De interés de la Honorable Cámara de Diputados al “Toreo de la Vincha” a celebrase en la localidad de Casabindo, provincia de Jujuy.

Señor presidente:

El próximo agosto se realizará en la localidad de Casabindo, provincia de Jujuy, el “Toreo de la Vincha” en honor a Nuestra Señora de la Asunción, muestra de fe donde se produce una mezcla entre lo religioso y lo pagano, además de las ofrendas a la Pachamama.

Casabindo es una pequeña población situada a 120 kilómetros de Abra Pampa y a 148 kilómetros de Humahuaca, en plena Puna jujeña. Es una población parecida a todas las poblaciones coloniales, con una plaza principal y una iglesia: la de La Asunción, construida alrededor de 1772. Sus pocos habitantes viven de la cría de ovejas, llamas y de los tejidos de sus lanas. Asimismo como todo paisaje del Altiplano se desarrolla en un ambiente desértico.

Las honras a Nuestra Señora de la Asunción, comienzan desde temprano con el arribo, desde poblaciones vecinas, de las procesiones con imágenes de santos (misachicos). L a fiesta central se inicia con los samilantes (suris) y su danza (una de las cuatro danzas colectivas del folklore argentino), las cuarteadoras, y tres niños, de los cuales dos hacen de caballo y uno de toro: los primeros simulan perseguir al otro.

Posteriormente el sacerdote oficia la misa en la Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen (declarada Monumento Histórico Nacional el 14 de julio de 1941, Decreto Nº 95.687) y se hace una procesión alrededor de la plaza del pueblo, sahumando a las imágenes de los santos con incienso y otras hierbas, para pasar después, pobladores y visitantes, a comer los platos regionales que se venden en el lugar y a beber vino y chicha. A la siesta comienza la corrida de toros, cuyo nombre es, precisamente, Toreo de la Vincha.

El toro sale al ruedo con una vincha en las astas y el torero debe quitársela para luego ofrendarla a la Virgen. Los toreros son lugareños u ocasionales espectadores que se prestan a la celebración.

Finalizadas las disputas se otorgan los premios y menciones a los toreros triunfadores. El espectáculo del toreo dura hasta antes de la caída del sol, hora en que la imagen de Nuestra Señora es llevada a su lugar original.

La actual celebración, recoge la historia del cacique originario Pantaleón Tabarcachi, máxima autoridad de Casabindo en épocas de la conquista española, quien emprendió una rebelión en contra de los abusos de los encomenderos, lo que le valió tener que huir del pueblo puneño. El cacique fue apresado a pocos kilómetros de Olaroz por los conquistadores, quienes lo castigaron llevándolo a la plaza central, donde lo rodearon de tres toros simulando una corrida, le robaron la vincha y la colocaron en los cuernos de un animal, obligándolo a recuperarla.

Esta celebración, única fiesta taurina en la República Argentina, se diferencia de todas las conocidas por que no se sacrifica el animal sino que se le pone entre los cuernos una vincha con monedas de plata, que debe arrebatar el torero. Una vez obtenida la gracia es ofrecida a la Virgen.

La fiesta patronal más significativa de la Puna se realiza en el tiempo en que los jujeños ofrenden a la Pachamama, por ello se convierte en un escenario ideal de sincretismo y sentimiento religioso, donde se mezclan manifestaciones católicas, corpachadas, baile de cuartos y la particular danza de los samilantes promesantes, guardianes de la Virgen, que visten con plumas de suris danzando al son de un ronco erke.

Señor Presidente, convencido de la importancia de este evento para la localidad de Casabindo en particular, y para toda el país, es que solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto.