Que vería con agrado que la Dirección Nacional de Migraciones en el marco del “Programa Siria”, que se desarrolla en el ámbito de la citada Dirección, despliegue una profunda y eficaz campaña de esclarecimiento sobre los alcances y límites de ese programa, para que la ciudadanía en general se informe debidamente y participe del mismo.

Señor presidente:

La principal característica de nuestra sociedad, es que se fue conformando con la llegada de diversas corrientes inmigratorias, que han hecho de este país un verdadero crisol de razas.

Es así que a lo largo de más de dos siglos, podemos convivir en paz diversas etnias, sin que mantengamos fronteras que nos dividan, ni intereses, ni credos, ni matices de piel que pudieran producir entre los argentinos divisiones insalvables.

Al amparo del generoso porvenir que auguraba la sanción del art. 20 de la Constitución Nacional, que garantiza a todo ciudadano extranjero igual derecho que el nacional, con el solo hecho de pisar suelo argentino, ha determinado que toda aquella marea migrante que a partir de la segunda mitad del siglo 19 arribó a nuestros puertos, se hubieran visto favorecidos por la ventura de haber podido superar aquellos años de angustia y desesperanza que los llevó a partir de sus tierras de origen, para encontrarse en pocas generaciones adelante con la maravilla de haber vivido la movilidad social ascendente, donde hijos de inmigrantes, muchas veces analfabetos, desempeñaran importantes cargos para guiar los destinos del país.

Todas estas corrientes migratorias, han sido el fermento necesario para hacer de este extenso país, muy despoblado en algunas partes, un gran país donde muchas veces los grandes ejemplos de solidaridad han facilitado la vida los habitantes.

Los que somos la resultantes de la importante corriente migratoria de los países árabes, tales como Siria y el Líbano, hemos sufrido muchas veces el destino que castigó a estas dos naciones durante muchos años, como fue el flagelo de la guerra civil de los años 80 en el Líbano, y como lo es la actual y lamentable situación de los ciudadanos Sirios, que son arrojados al abismo de la desesperación, y a la desesperanza, cuando se exponen a cruzar los peligrosos caminos, que muchas veces hacen presa de los seres más queridos de desesperados ciudadanos sirios, que buscan refugio huyendo de tanta crueldad. Nos estremecemos ante el solo recuerdo de las imágenes que nos muestran los diversos medios que publican sus noticias, de cuerpos inermes desparramados por los campos, y peor aún, niños expuestos a una cruel y fatal travesía en un desesperado escape hacia una incierta salida.

Es esa tal vez esa la razón por la cual no podemos permanecer ajenos a esta situación, porque como he expresado anteriormente, en mi distrito, que es la ciudad de Tinogasta, hasta hace no mucho tiempo, dirigió los destinos de esa sociedad un ciudadano Sirio, que será recordado al menos como un muy buen vecino, por no decir un muy buen intendente. Y como los que venimos de aquella corriente migratoria, debemos expresar nuestro compromiso con toda medida que pudiera nacer desde la sociedad y el Gobierno de la Argentina, para que la importante medida que encierra el Programa SIRIA sea conocido por toda la sociedad y por todos los sectores directamente interesados o vinculados con la comunidad árabe en la Argentina, para con ello procurar llevar alivio al sufriente pueblo Sirio.

Siendo la esencia del Programa Siria la posibilidad de que los ciudadanos argentinos residentes en nuestro país puedan reencontrarse con sus seres queridos que corren graves riesgos permaneciendo en el lugar del conflicto, se hace imprescindible que toda la sociedad argentina, y aun la que tiene vínculos con la Comunidad Árabe, tenga la más completa información sobre este programa para actuar en consecuencia.

Por todas estas razones, señor Presidente, solicito que el presente proyecto sea aprobado.