría de los países no tienen ninguna ley que habla de este tema. O sea, la mayoría de los ministerios y de los poderes ejecutivos tienen flexibilidad de hacer sus transacciones con justificaciones internas o los análisis que hagan con respecto a la oportunidad y conveniencia; van adelante y las hacen.
Nos parecía que pasar de un contexto tan restrictivo a proponer algo que significara borrar todo implicaría un salto muy grande. Sin embargo, uno de los pocos países que tiene una regulación al respecto es México; allí el Ejecutivo puede llevar a cabo la transacción mientras sea una transacción transparente de mercado.
En el transcurso de esta presentación también quiero que veamos, primero, qué limitaciones existen y, segundo, qué protección realmente provee. O sea, hay un concepto en el sentido de que este artículo nos protege del mal financiero. En realidad, mi argumento y el argumento sobre el que nosotros hacemos el análisis se basa en que no nos está protegiendo de mucho de lo que nos debería proteger; en cambio, nos está poniendo restricciones. En ese balance, las restricciones nos traen un costo mucho más grande que la protección que nos provee. Trataré de repasar eso en la presentación.
A continuación, vamos a mostrar un par de ejemplos numéricos o gráficos de qué implica esto. Perú es ejemplo de un país que ha sido muy exitoso en su administración de pasivos, desde nuestro entender. La línea roja refleja la evolución de su riesgo país. En el año 2002 arrancó a niveles de casi 600 puntos básicos y hoy está a niveles de 100 puntos básicos. Obviamente, en el año 2008 está el pico asociado con la crisis global de Lehman Brothers; no es un evento específicamente de Perú.
Los colores en las barras muestran la composición de moneda de la deuda de Perú. O sea, la barra verde es la deuda en dólares y la barra azul es en moneda local. Fíjense cómo en el tiempo Perú ha sido muy exitoso en reducir la composición de deuda en dólares versus moneda local en su portfolio de deuda. Esto lo ha hecho a través de transacciones de administración de pasivos. De hecho, Perú anunció ayer una nueva transacción de mercado donde busca rescatar deuda en dólares y colocar deuda en soles en el mercado internacional. Después vamos a ver qué restricciones tenemos nosotros para tratar de imitar eso.
Este es un ejemplo de un perfil prudente de vencimientos de deuda. Imaginémonos que este fuese el perfil de vencimientos de nuestro programa de LETES, bastante constante en el tiempo y bien distribuido. Es un buen perfil, y esto es básicamente lo que nosotros hemos construido con el programa de LETES.
Ahora, podríamos mejorar ese perfil si hiciésemos algo similar a las barras azules. Fíjense que ahí lo que hacemos es bajar los perfiles y los vencimientos del plazo inmediato y los vamos acumulando en plazos un poquito más distanciados en el tiempo. Por ejemplo, imaginémonos que como ahorristas o como inversores nos sentimos muy cómodos con tener nuestra plata invertida a plazo de seis meses. Pero, invertimos la primera vez a seis meses, pasa un mes y se transformó en cinco, pasa otro mes y se transformó en cuatro. ¿Cómo hacemos? Estoy cómodo en quedarme en seis meses y recibir la tasa o el retorno asociado con esos seis meses. Es una molestia para mí tener que esperar el vencimiento y después tener que ir de cero a seis meses.
Por ello, idealmente deberíamos poder ofrecer a los inversores y a los ahorristas ir cambiándose cuando el título originalmente era a seis, cinco o cuatro meses. Es decir, darle la oportunidad de hacer una nueva colocación de LETES a seis meses y que pueden suscribirlas con efectivo, o se pueden ir pasando los que tienen el título y ya les quedan cuatro meses.
Entonces, cuando llega el vencimiento, los montos se reducen sustancialmente y el riesgo de liquidez del gobierno también disminuye significativamente. Todo esto hoy no lo podemos hacer porque tenemos que cumplir con dos de tres, estirar plazos cuando canjeamos el de cuatro por seis meses, que lo cumpliríamos, bajar tasa o intereses, mejorar los intereses, y es un título con cero cupón, no tienen intereses y ya está difícil evaluarlo. Entonces, no lo vamos a poder mejorar. Es decir que como son cupón cero y cotizan en el descuento, el título a seis meses cotiza en una paridad un poco menor que el de cuatro meses.
Entonces, por definición, vamos a tener que aumentar la deuda y no lo vamos a poder hacer. Ningún secretario de Finanzas podrá ofrecer este tipo de operaciones al mercado y, entonces, sufrimos con que el vencimiento que colocamos es el que no llega y no mejoramos nuestra posición crediticia.
Estos dos perfiles de deuda son comparables. El monto de deuda en los dos casos es el mismo. En el gráfico que estamos observando las barras rosas representan los montos de deuda y las barras celestes reflejan el mismo monto de deuda, salvo que con un perfil mucho más conservador y mejor en términos de riesgo de liquidez para el emisor.
¿Qué es hacer transacciones a valores del mercado? Significa que lo que entregamos y lo que recibimos vale lo mismo, que es lo natural, no hay una situación de arbitraje puntual.
Acá se muestra un ejemplo bien simple, los bonos por 100 pesos que valen 105 pesos en el mercado y ese porfolio vale 105. Del otro lado, hay bonos que valen 100 pesos en el mercado y para que el portfolio cueste lo mismo, hay que entregar 105 pesos de valor nominal de bonos. Entonces, estos dos portfolios valen lo mismo. Esto es una transacción que si fuese a mercado se podría hacer y ahora no la podemos realizar, porque implicaría aumentar la cantidad de bonos. Es decir, pasar de 105 bonos, los originalmente 100, que es una de las grandes restricciones que tenemos.
La ley nos debería dar una protección, para que el Estado no esté vendiendo un título por un valor menor al que vale, es decir, malvender, o que no esté comprando un título a un valor más alto del que vale, que sería malcomprar, o sea, pagar caro algo que no lo vale. Ese tipo de protección la tenemos, pero no a través de este artículo.
Vamos a ver ejemplos incluidos en la presentación para que después puedan revisar las transacciones de este tipo de administración de pasivo de los últimos tres años.
Cabe mencionar que en los últimos tres años Uruguay hizo este tipo de transacciones cuatro veces, Chile tres veces, México dos veces, Perú dos veces -acaba de lanzar una- y ayer Colombia hizo una transacción donde pasó 1.000 millones de dólares de deuda que vencen en 2019 a diez años.
Entonces, ya para 2019, Colombia entra con un perfil de vencimientos y una posición de liquidez mucho más cómoda que en la que estaba hasta antes de ayer.
En esta filmina podemos observar puntualmente los traspasos a moneda local. Uruguay hizo casi todas sus transacciones de los últimos tres años de traspaso de deuda a moneda local.
Además, también encontramos que hay transacciones argentinas. Por ejemplo, la provincia del Neuquén hizo una transacción en mayo de 2016, modificó exitosamente su perfil de vencimientos y los distribuyó de una manera mejor. Nosotros no lo podríamos haber hecho porque ellos subieron el cupón, aumentaron del 7,875 a 8,625, y extendieron el monto de la deuda porque como el valor de los títulos que estaban recibiendo valía 102, comparado con el de 100 que ellos emitían, aumentaban la deuda.
Estoy seguro de que para Neuquén esto fue espectacular, pues mejoraron su perfil de liquidez y su perfil de riesgo, pero nosotros no podríamos haberlo hecho. Lo mismo pasó con la provincia de Buenos Aires en 2015, dado que realizó una transacción donde bajaron el cupón, pues venían de un cupón de 11,75 y colocaron deuda a 9,95 de tasa. Estiraron los plazos, pero aumentaron la deuda porque tuvieron que pagar 6 por ciento más, o sea, los títulos valían 106 y los nuevos valen 100; nosotros no lo podríamos haber hecho. Estas son transacciones donde nos vemos forzados a enfrentar el vencimiento completo en lugar de ir administrándolo.
Acá hay un ejemplo de la típica dinámica de dónde cotizan los bonos. O sea, en cuanto a los bonos cortos, como emisores, como colocadores de deuda y con perspectivas de desarrollo, tenemos que buscar un mundo donde nuestros costos bajen, donde el riesgo país baje y donde las condiciones en el tiempo se vayan haciendo más atractivas.
¿Qué quiere decir esto? Que nuestros bonos suben de valor. Colocamos a par, en el tiempo valen 102, más adelante 105 y en ese momento, cuando vamos a colocar de nuevo, la tasa baja; y ese es un círculo virtuoso de lo que va pasando con la deuda del país. Fíjense que la mayoría de los títulos de corto plazo cotizan por encima de la par.
Lo que se ve en pantalla son los bonos a 2019, que son a precio de mediados de septiembre -ahora están un poco más altos-, pero nosotros hoy no podemos ofrecer un canje de los bonos que vencen en 2019 a más tiempo, porque cotizan arriba de la par, por lo tanto, al canjearlos aumentaríamos la deuda y eso no se puede hacer. Que coticen arriba de la par a veces va a depender de nuestras propias acciones; de lo que pase con el riesgo país, y por consiguiente, de las decisiones que tomemos, pero a veces también hay factores externos, exógenos a nosotros, por ejemplo, lo que ocurra con las tasas de interés a nivel global, con las elecciones en Brasil, con cuestiones de la región, etcétera, porque obviamente estamos en un mundo interconectado.
Voy a comentarles un par de ejemplos puntuales. Nosotros tenemos un bono que vence en el año 2021, con una tasa original del 6,87, que al 1º de marzo estaba cotizando a un precio de 106,5 y rendía 4,62. Imagínense que en esas condiciones de mercado tenemos la oportunidad de refinanciar el vencimiento de 2021, que fue originalmente emitido a 5 años a una tasa del 6,875 por un nuevo título a 5 años al 5 por ciento, a una tasa más baja, a un plazo más largo que mejoraría el perfil de vencimiento, lo que resulta probablemente en una mejor percepción de nuestro riesgo de liquidez y la disminución del riesgo país. Esa transacción no la podríamos hacer porque el bono nuevo cotizaría a par, la tasa estaría bajando, pero resultaría en un aumento de deuda. Entonces, esa no es una opción viable.
Pero supongamos que tenemos otra alternativa viable, nos ofrecen ir a 5 años también, pero en pesos y a una tasa del 8 por ciento, que es súper baja y prácticamente irreal. Eso tampoco lo podríamos hacer porque aumentamos la tasa. Podemos pensar: "No comparemos pesos con dólares sino cómo serían esos pesos del 8 por ciento -no con el 6,875 de los dólares-, si lo convirtiésemos a dólares." En ese caso claramente sería una tasa más baja.
Pero no necesariamente tenemos las herramientas, porque no hay un mercado donde podamos observar derivados que nos digan: "Quédense tranquilos que esto valuado en dólares, con suficiente confort, vale mucho menos y es una transacción atractiva". Como no contamos con herramientas, hoy no lo podríamos hacer. Además, aumentaríamos deuda, con lo cual tampoco lo podríamos hacer.
Si la definición fuese hacerlo a términos del mercado, es decir, vía subasta transparente de precios, entonces en ese caso probablemente habría espacio para hacer este tipo de mejoras en el perfil de deuda. Eso tampoco lo podemos hacer.
En ese caso nos queda la única salida que es esperar a que el precio de los bonos caiga, que coticen por debajo de la par, y cuando están debajo de la par se reduce la deuda; entonces, lo podemos hacer. Cuando los bonos bajan de precio y cotizan debajo de la par típicamente va a implicar que las tasas son más altas y el contexto será menos favorable; por lo tanto, a mayor plazo nos va a costar más caro y en general el financiamiento estará en un contexto de costo más alto. Analicemos un ejemplo puntual de 2014. ¿En qué se basa? Se podría haber manejado en ese perfil de liquidez. Por ejemplo, en octubre de 2015 vencían 6.200 millones de dólares del BODEN 2015. Es una torre pagar en un solo día un vencimiento de 6.200 millones de dólares. Hubiese sido prudente que en los tres años anteriores ese vencimiento se distribuyera. Lo mismo nos pasó en abril de 2017: 7.000 millones de dólares del BONAR 17, que se tuvieron que pagar en un día.
Entonces, acá hubo un ejemplo de transacción que apuntaba a distribuir mejor el perfil de vencimiento.
Se intentaron hacer dos cosas. Una fue recomprar el BODEN 15. El precio de mercado en ese momento era de 97 centavos de dólar, por debajo de la paridad. Entonces, se ofreció recomprar. ¿Con qué se podía recomprar eso? Se financiaba con una reapertura del nuevo BONAR 24. Se tiraban los vencimientos de 2015 a 2024, un título súper prudente porque, en lugar de vencer en una sola fecha, tenía reamortizaciones bien distribuidas en el tiempo. Había un aumento del cupón de 7 a 8,75, que es muy razonable. Estaba la alternativa de venderlos por efectivo a 97 o canjearlos por el BONAR 24. Ahora bien, en lugar de poder plantear el canje directamente a valor de mercado, había que construir ingeniería financiera para cumplir con el artículo.
¿Qué quiero decir con esto? Que financieramente esta transacción tiene mucho sentido. Se puede reestructurar de una manera muy simple, para que todos lo entiendan, pero como tenemos la restricción de montos, cupones y tasas, hay que encontrar la forma para hacer la ingeniería financiera. ¿Qué hay que hacer en este ejemplo puntual? Para que no se aumente la deuda, lo que se entrega del BONAR 24 tiene que valer más. Les recuerdo que en un canje las dos patas valen lo mismo: lo que se entrega y lo que se recibe vale lo mismo. Pero los componentes de efectivo y títulos nuevos de cada uno de esos dos portafolios que se canjean se tienen que rebalancear, de manera que la cantidad de deuda nueva que se entrega sea menor, para no aumentar la deuda, que la cantidad de deuda que se rescata. Entonces, el componente efectivo de deuda se tiene que rebalancear.
El BONAR 24 valía 26.20, que es lo que se ofrecía como alternativa de financiamiento. El BODEN 15 valía 97, con los intereses corridos sobre los intereses devengados y metidos en ese precio. Había que reducir el componente de efectivo y deuda de la parte del portfolio del BODEN 15. Entonces, si se pagan los intereses corridos, que son 1,53611 en efectivo, el ratio cambia: la cantidad de deuda que se tiene que entregar de BONAR 24 por BODEN 15 es menor a 1, el ratio es 99,7. Entonces, por cada 100 de BODEN 15 que se entregan, se reciben 99,7 de BONAR 24, y se cumple con la restricción.
Reitero que no cambian los valores económicos, pero hay que ir por esta ingeniería porque el artículo está interpretado de esa manera. Esto quiere decir que, dependiendo del momento, según si los intereses corridos son de un bono u otro -y perdón por entrar en algo tan técnico y aburrido-, la transacción se puede o no se puede hacer. Vamos a ver si lo podemos mostrar gráficamente. La línea roja representa la evolución del precio con los intereses corridos del BODEN 15, y la línea azul, la evolución del precio -un precio fijo- con los intereses corridos del BONAR 24. Estos canjes solo se pueden hacer si la línea azul está por encima de la línea roja. En este ejemplo no hay forma de que eso pase.
¿Cuál es la forma? Ajustemos la línea roja pagando los intereses corridos en efectivo -esa es la línea verde-, de manera que la línea azul quede por arriba de la línea verde. Toda vez que la línea azul está por encima de la verde, estas transacciones cumplen con la regla; si están por debajo, no cumplen.
Entonces, nos pasamos esperando el momento en el tiempo en que eso se da en el mercado. Seguimos los mercados todos los días. Cuando se da decimos: "Lancemos, hagámoslo ahora porque cumplimos con la ley." De este modo perdemos la perspectiva de si las condiciones son financieramente atractivas o no, solamente estamos tratando de cumplir con una cuestión contable.
Por lo tanto -obsérvenlo en la filmina-, esta es la evolución de los precios de estos dos títulos entre agosto de 2014 y septiembre de 2015. Si en ese momento la línea azul estaba por arriba de la línea roja o se disparaba un momento, se abría una ventana, entonces se podía hacer la transacción. "Aprovechemos. Si hay una mini ventana, hay que aprovechar rápido y lanzar la transacción."
Acá hubo otro momento en un período. "Aprovechemos que la línea azul está por arriba de la roja. Rápido, lancemos una transacción, no importa el contexto general, no importa si es un buen momento de mercado o no." Lo que importaba era el valor relativo entre estos dos instrumentos. Entonces, teníamos que apurarnos y tomar la decisión solamente en base a eso. Después ya no, entramos en un período donde la línea roja siempre estuvo arriba de la azul y nunca más tuvimos la oportunidad de hacerlo.
En consecuencia, este no es típicamente el factor que debería determinar la oportunidad para hacer una transacción o para manejar el portfolio de deuda.
En definitiva, este artículo resulta en que no se hacen transacciones de administración de pasivos, porque es muy difícil y estas situaciones deben coincidir en un momento en donde se alinean las variables que no dependen de las condiciones del mercado sino de las condiciones originales de los títulos, que se fueron dando en base a cada una de las situaciones de mercado.
No se está protegiendo particularmente de algo malo que se puede hacer. Me parece que lo malo tiene que estar mucho más asociado con que los términos sean justos para el gobierno, que haya transparencia, que sean condiciones de mercado. En este artículo no tenemos una protección de esa índole. En definitiva, tampoco se está aplicando a reestructuraciones. Ese artículo originalmente estaba pensado para que se hagan reestructuraciones. La realidad es que hacer reestructuraciones de deuda conlleva realizar transacciones muy relevantes e históricamente los ministros de economía han preferido -y creo que siempre lo van a hacer- ir al Congreso y discutirlo.
El canje 2005 se aprobó por ley por el Congreso; la ley de pago a los holdouts, también. Los ministros no quieren cargar con una responsabilidad tan grande cuando se habla de una reestructuración general de la deuda, pero sí tendría sentido que, en un contexto de mejor manejo de los riesgos -financieros y de liquidez-, existan mayores flexibilidades para que se puedan hacer transacciones que tengan sentido, en un marco controlado, a fin de proteger al Estado.
Un exfuncionario en un momento dijo: "Esta ley funcionó muy bien durante todo este tiempo. Entonces, no tiene mucho sentido cambiarla." En la práctica, estamos haciendo lo que en un evento de seguros me explicaron el otro día: estamos "garajeando". ¿Qué es "garajear"? Si queremos no pagar mucha prima de seguro, tenemos que chocar muy poco y no pisar a nadie cuando estamos manejando. Entonces, lo mejor para eso es dejar el auto en el garaje; lo malo es que no vamos a ningún lado.
La realidad es que no hubo transacciones relevantes de administración de pasivos en los últimos quince años. El ejemplo que puse recién fue bueno a fin de intentar hacer algo para mejorar el perfil crediticio, pero probablemente por culpa de toda esta ingeniería financiera -que era difícil de entender- tuvo un nivel de participación muy bajo. Las reestructuraciones grandes que se hicieron pasaron por el Congreso. En definitiva, este artículo nos protegió tanto que generó que no se hiciera nada, y enfrentamos el perfil de vencimientos que vamos generando sin poder administrarlo e ir mejorando nuestro perfil crediticio en el manejo responsable con el tiempo.
Ese es el concepto general y estoy encantado de escuchar preguntas y sugerencias.
SR. PRESIDENTE LASPINA En la lista de oradores tengo anotados para hacer uso de la palabra a los señores diputados Lavagna y Bossio.
Tiene la palabra el señor diputado Lavagna.
Tiene la palabra el señor diputado Lavagna.
SR. LAVAGNA Señor presidente: le doy la bienvenida al secretario y le agradecemos que esté acá para discutir este tema, que nos parece que es uno de los más relevantes. Me refiero a todo lo que tiene que ver con el manejo de deuda de este presupuesto y de la realidad de los próximos años.
En primer lugar, me voy a concentrar en la presentación que realizaron porque le veo algunos problemas. El señor secretario los iba exponiendo en los distintos ejemplos e iban quedando claros.
Si este tipo de modificaciones son realizadas en contextos financieros favorables, pueden cobrar una lógica mayor. El problema es cuando todo esto lo ubicamos en un contexto como el actual, donde hacer administración de riesgos y -para decirlo rápidamente- "patear para adelante" vencimientos a una tasa del 72 por ciento como se colocó ayer, implica más tasa, más costo y menos beneficios.
Considero que el problema tiene que ver con la coyuntura en la que se está dando esta discusión. Quizás en un escenario donde todo estuviese bien, pasaría más fácilmente o se podría entender más rápidamente. En este contexto, donde hemos tenido una suba del stock de deuda muy elevada, donde una restructuración puede implicar -no digo que así lo sea- más costos y más endeudamiento, claramente uno enciende las alertas. Además, esto viene acompañado de la falta de restricción relacionada con el monto al que nos podemos endeudar en términos, por ejemplo, de intereses sobre ingresos tributarios.
De última, si lo acompaña, siempre se podrá tener alguna salida y decir: "No vas a poder seguir creciendo en el peso que tienen los intereses o la deuda sobre el esfuerzo del presupuesto de todos los años". Creo que ello tiene que ver con esta discusión y el contexto donde estamos dando el debate de esta modificación.
Esta cuestión me lleva a preguntar los motivos de la urgencia por discutirla ahora, en vez de debatir una modificación integral de la ley de administración financiera en forma separada del proyecto de presupuesto.
Esta situación me hace suponer que tienen un objetivo relacionado con hacer alguna reestructuración en algunos vencimientos. La pregunta sería cuál es la reestructuración a la que quieren llegar, cuáles son los títulos que quieren reestructurar, cuáles son los vencimientos que quieren "patear para adelante" y cuáles son las perspectivas en términos de tasas que se podrían llegar a tener. En definitiva, de cuánto estamos hablando. Estas son mis inquietudes sobre la modificación que plantean en este artículo.
Todo esto lo sumo a un problema, que es el de la sustentabilidad de la deuda. Le soy sincero, veo una herencia muy pesada para el próximo gobierno en términos de deuda, sea quien sea el próximo gobierno, puede ser el oficialismo o puede ser la oposición. Repito: veo un problema de sustentabilidad de deuda muy importante y me gustaría saber cuál es el ejercicio que tienen ustedes.
La última discusión sobre esta cuestión fue en la Comisión Bicameral de Deuda -cuando todavía era ministro Caputo y todavía no habían sucedido las devaluaciones ni las corridas- y yo preguntaba cuál era el Plan B, porque en mis escenarios lo veía como algo posible, pues cambia todo el perfil y todo lo que se supone que es sustentable deja de serlo.
El presupuesto plantea que vamos a pasar de casi el 90 por ciento de deuda sobre el PBI a un 76 por ciento, o sea que irá bajando, pero con un producto cayendo y un stock de deuda muy alto.
Es más, ustedes están pidiendo, solo de títulos, cerca de 60.000 millones en LETES y por el resto de las letras, cerca de 30.000 millones. Me gustaría una explicación sobre eso. En ese sentido, veo un producto cayendo y un stock de deuda subiendo. Significa que están poniendo un tipo de cambio muy bajo para que dé 76 por ciento. ¿Cuál es el tipo de cambio que están poniendo a diciembre del 2019?
Esto no lo digo porque tienen que reestructurar el presupuesto -esa es otra discusión-, sino para ver cuáles son los supuestos que llevan a tener una tendencia a la caída en términos de la deuda-PBI cuando, le soy sincero, lo estoy viendo preocupantemente para arriba, tanto en lo que es deuda sobre PBI como intereses sobre ingresos tributarios, es decir, el peso sobre los presupuestos futuros, como también exportaciones y deudas sobre exportaciones, porque cada vez tenemos más años de exportación para pagar deuda. Entonces, esa sería una pregunta.
Si se quiere, puedo unir esa pregunta con otra referida a cuál es el stock de deuda, suponiendo que emiten la totalidad de lo que se está pidiendo aprobar en el presupuesto. ¿Cuál es el stock de deuda que quedaría a diciembre de 2019? ¿Por qué lo pregunto así? Más allá de que usted me diga que no necesariamente vamos a utilizar todo, lo cual es cierto. Lo que hace el Congreso es aprobar límites, si no lo van a utilizar todo, aprobamos un límite más bajo y nos quedamos un poco más tranquilos.
Creo que gran parte de esta discusión tiene que ver con que tampoco tenemos claridad de que cuál es el programa financiero. En los últimos cuatro meses se presentaron tres programas financieros distintos: en junio, en agosto y ahora el del Fondo. ¿Cuáles son las necesidades que tenemos realmente? Cambiamos el acuerdo con el Fondo Monetario, adelantamos vencimiento, se pidió un adicional de 7.100 millones y estamos pidiendo un endeudamiento de estas características. ¿Para qué necesitamos aprobar semejante endeudamiento: 60.000 millones en términos de títulos y 30.000 en términos de LETES? Y acá no estoy contando al Club de París, acuerdos con Estados extranjeros -que es una discusión aparte y que voy a dejar para otro momento-, ni estamos contemplando incrementos por parte de organismos internacionales que no sean el Fondo Monetario, sino por ejemplo el CAF, el Banco Mundial, BID, etcétera.
Entonces, ¿cuáles son las necesidades y por qué nos están pidiendo aprobar este nivel de endeudamiento? Máxime cuando el anuncio del acuerdo con el Fondo dice que cerramos las necesidades de financiamiento, léase: se pueden eliminar los artículos 40 y 41 porque ya estamos cubiertos.
¿Para qué necesitamos endeudamiento? Creo que hay algo que todavía no terminamos de conocer que tiene que ver con el acuerdo. Sería casi imprescindible para la discusión y aprobación del presupuesto saber cuáles son las condiciones que tiene el acuerdo con el Fondo. Por ahora conocemos grandes títulos, algunos con menos claridad que otros. Lo que necesitamos es esa letra chica del acuerdo, si no estamos discutiendo sobre algo en el aire.
Si le soy sincero, hoy veo el mercado que está posesionándose en bonos cortos y en dólares, y que va a ir jugando en esa línea. Por eso la modificación del artículo de la ley de administración financiera es donde hace más ruido, porque las condiciones no están dadas para tener una buena administración de pasivos. Entiendo la lógica de lo que está planteado, pero me parece que por el momento es complicado.
Me parece que hace falta tener una mayor claridad sobre el capítulo deuda y reestructuraciones, y sobre cuáles son los Estados extranjeros con los que se quiere hacer algo. ¿Vamos a firmar un swap con China? ¿Se va a hacer un acuerdo con Estados Unidos por un crédito? ¿Hay algo previsto en esa línea o no se va a pedir ningún tipo de recursos a ningún otro país extranjero?
En primer lugar, me voy a concentrar en la presentación que realizaron porque le veo algunos problemas. El señor secretario los iba exponiendo en los distintos ejemplos e iban quedando claros.
Si este tipo de modificaciones son realizadas en contextos financieros favorables, pueden cobrar una lógica mayor. El problema es cuando todo esto lo ubicamos en un contexto como el actual, donde hacer administración de riesgos y -para decirlo rápidamente- "patear para adelante" vencimientos a una tasa del 72 por ciento como se colocó ayer, implica más tasa, más costo y menos beneficios.
Considero que el problema tiene que ver con la coyuntura en la que se está dando esta discusión. Quizás en un escenario donde todo estuviese bien, pasaría más fácilmente o se podría entender más rápidamente. En este contexto, donde hemos tenido una suba del stock de deuda muy elevada, donde una restructuración puede implicar -no digo que así lo sea- más costos y más endeudamiento, claramente uno enciende las alertas. Además, esto viene acompañado de la falta de restricción relacionada con el monto al que nos podemos endeudar en términos, por ejemplo, de intereses sobre ingresos tributarios.
De última, si lo acompaña, siempre se podrá tener alguna salida y decir: "No vas a poder seguir creciendo en el peso que tienen los intereses o la deuda sobre el esfuerzo del presupuesto de todos los años". Creo que ello tiene que ver con esta discusión y el contexto donde estamos dando el debate de esta modificación.
Esta cuestión me lleva a preguntar los motivos de la urgencia por discutirla ahora, en vez de debatir una modificación integral de la ley de administración financiera en forma separada del proyecto de presupuesto.
Esta situación me hace suponer que tienen un objetivo relacionado con hacer alguna reestructuración en algunos vencimientos. La pregunta sería cuál es la reestructuración a la que quieren llegar, cuáles son los títulos que quieren reestructurar, cuáles son los vencimientos que quieren "patear para adelante" y cuáles son las perspectivas en términos de tasas que se podrían llegar a tener. En definitiva, de cuánto estamos hablando. Estas son mis inquietudes sobre la modificación que plantean en este artículo.
Todo esto lo sumo a un problema, que es el de la sustentabilidad de la deuda. Le soy sincero, veo una herencia muy pesada para el próximo gobierno en términos de deuda, sea quien sea el próximo gobierno, puede ser el oficialismo o puede ser la oposición. Repito: veo un problema de sustentabilidad de deuda muy importante y me gustaría saber cuál es el ejercicio que tienen ustedes.
La última discusión sobre esta cuestión fue en la Comisión Bicameral de Deuda -cuando todavía era ministro Caputo y todavía no habían sucedido las devaluaciones ni las corridas- y yo preguntaba cuál era el Plan B, porque en mis escenarios lo veía como algo posible, pues cambia todo el perfil y todo lo que se supone que es sustentable deja de serlo.
El presupuesto plantea que vamos a pasar de casi el 90 por ciento de deuda sobre el PBI a un 76 por ciento, o sea que irá bajando, pero con un producto cayendo y un stock de deuda muy alto.
Es más, ustedes están pidiendo, solo de títulos, cerca de 60.000 millones en LETES y por el resto de las letras, cerca de 30.000 millones. Me gustaría una explicación sobre eso. En ese sentido, veo un producto cayendo y un stock de deuda subiendo. Significa que están poniendo un tipo de cambio muy bajo para que dé 76 por ciento. ¿Cuál es el tipo de cambio que están poniendo a diciembre del 2019?
Esto no lo digo porque tienen que reestructurar el presupuesto -esa es otra discusión-, sino para ver cuáles son los supuestos que llevan a tener una tendencia a la caída en términos de la deuda-PBI cuando, le soy sincero, lo estoy viendo preocupantemente para arriba, tanto en lo que es deuda sobre PBI como intereses sobre ingresos tributarios, es decir, el peso sobre los presupuestos futuros, como también exportaciones y deudas sobre exportaciones, porque cada vez tenemos más años de exportación para pagar deuda. Entonces, esa sería una pregunta.
Si se quiere, puedo unir esa pregunta con otra referida a cuál es el stock de deuda, suponiendo que emiten la totalidad de lo que se está pidiendo aprobar en el presupuesto. ¿Cuál es el stock de deuda que quedaría a diciembre de 2019? ¿Por qué lo pregunto así? Más allá de que usted me diga que no necesariamente vamos a utilizar todo, lo cual es cierto. Lo que hace el Congreso es aprobar límites, si no lo van a utilizar todo, aprobamos un límite más bajo y nos quedamos un poco más tranquilos.
Creo que gran parte de esta discusión tiene que ver con que tampoco tenemos claridad de que cuál es el programa financiero. En los últimos cuatro meses se presentaron tres programas financieros distintos: en junio, en agosto y ahora el del Fondo. ¿Cuáles son las necesidades que tenemos realmente? Cambiamos el acuerdo con el Fondo Monetario, adelantamos vencimiento, se pidió un adicional de 7.100 millones y estamos pidiendo un endeudamiento de estas características. ¿Para qué necesitamos aprobar semejante endeudamiento: 60.000 millones en términos de títulos y 30.000 en términos de LETES? Y acá no estoy contando al Club de París, acuerdos con Estados extranjeros -que es una discusión aparte y que voy a dejar para otro momento-, ni estamos contemplando incrementos por parte de organismos internacionales que no sean el Fondo Monetario, sino por ejemplo el CAF, el Banco Mundial, BID, etcétera.
Entonces, ¿cuáles son las necesidades y por qué nos están pidiendo aprobar este nivel de endeudamiento? Máxime cuando el anuncio del acuerdo con el Fondo dice que cerramos las necesidades de financiamiento, léase: se pueden eliminar los artículos 40 y 41 porque ya estamos cubiertos.
¿Para qué necesitamos endeudamiento? Creo que hay algo que todavía no terminamos de conocer que tiene que ver con el acuerdo. Sería casi imprescindible para la discusión y aprobación del presupuesto saber cuáles son las condiciones que tiene el acuerdo con el Fondo. Por ahora conocemos grandes títulos, algunos con menos claridad que otros. Lo que necesitamos es esa letra chica del acuerdo, si no estamos discutiendo sobre algo en el aire.
Si le soy sincero, hoy veo el mercado que está posesionándose en bonos cortos y en dólares, y que va a ir jugando en esa línea. Por eso la modificación del artículo de la ley de administración financiera es donde hace más ruido, porque las condiciones no están dadas para tener una buena administración de pasivos. Entiendo la lógica de lo que está planteado, pero me parece que por el momento es complicado.
Me parece que hace falta tener una mayor claridad sobre el capítulo deuda y reestructuraciones, y sobre cuáles son los Estados extranjeros con los que se quiere hacer algo. ¿Vamos a firmar un swap con China? ¿Se va a hacer un acuerdo con Estados Unidos por un crédito? ¿Hay algo previsto en esa línea o no se va a pedir ningún tipo de recursos a ningún otro país extranjero?
SR. BAUSILI Voy a tratar de responder a casi todos los puntos.
Primero, ¿por qué ahora? No hay ninguna razón en particular. Como dijo el ministro acá hace un par de semanas, no hay ninguna transacción puntual que se esté pensando o a la que se esté apuntando para lo cual nos parezca que esta modificación es importante.
Nos parece que este es un cambio en la norma que debería haber ocurrido hace mucho tiempo. Ojalá hubiese ocurrido antes de 2015, para que ese vencimiento pudiera ser administrado antes de 2017. La realidad es que en el corto plazo no tenemos ningún riesgo relevante de perfil de deuda, sobre todo después de la firma del acuerdo con el Fondo. De hecho, el primer año donde hay un vencimiento grande es en 2026, o sea, dentro de bastante tiempo.
Este tipo de herramientas es importante para ir mejorando nuestra posición de liquidez y nuestros riesgos. Creo que pasamos a una situación virtuosa de reducción de costo de intereses, de acceso a financiamiento, de mejoras en la calificación crediticia, y sobre todo de una proyección de corto plazo donde gran parte de las necesidades financieras están atendidas por la reducción del déficit, en primer lugar, y por el acuerdo con el Fondo, en segundo término. La realidad es que estamos en un buen momento para empezar a pensar en esas prioridades de segundo orden. El primer orden es financiar el Tesoro. El segundo orden es mejorar el resto de los aspectos de la administración financiera.
Entiendo la preocupación de tener cuidado con el contexto, porque hay momentos en que refinanciar nos cuesta carísimo. Pero la realidad también es que en un contexto como el de hoy, donde la situación del mercado es muy frágil, tampoco hay apetito del otro lado para hacer grandes extensiones de plazo. Salvo que se pague mucho. Por eso también proponemos explicitar en el artículo una estrategia de mediano y largo plazo. Nosotros no tenemos, como sí tienen otros países, la posibilidad de preguntarnos cómo queremos manejar la deuda en el mediano y largo plazo. Tratemos de ver cuáles son esos objetivos. El objetivo debería ser mejorar el perfil de los vencimientos, o reducir los riesgos de liquidez.
Mencioné varias veces la palabra "riesgo" porque creo que en la administración de nuestro portfolio de la deuda tenemos que contemplar los riesgos. Me refiero a los riesgos de vencimientos grandes que se acercan y a cómo administrarlos. Esta ecuación tiene que incluir ese componente. Pero, por lo general, las mejores y más exitosas transacciones de administración de pasivos se dan cuando las condiciones del mercado van mejorando. Como decía el ejemplo, Colombia hizo una transacción ayer, y Perú anunció otra transacción también en el día de ayer que va a ser ejecutada la semana que viene. Los mercados emergentes, más allá de la situación de la Argentina, vienen sufriendo desde marzo. Los volúmenes de emisión se han reducido significativamente. Hay muy poca actividad. Las elecciones en Brasil, la suba de las tasas en los Estados Unidos y muchas otras variables afectan a los mercados emergentes en general. Perú y Colombia no han accedido al mercado desde el primer trimestre. La situación empieza a mejorar, y es en un contexto de mejora donde se saca mayor provecho de este tipo de transacciones.
En cuanto al tema de la sustentabilidad de la deuda, el análisis que nosotros hacemos y que entiendo que también va a ser parte de lo que publique el staff report del Fondo, es que va a haber un salto en nuestra ratio de deuda de PBI como resultado de la devaluación. Está el alto componente de deuda en dólares en el portfolio de nuestra deuda versus un PBI que se genera en pesos. Pero también hay un par de cuestiones que tienen que ver principalmente con la reducción del déficit fiscal y, en segundo lugar, a partir de ese salto, con el tipo de cambio real, que es razonable que se vaya apreciando. Se trata de dos factores importantes que van a contribuir al equilibrio en esa ratio de deuda de PBI, que se termina equilibrando a niveles muy parecidos en términos de deuda neteando la deuda intersector público a niveles un poquito mayores del 40 por ciento del PBI. Ahora se aproxima a 40, de arriba para abajo. O sea que tuvimos un salto, y empieza a converger. Antes teníamos una proyección de incremento de deuda que iba convergiendo a ese nivel a medida que se aplicaba el gradualismo fiscal.
Los montos de aprobación en las planillas de endeudamiento tienen un solo espejo, que es el déficit, los intereses y los vencimientos. Eso suma cero. La solicitud de autorizaciones para endeudamiento es el espejo exacto de ese cálculo. No se piden autorizaciones más allá de ese número. No es que alguien dice: "Emitamos deuda por si acaso y veamos qué hacemos con esa plata".
Primero, ¿por qué ahora? No hay ninguna razón en particular. Como dijo el ministro acá hace un par de semanas, no hay ninguna transacción puntual que se esté pensando o a la que se esté apuntando para lo cual nos parezca que esta modificación es importante.
Nos parece que este es un cambio en la norma que debería haber ocurrido hace mucho tiempo. Ojalá hubiese ocurrido antes de 2015, para que ese vencimiento pudiera ser administrado antes de 2017. La realidad es que en el corto plazo no tenemos ningún riesgo relevante de perfil de deuda, sobre todo después de la firma del acuerdo con el Fondo. De hecho, el primer año donde hay un vencimiento grande es en 2026, o sea, dentro de bastante tiempo.
Este tipo de herramientas es importante para ir mejorando nuestra posición de liquidez y nuestros riesgos. Creo que pasamos a una situación virtuosa de reducción de costo de intereses, de acceso a financiamiento, de mejoras en la calificación crediticia, y sobre todo de una proyección de corto plazo donde gran parte de las necesidades financieras están atendidas por la reducción del déficit, en primer lugar, y por el acuerdo con el Fondo, en segundo término. La realidad es que estamos en un buen momento para empezar a pensar en esas prioridades de segundo orden. El primer orden es financiar el Tesoro. El segundo orden es mejorar el resto de los aspectos de la administración financiera.
Entiendo la preocupación de tener cuidado con el contexto, porque hay momentos en que refinanciar nos cuesta carísimo. Pero la realidad también es que en un contexto como el de hoy, donde la situación del mercado es muy frágil, tampoco hay apetito del otro lado para hacer grandes extensiones de plazo. Salvo que se pague mucho. Por eso también proponemos explicitar en el artículo una estrategia de mediano y largo plazo. Nosotros no tenemos, como sí tienen otros países, la posibilidad de preguntarnos cómo queremos manejar la deuda en el mediano y largo plazo. Tratemos de ver cuáles son esos objetivos. El objetivo debería ser mejorar el perfil de los vencimientos, o reducir los riesgos de liquidez.
Mencioné varias veces la palabra "riesgo" porque creo que en la administración de nuestro portfolio de la deuda tenemos que contemplar los riesgos. Me refiero a los riesgos de vencimientos grandes que se acercan y a cómo administrarlos. Esta ecuación tiene que incluir ese componente. Pero, por lo general, las mejores y más exitosas transacciones de administración de pasivos se dan cuando las condiciones del mercado van mejorando. Como decía el ejemplo, Colombia hizo una transacción ayer, y Perú anunció otra transacción también en el día de ayer que va a ser ejecutada la semana que viene. Los mercados emergentes, más allá de la situación de la Argentina, vienen sufriendo desde marzo. Los volúmenes de emisión se han reducido significativamente. Hay muy poca actividad. Las elecciones en Brasil, la suba de las tasas en los Estados Unidos y muchas otras variables afectan a los mercados emergentes en general. Perú y Colombia no han accedido al mercado desde el primer trimestre. La situación empieza a mejorar, y es en un contexto de mejora donde se saca mayor provecho de este tipo de transacciones.
En cuanto al tema de la sustentabilidad de la deuda, el análisis que nosotros hacemos y que entiendo que también va a ser parte de lo que publique el staff report del Fondo, es que va a haber un salto en nuestra ratio de deuda de PBI como resultado de la devaluación. Está el alto componente de deuda en dólares en el portfolio de nuestra deuda versus un PBI que se genera en pesos. Pero también hay un par de cuestiones que tienen que ver principalmente con la reducción del déficit fiscal y, en segundo lugar, a partir de ese salto, con el tipo de cambio real, que es razonable que se vaya apreciando. Se trata de dos factores importantes que van a contribuir al equilibrio en esa ratio de deuda de PBI, que se termina equilibrando a niveles muy parecidos en términos de deuda neteando la deuda intersector público a niveles un poquito mayores del 40 por ciento del PBI. Ahora se aproxima a 40, de arriba para abajo. O sea que tuvimos un salto, y empieza a converger. Antes teníamos una proyección de incremento de deuda que iba convergiendo a ese nivel a medida que se aplicaba el gradualismo fiscal.
Los montos de aprobación en las planillas de endeudamiento tienen un solo espejo, que es el déficit, los intereses y los vencimientos. Eso suma cero. La solicitud de autorizaciones para endeudamiento es el espejo exacto de ese cálculo. No se piden autorizaciones más allá de ese número. No es que alguien dice: "Emitamos deuda por si acaso y veamos qué hacemos con esa plata".
SR. LAVAGNA Me gustaría revisarlo.
SR. BAUSILI Encantado de revisarlo después.
Sin embargo, existe este tema de decir que si está la plata con el Fondo, no se necesita la planilla. Pero el acuerdo con el Fondo es un acuerdo que tiene disponibilidad de fondos, en beneficio de lo que era la primera versión, o sea, están todos para financiar el Tesoro, pero tiene flexibilidad en el uso de esas disponibilidades en el tiempo. Entonces, si las condiciones de mercado mejorasen, fuesen atractivas y hubiese oportunidades para financiarse el mercado, quizás tendría sentido reservar esa disponibilidad del fondo para 2020 o 2021, momentos más adelante en el tiempo. Eso también mejorará nuestra situación de riesgo, porque quiere decir que tenemos mejor acceso a financiamiento y empezamos a construir un colchón de seguridad para momentos en que la cosa se ponga más difícil.
Entonces, esa es la razón por la cual la planilla sigue el ejercicio tradicional y mantiene esa flexibilidad. Si se cayese el acuerdo con el Fondo o si se decidiese que es mejor guardar eso para otro momento, necesitamos disponer de la planilla, porque el Fondo no pasa por la planilla. Por lo tanto, esa es la razón.
No hay ningún tipo de negociación o no se contempla para nada financiamiento de Estado a Estado. El swap de China es un tema del Banco Central para administración de reservas; no tiene nada que ver con el Tesoro, no se está hablando con los Estados Unidos ni con ningún otro país. Creo que hoy en día no existen posibilidades reales de ese tipo de financiamiento o que la mayoría de los países digan: "El esfuerzo de mis contribuyentes lo expreso a través del Fondo", y entonces todo el mundo queda mejor parado en ese sentido.
El programa financiero ha ido evolucionando porque también lo han hecho las metas fiscales. Entonces, cada vez que éstas cambian hay que modificar el monto a financiar, y porque es dinámico en el tiempo. A medida que avanzamos en el programa, lo vamos actualizando para tratar de proveer la mayor cantidad de información posible y, a medida que van cambiando cuáles son las potenciales fuentes, también se van compartiendo. Por ejemplo, cuando el monto disponible del Fondo pasa de 50 a 57 o la distribución de esos desembolsos cambia en el tiempo, lo vamos actualizando, pero no hay otra cosa detrás de eso.
Sin embargo, existe este tema de decir que si está la plata con el Fondo, no se necesita la planilla. Pero el acuerdo con el Fondo es un acuerdo que tiene disponibilidad de fondos, en beneficio de lo que era la primera versión, o sea, están todos para financiar el Tesoro, pero tiene flexibilidad en el uso de esas disponibilidades en el tiempo. Entonces, si las condiciones de mercado mejorasen, fuesen atractivas y hubiese oportunidades para financiarse el mercado, quizás tendría sentido reservar esa disponibilidad del fondo para 2020 o 2021, momentos más adelante en el tiempo. Eso también mejorará nuestra situación de riesgo, porque quiere decir que tenemos mejor acceso a financiamiento y empezamos a construir un colchón de seguridad para momentos en que la cosa se ponga más difícil.
Entonces, esa es la razón por la cual la planilla sigue el ejercicio tradicional y mantiene esa flexibilidad. Si se cayese el acuerdo con el Fondo o si se decidiese que es mejor guardar eso para otro momento, necesitamos disponer de la planilla, porque el Fondo no pasa por la planilla. Por lo tanto, esa es la razón.
No hay ningún tipo de negociación o no se contempla para nada financiamiento de Estado a Estado. El swap de China es un tema del Banco Central para administración de reservas; no tiene nada que ver con el Tesoro, no se está hablando con los Estados Unidos ni con ningún otro país. Creo que hoy en día no existen posibilidades reales de ese tipo de financiamiento o que la mayoría de los países digan: "El esfuerzo de mis contribuyentes lo expreso a través del Fondo", y entonces todo el mundo queda mejor parado en ese sentido.
El programa financiero ha ido evolucionando porque también lo han hecho las metas fiscales. Entonces, cada vez que éstas cambian hay que modificar el monto a financiar, y porque es dinámico en el tiempo. A medida que avanzamos en el programa, lo vamos actualizando para tratar de proveer la mayor cantidad de información posible y, a medida que van cambiando cuáles son las potenciales fuentes, también se van compartiendo. Por ejemplo, cuando el monto disponible del Fondo pasa de 50 a 57 o la distribución de esos desembolsos cambia en el tiempo, lo vamos actualizando, pero no hay otra cosa detrás de eso.
SR. PRESIDENTE LASPINA Quiero hacer solo una aclaración respecto a los préstamos bilaterales dado los comentarios que hemos recibido en las distintas sesiones. Al menos el dictamen de Cambiemos incluirá un detalle explícito de a qué montos y créditos se refieren, respecto a qué acuerdos bilaterales se están tratando, de modo tal de llevar claridad y restringir la autorización a los casos específicos.
Tiene la palabra el señor diputado Lavagna.
Tiene la palabra el señor diputado Lavagna.
SR. LAVAGNA Señor presidente: quiero hacer una pregunta respecto a esta modificación que es novedosa. ¿También van a evaluar la posibilidad de hacer gastos corrientes con eso?
SR. PRESIDENTE LASPINA Eso en principio no, porque no vemos la necesidad. Como dije en otra oportunidad, entiendo que hace referencia a que hay programas de financiamiento para programas específicos de transferencia que pueden venir de organismos multilaterales y que no necesariamente financian gastos de capital.
También hay programas -corríjame secretario si me equivoco- tanto del BID como del Banco Mundial que hacen referencia directamente a asistencia financiera en los Tesoros.
También hay programas -corríjame secretario si me equivoco- tanto del BID como del Banco Mundial que hacen referencia directamente a asistencia financiera en los Tesoros.
SR. BAUSILI Asistencia social.
SR. PRESIDENTE LASPINA Asistencia social para gastos corrientes, pero para asistir precisamente a los Tesoros en el cumplimiento de esas asistencias sociales. En definitiva, como el dinero es fungible, implica dar fondos para gastos corrientes; en este caso, con una finalidad social. O sea, la condición es que se prioricen gastos sociales. Ese es el sentido. No hay otra cosa detrás. No es que el Banco Mundial nos dará un crédito para hacer un puente y podremos destinarlo a otra cosa. Tiene que ver con esto: programas de organismos multilaterales que financian programas de transferencia social.
Tiene la palabra el señor diputado Bossio.
Tiene la palabra el señor diputado Bossio.
SR. BOSSIO Señor presidente: quiero efectuar dos cuestiones previas a las preguntas al secretario. Hemos presentado formalmente una carta -y voy a insistir con esto- para que venga el presidente del Banco Central. En su momento, hace quince o veinte días, Caputo ocupaba ese cargo, pero ahora hay un nuevo presidente. Esto no lo vemos como un hecho menor, porque cambió la política monetaria.
Es decir que en el transcurso de la presentación del proyecto de presupuesto hasta el día de hoy cambió la política monetaria, cambió la política cambiaria, hay una nueva forma de regular la tasa de interés, y eso tiene efectos en la economía real y en la recaudación. Todo esto se hará evidente y claro en el marco del devenir de los próximos trimestres.
Señor presidente: insistimos en este punto, porque nos parece que esta comisión debe tener certezas, pues no podemos trabajar un proyecto de presupuesto a ojos cerrados ni en 24 horas, tal como sucedió el año pasado. Me parece que no es un accionar responsable, sobre todo en el momento crítico que vive la Argentina y, particularmente, si queremos dar una imagen institucional sería, responsable y de discusión precisa de cada uno de los temas.
El otro punto al que me referiré se vincula con lo mencionado por el diputado Lavagna. En el transcurso de la presentación del presupuesto a la fecha se produjo un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Se trata de un acuerdo con el FMI que tiene adicional y adelantamiento de recursos. No conocemos cuál es la letra chica, cuáles son los pasos, cuándo lo aprobará el directorio del banco y si está condicionado a la aprobación del presupuesto. Creo que es necesario que este Congreso, y específicamente esta comisión, cuente con esos elementos. ¿Es determinante o no el acuerdo con el FMI en el devenir de la economía argentina?
No comparto en absoluto los objetivos del FMI, pues considero que tiene uno solo vinculado con que no haya default, que se pague la deuda y que se cumpla con los acreedores internacionales. En contraposición, uno piensa en intereses distintos para la Argentina. Yo quiero que la Argentina se desarrolle y que crezca, ubico eso como prioridad, que cambie la lógica. A mi entender, esos no son los intereses de un organismo internacional que históricamente ha tenido otros, que son legítimos, y que tenemos la obligación de conocer en este Congreso. No digo que el Poder Ejecutivo no tenga la facultad -ya lo hemos discutido y ha pasado-, de conocerlo.
¿Qué es lo que firmaron el presidente del Banco Central -no sé si firmó Caputo o el nuevo presidente- y Dujovne con el FMI? ¿Cuál es el memorando nuevo de entendimiento? ¿Cuál es el waiver? Hay un acuerdo firmado, hay algo no cumplido, hay una negociación que dijo el ministro que no se podía anticipar, hay anuncios -tal como mencionó el señor diputado Lavagna-, hay títulos, pero no conocemos los detalles y la verdad es que la Comisión de Presupuesto y Haciendo debería conocerlos.
Le reitero al señor presidente Laspina -pues sé de su buena predisposición- que creo que es importante que no solo los diputados, no solo la institucionalidad sino el conjunto puedan conocer la letra chica y que no haya secretismo, en el marco de la transparencia de la que ustedes tanto hablan.
Señor secretario: esta discusión ya tuvo un primer capítulo en la Comisión Bicameral de Deuda del Congreso. Me refiero al momento en que apareció un párrafo en el memorándum de entendimiento con el FMI para canjear las letras intransferibles que tiene el balance del Banco Central, y tuvimos un intercambio de opiniones con respecto a si se cumplía o no la ley de administración financiera.
En ese momento, pedí un dictamen del procurador y de la Oficina de Crédito Público, porque entendíamos que no se estaba cumpliendo con la ley de administración financiera. En definitiva, el canje era una posición política pero no era una mejora para el erario, es decir, para el Tesoro, pues cambiábamos una deuda peor por una deuda mejor. ¿Por qué?
Entonces, lo primero que quiero preguntar es qué estamos discutiendo acá. Considero que estamos debatiendo una delegación de facultades. Las facultades para ordenar la deuda son del Congreso de la Nación. Lo que usted ejerce como secretario, y lo que ejercieron todos los secretarios anteriores, es en el marco de las delegaciones que les dan las leyes, pero la Constitución dice que el que entiende de deuda es el Congreso de la Nación.
Y usted nos dice a nosotros que tiene un límite, que no puede, que quiere perfilar la deuda -"reprofile", como se dice en algunos capítulos del Fondo-, porque puede haber mejoras. Seguramente puede haber mejoras, yo no dudo de cuando usted plantea determinados momentos.
Ahora bien, el Congreso de la Nación tendrá que decidir cómo acota esa delegación. El Congreso de la Nación tendrá que decirle a usted que venga más seguido al Congreso a explicar por qué nos endeudamos, cuánto, qué se puede mejorar, qué no se puede mejorar, y si vemos que es beneficioso para la Argentina, lo haremos. Pero usted nos dice que corremos con urgencia. Le comento que hemos votado leyes con mucha urgencia; habrá que buscar mecanismos institucionales del siglo que vivimos para que las cosas se voten de una manera distinta.
Ahora bien, también le digo que por estos artículos se han hecho megacanjes en la Argentina, que hubo procesamientos en firme, y sobre las discusiones del artículo 65 de la ley de administración financiera -y usted lo sabe muy bien. Por eso estamos discutiendo en el Congreso una cuestión de deuda. Usted habla de "garajear", pero le comento que soy de Tandil, donde hay muchos tambos, y nosotros decimos que cuando uno se quema con leche, ve la vaca y llora.
La verdad es que ustedes perdieron una gran oportunidad, se lo digo con todas las letras. Luego de la discusión del pago a los holdouts, cuando la Argentina tenía posibilidad del acceso al crédito para financiar el capital necesario a fin de aumentar la productividad en la Argentina, no tuvieron la disciplina fiscal que debían tener. Y esto terminó en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que nosotros, ninguno de los presentes ni ustedes pretendían. Eso es una muestra de fracaso.
Hoy estamos con un Fondo que lo único que hace es condicionar. El Fondo no presta para que se resuelvan los problemas sino para condicionar, porque así es la historia. Nos dicen que tienen que cambiar el presidente del Banco Central porque en la administración y en el manejo de las divisas no fue lo suficientemente transparente, tal como se había explicado en el memorándum técnico de entendimiento. Estas son textuales palabras de los funcionarios del Fondo.
Entonces, creo que nosotros tenemos que pensar en cómo podemos encontrar con la Secretaría de Finanzas de la Nación un mecanismo por el cual el Congreso haga plena sus facultades en el manejo de la deuda.
El manejo de la deuda no puede quedar en cabeza de un secretario ni de un ministro. El manejo de la deuda tiene que ser una cuestión de Estado; y si tenemos que crear mecanismos, comisiones bicamerales de control, de seguimiento, de aprobaciones rápidas que tengan que ver más con este siglo y no con el pasado, nosotros estamos dispuestos a escuchar. Lo que no estamos dispuestos -y lo decimos con todas las letras- es a seguir delegando facultades al Poder Ejecutivo sin razón de urgencia.
Usted dijo con absoluta claridad que no tienen previsto hacer ningún "reprofiling", como se dice en un artículo del Fondo, es decir, reperfilar la deuda, pagar un poco menos todos los años, pero extenderlo en el tiempo, para que sea sencillo.
Repito: vemos la vaca y lloramos porque aumentó la deuda, porque la sustentabilidad está mucho más dudosa que hace tres o cuatro años. ¿Había temas que resolver? Sí, se había iniciado un camino desde el Club de París, desde el CIADI, los holdouts, los embargos que tuvimos, etcétera. La verdad es que se inició un camino.
También le quiero decir que no hubo imprevistos, porque usted lo sabe muy bien y puede afirmar que los aumentos de tasa que estaban previstos por la Reserva Federal ya habían sido anticipados por ella. De hecho, ustedes hicieron una emisión de deuda a inicios de año porque vieron el sendero de crecimiento de la tasa de interés. Con lo cual esto de que es previo y que fue una sorpresa, un imprevisto, tampoco es algo cierto. Yo no digo que la sequía no afectó.
No voy a hacer preguntas puntuales. Usted planteó tres o cuatro casos donde evidentemente el arbitraje, el reperfilamiento y los nuevos instrumentos son convenientes. Busquemos una instancia institucional para que la institución que toque los temas de la deuda, que son sensibles en la Argentina, sea el Congreso de la Nación. No estoy de acuerdo con delegar facultades nuevamente al Poder Ejecutivo. Las letras intransferibles arrancaron con esta historia. Modificar esas letras intransferibles, como marcaba el Memorando de Entendimiento del Banco Central, iba a ser no solo una violación a la ley de administración financiera -y me imagino que por eso no lo hicieron, no sé cómo fue el dictamen final-, sino también una pérdida para el erario público, es decir, para todos.
Por estas razones, nosotros estamos en contra de este artículo. No queremos delegar más cosas al Poder Ejecutivo. Si queremos una nueva manera de resolver este tema, encontremos una manera. Hay maneras. El Congreso puede ser ágil y puede actuar con rapidez. El Congreso tiene herramientas para poder resolver los temas con criterio, madurez y responsabilidad. Si es más barata la deuda, nosotros la vamos a aprobar. Tenemos forma de calcularla. Si le conviene a la Argentina, nosotros podemos eventualmente resolver ese tema. Pero no estamos de acuerdo con dar una facultad generalizada en el marco de la necesidad de un Congreso que atiende sobre los temas de la deuda. Se lo quiero anticipar con todas las letras. Creo que esto, más allá de las cuestiones particulares, responde a una lógica de fondo.
Repito: el que se quemó con leche, ve una vaca y llora. En la Argentina, secretario, ha crecido la deuda de manera muy fuerte. Hoy la deuda es un tema que preocupa, y mucho.
Pregunta: ¿descartaron lo de las letras intransferibles del Banco Central?
Es decir que en el transcurso de la presentación del proyecto de presupuesto hasta el día de hoy cambió la política monetaria, cambió la política cambiaria, hay una nueva forma de regular la tasa de interés, y eso tiene efectos en la economía real y en la recaudación. Todo esto se hará evidente y claro en el marco del devenir de los próximos trimestres.
Señor presidente: insistimos en este punto, porque nos parece que esta comisión debe tener certezas, pues no podemos trabajar un proyecto de presupuesto a ojos cerrados ni en 24 horas, tal como sucedió el año pasado. Me parece que no es un accionar responsable, sobre todo en el momento crítico que vive la Argentina y, particularmente, si queremos dar una imagen institucional sería, responsable y de discusión precisa de cada uno de los temas.
El otro punto al que me referiré se vincula con lo mencionado por el diputado Lavagna. En el transcurso de la presentación del presupuesto a la fecha se produjo un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Se trata de un acuerdo con el FMI que tiene adicional y adelantamiento de recursos. No conocemos cuál es la letra chica, cuáles son los pasos, cuándo lo aprobará el directorio del banco y si está condicionado a la aprobación del presupuesto. Creo que es necesario que este Congreso, y específicamente esta comisión, cuente con esos elementos. ¿Es determinante o no el acuerdo con el FMI en el devenir de la economía argentina?
No comparto en absoluto los objetivos del FMI, pues considero que tiene uno solo vinculado con que no haya default, que se pague la deuda y que se cumpla con los acreedores internacionales. En contraposición, uno piensa en intereses distintos para la Argentina. Yo quiero que la Argentina se desarrolle y que crezca, ubico eso como prioridad, que cambie la lógica. A mi entender, esos no son los intereses de un organismo internacional que históricamente ha tenido otros, que son legítimos, y que tenemos la obligación de conocer en este Congreso. No digo que el Poder Ejecutivo no tenga la facultad -ya lo hemos discutido y ha pasado-, de conocerlo.
¿Qué es lo que firmaron el presidente del Banco Central -no sé si firmó Caputo o el nuevo presidente- y Dujovne con el FMI? ¿Cuál es el memorando nuevo de entendimiento? ¿Cuál es el waiver? Hay un acuerdo firmado, hay algo no cumplido, hay una negociación que dijo el ministro que no se podía anticipar, hay anuncios -tal como mencionó el señor diputado Lavagna-, hay títulos, pero no conocemos los detalles y la verdad es que la Comisión de Presupuesto y Haciendo debería conocerlos.
Le reitero al señor presidente Laspina -pues sé de su buena predisposición- que creo que es importante que no solo los diputados, no solo la institucionalidad sino el conjunto puedan conocer la letra chica y que no haya secretismo, en el marco de la transparencia de la que ustedes tanto hablan.
Señor secretario: esta discusión ya tuvo un primer capítulo en la Comisión Bicameral de Deuda del Congreso. Me refiero al momento en que apareció un párrafo en el memorándum de entendimiento con el FMI para canjear las letras intransferibles que tiene el balance del Banco Central, y tuvimos un intercambio de opiniones con respecto a si se cumplía o no la ley de administración financiera.
En ese momento, pedí un dictamen del procurador y de la Oficina de Crédito Público, porque entendíamos que no se estaba cumpliendo con la ley de administración financiera. En definitiva, el canje era una posición política pero no era una mejora para el erario, es decir, para el Tesoro, pues cambiábamos una deuda peor por una deuda mejor. ¿Por qué?
Entonces, lo primero que quiero preguntar es qué estamos discutiendo acá. Considero que estamos debatiendo una delegación de facultades. Las facultades para ordenar la deuda son del Congreso de la Nación. Lo que usted ejerce como secretario, y lo que ejercieron todos los secretarios anteriores, es en el marco de las delegaciones que les dan las leyes, pero la Constitución dice que el que entiende de deuda es el Congreso de la Nación.
Y usted nos dice a nosotros que tiene un límite, que no puede, que quiere perfilar la deuda -"reprofile", como se dice en algunos capítulos del Fondo-, porque puede haber mejoras. Seguramente puede haber mejoras, yo no dudo de cuando usted plantea determinados momentos.
Ahora bien, el Congreso de la Nación tendrá que decidir cómo acota esa delegación. El Congreso de la Nación tendrá que decirle a usted que venga más seguido al Congreso a explicar por qué nos endeudamos, cuánto, qué se puede mejorar, qué no se puede mejorar, y si vemos que es beneficioso para la Argentina, lo haremos. Pero usted nos dice que corremos con urgencia. Le comento que hemos votado leyes con mucha urgencia; habrá que buscar mecanismos institucionales del siglo que vivimos para que las cosas se voten de una manera distinta.
Ahora bien, también le digo que por estos artículos se han hecho megacanjes en la Argentina, que hubo procesamientos en firme, y sobre las discusiones del artículo 65 de la ley de administración financiera -y usted lo sabe muy bien. Por eso estamos discutiendo en el Congreso una cuestión de deuda. Usted habla de "garajear", pero le comento que soy de Tandil, donde hay muchos tambos, y nosotros decimos que cuando uno se quema con leche, ve la vaca y llora.
La verdad es que ustedes perdieron una gran oportunidad, se lo digo con todas las letras. Luego de la discusión del pago a los holdouts, cuando la Argentina tenía posibilidad del acceso al crédito para financiar el capital necesario a fin de aumentar la productividad en la Argentina, no tuvieron la disciplina fiscal que debían tener. Y esto terminó en un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que nosotros, ninguno de los presentes ni ustedes pretendían. Eso es una muestra de fracaso.
Hoy estamos con un Fondo que lo único que hace es condicionar. El Fondo no presta para que se resuelvan los problemas sino para condicionar, porque así es la historia. Nos dicen que tienen que cambiar el presidente del Banco Central porque en la administración y en el manejo de las divisas no fue lo suficientemente transparente, tal como se había explicado en el memorándum técnico de entendimiento. Estas son textuales palabras de los funcionarios del Fondo.
Entonces, creo que nosotros tenemos que pensar en cómo podemos encontrar con la Secretaría de Finanzas de la Nación un mecanismo por el cual el Congreso haga plena sus facultades en el manejo de la deuda.
El manejo de la deuda no puede quedar en cabeza de un secretario ni de un ministro. El manejo de la deuda tiene que ser una cuestión de Estado; y si tenemos que crear mecanismos, comisiones bicamerales de control, de seguimiento, de aprobaciones rápidas que tengan que ver más con este siglo y no con el pasado, nosotros estamos dispuestos a escuchar. Lo que no estamos dispuestos -y lo decimos con todas las letras- es a seguir delegando facultades al Poder Ejecutivo sin razón de urgencia.
Usted dijo con absoluta claridad que no tienen previsto hacer ningún "reprofiling", como se dice en un artículo del Fondo, es decir, reperfilar la deuda, pagar un poco menos todos los años, pero extenderlo en el tiempo, para que sea sencillo.
Repito: vemos la vaca y lloramos porque aumentó la deuda, porque la sustentabilidad está mucho más dudosa que hace tres o cuatro años. ¿Había temas que resolver? Sí, se había iniciado un camino desde el Club de París, desde el CIADI, los holdouts, los embargos que tuvimos, etcétera. La verdad es que se inició un camino.
También le quiero decir que no hubo imprevistos, porque usted lo sabe muy bien y puede afirmar que los aumentos de tasa que estaban previstos por la Reserva Federal ya habían sido anticipados por ella. De hecho, ustedes hicieron una emisión de deuda a inicios de año porque vieron el sendero de crecimiento de la tasa de interés. Con lo cual esto de que es previo y que fue una sorpresa, un imprevisto, tampoco es algo cierto. Yo no digo que la sequía no afectó.
No voy a hacer preguntas puntuales. Usted planteó tres o cuatro casos donde evidentemente el arbitraje, el reperfilamiento y los nuevos instrumentos son convenientes. Busquemos una instancia institucional para que la institución que toque los temas de la deuda, que son sensibles en la Argentina, sea el Congreso de la Nación. No estoy de acuerdo con delegar facultades nuevamente al Poder Ejecutivo. Las letras intransferibles arrancaron con esta historia. Modificar esas letras intransferibles, como marcaba el Memorando de Entendimiento del Banco Central, iba a ser no solo una violación a la ley de administración financiera -y me imagino que por eso no lo hicieron, no sé cómo fue el dictamen final-, sino también una pérdida para el erario público, es decir, para todos.
Por estas razones, nosotros estamos en contra de este artículo. No queremos delegar más cosas al Poder Ejecutivo. Si queremos una nueva manera de resolver este tema, encontremos una manera. Hay maneras. El Congreso puede ser ágil y puede actuar con rapidez. El Congreso tiene herramientas para poder resolver los temas con criterio, madurez y responsabilidad. Si es más barata la deuda, nosotros la vamos a aprobar. Tenemos forma de calcularla. Si le conviene a la Argentina, nosotros podemos eventualmente resolver ese tema. Pero no estamos de acuerdo con dar una facultad generalizada en el marco de la necesidad de un Congreso que atiende sobre los temas de la deuda. Se lo quiero anticipar con todas las letras. Creo que esto, más allá de las cuestiones particulares, responde a una lógica de fondo.
Repito: el que se quemó con leche, ve una vaca y llora. En la Argentina, secretario, ha crecido la deuda de manera muy fuerte. Hoy la deuda es un tema que preocupa, y mucho.
Pregunta: ¿descartaron lo de las letras intransferibles del Banco Central?
SR. BAUSILI En el programa nuevo ese concepto no está más.
SR. BOSSIO Porque no podían hacerlo.
SR. BAUSILI No.
En primer lugar, no estoy de acuerdo con sus interpretaciones, pero eso es algo personal. En la forma que estaba puesto, que eran reducciones de pasivos del Tesoro en el activo del Banco Central, esa línea no está más. Esto está principalmente asociado con el desarme de las LEBAC que el Banco Central fue haciendo a su modo.
Conceptualmente, estamos hablando de manera muy alineada, en el sentido de que estamos discutiendo un tema de delegación en el Ejecutivo de la administración de la deuda, de los precios de los pasivos. Lo que yo quería compartirles es que la delegación que tenemos, desde el punto de vista operativo, indica que no se puede hacer nada. Por eso en los últimos quince años no se ha hecho nada. Si queremos reducir esas delegaciones que no sirven y hacerlas pasar por el Congreso, nos vamos a encasillar en un rincón peor que éste. Si vemos cómo han evolucionado los países de la región, viendo sus éxitos y fracasos, habría que tomar su camino. Sería retrógrado ir por otro lado. Pero, bueno, claramente estamos de acuerdo en pensar que esta es una facultad del Congreso de la Nación. La deuda es del pueblo argentino y se legisla a través del Congreso, donde se fijan las facultades que se decidan delegar al Ejecutivo. Las que tenemos hoy no funcionan. Pues bien, ¿las queremos empeorar? Es una decisión del Congreso.
En primer lugar, no estoy de acuerdo con sus interpretaciones, pero eso es algo personal. En la forma que estaba puesto, que eran reducciones de pasivos del Tesoro en el activo del Banco Central, esa línea no está más. Esto está principalmente asociado con el desarme de las LEBAC que el Banco Central fue haciendo a su modo.
Conceptualmente, estamos hablando de manera muy alineada, en el sentido de que estamos discutiendo un tema de delegación en el Ejecutivo de la administración de la deuda, de los precios de los pasivos. Lo que yo quería compartirles es que la delegación que tenemos, desde el punto de vista operativo, indica que no se puede hacer nada. Por eso en los últimos quince años no se ha hecho nada. Si queremos reducir esas delegaciones que no sirven y hacerlas pasar por el Congreso, nos vamos a encasillar en un rincón peor que éste. Si vemos cómo han evolucionado los países de la región, viendo sus éxitos y fracasos, habría que tomar su camino. Sería retrógrado ir por otro lado. Pero, bueno, claramente estamos de acuerdo en pensar que esta es una facultad del Congreso de la Nación. La deuda es del pueblo argentino y se legisla a través del Congreso, donde se fijan las facultades que se decidan delegar al Ejecutivo. Las que tenemos hoy no funcionan. Pues bien, ¿las queremos empeorar? Es una decisión del Congreso.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado Kicillof.
SR. KICILLOF Señor presidente: me permito comenzar haciendo un planteo metodológico sobre cómo se realizan las reuniones. A mí me gustaría hablar primero a veces. Lo digo porque formo parte del bloque mayoritario. Creo que se ha reproducido una lógica que responde a no sé qué orden. Lo planteo simplemente así. Si se resuelve solo con anotarme primero en la lista, por favor anóteme primero para la próxima reunión.
SRA. OCAÑA La próxima llegue temprano.
SR. KICILLOF En segundo lugar, me parece que habría que hacer algunas aclaraciones puntuales sobre lo que estamos charlando hoy.
Coincido con casi todo lo que se ha dicho hasta ahora con respecto a que el gobierno actual no solo ha abusado de la confianza de este Congreso en términos de la emisión de deuda -no estoy diciendo que sea ilegal, pero pidió una confianza y ha abusado-, sino que ha abusado de una forma tal que ha terminado en un rotundo fracaso.
Este no es un intento de agresión al secretario, sino simplemente el propio gobierno lo va reconociendo. Ha cambiado su programa financiero varias veces. Ha tenido que recaer en el Fondo Monetario Internacional por errores que sobre la marcha va atribuyendo a factores externos, al pasado, a nuestra administración, al anterior presidente del Banco Central y a políticas equivocadas, a situaciones internacionales, a Turquía, cambio de condiciones.
Sin embargo, en este Congreso le advertimos sobre todo lo que ocurrió. Iba a salir mal y terminamos recayendo en el Fondo Monetario Internacional, quien hoy tiene intervenido nuestro manejo financiero, cambiario y fiscal. ¡Intervenido! Usted dice: "Es cierto, eso es una atribución del Congreso." La verdad es que hoy no se puede hacer nada por fuera de lo que el Fondo autorice y que teóricamente ustedes negocian, pero esas negociaciones las conocemos básicamente después de realizadas, no hay consultas sobre ellas y son malas, malísimas.
Entonces, usted viene a pedir que le demos atribuciones no amplias sino infinitas para renegociación de las condiciones del endeudamiento. Es decir, este artículo admite un megacanje a un gobierno que se ha equivocado en todo. Pide que le demos esa autorización.
Además, y esto me parece que es central, yo estaría dispuesto a discutir la ley de administración financiera, incluso los artículos referidos a transacciones de títulos de deuda externa, donde claramente las exigencias son altas y restringen las capacidades de operación del Poder Ejecutivo nacional, del Ministerio de Economía y de su Secretaría de Finanzas. ¡Claro, esto no es una mesa de dinero! Es el manejo de la deuda externa argentina, que además tiene una historia. No me refiero a la de ustedes, sino a la historia larga de la deuda externa argentina: catástrofes, grandes dificultades, defaults. El default de 2001 fue el más grande del mundo, después de haber efectuado un megacanje.
Entonces, ustedes se han endeudado. Repito la pregunta del señor diputado Lavagna porque no fue contestada. Si yo no entiendo mal, cuando termine su gobierno van a haber incrementado la deuda externa total, medida en dólares, en aproximadamente 100.000 millones de dólares, aunque puede que algo más. Se endeudaron en 100.000 millones de dólares, neto; 60.000 millones de dólares, si no me equivoco, se irán en el concepto denominado fuga de capitales, técnicamente conocido como formación de activos externos.
Por lo tanto, yo entiendo que el señor Bausili como secretario de Finanzas está menos confortable, tiene menos comodidad, como se dice en jerga financiera: "No estoy confortable o estoy menos cómodo." ¡Claro, porque está manejando la deuda externa de un país! A mí me tocó tener responsabilidades, y obviamente que uno está muy restringido. Además, por supuesto, si tiene que tomar operaciones de reestructuración de deuda limitadas como la que el señor secretario mencionó del BODEN 2015 -que era limitado porque era un monto 6.000 millones de dólares-, tiene que tomar recaudos, lo puede hacer en ciertas oportunidades y posiblemente haya pérdida en término de mejora, en otras circunstancias también cambiantes, de oportunidad. Claro, porque es el manejo de la deuda externa de un país. Considero -y lo digo sinceramente- que quizás existe una cuestión conceptual sobre el tema, porque podrían haber planteado de manera diferente esta cláusula.
Estamos tratando el proyecto de presupuesto de la Nación para el año próximo. Entonces, no nos pidan que modifiquemos la ley de administración financiera para toda la historia de la humanidad, digamos, para todo lo que le sigue a la historia argentina. Este es un error inadmisible que cometen en varios artículos de este proyecto de presupuesto, como en lo referido a los cambios tributarios. Esto no atañe a la discusión con el señor secretario.
Como es una atribución del Congreso, lo incorporan al proyecto de presupuesto con un artículo traficado, porque no corresponde con esta iniciativa. Está bien que una reforma tributaria es una atribución del Congreso, pero no la tenemos que realizar cuando estamos discutiendo el proyecto de presupuesto. Les pido que traigan, aunque sea sintéticamente, un nuevo proyecto de reforma tributaria. Ya hicieron uno hace poco pero lo están cambiando porque todo salió mal, ahora subieron las retenciones o algo parecido y nada estaba planeado. Está bien, nosotros queremos ayudar, pero no pueden incorporar todo esto dentro del presupuesto.
Se trata de una cuestión restrictiva, nada más ni nada menos que el manejo de los pasivos externos de la Argentina, que es una atribución del Congreso. Cuando el constituyente -quien redactó la Constitución- decidió incorporarlo como una atribución del Congreso, sabía perfectamente que le restaba dinamismo y grados de libertad al país para mejorar. ¿Por qué lo hizo? Porque después vienen cosas como el megacanje.
Si uno le otorga la facultad al Ministerio de Economía puede ver algo, puede parecerle conveniente, lo hace y después sale pésimo. Como algunas operaciones que ustedes hicieron. Caputo ya no está en su cargo, fue ministro de Finanzas, fue presidente del Banco Central y luego incumplió el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. No lo echamos nosotros; lo reprendió el FMI, porque no querían que fijara el tipo de cambio a través de intervenciones con el dinero que le prestaban, pues no era para fijar el tipo de cambio.
Esto es una interpretación. Según algunos trascendidos de los diarios, el Fondo Monetario pidió la cabeza de Caputo porque incumplió lo que se había acordado, pero no lo sé con precisión porque se mantiene un secretismo y consultas permanentes. Es decir, en lo que atañe a nuestra política crediticia estamos intervenidos.
Respecto del canje, lo van a tener que hablar con el Fondo. Entonces, les pido que se tenga a bien hablarlo también con este Parlamento que es el que representa al pueblo de la Nación Argentina y que tendrá que pagar esta deuda.
Considero que no es el legislador -en este caso, nosotros-, o el constituyente de 1853 que no supieran que era más cómodo y más confortable para el apetito de cada momento del mercado hacer tal cosa u otra, pero como la deuda externa es objeto, factor, elemento y resorte de grandes dificultades en la historia de un país como el nuestro, se le deja al Congreso, que a veces pierde oportunidades ventajosas.
Considero que las autorizaciones de deuda que hemos dado en los otros dos presupuestos fueron excesivas, porque, en este momento, estamos endeudados -el stock de deuda a marzo- por 91.000 millones de dólares más que cuando recibieron el gobierno. ¡Es una enormidad!
¿Dónde está esto? Se produjeron errores, porque eso era para financiar el gradualismo pero ahora decidieron -se lo acaba de marcar el diputado que habló anteriormente- que fue un error y es verdad porque están reconociendo que tomaban deuda para no aplicar un ajuste feroz pero pasaron cosas, como dice el presidente, falló, salió todo mal y entonces ahora van a hacer el ajuste feroz pero la deuda la tomamos igual. Entonces, hoy tenemos la deuda y el ajuste, porque vamos a déficit cero.
Voy a manifestar las preguntas más puntuales. ¿Cuál va a ser para ustedes el stock de deuda total, agregado -el que figura en la planilla que emitieron, como total más cupones, que tenemos el último dato a marzo- cuando ustedes se vayan en diciembre de 2019? ¿Cuánto va a valer eso? Hoy vale 345.000 millones de dólares y en septiembre del 2015 la deuda total valía 251.000 millones de dólares. Esa es mi pregunta, es bien concreta y pretendo una estimación.
Quiero decir que cuando vino Luis Caputo -que ahora no está en el gobierno- le preguntamos cuáles eran los escenarios de estrés que habían evaluado por si pasaban cosas. Creo que en mi alocución -la repasé hace unos días-, mencioné casi todas las cosas que ustedes dicen que no esperaban: subió la tasa, hubo una guerra comercial, alguna crisis cambiaria como la de Turquía. Son todas cosas que planteamos que iban a pasar; era obvio que iban a pasar. Ustedes no tenían instrumentos y después terminamos en el Fondo. Pero lo negaron.
Entonces, necesitaríamos dos o tres escenarios posibles. ¿Qué pasa si se acelera el incremento de la tasa de interés? El otro día se aceleró, usted lo sabe, secretario. Yo le digo que estimo que se va a volver a acelerar. Por lo tanto, tráiganos un escenario, no de mejores condiciones sino de empeoramiento de condiciones porque es probable.
¿Tienen construidos dos o tres escenarios posibles? ¿O es como la vez pasada que no hay plan B, que todo va a andar bien? Nos mostró un escenario de sostenibilidad de deuda, y tuvimos salir a buscar el auxilio de un préstamo stand by que es para países en crisis de deuda, como lo dice la explicación, aunque ustedes acá lo niegan.
Fuimos corriendo al Fondo con ambulancia porque dijeron: "No les prestamos más plata". No había más acceso al mercado y después eso se expresó en el riesgo país, que llegó a 800 puntos básicos. Nos bajaron el pulgar en los mercados internacionales, y caímos en el Fondo. Se habían endeudado a razón de 40.000 millones de dólares por año y pensaban endeudarse 40.000 más, entonces, en un momento dijeron basta. Eso pasó muchas veces en la historia argentina. En un momento inesperado -para algunos- dicen basta cuando la tasa, la velocidad o la relación deuda-PBI se va haciendo mayor.
Pero fue un manejo que salió mal, salió pésimamente mal. Yo no quiero decirlo con orgullo, pero la verdad es que acá se advirtió; varios diputados advirtieron que podía salir mal. Salió muy mal y fuimos al Fondo.
Es otra cuestión que quiero comentar. Varios funcionarios del gobierno dijeron: "No vamos a ir al Fondo." "No está en los planes." Lo dijo el presidente de la Nación y el señor Dujovne muy concretamente, y fuimos al Fondo.
Voy a ser concreto: este artículo permite el megacanje, lo vuelve legal en cualquier condición. Yo no estoy desconfiando de su buena fe y de que lo va a querer hacer en mejores condiciones, pero cuando uno va a un canje a veces es forzado por el mercado y no se da en las mejores condiciones. No es que usted me está diciendo: "Las condiciones a veces son mejores, entonces déjenme aprovecharlas, pero no tengo pensado un megacanje". No lo habilitemos, porque acá lo habilitamos, y después se va a dar una situación que lo va a eximir a usted de los problemas legales, pero no al país de los resultados financieros, económicos y sociales que generan esas operaciones.
Así que considero que este artículo autoriza un megacanje, autoriza a canjear toda la deuda a condiciones de mercado. Pero no puede ser; esta es una atribución del Congreso. Si usted en concreto -por eso le pregunto de buena fe- tiene planeada alguna operación, ve algún título tal vez puede tener un artículo que admita esa posibilidad, aunque sea subrepticiamente, con limitaciones de monto o de tipo de instrumento o poniendo condiciones más precisas de algún tipo, entonces podría ser, lo podemos discutir. Pero no puede venir a reformar la ley de administración financiera por los siglos de los siglos, camuflado por las dudas por si encuentra un título con un vencimiento de 6.000 millones de dólares en una deuda de 340.000 y puede cambiar toda la deuda.
No es racional, no es criterioso, no sirve, no es de buena técnica legislativa y es un riesgo enorme que usted no asumiría legalmente, pero sí políticamente porque nos viene a pedir esta autorización diciendo que no va a hacer algo que tal vez se ve forzado a hacer y va a quedar descalzo, desnudo, ante una mentira más de lo que no se iba a hacer y se termina haciendo. Entonces, yo digo: restrinjámoslo. Se lo digo también al oficialismo, cuando algunos de sus integrantes formaron parte de una alianza que pasó por un megacanje. Esto no hubiera generado un juicio con el megacanje. O sea que hubiera dado más libertad para hacer cualquier cosa. No es conveniente, no hay que hacerlo, no es de buena política legislativa y no es políticamente adecuado. No lo puede pedir este gobierno después de las dificultades que tuvo, para decirlo del mejor modo posible, luego de las cosas inesperadas que le pasaron, cuando para todos los demás era bastante obvio que iban a pasar.
Subió un punto la tasa de interés en los Estados Unidos. Está bien, hubo una tormenta. Pero Argentina fue el país que más la sufrió, porque ustedes sacaron todas las medidas macroprudenciales que lo habrían evitado. Además, nos endeudaron un montón, con fondos especulativos que se fueron a la primera de cambio.
Yo no conozco su currículum, secretario, pero sé que algunos funcionarios de gobierno estuvieron del otro lado del mostrador. ¿Y saben lo que pasa en otros países? A alguien no le gusta lo que dice el ministro, se arma un sentimiento de mercado -un feeling-, se van todos en manada y le vuelcan el tipo de cambio al país, es decir, la cuenta corriente. El especulador, el mesadinerista o el financista que hace esto no es ni bueno ni malo: hace su trabajo para sus mandantes. Tal vez lo salva de una crisis. Como pasó en la Argentina, estas estampidas o efectos manada no tienen que tener fundamentals, pasan. Klusman describió muy bien esto para la crisis de los 90, ya que estamos entrando en una situación parecida, y lo conoce cualquiera que lo haya estudiado. Entonces, ¿qué hacen los países? Toman medidas macroprudenciales.
La segunda pregunta es si usted, después de los percances que tuvieron, está pensando en alguna medida financiera macroprudencial de algún tipo, de administración de riesgos y control o de movimientos de capitales. ¿O no hay nada de eso? Ahora que no le van a pedir al mercado y no necesitan tener su ventanilla abierta porque se la han cerrado, ¿no se podría tomar alguna medida? Porque muchas veces los fondos que huyen son locales. Entonces, hagamos algo. Miren si pasa de nuevo. Ya les pasó, y la única solución fue ir al Fondo para que escuchar decir: "Ahora mando yo". Pero me parece que no es así. Manda el Congreso.
Necesitamos explicaciones. Se pasan horas explicando planillas y discutiendo planes con el Fondo Monetario Internacional. Pues bien, traigan tres escenarios. Los vemos, los estudiamos, les dedicamos el tiempo que haga falta, para que no les pase lo que ya les pasó. Vinieron acá y dijeron: "No va a pasar nada, muchachos. Tranquilos". Y a los dos meses, en abril, tuvimos una corrida que nos llevó 20.000 millones de dólares. Cuando estaba más o menos dominada, hubo otra corrida que se llevó 15.000 millones de dólares.
Coincido con la propuesta que deberían venir ustedes y el presidente del Banco Central acompañados por algún funcionario del Fondo, si hace falta. Pero como el que toma la decisión en el caso de la deuda es este Congreso, que nos den los elementos para poder tomarla y discutirla. Hoy ni siquiera tenemos disponible el acuerdo con el Fondo. ¿Usted lo tiene? ¿Lo conoce?
Coincido con casi todo lo que se ha dicho hasta ahora con respecto a que el gobierno actual no solo ha abusado de la confianza de este Congreso en términos de la emisión de deuda -no estoy diciendo que sea ilegal, pero pidió una confianza y ha abusado-, sino que ha abusado de una forma tal que ha terminado en un rotundo fracaso.
Este no es un intento de agresión al secretario, sino simplemente el propio gobierno lo va reconociendo. Ha cambiado su programa financiero varias veces. Ha tenido que recaer en el Fondo Monetario Internacional por errores que sobre la marcha va atribuyendo a factores externos, al pasado, a nuestra administración, al anterior presidente del Banco Central y a políticas equivocadas, a situaciones internacionales, a Turquía, cambio de condiciones.
Sin embargo, en este Congreso le advertimos sobre todo lo que ocurrió. Iba a salir mal y terminamos recayendo en el Fondo Monetario Internacional, quien hoy tiene intervenido nuestro manejo financiero, cambiario y fiscal. ¡Intervenido! Usted dice: "Es cierto, eso es una atribución del Congreso." La verdad es que hoy no se puede hacer nada por fuera de lo que el Fondo autorice y que teóricamente ustedes negocian, pero esas negociaciones las conocemos básicamente después de realizadas, no hay consultas sobre ellas y son malas, malísimas.
Entonces, usted viene a pedir que le demos atribuciones no amplias sino infinitas para renegociación de las condiciones del endeudamiento. Es decir, este artículo admite un megacanje a un gobierno que se ha equivocado en todo. Pide que le demos esa autorización.
Además, y esto me parece que es central, yo estaría dispuesto a discutir la ley de administración financiera, incluso los artículos referidos a transacciones de títulos de deuda externa, donde claramente las exigencias son altas y restringen las capacidades de operación del Poder Ejecutivo nacional, del Ministerio de Economía y de su Secretaría de Finanzas. ¡Claro, esto no es una mesa de dinero! Es el manejo de la deuda externa argentina, que además tiene una historia. No me refiero a la de ustedes, sino a la historia larga de la deuda externa argentina: catástrofes, grandes dificultades, defaults. El default de 2001 fue el más grande del mundo, después de haber efectuado un megacanje.
Entonces, ustedes se han endeudado. Repito la pregunta del señor diputado Lavagna porque no fue contestada. Si yo no entiendo mal, cuando termine su gobierno van a haber incrementado la deuda externa total, medida en dólares, en aproximadamente 100.000 millones de dólares, aunque puede que algo más. Se endeudaron en 100.000 millones de dólares, neto; 60.000 millones de dólares, si no me equivoco, se irán en el concepto denominado fuga de capitales, técnicamente conocido como formación de activos externos.
Por lo tanto, yo entiendo que el señor Bausili como secretario de Finanzas está menos confortable, tiene menos comodidad, como se dice en jerga financiera: "No estoy confortable o estoy menos cómodo." ¡Claro, porque está manejando la deuda externa de un país! A mí me tocó tener responsabilidades, y obviamente que uno está muy restringido. Además, por supuesto, si tiene que tomar operaciones de reestructuración de deuda limitadas como la que el señor secretario mencionó del BODEN 2015 -que era limitado porque era un monto 6.000 millones de dólares-, tiene que tomar recaudos, lo puede hacer en ciertas oportunidades y posiblemente haya pérdida en término de mejora, en otras circunstancias también cambiantes, de oportunidad. Claro, porque es el manejo de la deuda externa de un país. Considero -y lo digo sinceramente- que quizás existe una cuestión conceptual sobre el tema, porque podrían haber planteado de manera diferente esta cláusula.
Estamos tratando el proyecto de presupuesto de la Nación para el año próximo. Entonces, no nos pidan que modifiquemos la ley de administración financiera para toda la historia de la humanidad, digamos, para todo lo que le sigue a la historia argentina. Este es un error inadmisible que cometen en varios artículos de este proyecto de presupuesto, como en lo referido a los cambios tributarios. Esto no atañe a la discusión con el señor secretario.
Como es una atribución del Congreso, lo incorporan al proyecto de presupuesto con un artículo traficado, porque no corresponde con esta iniciativa. Está bien que una reforma tributaria es una atribución del Congreso, pero no la tenemos que realizar cuando estamos discutiendo el proyecto de presupuesto. Les pido que traigan, aunque sea sintéticamente, un nuevo proyecto de reforma tributaria. Ya hicieron uno hace poco pero lo están cambiando porque todo salió mal, ahora subieron las retenciones o algo parecido y nada estaba planeado. Está bien, nosotros queremos ayudar, pero no pueden incorporar todo esto dentro del presupuesto.
Se trata de una cuestión restrictiva, nada más ni nada menos que el manejo de los pasivos externos de la Argentina, que es una atribución del Congreso. Cuando el constituyente -quien redactó la Constitución- decidió incorporarlo como una atribución del Congreso, sabía perfectamente que le restaba dinamismo y grados de libertad al país para mejorar. ¿Por qué lo hizo? Porque después vienen cosas como el megacanje.
Si uno le otorga la facultad al Ministerio de Economía puede ver algo, puede parecerle conveniente, lo hace y después sale pésimo. Como algunas operaciones que ustedes hicieron. Caputo ya no está en su cargo, fue ministro de Finanzas, fue presidente del Banco Central y luego incumplió el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. No lo echamos nosotros; lo reprendió el FMI, porque no querían que fijara el tipo de cambio a través de intervenciones con el dinero que le prestaban, pues no era para fijar el tipo de cambio.
Esto es una interpretación. Según algunos trascendidos de los diarios, el Fondo Monetario pidió la cabeza de Caputo porque incumplió lo que se había acordado, pero no lo sé con precisión porque se mantiene un secretismo y consultas permanentes. Es decir, en lo que atañe a nuestra política crediticia estamos intervenidos.
Respecto del canje, lo van a tener que hablar con el Fondo. Entonces, les pido que se tenga a bien hablarlo también con este Parlamento que es el que representa al pueblo de la Nación Argentina y que tendrá que pagar esta deuda.
Considero que no es el legislador -en este caso, nosotros-, o el constituyente de 1853 que no supieran que era más cómodo y más confortable para el apetito de cada momento del mercado hacer tal cosa u otra, pero como la deuda externa es objeto, factor, elemento y resorte de grandes dificultades en la historia de un país como el nuestro, se le deja al Congreso, que a veces pierde oportunidades ventajosas.
Considero que las autorizaciones de deuda que hemos dado en los otros dos presupuestos fueron excesivas, porque, en este momento, estamos endeudados -el stock de deuda a marzo- por 91.000 millones de dólares más que cuando recibieron el gobierno. ¡Es una enormidad!
¿Dónde está esto? Se produjeron errores, porque eso era para financiar el gradualismo pero ahora decidieron -se lo acaba de marcar el diputado que habló anteriormente- que fue un error y es verdad porque están reconociendo que tomaban deuda para no aplicar un ajuste feroz pero pasaron cosas, como dice el presidente, falló, salió todo mal y entonces ahora van a hacer el ajuste feroz pero la deuda la tomamos igual. Entonces, hoy tenemos la deuda y el ajuste, porque vamos a déficit cero.
Voy a manifestar las preguntas más puntuales. ¿Cuál va a ser para ustedes el stock de deuda total, agregado -el que figura en la planilla que emitieron, como total más cupones, que tenemos el último dato a marzo- cuando ustedes se vayan en diciembre de 2019? ¿Cuánto va a valer eso? Hoy vale 345.000 millones de dólares y en septiembre del 2015 la deuda total valía 251.000 millones de dólares. Esa es mi pregunta, es bien concreta y pretendo una estimación.
Quiero decir que cuando vino Luis Caputo -que ahora no está en el gobierno- le preguntamos cuáles eran los escenarios de estrés que habían evaluado por si pasaban cosas. Creo que en mi alocución -la repasé hace unos días-, mencioné casi todas las cosas que ustedes dicen que no esperaban: subió la tasa, hubo una guerra comercial, alguna crisis cambiaria como la de Turquía. Son todas cosas que planteamos que iban a pasar; era obvio que iban a pasar. Ustedes no tenían instrumentos y después terminamos en el Fondo. Pero lo negaron.
Entonces, necesitaríamos dos o tres escenarios posibles. ¿Qué pasa si se acelera el incremento de la tasa de interés? El otro día se aceleró, usted lo sabe, secretario. Yo le digo que estimo que se va a volver a acelerar. Por lo tanto, tráiganos un escenario, no de mejores condiciones sino de empeoramiento de condiciones porque es probable.
¿Tienen construidos dos o tres escenarios posibles? ¿O es como la vez pasada que no hay plan B, que todo va a andar bien? Nos mostró un escenario de sostenibilidad de deuda, y tuvimos salir a buscar el auxilio de un préstamo stand by que es para países en crisis de deuda, como lo dice la explicación, aunque ustedes acá lo niegan.
Fuimos corriendo al Fondo con ambulancia porque dijeron: "No les prestamos más plata". No había más acceso al mercado y después eso se expresó en el riesgo país, que llegó a 800 puntos básicos. Nos bajaron el pulgar en los mercados internacionales, y caímos en el Fondo. Se habían endeudado a razón de 40.000 millones de dólares por año y pensaban endeudarse 40.000 más, entonces, en un momento dijeron basta. Eso pasó muchas veces en la historia argentina. En un momento inesperado -para algunos- dicen basta cuando la tasa, la velocidad o la relación deuda-PBI se va haciendo mayor.
Pero fue un manejo que salió mal, salió pésimamente mal. Yo no quiero decirlo con orgullo, pero la verdad es que acá se advirtió; varios diputados advirtieron que podía salir mal. Salió muy mal y fuimos al Fondo.
Es otra cuestión que quiero comentar. Varios funcionarios del gobierno dijeron: "No vamos a ir al Fondo." "No está en los planes." Lo dijo el presidente de la Nación y el señor Dujovne muy concretamente, y fuimos al Fondo.
Voy a ser concreto: este artículo permite el megacanje, lo vuelve legal en cualquier condición. Yo no estoy desconfiando de su buena fe y de que lo va a querer hacer en mejores condiciones, pero cuando uno va a un canje a veces es forzado por el mercado y no se da en las mejores condiciones. No es que usted me está diciendo: "Las condiciones a veces son mejores, entonces déjenme aprovecharlas, pero no tengo pensado un megacanje". No lo habilitemos, porque acá lo habilitamos, y después se va a dar una situación que lo va a eximir a usted de los problemas legales, pero no al país de los resultados financieros, económicos y sociales que generan esas operaciones.
Así que considero que este artículo autoriza un megacanje, autoriza a canjear toda la deuda a condiciones de mercado. Pero no puede ser; esta es una atribución del Congreso. Si usted en concreto -por eso le pregunto de buena fe- tiene planeada alguna operación, ve algún título tal vez puede tener un artículo que admita esa posibilidad, aunque sea subrepticiamente, con limitaciones de monto o de tipo de instrumento o poniendo condiciones más precisas de algún tipo, entonces podría ser, lo podemos discutir. Pero no puede venir a reformar la ley de administración financiera por los siglos de los siglos, camuflado por las dudas por si encuentra un título con un vencimiento de 6.000 millones de dólares en una deuda de 340.000 y puede cambiar toda la deuda.
No es racional, no es criterioso, no sirve, no es de buena técnica legislativa y es un riesgo enorme que usted no asumiría legalmente, pero sí políticamente porque nos viene a pedir esta autorización diciendo que no va a hacer algo que tal vez se ve forzado a hacer y va a quedar descalzo, desnudo, ante una mentira más de lo que no se iba a hacer y se termina haciendo. Entonces, yo digo: restrinjámoslo. Se lo digo también al oficialismo, cuando algunos de sus integrantes formaron parte de una alianza que pasó por un megacanje. Esto no hubiera generado un juicio con el megacanje. O sea que hubiera dado más libertad para hacer cualquier cosa. No es conveniente, no hay que hacerlo, no es de buena política legislativa y no es políticamente adecuado. No lo puede pedir este gobierno después de las dificultades que tuvo, para decirlo del mejor modo posible, luego de las cosas inesperadas que le pasaron, cuando para todos los demás era bastante obvio que iban a pasar.
Subió un punto la tasa de interés en los Estados Unidos. Está bien, hubo una tormenta. Pero Argentina fue el país que más la sufrió, porque ustedes sacaron todas las medidas macroprudenciales que lo habrían evitado. Además, nos endeudaron un montón, con fondos especulativos que se fueron a la primera de cambio.
Yo no conozco su currículum, secretario, pero sé que algunos funcionarios de gobierno estuvieron del otro lado del mostrador. ¿Y saben lo que pasa en otros países? A alguien no le gusta lo que dice el ministro, se arma un sentimiento de mercado -un feeling-, se van todos en manada y le vuelcan el tipo de cambio al país, es decir, la cuenta corriente. El especulador, el mesadinerista o el financista que hace esto no es ni bueno ni malo: hace su trabajo para sus mandantes. Tal vez lo salva de una crisis. Como pasó en la Argentina, estas estampidas o efectos manada no tienen que tener fundamentals, pasan. Klusman describió muy bien esto para la crisis de los 90, ya que estamos entrando en una situación parecida, y lo conoce cualquiera que lo haya estudiado. Entonces, ¿qué hacen los países? Toman medidas macroprudenciales.
La segunda pregunta es si usted, después de los percances que tuvieron, está pensando en alguna medida financiera macroprudencial de algún tipo, de administración de riesgos y control o de movimientos de capitales. ¿O no hay nada de eso? Ahora que no le van a pedir al mercado y no necesitan tener su ventanilla abierta porque se la han cerrado, ¿no se podría tomar alguna medida? Porque muchas veces los fondos que huyen son locales. Entonces, hagamos algo. Miren si pasa de nuevo. Ya les pasó, y la única solución fue ir al Fondo para que escuchar decir: "Ahora mando yo". Pero me parece que no es así. Manda el Congreso.
Necesitamos explicaciones. Se pasan horas explicando planillas y discutiendo planes con el Fondo Monetario Internacional. Pues bien, traigan tres escenarios. Los vemos, los estudiamos, les dedicamos el tiempo que haga falta, para que no les pase lo que ya les pasó. Vinieron acá y dijeron: "No va a pasar nada, muchachos. Tranquilos". Y a los dos meses, en abril, tuvimos una corrida que nos llevó 20.000 millones de dólares. Cuando estaba más o menos dominada, hubo otra corrida que se llevó 15.000 millones de dólares.
Coincido con la propuesta que deberían venir ustedes y el presidente del Banco Central acompañados por algún funcionario del Fondo, si hace falta. Pero como el que toma la decisión en el caso de la deuda es este Congreso, que nos den los elementos para poder tomarla y discutirla. Hoy ni siquiera tenemos disponible el acuerdo con el Fondo. ¿Usted lo tiene? ¿Lo conoce?
SR. BAUSILI Se está elaborando un informe.
SR. KICILLOF Si alguien en el gobierno lo conoce, como se trata de una atribución del Parlamento, está ocultando información.
SR. BOSSIO En una reunión de directorio se ha aprobado un borrador.
SR. KICILLOF Claro, hay un borrador. Tráiganlo. No es insider information. Usted es el gobierno, y usted el Parlamento. Traigan el borrador del Fondo, lo discutimos y vemos qué están viendo.
No tengo dudas de que los funcionarios del Fondo Monetario Internacional son mucho peores consejeros que la Cámara de Diputados de la Nación. ¡Nos han llevado a veinte mil crisis!
No tengo dudas de que los funcionarios del Fondo Monetario Internacional son mucho peores consejeros que la Cámara de Diputados de la Nación. ¡Nos han llevado a veinte mil crisis!
SR. AMADEO Algunos miembros de la Cámara.
SR. KICILLOF No, todos.
SR. AMADEO Hay de todo.
SR. KICILLOF Sí, pero son representantes del pueblo, Amadeo. Tenés que respetarlos.
Los consejeros del Fondo Monetario son funcionarios de un organismo internacional y cobran en dólares. Ya sabemos lo que son esos staff. Está todo bien. Los conozco y algunos son amigos. Pero no tienen que decidir nuestro futuro.
Los consejeros del Fondo Monetario son funcionarios de un organismo internacional y cobran en dólares. Ya sabemos lo que son esos staff. Está todo bien. Los conozco y algunos son amigos. Pero no tienen que decidir nuestro futuro.
SR. LAVAGNA ¡Vas a ver que te vas a enamorar del Fondo!
SR. KICILLOF Estoy esperando enamorarme, pero todavía no me ha ocurrido. El flechazo no me llegó. (Risas.)
Le hago otra pregunta, secretario, sobre el artículo 53. Quisiera saber si hay que restringirlo explicando bien qué idea tienen en la cabeza con esto: si es para canjes puntuales, espaciadas, si es bajo determinadas condiciones, etcétera. Pero, sobre todo, quisiera una propuesta de reforma de la ley de administración financiera separada del presupuesto.
Estamos dispuestos a discutirlo, porque conocemos cuáles son las restricciones. Lo podemos analizar, pero en el marco del debate del presupuesto me parece que no corresponde querer cambiar uno de los artículos cruciales de la ley de administración financiera. Es un abuso del Ejecutivo.
Cuando tengamos la oportunidad, vamos a plantearlo con todos los artículos tributarios. Tienen que traer otra reforma tributaria. No lo pueden poner acá adentro. Esto no es para ustedes, pero este artículo no puede ir acá. Aunque lo discutamos y aun si estamos de acuerdo, no corresponde que venga acá. El señor secretario lo decía recién: "hay un tema que no se resuelve hace un montón de años, esto es muy restrictivo, es una especie de prioridad de segundo orden para el mejoramiento general de la administración financiera del gobierno".
Eso es una ley de administración financiera, no el proyecto de presupuesto de 2019. Este último se resuelve con la ley existente. Después discutamos una ley de administración financiera, si es oportuno, si es conveniente, si hay acuerdo y hay muchas cuestiones para discutir de la ley de administración financiera. Pero, aun si fuera solo este artículo, debería venir aparte.
Además, presentado como lo presenta el señor secretario puede aparecer -como apareció en el BODEN 15- una oportunidad o una necesidad de mejorar. Sí, pero entonces no pueden pedirnos una autorización que incluye la reestructuración completa de la deuda externa argentina en condiciones de mercado, sin mejorar al mismo tiempo el plazo, la tasa y el monto.
Me parece absolutamente desproporcionado y excesivo, aun para votar en un presupuesto, porque estarían reestructurando deuda que se ha tomado durante todo el período anterior, toda la historia anterior. La deuda que está vigente se podría reestructurar bajo estas condiciones. No corresponde. El gobierno comete un error pidiendo una autorización tan amplia. Nunca nos hubieran otorgado esta autorización a nosotros. Entonces, también resulta abusivo y excesivo pedírsela a cualquier oposición.
Por eso, me parece que con este artículo adentro, en cualquiera de sus modos, se torna invotable el presupuesto -más allá de todo lo demás. Esto viene con déficit cero, ya el blindaje del fondo lo tenemos, nos faltaba el megacanje para tener el combo de las cosas que anduvieron mal y nos llevaron a un default en la reciente historia argentina.
Respeto la exposición que hizo el señor secretario, me pareció interesante, le doy razón en operaciones puntuales, pero no en una autorización general para hacer una reestructuración de deuda sin respetar condiciones muy restrictivas. Esas condiciones son muy restrictivas porque si en vez de hacerla bien te la hacen mal, resulta en un desastre nacional para siempre, como fue el default de 2001.
Entonces, obviamente el Congreso prefiere poner un recaudo. Ese es el espíritu del artículo 65: pone un recaudo y una restricción muy poderosa porque implica un riesgo muy alto. Aun de buena fe se puede hacer mal. Por ello, es lógico, adecuado y, además, democrático que lo discuta el Parlamento de la Nación, sino ya el manejo de deuda se lo damos al Fondo directamente, aunque por intermediación, porque ustedes están respetando como regla monetaria algo que acordaron con el Fondo Monetario Internacional. No es que no tenga responsabilidad el gobierno, tiene un montón por haber firmado eso, pero está bajo supervisión del Fondo a riesgo de que se caiga un acuerdo, como ya se cayó, porque no es que nos dieron un waiver. El último acuerdo se cayó y hubo que hacer un acuerdo nuevo en el récord de dos meses y medio.
Por lo tanto, necesitamos ver el borrador. Mi pregunta es si el señor secretario u otra persona conoce un borrador y si pueden poner a disposición de este Congreso el borrador de deuda, mientras discutimos estas cuestiones.
Después, hay un artículo que dice que en el programa financiero se tomarán 29.000 millones de dólares. ¿Cómo se relaciona esto con los 65.000 millones de dólares previstos en el artículo 40? Me refiero al programa que presentó Dujovne, que hoy está colgado en la página. ¿Qué relación tiene esto con los 65.000 millones de dólares? Yo tampoco encuentro esa aritmética simple de cubrir déficit, vencimientos e intereses. La otra pregunta es qué porcentaje de esto tienen previsto intra sector público.
Sintetizando, le pregunto sobre el stock de deuda al finalizar el mandato, porque ustedes hablan de un 87 por ciento de relación deuda-PBI, pero como no sabemos el tipo de cambio, quisiera la puntualización en dólares.
Por otro lado, qué porcentaje de lo que toman consideran que será intra sector público y después, por favor, que tengan a bien traernos el acuerdo antes de que tengamos que votar el proyecto de presupuesto para 2019.
Le hago otra pregunta, secretario, sobre el artículo 53. Quisiera saber si hay que restringirlo explicando bien qué idea tienen en la cabeza con esto: si es para canjes puntuales, espaciadas, si es bajo determinadas condiciones, etcétera. Pero, sobre todo, quisiera una propuesta de reforma de la ley de administración financiera separada del presupuesto.
Estamos dispuestos a discutirlo, porque conocemos cuáles son las restricciones. Lo podemos analizar, pero en el marco del debate del presupuesto me parece que no corresponde querer cambiar uno de los artículos cruciales de la ley de administración financiera. Es un abuso del Ejecutivo.
Cuando tengamos la oportunidad, vamos a plantearlo con todos los artículos tributarios. Tienen que traer otra reforma tributaria. No lo pueden poner acá adentro. Esto no es para ustedes, pero este artículo no puede ir acá. Aunque lo discutamos y aun si estamos de acuerdo, no corresponde que venga acá. El señor secretario lo decía recién: "hay un tema que no se resuelve hace un montón de años, esto es muy restrictivo, es una especie de prioridad de segundo orden para el mejoramiento general de la administración financiera del gobierno".
Eso es una ley de administración financiera, no el proyecto de presupuesto de 2019. Este último se resuelve con la ley existente. Después discutamos una ley de administración financiera, si es oportuno, si es conveniente, si hay acuerdo y hay muchas cuestiones para discutir de la ley de administración financiera. Pero, aun si fuera solo este artículo, debería venir aparte.
Además, presentado como lo presenta el señor secretario puede aparecer -como apareció en el BODEN 15- una oportunidad o una necesidad de mejorar. Sí, pero entonces no pueden pedirnos una autorización que incluye la reestructuración completa de la deuda externa argentina en condiciones de mercado, sin mejorar al mismo tiempo el plazo, la tasa y el monto.
Me parece absolutamente desproporcionado y excesivo, aun para votar en un presupuesto, porque estarían reestructurando deuda que se ha tomado durante todo el período anterior, toda la historia anterior. La deuda que está vigente se podría reestructurar bajo estas condiciones. No corresponde. El gobierno comete un error pidiendo una autorización tan amplia. Nunca nos hubieran otorgado esta autorización a nosotros. Entonces, también resulta abusivo y excesivo pedírsela a cualquier oposición.
Por eso, me parece que con este artículo adentro, en cualquiera de sus modos, se torna invotable el presupuesto -más allá de todo lo demás. Esto viene con déficit cero, ya el blindaje del fondo lo tenemos, nos faltaba el megacanje para tener el combo de las cosas que anduvieron mal y nos llevaron a un default en la reciente historia argentina.
Respeto la exposición que hizo el señor secretario, me pareció interesante, le doy razón en operaciones puntuales, pero no en una autorización general para hacer una reestructuración de deuda sin respetar condiciones muy restrictivas. Esas condiciones son muy restrictivas porque si en vez de hacerla bien te la hacen mal, resulta en un desastre nacional para siempre, como fue el default de 2001.
Entonces, obviamente el Congreso prefiere poner un recaudo. Ese es el espíritu del artículo 65: pone un recaudo y una restricción muy poderosa porque implica un riesgo muy alto. Aun de buena fe se puede hacer mal. Por ello, es lógico, adecuado y, además, democrático que lo discuta el Parlamento de la Nación, sino ya el manejo de deuda se lo damos al Fondo directamente, aunque por intermediación, porque ustedes están respetando como regla monetaria algo que acordaron con el Fondo Monetario Internacional. No es que no tenga responsabilidad el gobierno, tiene un montón por haber firmado eso, pero está bajo supervisión del Fondo a riesgo de que se caiga un acuerdo, como ya se cayó, porque no es que nos dieron un waiver. El último acuerdo se cayó y hubo que hacer un acuerdo nuevo en el récord de dos meses y medio.
Por lo tanto, necesitamos ver el borrador. Mi pregunta es si el señor secretario u otra persona conoce un borrador y si pueden poner a disposición de este Congreso el borrador de deuda, mientras discutimos estas cuestiones.
Después, hay un artículo que dice que en el programa financiero se tomarán 29.000 millones de dólares. ¿Cómo se relaciona esto con los 65.000 millones de dólares previstos en el artículo 40? Me refiero al programa que presentó Dujovne, que hoy está colgado en la página. ¿Qué relación tiene esto con los 65.000 millones de dólares? Yo tampoco encuentro esa aritmética simple de cubrir déficit, vencimientos e intereses. La otra pregunta es qué porcentaje de esto tienen previsto intra sector público.
Sintetizando, le pregunto sobre el stock de deuda al finalizar el mandato, porque ustedes hablan de un 87 por ciento de relación deuda-PBI, pero como no sabemos el tipo de cambio, quisiera la puntualización en dólares.
Por otro lado, qué porcentaje de lo que toman consideran que será intra sector público y después, por favor, que tengan a bien traernos el acuerdo antes de que tengamos que votar el proyecto de presupuesto para 2019.
SR. KICILLOF Es al revés, porque yo dije que me gustaría reestructurar este título...
No se alcanzan a percibir las palabras del señor diputado.
SR. BAUSILI Es verdad, es otra forma de verlo. Hoy no tengo ninguno en mente. Como decía antes, estoy pensando que el próximo importante es en 2026, con lo cual no es algo inmediato. Ahora, tiene sentido si no necesitamos levantar financiamiento. ¿Cómo es la evolución en un año fiscal típico?
SR. KICILLOF En el 2024, no en 2026.
SR. BAUSILI No, en el 2026. Para pagar a los holdouts se emitieron 6.000 millones de dólares en un título; en ese estoy pensando, pero el Bonar 2024 amortiza. Ese tiene cinco pagos y empezamos a pagar amortizaciones el año que viene, entonces ese no representa una torre. Nuestro perfil de vencimientos 2019 o 2020 está muy tranquilo, y ya en 2021 empieza a haber algunos.
En el corto plazo estamos muy bien, pero tiene sentido ir manejándolo de todas maneras, ir administrándolo e ir demostrando siempre que tenemos una situación de liquidez cómoda, no someternos a riesgos solo por el devenir del tiempo.
En un año fiscal normal los países que tienen acceso continuo al mercado y tienen esa flexibilidad, aseguran el financiamiento en el primer trimestre y se dedican, por lo general, en el tercer trimestre a administración de pasivos.
Perdón por ser repetitivo. Es lo que está haciendo Colombia y Perú. Colombia ayer se sacó de encima 1.000 millones que vencen en 2019 y los pateó 10 años. Perú hoy está haciendo roadshow, está licitando inversores y la semana que viene les va a ofrecer canjear deuda en dólares a deuda en soles, volver a enfatizar lo que viene haciendo en los últimos 10 años. Nosotros eso hoy no lo podemos hacer.
En el corto plazo estamos muy bien, pero tiene sentido ir manejándolo de todas maneras, ir administrándolo e ir demostrando siempre que tenemos una situación de liquidez cómoda, no someternos a riesgos solo por el devenir del tiempo.
En un año fiscal normal los países que tienen acceso continuo al mercado y tienen esa flexibilidad, aseguran el financiamiento en el primer trimestre y se dedican, por lo general, en el tercer trimestre a administración de pasivos.
Perdón por ser repetitivo. Es lo que está haciendo Colombia y Perú. Colombia ayer se sacó de encima 1.000 millones que vencen en 2019 y los pateó 10 años. Perú hoy está haciendo roadshow, está licitando inversores y la semana que viene les va a ofrecer canjear deuda en dólares a deuda en soles, volver a enfatizar lo que viene haciendo en los últimos 10 años. Nosotros eso hoy no lo podemos hacer.
SR. BOSSIO No hay mercado, si no, no hubiese habido necesidad de ir al FMI.
No se alcanzan a percibir las palabras del señor diputado.
SR. BAUSILI Hoy no lo podemos hacer, en enero no lo vamos a poder hacer, en junio no lo vamos a poder hacer, en 2020 no lo vamos a poder hacer porque esta restricción es demasiado fuerte, porque en realidad todas las leyes son estrictas. Es ineficiente, termina en un ping-pong, en una cantidad de limitaciones que son inoperantes, no nos dejan operar en ese contexto. Tenemos que esperar a que los bonos coticen por debajo de la par.
SR. KICILLOF Es como hacer una licitación pública, es largo, es ineficiente pero es un recaudo; sería más cómodo un gerente de compras.
SR. BAUSILI Yo propongo licitaciones públicas, con todo lo que eso trae. Lo que estoy proponiendo son transacciones de mercado. Pero se puede ir hacia eso. Esa es una solución, quizás no es la ideal, pero es transparente y nos va a ayudar mucho más a proteger al Estado de lo que tenemos hoy.
SR. LAVAGNA Hay que poner límites.
Sr. Bausili.- Voy a corregir una cosa que es contrafáctica. El diputado dijo: "No nos lo hubiesen dado a nosotros". Yo se los hubiese dado, porque lo que hay hoy no sirve, y enfrentar el vencimiento de BODEN 15 era un sinsentido financiero. No tenía ningún sentido. Encima era cercano a un contexto electoral.
Yo creo que vamos a progresar con estas modificaciones, y que la administración va a ser más eficiente.
Con respecto al endeudamiento, en la página 120 de la encuadernación que reúne el proyecto de presupuesto está la estimación de a cuánto asciende la deuda pública a diciembre de 2019. Dice 331.971 millones de dólares. En relación con cómo se conforma ese endeudamiento, en la página 132 está la suma de lo que se anticipa, que es el resultado financiero, con las fuentes y aplicaciones, de manera de ver de dónde sale el número de autorización de endeudamiento de la planilla.
Sr. Bausili.- Voy a corregir una cosa que es contrafáctica. El diputado dijo: "No nos lo hubiesen dado a nosotros". Yo se los hubiese dado, porque lo que hay hoy no sirve, y enfrentar el vencimiento de BODEN 15 era un sinsentido financiero. No tenía ningún sentido. Encima era cercano a un contexto electoral.
Yo creo que vamos a progresar con estas modificaciones, y que la administración va a ser más eficiente.
Con respecto al endeudamiento, en la página 120 de la encuadernación que reúne el proyecto de presupuesto está la estimación de a cuánto asciende la deuda pública a diciembre de 2019. Dice 331.971 millones de dólares. En relación con cómo se conforma ese endeudamiento, en la página 132 está la suma de lo que se anticipa, que es el resultado financiero, con las fuentes y aplicaciones, de manera de ver de dónde sale el número de autorización de endeudamiento de la planilla.
SR. LAVAGNA Esos son acuerdos con el Fondo.
SR. BAUSILI Exactamente. La ley de presupuesto está planteada como si no se usasen las líneas del Fondo.
SR. KICILLOF Es lo que estoy preguntando: ¿qué relación hay?
SR. BAUSILI Es como si no estuviese el acuerdo con el Fondo. ¿Por qué? Por lo que decía antes. Tal vez ni siquiera tengamos que usar la disponibilidad del Fondo. Nuestro ideal es que tengamos un acceso superatractivo al mercado, que sigamos manejando la deuda en la forma tradicional y que, si el acuerdo del Fondo se mantiene, lo guardemos para 2020 o 2021. Eso va a ser muy constructivo para nuestro perfil crediticio y de liquidez, y para los riesgos que vamos a estar corriendo de acá en adelante.
Voy a tratar de dar claridad con respecto al acuerdo con el Fondo en sí. Yo no tengo otro borrador. Solo veo los párrafos -ya que ni siquiera son artículos- que me competen. Entiendo que el Fondo tiene que fijar cuándo es la fecha de esa reunión de directorio donde lo van a aprobar. Al igual que como se hizo en junio -ya que imagino que la mecánica va a ser la misma-, el ministro y el presidente del Banco Central tienen que firmar una carta de intención que se hará pública al momento en que se le envíe al directorio del Fondo esa versión definitiva para votarla. La mecánica debería ser la misma que se llevó a cabo a principios de junio.
Voy a tratar de dar claridad con respecto al acuerdo con el Fondo en sí. Yo no tengo otro borrador. Solo veo los párrafos -ya que ni siquiera son artículos- que me competen. Entiendo que el Fondo tiene que fijar cuándo es la fecha de esa reunión de directorio donde lo van a aprobar. Al igual que como se hizo en junio -ya que imagino que la mecánica va a ser la misma-, el ministro y el presidente del Banco Central tienen que firmar una carta de intención que se hará pública al momento en que se le envíe al directorio del Fondo esa versión definitiva para votarla. La mecánica debería ser la misma que se llevó a cabo a principios de junio.
SR. BOSSIO ¿Esa carta de intención no está firmada?
SR. BAUSILI No. No hay nada firmado.
SR. BOSSIO ¿Y qué hay? ¿Anuncios?
SR. BAUSILI Hasta ahora lo que ha habido son anuncios de políticas fiscales o monetarias, o de programas financieros contemplando el programa con el Fondo. Pero no hay acuerdos formales.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra la señora diputada Del Plá.
SRA. DEL PLÁ Señor presidente: gracias y buen día.
Señor secretario: admiro la capacidad que tiene de tratar de presentarnos, en un tono positivo, una situación que está muy lejos de ser positiva. En ese sentido, esta idea de que no sería urgente esta modificación de la ley de administración financiera, que podría ser, como usted dijo, un buen momento para priorizar algo de segundo orden, y que en el corto plazo estamos muy bien, contrasta enormemente con la situación general que todos estamos viendo. Acabamos de pasar por una serie de catástrofes que, entre otras cosas, nos llevaron a lo que habíamos dicho que iba a pasar cuando se anunció acá en el Congreso. Yo misma soy una de las que lo dijo en alguna intervención, cuando había aparecido Christine Lagarde para comer un asado. Aparentemente, había venido solamente a hacer una visita social y a comer un asado con funcionarios de gobierno, y de pronto terminamos ya no con un acuerdo con el FMI, sino con dos.
La primera pregunta que le quiero hacer es si usted no piensa que ante el segundo acuerdo con el FMI -que por supuesto no acordamos, y es más, por las intervenciones que hubo, tampoco conocemos la letra chica, salvo lo que podemos leer en los diarios- no vamos en camino a convertirnos en Grecia, es decir, en un país con un ajuste permanente. Esta era una primera pregunta que quería colocar.
También, quiero referirme a esta idea de utilizar un lenguaje o, como acá se dijo, jerga financiera: "el programa financiero ha ido evolucionando, porque evolucionan las metas fiscales". Bueno, alguno que esté escuchando y no conoce de los temas quizás piensa que estamos progresando en algo en el país. No, todo lo contrario. Evolucionando las metas fiscales quiere decir que cada vez nos vamos más al vacío, porque el déficit aumenta, la fuga de capitales ha crecido y ahora nos han planteado esta idea de llegar al déficit primario cero, plaza seca, cero emisión, cero pesos circulando.
Lo cual, para la población en general, trabajadores y jubilados, significa un ajuste brutal que está en las antípodas de esta idea de que en el corto plazo estaremos bien. Claramente no es creíble al ser dicho por parte de un gobierno que primero dijo que venía el segundo semestre, después los brotes verdes, luego que pasamos la tormenta, que lo peor ya pasó, y terminamos en este cuadro de mega-ajuste.
Entonces, ahí viene la segunda pregunta. En la cuenta que hemos hecho estamos viendo que este segundo acuerdo con el FMI tampoco alcanzaría para tener todas las disponibilidades que hacen falta hasta 2019. No se están considerando los dólares que tienen que poner las empresas locales con deuda privada; hemos contabilizado 20.000 millones. Tampoco está cubierto el déficit de comercio exterior, de turismo, de nuevos giros de utilidades. O sea, en nuestra cuenta, y ya algunos otros lo han planteado, estarían faltando entre unos 45.000 y 50.000 millones de dólares. Queremos saber si esto es así, porque no nos cierra que efectivamente esté toda la disponibilidad como ustedes dicen, a pesar del segundo acuerdo con el FMI.
En este punto, ya algunos diputados preopinantes lo mencionaron, ¿este segundo acuerdo de 7.100 millones -que por lo que hemos escuchado ha tenido una intervención directa del presidente de los Estados Unidos, porque ha habido manifestaciones y declaraciones al respecto- qué costo político y económico tiene para el país? Esto también es importante saberlo acá. No podemos limitarnos solamente a la letra de las cuestiones meramente financieras, porque acá se hacen cuentas de que la cosa estaría bien, pero no puede decir lo mismo un jubilado que está cobrando una mínima que no llega a 9.000 pesos.
Entonces, ¿cómo le explicamos al jubilado que está cobrando una jubilación de 9.000 pesos que todo está bien? ¿Cómo le explicamos a un docente que, aun sumando dos cargos, está por debajo de la línea de pobreza? ¿Cómo le explicamos a los trabajadores a los que el presupuesto de este año, el vigente, colocó un tope del 15 por ciento de inflación para las paritarias y resulta que la inflación no bajará del 50 por ciento? Entonces, no suena que estemos yendo bien.
La siguiente cuestión que le quiero preguntar es a cuánto ascienden las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, porque no todas son de libre disponibilidad. Justamente vemos que se está saliendo de la bomba de las LEBAC a una bomba a corto plazo con las LELIQ, que está con tasas de interés que ya superan los 73 puntos.
¿Entonces, hacia dónde vamos? ¿Realmente estamos bien en el corto plazo? Porque estamos viendo que, en realidad, todo este planteo de modificar la ley de administración financiera y permitir esa libertad que usted ha planteado para la negociación, nos está mostrando que vamos a una reestructuración integral de la deuda. Cuando el río suena, suena y sigue sonando, probablemente venga la inundación. Entonces, ¿efectivamente ustedes están pensando en entrar en una reestructuración general de la deuda?
Respecto de esto mismo que ustedes han planteado y por cómo están apareciendo estas medidas, ¿están pensando en pesificar una parte de la deuda en dólares o expropiar depósitos de los ahorristas? Efectivamente, hay muchas medidas que nos están llevando hacia esa orientación.
No compartimos la idea de que todo está bien y nosotros, a diferencia de otros bloques de la oposición que han planteado que deberían retirar el proyecto de presupuesto y rehacerlo, tenemos otra visión y no quiero dejar de plantearla.
Consideramos que el proyecto de presupuesto no tiene los datos de la realidad, pero es utilizado por el gobierno como una guía de acción contra los trabajadores y las trabajadoras, contra la población en general. Vemos que las medidas de fondo son las aplicar un ajuste, de la mano de estos acuerdos que están firmando con los gobernadores y con el FMI que, efectivamente, tienen consecuencias muy serias.
Sostenemos que hay que rechazar el proyecto de presupuesto, porque aunque lo rehagan nos traerían otra variante en la misma línea de ajuste y ahí radica la diferencia que tenemos con los otros bloques.
En ese sentido, dada esta política de ajuste brutal que ya se está manifestando -con emisión cero, plaza seca, tarifazo brutal, desarrollo de la inflación, de la devaluación que no tiene techo, etcétera-, efectivamente se está agudizando el conflicto social y esto es muy serio. Se trata de un cuadro de situación que llevará cada vez más a las trabajadoras y a los trabajadores a la calle. Creo que en ocasión de que este presupuesto se trate habrá enormes movilizaciones y planes de lucha.
Considero que estamos yendo a un terreno donde, cada vez más, la vida de la mayoría de la población no está viendo con ninguna tranquilidad el escenario futuro, ni el corto plazo ni el mediano ni el largo plazo. Por eso, nuestra conclusión es que vamos de nuevo a una gran crisis que va a plantear que el 2019 está muy lejos y que hay que ver si este gobierno cuenta con las condiciones para llegar a esa meta, y lo digo con total claridad.
Desde nuestro punto de vista, hay que discutir una reestructuración general de la situación y no lo decimos como un eslogan. Efectivamente, está planteado que esto no siga el derrotero que están planteando. Este problema tiene que abordarse desde una asamblea constituyente, para que discuta las medidas de emergencia tendientes a frenar este drenaje de la riqueza del país que se está produciendo.
Señor secretario: admiro la capacidad que tiene de tratar de presentarnos, en un tono positivo, una situación que está muy lejos de ser positiva. En ese sentido, esta idea de que no sería urgente esta modificación de la ley de administración financiera, que podría ser, como usted dijo, un buen momento para priorizar algo de segundo orden, y que en el corto plazo estamos muy bien, contrasta enormemente con la situación general que todos estamos viendo. Acabamos de pasar por una serie de catástrofes que, entre otras cosas, nos llevaron a lo que habíamos dicho que iba a pasar cuando se anunció acá en el Congreso. Yo misma soy una de las que lo dijo en alguna intervención, cuando había aparecido Christine Lagarde para comer un asado. Aparentemente, había venido solamente a hacer una visita social y a comer un asado con funcionarios de gobierno, y de pronto terminamos ya no con un acuerdo con el FMI, sino con dos.
La primera pregunta que le quiero hacer es si usted no piensa que ante el segundo acuerdo con el FMI -que por supuesto no acordamos, y es más, por las intervenciones que hubo, tampoco conocemos la letra chica, salvo lo que podemos leer en los diarios- no vamos en camino a convertirnos en Grecia, es decir, en un país con un ajuste permanente. Esta era una primera pregunta que quería colocar.
También, quiero referirme a esta idea de utilizar un lenguaje o, como acá se dijo, jerga financiera: "el programa financiero ha ido evolucionando, porque evolucionan las metas fiscales". Bueno, alguno que esté escuchando y no conoce de los temas quizás piensa que estamos progresando en algo en el país. No, todo lo contrario. Evolucionando las metas fiscales quiere decir que cada vez nos vamos más al vacío, porque el déficit aumenta, la fuga de capitales ha crecido y ahora nos han planteado esta idea de llegar al déficit primario cero, plaza seca, cero emisión, cero pesos circulando.
Lo cual, para la población en general, trabajadores y jubilados, significa un ajuste brutal que está en las antípodas de esta idea de que en el corto plazo estaremos bien. Claramente no es creíble al ser dicho por parte de un gobierno que primero dijo que venía el segundo semestre, después los brotes verdes, luego que pasamos la tormenta, que lo peor ya pasó, y terminamos en este cuadro de mega-ajuste.
Entonces, ahí viene la segunda pregunta. En la cuenta que hemos hecho estamos viendo que este segundo acuerdo con el FMI tampoco alcanzaría para tener todas las disponibilidades que hacen falta hasta 2019. No se están considerando los dólares que tienen que poner las empresas locales con deuda privada; hemos contabilizado 20.000 millones. Tampoco está cubierto el déficit de comercio exterior, de turismo, de nuevos giros de utilidades. O sea, en nuestra cuenta, y ya algunos otros lo han planteado, estarían faltando entre unos 45.000 y 50.000 millones de dólares. Queremos saber si esto es así, porque no nos cierra que efectivamente esté toda la disponibilidad como ustedes dicen, a pesar del segundo acuerdo con el FMI.
En este punto, ya algunos diputados preopinantes lo mencionaron, ¿este segundo acuerdo de 7.100 millones -que por lo que hemos escuchado ha tenido una intervención directa del presidente de los Estados Unidos, porque ha habido manifestaciones y declaraciones al respecto- qué costo político y económico tiene para el país? Esto también es importante saberlo acá. No podemos limitarnos solamente a la letra de las cuestiones meramente financieras, porque acá se hacen cuentas de que la cosa estaría bien, pero no puede decir lo mismo un jubilado que está cobrando una mínima que no llega a 9.000 pesos.
Entonces, ¿cómo le explicamos al jubilado que está cobrando una jubilación de 9.000 pesos que todo está bien? ¿Cómo le explicamos a un docente que, aun sumando dos cargos, está por debajo de la línea de pobreza? ¿Cómo le explicamos a los trabajadores a los que el presupuesto de este año, el vigente, colocó un tope del 15 por ciento de inflación para las paritarias y resulta que la inflación no bajará del 50 por ciento? Entonces, no suena que estemos yendo bien.
La siguiente cuestión que le quiero preguntar es a cuánto ascienden las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, porque no todas son de libre disponibilidad. Justamente vemos que se está saliendo de la bomba de las LEBAC a una bomba a corto plazo con las LELIQ, que está con tasas de interés que ya superan los 73 puntos.
¿Entonces, hacia dónde vamos? ¿Realmente estamos bien en el corto plazo? Porque estamos viendo que, en realidad, todo este planteo de modificar la ley de administración financiera y permitir esa libertad que usted ha planteado para la negociación, nos está mostrando que vamos a una reestructuración integral de la deuda. Cuando el río suena, suena y sigue sonando, probablemente venga la inundación. Entonces, ¿efectivamente ustedes están pensando en entrar en una reestructuración general de la deuda?
Respecto de esto mismo que ustedes han planteado y por cómo están apareciendo estas medidas, ¿están pensando en pesificar una parte de la deuda en dólares o expropiar depósitos de los ahorristas? Efectivamente, hay muchas medidas que nos están llevando hacia esa orientación.
No compartimos la idea de que todo está bien y nosotros, a diferencia de otros bloques de la oposición que han planteado que deberían retirar el proyecto de presupuesto y rehacerlo, tenemos otra visión y no quiero dejar de plantearla.
Consideramos que el proyecto de presupuesto no tiene los datos de la realidad, pero es utilizado por el gobierno como una guía de acción contra los trabajadores y las trabajadoras, contra la población en general. Vemos que las medidas de fondo son las aplicar un ajuste, de la mano de estos acuerdos que están firmando con los gobernadores y con el FMI que, efectivamente, tienen consecuencias muy serias.
Sostenemos que hay que rechazar el proyecto de presupuesto, porque aunque lo rehagan nos traerían otra variante en la misma línea de ajuste y ahí radica la diferencia que tenemos con los otros bloques.
En ese sentido, dada esta política de ajuste brutal que ya se está manifestando -con emisión cero, plaza seca, tarifazo brutal, desarrollo de la inflación, de la devaluación que no tiene techo, etcétera-, efectivamente se está agudizando el conflicto social y esto es muy serio. Se trata de un cuadro de situación que llevará cada vez más a las trabajadoras y a los trabajadores a la calle. Creo que en ocasión de que este presupuesto se trate habrá enormes movilizaciones y planes de lucha.
Considero que estamos yendo a un terreno donde, cada vez más, la vida de la mayoría de la población no está viendo con ninguna tranquilidad el escenario futuro, ni el corto plazo ni el mediano ni el largo plazo. Por eso, nuestra conclusión es que vamos de nuevo a una gran crisis que va a plantear que el 2019 está muy lejos y que hay que ver si este gobierno cuenta con las condiciones para llegar a esa meta, y lo digo con total claridad.
Desde nuestro punto de vista, hay que discutir una reestructuración general de la situación y no lo decimos como un eslogan. Efectivamente, está planteado que esto no siga el derrotero que están planteando. Este problema tiene que abordarse desde una asamblea constituyente, para que discuta las medidas de emergencia tendientes a frenar este drenaje de la riqueza del país que se está produciendo.
SR. BAUSILI Muchas gracias por las preguntas, señora diputada. La mayoría de ellas no están relacionadas con mi campo, pero trataré de ubicarlas en orden y contestarlas.
Hay un concepto que dijo que yo mencioné, que quizá no fue muy claro. Lo que dije fue que, si tenemos claridad respecto al programa financiero de 2018, 2019 y 2020, en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional o con una mejor situación de los mercados internacionales, entonces, cuando el financiamiento deje de ser la prioridad número uno, porque está aclarado el panorama, será un buen momento para atender las prioridades de segundo orden, como la administración del portfolio de deuda. Eso fue lo que quise decir.
Con respecto a la comparación con Grecia, no tengo una opinión sobre ese particular, pues no conozco suficientemente los detalles del caso de ellos ni cómo compararlo con el nuestro.
En cuanto al financiamiento del déficit quiero decir que la Secretaría de Finanzas tiene como prioridad número uno financiar las necesidades del Tesoro, no financiamos empresas privadas y no financiamos el déficit externo. Creo que se están confundiendo algunos conceptos relativos a funciones y uso de dólares -si se quiere- en términos de déficit financiero versus déficit comerciales.
En relación con las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, no sé el número exacto, pero cabe mencionar que ellos publican diariamente un informe monetario con muchas estadísticas. Considero que allí se pueden observar todos los números, porque es muy didáctico, y lo recomiendo.
La bomba de LEBAC a LELIQ es materia del Banco Central y me parece mejor que lo hablen con un monetarista, pero no es lo mismo.
Hay un concepto que dijo que yo mencioné, que quizá no fue muy claro. Lo que dije fue que, si tenemos claridad respecto al programa financiero de 2018, 2019 y 2020, en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional o con una mejor situación de los mercados internacionales, entonces, cuando el financiamiento deje de ser la prioridad número uno, porque está aclarado el panorama, será un buen momento para atender las prioridades de segundo orden, como la administración del portfolio de deuda. Eso fue lo que quise decir.
Con respecto a la comparación con Grecia, no tengo una opinión sobre ese particular, pues no conozco suficientemente los detalles del caso de ellos ni cómo compararlo con el nuestro.
En cuanto al financiamiento del déficit quiero decir que la Secretaría de Finanzas tiene como prioridad número uno financiar las necesidades del Tesoro, no financiamos empresas privadas y no financiamos el déficit externo. Creo que se están confundiendo algunos conceptos relativos a funciones y uso de dólares -si se quiere- en términos de déficit financiero versus déficit comerciales.
En relación con las reservas de libre disponibilidad del Banco Central, no sé el número exacto, pero cabe mencionar que ellos publican diariamente un informe monetario con muchas estadísticas. Considero que allí se pueden observar todos los números, porque es muy didáctico, y lo recomiendo.
La bomba de LEBAC a LELIQ es materia del Banco Central y me parece mejor que lo hablen con un monetarista, pero no es lo mismo.
SR. GIOJA ¡Que venga!
SRA. DEL PLÁ Discúlpeme pero es inevitable hacerle las preguntas a ustedes porque no está previsto que venga el presidente del Banco Central, además de que ha cambiado en el medio de este debate.
SR. BAUSILI Pero hay un montón de monetaristas que saben del tema. Las LEBAC y las LELIQ no son lo mismo. Las LEBAC son un instrumento que está disponible para todo el mundo y las LELIQ son de política monetaria. Como comparó una bomba con otra, quería estar seguro de que estaba claro. No es lo mismo porque los bancos caen dentro de la regulación del Banco Central y el resto de los humanos, no necesariamente.
En cuanto a si estamos pensando entrar a una reestructuración de la deuda, le digo que no. No estamos pensando y no estamos contemplando una reestructuración de la deuda. Tampoco estamos pensando pesificar la deuda, lo que estamos diciendo es que sería un buen objetivo dado que nuestro portfolio de deuda tiene un componente muy grande de moneda externa. Como mostré el ejemplo de Perú, es sano ir tratando de transformar el portfolio para que tenga un mayor componente de deuda doméstica. Sería mucho mejor para el manejo de las finanzas del país; es algo que nos va llevar mucho tiempo, pero constituye un objetivo que es bueno tener en mente. Tampoco escuché ningún plan de confiscación de depósitos.
En cuanto a si estamos pensando entrar a una reestructuración de la deuda, le digo que no. No estamos pensando y no estamos contemplando una reestructuración de la deuda. Tampoco estamos pensando pesificar la deuda, lo que estamos diciendo es que sería un buen objetivo dado que nuestro portfolio de deuda tiene un componente muy grande de moneda externa. Como mostré el ejemplo de Perú, es sano ir tratando de transformar el portfolio para que tenga un mayor componente de deuda doméstica. Sería mucho mejor para el manejo de las finanzas del país; es algo que nos va llevar mucho tiempo, pero constituye un objetivo que es bueno tener en mente. Tampoco escuché ningún plan de confiscación de depósitos.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra el señor diputado Amadeo.
SR. AMADEO Señor presidente: siempre tengo la tentación de hacer alguna introducción sobre el tema de la memoria selectiva y el doble discurso, pero en aras de la paz no lo voy hacer, además porque el diputado Kicillof no está presente.
Quiero consultarle sobre el tema de las provincias y tengo dos preguntas. Una, si bien entiendo, las provincias tiene la facultad que usted está pidiendo y la Nación no.
Segundo, se debería suponer que si la Nación puede mejorar su perfil de deuda y aprovechar estas ventanas de oportunidad que usted pide a través de esta ley, que son más que razonables, la mejora en el perfil general de deuda del país debería generar nuevas y mejores oportunidades para la mejora en el perfil de deuda de las provincias también.
Entonces, quisiera sus reflexiones sobre la interacción entre lo que usted nos pide y el tema de las provincias.
Quiero consultarle sobre el tema de las provincias y tengo dos preguntas. Una, si bien entiendo, las provincias tiene la facultad que usted está pidiendo y la Nación no.
Segundo, se debería suponer que si la Nación puede mejorar su perfil de deuda y aprovechar estas ventanas de oportunidad que usted pide a través de esta ley, que son más que razonables, la mejora en el perfil general de deuda del país debería generar nuevas y mejores oportunidades para la mejora en el perfil de deuda de las provincias también.
Entonces, quisiera sus reflexiones sobre la interacción entre lo que usted nos pide y el tema de las provincias.
SR. BAUSILI Desconozco el caso de todas las provincias. Cada provincia tendrá o no una ley de administración financiera. Lo que queda claro son los dos ejemplos que mencioné de Neuquén y de Buenos Aires, que hicieron transacciones que ellos pueden hacer y nosotros no podríamos.
Seguramente sea el caso de que ninguna provincia tenga ni siquiera una restricción al respecto, como es en el resto de los países de Latinoamérica excepto México que tiene esta restricción, es decir, que no tengan una ley asociada con esto, sino que sea facultad del Ejecutivo provincial la administración de la deuda, de forma transparente y que estén suficientemente protegidas las finanzas y la situación económica de la provincia.
Lo que sí está claro es que el gobierno nacional es la principal referencia crediticia para el resto del país. Siempre se considera lo más cercano al libre riesgo dentro de la esfera de ese país al gobierno nacional; todo lo demás tiene un costo marginal por encima del riesgo país.
Entonces, tenemos un nivel de tasa de endeudamiento para el soberano, para el gobierno nacional, después las provincias, dependiendo de su calidad crediticia, se acercan más o menos, pero están por encima. Hoy vemos, por ejemplo, la distribución de la ciudad de Buenos Aires que tiene un costo igual o a veces por dentro del riesgo soberano, y otras provincias con situaciones más delicadas crediticiamente se van a amontando para arriba.
Lo mismo pasa con el sector privado. Para el sector privado y los proyectos de inversión también el riesgo país es una referencia de mínima. Entonces, las compañías que acceden al financiamiento con mejor perfil crediticio se parecen mucho al riesgo país y a medida que invierten en proyectos más riesgosos, se van separando.
Por lo tanto, lo que haga la Nación es clave para entrar en este círculo virtuoso de progreso y desarrollo en el sentido de que un manejo prudencial y proactivo del portfolio de deuda conlleva una reducción del riesgo país, una reducción en los costos de financiamiento desde el gobierno y eso se traduce a menores costos de financiamiento para las provincias y para el sector privado.
Sr. Lavagna.- Las provincias a su vez tienen que pedirle permiso a la Nación para hacer emisión de deuda. Si no parece que están libres, y no están libres. Tienen controles, ¿no?
Seguramente sea el caso de que ninguna provincia tenga ni siquiera una restricción al respecto, como es en el resto de los países de Latinoamérica excepto México que tiene esta restricción, es decir, que no tengan una ley asociada con esto, sino que sea facultad del Ejecutivo provincial la administración de la deuda, de forma transparente y que estén suficientemente protegidas las finanzas y la situación económica de la provincia.
Lo que sí está claro es que el gobierno nacional es la principal referencia crediticia para el resto del país. Siempre se considera lo más cercano al libre riesgo dentro de la esfera de ese país al gobierno nacional; todo lo demás tiene un costo marginal por encima del riesgo país.
Entonces, tenemos un nivel de tasa de endeudamiento para el soberano, para el gobierno nacional, después las provincias, dependiendo de su calidad crediticia, se acercan más o menos, pero están por encima. Hoy vemos, por ejemplo, la distribución de la ciudad de Buenos Aires que tiene un costo igual o a veces por dentro del riesgo soberano, y otras provincias con situaciones más delicadas crediticiamente se van a amontando para arriba.
Lo mismo pasa con el sector privado. Para el sector privado y los proyectos de inversión también el riesgo país es una referencia de mínima. Entonces, las compañías que acceden al financiamiento con mejor perfil crediticio se parecen mucho al riesgo país y a medida que invierten en proyectos más riesgosos, se van separando.
Por lo tanto, lo que haga la Nación es clave para entrar en este círculo virtuoso de progreso y desarrollo en el sentido de que un manejo prudencial y proactivo del portfolio de deuda conlleva una reducción del riesgo país, una reducción en los costos de financiamiento desde el gobierno y eso se traduce a menores costos de financiamiento para las provincias y para el sector privado.
Sr. Lavagna.- Las provincias a su vez tienen que pedirle permiso a la Nación para hacer emisión de deuda. Si no parece que están libres, y no están libres. Tienen controles, ¿no?
SR. BAUSILI Tienen que pedir para emitir, pero no me queda claro si para administrar. La Nación, cuando evalúa esas transacciones, no tiene por qué tomar en cuenta las restricciones.
SR. LAVAGNA Aprueba.
SR. BAUSILI Sí, totalmente.
SR. AMADEO Lo que es bueno para la Nación es bueno para las provincias.
SR. BAUSILI Totalmente.
SR. AMADEO Lo remarco porque quiero decir, además, que cada uno se haga cargo de lo que va a hacer al momento de votar este proyecto de ley.
SR. PRESIDENTE LASPINA Tiene la palabra la señora diputada Vallejos.
SRA. VALLEJOS Señor presidente: gracias.
Señor secretario: tengo muchas preguntas para hacerle.
En primer lugar, quisiera señalar algunas inconsistencias conceptuales en su exposición, así como en las exposiciones que venimos escuchando en las últimas reuniones.
Lo escuchaba a usted atentamente hablar de la supuesta tranquilidad que tenemos en la Argentina, algo que evidentemente no se condice con la realidad que viven los 44 millones de argentinos, pero tampoco con lo que muestran los números de la situación económica del país, y de la situación financiera en particular, que es lo que a usted le compete.
Usted decía que estamos muy cómodos con los vencimientos. Incluso plantea un horizonte que se proyecta hasta 2020. Por cierto, estamos hablando de un horizonte que excede el mandato de este gobierno. La verdad es que suena muy inconsistente en un contexto en el que hemos tenido que salir -y digo "hemos tenido" haciéndome cargo como argentina de una carga que efectivamente va a pesar sobre todos los argentinos- a pedirle desesperadamente la escupidera al Fondo Monetario Internacional, en una situación de crisis de deuda. Esto no lo decimos solo los economistas argentinos o los economistas de la oposición, sino, como usted bien sabe, es un análisis que está absolutamente presente en el ámbito internacional y proviene de todas las consultoras del mundo y de la banca internacional. Ellos señalan a la economía argentina como una de las más vulnerables del mundo, precisamente por su frente externo. Además, hay que tener en cuenta el eje central que nos ocupa en esta discusión, que tiene que ver con los niveles de endeudamiento de la Argentina. En este sentido, su gobierno tiene una parte importante de la responsabilidad por el exponencial crecimiento de la deuda desde que el presidente Macri se hizo cargo de la administración del país. Además, como usted bien reconocía, otro de los elementos que generan la vulnerabilidad que hoy por hoy está poniendo en crisis a nuestra economía es el importante peso de la deuda denominada "en dólares".
Entonces, surgen muchísimas dudas. Empiezo por las preguntas más sencillas. La primera es pedirle, ya que han circulado tantas planillas diferentes entre sí, que nos haga llegar con claridad ese perfil de vencimiento que lo tiene tan tranquilo y que nos tendría que dar tranquilidad a los argentinos. Le pido por favor que las cuentas discriminen pesos y dólares, porque creo que estamos de acuerdo al menos en esto que usted acaba de decir: una deuda en pesos es mucho más manejable que una deuda en dólares. ¿Cuáles son puntualmente los vencimientos de la Argentina, discriminados en pesos y en dólares, para los tres meses que restan del año 2018, y para el año 2019, que es lo que le queda de mandato a este gobierno?
También usted ha dicho que no dispone si quiera del borrador de lo que se ha acordado con el Fondo Monetario. Es algo en lo que nos vemos obligados a insistir porque entendemos que desde allí surgen los basamentos reales de la política económica y de las directrices que tendríamos que estar discutiendo en el marco de este debate por la ley de presupuesto.
Imagino que, por lo que compete a su área, podrá acercarnos al menos cuál es el cronograma real de los desembolsos previstos en el marco de este nuevo acuerdo que la administración de Mauricio Macri ha firmado con el Fondo Monetario Internacional. Hemos visto que la mayor parte de las cuestiones de las que nos enteramos son a través de la prensa, por trascendidos periodísticos o declaraciones que hacen los funcionarios de gobierno.
Entonces, se ha dicho que en octubre ingresarían a la Argentina unos 8.000 millones de dólares correspondientes al primer desembolso de este nuevo acuerdo con el Fondo Monetario. Recordemos que se desembolsaron 15.000 millones de dólares que se rifaron en los tres meses que duró la gestión de Caputo al frente del Banco Central. Pero, en el marco de este nuevo acuerdo, dicen que entrarían 8.000 millones de dólares en octubre y que serían destinados a deuda y gasto.
Esto está dentro del marco de las dudas que se nos presentan y las inconsistencias que encuentro respecto de algunas afirmaciones que usted hace y que yo comparto. Si estamos de acuerdo en que una deuda en pesos es manejable y una en dólares genera muchísimos problemas, no solo en la economía argentina que está en una situación de extrema vulnerabilidad, sino a cualquier economía del mundo -excepto a los Estados Unidos que son los que imprimen los dólares-, ¿cuál es la lógica detrás? La verdad es que no se entiende.
Desde que ustedes asumieron me vengo rebanando la cabeza tratando de entender cuál es la lógica de un gobierno que financia pesos, endeudando a la Nación en dólares. Me gustaría tratar de entender y que nos ayude a comprender cuál es la lógica detrás de esta política de financiar pesos con una deuda que nos queda a todos los argentinos en dólares.
En el marco de las preguntas respecto del programa financiero, quiero consultarle -porque no lo he visto con claridad, por ahí es un problema de entendederas mío- si están contemplados los 3.300 millones de vencimientos del BONAR 2018, que serían en este noviembre, dentro de la misma lógica, ¿no?
En el programa financiero que presentaron, ustedes dicen que las necesidades de este año serían -en números redondos- de 8.000 millones de dólares. Sin embargo, según lo que entendemos, estarían ingresando durante este 2018 del Fondo Monetario 13.000 millones de dólares -en números redondos siempre. Es decir que hay 5.000 millones de dólares de esa deuda que se está contrayendo con el Fondo Monetario que no tenemos en claro cuál es la aplicación que tendrá, o tal vez sí, porque también creo que fue Dujovne -si no me equivoco- quien declaró en la prensa que "el Tesoro en los próximos meses va a tener una posición en dólares muy grande y nosotros..." -por el gobierno- "...estamos recibiendo muchos más dólares de los que necesitamos para nuestro programa financiero...", entiendo que se refiere a esta diferencia de 5.000 millones de dólares -números redondos, puede ser un poco más-, "...que eventualmente tendrá el gobierno que vender en el mercado de cambios".
Acá viene mi pregunta. Entonces, ustedes están no solamente financiando el déficit fiscal en pesos del Estado, sino que además piensan con los dólares del FMI, con los que no solamente están endeudando a las generaciones futuras de la Argentina sino además encorsetando -y todos lo sabemos muy bien con la trágica historia que tenemos con el Fondo Monetario todos los argentinos- a la Argentina, a su propio gobierno, en la posibilidad de administrar las políticas del Estado nacional en materia económica, no solo fiscal sino ahora también monetaria, por este cambio de reglas que el Fondo Monetario ha acordado en el marco de la nueva política que anunció Sandleris.
Entonces, ¿con esos dólares están pensando abastecer al mercado cambiario para seguir alimentando, en definitiva, la fuga de capitales? ¿Para eso estamos tomando esa deuda excedente con el Fondo Monetario Internacional?
Insisto con una pregunta que ya explicitaron otros diputados preopinantes. La planilla anexa al artículo 40 se refiere a operaciones de crédito público en moneda extranjera por unos 5.300 millones de dólares, más el equivalente a casi 60.000 millones de dólares en concepto de endeudamiento. A ello hay que agregar lo planteado en el artículo 41. Se trata de 19.750 millones en LETES, en pesos y dólares.
Es decir que, en total, el gobierno le estaría solicitando a este Congreso autorización para endeudarse en más de 84.000 millones de dólares para la administración central, incluidas las LETES.
Sin embargo, lo que surge de las necesidades de financiamiento -también contempladas en el proyecto de presupuesto- es que las fuentes serían 6.900 millones de dólares en pesos y 32.100 millones de dólares, es decir, un total de 38.900 millones de dólares. Por lo tanto, hay 45.300 millones de dólares que no están encontrando explicación de lo que surge de las planillas que han presentado.
Además, si tenemos en consideración que para el total del ejercicio bianual hay 22.800 millones, que son del Fondo Monetario Internacional -que estarían ingresando según lo que nos han hecho saber en el marco de este nuevo acuerdo que se ha firmado, después de que se cayera el de junio-, la pregunta tiene que ver con un remanente que alcanza los 68.000 millones de dólares.
Insisto con la misma pregunta, ¿para qué se nos solicita este endeudamiento tan significativo cuando usted mismo está diciendo que estamos muy tranquilos con el perfil de financiamiento? Además, el ministro Dujovne reconoce que están recibiendo más fondos de los que la Argentina necesita.
Un gobierno al que le queda poco más de un año de mandato está tomando una deuda con la que van a cargar absolutamente todos los argentinos -generaciones presentes y futuras-, y además va a condicionar al gobierno que lo suceda. La verdad es que no suena para nada lógico ni en términos políticos ni económicos ni de sustentabilidad social, por los costos que vamos a pagar y que estamos pagando todos los argentinos, por las políticas que se desprenden de las condicionalidades que surgen de este acuerdo, por esta deuda que aparentemente no necesitan. La verdad es que la lógica que impera detrás de eso no se comprende en absoluto, sinceramente se lo digo con una mano en el corazón.
Quiero volver sobre otro tema que fue mencionado por algunos diputados preopinantes. El señor secretario ha dicho que determinadas cuestiones no corresponden a su cartera y lo entiendo perfectamente. De todos modos, cabe precisar que es un funcionario importante de este gobierno, dentro de un ministerio fundamental dentro del gabinete ejecutivo del gobierno nacional.
Desde el primer encuentro que se produjo en el marco de este debate por el proyecto de presupuesto, venimos reclamando a la Presidencia que se hagan presente las autoridades, el presidente del Banco Central y quienes consideran oportuno que lo acompañen, para despejar dudas vinculadas con algo de lo que venimos hablando, que se refieren a la sustentabilidad y la sostenibilidad de la política económica. Aprovecho para insistir al señor diputado Laspina con este pedido reiterado.
La verdad es que mientras el señor secretario dice que tenemos un esquema de tranquilidad, que estamos muy cómodos y demás expresiones que ha utilizado, no podemos dejar de notar que este es el segundo acuerdo que la Argentina firma en tres meses con el Fondo Monetario Internacional. El acuerdo anterior, que se había firmado en junio, no se cumplió, se cayó, pero hubo un primer desembolso de -nada más ni nada menos- 15.000 millones de dólares, que no es un vuelto. Se trata de una carga importante que todos los argentinos vamos a tener que pagar y condiciona las posibilidades a futuro.
Entonces, esos 15.000 millones de dólares se fueron por la canaleta de la fuga, como le gusta decir a algunos por ahí. Esa es una canaleta grande, como otras que se han mencionado.
La verdad es que en este contexto de tranquilidad que se declama, simplemente hacemos una estimación lineal basada en lo que sucedió en 2017 y los primeros ocho meses de este 2018, y por lo tanto estamos hablando de que tendríamos una fuga de casi 6.800 millones de dólares en lo que queda de 2018 y casi 27.200 millones en 2019, atendiendo ese promedio que le dije, y si consideramos la evolución de los últimos meses, la realidad sería muchísimo peor.
Si usted no puede responderlo, esta Comisión necesita que alguien manifieste cómo piensan afrontar este problema. Hay una necesidad de dólares y aunque su cartera tenga la responsabilidad de financiar al Tesoro, evidentemente la deuda que se toma -por lo menos la que se ha venido tomando hasta aquí-, ha servido de una manera muy importante para financiar la fuga -o si usted prefiere en términos técnicos, la formación de activos externos-, por no mencionar otras salidas que no son tan significativas en volumen, pero que también suman a las salidas totales de dólares que está sufriendo nuestra economía.
Lo resalto porque además es muy difícil pensar que los argentinos podamos estar tranquilos, incluso aunque solo pensáramos en el perfil de vencimiento de capitales e intereses de la deuda, porque estamos hablando de una economía que ha perdido su capacidad de generar divisas genuinas. Estamos hablando de una economía que tiene déficit comercial, que importa más de lo que exporta, y que por lo tanto todos los dólares que pudiera tener disponibles son los que provienen del mayor endeudamiento, y en este contexto particular donde las puertas del financiamiento en los mercados voluntarios están cerradas -que es lo que nos ha llevado al Fondo Monetario-, estamos hablando puntualmente de los fondos que pudiera desembolsar el FMI.
Esas son mis preguntas.
Por otro lado, quisiera cerrar mi exposición con la cuestión puntual por la que entiendo que usted vino a esta Comisión, que tiene que ver con la modificación de la ley de administración financiera planteada en el artículo 53 del proyecto de presupuesto.
La verdad es que, atendiendo a lo que usted ha expresado en este rato que llevamos de intercambios, si esa tranquilidad está y usted nos la puede trasmitir y explicar concretamente con números, si podemos compartir esa tranquilidad que dice el gobierno que tiene, y si usted está pensando en un horizonte para 2020, entonces no vemos cuál es la urgencia de agregar a las apuradas un artículo que no tiene nada que ver con el proyecto de presupuesto para2019.
Nos parecería absolutamente prudente, si no hay ninguna urgencia y es una cuestión de segundo orden, que luego podamos discutir y compartir si la ley de administración financiera amerita ser modificada.
En todo caso, discutamos el proyecto de presupuesto para 2019, que es lo que estamos abocados a debatir en este momento, y vengan más adelante con esa tranquilidad que dicen que tenemos, en cualquier momento -cuando usted lo considere oportuno-, con un proyecto de reforma de la ley de administración financiera. Con todo gusto esta Cámara va a debatirlo, si es que se considera oportuno, y se aprobará, rechazará o se modificará esa propuesta de cambio.
Además, no perdamos el eje de lo que estamos discutiendo en torno a este artículo. Me parece que nos fuimos por las nubes en el debate, pero lo que la ley actualmente establece -y tal como fue pensado por el legislador a la hora de establecer ese texto- es garantizar condiciones de mejora para la Nación en el manejo de la deuda. Lo cierto es que esa expresión de ir a reestructurar la deuda de la Argentina en las condiciones imperantes en el mercado, no nos ofrece ninguna tranquilidad. Por el contrario, nos quedamos más tranquilos con la redacción que está vigente. Al menos en principio. Y si no es así, deberíamos dar una discusión muy profunda. Vuelvo a lo anterior. Estamos discutiendo específicamente la ley de administración financiera, pero en medio de la discusión del presupuesto y en un contexto donde el grado de vulnerabilidad externa es muy grande. Estamos atravesando un profundo nivel de insustentabilidad, justamente con la deuda denominada "en dólares". El endeudamiento general de la Argentina es una de las preocupaciones centrales. Por lo tanto, no nos parece oportuno discutir esta cuestión específica.
No podemos dejar de pensar, por más que usted lo niegue, en el megacanje. Usted ha dicho que no están pensando en eso, pero a nosotros nos sigue sonando demasiado a megacanje lo que está planteado en este proyecto de modificación. Me permito también dudar sobre su legalidad, aunque en todo caso sería una cuestión por fuera de este debate. Más allá de la legalidad, la operación del megacanje fue absolutamente ruinosa para la Argentina.
Entonces, si la propuesta de modificación que se plantea en el artículo 53 nos trae a la mente la imagen del megacanje, es porque nos hace pensar justamente en que va a significar una reestructuración totalmente desventajosa para el país, independientemente de la cuestión de la legalidad. Nos parece que ya estamos lo suficientemente vulnerables como para sumar más elementos de vulnerabilidad a los que ya tiene la economía argentina.
Señor secretario: tengo muchas preguntas para hacerle.
En primer lugar, quisiera señalar algunas inconsistencias conceptuales en su exposición, así como en las exposiciones que venimos escuchando en las últimas reuniones.
Lo escuchaba a usted atentamente hablar de la supuesta tranquilidad que tenemos en la Argentina, algo que evidentemente no se condice con la realidad que viven los 44 millones de argentinos, pero tampoco con lo que muestran los números de la situación económica del país, y de la situación financiera en particular, que es lo que a usted le compete.
Usted decía que estamos muy cómodos con los vencimientos. Incluso plantea un horizonte que se proyecta hasta 2020. Por cierto, estamos hablando de un horizonte que excede el mandato de este gobierno. La verdad es que suena muy inconsistente en un contexto en el que hemos tenido que salir -y digo "hemos tenido" haciéndome cargo como argentina de una carga que efectivamente va a pesar sobre todos los argentinos- a pedirle desesperadamente la escupidera al Fondo Monetario Internacional, en una situación de crisis de deuda. Esto no lo decimos solo los economistas argentinos o los economistas de la oposición, sino, como usted bien sabe, es un análisis que está absolutamente presente en el ámbito internacional y proviene de todas las consultoras del mundo y de la banca internacional. Ellos señalan a la economía argentina como una de las más vulnerables del mundo, precisamente por su frente externo. Además, hay que tener en cuenta el eje central que nos ocupa en esta discusión, que tiene que ver con los niveles de endeudamiento de la Argentina. En este sentido, su gobierno tiene una parte importante de la responsabilidad por el exponencial crecimiento de la deuda desde que el presidente Macri se hizo cargo de la administración del país. Además, como usted bien reconocía, otro de los elementos que generan la vulnerabilidad que hoy por hoy está poniendo en crisis a nuestra economía es el importante peso de la deuda denominada "en dólares".
Entonces, surgen muchísimas dudas. Empiezo por las preguntas más sencillas. La primera es pedirle, ya que han circulado tantas planillas diferentes entre sí, que nos haga llegar con claridad ese perfil de vencimiento que lo tiene tan tranquilo y que nos tendría que dar tranquilidad a los argentinos. Le pido por favor que las cuentas discriminen pesos y dólares, porque creo que estamos de acuerdo al menos en esto que usted acaba de decir: una deuda en pesos es mucho más manejable que una deuda en dólares. ¿Cuáles son puntualmente los vencimientos de la Argentina, discriminados en pesos y en dólares, para los tres meses que restan del año 2018, y para el año 2019, que es lo que le queda de mandato a este gobierno?
También usted ha dicho que no dispone si quiera del borrador de lo que se ha acordado con el Fondo Monetario. Es algo en lo que nos vemos obligados a insistir porque entendemos que desde allí surgen los basamentos reales de la política económica y de las directrices que tendríamos que estar discutiendo en el marco de este debate por la ley de presupuesto.
Imagino que, por lo que compete a su área, podrá acercarnos al menos cuál es el cronograma real de los desembolsos previstos en el marco de este nuevo acuerdo que la administración de Mauricio Macri ha firmado con el Fondo Monetario Internacional. Hemos visto que la mayor parte de las cuestiones de las que nos enteramos son a través de la prensa, por trascendidos periodísticos o declaraciones que hacen los funcionarios de gobierno.
Entonces, se ha dicho que en octubre ingresarían a la Argentina unos 8.000 millones de dólares correspondientes al primer desembolso de este nuevo acuerdo con el Fondo Monetario. Recordemos que se desembolsaron 15.000 millones de dólares que se rifaron en los tres meses que duró la gestión de Caputo al frente del Banco Central. Pero, en el marco de este nuevo acuerdo, dicen que entrarían 8.000 millones de dólares en octubre y que serían destinados a deuda y gasto.
Esto está dentro del marco de las dudas que se nos presentan y las inconsistencias que encuentro respecto de algunas afirmaciones que usted hace y que yo comparto. Si estamos de acuerdo en que una deuda en pesos es manejable y una en dólares genera muchísimos problemas, no solo en la economía argentina que está en una situación de extrema vulnerabilidad, sino a cualquier economía del mundo -excepto a los Estados Unidos que son los que imprimen los dólares-, ¿cuál es la lógica detrás? La verdad es que no se entiende.
Desde que ustedes asumieron me vengo rebanando la cabeza tratando de entender cuál es la lógica de un gobierno que financia pesos, endeudando a la Nación en dólares. Me gustaría tratar de entender y que nos ayude a comprender cuál es la lógica detrás de esta política de financiar pesos con una deuda que nos queda a todos los argentinos en dólares.
En el marco de las preguntas respecto del programa financiero, quiero consultarle -porque no lo he visto con claridad, por ahí es un problema de entendederas mío- si están contemplados los 3.300 millones de vencimientos del BONAR 2018, que serían en este noviembre, dentro de la misma lógica, ¿no?
En el programa financiero que presentaron, ustedes dicen que las necesidades de este año serían -en números redondos- de 8.000 millones de dólares. Sin embargo, según lo que entendemos, estarían ingresando durante este 2018 del Fondo Monetario 13.000 millones de dólares -en números redondos siempre. Es decir que hay 5.000 millones de dólares de esa deuda que se está contrayendo con el Fondo Monetario que no tenemos en claro cuál es la aplicación que tendrá, o tal vez sí, porque también creo que fue Dujovne -si no me equivoco- quien declaró en la prensa que "el Tesoro en los próximos meses va a tener una posición en dólares muy grande y nosotros..." -por el gobierno- "...estamos recibiendo muchos más dólares de los que necesitamos para nuestro programa financiero...", entiendo que se refiere a esta diferencia de 5.000 millones de dólares -números redondos, puede ser un poco más-, "...que eventualmente tendrá el gobierno que vender en el mercado de cambios".
Acá viene mi pregunta. Entonces, ustedes están no solamente financiando el déficit fiscal en pesos del Estado, sino que además piensan con los dólares del FMI, con los que no solamente están endeudando a las generaciones futuras de la Argentina sino además encorsetando -y todos lo sabemos muy bien con la trágica historia que tenemos con el Fondo Monetario todos los argentinos- a la Argentina, a su propio gobierno, en la posibilidad de administrar las políticas del Estado nacional en materia económica, no solo fiscal sino ahora también monetaria, por este cambio de reglas que el Fondo Monetario ha acordado en el marco de la nueva política que anunció Sandleris.
Entonces, ¿con esos dólares están pensando abastecer al mercado cambiario para seguir alimentando, en definitiva, la fuga de capitales? ¿Para eso estamos tomando esa deuda excedente con el Fondo Monetario Internacional?
Insisto con una pregunta que ya explicitaron otros diputados preopinantes. La planilla anexa al artículo 40 se refiere a operaciones de crédito público en moneda extranjera por unos 5.300 millones de dólares, más el equivalente a casi 60.000 millones de dólares en concepto de endeudamiento. A ello hay que agregar lo planteado en el artículo 41. Se trata de 19.750 millones en LETES, en pesos y dólares.
Es decir que, en total, el gobierno le estaría solicitando a este Congreso autorización para endeudarse en más de 84.000 millones de dólares para la administración central, incluidas las LETES.
Sin embargo, lo que surge de las necesidades de financiamiento -también contempladas en el proyecto de presupuesto- es que las fuentes serían 6.900 millones de dólares en pesos y 32.100 millones de dólares, es decir, un total de 38.900 millones de dólares. Por lo tanto, hay 45.300 millones de dólares que no están encontrando explicación de lo que surge de las planillas que han presentado.
Además, si tenemos en consideración que para el total del ejercicio bianual hay 22.800 millones, que son del Fondo Monetario Internacional -que estarían ingresando según lo que nos han hecho saber en el marco de este nuevo acuerdo que se ha firmado, después de que se cayera el de junio-, la pregunta tiene que ver con un remanente que alcanza los 68.000 millones de dólares.
Insisto con la misma pregunta, ¿para qué se nos solicita este endeudamiento tan significativo cuando usted mismo está diciendo que estamos muy tranquilos con el perfil de financiamiento? Además, el ministro Dujovne reconoce que están recibiendo más fondos de los que la Argentina necesita.
Un gobierno al que le queda poco más de un año de mandato está tomando una deuda con la que van a cargar absolutamente todos los argentinos -generaciones presentes y futuras-, y además va a condicionar al gobierno que lo suceda. La verdad es que no suena para nada lógico ni en términos políticos ni económicos ni de sustentabilidad social, por los costos que vamos a pagar y que estamos pagando todos los argentinos, por las políticas que se desprenden de las condicionalidades que surgen de este acuerdo, por esta deuda que aparentemente no necesitan. La verdad es que la lógica que impera detrás de eso no se comprende en absoluto, sinceramente se lo digo con una mano en el corazón.
Quiero volver sobre otro tema que fue mencionado por algunos diputados preopinantes. El señor secretario ha dicho que determinadas cuestiones no corresponden a su cartera y lo entiendo perfectamente. De todos modos, cabe precisar que es un funcionario importante de este gobierno, dentro de un ministerio fundamental dentro del gabinete ejecutivo del gobierno nacional.
Desde el primer encuentro que se produjo en el marco de este debate por el proyecto de presupuesto, venimos reclamando a la Presidencia que se hagan presente las autoridades, el presidente del Banco Central y quienes consideran oportuno que lo acompañen, para despejar dudas vinculadas con algo de lo que venimos hablando, que se refieren a la sustentabilidad y la sostenibilidad de la política económica. Aprovecho para insistir al señor diputado Laspina con este pedido reiterado.
La verdad es que mientras el señor secretario dice que tenemos un esquema de tranquilidad, que estamos muy cómodos y demás expresiones que ha utilizado, no podemos dejar de notar que este es el segundo acuerdo que la Argentina firma en tres meses con el Fondo Monetario Internacional. El acuerdo anterior, que se había firmado en junio, no se cumplió, se cayó, pero hubo un primer desembolso de -nada más ni nada menos- 15.000 millones de dólares, que no es un vuelto. Se trata de una carga importante que todos los argentinos vamos a tener que pagar y condiciona las posibilidades a futuro.
Entonces, esos 15.000 millones de dólares se fueron por la canaleta de la fuga, como le gusta decir a algunos por ahí. Esa es una canaleta grande, como otras que se han mencionado.
La verdad es que en este contexto de tranquilidad que se declama, simplemente hacemos una estimación lineal basada en lo que sucedió en 2017 y los primeros ocho meses de este 2018, y por lo tanto estamos hablando de que tendríamos una fuga de casi 6.800 millones de dólares en lo que queda de 2018 y casi 27.200 millones en 2019, atendiendo ese promedio que le dije, y si consideramos la evolución de los últimos meses, la realidad sería muchísimo peor.
Si usted no puede responderlo, esta Comisión necesita que alguien manifieste cómo piensan afrontar este problema. Hay una necesidad de dólares y aunque su cartera tenga la responsabilidad de financiar al Tesoro, evidentemente la deuda que se toma -por lo menos la que se ha venido tomando hasta aquí-, ha servido de una manera muy importante para financiar la fuga -o si usted prefiere en términos técnicos, la formación de activos externos-, por no mencionar otras salidas que no son tan significativas en volumen, pero que también suman a las salidas totales de dólares que está sufriendo nuestra economía.
Lo resalto porque además es muy difícil pensar que los argentinos podamos estar tranquilos, incluso aunque solo pensáramos en el perfil de vencimiento de capitales e intereses de la deuda, porque estamos hablando de una economía que ha perdido su capacidad de generar divisas genuinas. Estamos hablando de una economía que tiene déficit comercial, que importa más de lo que exporta, y que por lo tanto todos los dólares que pudiera tener disponibles son los que provienen del mayor endeudamiento, y en este contexto particular donde las puertas del financiamiento en los mercados voluntarios están cerradas -que es lo que nos ha llevado al Fondo Monetario-, estamos hablando puntualmente de los fondos que pudiera desembolsar el FMI.
Esas son mis preguntas.
Por otro lado, quisiera cerrar mi exposición con la cuestión puntual por la que entiendo que usted vino a esta Comisión, que tiene que ver con la modificación de la ley de administración financiera planteada en el artículo 53 del proyecto de presupuesto.
La verdad es que, atendiendo a lo que usted ha expresado en este rato que llevamos de intercambios, si esa tranquilidad está y usted nos la puede trasmitir y explicar concretamente con números, si podemos compartir esa tranquilidad que dice el gobierno que tiene, y si usted está pensando en un horizonte para 2020, entonces no vemos cuál es la urgencia de agregar a las apuradas un artículo que no tiene nada que ver con el proyecto de presupuesto para2019.
Nos parecería absolutamente prudente, si no hay ninguna urgencia y es una cuestión de segundo orden, que luego podamos discutir y compartir si la ley de administración financiera amerita ser modificada.
En todo caso, discutamos el proyecto de presupuesto para 2019, que es lo que estamos abocados a debatir en este momento, y vengan más adelante con esa tranquilidad que dicen que tenemos, en cualquier momento -cuando usted lo considere oportuno-, con un proyecto de reforma de la ley de administración financiera. Con todo gusto esta Cámara va a debatirlo, si es que se considera oportuno, y se aprobará, rechazará o se modificará esa propuesta de cambio.
Además, no perdamos el eje de lo que estamos discutiendo en torno a este artículo. Me parece que nos fuimos por las nubes en el debate, pero lo que la ley actualmente establece -y tal como fue pensado por el legislador a la hora de establecer ese texto- es garantizar condiciones de mejora para la Nación en el manejo de la deuda. Lo cierto es que esa expresión de ir a reestructurar la deuda de la Argentina en las condiciones imperantes en el mercado, no nos ofrece ninguna tranquilidad. Por el contrario, nos quedamos más tranquilos con la redacción que está vigente. Al menos en principio. Y si no es así, deberíamos dar una discusión muy profunda. Vuelvo a lo anterior. Estamos discutiendo específicamente la ley de administración financiera, pero en medio de la discusión del presupuesto y en un contexto donde el grado de vulnerabilidad externa es muy grande. Estamos atravesando un profundo nivel de insustentabilidad, justamente con la deuda denominada "en dólares". El endeudamiento general de la Argentina es una de las preocupaciones centrales. Por lo tanto, no nos parece oportuno discutir esta cuestión específica.
No podemos dejar de pensar, por más que usted lo niegue, en el megacanje. Usted ha dicho que no están pensando en eso, pero a nosotros nos sigue sonando demasiado a megacanje lo que está planteado en este proyecto de modificación. Me permito también dudar sobre su legalidad, aunque en todo caso sería una cuestión por fuera de este debate. Más allá de la legalidad, la operación del megacanje fue absolutamente ruinosa para la Argentina.
Entonces, si la propuesta de modificación que se plantea en el artículo 53 nos trae a la mente la imagen del megacanje, es porque nos hace pensar justamente en que va a significar una reestructuración totalmente desventajosa para el país, independientemente de la cuestión de la legalidad. Nos parece que ya estamos lo suficientemente vulnerables como para sumar más elementos de vulnerabilidad a los que ya tiene la economía argentina.
SR. PRESIDENTE LASPINA Quiero hacer una aclaración con respecto al pedido que se está haciendo en lo que refiere al Banco Central. De fondo, yo diría que el programa monetario que se ha anunciado viene a ratificar las metas del presupuesto. Evidentemente, el esquema anterior de inflation targeting no estaba dando los resultados deseados y, en nuestra visión, el nuevo programa monetario va en la línea de consolidar las metas que están planteadas en el proyecto de presupuesto. Por lo tanto, no vemos necesidad a priori no solo de modificar el presupuesto sino de abrir una discusión en ese sentido. La nueva política monetaria está precisamente orientada al cumplimiento de las proyecciones, que no son metas sino solo pronósticos. Pero obviamente está planteado así: el cumplimiento de las proyecciones de crecimiento que tiene el proyecto de presupuesto.
O sea que, de fondo, nosotros en principio no vemos una discusión ahí.
O sea que, de fondo, nosotros en principio no vemos una discusión ahí.
SRA. VALLEJOS Pero, discúlpeme, señor presidente. No compartimos esa mirada. Usted lo sabe bien. Una política monetaria restrictiva de las características que ha planteado esta regla de monetarismo, por cierto tan básico del nuevo presidente Sandleris, a nosotros nos parece -y esto es lo que dicen nuestras proyecciones- que no se condice en absoluto con las previsiones de caída, por ejemplo, del 0,5 del PBI para 2019. En todo caso, si así fuera, considero absolutamente oportuno -y es una mirada compartida por todos los bloques- que se haga presente el presidente del Banco Central para poder discutir con él. Porque realmente es un punto absolutamente esencial.
SR. PRESIDENTE LASPINA A eso iba: en ese punto, diferimos en la mirada. Para nosotros el nuevo programa monetario y fiscal está en línea con lo que se está planteando en el proyecto de presupuesto, por varios motivos, que serían largos de evaluar. Pero creemos que logra estabilizar, por un lado, la inflación, como para cumplir con la meta del 23 por ciento que está prevista en el proyecto de presupuesto, que con el esquema anterior no era del todo seguro lograrla. Y creemos que refuerza, más que debilita, las proyecciones del presupuesto. Pero lo podemos discutir.
De fondo tenemos un marco legal, porque la Carta Orgánica del Banco Central es la que rige la relación entre el Congreso y el Banco Central, y establece que el presidente del Banco Central presenta un informe anual ante el Congreso de la Nación en una reunión conjunta de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas de la Cámara de Diputados, y las de Presupuesto y Hacienda y de Economía Nacional e Inversión del Senado.
De modo tal que ese es el régimen legal que tenemos y, en principio, no corresponde ni tengo ninguna atribución para citar al presidente del Banco Central a comparecer en el marco del tratamiento del presupuesto, más allá de que pueda haber buena voluntad por parte del Banco Central.
De fondo tenemos un marco legal, porque la Carta Orgánica del Banco Central es la que rige la relación entre el Congreso y el Banco Central, y establece que el presidente del Banco Central presenta un informe anual ante el Congreso de la Nación en una reunión conjunta de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Finanzas de la Cámara de Diputados, y las de Presupuesto y Hacienda y de Economía Nacional e Inversión del Senado.
De modo tal que ese es el régimen legal que tenemos y, en principio, no corresponde ni tengo ninguna atribución para citar al presidente del Banco Central a comparecer en el marco del tratamiento del presupuesto, más allá de que pueda haber buena voluntad por parte del Banco Central.
SRA. VALLEJOS Bueno, pero acá está usted, que es el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, y también estamos presentes el presidente y la vicepresidenta 1ª de la Comisión de Finanzas. Nos ponemos de acuerdo, en todo caso, en adelantar el mecanismo para que pueda venir el presidente.
SR. PRESIDENTE LASPINA Si me deja terminar, por favor, yo no la interrumpí.
Hay un régimen previsto. En todo caso, habrá que hablar y evaluar con el Senado cuál es la mejor oportunidad y mérito para citar al presidente del Banco Central, que hace muy poco ha asumido. Así que, insisto en que hay que ir por los canales formales que establece la Carta Orgánica del Banco Central. Eso es lo que puedo decir como presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
De modo tal que dejo aclarado ese punto, porque si no vamos a estar en una eterna discusión. Sí podemos en el marco del debate del presupuesto citar a otros funcionarios, así como han venido el secretario Bausili y tantos otros a aclarar cuestiones de la ley.
En términos de la discusión macroeconómica, hay un Banco Central que ha diseñado una política monetaria en función de lograr las pautas que ha planteado el Poder Ejecutivo nacional, porque si bien tiene independencia respecto a la gestión diaria y a las herramientas que utiliza , no es ajeno al marco general de política económica. O sea, no es que el Banco Central se ha fijado una pauta independiente de todo el resto del programa económico. De hecho, incluso así lo establece el acuerdo con el Fondo Monetario, que cuando se firme estará en un marco de política monetaria y de cumplimiento de objetivos fiscales que están en línea con lo que se está planteando en este proyecto de presupuesto.
Quería plantear este punto respecto al fondo de la discusión, que lo podemos seguir debatiendo, pero en cuanto a la forma de la citación del presidente del Banco Central, nos tenemos que ceñir al cumplimiento de la ley de Carta Orgánica del Banco Central.
Tiene la palabra el señor secretario Bausili.
Hay un régimen previsto. En todo caso, habrá que hablar y evaluar con el Senado cuál es la mejor oportunidad y mérito para citar al presidente del Banco Central, que hace muy poco ha asumido. Así que, insisto en que hay que ir por los canales formales que establece la Carta Orgánica del Banco Central. Eso es lo que puedo decir como presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
De modo tal que dejo aclarado ese punto, porque si no vamos a estar en una eterna discusión. Sí podemos en el marco del debate del presupuesto citar a otros funcionarios, así como han venido el secretario Bausili y tantos otros a aclarar cuestiones de la ley.
En términos de la discusión macroeconómica, hay un Banco Central que ha diseñado una política monetaria en función de lograr las pautas que ha planteado el Poder Ejecutivo nacional, porque si bien tiene independencia respecto a la gestión diaria y a las herramientas que utiliza , no es ajeno al marco general de política económica. O sea, no es que el Banco Central se ha fijado una pauta independiente de todo el resto del programa económico. De hecho, incluso así lo establece el acuerdo con el Fondo Monetario, que cuando se firme estará en un marco de política monetaria y de cumplimiento de objetivos fiscales que están en línea con lo que se está planteando en este proyecto de presupuesto.
Quería plantear este punto respecto al fondo de la discusión, que lo podemos seguir debatiendo, pero en cuanto a la forma de la citación del presidente del Banco Central, nos tenemos que ceñir al cumplimiento de la ley de Carta Orgánica del Banco Central.
Tiene la palabra el señor secretario Bausili.
SR. BAUSILI Señora diputada: muchas gracias por las preguntas. Primero, machacó durante veinte minutos porque dije que estoy tranquilo. Soy de naturaleza tranquila y lo considero una virtud. Así que, gracias por el piropo.
Estoy tranquilo con el perfil de vencimientos de 2018, 2019 y 2020. Creo que es conservador y que no enfrenta un riesgo de liquidez significativo. Además, miro más allá de diciembre de 2019. Me parece que la política financiera prudente debería mirar cinco o diez años hacia el horizonte, más allá del calendario electoral, y ojalá eso se mantenga en el tiempo.
Los detalles sobre el perfil de vencimientos los incluimos en una presentación que subimos a la página del ministerio el 26 de septiembre, con el programa financiero, donde abrimos los detalles por moneda en 2019. Espero que ahí encuentre todos los detalles en conjunto con los informes trimestrales de deuda que subiremos a la página. Encantado de revisarlo en mayor detalle.
Por simplicidad, sobre todo para entender, en el mundo inversor neteamos los programas financieros los de lo que es la deuda intrasector público, que se refinancia no en un proceso automático pero con un perfil de riesgo muy diferente a la deuda de mercado. Por eso el vencimiento del BONAR 2018 no aparece en el resumen, pero sí aparece obviamente en todos los informes de deuda formales, porque el BONAR 2018 está en manos del FGS.
¿Por qué nos financiamos principalmente en dólares? Todavía no hemos logrado desarrollar en la Argentina un mercado suficientemente profundo de pesos y de plazo como para que sea prudente financiarnos en una proporción mucho más grande de lo que hacemos en pesos. Hasta ahora, una las consecuencias de las LEBAC era que producían una competencia por instrumentos de muy corto plazo con mucha liquidez, que generaba un crowding out general para muchos financiamientos, incluyendo el del Tesoro.
Creo que eso ha ido evolucionando para bien y estamos trabajando en un programa de Letes en pesos, que tiene mucho menos volumen, está mucho mejor distribuido en el tiempo y evita vencimientos demasiado abultados en una fecha puntual. Ojalá sirva para que las provincias y el sector privado también tengan un punto de referencia en las tasas de vencimientos y que se desarrolle el acceso a financiamiento en esa moneda porque ellos también lo necesitan.
Con respecto al cronograma de desembolsos del programa con el Fondo Monetario Internacional, todavía no está disponible y tampoco está totalmente definido. Dicho organismo precisó un par de montos: 13.000 millones de dólares para 2018 y 22.000 millones de la misma moneda para 2019.
En realidad, los 13.000 millones de dólares de desembolsos versus los 8.000 millones de dólares de necesidades atienden a que el Fondo Monetario Internacional aparentemente no se reuniría a principios de enero para atender las necesidades de 2019. Entonces, en cuanto a los desembolsos de 2018, que deberían ser en octubre y diciembre, en el caso de este último mes se incluiría el primer trimestre. Por esa razón en el programa financiero mostramos que el año 2019 se iniciará con un saldo de caja muy abultado por eso 5.000 millones de dólares que hacen la diferencia.
En definitiva, el cronograma que incluye el programa con el Fondo Monetario Internacional muestra fechas tentativas. Hay fechas del día 15 del mes que corresponde a cada trimestre: 15 de septiembre y 15 de diciembre.
Estoy tranquilo con el perfil de vencimientos de 2018, 2019 y 2020. Creo que es conservador y que no enfrenta un riesgo de liquidez significativo. Además, miro más allá de diciembre de 2019. Me parece que la política financiera prudente debería mirar cinco o diez años hacia el horizonte, más allá del calendario electoral, y ojalá eso se mantenga en el tiempo.
Los detalles sobre el perfil de vencimientos los incluimos en una presentación que subimos a la página del ministerio el 26 de septiembre, con el programa financiero, donde abrimos los detalles por moneda en 2019. Espero que ahí encuentre todos los detalles en conjunto con los informes trimestrales de deuda que subiremos a la página. Encantado de revisarlo en mayor detalle.
Por simplicidad, sobre todo para entender, en el mundo inversor neteamos los programas financieros los de lo que es la deuda intrasector público, que se refinancia no en un proceso automático pero con un perfil de riesgo muy diferente a la deuda de mercado. Por eso el vencimiento del BONAR 2018 no aparece en el resumen, pero sí aparece obviamente en todos los informes de deuda formales, porque el BONAR 2018 está en manos del FGS.
¿Por qué nos financiamos principalmente en dólares? Todavía no hemos logrado desarrollar en la Argentina un mercado suficientemente profundo de pesos y de plazo como para que sea prudente financiarnos en una proporción mucho más grande de lo que hacemos en pesos. Hasta ahora, una las consecuencias de las LEBAC era que producían una competencia por instrumentos de muy corto plazo con mucha liquidez, que generaba un crowding out general para muchos financiamientos, incluyendo el del Tesoro.
Creo que eso ha ido evolucionando para bien y estamos trabajando en un programa de Letes en pesos, que tiene mucho menos volumen, está mucho mejor distribuido en el tiempo y evita vencimientos demasiado abultados en una fecha puntual. Ojalá sirva para que las provincias y el sector privado también tengan un punto de referencia en las tasas de vencimientos y que se desarrolle el acceso a financiamiento en esa moneda porque ellos también lo necesitan.
Con respecto al cronograma de desembolsos del programa con el Fondo Monetario Internacional, todavía no está disponible y tampoco está totalmente definido. Dicho organismo precisó un par de montos: 13.000 millones de dólares para 2018 y 22.000 millones de la misma moneda para 2019.
En realidad, los 13.000 millones de dólares de desembolsos versus los 8.000 millones de dólares de necesidades atienden a que el Fondo Monetario Internacional aparentemente no se reuniría a principios de enero para atender las necesidades de 2019. Entonces, en cuanto a los desembolsos de 2018, que deberían ser en octubre y diciembre, en el caso de este último mes se incluiría el primer trimestre. Por esa razón en el programa financiero mostramos que el año 2019 se iniciará con un saldo de caja muy abultado por eso 5.000 millones de dólares que hacen la diferencia.
En definitiva, el cronograma que incluye el programa con el Fondo Monetario Internacional muestra fechas tentativas. Hay fechas del día 15 del mes que corresponde a cada trimestre: 15 de septiembre y 15 de diciembre.
SRA. VALLLEJOS Entonces, ¿por qué el ministro Dujovne dijo que iban a salir a vender en el mercado de cambio esos 5.000 millones de dólares remanentes?
SR. SECRETARIO DE FINANZAS No sé exactamente lo que dijo el señor ministro, pero entiendo que si el Tesoro recibe financiamiento en dólares para el déficit, que es mayoritariamente en pesos, va a necesitar convertir esos dólares a pesos. El monto exacto y el cronograma de esas conversiones dependerán de los cronogramas de desembolsos y de la secuencia del déficit.
Las necesidades de moneda extranjera del Tesoro están principalmente concentradas en servicios de deuda y pagos por energía importada. Hay que ver cómo se define el cronograma de desembolsos y como calza con las necesidades del Tesoro en términos de moneda. A partir de allí se deducirá cuánto necesita convertir el Tesoro.
Lo que sí se observa cuando se juntan los desembolsos con las necesidades de 2018 y de 2019 es que el Tesoro queda excedente en dólares. Es decir, en términos netos debería ser una fuente de dólares para la economía argentina por esta naturaleza.
Esto es lo que se anticipa, pero pueden pasar muchas cosas que difieran con la realidad. Por ejemplo, si se desarrollara un mercado en pesos atractivo para el financiamiento del Tesoro en los próximos dieciocho meses, a medida que el Tesoro se financie en pesos necesitaría un menor fondeo por parte del Fondo Monetario Internacional, y por lo tanto, quedaría mejor calzado en moneda. Por lo tanto, como comentaba hace un rato, esos fondos quedarían disponibles dentro del programa para años posteriores. Esto es lo que se puede anticipar con las variables que se conocen.
Con respecto a los números de la deuda, la planilla de endeudamiento solicita una autorización de endeudamiento asociada con las necesidades del déficit primario, los pagos de intereses y los vencimientos.
Las necesidades de moneda extranjera del Tesoro están principalmente concentradas en servicios de deuda y pagos por energía importada. Hay que ver cómo se define el cronograma de desembolsos y como calza con las necesidades del Tesoro en términos de moneda. A partir de allí se deducirá cuánto necesita convertir el Tesoro.
Lo que sí se observa cuando se juntan los desembolsos con las necesidades de 2018 y de 2019 es que el Tesoro queda excedente en dólares. Es decir, en términos netos debería ser una fuente de dólares para la economía argentina por esta naturaleza.
Esto es lo que se anticipa, pero pueden pasar muchas cosas que difieran con la realidad. Por ejemplo, si se desarrollara un mercado en pesos atractivo para el financiamiento del Tesoro en los próximos dieciocho meses, a medida que el Tesoro se financie en pesos necesitaría un menor fondeo por parte del Fondo Monetario Internacional, y por lo tanto, quedaría mejor calzado en moneda. Por lo tanto, como comentaba hace un rato, esos fondos quedarían disponibles dentro del programa para años posteriores. Esto es lo que se puede anticipar con las variables que se conocen.
Con respecto a los números de la deuda, la planilla de endeudamiento solicita una autorización de endeudamiento asociada con las necesidades del déficit primario, los pagos de intereses y los vencimientos.
SRA. VALLLEJOS Perdón, pero para el año próximo ustedes están planteando que el déficit primario será igual a cero. Por lo tanto, tendríamos que eliminar esa necesidad.
SR. SECRETARIO DE FINANZAS Se suma cero más los otros números. Los números precisos están en el proyecto de ley de presupuesto. Conceptualmente ese es el espejo del endeudamiento.
¿Por qué difiere la autorización que se incluye en las planillas con lo que presentamos en el programa financiero? Difiere principalmente por dos razones. En primer término, porque el programa financiero netea en el financiamiento intrasector público y el presupuesto sí necesita esas autorizaciones para hacer esos refinanciamientos, como por ejemplo, el del Bonard 18.
En segundo lugar, porque hay instrumentos, sobre todo las Letes de corto plazo y los instrumentos de tesorería, que impactan más de una vez en el año, porque lo que se necesitan las dos autorizaciones.
Ello no significa que el aumento de endeudamiento sea el total incluido en la planilla. Por eso hice referencia a la página 120, donde figura la estimación de cuál es el nivel de endeudamiento para el cierre de 2019, que no es por todo el monto de la planilla sino solamente por el neto que correspondería a déficit primario -si fuese distinto a cero- y los intereses, porque el desfinanciamiento suma y resta en esa ecuación.
En cuanto a la consulta y los comentarios sobre la Ley de Administración Financiera, quiero decir que no se trata de una urgencia. Ya traté de explicar que hay precedentes de por qué se incluyó en los presupuestos. Por eso nos pareció que era un buen momento para incluirlo. Nos parece que es una herramienta que al país le haría bien tenerla, ya que le daría una mayor flexibilidad financiera, lo que justamente le permitiría mejorar el perfil de financiamiento.
Creemos que la forma en que está redactada actualmente nos limita. Resulta más un costo que un beneficio, por más que la intención original haya sido muy válida y se haya aplicado durante un tiempo de una manera muy favorable, como por ejemplo cuando se cerró el plan Brady. Sin embargo, interpretaciones posteriores demostraron que hoy la ley no tiene aplicación práctica.
Nuevamente les pido por favor que no busquen y no piensen que deberían tener tranquilidad con respecto a la protección que provee este artículo de la ley tal como está escrito. Esa no es la fuente de tranquilidad. Cuando los artículos de las leyes se redactan de una manera específica sobre campos que pueden ser muy variables, como por ejemplo el mundo financiero, quedan sujetos a ingenierías financieras y de tanto en tanto pueden haber situaciones que cumplen con la norma legal pero que no necesariamente son favorables.
Errores de decisiones de política puede haber siempre. Es difícil que una ley proteja respecto de todos los potenciales errores en esa materia. Pero eso no quiere decir que con esta ley no estamos sujetos a potenciales errores de decisiones de política.
Lamento mucho que dude sobre mi afirmación de la legalidad del megacanje. Es la realidad y la invito a revisar los precedentes y los resultados legales de lo que fue ese juicio. Entiendo que haya sido ruinosa la operación, pero fue legal y se hizo bajo el articulado que hoy tiene la ley. En otras palabras, ¿esta nueva ley permitiría el megacanje? Sí. ¿La ley existente lo permite? Sí. Pero la ley, tal como está redactada actualmente, no nos protege a ese nivel. Eso es todo.
¿Por qué difiere la autorización que se incluye en las planillas con lo que presentamos en el programa financiero? Difiere principalmente por dos razones. En primer término, porque el programa financiero netea en el financiamiento intrasector público y el presupuesto sí necesita esas autorizaciones para hacer esos refinanciamientos, como por ejemplo, el del Bonard 18.
En segundo lugar, porque hay instrumentos, sobre todo las Letes de corto plazo y los instrumentos de tesorería, que impactan más de una vez en el año, porque lo que se necesitan las dos autorizaciones.
Ello no significa que el aumento de endeudamiento sea el total incluido en la planilla. Por eso hice referencia a la página 120, donde figura la estimación de cuál es el nivel de endeudamiento para el cierre de 2019, que no es por todo el monto de la planilla sino solamente por el neto que correspondería a déficit primario -si fuese distinto a cero- y los intereses, porque el desfinanciamiento suma y resta en esa ecuación.
En cuanto a la consulta y los comentarios sobre la Ley de Administración Financiera, quiero decir que no se trata de una urgencia. Ya traté de explicar que hay precedentes de por qué se incluyó en los presupuestos. Por eso nos pareció que era un buen momento para incluirlo. Nos parece que es una herramienta que al país le haría bien tenerla, ya que le daría una mayor flexibilidad financiera, lo que justamente le permitiría mejorar el perfil de financiamiento.
Creemos que la forma en que está redactada actualmente nos limita. Resulta más un costo que un beneficio, por más que la intención original haya sido muy válida y se haya aplicado durante un tiempo de una manera muy favorable, como por ejemplo cuando se cerró el plan Brady. Sin embargo, interpretaciones posteriores demostraron que hoy la ley no tiene aplicación práctica.
Nuevamente les pido por favor que no busquen y no piensen que deberían tener tranquilidad con respecto a la protección que provee este artículo de la ley tal como está escrito. Esa no es la fuente de tranquilidad. Cuando los artículos de las leyes se redactan de una manera específica sobre campos que pueden ser muy variables, como por ejemplo el mundo financiero, quedan sujetos a ingenierías financieras y de tanto en tanto pueden haber situaciones que cumplen con la norma legal pero que no necesariamente son favorables.
Errores de decisiones de política puede haber siempre. Es difícil que una ley proteja respecto de todos los potenciales errores en esa materia. Pero eso no quiere decir que con esta ley no estamos sujetos a potenciales errores de decisiones de política.
Lamento mucho que dude sobre mi afirmación de la legalidad del megacanje. Es la realidad y la invito a revisar los precedentes y los resultados legales de lo que fue ese juicio. Entiendo que haya sido ruinosa la operación, pero fue legal y se hizo bajo el articulado que hoy tiene la ley. En otras palabras, ¿esta nueva ley permitiría el megacanje? Sí. ¿La ley existente lo permite? Sí. Pero la ley, tal como está redactada actualmente, no nos protege a ese nivel. Eso es todo.
SR. PRESIDENTE LASPINA Muchísimas gracias a todos, en particular al señor secretario de Finanzas por el tiempo que nos ha dispensado.
No habiendo más asuntos que tratar, queda levantada la reunión.
No habiendo más asuntos que tratar, queda levantada la reunión.
Es la hora 12 y 52.