POBLACION Y DESARROLLO HUMANO
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PROYECTO DE LEY
Expediente: 4011-D-2014
Sumario: TRABAJO DOMESTICO Y DE CUIDADOS NO REMUNERADOS: INCLUSION EN EL SISTEMA DE CUENTAS NACIONALES; REGIMEN, ENCUESTA NACIONAL DEL USO DEL TIEMPO.
Fecha: 26/05/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 52
Incluir la economía del cuidado
conformada por el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en el Sistema
de Cuentas Nacionales. Encuesta Nacional del Uso del Tiempo
ARTÍCULO 1: La presente ley tiene
por objeto incluir la economía del cuidado conformada por el trabajo doméstico y
de cuidados no remunerado en el Sistema de Cuentas Nacionales.
ARTÍCULO 2: Para efectos de la
aplicación de la presente ley se adoptan las siguientes definiciones:
Economía del Cuidado: se refiere al
conjunto de bienes, servicios, actividades, relaciones y valores necesarios para
mantener y reproducir la forma de vida de las personas y sus grupos familiares
adaptados a la sociedad que les toca vivir. Se trata de la provisión y sostenimiento
de recursos materiales y simbólicos que contribuyen a la organización de la
sociedad y al funcionamiento del sistema económico. A nivel del hogar y la
comunidad, se trata del trabajo no remunerado relacionado con mantenimiento de
la vivienda, quehaceres domésticos para los miembros del hogar, los cuidados a
otras personas del hogar (ancianos, niñas y niños, discapacitados y otros adultos
dependientes), atención de las necesidades de alimentación, limpieza, y el
mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerada. Esta categoría de trabajo es
de fundamental importancia económica en una sociedad.
Trabajo doméstico y de cuidados no
remunerado: Servicios domésticos, personales y de cuidados generados y
consumidos dentro del propio hogar, o en ámbitos comunitarios, por las que no se
percibe remuneración.
Encuesta Nacional de Uso del Tiempo:
Instrumento metodológico que permite medir el tiempo dedicado por las personas
a las diferentes actividades, trabajo remunerado y no remunerado, estudio,
recreación y ocio, entre otros. En su diseño, la Encuesta Nacional de Uso del
Tiempo debe permitir dimensionar el trabajo total remunerado y no remunerado,
así como las principales actividades que lo componen, prestando especial atención
a la simultaneidad de actividades. La Encuesta Nacional de Uso del tiempo debe
permitir identificar diferencias de género en la provisión de estos trabajos, y
proporcionar insumos para la medición, valoración, y análisis del trabajo doméstico
y de cuidados no remunerado, con el objetivo de informar a las políticas
públicas.
Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico
y de Cuidados no Remunerado: Cuenta específica del Sistema de Cuentas
Nacionales que organiza y registra la información de un sector económico o social,
en este caso del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
ARTÍCULO 3: Se realizará la Encuesta
Nacional de Uso del Tiempo, instrumento indispensable para obtener la
información sobre Trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, con el objeto
de medir la contribución de las mujeres al desarrollo económico y social, y como
herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas
públicas.
ARTÍCULO 4: El INDEC, o el
organismo que lo reemplace, es la autoridad responsable de coordinar el
cumplimiento de lo dispuesto en la presente ley. Para ello deberá establecer los
procedimientos y realizará las gestiones necesarias para planear, diseñar, relevar,
publicar resultados y repetir periódicamente la Encuesta Nacional de Uso del
Tiempo.
ARTÍCULO 5: Se integrará una
Comisión Asesora bajo la coordinación ejecutiva del INDEC, con representación del
Ministerio de Economía, del Consejo Nacional de la Mujer, de entidades
académicas y de las organizaciones sociales especializadas en la temática. Esta
comisión tendrá la responsabilidad de:
- Elaborar una propuesta conceptual y
metodológica para el diseño, levantamiento y análisis de la Encuesta Nacional del
Uso del Tiempo.
- Elaborar el marco conceptual para la
creación de una Cuenta Satélite para el trabajo no remunerado doméstico y de
cuidados.
- Analizar y evaluar los informes
periódicos semestrales de los organismos responsables de cumplir con lo dispuesto
por la presente ley.
ARTÍCULO 6: Para la implementación
de la ley, el INDEC conforme con sus competencias, en un plazo no mayor a seis
(6) meses contados a partir de la vigencia de la presente ley, iniciará el proceso de
adecuación de procedimientos y gestiones necesarias para planear, diseñar y
relevar la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, y su inclusión en el Sistema
Estadístico Nacional.
El Ministerio de Economía, conforme
con sus competencias, en un plazo no mayor a seis (6) meses contados a partir de
la vigencia de la presente ley, iniciarán el proceso de adecuación de
procedimientos y gestiones necesarias para el cálculo de la Cuenta Satélite de
Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado, y la forma de inclusión de esta
información en el Sistema de Cuentas Nacionales.
ARTÍCULO 7. Uso de la Información.
Los organismos del Estado nacional que participan en la preparación, seguimiento
y control del presupuesto nacional y que tienen la responsabilidad del diseño e
implementación de políticas públicas deberán considerar, dentro de sus análisis, el
trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, visibilizando su contribución al
desarrollo económico del país y poniendo de manifiesto las inequidades que
eventualmente existan en torno a su distribución.
ARTÍCULO 8: El efectivo relevamiento
de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, no podrá superar los dos (2) años
contados a partir de la vigencia de la ley.
ARTÍCULO 9: Comuníquese al Poder
Ejecutivo Nacional.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
A través de este proyecto se busca
contar con instrumentos de producción de información oficial que registre el
trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, y las consecuencias que éste
tiene en el mantenimiento del sistema productivo y la actividad económica del
país.
Motivados en una concepción política
que busca la equidad social y económica, consideramos indispensable reconocer el
aporte que todos los integrantes de la sociedad hacen a la economía, a través de
la elaboración de instrumentos de registro que permitan conocer cuáles son las
tareas que de manera no remunerada contribuyen a su desarrollo económico.
Antecedentes:
En la segunda mitad del siglo XX hubo
avances en relación a los derechos sociales, a los beneficios del desarrollo
económico, a la garantía de libertades individuales para hombres y mujeres. Todo
esto ha significado una mejora evidente de las condiciones de vida de toda la
sociedad. La suscripción de convenios internacionales, declaraciones,
manifestaciones públicas de autoridades, fueron mecanismos que pusieron esta
cuestión en la agenda de las políticas públicas de varios países de la región. Esto
también se ha reflejado en la sanción de leyes y políticas públicas adaptadas a
cada país.
En relación a la equidad de género es
importante el camino recorrido, en este sentido podemos remitirnos a la
Convención Internacional contra todas las formas de discriminación contra la mujer
-CEDAW (1979), que tuvo la adhesión de la Argentina al Protocolo facultativo
recién en el 2006. Luego, en 1995 la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer
produjo la Plataforma de Acción de Beijing.
En la región la Conferencia de
estadística de las Américas de la CEPAL en 2007, el Consenso de Quito (2007) y el
Consenso de Brasilia (2010), ambos surgidos de la Décima y Undécima
Conferencias Regionales sobre la Mujer de América Latina y el Caribe,
respectivamente. Estos acuerdos internacionales mencionan especialmente a la
necesidad de mejorar los datos que reflejen la real dimensión del trabajo no
remunerado de hombres y mujeres en la economía nacional, generar estadísticas
con perspectiva de género y la necesidad de que se vean reflejadas en las cuentas
nacionales y las políticas públicas.
De esta manera se han impulsado
avances en la institucionalización de políticas públicas, en la región en general y en
cada país en particular. Sin embargo estos avances tienen un mayor desarrollo en
el ámbito público, sin su contrapartida en el ámbito privado de la organización
familiar.
El contexto socioeconómico y
demográfico regional de los últimos años indica que las mujeres tienen una mayor
participación en el mercado de trabajo, y por lo tanto se ha reducido la cantidad
de mujeres sin ingresos propios, dedicadas exclusivamente a las tareas
domésticas. También se registra una mejora en el nivel educativo de las mujeres.
Esto es muy relevante porque la autonomía económica de las mujeres es uno de
los elementos más importantes para lograr la igualdad.
Sin embargo, la mayor cantidad de
mujeres en la población económicamente activa, que supone una mayor igualdad,
no se refleja en las responsabilidades familiares, ya que no se verifica una
reducción de las responsabilidades domésticas. Por el contrario, significa un
incremento del total de las tareas, especialmente entre las mujeres de hogares
pobres, donde los ingresos son insuficientes para contratar en el mercado los
servicios de cuidado necesarios para el funcionamiento, mejor dicho, el
mantenimiento, de la organización familiar.
Es propósito de este proyecto de ley
comenzar a visualizar esta realidad a través de datos estadísticos e indicadores
económicos, que permitan reformular normas y diseñar políticas orientadas a que
la igualdad se logre también en el ámbito privado y en la vida cotidiana.
La desigualdad en la división sexual
del trabajo
La división sexual del trabajo al
interior del hogar genera y consolida desigualdades:
- Por la carga desigual que implican,
para hombres y mujeres, las tareas de cuidado familiar y la incidencia que tienen
en la economía familiar;
- Por la falta de reconocimiento que
tiene el trabajo de cuidado familiar no remunerado tanto en la economía familiar
como en la en la producción económica del país.
Estas desigualdades, que afectan a
gran parte de la población, no están consideradas en el diseño de la política
económica, de seguridad social y de desarrollo social. Por lo tanto, es necesario
contar con información específica para poder avanzar en políticas públicas que
reconozcan el derecho al cuidado, las tareas domésticas y como consecuencia
promuevan la igualdad.
Este reconocimiento implicaría
corresponsabilizar a todos los adultos cuestionando los roles tradicionales de
género, consolidados a través de mandatos culturales difíciles de remover.
Incorporar esta perspectiva es un desafío que deben proponerse las nuevas
políticas públicas y este proyecto busca que el Estado argentino cuente con una
herramienta que es la información precisa y certera que valore este trabajo
invisibilizado.
El Programa de Acción Regional para
las Mujeres de América Latina y el Caribe 1995 -2001 acordado por los países
miembros de la CEPAL, se plantea como objetivo central "acelerar el logro de la
equidad de género y la total integración de las mujeres en el proceso de
desarrollo, así como el ejercicio pleno de la ciudadanía en el marco de un
desarrollo sustentable con justicia social y democracia". Pero en el logro de estos
objetivos reconoce los obstáculos que tienen las mujeres para acceder a los
beneficios del desarrollo económico al interior de las relaciones intrafamiliares,
donde profundiza la división sexual del trabajo a través de la naturalización del
trabajo domestico como responsabilidad femenina.
Los Estados nacionales han
desarrollado políticas a favor de la igualdad de género, pero no han visualizado las
situaciones de desigualdad que se producen al interior del hogar y que no son
detectadas por las estadísticas oficiales en su real dimensión.
Por ello, luego de años de
reconocimientos, acuerdos, manifestaciones y consensos es necesario avanzar en
una observación de las condiciones materiales de vida de manera que visualice
cuál es la real participación de la mujer en la economía. Las desigualdades
persisten, en la medida que las mujeres realizan una cantidad de tareas no
remuneradas que se mantienen incuestionables, fundadas en la naturalidad de los
roles históricamente asignados a mujeres y varones.
El desarrollo del Estado de bienestar,
en el siglo XX permitió que ciertos beneficios del desarrollo económico fueran
reconocidos a los trabajadores formales, varones, jefes de hogar proveedores de
los recursos para que la familia se responsabilice en cabeza de la mujer, sin
ingresos propios, de las tareas de cuidado familiar. En este mismo sentido el
Estado de Bienestar generó instituciones de protección social que han promovido
la división sexual del trabajo con políticas sociales, de salud, de seguridad social,
bien intencionadas en la ayuda y el fortalecimiento familiar, pero que han
consolidado los roles tradicionales de género y no han contemplado los diversos
modelos de organización familiar existentes. Como ejemplo, los programas de
transferencias condicionadas han potenciando el rol de la mujer, en lugar de
considerar a todos sus integrantes igualmente responsables del cuidado familiar,
asignando a la mujer el protagonismo para cumplir con contraprestaciones
exigidas, focalizando en ellas la responsabilidad del cuidado, lo cual significa más
trabajo. Si bien, en un contexto de extrema vulnerabilidad las prestaciones sociales
pueden ser una ayuda, no deberían naturalizar el trabajo no remunerado de las
mujeres ya que limitan sus posibilidades de trabajo decente.
En el mismo sentido, la legislación
laboral que garantiza la igualdad ante diferentes situaciones familiares (régimen de
licencias, jardines de infantes, asignaciones familiares, etc.) es positiva. Sin
embargo, no debe soslayar que al interior del hogar se desarrolla un trabajo no
regulado que recae fundamentalmente sobre las mujeres. Cuando este aspecto no
es tenido en cuenta la legislación puede tener un efecto no deseado promoviendo
el alejamiento de la mujer del mercado de trabajo.
Ante un mercado de trabajo que
remunera mejor a varones que a mujeres y sociedades que culturalmente no han
asumido la igualdad sobre las responsabilidades familiares, es necesario observar
con mayor detenimiento cuáles son las consecuencias que tienen las regulaciones
que buscan garantizar igualdad de manera neutra, ofreciendo idénticos beneficios
a mujeres y varones.
Es fundamental reconocer que estas
situaciones de desigualdad se basan en un fuerte arraigo cultural. Por ello, son
aceptadas naturalmente como propias (y voluntarias) de las tareas femeninas y
maternales, sin prestar atención a la directa relación que tienen con el nivel de
vida de la familia y con la actividad económica productiva de una sociedad.
En consecuencia las políticas públicas
requieren de algo más que decisiones y las consecuentes medidas administrativas
para llevarlos a cabo. Tendrán que ir acompañadas de información certera que
deberá ser insumo para la legislación y el diseño de programas que buscan la
igualdad, y al mismo tiempo un disparador del debate público necesario para
producir un cambio cultural.
La Organización Familiar, el mercado
de trabajo y su incidencia en las condiciones de vida de la población.
El cuidado familiar y las tareas
domesticas siempre han sido considerados como una actividad del ámbito privado,
sin embargo reúnen ciertas características que las convierten en socialmente
relevantes:
Es un trabajo no remunerado
La manera como se realiza es
determinante en el desarrollo de los niños/as
Es fundamental para la economía del
hogar, ya que la manera como se realiza condiciona las posibilidades de otros
miembros de la familia para adquirir ingresos
Incide en la calidad de vida de
varones y mujeres y se resuelve de manera diferente de acuerdo al nivel
socioeconómico
Estas características convierten una
tarea, culturalmente asignada a la esfera privada, en una problemática social que
como tal, requiere de la implementación de una política pública que la atienda.
Para ello es necesario conocer cómo se organizan las responsabilidades en el
cuidado al interior de las familias.
Se trata de tareas que recaen
principalmente sobre las mujeres del hogar o sobre las redes familiares (siempre
femeninas) que habitualmente asumen la función de los cuidados, pero que
también presentan diferencias al interior del colectivo según niveles socio
económicos.
En los hogares pobres lo realiza
directamente la mujer del hogar, muchas veces resignando el trabajo remunerado,
lo cual afecta sus ingresos en la etapa más productiva de la vida activa. Esto
también afecta su nivel de vida futura, ya que retirarse temporalmente del
mercado de trabajo, perjudica su trayectoria laboral y la posibilidad de estar en
una mejor posición si quisiera reingresar. De esta manera, la mujer que asume las
tareas de cuidado tiene una gran dificultad para incluirse o permanecer en el
mercado de trabajo, lo cual deteriora la economía familiar y su desarrollo personal.
Son fundamentalmente los hogares pobres los que restringen sus posibilidades de
progreso porque alguno de sus integrantes, generalmente mujeres, deben ocupar
su tiempo en el trabajo no remunerado de cuidado familiar.
Los hogares de mayores ingresos, en
cambio, pueden financiar servicios de cuidado familiar (servicio doméstico, niñeras,
jardines de infantes) para facilitar la permanencia de las mujeres en el mercado de
trabajo. Pero, aun con esta ventaja, siguen siendo ellas las que se ocupan de
resolver estas cuestiones. De esta manera persisten los roles tradicionales de
género, disimulados con los recursos económicos
La desigualdad de género que está
presente en todos los hogares, se refleja mayormente entre las mujeres de
hogares pobres. Aliviar las responsabilidades de cuidado por contar con recursos
económicos profundiza las desigualdades sociales. Esta situación la podemos
observar en que el trabajo doméstico y de cuidado cuando es remunerado, es uno
de los más bajos en la escala salarial, muchas veces en negro y desvalorizados en
relación a otros trabajos que requieren similar nivel educativo.
Es urgente revertir esta situación,
jerarquizando socialmente estas tareas y asignándoles el valor económico que en
realidad tienen.
Para eso hay que conocerlo y medirlo,
con rigurosidad científica (a través de datos confiables), para generar información
que refleje la situación intrafamiliar, el uso del tiempo de mujeres y varones hacen
en relación al sostenimiento del hogar y la manera en que disponen de su tiempo
libre. Pero observando también las características socio demográficas de las
mujeres que realizan tareas no remuneradas en el hogar, como así también de las
trabajadoras domésticas, prestando atención a las escalas salariales, protección
laboral, requisitos educativos, etc.
Derecho al Cuidado
Uno de los caminos para revertir la
desigualdad de género al interior del hogar, es observar las necesidades de
cuidado familiar desde una perspectiva de derechos. Esto significa garantizar el
derecho a ser cuidado, donde los sujetos de derechos son las personas receptoras
de los cuidados (niños, ancianos o discapacitados para cuidados especiales y
familias para tareas domesticas en general), quienes los reciben por ser
integrantes de una sociedad que los garantiza.
Al reconocer que el cuidado familiar
es un derecho, el trabajo de cuidado familiar o doméstico no se brinda para aliviar
el trabajo de las mujeres sino para quitar una responsabilidad asignada a ellas a
partir de una imposición cultural. Asimismo este reconocimiento coloca al Estado
como el responsable, por lo tanto debe promover la reflexión la responsabilidad
social de las tareas de cuidado familiar y garantizar las políticas públicas
adecuadas.
Existe una estrecha relación entre la
organización del cuidado familiar y la actividad económica. Por eso es importante
observar esta cuestión con una perspectiva económica.
Las tareas de cuidado están
naturalizadas en la organización familiar, y de esta manera invisibilizadas. Por lo
tanto, cuestionarse el lugar que ocupan las tareas de cuidado en la organización
familiar es una manera de hacerlas evidentes, para superar las relaciones de
desigualdad intrafamiliar y avanzar hacia la igualdad de oportunidades y de trato
para todos sus miembros.
Por otra parte, la organización de la
actividad económica y las políticas que la regulan, condicionan las decisiones que
toman hombres y mujeres sobre el tiempo que le van a dedicar al trabajo
remunerado y no remunerado, esto tiene consecuencias en el acceso a recursos
que se obtienen en el mercado y la participación en la economía. Siendo la mujer
quien asume la mayor carga en las tareas no remuneradas, se subestima (sub
registra) su contribución al desarrollo económico, al no visualizarse las tareas que
efectivamente cada uno realiza y al no poder asignarle un valor económico a esas
tareas.
Así se explica la vinculación entre la
división sexual del trabajo con el desarrollo económico, y la desventaja en que se
encuentran quienes realizan trabajos no remunerados que contribuyen al
mismo.
Es importante entonces, incorporar el
concepto de economía del cuidado al abordar este tema desde un enfoque de
derechos con el propósito de efectivizar la igualdad material de mujeres y de
varones.
Encuesta Nacional de Uso del Tiempo
Cuando las tareas necesarias para el
cuidado familiar y el funcionamiento del hogar se resuelven con trabajo no
remunerado, se origina una desigualdad y por lo tanto, un problema social que
impone al Estado el diseño de políticas que consideren a todos los adultos
responsables del cuidado y las tareas domésticas.
El cuidado familiar y la forma en que
la sociedad lo resuelva inciden en la manera en que las personas van a integrarse
al mercado de trabajo, y esto determina sus condiciones de vida. Por eso es
necesario dimensionar adecuadamente la importancia social y económica del
trabajo no remunerado en el hogar si se busca una sociedad más igualitaria, donde
quienes contribuyen al desarrollo económico sean reconocidos por su esfuerzo y
respetados sus derechos.
Para transparentar esta situación es
fundamental contar con una ENCUESTA NACIONAL DE USO DEL TIEMPO que
permita cuantificar la carga total de trabajo (remunerado y no remunerado), que
realizan hombres y mujeres, fundamentalmente al interior del hogar para sostener
su funcionamiento. Se trata de conocer el valor y el volumen del trabajo no
remunerado en hogares.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires
es el único distrito del país que ha realizado una Encuesta de estas características
(Ley 1168, BO 1832, promulgada en diciembre de 2003), implementada en un
acuerdo de cooperación con la Universidad de Gral. Sarmiento. Este trabajo es de
gran utilidad para este proyecto pero, paradójicamente, brinda información sobre
la jurisdicción donde residen las mujeres más favorecidas económicamente y
donde gran parte del trabajo doméstico remunerado (mal remunerado) es
realizado por mujeres que no residen allí.
Una encuesta nacional de éstas
características incorporada al Sistema Estadístico Nacional será fundamental para
incorporar una perspectiva de género en el análisis de los datos obtenidos de otras
fuentes de información sistematizada con que cuenta el sistema.
Existe la percepción generalizada de
que la mayor parte del trabajo no remunerado lo realizan las mujeres, pero para el
diseño de políticas públicas no alcanza con percepciones, las que aun siendo
certeras pueden estar cargadas de subjetividad. Es necesario contar con
estadísticas que ilustren acerca de la manera en que hombres y mujeres
administran su tiempo.
Al vincular esta información con el
sistema de cuentas nacionales permitirá conocer cuáles de esas actividades
corresponden a trabajo reproductivo que aportan a la economía familiar y a la
economía nacional, pero que no son valorizados económicamente por encontrarse
fuera de la frontera de la producción.
Una encuesta de este tipo no significa
aceptar ningún tipo de injerencia del Estado en la privacidad de las personas, se
trata de buscar información fidedigna, de manera anónima, sobre la realidad y la
organización que se dan las familias argentinas para funcionar como tales. Se trata
de conocer, para valorar adecuadamente el esfuerzo que cada persona realiza para
el funcionamiento del hogar y la incidencia que esto tiene en el funcionamiento de
la economía.
Conocer la distribución del trabajo
doméstico y de los cuidados a niñas/os y personas dependientes, entre los
miembros del hogar, según sexo, por grupos de edades, según estado civil, según
tipo de hogares y según niveles de ingresos de los hogares, será un insumo
fundamental para el diseño de políticas públicas que promuevan la igualdad de
responsabilidades al interior del hogar reconociendo el aporte económico de
quienes realizan tareas de cuidado familiar. Como así también permite visualizar
diversidad de formas de organización familiar, y promover en todas sus
modalidades la democratización de los roles familiares.
El análisis de las diferentes formas en
que las personas utilizan su tiempo permitirá:
Visibilizar cómo se distribuye la carga
total de trabajo entre mujeres y varones
Conocer el tiempo que cada uno
dedica a las tareas domésticas y de cuidado familiar, permitirá asignarles un valor
económico que no suele ser reconocido.
Revisar la forma tradicional de
analizar la productividad y los avances del desarrollo económico, donde es
razonable suponer que hay una carga de trabajo femenino importante que no se
está contabilizando.
Analizar las interrelaciones entre el
trabajo remunerado y el no remunerado
Visualizar que las tareas domésticas y
de cuidado familiar que no está remunerado son actividades laborales (trabajo)
que hay que reconocer a quienes lo realizan. Al mismo tiempo, poner en evidencia
que muchas de esas tareas son un derecho que tienen quienes lo reciben (derecho
al cuidado). Esto aportará elementos nuevos para reconceptualizar las nociones de
trabajo y de seguridad social.
Contar con un insumo para pensar en
la reformulación de un Sistema de Protección Social que contemple la
responsabilidad colectiva de los cuidados necesarios para el funcionamiento del
hogar
Poner en evidencia las desigualdades
preexistentes y generar los programas sociales necesarios para revertirlos
Cuenta Satélite de Servicios
Domésticos y de Cuidado No Remunerados
Este proyecto busca que el Estado
argentino genere la información necesaria para conocer la dimensión real del
trabajo no remunerado en el hogar y su incidencia en el sostenimiento de actividad
económica.
Esto significará reconocer el trabajo
doméstico como productivo, para ello es necesario poner en valor el trabajo no
remunerado e incorporar la dimensión de género al análisis económico.
Por eso, en la búsqueda de nuevas
herramientas de análisis y medición, es necesaria, además de la Encuesta Nacional
de Uso del Tiempo, la creación de una Cuenta Satélite.
El Sistema de Cuentas Nacionales al
que adhiere la República Argentina fue revisado y reformulado en un mecanismo
de colaboración de diferentes organismos internacionales de donde surgió el SCN
1993, documento que establece las normas internacionales para la medición de
una gran cantidad de variables que permiten organizar la información sobre la
actividad económica.
Ante el surgimiento de investigaciones
sobre temas específicos como hogares, el medio ambiente, el turismo, la
educación, la salud, surge la necesidad de incorporar el concepto de cuentas
satélite para contemplar ciertas problemáticas sociales al análisis macroeconómico,
esto permite identificar el lugar que ocupan ciertas actividades en la economía
nacional.
El sistema de cuentas nacionales
refleja la estructura y dinámica de la economía, presenta un esquema conceptual y
metodológico para la producción de las estadísticas nacionales. La frontera de la
producción define lo que se contabiliza en el sistema de cuentas nacionales. Bajo
esta conceptualización, están fuera del sistema de cuentas nacionales, justamente
las actividades que nos ocupan, es decir: servicios domésticos y de cuidado de los
miembros del hogar no remunerado para atender sus necesidades de alimentación
de limpieza de ropa y de la casa, del cuidado de niños, enfermos o mayores,
servicios no remunerados a otros hogares, a la comunidad o a Instituciones sin
fines de lucro.
Por eso surge la necesidad de crear
una cuenta SATELITE DE SERVICIOS DOMESTICOS Y DE CUIDADO NO
REMUNERADOS, que a partir de la información suministrada por la ENCUESTA
NACIONAL DE USO DEL TIEMPO, registre estas tareas en la actividad económica y
permita una medición completa del trabajo necesario para de la producción de
bienes y servicios.
De esta manera se podrá calcular el
valor del trabajo no remunerado en el hogar y dimensionarlo adecuadamente en el
conjunto del la actividad económica.
7. Algunas Definiciones
Cuentas Satélite:
Las cuentas o sistemas satélite
subrayan generalmente la necesidad de ampliar la capacidad analítica de la
contabilidad nacional a determinadas áreas de interés social de una manera
flexible y sin sobrecargar o distorsionar el sistema central. Normalmente, las
cuentas o sistemas satélite permiten:
(a) proporcionar información
adicional, de carácter funcional o de entrecruzamientos sectoriales, sobre
determinados aspectos sociales;
(b) utilizar conceptos
complementarios o alternativos, incluida la utilización de clasificaciones y marcos
contables complementarios y alternativos, cuando se necesita introducir
dimensiones adicionales en el marco conceptual de las cuentas nacionales;
(c) ampliar la cobertura de los costos
y beneficios de las actividades humanas;
(d) ampliar el análisis de los datos
mediante indicadores y agregados.
Cuidado Familiar
Son aquellas tareas que implican el
cuidado de algunos miembros de la familia que carecen de autonomía para su
supervivencia (ancianos, niños, discapacitados). La forma en que se organizan
socialmente e intrafamiliarmente estas tareas, afecta de manera diferenciada a
distintos miembros de la familia. El cuidado familiar es un derecho, para quienes
necesitan los cuidados y debe ser reconocido como un trabajo para quienes
realizan la tarea de cuidar. Del análisis de estas tareas surge el concepto de
Economía del cuidado.
Tareas de Cuidado de Manera
Remunerada
Aquellas que proporcionan servicios
personales cara a cara que desarrollan o restablecen capacidades que quienes son
cuidados: salud, educación y socialización (empleadas domesticas, niñeras,
maestras de centro de desarrollo infantil y preescolar enfermeras y auxiliares de
enfermería)
Trabajo Doméstico
El trabajo domestico remunerado
regulado por el Decreto Ley nº 326 del 30 de enero de 1956, considera trabajo
doméstico a "...las relaciones de trabajo que los empleados de ambos sexos
presten dentro de la vida doméstica y que no importen para el empleador lucro o
beneficio económico, no siendo tampoco de aplicación para quienes presten sus
servicios por tiempo inferior a un mes, trabajen menos de cuatro horas por día o lo
hagan por menos de cuatro días a la semana para el mismo empleador".
Economía del Cuidado:
Conjunto de bienes, servicios,
actividades, relaciones y valores necesarios para mantener y reproducir la forma
de vida de las personas y sus grupos familiares adaptados a la sociedad que les
toca vivir. Se trata de la provisión y sostenimiento de recursos materiales y
simbólicos que contribuyen a la organización de la sociedad y por lo tanto al
funcionamiento del sistema económico. Este trabajo complementa los ingresos
monetarios provenientes del trabajo asalariado. Son actividades remuneradas y las
no remuneradas necesarias para el mantenimiento del hogar, la salud y la fuerza
de trabajo necesaria, es decir, necesarias para la reproducción de las condiciones
sociales que sostienen el funcionamiento de la economía .
Por todo lo expuesto y con la total
convicción de que la aprobación de este proyecto (inspirado en el que ya ha
presentado en Diputados María Luisa Storani y que rescata el trabajo de la
economía feminista realizado por investigadoras como Laura Pautassi, Corina
Rodriguez, Laura Esquivel y Natalia Gherardi) nos permitirá contar con la
información necesaria para adoptar las políticas públicas imprescindibles para
democratizar las relaciones familiares a través de la puesta en valor del trabajo
doméstico y de cuidado no remunerado, es que los diputados y diputadas
firmantes pedimos la sanción de esta iniciativa.
Referencias
Ley 17.622/68 INDEC
Ley Nº 1168 de la Legislatura, la
Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires debe indagar sistemática y periódicamente acerca de la distribución del uso
del tiempo de mujeres y varones residentes en la Ciudad. Los resultados de esta
indagación deben ser utilizados para propiciar políticas que mejoren las
condiciones de vida de las mujeres y la incorporación social equitativa de mujeres
y varones.
www.buenosaires.gov.ar/.../informe_328_encuesta_de_uso_del_tiempo
Ley 1413/10 Colombia. Regulación de
la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales con el
objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del
país y como herramienta fundamental para la definición e implementación de
políticas públicas.
Ley N° 29700, Perú "Ley que incluye
el trabajo no remunerado en las cuentas nacionales", publicada en el Diario Oficial
de Perú el 4 de junio de 2011
ENCUESTA CONTINUA DE HOGARES.
Módulo uso del tiempo y trabajo no remunerado - INE - Uruguay
Encuesta Nacional sobre el uso del
tiempo - INEGI - México
Sistema de cuentas Nacionales de
México. Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México 2003-
2009. Instituto Nacional de estadística y geografía de México.
OIT - C156 - Convenio sobre los
trabajadores con responsabilidades familiares, 1981 VIGENCIA: 11:08:1983.
Sujeto: Igualdad de oportunidades y de trato. RATIFICACION: 17:03:1988
OIT C 189 Convenio sobre las
trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 Convenio sobre el trabajo
decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos
El cuidado en acción - Entre el
derecho y el trabajo - Montaño Virreira y Calderón Magaña coordinadoras - CEPAL-
AECID- UNIFEM- Santiago de Chile 2010
Pautassi, L. y Zibecchi, C. "La
provisión de cuidado y la superación de la pobreza infantil. Programas de
transferencia a condicionadas en la Argentina y el papel de las organizaciones
sociales y comunitarias. Serie Políticas Sociales 159 - CEPAL. Enero 2010.
Esquivel, Valeria. Uso del Tiempo en
la ciudad de Buenos Aires - Universidad Nacional de General Sarmiento,
2009.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
GARRIDO, MANUEL | CIUDAD de BUENOS AIRES | UCR |
RICCARDO, JOSE LUIS | SAN LUIS | UCR |
BAZZE, MIGUEL ANGEL | BUENOS AIRES | UCR |
TROIANO, GABRIELA ALEJANDRA | BUENOS AIRES | PARTIDO SOCIALISTA |
BURGOS, MARIA GABRIELA | JUJUY | UCR |
GIMENEZ, PATRICIA VIVIANA | MENDOZA | UCR |
ALFONSIN, RICARDO LUIS | BUENOS AIRES | UCR |
LINARES, MARIA VIRGINIA | BUENOS AIRES | GEN |
DUCLOS, OMAR ARNALDO | BUENOS AIRES | GEN |
Giro a comisiones en Diputados
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