Art. 1: Dispóngase el reemplazo total en todo el territorio nacional de los monumentos e imágenes del General Julio Argentino Roca.

Art. 2: El Poder Ejecutivo nacional dispondrá lo necesario y reglamentara la presente ley para implementar lo establecido en el artículo precedente.

Art. 3: Invítese a las Provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherirse a la presente ley.

Art. 4: De forma.

Señor presidente:

La historia, desde antaño, ha sido contada a partir de una sola posición, desde un solo punto de vista.

Durante el mes de julio de 1878, al hacerse cargo del Ministerio de Guerra y Marina, el general Julio Argentino Roca puso en marcha un plan donde resolvía terminar con la población indígena del sur para afirmar lo que él llamó la "soberanía nacional".

Cada comandante de frontera, ese mismo mes, recibió la orden de invadir las tierras de los pueblos originarios, denominadas por ellos como "el territorio salvaje". Roca usó en ese momento una frase que, mucho tiempo después, utilizarían los nazis: hay que emprender rápidamente una "campaña de limpieza".

La orden tenía como objetivo avanzar con rapidez hasta la línea del río Negro y, en lo posible, no dejar a nadie con vida. Fue así entonces que miles de indígenas - entre ellos mujeres, ancianos y niños -, fueron asesinados, incorporando al "dominio soberano y efectivo de la Nación" una superficie territorial de 15.000 leguas.

Pero Roca, aun insatisfecho, comenzó con nuevas acciones de exterminio cuando asumió su segunda presidencia. La intención era la misma, acabar definitivamente con los aborígenes del territorio sur, el general Lorenzo Wintter (gobernador de la Patagonia y jefe de su guarnición), emprendió otra campaña de aniquilamiento que se desarrolló entre fines de 1883 y principios de 1885. En esta campaña se dio muerte a un alto número y no determinado de integrantes de las tribus como también a 3700 aborígenes combatientes. El general Wintter, en su informe, le anunció al general Roca: "Me es altamente satisfactorio y cábeme el honor de manifestar al Superior Gobierno y al país, que ha desaparecido para siempre en el sur de la República toda limitación fronteriza contra el salvaje". Resta solamente agregar que esto se puede resumir es una sola palabra: genocidio.

La sociedad argentina y, en especial su dirigencia política tienen, , una deuda con la historia y con nuestros pueblos originarios, que éticamente debe comenzar a ser saldada, en virtud de que personajes como el general Julio A. Roca, autores de los mas terribles crímenes de lesa humanidad no fueron en su momento juzgados, ni condenados; por lo tanto, no podemos concebir una memoria corta y una vista tan gorda, porque puede ocurrir en un futuro no muy lejano, que aparezcan imágenes o monumentos de los hoy repudiados asesinos de la última dictadura erigiéndose orgullosamente en plazas, escuelas, o edificios públicos de los ámbitos nacional, provincial y municipal.

El objeto del presente proyecto es dar el puntapié inicial para poner fin a la impunidad de la que gozan ciertos personajes de nuestra historia, reemplazándose en todo el territorio nacional sus imágenes y estatuas. No podemos homenajear a quienes asesinaron a miles de hermanos.

Por todo lo expuesto, es que solicito a los compañeros/as diputados/as acompañen el tratamiento y aprobación del presente proyecto.