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PROYECTO DE LEY
Expediente: 0901-D-2012
Sumario: ORO REFINADO: SE ESTABLECE QUE EL BANCO CENTRAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA SERA COMPRADOR PRIVILEGIADO O EN PRIMERA INSTANCIA DE SU PRODUCCION EN TODO EL TERRITORIO DE LA REPUBLICA ARGENTINA.
Fecha: 15/03/2012
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 10
ARTICULO 1º.- De acuerdo a lo
dispuesto por los artículos 3, 4, 18 y 33 de Carta Orgánica del Banco Central de la
República Argentina Ley Nº 24.144 y sus modificaciones, se establece a dicha entidad
como comprador privilegiado o en primera instancia de la producción de metal de oro
refinado que tenga lugar en todo el territorio de la República Argentina.
ARTICULO 2º.- El Banco Central
de la República Argentina establecerá para cada año, en función de las necesidades
financieras, las cuotas de la producción del metal sobre las que hará uso del derecho
como comprador privilegiado o en primera instancia. Los montos restantes de la
producción serán de libre disponibilidad para las respectivas empresas productoras de
acuerdo a las leyes vigentes que rigen dicha actividad.
ARTICULO 3º.- El Banco Central
de la República Argentina establecerá el precio de compra del metal de oro. Para la
determinación del precio del metal se deberá tener en cuenta los costos internos de
extracción de dicho metal y los pasivos ambientales derivados de la actividad.
ARTICULO 4º.- La Secretaría de
Minería de la Nación será la encargada de determinar los costos internos de extracción
y la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable será la encargada de
calcular el costo del impacto ambiental. Ambos índices serán de referencia insoslayable
para la fijación del precio de compra del metal de oro, que bajo ninguna circunstancia
podrá ser superior a los precios de mercado.
ARTICULO 5º.- Comuníquese al
Poder Ejecutivo Nacional
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
En la historia de la
economía, el oro, como depositario de valor, ha permitido establecer
relaciones entre los precios de los bienes, organizando un sistema de
intercambio en el comercio internacional, estableciendo además las
bases de un sistema monetario internacional moderno. Actuó así
como reserva y medida de valor.
Esa fusión de la carga
simbólica del oro como metal precioso y de unidad de cuenta en
monedas elaboradas en oro fue un elemento esencial del proceso
económico moderno. Las finanzas y el comercio internacional
comenzaron a girar alrededor del oro. El estallido de la primera Gran
Guerra y luego de la Segunda alteró ese funcionamiento, desplazando
el cetro de la hegemonía económica mundial de Inglaterra a Estados
Unidos. Entonces el papel moneda denominado dólar se convirtió en
el medio de cambio aceptado a nivel internacional. Hasta 1972, el
dólar, en teoría, estaba respaldado por el oro acumulado en la
Reserva Federal en una relación de cambio fija. Desde ese año,
Estados Unidos, para enfrentar sus crecientes desequilibrios
macroeconómicos (déficit de comercio exterior), declaró la
inconvertibilidad del dólar. La potencia económica estableció de ese
modo que su moneda era la medida de equivalencia para las
transacciones internacionales. Desapareció así el patrón oro, y
emergió uno dominado por el dólar.
La cuestión más
fascinante y llena de incertidumbres, que surge de la actual crisis
global, reside en el actual cuestionamiento de ese patrón dólar. De
cualquier manera los principales actores económicos de la Argentina
pueden estar tranquilos puesto que los procesos de cambio en esta
materia no son automáticos. Son con final abierto en un escenario
futuro que hoy es desconocido. Pero eso no significa ignorar lo que
está pasando. Por lo pronto, el Nobel Joseph Stiglitz afirmó que "el
sistema de reserva global basado en el dólar ya está desgastado: el
dólar demostró no ser una buena fuente de almacenamiento de
valor". En ese panorama reaparece el oro, con todo su brillo y
seducción, superando los 1000 dólares la onza, como refugio de valor
ante un esquema monetario global incierto.
Los profundos
desequilibrios provocados por los déficits gemelos de Estados Unidos
(fiscal y comercial) fueron financiados desde la década del '70 por el
resto del mundo. La emisión de dólares billetes y deuda fue absorbida
por los países superavitarios, especialmente Japón y China,
acumulando millonarias reservas en esa moneda. La actual crisis
global agudizó esa situación de la economía estadounidense porque,
además del desequilibrio estructural de esas cuentas, se sumó la
instrumentación de inmensos paquetes de auxilio para bancos,
compañías de seguro y automotrices.
Esos billones de dólares
adicionales en circulación, que hoy se traduce en una elevada liquidez
que está alimentando una nueva burbuja internacional, plantea
interrogantes acerca de esa moneda de referencia. Los principales
tenedores de dólares fuera de Estados Unidos se enfrentan a un
dilema de supervivencia: gran parte de sus reservas está colocada en
una moneda que se debilita, pero no pueden desprenderse de ella sin
provocarse un daño mayor. En ese inestable equilibrio de la
arquitectura financiera internacional comienza a desarrollarse una
lenta pero persistente diversificación de activos. Y el oro aparece
como uno estratégico, de refugio frente a un contexto mundial que
está transitando un pausado sendero de decadencia del reinado de la
actual moneda hegemónica.
Esto se traduce en alzas
de commodities y de ciertos bienes-refugio. De todos modos, esa
tendencia positiva tiene implícito lo que se denomina "ilusión
monetaria". La suba de precios de esos activos ofrece a los
vendedores un estado de satisfacción porque reciben más dólares por
sus productos entregados. Pero, en realidad, esa mayor cantidad de
billetes tiene un menor valor por el retroceso de esa moneda de
referencia. En ese contexto se tienen que entender ciertos
movimientos de países petroleros que proponen abandonar al dólar
como unidad de valor para sus barriles.
En ese turbulento
escenario monetario, economías periféricas tienen la oportunidad,
pero también la responsabilidad, de diseñar estrategias que les
permita adaptarse de la mejor manera posible a esa situación. En ese
sentido se inscriben iniciativas como la diversificación de reservas, los
acuerdos de intercambio de monedas (como los swaps definidos por
el Banco Central de Argentina con los de Brasil y China), la
compensación de transacciones comerciales excluyendo al dólar y el
proyecto de una moneda regional. En esa tendencia no se está
incluyendo como aspecto estratégico la acumulación de oro como
activo de reservas, ni la preservación de la riqueza en oro que se
encuentra en la cuenca minera.
Resulta entonces
fundamental diversificar las reservas internacionales de la Argentina,
ante el escenario imprevisible en materia del dólar, o en todo caso es
previsible que se vaya depreciando, lo que le produciría un fuerte
perjuicio al país dado que sus reservas están casi todas en dólares.
Por ejemplo, si el dólar se depreciara en los próximos 5 años en un
30%, las reservas nuestras actuales (46.000 millones de dólares)
sufrirían una pérdida estimativa de valor de 14.000 millones de
dólares, lo que equivale, para darle una dimensión clara, a 8 años de
cobertura universal por hijo. O sea, que desde el punto de vista del
interés nacional y social, sería muy importante ponerse a cubierto de
una posible pérdida en ese sentido.
Por todo ello, y
constituyendo nuestro deber como legisladores preservar el valor de
nuestra moneda y nuestro recursos naturales, es que pongo este
proyecto a disposición de mis pares solicitando su apoyo.
Firmante | Distrito | Bloque |
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RAIMUNDI, CARLOS | BUENOS AIRES | NUEVO ENCUENTRO |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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