LEGISLACION DEL TRABAJO
Comisión PermanenteOf. Administrativa: Piso P04 Oficina 427
Secretario Administrativo DR. PANCELLI ANTONIO NICOLÁS
Miércoles 10.00hs
Of. Administrativa: (054-11) 6075-2420 Internos 2420/21
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- LEGISLACION DEL TRABAJO
Reunión del día 22/06/2020
- INFORMATIVA
- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veintidós días del mes de junio de 2020, a la hora 11 y 9, comienza la reunión informativa de la Comisión de Legislación del Trabajo, llevada a cabo bajo el formato de videoconferencia.
SRA. PRESIDENTA SILEY Damos comienzo a la tercera reunión informativa de la Comisión de Legislación del Trabajo para abordar el tema del teletrabajo como modalidad laboral, con la regulación necesaria que establezca los presupuestos legales mínimos, como un piso de derecho para los trabajadores y las trabajadoras que realizan su tarea de esa manera y con garantías que también redunden en mayor previsibilidad para el sector empleador; es decir, el sector empresario.
En esta oportunidad, contamos con la presencia de representantes de distintas cámaras empresariales de la Argentina; hemos hecho una selección a propuesta de los diputados y las diputadas de todos los bloques.
Antes de dar la palabra a nuestros invitados, quiero comentar que hemos venido trabajando mucho desde esta comisión.
En la primera reunión informativa hemos escuchado a los representantes del sector de los trabajadores y las trabajadoras, de las centrales obreras y de muchísimos gremios telefónicos e informáticos.
En la segunda reunión informativa, hemos contado con la participación de representantes del Poder Ejecutivo: de Claudio Moroni, ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, y de la directora de la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidados, dependiente del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, a quien convocamos porque la voluntad de todos los bloques es dar a la regulación una perspectiva de género.
Estamos intentando lograr el mejor consenso posible, trabajando mucho y escuchando diversas opiniones.
La regulación del teletrabajo es una demanda social; estamos asumiendo la responsabilidad de legislar sobre la materia. Vemos que cada vez hay una mayor cantidad de trabajadores y trabajadoras que, en función de la emergencia, de la pandemia y de un contexto extraordinario, se han volcado a esta modalidad laboral. Sin embargo, también sabemos -y es responsabilidad de los dirigentes y de las "dirigentas" que ocupamos las bancas del Congreso de la Nación- que esta modalidad se va a utilizar en un porcentaje mayor al existente antes de la pandemia, y que se va a mantener en nuestro país y en el mundo laboral. Tenemos entonces la responsabilidad de prever esta situación y, por ende, de regular esta realidad.
En ese sentido, como siempre, agradezco al señor diputado Albor Cantard -vicepresidente de esta comisión y representante del bloque de Juntos por el Cambio- por el trabajo incansable que estamos realizando juntos, con buena fe y coordinación. Creo que esto también es necesario para lograr una norma de consenso, que es la intención principal.
También quiero comunicarles que la intención que tenemos desde la comisión es que el día miércoles podamos hacer una reunión de comisión de diputados y diputadas para abordar un dictamen sobre el teletrabajo.
Sin más preámbulos, doy la palabra al señor diputado Albor Cantard, y damos por iniciada esta tercera reunión informativa.
En esta oportunidad, contamos con la presencia de representantes de distintas cámaras empresariales de la Argentina; hemos hecho una selección a propuesta de los diputados y las diputadas de todos los bloques.
Antes de dar la palabra a nuestros invitados, quiero comentar que hemos venido trabajando mucho desde esta comisión.
En la primera reunión informativa hemos escuchado a los representantes del sector de los trabajadores y las trabajadoras, de las centrales obreras y de muchísimos gremios telefónicos e informáticos.
En la segunda reunión informativa, hemos contado con la participación de representantes del Poder Ejecutivo: de Claudio Moroni, ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, y de la directora de la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidados, dependiente del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, a quien convocamos porque la voluntad de todos los bloques es dar a la regulación una perspectiva de género.
Estamos intentando lograr el mejor consenso posible, trabajando mucho y escuchando diversas opiniones.
La regulación del teletrabajo es una demanda social; estamos asumiendo la responsabilidad de legislar sobre la materia. Vemos que cada vez hay una mayor cantidad de trabajadores y trabajadoras que, en función de la emergencia, de la pandemia y de un contexto extraordinario, se han volcado a esta modalidad laboral. Sin embargo, también sabemos -y es responsabilidad de los dirigentes y de las "dirigentas" que ocupamos las bancas del Congreso de la Nación- que esta modalidad se va a utilizar en un porcentaje mayor al existente antes de la pandemia, y que se va a mantener en nuestro país y en el mundo laboral. Tenemos entonces la responsabilidad de prever esta situación y, por ende, de regular esta realidad.
En ese sentido, como siempre, agradezco al señor diputado Albor Cantard -vicepresidente de esta comisión y representante del bloque de Juntos por el Cambio- por el trabajo incansable que estamos realizando juntos, con buena fe y coordinación. Creo que esto también es necesario para lograr una norma de consenso, que es la intención principal.
También quiero comunicarles que la intención que tenemos desde la comisión es que el día miércoles podamos hacer una reunión de comisión de diputados y diputadas para abordar un dictamen sobre el teletrabajo.
Sin más preámbulos, doy la palabra al señor diputado Albor Cantard, y damos por iniciada esta tercera reunión informativa.
SR. CANTARD Señora presidenta: la semana pasada hemos tenido dos reuniones informativas muy importantes. Resta escuchar otra voz sobre esta temática que, como bien decía usted, ha venido para quedarse definitivamente en las relaciones de trabajo.
Sin ir más lejos, veíamos la semana pasada en algún medio nacional que el 50 por ciento de los empleadores entendía esto en los términos que recién se planteaban en cuanto a que es una modalidad contractual que se ha profundizado en los últimos años, especialmente en la situación actual de pandemia que estamos atravesando. Escuchábamos también que tiene una recepción positiva en más del 80 por ciento de los trabajadores que han tenido la oportunidad de prestar sus servicios bajo esta modalidad, por lo que se reúnen los objetivos centrales que buscamos con esta nueva normativa.
Como todos ustedes saben, desde hace ya más de trece años se han presentado distintas iniciativas que no han logrado su meta: la sanción de una normativa.
Son dos los objetivos centrales que se persiguen. Se busca facilitar, a través de esta modalidad contractual, la generación de empleo, tan necesaria en nuestro país. A la vez, por supuesto, el trabajo debe cumplir con los términos que refiere la Organización Internacional del Trabajo: ser decente, y tener un piso de garantías y derechos laborales para los trabajadores.
La reunión de hoy es muy importante, ya que vamos a escuchar a sectores de los empleadores, quienes han trabajado mucho en la temática y la han analizado, como el CIPPEC.
También los magistrados nos podrán alertar sobre los temas que debemos considerar al momento de evaluar la letra fina de la ley con la finalidad de dar -fundamentalmente, y entre otras cosas- seguridad jurídica a todos los actores.
Sin más -porque lo importante es escuchar a nuestros invitados-, saludo a todos y les agradezco su colaboración.
Sin ir más lejos, veíamos la semana pasada en algún medio nacional que el 50 por ciento de los empleadores entendía esto en los términos que recién se planteaban en cuanto a que es una modalidad contractual que se ha profundizado en los últimos años, especialmente en la situación actual de pandemia que estamos atravesando. Escuchábamos también que tiene una recepción positiva en más del 80 por ciento de los trabajadores que han tenido la oportunidad de prestar sus servicios bajo esta modalidad, por lo que se reúnen los objetivos centrales que buscamos con esta nueva normativa.
Como todos ustedes saben, desde hace ya más de trece años se han presentado distintas iniciativas que no han logrado su meta: la sanción de una normativa.
Son dos los objetivos centrales que se persiguen. Se busca facilitar, a través de esta modalidad contractual, la generación de empleo, tan necesaria en nuestro país. A la vez, por supuesto, el trabajo debe cumplir con los términos que refiere la Organización Internacional del Trabajo: ser decente, y tener un piso de garantías y derechos laborales para los trabajadores.
La reunión de hoy es muy importante, ya que vamos a escuchar a sectores de los empleadores, quienes han trabajado mucho en la temática y la han analizado, como el CIPPEC.
También los magistrados nos podrán alertar sobre los temas que debemos considerar al momento de evaluar la letra fina de la ley con la finalidad de dar -fundamentalmente, y entre otras cosas- seguridad jurídica a todos los actores.
Sin más -porque lo importante es escuchar a nuestros invitados-, saludo a todos y les agradezco su colaboración.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor diputado Ansaloni, vicepresidente 2° de la comisión.
SR. ANSALONI Señora presidenta: como bien dijo al comienzo de esta reunión informativa, venimos trabajando y manteniendo reuniones con diferentes sectores que tienen que ver con la modalidad que se quiere dar al teletrabajo.
Ya hemos escuchado al sector gremial y hoy tenemos la suerte de contar con la presencia de los empleadores, quienes nos podrán ampliar más el tema. Necesitamos de ellos, ya que tenemos por delante una tarea importante; al legislar debemos respetar los derechos de los trabajadores y prever, al mismo tiempo, que los empleadores cumplan sus obligaciones.
Como dijo el señor diputado Cantard, esta es una nueva modalidad que vino para quedarse: hay un 80 por ciento de los trabajadores, a lo largo y ancho del país, que ya la están aplicando.
Es de suma importancia, en la época política que está viviendo nuestro país, escuchar a los empleadores para llegar, por medio de un debate -sea extenso, breve, o amplio, como le queramos llamar-, a legislar en defensa de ellos y de los trabajadores, entendiendo que ésta es una tarea conjunta. Después se verá quién cumple el rol de juez y da un equilibrio a la relación de empleadores y trabajadores. Nosotros, como legisladores, debemos escuchar a todas las partes y legislar en el sentido que le sirva a la República Argentina, lo que, por ende, servirá a los empleadores y a los trabajadores.
Escucharemos a todos para poder sancionar la mejor ley posible, lo que seguramente lograremos gracias a este tipo de reuniones que venimos realizando.
Ya hemos escuchado al sector gremial y hoy tenemos la suerte de contar con la presencia de los empleadores, quienes nos podrán ampliar más el tema. Necesitamos de ellos, ya que tenemos por delante una tarea importante; al legislar debemos respetar los derechos de los trabajadores y prever, al mismo tiempo, que los empleadores cumplan sus obligaciones.
Como dijo el señor diputado Cantard, esta es una nueva modalidad que vino para quedarse: hay un 80 por ciento de los trabajadores, a lo largo y ancho del país, que ya la están aplicando.
Es de suma importancia, en la época política que está viviendo nuestro país, escuchar a los empleadores para llegar, por medio de un debate -sea extenso, breve, o amplio, como le queramos llamar-, a legislar en defensa de ellos y de los trabajadores, entendiendo que ésta es una tarea conjunta. Después se verá quién cumple el rol de juez y da un equilibrio a la relación de empleadores y trabajadores. Nosotros, como legisladores, debemos escuchar a todas las partes y legislar en el sentido que le sirva a la República Argentina, lo que, por ende, servirá a los empleadores y a los trabajadores.
Escucharemos a todos para poder sancionar la mejor ley posible, lo que seguramente lograremos gracias a este tipo de reuniones que venimos realizando.
SRA. PRESIDENTA SILEY Damos comienzo a las exposiciones. Les recuerdo que, como son muchos y muchas quienes van a exponer, cada uno dispondrá de cinco minutos.
Tiene la palabra la señora Carolina Castro, prosecretaria del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina.
Tiene la palabra la señora Carolina Castro, prosecretaria del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina.
SRA. CASTRO Señora presidenta, señores diputados, señoras diputadas: ante todo, quiero agradecerles la invitación para dar nuestra opinión sobre la temática que nos convoca y decirles que estamos de acuerdo con que esta idea tiene que emanar del consenso social, por cuanto es muy bueno que, en estas mesas de diálogo, dediquen esta tercera sesión informativa a escuchar al sector empleador.
Mi exposición va a ser breve; tiene por objeto dar un marco introductorio a la temática que nos convoca y a las palabras de la señora Laura Giménez, jefa de nuestro Departamento de Política Social, quien luego se referirá al tema. Por ello, cederé parte de mis cinco minutos para que ella pueda completar, punto por punto, lo que queremos transmitir.
Quiero empezar dando una buena noticia y una mala que, seguramente, serán compartidas por todos los integrantes de esta comisión.
La mala noticia es que nuestro país está rezagado en cuanto a su definición sobre cómo queremos instaurarnos en la economía global en el marco de la cuarta revolución industrial. Sin embargo, la buena noticia es que tenemos capacidades importantes para hacerlo si logramos la combinación adecuada de consenso social -recién hablábamos de ello-, de política pública y de iniciativa privada.
Avanzar más rápido en la incorporación de tecnologías, condición fundamental para jugar un partido en el siglo XXI, requiere una orientación de toda la política pública: una macroeconomía adecuada, una política industrial agresiva -como la que tienen muchos de los países desarrollados que admiramos y aquellos que quieren desarrollarse- y una política laboral que, por supuesto, también es fundamental porque cumple un rol de incentivo -o desincentivo, de acuerdo con cómo se estructure- para la organización de la producción de bienes y servicios en el siglo XXI.
Yo quisiera que reflexionemos sobre lo siguiente: el trabajo remoto no es un fin en sí mismo; es, de alguna manera, la consecuencia de haber adoptado una serie de tecnologías para la producción de bienes y servicios que permiten o dan lugar a esa modalidad remota.
Si observamos el entramado de nuestras empresas vamos a encontrar que muchas de ellas están muy por debajo del potencial de utilización de esta modalidad remota. Eso tiene que ver con las dificultades que existen para digitalizar nuestra economía.
Sin embargo, hay otro sector, al que me gusta llamar "nativos digitales" -que comprende al del software, entre otros-, para el cual la adopción de las tecnologías es el corazón mismo del negocio. Estas empresas y sectores, que están en la punta del trabajo remoto, han demostrado en los últimos años que -dadas las reglas de juego actuales- lograron crecer, emplear y exportar.
Por lo tanto, invito a los diputados y a las diputadas a reflexionar respecto a esta temática que nos convoca, para que analicen hasta qué punto vamos a innovar de forma tal que podamos seguir creciendo, empleando y exportando. Este tendría que ser el norte y el sentido de la legislación que se piense.
Las normas laborales tienen que poder combinar dos cuestiones fundamentales muy inteligentemente: la eficiencia y la protección. La eficiencia en el desarrollo de la actividad, y la protección de los trabajadores y trabajadoras; ya lo dijeron las autoridades de la comisión en la introducción.
Desde nuestro punto de vista, el debate en esta comisión no ha logrado dar cuenta todavía de ese doble objetivo, ya que atiende principalmente a solo uno de ellos. Luego cederé el uso de la palabra a la señora Laura Giménez, quien se va a ocupar de marcar algunos de esos puntos que creemos que son realmente muy importantes.
Para terminar, quiero decir que las expresiones del sector empresario que escucharemos durante la mañana, no solamente de la Unión Industrial Argentina, sino también de los otros sectores de actividad, son una parte fundamental de la discusión porque determinan dónde y cuánto se invierte; por lo tanto, cuánto empleo se va a generar. Confiamos en la capacidad de los diputados y las diputadas de esta comisión para lograr una norma que tenga consenso social y que incentive la iniciativa privada.
Nuevamente, agradezco a todos por esta oportunidad. Desde la UIA quedamos a vuestra disposición y, como dije antes, la señora Laura Giménez detallará, punto por punto, lo que queremos transmitir.
Mi exposición va a ser breve; tiene por objeto dar un marco introductorio a la temática que nos convoca y a las palabras de la señora Laura Giménez, jefa de nuestro Departamento de Política Social, quien luego se referirá al tema. Por ello, cederé parte de mis cinco minutos para que ella pueda completar, punto por punto, lo que queremos transmitir.
Quiero empezar dando una buena noticia y una mala que, seguramente, serán compartidas por todos los integrantes de esta comisión.
La mala noticia es que nuestro país está rezagado en cuanto a su definición sobre cómo queremos instaurarnos en la economía global en el marco de la cuarta revolución industrial. Sin embargo, la buena noticia es que tenemos capacidades importantes para hacerlo si logramos la combinación adecuada de consenso social -recién hablábamos de ello-, de política pública y de iniciativa privada.
Avanzar más rápido en la incorporación de tecnologías, condición fundamental para jugar un partido en el siglo XXI, requiere una orientación de toda la política pública: una macroeconomía adecuada, una política industrial agresiva -como la que tienen muchos de los países desarrollados que admiramos y aquellos que quieren desarrollarse- y una política laboral que, por supuesto, también es fundamental porque cumple un rol de incentivo -o desincentivo, de acuerdo con cómo se estructure- para la organización de la producción de bienes y servicios en el siglo XXI.
Yo quisiera que reflexionemos sobre lo siguiente: el trabajo remoto no es un fin en sí mismo; es, de alguna manera, la consecuencia de haber adoptado una serie de tecnologías para la producción de bienes y servicios que permiten o dan lugar a esa modalidad remota.
Si observamos el entramado de nuestras empresas vamos a encontrar que muchas de ellas están muy por debajo del potencial de utilización de esta modalidad remota. Eso tiene que ver con las dificultades que existen para digitalizar nuestra economía.
Sin embargo, hay otro sector, al que me gusta llamar "nativos digitales" -que comprende al del software, entre otros-, para el cual la adopción de las tecnologías es el corazón mismo del negocio. Estas empresas y sectores, que están en la punta del trabajo remoto, han demostrado en los últimos años que -dadas las reglas de juego actuales- lograron crecer, emplear y exportar.
Por lo tanto, invito a los diputados y a las diputadas a reflexionar respecto a esta temática que nos convoca, para que analicen hasta qué punto vamos a innovar de forma tal que podamos seguir creciendo, empleando y exportando. Este tendría que ser el norte y el sentido de la legislación que se piense.
Las normas laborales tienen que poder combinar dos cuestiones fundamentales muy inteligentemente: la eficiencia y la protección. La eficiencia en el desarrollo de la actividad, y la protección de los trabajadores y trabajadoras; ya lo dijeron las autoridades de la comisión en la introducción.
Desde nuestro punto de vista, el debate en esta comisión no ha logrado dar cuenta todavía de ese doble objetivo, ya que atiende principalmente a solo uno de ellos. Luego cederé el uso de la palabra a la señora Laura Giménez, quien se va a ocupar de marcar algunos de esos puntos que creemos que son realmente muy importantes.
Para terminar, quiero decir que las expresiones del sector empresario que escucharemos durante la mañana, no solamente de la Unión Industrial Argentina, sino también de los otros sectores de actividad, son una parte fundamental de la discusión porque determinan dónde y cuánto se invierte; por lo tanto, cuánto empleo se va a generar. Confiamos en la capacidad de los diputados y las diputadas de esta comisión para lograr una norma que tenga consenso social y que incentive la iniciativa privada.
Nuevamente, agradezco a todos por esta oportunidad. Desde la UIA quedamos a vuestra disposición y, como dije antes, la señora Laura Giménez detallará, punto por punto, lo que queremos transmitir.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra la señora Laura Giménez, jefa del Departamento de Política Social de la UIA.
SRA. GIMÉNEZ Señora presidenta: nuevamente, muchas gracias por invitarnos a compartir nuestra posición, la cual intentaré resumir en siete puntos que pueden revisar en el texto que acompañamos y que pedimos sea incorporado como parte de esta exposición.
En primer lugar, con respecto a la decisión de establecer pisos de protección, entendemos que, al no estar frente a un nuevo tipo de contratación, sino en presencia de una modalidad de trabajo, son de aplicación todos los principios generales de la Ley de Contrato de Trabajo.
Hemos escuchado con atención las reuniones informativas que ha celebrado esta comisión y nos parece positivo que haya un entendimiento general sobre cómo el trabajo remoto conectado puede ser muy diferente según la actividad económica que desarrolle el sector.
Es importante entonces que el proyecto no se extienda sobre algunos aspectos que deben dejarse para la órbita de cada actividad, que deben tratarse en el ámbito de la negociación colectiva o individual porque dependen de las características propias de cada organización de trabajo.
En segundo lugar, sobre los principios de voluntariedad y reversibilidad, coincidimos en que el trabajo remoto conectado debe ser acordado en forma voluntaria por las partes. Si bien la iniciativa de optar por esta modalidad puede ser del trabajador o del empleador, debe garantizarse el respeto por las facultades de organización y dirección del empleador que emanan de la Ley de Contrato de Trabajo.
También el pedido de reversión puede ser iniciativa tanto del empleador como del trabajador y debe poder darse en cualquier momento del contrato, siempre que haya una modalidad presencial previa a la que retornar y siempre que esté fundado en cuestiones fácticas y objetivas.
En todos los casos, el aviso previo es un factor necesario para garantizar el ejercicio razonable de este derecho. Consideramos que debe respetarse un plazo de treinta días de preaviso y que este plazo debe ser igual para las dos partes.
En tercer lugar, es fundamental el respeto del principio de no discriminación; es decir, la igualdad en términos de derechos individuales y colectivos. Reivindicamos que el dictamen de esta comisión debe ser respetuoso de la libertad sindical en sentido positivo y negativo, y del derecho de negociación colectiva.
Con respecto a las tareas de cuidado, consideramos que es una cuestión que requiere de un abordaje integral y que no debería tratarse en forma aislada. Además, incorporar condiciones de difícil cumplimiento podría constituir un desincentivo al uso de esta modalidad.
La variedad de las tareas y los puestos de trabajo que pueden desarrollarse en forma remota o conectada tiene también consecuencias distintas en la vida personal y familiar; por eso consideramos que hay más herramientas para abordarlo por la vía convencional y a través de los contratos individuales o pluriindividuales.
En cuarto lugar, en cuanto a la desconexión digital y los sistemas de control, las sesiones informativas que se han venido desarrollando en esta comisión han dado muchos ejemplos de cómo varían las formas de control de la jornada de trabajo y del desempeño. No es posible simplificar esto con requisitos globales; como ya se señaló en reuniones anteriores, cada actividad requiere un traje a medida.
En cuanto a la desconexión digital, entendemos que es un derecho que gravita sobre todas las modalidades de trabajo. Ello está contemplado en los principios generales que regulan la jornada. Su adaptación debería hacerse, en todo caso, en los marcos convencionales respectivos.
En cuanto a los sistemas de control y protección de datos, algunos proyectos incluyen requisitos como la aprobación previa de la autoridad de aplicación o el registro de estos sistemas. Estos requisitos, entendemos que no resultan adecuados porque atentan contra la naturaleza de los sistemas de protección que, además, en algunos casos, integran el know how y el modelo de negocio de la empresa. Si algo debiera regularse sobre estos sistemas debería hacerse, como mínimo, con un enfoque sectorial.
El quinto punto es sobre las consideraciones vinculadas a la salud y la seguridad en el trabajo. Cualquier norma que determine condiciones de higiene y seguridad, debe ser elaborada en consulta tripartita y con un enfoque sectorial.
En cuanto a las enfermedades profesionales, entendemos que, en principio, no deberían experimentarse diferencias con respecto a las tareas realizadas en forma presencial o remota. Pero, en todo caso, el sistema de riesgos de trabajo cuenta con un mecanismo detallado y tripartito para evaluar el ingreso de nuevas enfermedades al listado referido por el artículo 6°, inciso 2, de la ley 24.557, y sería un error establecer un procedimiento paralelo con el mismo objetivo.
El sexto punto es sobre las propuestas de incluir una regulación especial para la contratación de prestaciones transnacionales. Como todos saben, la Ley de Contrato de Trabajo adopta el criterio de territorialidad; esto es, que rige sobre todos los contratos ejecutados en la Argentina. Correlativamente, para celebrar contratos de trabajo en la Argentina, la empresa debe estar correctamente inscripta y constituir domicilio en el país.
No consideramos pertinente hacer una distinción sobre este principio permitiendo a los teletrabajadores optar por otro marco legal.
Tanto la prohibición de contratar trabajadores en el extranjero, como su supeditación a autorizaciones administrativas, se oponen a la libertad de contratación y desincentivan el trabajo integrado entre distintas unidades productivas. Esta es una tendencia creciente en un mundo cada vez más integrado, especialmente en sectores exportadores de productos y servicios de alto valor agregado.
Para finalizar, queremos llamar la atención sobre la fecha de entrada en vigencia de la norma. En estos días las empresas del país se ven, en mayor o menor medida, afectadas por las medidas sanitarias en el marco de la pandemia. Esto ha implicado que un universo de trabajadores esté prestando tareas desde su domicilio en forma obligatoria y transitoria, pero también que un gran número de industrias hayan readecuado sus establecimientos para reducir al mínimo la cantidad de personas presentes remitiendo todas las actividades que fuesen posible a modalidades de trabajo remoto.
Solicitamos a esta comisión que la entrada en vigencia de esta ley se disponga en ciento ochenta días después del cese de las medidas de emergencia sanitaria. Esto permitirá un retorno a las actividades lo más armonioso posible y evitará conflictos que puedan derivarse de la colisión entre las nuevas disposiciones y las modalidades de teletrabajo de emergencia adoptadas hasta la fecha.
Quedamos a disposición para profundizar estos comentarios en la medida en que lo estimen pertinente, si bien adjuntamos un documento en el que nos explayamos un poco más. Nuevamente, muchas gracias por escucharnos.
En primer lugar, con respecto a la decisión de establecer pisos de protección, entendemos que, al no estar frente a un nuevo tipo de contratación, sino en presencia de una modalidad de trabajo, son de aplicación todos los principios generales de la Ley de Contrato de Trabajo.
Hemos escuchado con atención las reuniones informativas que ha celebrado esta comisión y nos parece positivo que haya un entendimiento general sobre cómo el trabajo remoto conectado puede ser muy diferente según la actividad económica que desarrolle el sector.
Es importante entonces que el proyecto no se extienda sobre algunos aspectos que deben dejarse para la órbita de cada actividad, que deben tratarse en el ámbito de la negociación colectiva o individual porque dependen de las características propias de cada organización de trabajo.
En segundo lugar, sobre los principios de voluntariedad y reversibilidad, coincidimos en que el trabajo remoto conectado debe ser acordado en forma voluntaria por las partes. Si bien la iniciativa de optar por esta modalidad puede ser del trabajador o del empleador, debe garantizarse el respeto por las facultades de organización y dirección del empleador que emanan de la Ley de Contrato de Trabajo.
También el pedido de reversión puede ser iniciativa tanto del empleador como del trabajador y debe poder darse en cualquier momento del contrato, siempre que haya una modalidad presencial previa a la que retornar y siempre que esté fundado en cuestiones fácticas y objetivas.
En todos los casos, el aviso previo es un factor necesario para garantizar el ejercicio razonable de este derecho. Consideramos que debe respetarse un plazo de treinta días de preaviso y que este plazo debe ser igual para las dos partes.
En tercer lugar, es fundamental el respeto del principio de no discriminación; es decir, la igualdad en términos de derechos individuales y colectivos. Reivindicamos que el dictamen de esta comisión debe ser respetuoso de la libertad sindical en sentido positivo y negativo, y del derecho de negociación colectiva.
Con respecto a las tareas de cuidado, consideramos que es una cuestión que requiere de un abordaje integral y que no debería tratarse en forma aislada. Además, incorporar condiciones de difícil cumplimiento podría constituir un desincentivo al uso de esta modalidad.
La variedad de las tareas y los puestos de trabajo que pueden desarrollarse en forma remota o conectada tiene también consecuencias distintas en la vida personal y familiar; por eso consideramos que hay más herramientas para abordarlo por la vía convencional y a través de los contratos individuales o pluriindividuales.
En cuarto lugar, en cuanto a la desconexión digital y los sistemas de control, las sesiones informativas que se han venido desarrollando en esta comisión han dado muchos ejemplos de cómo varían las formas de control de la jornada de trabajo y del desempeño. No es posible simplificar esto con requisitos globales; como ya se señaló en reuniones anteriores, cada actividad requiere un traje a medida.
En cuanto a la desconexión digital, entendemos que es un derecho que gravita sobre todas las modalidades de trabajo. Ello está contemplado en los principios generales que regulan la jornada. Su adaptación debería hacerse, en todo caso, en los marcos convencionales respectivos.
En cuanto a los sistemas de control y protección de datos, algunos proyectos incluyen requisitos como la aprobación previa de la autoridad de aplicación o el registro de estos sistemas. Estos requisitos, entendemos que no resultan adecuados porque atentan contra la naturaleza de los sistemas de protección que, además, en algunos casos, integran el know how y el modelo de negocio de la empresa. Si algo debiera regularse sobre estos sistemas debería hacerse, como mínimo, con un enfoque sectorial.
El quinto punto es sobre las consideraciones vinculadas a la salud y la seguridad en el trabajo. Cualquier norma que determine condiciones de higiene y seguridad, debe ser elaborada en consulta tripartita y con un enfoque sectorial.
En cuanto a las enfermedades profesionales, entendemos que, en principio, no deberían experimentarse diferencias con respecto a las tareas realizadas en forma presencial o remota. Pero, en todo caso, el sistema de riesgos de trabajo cuenta con un mecanismo detallado y tripartito para evaluar el ingreso de nuevas enfermedades al listado referido por el artículo 6°, inciso 2, de la ley 24.557, y sería un error establecer un procedimiento paralelo con el mismo objetivo.
El sexto punto es sobre las propuestas de incluir una regulación especial para la contratación de prestaciones transnacionales. Como todos saben, la Ley de Contrato de Trabajo adopta el criterio de territorialidad; esto es, que rige sobre todos los contratos ejecutados en la Argentina. Correlativamente, para celebrar contratos de trabajo en la Argentina, la empresa debe estar correctamente inscripta y constituir domicilio en el país.
No consideramos pertinente hacer una distinción sobre este principio permitiendo a los teletrabajadores optar por otro marco legal.
Tanto la prohibición de contratar trabajadores en el extranjero, como su supeditación a autorizaciones administrativas, se oponen a la libertad de contratación y desincentivan el trabajo integrado entre distintas unidades productivas. Esta es una tendencia creciente en un mundo cada vez más integrado, especialmente en sectores exportadores de productos y servicios de alto valor agregado.
Para finalizar, queremos llamar la atención sobre la fecha de entrada en vigencia de la norma. En estos días las empresas del país se ven, en mayor o menor medida, afectadas por las medidas sanitarias en el marco de la pandemia. Esto ha implicado que un universo de trabajadores esté prestando tareas desde su domicilio en forma obligatoria y transitoria, pero también que un gran número de industrias hayan readecuado sus establecimientos para reducir al mínimo la cantidad de personas presentes remitiendo todas las actividades que fuesen posible a modalidades de trabajo remoto.
Solicitamos a esta comisión que la entrada en vigencia de esta ley se disponga en ciento ochenta días después del cese de las medidas de emergencia sanitaria. Esto permitirá un retorno a las actividades lo más armonioso posible y evitará conflictos que puedan derivarse de la colisión entre las nuevas disposiciones y las modalidades de teletrabajo de emergencia adoptadas hasta la fecha.
Quedamos a disposición para profundizar estos comentarios en la medida en que lo estimen pertinente, si bien adjuntamos un documento en el que nos explayamos un poco más. Nuevamente, muchas gracias por escucharnos.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor Esteban Mancuso, coordinador de Asuntos Laborales de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios.
SR. MANCUSO Señora presidenta: agradezco la invitación a participar; creo que es muy oportuno este llamado.
Los argentinos nos debemos este debate desde hace mucho tiempo, ya que el teletrabajo no es una novedad para el mundo corporativo. Sin embargo, venimos ajustándonos a una resolución del año 2012 que, más allá de brindarnos las pautas, no establece un marco jurídico seguro. Por lo tanto, este tratamiento no solo es oportuno, sino que también es necesario a futuro.
Si bien hoy millones de argentinos fuimos compulsivamente obligados a trabajar de manera remota por cuestiones de emergencia sanitaria, esta situación de excepción va a terminar y desde acá se puede brindar un marco jurídico que no solo sea justo, sino también sustentable en el tiempo.
Cuando en los proyectos se establece un canon locativo y una compensación remuneratoria como una condición sine qua non, entendemos que no se está tomando en cuenta la situación real en la que se encuentran hoy las pymes en la República Argentina. En primer lugar, no debe olvidarse que el 90 por ciento de las empresas en nuestro país son pymes y que afrontar todo aquello que se encuentra por encima de los salarios -que desde la CAC llamamos el "costo argentino"- les resulta muy cuesta arriba.
De manera que con un marco jurídico en estos términos dejaríamos sobre la mesa de negociación colectiva una herramienta que nos acercaría más al conflicto que al acuerdo, siempre tomando en cuenta que los trabajadores también solicitan que esta modalidad de trabajo sea implementada y regulada.
¿Qué pasaría si el empleador no lo puede abonar? ¿El trabajador se vería privado de esta modalidad de trabajo?
Entiendo que, a veces, hay un error de concepto cuando se habla del teletrabajo como un beneficio que únicamente favorece al empleador por eximirse del deber de prestar un espacio físico y seguro para que sus dependientes presten tareas. No se considera la extensión de la jornada que implica el teletrabajo, que serían una, dos o hasta tres horas diarias más que el trabajador podría dedicar a su vida personal, conciliando ésta de una mejor forma con su vida profesional.
Asimismo, nos parece que requiere un tratamiento más ajustado y un marco más equitativo la cuestión relacionada con la revocación unilateral de la modalidad remota a la modalidad presencial. Entendemos que esta reversibilidad -si se quiere llamar así- intempestiva del trabajador vulnera el poder de organización y de dirección que tiene el empleador sobre el establecimiento. Imaginemos solamente el daño que una revocación intempestiva del trabajador generaría en la organización de la empresa. Es decir, el marco tendría que otorgar cierta previsibilidad en ese sentido. Nos parece que esta cuestión también debe ser atendida.
Hay otro punto importante sobre el cual he leído bastante. No sé si hoy contamos con la presencia de alguien del sector de las aseguradoras de riesgo del trabajo. No encontré opinión al respecto en los medios y me gustaría saber más acerca de qué cobertura brindarían las ART y qué valor tendrían las alícuotas. Lógicamente, con esta modalidad de trabajo el riesgo de accidente in itinere disminuye, pero la cobertura debe extenderse a una multiplicidad de hogares. Es decir, no sería solo en el establecimiento, sino también en numerosas viviendas. Nos parece que esto terminaría aumentando el valor de las alícuotas. Creo que esta es una cuestión también relacionada con el costo laboral no salarial que debe ser atendida.
Respecto del deber de desconexión del empleador, no queda claro cuál será el criterio, cómo se implementará y cuáles serán los límites.
Somos conscientes del cambio tecnológico y del avance de las TIC que se ha producido hoy en día en las relaciones de trabajo. Las TIC fueron avanzando a niveles antes impensados y fueron fortalecidas. Nos volvimos mucho más productivos, beneficiándose tanto el trabajador como el empleador. Pero, cuando la situación lo amerite y después de haberse regulado esta norma, un mail, un llamado o un mensaje fuera de la jornada de trabajo, ¿constituirá una injuria? ¿Será considerado acoso laboral? ¿Cuáles van a ser los límites de este deber de desconexión o derecho a la desconexión digital del trabajador?
Por último, me gustaría cerrar mi exposición refiriéndome a una cuestión muy importante: la fiscalización y el empleo no registrado. Entendemos que, en la Argentina, la fiscalización se realiza de una manera localizada, concentrada y, en algunos casos, hasta persecutoria.
En la Cámara Argentina de Comercio y Servicios denunciamos la competencia desleal y entendemos que la falta de fiscalización alimentaría el empleo no registrado y el comercio ilegal. En los últimos años hemos notado que los recursos destinados a fiscalizar van decreciendo. Por eso, si actualmente la fiscalización en las empresas es deficiente, nos preguntamos cómo hará entonces la autoridad de aplicación para fiscalizar en multiplicidad de domicilios.
En el mismo sentido, ni siquiera hemos comenzado a hablar de la difícil tarea que el otro día mencionó el ministro Moroni. Me refiero a cómo va a hacer la Superintendencia de Riesgos del Trabajo para establecer los estándares mínimos de condiciones seguras y saludables dentro de las viviendas.
A pesar de que represento a una cámara empresaria, sé que hay mucha incertidumbre entre los trabajadores por saber cómo se va a regular esta modalidad de trabajo, ya que muchas empresas han manifestado que no podrán ofrecerla si implica un nuevo costo. En verdad, los trabajadores quieren incorporar el teletrabajo como algo habitual y extendido en el tiempo. Por eso, nuestra sugerencia es no intentar regular cuestiones del futuro con conceptos del pasado.
Nuevamente, muchas gracias por la invitación.
Los argentinos nos debemos este debate desde hace mucho tiempo, ya que el teletrabajo no es una novedad para el mundo corporativo. Sin embargo, venimos ajustándonos a una resolución del año 2012 que, más allá de brindarnos las pautas, no establece un marco jurídico seguro. Por lo tanto, este tratamiento no solo es oportuno, sino que también es necesario a futuro.
Si bien hoy millones de argentinos fuimos compulsivamente obligados a trabajar de manera remota por cuestiones de emergencia sanitaria, esta situación de excepción va a terminar y desde acá se puede brindar un marco jurídico que no solo sea justo, sino también sustentable en el tiempo.
Cuando en los proyectos se establece un canon locativo y una compensación remuneratoria como una condición sine qua non, entendemos que no se está tomando en cuenta la situación real en la que se encuentran hoy las pymes en la República Argentina. En primer lugar, no debe olvidarse que el 90 por ciento de las empresas en nuestro país son pymes y que afrontar todo aquello que se encuentra por encima de los salarios -que desde la CAC llamamos el "costo argentino"- les resulta muy cuesta arriba.
De manera que con un marco jurídico en estos términos dejaríamos sobre la mesa de negociación colectiva una herramienta que nos acercaría más al conflicto que al acuerdo, siempre tomando en cuenta que los trabajadores también solicitan que esta modalidad de trabajo sea implementada y regulada.
¿Qué pasaría si el empleador no lo puede abonar? ¿El trabajador se vería privado de esta modalidad de trabajo?
Entiendo que, a veces, hay un error de concepto cuando se habla del teletrabajo como un beneficio que únicamente favorece al empleador por eximirse del deber de prestar un espacio físico y seguro para que sus dependientes presten tareas. No se considera la extensión de la jornada que implica el teletrabajo, que serían una, dos o hasta tres horas diarias más que el trabajador podría dedicar a su vida personal, conciliando ésta de una mejor forma con su vida profesional.
Asimismo, nos parece que requiere un tratamiento más ajustado y un marco más equitativo la cuestión relacionada con la revocación unilateral de la modalidad remota a la modalidad presencial. Entendemos que esta reversibilidad -si se quiere llamar así- intempestiva del trabajador vulnera el poder de organización y de dirección que tiene el empleador sobre el establecimiento. Imaginemos solamente el daño que una revocación intempestiva del trabajador generaría en la organización de la empresa. Es decir, el marco tendría que otorgar cierta previsibilidad en ese sentido. Nos parece que esta cuestión también debe ser atendida.
Hay otro punto importante sobre el cual he leído bastante. No sé si hoy contamos con la presencia de alguien del sector de las aseguradoras de riesgo del trabajo. No encontré opinión al respecto en los medios y me gustaría saber más acerca de qué cobertura brindarían las ART y qué valor tendrían las alícuotas. Lógicamente, con esta modalidad de trabajo el riesgo de accidente in itinere disminuye, pero la cobertura debe extenderse a una multiplicidad de hogares. Es decir, no sería solo en el establecimiento, sino también en numerosas viviendas. Nos parece que esto terminaría aumentando el valor de las alícuotas. Creo que esta es una cuestión también relacionada con el costo laboral no salarial que debe ser atendida.
Respecto del deber de desconexión del empleador, no queda claro cuál será el criterio, cómo se implementará y cuáles serán los límites.
Somos conscientes del cambio tecnológico y del avance de las TIC que se ha producido hoy en día en las relaciones de trabajo. Las TIC fueron avanzando a niveles antes impensados y fueron fortalecidas. Nos volvimos mucho más productivos, beneficiándose tanto el trabajador como el empleador. Pero, cuando la situación lo amerite y después de haberse regulado esta norma, un mail, un llamado o un mensaje fuera de la jornada de trabajo, ¿constituirá una injuria? ¿Será considerado acoso laboral? ¿Cuáles van a ser los límites de este deber de desconexión o derecho a la desconexión digital del trabajador?
Por último, me gustaría cerrar mi exposición refiriéndome a una cuestión muy importante: la fiscalización y el empleo no registrado. Entendemos que, en la Argentina, la fiscalización se realiza de una manera localizada, concentrada y, en algunos casos, hasta persecutoria.
En la Cámara Argentina de Comercio y Servicios denunciamos la competencia desleal y entendemos que la falta de fiscalización alimentaría el empleo no registrado y el comercio ilegal. En los últimos años hemos notado que los recursos destinados a fiscalizar van decreciendo. Por eso, si actualmente la fiscalización en las empresas es deficiente, nos preguntamos cómo hará entonces la autoridad de aplicación para fiscalizar en multiplicidad de domicilios.
En el mismo sentido, ni siquiera hemos comenzado a hablar de la difícil tarea que el otro día mencionó el ministro Moroni. Me refiero a cómo va a hacer la Superintendencia de Riesgos del Trabajo para establecer los estándares mínimos de condiciones seguras y saludables dentro de las viviendas.
A pesar de que represento a una cámara empresaria, sé que hay mucha incertidumbre entre los trabajadores por saber cómo se va a regular esta modalidad de trabajo, ya que muchas empresas han manifestado que no podrán ofrecerla si implica un nuevo costo. En verdad, los trabajadores quieren incorporar el teletrabajo como algo habitual y extendido en el tiempo. Por eso, nuestra sugerencia es no intentar regular cuestiones del futuro con conceptos del pasado.
Nuevamente, muchas gracias por la invitación.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor Ricardo Diab, vicepresidente 2º de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa -CAME.
SR. DIAB Señora presidenta: gracias por invitarnos.
Si bien el teletrabajo es, de alguna manera, una instancia superadora y actualizada en el tiempo, más allá de la coyuntura que hoy estamos viviendo, en la que muchos -como se dijo anteriormente- se han visto obligados a trabajar desde su lugar, hay muchas cosas que no quedan demasiado en claro, fundamentalmente a quienes representamos a las pymes.
Dentro del rango de pymes, hay distintos sectores y posibilidades económicas. Estamos muy de acuerdo con algunas de las expresiones de los representantes de la UIA y la CAC, quienes han tocado casi los mismos temas que pretendemos abordar hoy.
De todas maneras, entendemos que, si esto no resulta beneficioso para ambos sectores, va a ser muy difícil su implementación. Creo que tiene que verse beneficiado tanto el empleado como el empleador en cuanto al condicionamiento de esto. En caso de establecerse algunas condiciones de difícil cumplimiento -como bien se dijo-, será dificultosa y mucho más onerosa su implementación, algo que desalienta.
He tenido acceso a dos de los proyectos en debate y creo que son demasiadas las condiciones que se exigen al empleador para poder acceder a este tipo de modalidad.
Estamos absolutamente de acuerdo en que la vigencia tendría que ser hasta mucho tiempo después de que se transite esta pandemia, porque estamos ante casos excepcionales y ninguna pyme estaría en condiciones de absorber rápidamente las situaciones que se están exponiendo aquí.
Por lo tanto, estamos en un todo de acuerdo en que hay que continuar y regular esta modalidad, pero siempre dentro de una mirada equilibrada entre el empleado y el empleador. Creo que esa es la mejor condición. Aquella condición fundamental por la que deberíamos pagar costos por un lugar similar a un monoambiente -entre otras cosas-, desalienta absolutamente cualquier tipo de posibilidad en este sentido. Este es un ejemplo.
Insistimos en que tiene que haber previsibilidad y en que esta modalidad debe ser regulada en forma equitativa.
Si bien el teletrabajo es, de alguna manera, una instancia superadora y actualizada en el tiempo, más allá de la coyuntura que hoy estamos viviendo, en la que muchos -como se dijo anteriormente- se han visto obligados a trabajar desde su lugar, hay muchas cosas que no quedan demasiado en claro, fundamentalmente a quienes representamos a las pymes.
Dentro del rango de pymes, hay distintos sectores y posibilidades económicas. Estamos muy de acuerdo con algunas de las expresiones de los representantes de la UIA y la CAC, quienes han tocado casi los mismos temas que pretendemos abordar hoy.
De todas maneras, entendemos que, si esto no resulta beneficioso para ambos sectores, va a ser muy difícil su implementación. Creo que tiene que verse beneficiado tanto el empleado como el empleador en cuanto al condicionamiento de esto. En caso de establecerse algunas condiciones de difícil cumplimiento -como bien se dijo-, será dificultosa y mucho más onerosa su implementación, algo que desalienta.
He tenido acceso a dos de los proyectos en debate y creo que son demasiadas las condiciones que se exigen al empleador para poder acceder a este tipo de modalidad.
Estamos absolutamente de acuerdo en que la vigencia tendría que ser hasta mucho tiempo después de que se transite esta pandemia, porque estamos ante casos excepcionales y ninguna pyme estaría en condiciones de absorber rápidamente las situaciones que se están exponiendo aquí.
Por lo tanto, estamos en un todo de acuerdo en que hay que continuar y regular esta modalidad, pero siempre dentro de una mirada equilibrada entre el empleado y el empleador. Creo que esa es la mejor condición. Aquella condición fundamental por la que deberíamos pagar costos por un lugar similar a un monoambiente -entre otras cosas-, desalienta absolutamente cualquier tipo de posibilidad en este sentido. Este es un ejemplo.
Insistimos en que tiene que haber previsibilidad y en que esta modalidad debe ser regulada en forma equitativa.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor Julián Moreno, vicepresidente 1º de APYME, Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios.
SR. MORENO Señora presidenta: muchas gracias por la invitación.
Nuestra postura como defensores del sector pyme es básicamente defender el mercado interno. Por lo tanto, ninguna regulación sobre los trabajadores debería significar una reducción de sus salarios ni mucho menos. Partiendo de esa base, los trabajadores son nuestros clientes, son el mercado interno y, por lo tanto, todo lo que regulemos de aquí en adelante debería ser para que aumente su poder adquisitivo, en lugar de disminuir.
Tenemos cierta preocupación por la baja de circulación que genera el teletrabajo dado que también provoca una reducción en la economía, en los distintos sectores que se nutren de esa circulación, como los comercios próximos a las estaciones de tren o los sectores gastronómicos en las zonas de oficinas donde la gente baja cotidianamente a almorzar. En un momento recesivo como el que estamos viviendo, todo eso nos preocupa porque el teletrabajo va a empeorarlo un poco más.
Como empresarios, necesitamos que el marco sea claro y que no haya recovecos por donde evadir las reglamentaciones. Una de las cuestiones fundamentales es la formalidad de los trabajadores, que esto no derive en la precariedad laboral, como vemos en los trabajos mediante aplicaciones. Además, en esas tareas puntualmente, cuando el trabajador quiere hacer algún reclamo al empleador, resulta prácticamente imposible demostrar la relación de dependencia porque, como en las aplicaciones uno se conecta y desconecta en función de las posibilidades que uno tiene de trabajar, no puede demostrar el cumplimiento de una jornada laboral regular, condición básica para demostrar la relación de dependencia. Así, el trabajador pasa a ser el famoso emprendedor que no tiene derechos ni nada parecido a un trabajador formal.
Por favor, pido que tengan cuidado con la reglamentación, para que no dé lugar a este tipo de situaciones.
Como alternativa, para demostrar la relación de dependencia debería bastar la titularidad de una cuenta de correo electrónico o un acceso al sistema de la empresa o a cualquier ámbito virtual donde la empresa trabaje. Eso debería ser suficientemente para demostrar relación de dependencia.
Esto suena como una defensa a los trabajadores, pero básicamente lo que nosotros necesitamos es que la formalidad se sostenga, porque la informalidad reduce los ingresos del Estado, los aportes previsionales y los ingresos de los trabajadores, y todo eso a la corta o a la larga es ingreso al mercado interno y, por lo tanto, a las pymes. Entonces, defender la formalidad es fundamental en nuestra postura sobre el teletrabajo.
En cuanto a los salarios que los trabajadores perciban cuando realicen teletrabajo, no solo creemos que tienen que ser iguales a los que reciben en la oficina, sino que vemos muy complicado el tema de medir a distancia el tema de los horarios del teletrabajo dado que el trabajador está combinando sus tareas domésticas con las laborales. Por lo tanto, corta en algún momento para llevar a los chicos a la escuela, vuelve a trabajar más tarde, y hay cuestiones que las resuelve fuera de ahora. El empleador tampoco puede impedir que un empleado conteste un correo a las 9 de la noche. Por lo tanto, la medición exhaustiva de horas de trabajo es muy difícil, y creo que vamos a pasar a un sistema por objetivos más que a un sistema por cumplimiento horario.
Por lo tanto, debería haber un plus salarial automático para todo aquel trabajador que realice tareas de teletrabajo, que sea del 20 o 30 por ciento de lo que fija el valor del empleo en oficina, para cubrir de alguna manera también los sobrecostos de electricidad, calefacción e internet que indefectiblemente va a tener. Si dejamos esta negociación en el ámbito del empleado y empleador, no será lo más correcto; esto debe estar reglado y definido claramente para que no haya especulaciones.
Una advertencia que también se me ocurre es respecto de la discriminación que esto puede llegar a generar. Trabajar de manera cómoda con teletrabajo implica -además de una buena conexión a internet- tener un lugar apropiado, es decir un espacio en el hogar que permita concentrarse. Entiendo que no deberíamos permitir que un empleador, cuando tenga una vacante laboral, pueda condicionar ese puesto a la posibilidad de que el trabajador realice teletrabajo, porque estaríamos incrementando las ya altas desventajas que suelen tener las poblaciones que viven en barrios hacinados, sin posibilidades concretas de tener un lugar en su hogar que permita el teletrabajo de manera ordenada. Entendemos que el teletrabajo debe ser una opción para el trabajador que ya venga desarrollando tareas en la empresa y que se permita su reversibilidad, y que no sea en ningún caso condición para un nuevo puesto tener la posibilidad de cumplir con el teletrabajo.
Creemos que hay beneficios para las empresas. Está claro que habrá reducción en los metros cuadrados de la oficina a alquilar y seguramente mejorarán las alícuotas de la ART por la disminución de los costos y del índice de accidentes in itinere, y a su vez es un buen punto en cuanto a la productividad de los trabajadores el cambiar de un régimen de cumplimiento horario a un régimen por objetivos.
Pero creo que es más importante esto que acabo de mencionar: sostener la formalidad del empleo. Todo el esfuerzo creo que tendríamos que volcarlo principalmente en ese rubro.
Nuestra postura como defensores del sector pyme es básicamente defender el mercado interno. Por lo tanto, ninguna regulación sobre los trabajadores debería significar una reducción de sus salarios ni mucho menos. Partiendo de esa base, los trabajadores son nuestros clientes, son el mercado interno y, por lo tanto, todo lo que regulemos de aquí en adelante debería ser para que aumente su poder adquisitivo, en lugar de disminuir.
Tenemos cierta preocupación por la baja de circulación que genera el teletrabajo dado que también provoca una reducción en la economía, en los distintos sectores que se nutren de esa circulación, como los comercios próximos a las estaciones de tren o los sectores gastronómicos en las zonas de oficinas donde la gente baja cotidianamente a almorzar. En un momento recesivo como el que estamos viviendo, todo eso nos preocupa porque el teletrabajo va a empeorarlo un poco más.
Como empresarios, necesitamos que el marco sea claro y que no haya recovecos por donde evadir las reglamentaciones. Una de las cuestiones fundamentales es la formalidad de los trabajadores, que esto no derive en la precariedad laboral, como vemos en los trabajos mediante aplicaciones. Además, en esas tareas puntualmente, cuando el trabajador quiere hacer algún reclamo al empleador, resulta prácticamente imposible demostrar la relación de dependencia porque, como en las aplicaciones uno se conecta y desconecta en función de las posibilidades que uno tiene de trabajar, no puede demostrar el cumplimiento de una jornada laboral regular, condición básica para demostrar la relación de dependencia. Así, el trabajador pasa a ser el famoso emprendedor que no tiene derechos ni nada parecido a un trabajador formal.
Por favor, pido que tengan cuidado con la reglamentación, para que no dé lugar a este tipo de situaciones.
Como alternativa, para demostrar la relación de dependencia debería bastar la titularidad de una cuenta de correo electrónico o un acceso al sistema de la empresa o a cualquier ámbito virtual donde la empresa trabaje. Eso debería ser suficientemente para demostrar relación de dependencia.
Esto suena como una defensa a los trabajadores, pero básicamente lo que nosotros necesitamos es que la formalidad se sostenga, porque la informalidad reduce los ingresos del Estado, los aportes previsionales y los ingresos de los trabajadores, y todo eso a la corta o a la larga es ingreso al mercado interno y, por lo tanto, a las pymes. Entonces, defender la formalidad es fundamental en nuestra postura sobre el teletrabajo.
En cuanto a los salarios que los trabajadores perciban cuando realicen teletrabajo, no solo creemos que tienen que ser iguales a los que reciben en la oficina, sino que vemos muy complicado el tema de medir a distancia el tema de los horarios del teletrabajo dado que el trabajador está combinando sus tareas domésticas con las laborales. Por lo tanto, corta en algún momento para llevar a los chicos a la escuela, vuelve a trabajar más tarde, y hay cuestiones que las resuelve fuera de ahora. El empleador tampoco puede impedir que un empleado conteste un correo a las 9 de la noche. Por lo tanto, la medición exhaustiva de horas de trabajo es muy difícil, y creo que vamos a pasar a un sistema por objetivos más que a un sistema por cumplimiento horario.
Por lo tanto, debería haber un plus salarial automático para todo aquel trabajador que realice tareas de teletrabajo, que sea del 20 o 30 por ciento de lo que fija el valor del empleo en oficina, para cubrir de alguna manera también los sobrecostos de electricidad, calefacción e internet que indefectiblemente va a tener. Si dejamos esta negociación en el ámbito del empleado y empleador, no será lo más correcto; esto debe estar reglado y definido claramente para que no haya especulaciones.
Una advertencia que también se me ocurre es respecto de la discriminación que esto puede llegar a generar. Trabajar de manera cómoda con teletrabajo implica -además de una buena conexión a internet- tener un lugar apropiado, es decir un espacio en el hogar que permita concentrarse. Entiendo que no deberíamos permitir que un empleador, cuando tenga una vacante laboral, pueda condicionar ese puesto a la posibilidad de que el trabajador realice teletrabajo, porque estaríamos incrementando las ya altas desventajas que suelen tener las poblaciones que viven en barrios hacinados, sin posibilidades concretas de tener un lugar en su hogar que permita el teletrabajo de manera ordenada. Entendemos que el teletrabajo debe ser una opción para el trabajador que ya venga desarrollando tareas en la empresa y que se permita su reversibilidad, y que no sea en ningún caso condición para un nuevo puesto tener la posibilidad de cumplir con el teletrabajo.
Creemos que hay beneficios para las empresas. Está claro que habrá reducción en los metros cuadrados de la oficina a alquilar y seguramente mejorarán las alícuotas de la ART por la disminución de los costos y del índice de accidentes in itinere, y a su vez es un buen punto en cuanto a la productividad de los trabajadores el cambiar de un régimen de cumplimiento horario a un régimen por objetivos.
Pero creo que es más importante esto que acabo de mencionar: sostener la formalidad del empleo. Todo el esfuerzo creo que tendríamos que volcarlo principalmente en ese rubro.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra Leo Bilanski, presidente de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino.
SR. BILANSKI Muy buenos días, gracias por la invitación para exponer ante esta Comisión del Congreso de la Nación. Vemos muy valioso que escuchen al sector empresarial privado pyme y nacional. Quien les habla, preside una entidad que nuclea a empresarios de entre 1 y 500 trabajadores en todas las provincias de la Argentina. En nuestra conducción no tenemos conflicto de intereses con empresas de capital extranjero.
Es importante señalar la coyuntura con la cual llegamos hasta acá: fueron cuatro años del gobierno anterior en donde perdimos 25.000 empresas pymes y 250.000 puestos de trabajo, donde la informalidad de la matriz laboral creció de manera vergonzante y donde la precariedad financiera del sistema productivo pyme fue alarmante.
Según un relevamiento propio, al 1° de enero de este año sobre 1.000 empresas, el 50 por ciento está endeudada. Así arrancó el año 2020. Luego, con esta pandemia COVID-19 que llegó a la Argentina y noventa días de aislamiento productivo, hemos perdido otras 25.000 pymes más y el endeudamiento del sector aumentó del 50 al 75 por ciento.
Entonces, se van agravando todos los indicadores fundamentales de nuestro sector, que desincentivan la actividad empresarial e incluso la fuerza, puesto que hay un 20 por ciento de empresas en la zona de daños irreversibles, es decir al borde del cierre. El último dato de terror es que la mitad de las pymes no puede afrontar el aguinaldo a finales de este mes como indica la ley.
En este sentido, solo el 60 por ciento de las empresas ha realizado teletrabajo total o parcialmente; para el 35 por ciento, resulta imposible realizar esta tarea por su perfil productivo, y el 5 por ciento, podría afrontarlo con capacitación en nuevas tecnologías y equipamiento. Este es un dato de una encuesta que realizamos hace 15 días sobre quinientas empresas.
Por lo tanto, creemos que el teletrabajo es una temática que llegó para instalarse y para abordarse. Sin embargo, queremos hacer énfasis en que la legislación que se impulse desde esta Cámara debe estar claramente diferenciada en tres estratos, ya que no es lo mismo abordar el teletrabajo para una empresa de menos de diez trabajadores -que son el 85 por ciento del total-, para empresas de hasta doscientos trabajadores -que son el 14 por ciento del total- que hacerlo para empresas de más de doscientos trabajadores, que son el 0,6 por ciento del total. Es decir, se trata de tres realidades distintas.
Como mencioné recién, ninguna empresa grande fundió a partir de la pandemia, pero nosotros hemos perdido veinticinco mil colegas en estos 90 días. Por lo tanto, no puede ser una legislación genérica o general para todas las unidades productivas empresariales privadas.
En cuanto al concepto del teletrabajo, creemos que es muy polémico definir taxativamente de qué se trata, sobre todo, por la dinámica que se da en la evolución de las tecnologías de la información y de la comunicación.
Cuando hablamos de teletrabajo ¿nos referimos a trabajar desde casa? ¿Si lo hacemos desde un bar es teletrabajo? ¿Las modalidades temporales, parciales o de emergencia, son teletrabajo? Todo esto me parece que debería tener mayor definición.
En el mismo sentido, la sincronicidad o asincronicidad de las tareas. Recién Julián Moreno se refirió a trabajar por objetivos o estar en línea, que son dos modalidades de trabajo absolutamente distintas.
Si leemos la resolución 1552/2012, que es la que de alguna manera guía este tema y sabemos lo escueta que es, ni siquiera habla del software o del hardware que se necesita para realizar el teletrabajo que se busca legislar.
Por esa razón, debe haber un equilibrio entre las capacidades TIC disponibles en la Argentina y en cada sector empresarial y las relaciones del trabajo que queremos regular, para no avanzar sobre dimensiones de práctica imposible para nuestro sector o que directamente desalienten la cuestión, que hoy muchos trabajadores desean llevar a la práctica.
En el Manual de las Buenas Prácticas de la SRT -digo esto para entender de qué hablamos- se recomienda que la iluminación para un sector de trabajo óptimo sea entre 500 y 1.000 lux. ¿Qué trabajador sabe qué es un lux y cómo se mide? Además, dispone que la instalación eléctrica debe contar con un interruptor termomagnético -puesta a tierra-, y no todas las casas están en esas condiciones en la Argentina. También establece, por ejemplo, que la calefacción deba ser exclusivamente por tiro balanceado y no menciona ningún otro tipo de modalidad de calefacción. La pregunta es: ¿quién se va a hacer responsable de acondicionar estos lugares?
Quiero ser claro: los hogares no están preparados para realizar teletrabajo en los términos que uno quisiera en cuanto a espacio, luz, seguridad física, electricidad, gas, Internet y señal de telefonía celular. Lo mismo sucede con el ecosistema general en cuanto a los ruidos, los esquemas de cuidado, los cohabitantes del mismo espacio e inclusive los vecinos.
Creo que a veces se confunde lo que estamos haciendo hoy por la pandemia, que a nuestro criterio es un trabajo precario a distancia, que hacemos por necesidad u obligación pero muchas veces no por elección. Hoy queremos sostener las empresas, y los puestos de trabajo creemos que son el eje central de nuestra tarea productiva, pero no el teletrabajo como todos quisiéramos que se implemente de manera amplia, formal y ordenada.
No está claro que esta coyuntura sea una buena base para legislar ampliamente sobre el teletrabajo tal como quisiéramos. Por lo tanto, creemos que hay que avanzar sobre lo urgente y necesario ya, pero seguir permanentemente discutiendo y evaluando otras dimensiones respecto de las que hoy considero que podríamos generar un mayor perjuicio en lugar de un beneficio, tanto para los trabajadores como para los empresarios.
Toda nueva legislación debe estar atravesada por la protección de los nuevos puestos de trabajo, por incentivar la creación de nuevos puestos de trabajo formales y mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. En este sentido, estamos en línea con lo que recién planteó APYME.
En síntesis, para dejar clara nuestra posición, creemos que es necesario y urgente definir la desconexión digital, no puede ser que a cualquier hora un trabajador deba estar pendiente de la comunicación con la empresa.
Se deben preservar los derechos de los trabajadores, en cualquier esquema con el que se busque legislar en el corto plazo.
En cuanto a los cuidados y la cuestión de género, esa dimensión merece una especial atención. Se debe respetar la vida en un amplio concepto y no solo en el marco laboral.
Por otra parte, nos preocupan las prestaciones transnacionales. Creemos que no podemos abrir...
Es importante señalar la coyuntura con la cual llegamos hasta acá: fueron cuatro años del gobierno anterior en donde perdimos 25.000 empresas pymes y 250.000 puestos de trabajo, donde la informalidad de la matriz laboral creció de manera vergonzante y donde la precariedad financiera del sistema productivo pyme fue alarmante.
Según un relevamiento propio, al 1° de enero de este año sobre 1.000 empresas, el 50 por ciento está endeudada. Así arrancó el año 2020. Luego, con esta pandemia COVID-19 que llegó a la Argentina y noventa días de aislamiento productivo, hemos perdido otras 25.000 pymes más y el endeudamiento del sector aumentó del 50 al 75 por ciento.
Entonces, se van agravando todos los indicadores fundamentales de nuestro sector, que desincentivan la actividad empresarial e incluso la fuerza, puesto que hay un 20 por ciento de empresas en la zona de daños irreversibles, es decir al borde del cierre. El último dato de terror es que la mitad de las pymes no puede afrontar el aguinaldo a finales de este mes como indica la ley.
En este sentido, solo el 60 por ciento de las empresas ha realizado teletrabajo total o parcialmente; para el 35 por ciento, resulta imposible realizar esta tarea por su perfil productivo, y el 5 por ciento, podría afrontarlo con capacitación en nuevas tecnologías y equipamiento. Este es un dato de una encuesta que realizamos hace 15 días sobre quinientas empresas.
Por lo tanto, creemos que el teletrabajo es una temática que llegó para instalarse y para abordarse. Sin embargo, queremos hacer énfasis en que la legislación que se impulse desde esta Cámara debe estar claramente diferenciada en tres estratos, ya que no es lo mismo abordar el teletrabajo para una empresa de menos de diez trabajadores -que son el 85 por ciento del total-, para empresas de hasta doscientos trabajadores -que son el 14 por ciento del total- que hacerlo para empresas de más de doscientos trabajadores, que son el 0,6 por ciento del total. Es decir, se trata de tres realidades distintas.
Como mencioné recién, ninguna empresa grande fundió a partir de la pandemia, pero nosotros hemos perdido veinticinco mil colegas en estos 90 días. Por lo tanto, no puede ser una legislación genérica o general para todas las unidades productivas empresariales privadas.
En cuanto al concepto del teletrabajo, creemos que es muy polémico definir taxativamente de qué se trata, sobre todo, por la dinámica que se da en la evolución de las tecnologías de la información y de la comunicación.
Cuando hablamos de teletrabajo ¿nos referimos a trabajar desde casa? ¿Si lo hacemos desde un bar es teletrabajo? ¿Las modalidades temporales, parciales o de emergencia, son teletrabajo? Todo esto me parece que debería tener mayor definición.
En el mismo sentido, la sincronicidad o asincronicidad de las tareas. Recién Julián Moreno se refirió a trabajar por objetivos o estar en línea, que son dos modalidades de trabajo absolutamente distintas.
Si leemos la resolución 1552/2012, que es la que de alguna manera guía este tema y sabemos lo escueta que es, ni siquiera habla del software o del hardware que se necesita para realizar el teletrabajo que se busca legislar.
Por esa razón, debe haber un equilibrio entre las capacidades TIC disponibles en la Argentina y en cada sector empresarial y las relaciones del trabajo que queremos regular, para no avanzar sobre dimensiones de práctica imposible para nuestro sector o que directamente desalienten la cuestión, que hoy muchos trabajadores desean llevar a la práctica.
En el Manual de las Buenas Prácticas de la SRT -digo esto para entender de qué hablamos- se recomienda que la iluminación para un sector de trabajo óptimo sea entre 500 y 1.000 lux. ¿Qué trabajador sabe qué es un lux y cómo se mide? Además, dispone que la instalación eléctrica debe contar con un interruptor termomagnético -puesta a tierra-, y no todas las casas están en esas condiciones en la Argentina. También establece, por ejemplo, que la calefacción deba ser exclusivamente por tiro balanceado y no menciona ningún otro tipo de modalidad de calefacción. La pregunta es: ¿quién se va a hacer responsable de acondicionar estos lugares?
Quiero ser claro: los hogares no están preparados para realizar teletrabajo en los términos que uno quisiera en cuanto a espacio, luz, seguridad física, electricidad, gas, Internet y señal de telefonía celular. Lo mismo sucede con el ecosistema general en cuanto a los ruidos, los esquemas de cuidado, los cohabitantes del mismo espacio e inclusive los vecinos.
Creo que a veces se confunde lo que estamos haciendo hoy por la pandemia, que a nuestro criterio es un trabajo precario a distancia, que hacemos por necesidad u obligación pero muchas veces no por elección. Hoy queremos sostener las empresas, y los puestos de trabajo creemos que son el eje central de nuestra tarea productiva, pero no el teletrabajo como todos quisiéramos que se implemente de manera amplia, formal y ordenada.
No está claro que esta coyuntura sea una buena base para legislar ampliamente sobre el teletrabajo tal como quisiéramos. Por lo tanto, creemos que hay que avanzar sobre lo urgente y necesario ya, pero seguir permanentemente discutiendo y evaluando otras dimensiones respecto de las que hoy considero que podríamos generar un mayor perjuicio en lugar de un beneficio, tanto para los trabajadores como para los empresarios.
Toda nueva legislación debe estar atravesada por la protección de los nuevos puestos de trabajo, por incentivar la creación de nuevos puestos de trabajo formales y mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. En este sentido, estamos en línea con lo que recién planteó APYME.
En síntesis, para dejar clara nuestra posición, creemos que es necesario y urgente definir la desconexión digital, no puede ser que a cualquier hora un trabajador deba estar pendiente de la comunicación con la empresa.
Se deben preservar los derechos de los trabajadores, en cualquier esquema con el que se busque legislar en el corto plazo.
En cuanto a los cuidados y la cuestión de género, esa dimensión merece una especial atención. Se debe respetar la vida en un amplio concepto y no solo en el marco laboral.
Por otra parte, nos preocupan las prestaciones transnacionales. Creemos que no podemos abrir...
SRA. PRESIDENTA SILEY Le pido por favor si puede redondear la exposición.
SR. BILANSKI Particularmente, pedimos no abrir la puerta a un esquema de contratación de trabajadores extranjeros, que sería equivalente a importar trabajo, y excluir a las empresas de menos de diez trabajadores que deban hacer cualquier inversión para adecuarse, por lo menos, en un lapso de doce meses después del fin de la pandemia. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY A continuación tiene la palabra Javier Montalbetti, presidente de la CETIC, la Cámara Empresaria de Tecnología, Informática y Comunicaciones de la provincia de Buenos Aires.
SR. MONTALBETTI Buenos días a todos. Muchísimas gracias a la señora presidenta de la comisión y a los diputados y diputadas que la integran por darnos la oportunidad de expresarnos como representantes de las pymes.
Realmente creemos que el proceso de transformación digital que estamos atravesando está ganando mucho lugar en actividades laborales con mayor demanda.
Consideramos al teletrabajo como una modalidad y como un proceso concreto que demanda mucho más tiempo del previsto, ya que las empresas, por lo general, establecen procesos de estandarización. En este sentido, el teletrabajo es una modalidad que se desarrolla de manera pautada entre el empleador y el trabajador -dependiendo de la actividad específica- en acuerdos individuales, que nos parece fundamental conservar para garantizar la viabilidad de los procesos y su desarrollo.
Por otro lado, creemos que la modalidad de teletrabajo se incrementará por lógica en las circunstancias actuales. Estamos ante una situación excepcional y como tal, se toman medidas sin la debida planificación. Nos ha pasado de manera recurrente analizar la situación de las pymes a las que representamos, en las que se han tomado medidas sin planificación, porque la coyuntura de esta pandemia nos ha llevado a realizar teletrabajo prácticamente de manera obligatoria.
En tal sentido, sin contar con las herramientas necesarias, sin el hardware ni el software, las pymes debemos afrontar desde nuestro propio know how este tipo de implementaciones que, tal vez las compañías de más dimensión tienen más estandarizado.
Por lo tanto, creemos que cuando se normalice la situación actual nos encontraremos con una coyuntura que nos permitirá planificar con más tiempo. Hay varios sectores que son inherentes a este proceso, como, por ejemplo, el comercio, los servicios y la industria, que estarán completamente volcados a esta modalidad, porque tendrán sistemas de pre y post venta -como lo están haciendo actualmente-, por medio de la comercialización y el asesoramiento integral.
Las empresas de base tecnológica operan en horarios no convencionales, por el flujo de datos y la dinámica transaccional que tienen. Se trata de un sector que lo viene haciendo con muchísima antelación. En cambio, los otros sectores están obligados a volcarse a esta modalidad porque no solo los lleva la coyuntura, sino que el futuro del trabajo va hacia ese lugar.
Respecto del establecimiento de actividades no presenciales que requieran teletrabajo con la coyuntura actual quiero señalar que el 27 por ciento de las empresas lo están desarrollando en sus procesos y ellos se encuentran en plena transformación digital.
En este sentido, queremos compartir nuestro punto de vista respecto del proceso de transformación digital. Se trata de un proceso que lleva tiempo e implica una gran inversión, y las pymes tenemos que estar aggiornándonos permanentemente.
El sector de las pymes viene económicamente muy golpeado y estos procesos que demandarían mucho más tiempo ahora han acelerado toda la etapa de implementación. Por lo tanto, llevará más tiempo una migración de porcentajes muy altos en lo que se vincula con la implementación del teletrabajo.
Nos parece fundamental el derecho de organización para que las empresas puedan coordinar la viabilidad de las pautas de trabajo con las que se desarrolla la actividad, tales como el desarrollo por objetivos, la medición de la productividad y la eficiencia, o la cantidad de horas de conexión, aunque ello no garantiza la realización de tareas específicas. Los sectores podemos ser heterogéneos en la aplicación, pero a la vez necesitamos acuerdos individuales para actividades específicas.
Se ha citado un detalle relativo al derecho de desconexión que adquieren los trabajadores. Consideramos que el trabajo sobre proyectos acarreará que sea muy baja la necesidad de llegar a estos extremos, pues se pueden pautar horarios de comunicación mucho más sensatos y coherentes con las actividades que se desarrollan.
Consideramos que las actividades que se desarrollan en el hogar no deberían atentar contra los derechos y las obligaciones de los trabajadores que se desempeñan bajo esa modalidad en la empresa. En este sentido, deben equipararse para mantener una lógica contractual; de lo contrario, una actividad iría en desmedro de la otra, generando una desproporción.
El hecho de desarrollar el teletrabajo en el hogar puede suponer que el mismo posee un espacio específico, con las instalaciones correctas y con las medidas de seguridad adecuadas, las mismas que garantiza el empleador en sus instalaciones. Esto no garantiza la concentración ni mantener un flujo comunicacional acorde con la empresa, respetando horarios pautados de común acuerdo y también los gastos ocasionados por el uso eléctrico de los mismos, de lo que es el hardware y el software. Todo esto tiene que ser cubierto por las empresas, pero también deberíamos tener la posibilidad de medir las horas de uso de estos medios en plena actividad. La cantidad de horas de conectividad no garantiza la eficiencia de los procesos productivos.
Por otra parte, queremos hacer hincapié en la provisión de materiales para desarrollar la actividad, hardware y software necesarios, considerando a los mismos como no remunerativos o derecho adquirido por parte del trabajador.
Otra cuestión que queremos mencionar es la utilización de los softwares y sistemas correspondientes con libertad por parte de las empresas, sin que las mismas queden supeditadas a tener que informar sobre ellos, ya que son decisiones privadas entre privados. Muchas empresas desarrollan su propio software de gestión, con lo cual es fundamental para las mismas todo lo referido al derecho de confidencialidad.
Por último, para cerrar con una conclusión, quiero señalar que las pymes necesitamos que se legisle sobre la modalidad para dinamizar un sector clave de la economía que viene muy golpeado y sigue siendo generador de empleo genuino en el país.
Entonces, debemos garantizar las condiciones para la empleabilidad del futuro trabajo. Se están creando nuevos empleos y tenemos que estar a la altura de las circunstancias, para acompañar el avance tecnológico, el bienestar de las personas, propiciar nuevas habilidades y mayor desarrollo cognitivo de las mismas, que son claves para un país desarrollado.
También tenemos una gran necesidad de infraestructura de conectividad, porque tenemos un país tremendamente grande, con inmensas asimetrías tecnológicas y de desarrollo de infraestructura.
Por lo tanto, necesitamos tener esas garantías para desarrollar procesos productivos sostenibles. Muchas gracias.
Realmente creemos que el proceso de transformación digital que estamos atravesando está ganando mucho lugar en actividades laborales con mayor demanda.
Consideramos al teletrabajo como una modalidad y como un proceso concreto que demanda mucho más tiempo del previsto, ya que las empresas, por lo general, establecen procesos de estandarización. En este sentido, el teletrabajo es una modalidad que se desarrolla de manera pautada entre el empleador y el trabajador -dependiendo de la actividad específica- en acuerdos individuales, que nos parece fundamental conservar para garantizar la viabilidad de los procesos y su desarrollo.
Por otro lado, creemos que la modalidad de teletrabajo se incrementará por lógica en las circunstancias actuales. Estamos ante una situación excepcional y como tal, se toman medidas sin la debida planificación. Nos ha pasado de manera recurrente analizar la situación de las pymes a las que representamos, en las que se han tomado medidas sin planificación, porque la coyuntura de esta pandemia nos ha llevado a realizar teletrabajo prácticamente de manera obligatoria.
En tal sentido, sin contar con las herramientas necesarias, sin el hardware ni el software, las pymes debemos afrontar desde nuestro propio know how este tipo de implementaciones que, tal vez las compañías de más dimensión tienen más estandarizado.
Por lo tanto, creemos que cuando se normalice la situación actual nos encontraremos con una coyuntura que nos permitirá planificar con más tiempo. Hay varios sectores que son inherentes a este proceso, como, por ejemplo, el comercio, los servicios y la industria, que estarán completamente volcados a esta modalidad, porque tendrán sistemas de pre y post venta -como lo están haciendo actualmente-, por medio de la comercialización y el asesoramiento integral.
Las empresas de base tecnológica operan en horarios no convencionales, por el flujo de datos y la dinámica transaccional que tienen. Se trata de un sector que lo viene haciendo con muchísima antelación. En cambio, los otros sectores están obligados a volcarse a esta modalidad porque no solo los lleva la coyuntura, sino que el futuro del trabajo va hacia ese lugar.
Respecto del establecimiento de actividades no presenciales que requieran teletrabajo con la coyuntura actual quiero señalar que el 27 por ciento de las empresas lo están desarrollando en sus procesos y ellos se encuentran en plena transformación digital.
En este sentido, queremos compartir nuestro punto de vista respecto del proceso de transformación digital. Se trata de un proceso que lleva tiempo e implica una gran inversión, y las pymes tenemos que estar aggiornándonos permanentemente.
El sector de las pymes viene económicamente muy golpeado y estos procesos que demandarían mucho más tiempo ahora han acelerado toda la etapa de implementación. Por lo tanto, llevará más tiempo una migración de porcentajes muy altos en lo que se vincula con la implementación del teletrabajo.
Nos parece fundamental el derecho de organización para que las empresas puedan coordinar la viabilidad de las pautas de trabajo con las que se desarrolla la actividad, tales como el desarrollo por objetivos, la medición de la productividad y la eficiencia, o la cantidad de horas de conexión, aunque ello no garantiza la realización de tareas específicas. Los sectores podemos ser heterogéneos en la aplicación, pero a la vez necesitamos acuerdos individuales para actividades específicas.
Se ha citado un detalle relativo al derecho de desconexión que adquieren los trabajadores. Consideramos que el trabajo sobre proyectos acarreará que sea muy baja la necesidad de llegar a estos extremos, pues se pueden pautar horarios de comunicación mucho más sensatos y coherentes con las actividades que se desarrollan.
Consideramos que las actividades que se desarrollan en el hogar no deberían atentar contra los derechos y las obligaciones de los trabajadores que se desempeñan bajo esa modalidad en la empresa. En este sentido, deben equipararse para mantener una lógica contractual; de lo contrario, una actividad iría en desmedro de la otra, generando una desproporción.
El hecho de desarrollar el teletrabajo en el hogar puede suponer que el mismo posee un espacio específico, con las instalaciones correctas y con las medidas de seguridad adecuadas, las mismas que garantiza el empleador en sus instalaciones. Esto no garantiza la concentración ni mantener un flujo comunicacional acorde con la empresa, respetando horarios pautados de común acuerdo y también los gastos ocasionados por el uso eléctrico de los mismos, de lo que es el hardware y el software. Todo esto tiene que ser cubierto por las empresas, pero también deberíamos tener la posibilidad de medir las horas de uso de estos medios en plena actividad. La cantidad de horas de conectividad no garantiza la eficiencia de los procesos productivos.
Por otra parte, queremos hacer hincapié en la provisión de materiales para desarrollar la actividad, hardware y software necesarios, considerando a los mismos como no remunerativos o derecho adquirido por parte del trabajador.
Otra cuestión que queremos mencionar es la utilización de los softwares y sistemas correspondientes con libertad por parte de las empresas, sin que las mismas queden supeditadas a tener que informar sobre ellos, ya que son decisiones privadas entre privados. Muchas empresas desarrollan su propio software de gestión, con lo cual es fundamental para las mismas todo lo referido al derecho de confidencialidad.
Por último, para cerrar con una conclusión, quiero señalar que las pymes necesitamos que se legisle sobre la modalidad para dinamizar un sector clave de la economía que viene muy golpeado y sigue siendo generador de empleo genuino en el país.
Entonces, debemos garantizar las condiciones para la empleabilidad del futuro trabajo. Se están creando nuevos empleos y tenemos que estar a la altura de las circunstancias, para acompañar el avance tecnológico, el bienestar de las personas, propiciar nuevas habilidades y mayor desarrollo cognitivo de las mismas, que son claves para un país desarrollado.
También tenemos una gran necesidad de infraestructura de conectividad, porque tenemos un país tremendamente grande, con inmensas asimetrías tecnológicas y de desarrollo de infraestructura.
Por lo tanto, necesitamos tener esas garantías para desarrollar procesos productivos sostenibles. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el licenciado Sergio Candelo, presidente de la Cámara Argentina de la Industria del Software.
SR. CANDELO Señora presidenta: muchísimas gracias por la invitación. Realmente nosotros queríamos participar porque creemos que somos un sector que está muy involucrado con las nuevas modalidades del trabajo, el trabajo del futuro y demás.
En el caso de la industria del software, todo este tipo de modalidades tienen que ver con el área productiva específica de nuestro sector, o sea que no es solamente alguna tarea administrativa o alguna tarea secundaria donde esta situación nos puede llegar a afectar, sino que es el core de nuestro negocio. Esto tiene que ver con la dinámica de nuestro sector y lo que está evolucionando.
Quizás no todos sepan que en el año 2000 había 15.000 personas trabajando en el sector y exportábamos solamente 10 millones de dólares. En 2004, luego de la sanción de la ley de promoción de la industria del software, había 25.000 personas trabajando en el área y se exportaban 150 millones de dólares. Hoy somos 115.000 personas trabajando en el sector y se exportan alrededor de 2.000 millones de dólares. Cabe mencionar que tenemos un plan para llegar al 2030 con 500.000 trabajadores y exportaciones por 10.000 millones de dólares. Es decir que es un sector que puede generar crecimiento e ingreso de divisas.
Adicionalmente, nuestro sector tiene una característica muy particular. El salario promedio se ubica en un 40 por ciento por encima del salario de la economía y realmente demanda recursos todo el tiempo. En este punto es muy importante entender que la industria deja sin cubrir todos los años entre 5.000 y 10.000 empleos. Esto tiene que ver con que tenemos que implementar una actividad muy fuerte de capacitación, de entrenamiento y de creación. Acá hay que trabajar en conjunto -el Estado, las empresas privadas y demás- para generar la cantidad de recursos que hacen falta.
Además, quiero señalar que podemos trabajar con personas de distintas localidades, con lo cual, también se genera algo federal, de integración y de inclusión. El salario mínimo con el que se ingresa a nuestro sector se ubica por encima del costo de la canasta básica; es decir que es inclusivo, que podemos sacar a mucha gente de la pobreza y que podemos trabajar en numerosos frentes.
Entonces, tenemos que trabajar con mucho cuidado sobre las reglamentaciones, para no generar rispideces ni situaciones difíciles. En general, tenemos un esquema organizado en senior, semi senior y junior, con lo cual tienen que trabajar todos en conjunto. Se trata de una actividad creativa, es como la figura del maestro y el aprendiz, con lo cual, no es que todo el mundo puede trabajar diseminado y separado, porque es una tarea conjunta.
Tenemos que pensar qué país queremos ser. Es decir, si queremos ser creadores de tecnología, que generemos propiedad intelectual y generemos capital para nuestro país, o solamente ser usuarios y tener una venta de estos servicios de muy bajo valor agregado.
Voy a mencionar un componente que cada vez está incidiendo más fuertemente en nuestro sector. La demanda de empleo es una demanda mundial de tecnología y, en los últimos años empezamos a ver que hubo demanda de empresas internacionales para tomar recursos locales que trabajen en forma remota. Esta situación conlleva a que no se paguen los aportes, contribuciones ni el impuesto a las ganancias personales, porque se cobra por Paypal, por Bitcoin y por otros lugares; o sea que esa persona desaparece del sector productivo.
Lo peor de esta situación es que, en general, contratan a una persona senior, es decir, al que más sabe, o sea que se llevan un recurso que tuvo mucha inversión en educación, gastos del Estado para que esa persona se capacite y termine trabajando para afuera, prácticamente sin tener un vínculo con nuestro país. Adicionalmente, se trata de uno de los profesionales que además multiplica esfuerzos porque es de los que capacitan al resto de los muchachos que trabajan.
En este marco, aparece una complicación muy grande porque cualquier regulación que se establezca sobre el teletrabajo compite con la oferta extranjera, que puedan tomar gente que trabaje para afuera y los deja sin ningún tipo de aportes, contribuciones y demás.
Nuestro sector, desde la ley de software hasta hoy, está totalmente en blanco. Es decir, nosotros hacemos aportes y contribuciones; incluso cambió totalmente la forma de trabajo.
Antes teníamos un modelo que contemplaba mucho más la contratación eventual, los monotributistas. Pero de 2004 hasta el presente eso fue cambiando y desapareció. Actualmente a ninguna empresa -por lo menos las de nuestro sector, las que están en promoción de software-, se le ocurre contratar a alguien si no es en relación de dependencia. O sea que hay muchísimas, muchísimas aristas, y tenemos que pensar en cómo llevar esto adelante.
Algo así pasó con la ley de pasantías. El sector era muy demandante, ya que de esa forma podían ingresar nuevos recursos al sector. Posteriormente, la sanción de una ley que no fue tan feliz hizo que ese formato desaparezca.
Acá debemos ser muy cuidadosos con el teletrabajo para que no se pierda esta modalidad. Además, debemos tener en cuenta que tenemos una competencia muy fuerte en nuestro sector en cuanto a demandas de gente desde afuera, la que queda fuera de toda la economía.
Los invito, tanto a Vanesa Siley como a Albor Cantard, a que trabajemos en conjunto con la comisión. La verdad es que esta es la primera vez que llegamos a ustedes, así que les agradezco esta posibilidad. También los invito a pensar un poco en el futuro del trabajo.
No sé qué nos deparará el mundo para 2045 ni cuáles serán las nuevas tecnologías. Fíjense cómo hoy ya estamos acostumbrados a esta situación y a conectarnos de esta manera. Después de sesenta días realmente hemos aprendido muchísimo. Es decir que nuestra transformación digital y nuestra forma de trabajar se ha adelantado entre dos y cuatro años. Creo que esto es algo que se iba a dar, pero realmente ha cambiado.
Hoy podemos pensar en una migración inversa. Es decir que, en vez de que haya gente que para trabajar deba venir desde las provincias hacia el AMBA -porque ese es el lugar de trabajo, por lo menos en nuestro sector-, claramente puedan estar distribuidos en todo el país. De esta forma, podríamos tener una Argentina federal, con empleo de calidad e inclusión social.
Un dato adicional que quería contarles es que nosotros hicimos la aplicación Cuidar Covid-19 desde la Cámara. Hubo ocho empresas que trabajaron en ella y donaron ese producto, lo que llevó veinte mil horas de trabajo por parte de cien personas. Esa aplicación es la que todos estamos usando ahora para poder transitar.
Esto se hizo de una manera remota, rápida y efectiva. Todo, todo se desarrolló de esta forma, la misma en que estamos trabajando ahora, y se logró ese producto. Lo hicimos integrando empresas privadas en las demandas del Estado, en las distintas necesidades, vínculos y demás.
En el caso de la industria del software, todo este tipo de modalidades tienen que ver con el área productiva específica de nuestro sector, o sea que no es solamente alguna tarea administrativa o alguna tarea secundaria donde esta situación nos puede llegar a afectar, sino que es el core de nuestro negocio. Esto tiene que ver con la dinámica de nuestro sector y lo que está evolucionando.
Quizás no todos sepan que en el año 2000 había 15.000 personas trabajando en el sector y exportábamos solamente 10 millones de dólares. En 2004, luego de la sanción de la ley de promoción de la industria del software, había 25.000 personas trabajando en el área y se exportaban 150 millones de dólares. Hoy somos 115.000 personas trabajando en el sector y se exportan alrededor de 2.000 millones de dólares. Cabe mencionar que tenemos un plan para llegar al 2030 con 500.000 trabajadores y exportaciones por 10.000 millones de dólares. Es decir que es un sector que puede generar crecimiento e ingreso de divisas.
Adicionalmente, nuestro sector tiene una característica muy particular. El salario promedio se ubica en un 40 por ciento por encima del salario de la economía y realmente demanda recursos todo el tiempo. En este punto es muy importante entender que la industria deja sin cubrir todos los años entre 5.000 y 10.000 empleos. Esto tiene que ver con que tenemos que implementar una actividad muy fuerte de capacitación, de entrenamiento y de creación. Acá hay que trabajar en conjunto -el Estado, las empresas privadas y demás- para generar la cantidad de recursos que hacen falta.
Además, quiero señalar que podemos trabajar con personas de distintas localidades, con lo cual, también se genera algo federal, de integración y de inclusión. El salario mínimo con el que se ingresa a nuestro sector se ubica por encima del costo de la canasta básica; es decir que es inclusivo, que podemos sacar a mucha gente de la pobreza y que podemos trabajar en numerosos frentes.
Entonces, tenemos que trabajar con mucho cuidado sobre las reglamentaciones, para no generar rispideces ni situaciones difíciles. En general, tenemos un esquema organizado en senior, semi senior y junior, con lo cual tienen que trabajar todos en conjunto. Se trata de una actividad creativa, es como la figura del maestro y el aprendiz, con lo cual, no es que todo el mundo puede trabajar diseminado y separado, porque es una tarea conjunta.
Tenemos que pensar qué país queremos ser. Es decir, si queremos ser creadores de tecnología, que generemos propiedad intelectual y generemos capital para nuestro país, o solamente ser usuarios y tener una venta de estos servicios de muy bajo valor agregado.
Voy a mencionar un componente que cada vez está incidiendo más fuertemente en nuestro sector. La demanda de empleo es una demanda mundial de tecnología y, en los últimos años empezamos a ver que hubo demanda de empresas internacionales para tomar recursos locales que trabajen en forma remota. Esta situación conlleva a que no se paguen los aportes, contribuciones ni el impuesto a las ganancias personales, porque se cobra por Paypal, por Bitcoin y por otros lugares; o sea que esa persona desaparece del sector productivo.
Lo peor de esta situación es que, en general, contratan a una persona senior, es decir, al que más sabe, o sea que se llevan un recurso que tuvo mucha inversión en educación, gastos del Estado para que esa persona se capacite y termine trabajando para afuera, prácticamente sin tener un vínculo con nuestro país. Adicionalmente, se trata de uno de los profesionales que además multiplica esfuerzos porque es de los que capacitan al resto de los muchachos que trabajan.
En este marco, aparece una complicación muy grande porque cualquier regulación que se establezca sobre el teletrabajo compite con la oferta extranjera, que puedan tomar gente que trabaje para afuera y los deja sin ningún tipo de aportes, contribuciones y demás.
Nuestro sector, desde la ley de software hasta hoy, está totalmente en blanco. Es decir, nosotros hacemos aportes y contribuciones; incluso cambió totalmente la forma de trabajo.
Antes teníamos un modelo que contemplaba mucho más la contratación eventual, los monotributistas. Pero de 2004 hasta el presente eso fue cambiando y desapareció. Actualmente a ninguna empresa -por lo menos las de nuestro sector, las que están en promoción de software-, se le ocurre contratar a alguien si no es en relación de dependencia. O sea que hay muchísimas, muchísimas aristas, y tenemos que pensar en cómo llevar esto adelante.
Algo así pasó con la ley de pasantías. El sector era muy demandante, ya que de esa forma podían ingresar nuevos recursos al sector. Posteriormente, la sanción de una ley que no fue tan feliz hizo que ese formato desaparezca.
Acá debemos ser muy cuidadosos con el teletrabajo para que no se pierda esta modalidad. Además, debemos tener en cuenta que tenemos una competencia muy fuerte en nuestro sector en cuanto a demandas de gente desde afuera, la que queda fuera de toda la economía.
Los invito, tanto a Vanesa Siley como a Albor Cantard, a que trabajemos en conjunto con la comisión. La verdad es que esta es la primera vez que llegamos a ustedes, así que les agradezco esta posibilidad. También los invito a pensar un poco en el futuro del trabajo.
No sé qué nos deparará el mundo para 2045 ni cuáles serán las nuevas tecnologías. Fíjense cómo hoy ya estamos acostumbrados a esta situación y a conectarnos de esta manera. Después de sesenta días realmente hemos aprendido muchísimo. Es decir que nuestra transformación digital y nuestra forma de trabajar se ha adelantado entre dos y cuatro años. Creo que esto es algo que se iba a dar, pero realmente ha cambiado.
Hoy podemos pensar en una migración inversa. Es decir que, en vez de que haya gente que para trabajar deba venir desde las provincias hacia el AMBA -porque ese es el lugar de trabajo, por lo menos en nuestro sector-, claramente puedan estar distribuidos en todo el país. De esta forma, podríamos tener una Argentina federal, con empleo de calidad e inclusión social.
Un dato adicional que quería contarles es que nosotros hicimos la aplicación Cuidar Covid-19 desde la Cámara. Hubo ocho empresas que trabajaron en ella y donaron ese producto, lo que llevó veinte mil horas de trabajo por parte de cien personas. Esa aplicación es la que todos estamos usando ahora para poder transitar.
Esto se hizo de una manera remota, rápida y efectiva. Todo, todo se desarrolló de esta forma, la misma en que estamos trabajando ahora, y se logró ese producto. Lo hicimos integrando empresas privadas en las demandas del Estado, en las distintas necesidades, vínculos y demás.
- Se interrumpe el audio.
SR. CANDELO Perdón, no escuché. ¿Estaban hablando?
Perdón. Entonces...
Perdón. Entonces...
SRA. PRESIDENTA SILEY Sergio, por favor, si podés ir finalizando.
SR. CANDELO Sí, es que escuché un ruido y me perdí.
Como conclusión, nuestro sector tiene la posibilidad de generar dólares y empleo de calidad.
La verdad es que ser creador de tecnología y propiedad intelectual argentina tiene, además, el riesgo de que como la demanda de trabajo es infinita y también existe a nivel mundial, mucha de nuestra gente recibe ofertas desde el exterior, quedando fuera de la economía formal de nuestro país. Entonces, tenemos que apoyarnos para crecer como queremos -incluso más, si es posible-, haciendo que nuestra legislación nos permita trabajar y competir en este contexto.
Desde ya, muchísimas gracias por esta invitación. Quedo a su disposición para lo que haga falta.
Como conclusión, nuestro sector tiene la posibilidad de generar dólares y empleo de calidad.
La verdad es que ser creador de tecnología y propiedad intelectual argentina tiene, además, el riesgo de que como la demanda de trabajo es infinita y también existe a nivel mundial, mucha de nuestra gente recibe ofertas desde el exterior, quedando fuera de la economía formal de nuestro país. Entonces, tenemos que apoyarnos para crecer como queremos -incluso más, si es posible-, haciendo que nuestra legislación nos permita trabajar y competir en este contexto.
Desde ya, muchísimas gracias por esta invitación. Quedo a su disposición para lo que haga falta.
SRA. PRESIDENTA SILEY Agradecemos a Sergio Candelo, presidente de la Cámara de Empresas de Software.
A continuación, daremos comienzo a las exposiciones de los diputados y diputadas, y luego iniciaremos la segunda tanda de expositores.
Tiene la palabra el señor diputado Eduardo Fernández.
A continuación, daremos comienzo a las exposiciones de los diputados y diputadas, y luego iniciaremos la segunda tanda de expositores.
Tiene la palabra el señor diputado Eduardo Fernández.
SR. FERNÁNDEZ (E.) Señora presidenta: quiero hacer una aclaración. Yo no soy integrante de la Comisión de Legislación del Trabajo, pero soy autor de uno de los proyectos. Así que le agradezco la posibilidad que me ha dado de hacer uso de la palabra.
Me parece interesante lo que han planteado los distintos representantes del sector empresario. No obstante, quiero hacer precisiones que nos ayudan a avanzar en este proyecto.
Una, es que hemos considerado al teletrabajo como una modalidad de ejercicio de la prestación del trabajo. Además, como bien han dicho distintos representantes, la legislación laboral existe. Por lo tanto, las normas están establecidas.
Por otra parte, hemos creído necesario regularla a través de un plexo legal, ya que a partir de esta modalidad de trabajo se han manifestado distintas inquietudes, tanto desde el lado de los trabajadores como por parte de los empresarios, para evitar conflictividad laboral posterior.
En mi proyecto me he ocupado fundamentalmente de definir qué es el teletrabajo, porque nos ayuda mucho definir el objeto. Entonces, ahí podemos definir qué es un teletrabajador.
Además, dejamos habilitado -porque somos conscientes de la complejidad que esto implica ya que, como es una modalidad de trabajo, se extiende a todos los sectores-, que sea a través de las paritarias y de las convenciones colectivas de trabajo que se establezcan las precisiones, como lo vienen manifestando los dirigentes de las distintas empresas.
Lo que tenemos que preservar es que esta legislación garantice igualdad de derechos, es decir, que no se cree una desigualdad entre quienes lo prestan físicamente, porque la relación del teletrabajo también puede tener otra característica, que puede ser o no permanente, puede ser casual, puede ser transitoria, puede ser excepcional, puede cambiar.
Por lo tanto, las condiciones y principios fundamentales, como es el derecho a la...
Me parece interesante lo que han planteado los distintos representantes del sector empresario. No obstante, quiero hacer precisiones que nos ayudan a avanzar en este proyecto.
Una, es que hemos considerado al teletrabajo como una modalidad de ejercicio de la prestación del trabajo. Además, como bien han dicho distintos representantes, la legislación laboral existe. Por lo tanto, las normas están establecidas.
Por otra parte, hemos creído necesario regularla a través de un plexo legal, ya que a partir de esta modalidad de trabajo se han manifestado distintas inquietudes, tanto desde el lado de los trabajadores como por parte de los empresarios, para evitar conflictividad laboral posterior.
En mi proyecto me he ocupado fundamentalmente de definir qué es el teletrabajo, porque nos ayuda mucho definir el objeto. Entonces, ahí podemos definir qué es un teletrabajador.
Además, dejamos habilitado -porque somos conscientes de la complejidad que esto implica ya que, como es una modalidad de trabajo, se extiende a todos los sectores-, que sea a través de las paritarias y de las convenciones colectivas de trabajo que se establezcan las precisiones, como lo vienen manifestando los dirigentes de las distintas empresas.
Lo que tenemos que preservar es que esta legislación garantice igualdad de derechos, es decir, que no se cree una desigualdad entre quienes lo prestan físicamente, porque la relación del teletrabajo también puede tener otra característica, que puede ser o no permanente, puede ser casual, puede ser transitoria, puede ser excepcional, puede cambiar.
Por lo tanto, las condiciones y principios fundamentales, como es el derecho a la...
Se interrumpe el audio.
SR. FERNÁNDEZ (E.) ...es una norma que en toda legislación del trabajo existe.
Por eso, cuando se habla de incorporar a nuestro país en el mundo por cuestiones económicas y tecnológicas, también nosotros, los legisladores del Parlamento argentino, estamos proponiendo cómo integrarnos, respetando los derechos fundamentalmente.
Una de las cosas que la Argentina tiene es legislación laboral reconocida en el mundo entero. Nos basamos en las recomendaciones de la OIT también para legislar, las que vienen recomendando el teletrabajo.
Nos parece importantísimo defender la igualdad de oportunidades con los que brindan el trabajo en forma presencial. Sabemos que la pandemia y la necesidad de aislamiento trajo mucha más a la luz esta relación, porque el teletrabajo se extendió.
Recién decía Sergio Candelo, de la Cámara de Empresas de Software, que en esta materia se vienen practicando algunas normas y condiciones. En nuestro caso, estuvimos en contacto con el Consejo Profesional de Ciencias de la Información de la Provincia de Córdoba, hemos hablado con representantes de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas y hemos recogido todos estos niveles.
Entonces, desde nuestro proyecto ponemos la reversibilidad como un derecho tanto del empleador como del empleado, y con aviso previo, lo cual nos parece saludable.
Estas son normas rectoras que hemos incluido y que están discutiendo los diputados de la Comisión de Legislación del Trabajo, pero con un gran acuerdo, porque son preocupaciones comunes.
Por eso este proyecto de ley no tiene la intención de entorpecer las relaciones de trabajo, ni tampoco, por supuesto, evitar la creación de empleo. Su objetivo, sobre la base de una legislación nacional, es brindar certeza jurídica a empresarios, a empleadores y a empleados, en un marco que nos permita avanzar. Además, deja la particularidad a cada gremio, a cada actividad, para poder convenir. A la autoridad de aplicación, por supuesto, le detallamos una cantidad de cuestiones que ya existen en cuanto a la defensa del trabajo y la calidad del mismo, para que actúe al respecto.
Entonces, nuevamente quiero hacer un agradecimiento a la señora presidenta de la comisión. Se trata de un aporte serio. Es un tema que ya tiene media sanción del Senado. Venimos discutiendo en el Parlamento diversos asuntos como el relativo a la modificación de la Ley Nacional de Educación para incorporar el dictado de clases en forma remota.
Asimismo, se ha sancionado el proyecto de ley de Receta Electrónica que presupone otro tipo de trabajo y estamos prontos a tratar -con dictamen- el proyecto de ley sobre la promoción de la economía del conocimiento que también va en el sentido de lo que han manifestado algunos empresarios.
Nos parece lógico y saludable que exista esta legislación y agradezco -en nombre propio- a los dirigentes empresariales por haber brindado sus opiniones, muchas de las cuales ya están contempladas en el proyecto.
Por eso, cuando se habla de incorporar a nuestro país en el mundo por cuestiones económicas y tecnológicas, también nosotros, los legisladores del Parlamento argentino, estamos proponiendo cómo integrarnos, respetando los derechos fundamentalmente.
Una de las cosas que la Argentina tiene es legislación laboral reconocida en el mundo entero. Nos basamos en las recomendaciones de la OIT también para legislar, las que vienen recomendando el teletrabajo.
Nos parece importantísimo defender la igualdad de oportunidades con los que brindan el trabajo en forma presencial. Sabemos que la pandemia y la necesidad de aislamiento trajo mucha más a la luz esta relación, porque el teletrabajo se extendió.
Recién decía Sergio Candelo, de la Cámara de Empresas de Software, que en esta materia se vienen practicando algunas normas y condiciones. En nuestro caso, estuvimos en contacto con el Consejo Profesional de Ciencias de la Información de la Provincia de Córdoba, hemos hablado con representantes de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas y hemos recogido todos estos niveles.
Entonces, desde nuestro proyecto ponemos la reversibilidad como un derecho tanto del empleador como del empleado, y con aviso previo, lo cual nos parece saludable.
Estas son normas rectoras que hemos incluido y que están discutiendo los diputados de la Comisión de Legislación del Trabajo, pero con un gran acuerdo, porque son preocupaciones comunes.
Por eso este proyecto de ley no tiene la intención de entorpecer las relaciones de trabajo, ni tampoco, por supuesto, evitar la creación de empleo. Su objetivo, sobre la base de una legislación nacional, es brindar certeza jurídica a empresarios, a empleadores y a empleados, en un marco que nos permita avanzar. Además, deja la particularidad a cada gremio, a cada actividad, para poder convenir. A la autoridad de aplicación, por supuesto, le detallamos una cantidad de cuestiones que ya existen en cuanto a la defensa del trabajo y la calidad del mismo, para que actúe al respecto.
Entonces, nuevamente quiero hacer un agradecimiento a la señora presidenta de la comisión. Se trata de un aporte serio. Es un tema que ya tiene media sanción del Senado. Venimos discutiendo en el Parlamento diversos asuntos como el relativo a la modificación de la Ley Nacional de Educación para incorporar el dictado de clases en forma remota.
Asimismo, se ha sancionado el proyecto de ley de Receta Electrónica que presupone otro tipo de trabajo y estamos prontos a tratar -con dictamen- el proyecto de ley sobre la promoción de la economía del conocimiento que también va en el sentido de lo que han manifestado algunos empresarios.
Nos parece lógico y saludable que exista esta legislación y agradezco -en nombre propio- a los dirigentes empresariales por haber brindado sus opiniones, muchas de las cuales ya están contempladas en el proyecto.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor diputado Quetglas.
SR. QUETGLAS Quiero efectuar un agradecimiento a la señora presidenta de esta comisión por su generosidad y el trabajo emprendido y a los colegas que se han ocupado a lo largo del tiempo de presentar proyectos. Hago extensivo el agradecimiento a mi colega de bloque, diputado Cantard, quien nos impulsa a trabajar y enfocarnos en este tema y a los dirigentes empresariales que nos han dado su parecer con mucha claridad.
Voy a aprovechar este momento para formular una sola observación. Efectivamente, coincido con el diputado preopinante -diputado Eduardo Fernández- acerca de que la legislación argentina es vista en el mundo como modélico en materia laboral. Lamentablemente, esa realidad modélica en materia legislativa convive con una que es absolutamente deficiente. Concretamente, llevamos una larga etapa con desempleo alto, diferencias de ingresos entre hombres y mujeres, porcentaje de siniestralidad que supera a los países del área y 40 por ciento de trabajo en negro.
Evidentemente, nuestra legislación modélica no ha sido suficiente para generar el mercado de trabajo que nosotros deseamos. Considero que algunas de esas normas son adecuadas y otras habrán quedado desfasadas en el tiempo.
Aspiro a que con creatividad y con el mismo horizonte que estableció el colega -basado en la protección de valores laborales claros, equidad, igualdad de trato y defensa de derechos-, podamos ver qué es lo que hay que perfeccionar para superar, teniendo una legislación laboral modélica, esa realidad laboral que nos duele a todos.
Por ello, creo que allí hay un punto que tiene que ver con esta ley y que es muy importante en la que han convergido, con distintas opiniones, todas las personas que han participado de estos encuentros. Concretamente, me refiero a la certeza. Se trata de disponer de certezas. La certidumbre en los sistemas económicos construye futuro; la incertidumbre no lo hace. Por lo tanto, tenemos que producir una legislación clara. La certeza es lo mejor que podemos proveer desde el sistema institucional tanto a trabajadores como a empleadores.
En ese sentido, me gustaría poner un asterisco y profundizar en este punto vinculado con la reversibilidad. Efectivamente, en muchos casos, esa reversibilidad es posible. Hay empresas que sacaron el trabajo a distancia en acuerdo con el empleador y que eventualmente esa labor podría revertirse convirtiéndose en presencial. Pero sabemos que hay empresas que nacen y son concebidas como una red u organización reticular desde el momento cero. Es decir, nunca existió un trabajo presencial.
El trabajo nace en condición remota. En esas condiciones, la reversibilidad implica un sobrecosto enorme y genera un cambio en la forma de concebir la empresarialidad. Quizás podemos pensar que la reversibilidad tenga un sentido en los puestos de trabajo que fueron puestos a distancia pero que originalmente habían sido presenciales. Es altamente probable que en el futuro nazcan trabajos en condición remota y tendremos que ser claros en cuanto a cómo redactamos ese punto.
Entiendo que la ley no debe caer en particularismos y que hay un espacio para las convenciones colectivas de trabajo. Hoy se brindan a distancia servicios de salud, servicios educativos, servicios comerciales, asistencia tecnológica y consultoría muy sofisticada. Y todo eso no puede entrar en el marco de una ley porque caeríamos en un error preciosista si pensamos que a través de una norma pudiéramos regular eso. Los convenios colectivos de trabajo deben ser los encargados de esa función.
La ley tiene que establecer un marco de certeza y claridad y tener en cuenta esto. Quiero decir algo en relación a un aspecto al que hizo referencia el señor ministro en una reunión pasada. Mencionó que es una ley que regula una modalidad de trabajo y la pretensión no es estimular ni fomentar el teletrabajo sino el trabajo en sí en todas las modalidades. Esta es una opción, como puede suceder en cualquier caso. Creo que es una opinión que no está alineada con la época; se trata de una opinión muy poco contemporánea.
El teletrabajo, entre otras cosas, transfiere mucha competitividad a otros sectores económicos por el proceso intenso de incorporación de tecnología. Es una modalidad de trabajo e incide en un aspecto clave de la organización social y empresarial que es la vincularidad. Ese modelo de vincularidad está cambiando para todos, desde pedir una pizza hasta conseguir un novio. Por supuesto, nosotros no podemos pensar que somos un Estado inteligente si no vemos cómo operamos sobre esa potencia emergente.
De mi parte, quiero agradecer a los que forman parte de esta comisión. Me parece muy enriquecedora la labor que se lleva a cabo y estoy seguro que sancionaremos un muy buen proyecto de ley.
Voy a aprovechar este momento para formular una sola observación. Efectivamente, coincido con el diputado preopinante -diputado Eduardo Fernández- acerca de que la legislación argentina es vista en el mundo como modélico en materia laboral. Lamentablemente, esa realidad modélica en materia legislativa convive con una que es absolutamente deficiente. Concretamente, llevamos una larga etapa con desempleo alto, diferencias de ingresos entre hombres y mujeres, porcentaje de siniestralidad que supera a los países del área y 40 por ciento de trabajo en negro.
Evidentemente, nuestra legislación modélica no ha sido suficiente para generar el mercado de trabajo que nosotros deseamos. Considero que algunas de esas normas son adecuadas y otras habrán quedado desfasadas en el tiempo.
Aspiro a que con creatividad y con el mismo horizonte que estableció el colega -basado en la protección de valores laborales claros, equidad, igualdad de trato y defensa de derechos-, podamos ver qué es lo que hay que perfeccionar para superar, teniendo una legislación laboral modélica, esa realidad laboral que nos duele a todos.
Por ello, creo que allí hay un punto que tiene que ver con esta ley y que es muy importante en la que han convergido, con distintas opiniones, todas las personas que han participado de estos encuentros. Concretamente, me refiero a la certeza. Se trata de disponer de certezas. La certidumbre en los sistemas económicos construye futuro; la incertidumbre no lo hace. Por lo tanto, tenemos que producir una legislación clara. La certeza es lo mejor que podemos proveer desde el sistema institucional tanto a trabajadores como a empleadores.
En ese sentido, me gustaría poner un asterisco y profundizar en este punto vinculado con la reversibilidad. Efectivamente, en muchos casos, esa reversibilidad es posible. Hay empresas que sacaron el trabajo a distancia en acuerdo con el empleador y que eventualmente esa labor podría revertirse convirtiéndose en presencial. Pero sabemos que hay empresas que nacen y son concebidas como una red u organización reticular desde el momento cero. Es decir, nunca existió un trabajo presencial.
El trabajo nace en condición remota. En esas condiciones, la reversibilidad implica un sobrecosto enorme y genera un cambio en la forma de concebir la empresarialidad. Quizás podemos pensar que la reversibilidad tenga un sentido en los puestos de trabajo que fueron puestos a distancia pero que originalmente habían sido presenciales. Es altamente probable que en el futuro nazcan trabajos en condición remota y tendremos que ser claros en cuanto a cómo redactamos ese punto.
Entiendo que la ley no debe caer en particularismos y que hay un espacio para las convenciones colectivas de trabajo. Hoy se brindan a distancia servicios de salud, servicios educativos, servicios comerciales, asistencia tecnológica y consultoría muy sofisticada. Y todo eso no puede entrar en el marco de una ley porque caeríamos en un error preciosista si pensamos que a través de una norma pudiéramos regular eso. Los convenios colectivos de trabajo deben ser los encargados de esa función.
La ley tiene que establecer un marco de certeza y claridad y tener en cuenta esto. Quiero decir algo en relación a un aspecto al que hizo referencia el señor ministro en una reunión pasada. Mencionó que es una ley que regula una modalidad de trabajo y la pretensión no es estimular ni fomentar el teletrabajo sino el trabajo en sí en todas las modalidades. Esta es una opción, como puede suceder en cualquier caso. Creo que es una opinión que no está alineada con la época; se trata de una opinión muy poco contemporánea.
El teletrabajo, entre otras cosas, transfiere mucha competitividad a otros sectores económicos por el proceso intenso de incorporación de tecnología. Es una modalidad de trabajo e incide en un aspecto clave de la organización social y empresarial que es la vincularidad. Ese modelo de vincularidad está cambiando para todos, desde pedir una pizza hasta conseguir un novio. Por supuesto, nosotros no podemos pensar que somos un Estado inteligente si no vemos cómo operamos sobre esa potencia emergente.
De mi parte, quiero agradecer a los que forman parte de esta comisión. Me parece muy enriquecedora la labor que se lleva a cabo y estoy seguro que sancionaremos un muy buen proyecto de ley.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra la señora diputada Del Plá.
SRA. DEL PLÁ Señora presidenta: saludo a todos quienes participan de esta reunión.
En mi caso, yo tampoco integro la Comisión de Legislación del Trabajo, pero con los bloques que integramos el Frente de Izquierda y los trabajadores hemos presentado uno de tantos los proyectos que está en consideración.
En este sentido, nuestra preocupación principal tiene que ver con una situación que la pandemia ha generalizado. Hoy cientos de miles de trabajadores están desempeñando sus tareas a través del teletrabajo a los que hay que sumar los docentes de los niveles obligatorios. Considero que de ninguna manera se ha legislado -hay que erradicar cualquier idea al respecto- respecto de que la educación obligatoria se pueda mantener de manera remota justamente porque la educación defiende la presencialidad. Pero, en el marco de la emergencia, esta es la situación que tenemos que atravesar.
Concretamente, hay millones de personas en el país trabajando a través de esta modalidad. Justamente entendemos que mucho de esto ha venido para quedarse, aunque viene desarrollándose durante los últimos años al margen de las regulaciones. Al respecto, la resolución 552, se ha discontinuado en cuanto a su aplicación. Necesitamos defender los derechos de las y los trabajadores frente a cualquier mecanismo de precarización laboral.
En este sentido, de las opiniones de los diferentes sectores empresarios, han surgido algunos puntos sobre los que tenemos una posición controversial. El mecanismo del teletrabajo o trabajo domiciliario no es la única modalidad porque nosotros incluimos a los call center que no están en las empresas. La descentralización de un conjunto de trabajadores también puede entenderse como teletrabajo. Esto se ha venido utilizando para imponer modificaciones en los convenios colectivos, rebajas salariales, desembarazarse de la prohibición de instrumentos laborales y colocarlos sobre la responsabilidad del trabajador. A eso le sumamos la descentralización, la distancia y el trabajo individual que atentan contra la organización colectiva.
En este sentido ponemos énfasis en el derecho a la sindicalización y al desarrollo de actividades, de asambleas y de reuniones sindicales en defensa de los convenios y de los derechos laborales.
Justamente, los representantes de la Unión Industrial -quiero llamar la atención sobre esto- han planteado varias veces que la idea de la contratación individual por fuera de la idea de la negociación colectiva -más allá de aquellos contratos que puedan ser por fuera de convenio- no es una modalidad para el conjunto de las actividades laborales que están reconocida ni es algo que se impulse.
Esta es una de las tendencias de las reformas laborales que nosotros venimos denunciando y que se han aprobado el año pasado en Brasil. Pero en Argentina, entendemos y denunciamos -para los trabajos en todo el mundo- que la idea de la contratación individual del trabajador con la empresa se hace para barrer y para limitar indudablemente los derechos de las y los trabajadores.
Por lo tanto, nosotros planteamos el reconocimiento de la plena vigencia de los derechos colectivos, entendiendo que en cualquier empleo no puede ser disimulada la relación de dependencia y, por lo tanto, la participación colectiva de una determinada rama del trabajo.
En ese punto, quiero insistir en que no se puede avanzar tampoco en la idea de eliminar la jornada laboral o el trabajo con horario. Si no, no existirían los mismos derechos.
Es claro que si en el trabajo a distancia se modifican los mecanismos y se pasa a considerar solamente el trabajo por objetivos o por trabajo, efectivamente se está introduciendo una modificación en la relación laboral con respecto a la jornada de trabajo que es en general la modalidad presencial. Por eso nosotros defendemos también la contratación horaria.
Por último, quiero hacer una reflexión. Efectivamente, en los call centers y en muchos otros ámbitos se aprovecha la situación desde el punto de vista patronal para imponer condiciones cada vez más abrumadoras. Creo que esta situación es la que debe ser rápidamente regulada. Por eso, la preocupación de la contratación de trabajadores por parte empresas del exterior, algo que también tiene que ver con los magros niveles salariales que se pagan en Argentina.
Por lo tanto, consideramos que uno de los problemas que tienen que abordarse y desecharse de plano es la idea del disimulo de la relación laboral mediante el monotributo u otros formatos que disimulen la relación de contrato laboral. Por ello, como se mencionó aquí, hemos presentado un proyecto para que se reconozca la relación laboral de los trabajadores de las aplicaciones de reparto, algo que nos parece absolutamente fundamental.
Estos son los ejes que entendemos hay que defender y por eso los hemos plasmado también en nuestro proyecto. Muchas gracias.
En mi caso, yo tampoco integro la Comisión de Legislación del Trabajo, pero con los bloques que integramos el Frente de Izquierda y los trabajadores hemos presentado uno de tantos los proyectos que está en consideración.
En este sentido, nuestra preocupación principal tiene que ver con una situación que la pandemia ha generalizado. Hoy cientos de miles de trabajadores están desempeñando sus tareas a través del teletrabajo a los que hay que sumar los docentes de los niveles obligatorios. Considero que de ninguna manera se ha legislado -hay que erradicar cualquier idea al respecto- respecto de que la educación obligatoria se pueda mantener de manera remota justamente porque la educación defiende la presencialidad. Pero, en el marco de la emergencia, esta es la situación que tenemos que atravesar.
Concretamente, hay millones de personas en el país trabajando a través de esta modalidad. Justamente entendemos que mucho de esto ha venido para quedarse, aunque viene desarrollándose durante los últimos años al margen de las regulaciones. Al respecto, la resolución 552, se ha discontinuado en cuanto a su aplicación. Necesitamos defender los derechos de las y los trabajadores frente a cualquier mecanismo de precarización laboral.
En este sentido, de las opiniones de los diferentes sectores empresarios, han surgido algunos puntos sobre los que tenemos una posición controversial. El mecanismo del teletrabajo o trabajo domiciliario no es la única modalidad porque nosotros incluimos a los call center que no están en las empresas. La descentralización de un conjunto de trabajadores también puede entenderse como teletrabajo. Esto se ha venido utilizando para imponer modificaciones en los convenios colectivos, rebajas salariales, desembarazarse de la prohibición de instrumentos laborales y colocarlos sobre la responsabilidad del trabajador. A eso le sumamos la descentralización, la distancia y el trabajo individual que atentan contra la organización colectiva.
En este sentido ponemos énfasis en el derecho a la sindicalización y al desarrollo de actividades, de asambleas y de reuniones sindicales en defensa de los convenios y de los derechos laborales.
Justamente, los representantes de la Unión Industrial -quiero llamar la atención sobre esto- han planteado varias veces que la idea de la contratación individual por fuera de la idea de la negociación colectiva -más allá de aquellos contratos que puedan ser por fuera de convenio- no es una modalidad para el conjunto de las actividades laborales que están reconocida ni es algo que se impulse.
Esta es una de las tendencias de las reformas laborales que nosotros venimos denunciando y que se han aprobado el año pasado en Brasil. Pero en Argentina, entendemos y denunciamos -para los trabajos en todo el mundo- que la idea de la contratación individual del trabajador con la empresa se hace para barrer y para limitar indudablemente los derechos de las y los trabajadores.
Por lo tanto, nosotros planteamos el reconocimiento de la plena vigencia de los derechos colectivos, entendiendo que en cualquier empleo no puede ser disimulada la relación de dependencia y, por lo tanto, la participación colectiva de una determinada rama del trabajo.
En ese punto, quiero insistir en que no se puede avanzar tampoco en la idea de eliminar la jornada laboral o el trabajo con horario. Si no, no existirían los mismos derechos.
Es claro que si en el trabajo a distancia se modifican los mecanismos y se pasa a considerar solamente el trabajo por objetivos o por trabajo, efectivamente se está introduciendo una modificación en la relación laboral con respecto a la jornada de trabajo que es en general la modalidad presencial. Por eso nosotros defendemos también la contratación horaria.
Por último, quiero hacer una reflexión. Efectivamente, en los call centers y en muchos otros ámbitos se aprovecha la situación desde el punto de vista patronal para imponer condiciones cada vez más abrumadoras. Creo que esta situación es la que debe ser rápidamente regulada. Por eso, la preocupación de la contratación de trabajadores por parte empresas del exterior, algo que también tiene que ver con los magros niveles salariales que se pagan en Argentina.
Por lo tanto, consideramos que uno de los problemas que tienen que abordarse y desecharse de plano es la idea del disimulo de la relación laboral mediante el monotributo u otros formatos que disimulen la relación de contrato laboral. Por ello, como se mencionó aquí, hemos presentado un proyecto para que se reconozca la relación laboral de los trabajadores de las aplicaciones de reparto, algo que nos parece absolutamente fundamental.
Estos son los ejes que entendemos hay que defender y por eso los hemos plasmado también en nuestro proyecto. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra el señor diputado Carlos Ponce.
SR. PONCE Señora presidenta: buenos días señoras diputadas, diputados, presidenta y representantes de las empresas que nos acompañan.
Soy diputado nacional pero también pertenezco a organizaciones sindicales...
Soy diputado nacional pero también pertenezco a organizaciones sindicales...
SRA. PRESIDENTA SILEY Señor diputado: no lo estamos visualizando en la pantalla. No sé si es un problema suyo.
Ahora sí lo vemos, gracias.
Ahora sí lo vemos, gracias.
SR. PONCE Como decía, con respecto al tema de esta normativa, nos parecen más que importante los ejes con la cual se la ha abordado.
Entiendo e interpreto que estamos ante coincidencias...
- Se interrumpe el audio.
Entiendo e interpreto que estamos ante coincidencias...
- Se interrumpe el audio.
SR. PONCE No sé si ustedes me escuchan a mí. Tengo interferencia.
SRA. PRESIDENTA SILEY Ahora sí lo escuchamos, señor diputado.
SR. PONCE Perfecto.
Hablaba justamente de la necesidad de esta normativa y la necesidad de poder discutirla.
Me parecen muy importantes los puntos que se han abordados ya que tenemos la experiencia de que antes de la pandemia había organizaciones sindicales que venían trabajando con teletrabajo y tuve la posibilidad de hablar con muchos de ellos.
En ese sentido, me decían que era más que necesario esta normativa ya que había cuestiones que era necesario poder regular. Por ejemplo, con el tema de la desconexión tenían un grave problema, ya que las empresas pedían y exigían la conexión en cualquier momento. Y también hay otros aspectos que tienen que ver con los puntos que se han adoptado aquí en esta ley.
Yo quiero recalcar la importancia que tiene esto para las empresas. Inclusive una encuestadora como (Apex América) expresa lo importante que ha sido en estos tiempos implementar el teletrabajo y que el 93 por ciento de estas empresas manifestaron que el resultado del trabajo con esta modalidad fue muy bueno.
Por eso creo y entiendo que se debe regular este tipo de trabajo, pero debemos observar que los trabajadores estén protegidos por las organizaciones sindicales.
Aquí, hago una reflexión. No hay mejor forma de que las dos partes estén más que tranquilas que regulando para que les llegue el beneficio a ambos. Debemos sentir que el sentido de pertenencia de esos trabajadores, como el de las empresas, sea beneficioso para la industria y para los trabajadores.
Una cosa importante que me parece que debe existir es la fiscalización o algún registro que pueda tener, tanto el organismo de controlador como las organizaciones sindicales, a los fines de poder detectar a todos aquellos que están en esta modalidad. Es decir, de alguna manera, poder tener ese contacto fluido, que es la mejor manera de que el diálogo sea no solamente con el trabajador y el empleador sino también con la organización sindical, que va a ser la que va a garantizar y va a defender los derechos de esos trabajadores.
Otro de los temas que me preocupan es el tema de la conectividad. Nosotros estamos hablando de muchos proyectos que ya se han sancionado -inclusive creo que Fernández hizo referencia a esos proyectos- y otros que están prontos para sancionarse. Pero el problema es que tenemos un problema estructural de conectividad en Argentina, donde todavía no hay una clara política de Estado que pueda garantizar esa conectividad.
En ese sentido, me imagino, por ejemplo, a los trabajadores que tienen la responsabilidad de que la conexión corre por su cuenta.
Por eso es que está bueno que aclaremos que tanto la conexión, como cualquier insumo que sea utilizado esté a cargo del empleador y no necesariamente a cargo del trabajador, porque hay lugares muy marcados en nuestro país que carecen de conectividad.
En la provincia San Luis tenemos una política de conectividad desde hace mucho tiempo que nos está dando un excelente resultado. Ahora, lo que yo veo, es que en Argentina no esa esa política. Por lo tanto, hay mucho para trabajar con respecto a la conectividad.
Por eso que me parece muy interesante que esto sea parte de una normativa, a la cual después podamos hacerle el seguimiento, que los convenios colectivos de trabajo puedan discutir la letra chica de este proyecto y que haya un control que permita que los trabajadores puedan tener garantizados sus derechos.
Lo peor que nos puede pasar en esta era en la que estamos viviendo, que viene de lo tecnológico y va hacia la robótica, nos encuentre en conflicto con respecto al tema de esta normativa.
Por eso, celebro las coincidencias. Yo siempre digo que no hay que tenerle miedo a esto, sino que hay que seguir trabajando; hay que pensar en el futuro de la Argentina y hay que pensar en lo que va a ser la post pandemia. Por eso es muy importante que estemos discutiendo este tipo de normativas, también por las nuevas enfermedades que seguramente van a surgir.
Por eso, felicito a la presidenta y a los demás integrantes de la comisión, por todo el trabajo que está llevando adelante.
Y también felicito a todos los que han participado de este debate, inclusive a los propios funcionarios y ministros, porque me parece que la mejor manera de resolver estos problemas es a través del diálogo y de ponernos de acuerdo.
Y si tenemos que dialogar con los sindicatos, con las organizaciones sindicales y con el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, nos parece fabuloso para ir enriqueciendo todas las normativas que nos permitan, no solamente cuidar los intereses de los trabajadores, sino también los de las empresas y los de un país que quiere salir adelante con toda esta problemática de la pandemia.
Con esta reflexión, les dejo mi punto de vista respecto al tema del teletrabajo. Muchísimas gracias.
Hablaba justamente de la necesidad de esta normativa y la necesidad de poder discutirla.
Me parecen muy importantes los puntos que se han abordados ya que tenemos la experiencia de que antes de la pandemia había organizaciones sindicales que venían trabajando con teletrabajo y tuve la posibilidad de hablar con muchos de ellos.
En ese sentido, me decían que era más que necesario esta normativa ya que había cuestiones que era necesario poder regular. Por ejemplo, con el tema de la desconexión tenían un grave problema, ya que las empresas pedían y exigían la conexión en cualquier momento. Y también hay otros aspectos que tienen que ver con los puntos que se han adoptado aquí en esta ley.
Yo quiero recalcar la importancia que tiene esto para las empresas. Inclusive una encuestadora como (Apex América) expresa lo importante que ha sido en estos tiempos implementar el teletrabajo y que el 93 por ciento de estas empresas manifestaron que el resultado del trabajo con esta modalidad fue muy bueno.
Por eso creo y entiendo que se debe regular este tipo de trabajo, pero debemos observar que los trabajadores estén protegidos por las organizaciones sindicales.
Aquí, hago una reflexión. No hay mejor forma de que las dos partes estén más que tranquilas que regulando para que les llegue el beneficio a ambos. Debemos sentir que el sentido de pertenencia de esos trabajadores, como el de las empresas, sea beneficioso para la industria y para los trabajadores.
Una cosa importante que me parece que debe existir es la fiscalización o algún registro que pueda tener, tanto el organismo de controlador como las organizaciones sindicales, a los fines de poder detectar a todos aquellos que están en esta modalidad. Es decir, de alguna manera, poder tener ese contacto fluido, que es la mejor manera de que el diálogo sea no solamente con el trabajador y el empleador sino también con la organización sindical, que va a ser la que va a garantizar y va a defender los derechos de esos trabajadores.
Otro de los temas que me preocupan es el tema de la conectividad. Nosotros estamos hablando de muchos proyectos que ya se han sancionado -inclusive creo que Fernández hizo referencia a esos proyectos- y otros que están prontos para sancionarse. Pero el problema es que tenemos un problema estructural de conectividad en Argentina, donde todavía no hay una clara política de Estado que pueda garantizar esa conectividad.
En ese sentido, me imagino, por ejemplo, a los trabajadores que tienen la responsabilidad de que la conexión corre por su cuenta.
Por eso es que está bueno que aclaremos que tanto la conexión, como cualquier insumo que sea utilizado esté a cargo del empleador y no necesariamente a cargo del trabajador, porque hay lugares muy marcados en nuestro país que carecen de conectividad.
En la provincia San Luis tenemos una política de conectividad desde hace mucho tiempo que nos está dando un excelente resultado. Ahora, lo que yo veo, es que en Argentina no esa esa política. Por lo tanto, hay mucho para trabajar con respecto a la conectividad.
Por eso que me parece muy interesante que esto sea parte de una normativa, a la cual después podamos hacerle el seguimiento, que los convenios colectivos de trabajo puedan discutir la letra chica de este proyecto y que haya un control que permita que los trabajadores puedan tener garantizados sus derechos.
Lo peor que nos puede pasar en esta era en la que estamos viviendo, que viene de lo tecnológico y va hacia la robótica, nos encuentre en conflicto con respecto al tema de esta normativa.
Por eso, celebro las coincidencias. Yo siempre digo que no hay que tenerle miedo a esto, sino que hay que seguir trabajando; hay que pensar en el futuro de la Argentina y hay que pensar en lo que va a ser la post pandemia. Por eso es muy importante que estemos discutiendo este tipo de normativas, también por las nuevas enfermedades que seguramente van a surgir.
Por eso, felicito a la presidenta y a los demás integrantes de la comisión, por todo el trabajo que está llevando adelante.
Y también felicito a todos los que han participado de este debate, inclusive a los propios funcionarios y ministros, porque me parece que la mejor manera de resolver estos problemas es a través del diálogo y de ponernos de acuerdo.
Y si tenemos que dialogar con los sindicatos, con las organizaciones sindicales y con el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, nos parece fabuloso para ir enriqueciendo todas las normativas que nos permitan, no solamente cuidar los intereses de los trabajadores, sino también los de las empresas y los de un país que quiere salir adelante con toda esta problemática de la pandemia.
Con esta reflexión, les dejo mi punto de vista respecto al tema del teletrabajo. Muchísimas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Gracias, diputado Ponce.
Para concluir esta primera tanda de exposiciones, tiene la palabra la diputada...
Para concluir esta primera tanda de exposiciones, tiene la palabra la diputada...
Se interrumpe el audio.
SRA. FRADE Bueno, presidenta, no se la escuchó, pero supongo que es mi turno. ¿Me escuchan?
SRA. PRESIDENTA SILEY Sí, sí, diputada Frade, perfecto.
SRA. FRADE Agradezco a las autoridades y a mis pares de la comisión y a las autoridades partidarias, que también están presentes. Quiero destacar y agradecer la participación de todos lo que me han precedido en el uso de la palabra y nos han venido a informar.
En primer lugar, porque me generaron la más absoluta convicción sobre la necesidad de escuchar a todos los sectores, tomar esos aportes y seguir discutiendo la mejor ley que podamos votar. Creo que hoy se han incorporado muchos elementos que no habían sido lo suficientemente tratados y ello nos obliga a los diputados a incluirlos en la discusión para aprobar la mejor ley.
Y la mejor ley va a ser la que proporcione certezas y estímulos a esta actividad que queremos regular. Las certezas están delimitadas por la Ley de Contrato de Trabajo. En ese sentido, quizá los proyectos estén sobreabundando en aspectos que son innecesarios porque la Ley de Contrato de Trabajo, que es la ley marco, garantiza la igualdad de oportunidades, la no discriminación y cómo se determinan las jornadas laborales. De modo que creo que no deberíamos discutir demasiado sobre cosas que ya son obvias y que no están en discusión.
Y esto tiene que ver también con cómo vamos a abordar la reconexión, cómo vamos a discutir estas facultades de volver, o no, al sistema anterior porque también en la Ley de Contrato de Trabajo tenemos reguladas las facultades de organización y de direcciones que, nos gusten o no, están ya reguladas.
Por lo tanto, nuestro aporte en esta ley y la modalidad que estamos intentando regular va a tener que considerar ese marco. Creo que eso nos limita absolutamente en la discusión o el discurrir sobre cosas que son innecesarias.
Yo escuché atentamente y tomo muchas de las cosas que han planteado la UIA, la CAC y la CAME. Quiero decir que en el punto de la certezas hay dos proyectos, el del diputado Ferraro y el de la diputada Carrizo -no sé si los han leído-, que tienen capítulos donde nosotros abordamos -algo que han mencionado reiteradamente- el tema del estímulo a las pymes y la exención impositiva para que esa actividad pueda desarrollarse en aquellas pequeñas empresas que son las que, seguramente, van a tomar más mano de obra.
Para nosotros, ese es un tema central que está en línea con estos aspectos que hemos venido escuchando en todas las exposiciones, y la cuestión de la promoción es una preocupación que compartimos. Así que desde ese punto de vista, si los proyectos no han sido leídos, yo los invito a que los lean y que reafirmen si es este el camino que ustedes consideran más apropiado para el estímulo de la actividad.
Para nosotros es muy importante que la regulación que aprobemos asegure que los derechos de los trabajadores van a estar protegidos de cualquier manera, porque la Ley de Contrato de Trabajo les da paridad, les da igualdad y les garantiza las jornadas de trabajo; luego las convenciones colectivas, o la convención colectiva, podrá definir la letra chica. Pero nosotros, con esta ley, no vamos a modificar la Ley de Contrato de Trabajo.
Por lo tanto, deberíamos centrarnos en una mayor especificidad, que es lo que queremos regular, que tiene que ver con los derechos propios de la actividad, qué es la reconexión y cómo la vamos a tratar.
Los derechos sindicales están garantizados por la Ley de Contrato de Trabajo, de modo que eso tampoco debe generar ningún resquemor. Pero nosotros hacemos fundamental hincapié en la promoción de la actividad, porque de otro modo no nos sirve estar regulando una actividad que luego no vamos a promocionar.
Así que dicho esto, agradezco el aporte recibido, porque creo que lo que hoy han planteado los invitados ha sido muy valioso para que sigamos con la discusión que, de ninguna manera, puede estar signada por la premura, justamente por la importancia que significa la herramienta que queremos tratar.
Les agradezco mucho su aporte y tengan la garantía de que, desde nuestro sector, vamos a seguir debatiendo para sancionar la mejor ley.
En primer lugar, porque me generaron la más absoluta convicción sobre la necesidad de escuchar a todos los sectores, tomar esos aportes y seguir discutiendo la mejor ley que podamos votar. Creo que hoy se han incorporado muchos elementos que no habían sido lo suficientemente tratados y ello nos obliga a los diputados a incluirlos en la discusión para aprobar la mejor ley.
Y la mejor ley va a ser la que proporcione certezas y estímulos a esta actividad que queremos regular. Las certezas están delimitadas por la Ley de Contrato de Trabajo. En ese sentido, quizá los proyectos estén sobreabundando en aspectos que son innecesarios porque la Ley de Contrato de Trabajo, que es la ley marco, garantiza la igualdad de oportunidades, la no discriminación y cómo se determinan las jornadas laborales. De modo que creo que no deberíamos discutir demasiado sobre cosas que ya son obvias y que no están en discusión.
Y esto tiene que ver también con cómo vamos a abordar la reconexión, cómo vamos a discutir estas facultades de volver, o no, al sistema anterior porque también en la Ley de Contrato de Trabajo tenemos reguladas las facultades de organización y de direcciones que, nos gusten o no, están ya reguladas.
Por lo tanto, nuestro aporte en esta ley y la modalidad que estamos intentando regular va a tener que considerar ese marco. Creo que eso nos limita absolutamente en la discusión o el discurrir sobre cosas que son innecesarias.
Yo escuché atentamente y tomo muchas de las cosas que han planteado la UIA, la CAC y la CAME. Quiero decir que en el punto de la certezas hay dos proyectos, el del diputado Ferraro y el de la diputada Carrizo -no sé si los han leído-, que tienen capítulos donde nosotros abordamos -algo que han mencionado reiteradamente- el tema del estímulo a las pymes y la exención impositiva para que esa actividad pueda desarrollarse en aquellas pequeñas empresas que son las que, seguramente, van a tomar más mano de obra.
Para nosotros, ese es un tema central que está en línea con estos aspectos que hemos venido escuchando en todas las exposiciones, y la cuestión de la promoción es una preocupación que compartimos. Así que desde ese punto de vista, si los proyectos no han sido leídos, yo los invito a que los lean y que reafirmen si es este el camino que ustedes consideran más apropiado para el estímulo de la actividad.
Para nosotros es muy importante que la regulación que aprobemos asegure que los derechos de los trabajadores van a estar protegidos de cualquier manera, porque la Ley de Contrato de Trabajo les da paridad, les da igualdad y les garantiza las jornadas de trabajo; luego las convenciones colectivas, o la convención colectiva, podrá definir la letra chica. Pero nosotros, con esta ley, no vamos a modificar la Ley de Contrato de Trabajo.
Por lo tanto, deberíamos centrarnos en una mayor especificidad, que es lo que queremos regular, que tiene que ver con los derechos propios de la actividad, qué es la reconexión y cómo la vamos a tratar.
Los derechos sindicales están garantizados por la Ley de Contrato de Trabajo, de modo que eso tampoco debe generar ningún resquemor. Pero nosotros hacemos fundamental hincapié en la promoción de la actividad, porque de otro modo no nos sirve estar regulando una actividad que luego no vamos a promocionar.
Así que dicho esto, agradezco el aporte recibido, porque creo que lo que hoy han planteado los invitados ha sido muy valioso para que sigamos con la discusión que, de ninguna manera, puede estar signada por la premura, justamente por la importancia que significa la herramienta que queremos tratar.
Les agradezco mucho su aporte y tengan la garantía de que, desde nuestro sector, vamos a seguir debatiendo para sancionar la mejor ley.
SRA. PRESIDENTA SILEY Gracias, diputada.
Hemos concluido esta primera tanda de exposiciones. Les agradezco a todos los representantes y a todas las representantes de las distintas cámaras empresariales y a los diputados y diputadas que hacen uso de la palabra.
Ahora pasamos a la segunda tanda, en la que van a exponer especialistas, abogados laboralistas, jueces y juezas del trabajo. Quienes están loggeados, si quieren, se pueden quedar, y los que ya hablaron se pueden retirar; es a gusto de cada quien.
A continuación, entonces, va a hacer uso de la palabra Viviana Díaz, quien es abogada y fue coordinadora del programa de teletrabajo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación desde el año 2003 al año 2016.
Tiene la palabra Viviana Díaz.
Hemos concluido esta primera tanda de exposiciones. Les agradezco a todos los representantes y a todas las representantes de las distintas cámaras empresariales y a los diputados y diputadas que hacen uso de la palabra.
Ahora pasamos a la segunda tanda, en la que van a exponer especialistas, abogados laboralistas, jueces y juezas del trabajo. Quienes están loggeados, si quieren, se pueden quedar, y los que ya hablaron se pueden retirar; es a gusto de cada quien.
A continuación, entonces, va a hacer uso de la palabra Viviana Díaz, quien es abogada y fue coordinadora del programa de teletrabajo del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación desde el año 2003 al año 2016.
Tiene la palabra Viviana Díaz.
SRA. DÍAZ Muy buenos días a todos. Realmente es un gusto y un placer enorme para mí. Les voy a pedir que me digan si se escuchan bien y si se ve la presentación. ¿Estamos bien?
SRA. PRESIDENTA SILEY Se escucha perfecto y sí, ya se está viendo en pantalla la información que estás compartiendo. Sí, perfecto.
SRA. DÍAZ En primer lugar, voy a mencionar un hecho histórico. Yo vengo militando en el teletrabajo desde el año 1999 y agradezco muchísimo la oportunidad que nos da la diputada Vanesa Siley y todo el equipo que trabaja con ella, especialmente José Dofi, de compartir esto que venimos trabajando desde hace mucho.
Es posible distinguir una primera generación del trabajo conectado y remoto, que arranca en los 70, con Jack Nills, cuando en una congestión vehicular dijo: "¿Por qué el trabajo no viene a mí?"; pasando por una segunda generación en los 90, con el trabajo nómade, una ruptura de la estructura espacial clásica, la oficina va a donde estoy yo; luego la nube, en una tercera generación, con el trabajo conectado remoto, y ahora nos encontramos en el 2020. Puntualmente, en marzo de 2020 no podemos hablar de teletrabajo, sino que tenemos que hablar de trabajo remoto forzado, porque como se dijo muy bien hoy, este virus, el COVID-19, es el que nos ha empujado a la virtualización masiva.
Entonces, en un esquema de trabajo conectado remoto, diríamos en un esquema mixto de tres días de trabajo remoto por dos días de trabajo presencial, ¿qué ganamos? Desde el punto de vista del trabajador, ganamos un ahorro concreto, un impacto indirecto en su sueldo, en su bolsillo, de un 8 por ciento.
Desde el punto de vista de la empresa, si hablamos de 1.000 trabajadores, podríamos medir un aumento genuino de la productividad, que sería de un 30 por ciento; en litros de combustible, casi 60.000 y en días de conectividad, 42. Y fíjense lo que se gana con respecto al medio ambiente: casi 1.600 árboles.
Es decir que cuando hablamos de trabajo conectado remoto, hablamos de una modalidad laboral y no de un beneficio. Si fuera un beneficio, estaríamos discriminando: hoy me lo dan, mañana me lo sacan. Estamos hablando de algo más, de algo que tiene que ver con el trabajador, con el empleador y con la sociedad en general.
Pensemos que en la Argentina, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, concretamente, la primera causa de muerte son los accidentes de tránsito. ¿Qué estamos haciendo a partir del trabajo conectado y remoto? Simplemente, reduciéndolo a aquellos días de trabajo presencial. Es decir, desaparece o queda disminuido lo que es el accidente in itinere.
Ahora bien, veamos qué nos dice la Organización Internacional del Trabajo. Muchos de los puntos que hemos escuchado hoy: el trabajo conectado remoto es voluntario, es reversible; requiere indemnidad, es decir, igualdad en cuanto a condiciones de trabajo, prestaciones sociales, actividades sindicales. De la misma manera, entra un trabajador presencial y un teletrabajador que cumple el mismo rol laboral.
Fundamentalmente, agrego yo, lo que es prevención y seguridad laboral. Es decir, si tuviéramos que trazar un orden público del trabajo conectado y remoto, ¿cuál sería? Sería, precisamente, esta indemnidad, la voluntariedad, la reversibilidad, pero solamente para aquel que se ha iniciado como trabajador presencial. Porque si yo tomo un trabajador remoto desde el día uno, ese trabajador remoto no tiene acceso a la reversibilidad. Está claro porque es una cuestión que va de suyo.
Este orden público, este piso por debajo del cual no podríamos estar hablando de trabajo conectado remoto, seguro, de trabajo digno, de trabajo decente, tiene que ver con el sistema de control que debe respetar el derecho personalísimo de ese trabajador, que justamente está abriendo la puerta de su domicilio para dejar entrar a quien quiera fiscalizar. Una jornada de trabajo, que en principio es la misma y no tenemos la teledisponibilidad -concepto también interesante para revisar- y la seguridad e higiene. Ahora digo, ¿solamente en el sector privado? Necesitamos que el trabajo conectado remoto sea y atraviese todos los roles laborales: sector público y sector privado.
Desde el Ministerio de Trabajo de la Nación, en casi quince o diecisiete años, hemos recogido una experiencia exitosa y hemos tenido una clave. ¿Saben cuál es? En primer lugar, la mano de la autoridad de aplicación existente, pero también la vinculación concreta con los sindicatos. Allí es donde telesindicalismo se ve en su mejor expresión. Sindicatos como en su momento fue UPJET, uno de los pioneros en materia de aplicar el trabajo conectado y remoto y representarnos -inclusive- en el exterior. Sindicatos que tienen que ver también con este compromiso de la gimnasia sindical, llevada y acompañada siempre. No importa, en todo caso, que sea solamente presencial.
Algo muy importante. Hablamos de la protección de los datos personales; hoy los datos personales son nuestro mejor activo. Las empresas ganan millones por nuestros datos personales. ¿Los vamos a dejar al libre albedrío? Y los datos personales de la empresa, por supuesto, y modalidades laborales diversas.
Yo escuchaba hoy, y la verdad es que me parecía muy acertado pensar si solamente el teletrabajo es trabajo desde mi domicilio; me pregunto qué pasa con aquel que vive en un monoambiente con ocho perros y los suegros de ambas partes, ¿va a querer trabajar en forma remota?
¿Por qué no pensar para la post pandemia en una opción que tenga también que ver con las oficinas de empleo, con nodos que estén a distancia y que ese trabajador pueda trabajar desde allí? Tenemos el famoso ejemplo de Colombia, con las oficinas de teletrabajo.
Hablamos de un modelo transfronterizo. Nos guste o no, nuestros hijos, nuestros adolescentes, nosotros mismos, generación de los baby boomers, generación X, generación de los millennials, generación Z, y los más chiquitos, los que están creciendo, los alfa, todos estamos atravesados por la tecnología. De alguna manera, esta tecnología nos devuelve una falta de frontera a la hora de trabajar.
Puntualmente quisiera referirme al derecho a la desconexión y por qué es tan importante. Porque cuando hablamos de los cambios que nos produce el COVID-19 y hablamos de teletrabajo, de trabajo conectado remoto, la verdad es que no fue ni el Estado, ni las empresas, ni los sindicatos, ni siquiera fuimos nosotros los trabajadores los que logramos trabajar en forma remota. Fue el COVID el que nos empujó a la digitalización, a este trabajo remoto forzado que muchas veces hoy es ciento por ciento sin desconexión, sin red emocional, sin red jurídica y sin red informática.
Ahora, yo les pregunto: si hemos podido trabajar remotamente en la peor versión, en la ficción del teletrabajo, qué empleador se va a animar a decirle a su trabajador, después de pasada la normalidad: "Ah, no, no. Usted ahora teletrabajo, no." "¡Pero cómo!, si yo logré conciliar la vida familiar con la vida laboral, si tengo un ahorro genuino de un 8 por ciento en mi bolsillo, si usted me ha brindado las herramientas de trabajo." "Ah, no, no. Pero ahora no."
Entonces, estemos alertas a que el cambio nos compromete y nos llega a todos. Hemos visto y somos conscientes del aprendizaje a distancia, de esto de la esencialidad de las TIC. ¿Qué podríamos haber hecho sin tecnología?
Tengamos en cuenta el énfasis en la higiene, en el distanciamiento, el incremento de la gig economy, que sí o no vamos a tener que considerar también en la discusión y el debate legal. El crecimiento del comercio electrónico, de la telemedicina, esto que estamos viendo de la comunicación virtualizada.
Algo que señalo como esencial es el trabajo invisible de los cuidados, de aquel que sostiene a la familia, de aquel que nos hace sociedad, de aquel que permite la Argentina. Este trabajo invisible es el que se ha visibilizado hoy cuando muchas veces las mujeres, y especialmente ellas, tenemos que estar en la multifacética tarea de hogar, tarea, comida, manutención y trabajo fuera de la casa.
Hablamos de la esencialidad de las TIC porque realmente la tecnología enciende nuestro sistema. En nuestro cerebro hay sistema de recompensa y esto nos produce, justamente, un cambio en los circuitos neuronales. Alteramos las conductas a partir de las TIC porque la tecnología provoca adicción. Por eso decimos que la tecnología es una droga sin sustancia.
¿Por qué y qué es lo que tenemos que tener presente? La no-mobile-phone phobia, la nomofobia. ¿Cuántos de nosotros hemos vuelto a casa -antes de la cuarentena- cuando nos olvidábamos el celular? ¿Cuántos de nosotros creíamos que el celular vibraba cuando ni siquiera lo teníamos encendido? ¿Cuántas lesiones sufrimos en la columna, tensión ocular, sequedad de ojos, insomnio, tecno-estrés, tecno-adicción, deshidratación de la piel, text neck, que es el desalineamiento de las vértebras del cuello por estar tanto tiempo agachado, muchas veces viendo el WhatsApp?
Una de cada cuatro personas -esto dicho por la Organización Mundial de la Salud- sufre cambios neurológicos y lesiones neurológicas a partir del mal uso de la tecnología. No hablamos solo de lo físico, hablamos también de lo de que es el burnout digital. Este síndrome de estar quemado, que apareció el 25 de mayo de 2019, en la OMS, como un síndrome descrito como enfermedad laboral que comenzará a tener vigencia a partir del año 2022.
¿Qué hacemos nosotros? ¿Vamos a quedarnos de manos cruzadas? Este burnout digital provoca, realmente, consecuencias muy malas en nuestro cerebro, en nuestro sistema nervioso. Por supuesto que los podemos provenir, y digo provenir porque es más que prevenir. Provenir es cuando doy herramientas para hacerlo, a través de la desconexión, a través de prácticas que generan hábitos y que me permiten, justamente, programar el cerebro.
Y esto nos lleva a la nueva normalidad, esta nueva normalidad que nos va a encontrar con un sindicalismo diferente. Este telesindicalismo que acompaña, que no solamente apuesta a lo presencial, sino que necesita redes propias que sean justamente reconocidas por los empleadores. Este trabajo conectado remoto, que puede hacerse desde el domicilio o no, con inteligencia emocional, que es lo que nos diferencia de las máquinas.
¿Cómo vamos a poder afrontar los cambios del trabajo 5.0 compitiendo con la inteligencia artificial, si no nos entrenamos y capacitamos desde nuestra condición de ser humano? Desde organizaciones que son más líquidas, obviamente. Esto preocupa a todos los que se ocupan de las relaciones laborales, desde ADRA hasta los sindicatos que nos acompañan y que nos han dado una prueba muy concreta de que el teletrabajo ha sido una buena apuesta y una mejora de la empleabilidad.
Entonces, a la famosa teoría de la motivación, de la pirámide de Maslow, que significa autoestima y autorrealización, sin lugar a dudas hoy tendríamos que agregarle wifi y batería.
Muchísimas gracias a todos. Espero haber respetado el tiempo, Vanesa. Un agradecimiento mayúsculo por esta posibilidad histórica de compartir el tratamiento de este proyecto de ley, que es necesario porque nos va a permitir el cambio en la Argentina.
Es posible distinguir una primera generación del trabajo conectado y remoto, que arranca en los 70, con Jack Nills, cuando en una congestión vehicular dijo: "¿Por qué el trabajo no viene a mí?"; pasando por una segunda generación en los 90, con el trabajo nómade, una ruptura de la estructura espacial clásica, la oficina va a donde estoy yo; luego la nube, en una tercera generación, con el trabajo conectado remoto, y ahora nos encontramos en el 2020. Puntualmente, en marzo de 2020 no podemos hablar de teletrabajo, sino que tenemos que hablar de trabajo remoto forzado, porque como se dijo muy bien hoy, este virus, el COVID-19, es el que nos ha empujado a la virtualización masiva.
Entonces, en un esquema de trabajo conectado remoto, diríamos en un esquema mixto de tres días de trabajo remoto por dos días de trabajo presencial, ¿qué ganamos? Desde el punto de vista del trabajador, ganamos un ahorro concreto, un impacto indirecto en su sueldo, en su bolsillo, de un 8 por ciento.
Desde el punto de vista de la empresa, si hablamos de 1.000 trabajadores, podríamos medir un aumento genuino de la productividad, que sería de un 30 por ciento; en litros de combustible, casi 60.000 y en días de conectividad, 42. Y fíjense lo que se gana con respecto al medio ambiente: casi 1.600 árboles.
Es decir que cuando hablamos de trabajo conectado remoto, hablamos de una modalidad laboral y no de un beneficio. Si fuera un beneficio, estaríamos discriminando: hoy me lo dan, mañana me lo sacan. Estamos hablando de algo más, de algo que tiene que ver con el trabajador, con el empleador y con la sociedad en general.
Pensemos que en la Argentina, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, concretamente, la primera causa de muerte son los accidentes de tránsito. ¿Qué estamos haciendo a partir del trabajo conectado y remoto? Simplemente, reduciéndolo a aquellos días de trabajo presencial. Es decir, desaparece o queda disminuido lo que es el accidente in itinere.
Ahora bien, veamos qué nos dice la Organización Internacional del Trabajo. Muchos de los puntos que hemos escuchado hoy: el trabajo conectado remoto es voluntario, es reversible; requiere indemnidad, es decir, igualdad en cuanto a condiciones de trabajo, prestaciones sociales, actividades sindicales. De la misma manera, entra un trabajador presencial y un teletrabajador que cumple el mismo rol laboral.
Fundamentalmente, agrego yo, lo que es prevención y seguridad laboral. Es decir, si tuviéramos que trazar un orden público del trabajo conectado y remoto, ¿cuál sería? Sería, precisamente, esta indemnidad, la voluntariedad, la reversibilidad, pero solamente para aquel que se ha iniciado como trabajador presencial. Porque si yo tomo un trabajador remoto desde el día uno, ese trabajador remoto no tiene acceso a la reversibilidad. Está claro porque es una cuestión que va de suyo.
Este orden público, este piso por debajo del cual no podríamos estar hablando de trabajo conectado remoto, seguro, de trabajo digno, de trabajo decente, tiene que ver con el sistema de control que debe respetar el derecho personalísimo de ese trabajador, que justamente está abriendo la puerta de su domicilio para dejar entrar a quien quiera fiscalizar. Una jornada de trabajo, que en principio es la misma y no tenemos la teledisponibilidad -concepto también interesante para revisar- y la seguridad e higiene. Ahora digo, ¿solamente en el sector privado? Necesitamos que el trabajo conectado remoto sea y atraviese todos los roles laborales: sector público y sector privado.
Desde el Ministerio de Trabajo de la Nación, en casi quince o diecisiete años, hemos recogido una experiencia exitosa y hemos tenido una clave. ¿Saben cuál es? En primer lugar, la mano de la autoridad de aplicación existente, pero también la vinculación concreta con los sindicatos. Allí es donde telesindicalismo se ve en su mejor expresión. Sindicatos como en su momento fue UPJET, uno de los pioneros en materia de aplicar el trabajo conectado y remoto y representarnos -inclusive- en el exterior. Sindicatos que tienen que ver también con este compromiso de la gimnasia sindical, llevada y acompañada siempre. No importa, en todo caso, que sea solamente presencial.
Algo muy importante. Hablamos de la protección de los datos personales; hoy los datos personales son nuestro mejor activo. Las empresas ganan millones por nuestros datos personales. ¿Los vamos a dejar al libre albedrío? Y los datos personales de la empresa, por supuesto, y modalidades laborales diversas.
Yo escuchaba hoy, y la verdad es que me parecía muy acertado pensar si solamente el teletrabajo es trabajo desde mi domicilio; me pregunto qué pasa con aquel que vive en un monoambiente con ocho perros y los suegros de ambas partes, ¿va a querer trabajar en forma remota?
¿Por qué no pensar para la post pandemia en una opción que tenga también que ver con las oficinas de empleo, con nodos que estén a distancia y que ese trabajador pueda trabajar desde allí? Tenemos el famoso ejemplo de Colombia, con las oficinas de teletrabajo.
Hablamos de un modelo transfronterizo. Nos guste o no, nuestros hijos, nuestros adolescentes, nosotros mismos, generación de los baby boomers, generación X, generación de los millennials, generación Z, y los más chiquitos, los que están creciendo, los alfa, todos estamos atravesados por la tecnología. De alguna manera, esta tecnología nos devuelve una falta de frontera a la hora de trabajar.
Puntualmente quisiera referirme al derecho a la desconexión y por qué es tan importante. Porque cuando hablamos de los cambios que nos produce el COVID-19 y hablamos de teletrabajo, de trabajo conectado remoto, la verdad es que no fue ni el Estado, ni las empresas, ni los sindicatos, ni siquiera fuimos nosotros los trabajadores los que logramos trabajar en forma remota. Fue el COVID el que nos empujó a la digitalización, a este trabajo remoto forzado que muchas veces hoy es ciento por ciento sin desconexión, sin red emocional, sin red jurídica y sin red informática.
Ahora, yo les pregunto: si hemos podido trabajar remotamente en la peor versión, en la ficción del teletrabajo, qué empleador se va a animar a decirle a su trabajador, después de pasada la normalidad: "Ah, no, no. Usted ahora teletrabajo, no." "¡Pero cómo!, si yo logré conciliar la vida familiar con la vida laboral, si tengo un ahorro genuino de un 8 por ciento en mi bolsillo, si usted me ha brindado las herramientas de trabajo." "Ah, no, no. Pero ahora no."
Entonces, estemos alertas a que el cambio nos compromete y nos llega a todos. Hemos visto y somos conscientes del aprendizaje a distancia, de esto de la esencialidad de las TIC. ¿Qué podríamos haber hecho sin tecnología?
Tengamos en cuenta el énfasis en la higiene, en el distanciamiento, el incremento de la gig economy, que sí o no vamos a tener que considerar también en la discusión y el debate legal. El crecimiento del comercio electrónico, de la telemedicina, esto que estamos viendo de la comunicación virtualizada.
Algo que señalo como esencial es el trabajo invisible de los cuidados, de aquel que sostiene a la familia, de aquel que nos hace sociedad, de aquel que permite la Argentina. Este trabajo invisible es el que se ha visibilizado hoy cuando muchas veces las mujeres, y especialmente ellas, tenemos que estar en la multifacética tarea de hogar, tarea, comida, manutención y trabajo fuera de la casa.
Hablamos de la esencialidad de las TIC porque realmente la tecnología enciende nuestro sistema. En nuestro cerebro hay sistema de recompensa y esto nos produce, justamente, un cambio en los circuitos neuronales. Alteramos las conductas a partir de las TIC porque la tecnología provoca adicción. Por eso decimos que la tecnología es una droga sin sustancia.
¿Por qué y qué es lo que tenemos que tener presente? La no-mobile-phone phobia, la nomofobia. ¿Cuántos de nosotros hemos vuelto a casa -antes de la cuarentena- cuando nos olvidábamos el celular? ¿Cuántos de nosotros creíamos que el celular vibraba cuando ni siquiera lo teníamos encendido? ¿Cuántas lesiones sufrimos en la columna, tensión ocular, sequedad de ojos, insomnio, tecno-estrés, tecno-adicción, deshidratación de la piel, text neck, que es el desalineamiento de las vértebras del cuello por estar tanto tiempo agachado, muchas veces viendo el WhatsApp?
Una de cada cuatro personas -esto dicho por la Organización Mundial de la Salud- sufre cambios neurológicos y lesiones neurológicas a partir del mal uso de la tecnología. No hablamos solo de lo físico, hablamos también de lo de que es el burnout digital. Este síndrome de estar quemado, que apareció el 25 de mayo de 2019, en la OMS, como un síndrome descrito como enfermedad laboral que comenzará a tener vigencia a partir del año 2022.
¿Qué hacemos nosotros? ¿Vamos a quedarnos de manos cruzadas? Este burnout digital provoca, realmente, consecuencias muy malas en nuestro cerebro, en nuestro sistema nervioso. Por supuesto que los podemos provenir, y digo provenir porque es más que prevenir. Provenir es cuando doy herramientas para hacerlo, a través de la desconexión, a través de prácticas que generan hábitos y que me permiten, justamente, programar el cerebro.
Y esto nos lleva a la nueva normalidad, esta nueva normalidad que nos va a encontrar con un sindicalismo diferente. Este telesindicalismo que acompaña, que no solamente apuesta a lo presencial, sino que necesita redes propias que sean justamente reconocidas por los empleadores. Este trabajo conectado remoto, que puede hacerse desde el domicilio o no, con inteligencia emocional, que es lo que nos diferencia de las máquinas.
¿Cómo vamos a poder afrontar los cambios del trabajo 5.0 compitiendo con la inteligencia artificial, si no nos entrenamos y capacitamos desde nuestra condición de ser humano? Desde organizaciones que son más líquidas, obviamente. Esto preocupa a todos los que se ocupan de las relaciones laborales, desde ADRA hasta los sindicatos que nos acompañan y que nos han dado una prueba muy concreta de que el teletrabajo ha sido una buena apuesta y una mejora de la empleabilidad.
Entonces, a la famosa teoría de la motivación, de la pirámide de Maslow, que significa autoestima y autorrealización, sin lugar a dudas hoy tendríamos que agregarle wifi y batería.
Muchísimas gracias a todos. Espero haber respetado el tiempo, Vanesa. Un agradecimiento mayúsculo por esta posibilidad histórica de compartir el tratamiento de este proyecto de ley, que es necesario porque nos va a permitir el cambio en la Argentina.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchísimas gracias, doctora Viviana Díaz.
Quiero avisarles a los diputados y diputadas que la información que los expositores muestren, sea en formato de PowerPoint o lo que fuere, va a ser circularizada para que sirva como insumo para la elaboración y producción de la norma.
A continuación, va a hacer uso de la palabra el doctor Héctor Recalde, quien es abogado laboralista, fue diputado nacional y presidente de esta Comisión de Legislación del Trabajo. Actualmente es director de la empresa YPF.
Tiene la palabra el doctor Héctor Recalde.
Quiero avisarles a los diputados y diputadas que la información que los expositores muestren, sea en formato de PowerPoint o lo que fuere, va a ser circularizada para que sirva como insumo para la elaboración y producción de la norma.
A continuación, va a hacer uso de la palabra el doctor Héctor Recalde, quien es abogado laboralista, fue diputado nacional y presidente de esta Comisión de Legislación del Trabajo. Actualmente es director de la empresa YPF.
Tiene la palabra el doctor Héctor Recalde.
SR. RECALDE En primer lugar, muchísimas gracias por la invitación, Vanesa.
Quiero destacar que Vanesa cumple cinco requisitos muy importantes: es mujer, es sindicalista, es abogada, es diputada nacional y es presidente de la comisión.
Estuve escuchando desde temprano a todos los expositores, y vi que hay una coincidencia generalizada. Yo escribí hace unas semanas una nota sobre la realidad del trabajo, que es algo preocupante. La realidad argentina nos está indicando que este es un momento de muchísima precarización; precarización que no es nueva porque el trabajo no registrado, o en negro, existió siempre. En este sentido, me da la sensación de que tenemos que tener muchísimo cuidado con la emergencia. Porque, por ejemplo, están prohibidos los despidos. En el mes de abril hubo 91.000 desvinculaciones. Cuando Techint pretendió despedir a 1.450 trabajadores, apareció la prohibición de los despidos, que fue una excelente medida tomada por el gobierno nacional. Pero la realidad indica que, pasado el tiempo, de una manera u otra, las 1.450 desvinculaciones que pretendía Techint se hicieron. Hablo de la realidad.
En cuanto a los accidentes de trabajo, cada catorce horas muere un trabajador. ¿Qué quiero decir con esto? Una vez tuve el privilegio, por una cuestión etaria, de estar con el general Perón. Fue a mediados de la década del 60. En esa ocasión le pregunté cuál era, según él, la mejor ley laboral. Me contestó: "La que haga aplicar las leyes". Entonces, profundicemos en la fiscalización o en la investigación de estos casos.
En cuanto al tema del teletrabajo, ¿cómo se hace para entrar en un domicilio? A veces, el mismo trabajador prefiere estar trabajando en su propio domicilio, y come en la misma mesa que trabaja. La preservación de la intimidad, entre una serie de cosas, es uno de los cuestionamientos que uno tiene que hacer.
Me parece excelente el análisis que se viene haciendo en la comisión. No sabía que justo ahora tenía que hablar y tenía anotados algunos aspectos con los que tengo absoluta coincidencia. Me refiero a los parámetros que se tienen que tomar para tratar de zanjar estos inconvenientes que yo planteo, que tienen que ver fundamentalmente con la intimidad y la invasión. También tienen que ver con las jornadas de trabajo. La pregunta es cómo hacer para que no haya una autoexplotación del trabajador que, en búsqueda de resultados, termina trabajando diez, doce o catorce horas por día. Esto tiene que ver con la higiene y la seguridad también. Es decir que habría que ver cómo compatibilizar el derecho a la intimidad con todo esto.
Son temas que hay que tener muy presentes, y estoy convencido de que la comisión los tiene. Estamos en un momento muy especial que vive tanto la Argentina como el mundo. Tal vez haya que legislar por una cuestión de emergencia, pensando que no es para siempre y que en algún momento vamos a volver a la normalidad global, porque la pandemia va a pasar.
La pandemia nos condiciona. Nos condiciona por la precarización. Cuando hablamos de los derechos que tiene el trabajador para desconectarse, etcétera, estamos pensando en un trabajador utópico, libre, sin condicionamientos. Por eso es muy importante la presencia sindical, que se dificulta con el aislamiento. Es decir, si hay un vínculo que une a los trabajadores es el de la solidaridad y el de lo colectivo. Y acá estamos hablando de aislamiento. Tenemos que ver cómo ir venciendo estas dificultades frente a las ventajas que tiene el teletrabajo. Pero tenemos que saber que esas dificultades existen.
Se trata de un gran desafío para tratar de llegar a una solución lo más equilibrada posible, dentro de las limitaciones de la realidad. Por eso digo que estoy pensando en la emergencia, más que en algo para siempre.
No sé si van a seguir haciendo consultas, pero quería contarles que estuve hablando con un maestro del derecho del trabajo, el doctor Juan Carlos Fernández Madrid. Si siguen haciendo consultas, sería importante escuchar la opinión de él, que tiene muchísima experiencia y sabiduría en lo que hace al derecho laboral.
Felicito la tarea de la comisión. Es un orgullo para mí la labor que está haciendo Vanesa, de quien soy compañero. Ofrezco toda la colaboración que pueda dar. Incluso voy a ver si escribo algo para mandar a la comisión, para que tengan un insumo más, con las limitaciones propias de mi capacidad, o de mi incapacidad laboral, en todo caso. No estoy reclamando ninguna indemnización a nadie por esto, no se preocupen.
Los felicito por la tarea, y adelante con los faroles.
Quiero destacar que Vanesa cumple cinco requisitos muy importantes: es mujer, es sindicalista, es abogada, es diputada nacional y es presidente de la comisión.
Estuve escuchando desde temprano a todos los expositores, y vi que hay una coincidencia generalizada. Yo escribí hace unas semanas una nota sobre la realidad del trabajo, que es algo preocupante. La realidad argentina nos está indicando que este es un momento de muchísima precarización; precarización que no es nueva porque el trabajo no registrado, o en negro, existió siempre. En este sentido, me da la sensación de que tenemos que tener muchísimo cuidado con la emergencia. Porque, por ejemplo, están prohibidos los despidos. En el mes de abril hubo 91.000 desvinculaciones. Cuando Techint pretendió despedir a 1.450 trabajadores, apareció la prohibición de los despidos, que fue una excelente medida tomada por el gobierno nacional. Pero la realidad indica que, pasado el tiempo, de una manera u otra, las 1.450 desvinculaciones que pretendía Techint se hicieron. Hablo de la realidad.
En cuanto a los accidentes de trabajo, cada catorce horas muere un trabajador. ¿Qué quiero decir con esto? Una vez tuve el privilegio, por una cuestión etaria, de estar con el general Perón. Fue a mediados de la década del 60. En esa ocasión le pregunté cuál era, según él, la mejor ley laboral. Me contestó: "La que haga aplicar las leyes". Entonces, profundicemos en la fiscalización o en la investigación de estos casos.
En cuanto al tema del teletrabajo, ¿cómo se hace para entrar en un domicilio? A veces, el mismo trabajador prefiere estar trabajando en su propio domicilio, y come en la misma mesa que trabaja. La preservación de la intimidad, entre una serie de cosas, es uno de los cuestionamientos que uno tiene que hacer.
Me parece excelente el análisis que se viene haciendo en la comisión. No sabía que justo ahora tenía que hablar y tenía anotados algunos aspectos con los que tengo absoluta coincidencia. Me refiero a los parámetros que se tienen que tomar para tratar de zanjar estos inconvenientes que yo planteo, que tienen que ver fundamentalmente con la intimidad y la invasión. También tienen que ver con las jornadas de trabajo. La pregunta es cómo hacer para que no haya una autoexplotación del trabajador que, en búsqueda de resultados, termina trabajando diez, doce o catorce horas por día. Esto tiene que ver con la higiene y la seguridad también. Es decir que habría que ver cómo compatibilizar el derecho a la intimidad con todo esto.
Son temas que hay que tener muy presentes, y estoy convencido de que la comisión los tiene. Estamos en un momento muy especial que vive tanto la Argentina como el mundo. Tal vez haya que legislar por una cuestión de emergencia, pensando que no es para siempre y que en algún momento vamos a volver a la normalidad global, porque la pandemia va a pasar.
La pandemia nos condiciona. Nos condiciona por la precarización. Cuando hablamos de los derechos que tiene el trabajador para desconectarse, etcétera, estamos pensando en un trabajador utópico, libre, sin condicionamientos. Por eso es muy importante la presencia sindical, que se dificulta con el aislamiento. Es decir, si hay un vínculo que une a los trabajadores es el de la solidaridad y el de lo colectivo. Y acá estamos hablando de aislamiento. Tenemos que ver cómo ir venciendo estas dificultades frente a las ventajas que tiene el teletrabajo. Pero tenemos que saber que esas dificultades existen.
Se trata de un gran desafío para tratar de llegar a una solución lo más equilibrada posible, dentro de las limitaciones de la realidad. Por eso digo que estoy pensando en la emergencia, más que en algo para siempre.
No sé si van a seguir haciendo consultas, pero quería contarles que estuve hablando con un maestro del derecho del trabajo, el doctor Juan Carlos Fernández Madrid. Si siguen haciendo consultas, sería importante escuchar la opinión de él, que tiene muchísima experiencia y sabiduría en lo que hace al derecho laboral.
Felicito la tarea de la comisión. Es un orgullo para mí la labor que está haciendo Vanesa, de quien soy compañero. Ofrezco toda la colaboración que pueda dar. Incluso voy a ver si escribo algo para mandar a la comisión, para que tengan un insumo más, con las limitaciones propias de mi capacidad, o de mi incapacidad laboral, en todo caso. No estoy reclamando ninguna indemnización a nadie por esto, no se preocupen.
Los felicito por la tarea, y adelante con los faroles.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, Héctor, compañero y, además, alguien a quien admiramos mucho las abogadas laboralistas.
A continuación, tiene la palabra Carla Gaudensi, secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa, Fatpren.
A continuación, tiene la palabra Carla Gaudensi, secretaria general de la Federación Argentina de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa, Fatpren.
SRA. GAUDENSI Hola, qué tal.
En primer lugar, quisiera agradecer la invitación a participar e intervenir desde Fatpren, que es la Federación Argentina de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa. En particular, agradezco a Vanesa, presidenta de esta comisión.
Considero que tenemos elementos para aportar en este debate. Nos parece fundamental que se pueda legislar esta modalidad del teletrabajo para proteger los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
Como ya se ha dicho, el teletrabajo no es una actividad en sí misma ni un beneficio, sino que es una modalidad de trabajo. Por parte de las empresas, esta modalidad se presenta como una ventaja, pero no está exenta de los problemas que llevan a la flexibilización y a la sobreexplotación.
Desde el Sipreba, que es el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, entre mayo y junio realizamos una encuesta que indica que antes de la cuarentena el 10 por ciento de los trabajadores y trabajadoras de prensa en relación de dependencia de nuestro gremio trabajaba con esta modalidad.
Obviamente en el marco de la pandemia esto se extendió y hoy lo está realizando el 75 por ciento. Esto se da en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero es una situación que se replica en todo el país y esta encuesta vamos a hacerla extensiva para tener datos concretos.
Entre otras problemáticas que trajo esta modalidad de trabajo se encuentra la extensión de la jornada laboral, como bien han dicho, la transferencia de los costos hacia "les" trabajadores por parte de las empresas, la pérdida de la privacidad, enfermedades vinculadas a malas posturas y demás, por la falta de infraestructura que tenemos en nuestros hogares, y un alto estrés por la exigencia de la hiperproductividad con objetivos que muchas veces son inalcanzables. A esto se suma la intensificación de la desigualdad y la precarización de las mujeres, que generalmente somos las encargadas de las tareas de cuidado y tenemos una mayor exposición a la violencia de género.
En el ámbito de la organización colectiva -creo que algo se dijo-, y especialmente para quienes hacen teletrabajo en forma permanente, es decir, sin concurrir a su lugar de trabajo, esta modalidad perjudica el derecho a la organización sindical.
Teniendo en cuenta esto, desde la Fatpren consideramos que una ley sobre el teletrabajo debe incluir los siguientes derechos. El primero de ellos es que el pago de los servicios esté a cargo del empleador. Uno de los problemas más extendidos en la actual implementación del teletrabajo es que las empresas transfieren a los trabajadores los gastos de internet, luz, gas, teléfono y otros servicios necesarios para esta modalidad. El teletrabajo no debe generar una pérdida patrimonial o de ningún otro tipo para el trabajador que lo realice, con lo cual consideramos que la empresa debe hacerse cargo y proveer los elementos necesarios para trabajar.
Por esa razón es que el segundo punto que proponemos es la provisión de las herramientas y/o algún bono por parte del empleador como complemento del pago de los servicios, porque antes los medios de producción eran aportados y los proveía la empresa, y hoy los está poniendo el trabajador.
La encuesta que hemos realizado menciona que el 82,5 por ciento de los trabajadores manifiesta que no tiene el mobiliario adecuado para realizar su tarea profesional, como una silla ergonómica que, como dije anteriormente, previene problemas cervicales, posturales y demás. Es por eso que resulta necesario que las empresas provean de herramientas adecuadas para trabajar desde sus casas.
Otro punto a considerar es, como bien se dijo, el derecho a la desconexión, es decir, poner un límite a la jornada laboral. La implementación masiva del teletrabajo da cuenta de un problema inherente a esta modalidad como es la extensión de la jornada laboral, que ya mencioné antes; se trabaja mucho más intensamente, durante más horas y se reciben mensajes fuera de horario. Por lo tanto, creemos que esta dinámica de hiperproductividad afecta la salud mental de quienes realizan el teletrabajo, como bien lo indicó una de las profesionales que me antecedió en el uso de la palabra, y esto hace evidente la urgencia del derecho a la desconexión. Este derecho necesariamente debe estar legislado en una normativa que incluya el teletrabajo.
Otra cuestión a contemplar es el derecho a la organización sindical porque, como bien dije antes, creemos que todos estos problemas de la atomización que produce el aislamiento del lugar de trabajo atentan contra la organización de los trabajadores en su lugar de trabajo; es decir, el hecho de no estar en el lugar lo dificulta. Por eso, para garantizar ese derecho me parece que se deben contemplar dos cosas: que haya un delegado cada diez trabajadores que realicen el teletrabajo y que exista una cartelera virtual donde los sindicatos y las comisiones internas garanticen esa vía de comunicación con los trabajadores que lo realicen.
Por otro lado, también se debe contemplar la limitación del teletrabajo a un máximo de dos días por semana. O sea, como forma de morigerar un poco alguno de los problemas que mencionamos, en el caso de las empresas que continúan aplicando el teletrabajo deberá prevalecer este régimen mixto, con un mínimo de tres días presenciales en el lugar de trabajo y dos días de trabajo en el domicilio. Creemos que esta podría ser una forma de implementación y, en el caso de que deba ser total, que sea con el acuerdo de los sindicatos y los trabajadores.
Por otra parte, también escuché que hablaban del derecho a la privacidad. Como contracara del contrato de confidencialidad, me parece que se deberá prohibir que se recaben los datos fuera del ámbito productivo, algo que no está garantizado en la actualidad, y el consentimiento debe ser realmente voluntario y no compulsivo o impuesto de manera unilateral. Nos parece que eso es importante.
En cuanto a la reversibilidad, creemos que es algo que también debe estar contemplado.
Otro punto que tiene mucho que ver con la dinámica de precarización que tiene el trabajo de prensa es la fiscalización gremial del teletrabajo. Habría que crear algún instrumento de registro de los trabajadores freelance o de trabajadores en el sector periodístico y que cada empleador informe al sindicato sobre los que están ejerciendo esta modalidad, haciendo conocer nombres, horarios y plataformas.
Asimismo, la perspectiva de género, como dijimos, es un problema recurrente en el teletrabajo y creo que se ha puesto de manifiesto con esta cuarentena...
En primer lugar, quisiera agradecer la invitación a participar e intervenir desde Fatpren, que es la Federación Argentina de Trabajadores y Trabajadoras de Prensa. En particular, agradezco a Vanesa, presidenta de esta comisión.
Considero que tenemos elementos para aportar en este debate. Nos parece fundamental que se pueda legislar esta modalidad del teletrabajo para proteger los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
Como ya se ha dicho, el teletrabajo no es una actividad en sí misma ni un beneficio, sino que es una modalidad de trabajo. Por parte de las empresas, esta modalidad se presenta como una ventaja, pero no está exenta de los problemas que llevan a la flexibilización y a la sobreexplotación.
Desde el Sipreba, que es el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, entre mayo y junio realizamos una encuesta que indica que antes de la cuarentena el 10 por ciento de los trabajadores y trabajadoras de prensa en relación de dependencia de nuestro gremio trabajaba con esta modalidad.
Obviamente en el marco de la pandemia esto se extendió y hoy lo está realizando el 75 por ciento. Esto se da en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero es una situación que se replica en todo el país y esta encuesta vamos a hacerla extensiva para tener datos concretos.
Entre otras problemáticas que trajo esta modalidad de trabajo se encuentra la extensión de la jornada laboral, como bien han dicho, la transferencia de los costos hacia "les" trabajadores por parte de las empresas, la pérdida de la privacidad, enfermedades vinculadas a malas posturas y demás, por la falta de infraestructura que tenemos en nuestros hogares, y un alto estrés por la exigencia de la hiperproductividad con objetivos que muchas veces son inalcanzables. A esto se suma la intensificación de la desigualdad y la precarización de las mujeres, que generalmente somos las encargadas de las tareas de cuidado y tenemos una mayor exposición a la violencia de género.
En el ámbito de la organización colectiva -creo que algo se dijo-, y especialmente para quienes hacen teletrabajo en forma permanente, es decir, sin concurrir a su lugar de trabajo, esta modalidad perjudica el derecho a la organización sindical.
Teniendo en cuenta esto, desde la Fatpren consideramos que una ley sobre el teletrabajo debe incluir los siguientes derechos. El primero de ellos es que el pago de los servicios esté a cargo del empleador. Uno de los problemas más extendidos en la actual implementación del teletrabajo es que las empresas transfieren a los trabajadores los gastos de internet, luz, gas, teléfono y otros servicios necesarios para esta modalidad. El teletrabajo no debe generar una pérdida patrimonial o de ningún otro tipo para el trabajador que lo realice, con lo cual consideramos que la empresa debe hacerse cargo y proveer los elementos necesarios para trabajar.
Por esa razón es que el segundo punto que proponemos es la provisión de las herramientas y/o algún bono por parte del empleador como complemento del pago de los servicios, porque antes los medios de producción eran aportados y los proveía la empresa, y hoy los está poniendo el trabajador.
La encuesta que hemos realizado menciona que el 82,5 por ciento de los trabajadores manifiesta que no tiene el mobiliario adecuado para realizar su tarea profesional, como una silla ergonómica que, como dije anteriormente, previene problemas cervicales, posturales y demás. Es por eso que resulta necesario que las empresas provean de herramientas adecuadas para trabajar desde sus casas.
Otro punto a considerar es, como bien se dijo, el derecho a la desconexión, es decir, poner un límite a la jornada laboral. La implementación masiva del teletrabajo da cuenta de un problema inherente a esta modalidad como es la extensión de la jornada laboral, que ya mencioné antes; se trabaja mucho más intensamente, durante más horas y se reciben mensajes fuera de horario. Por lo tanto, creemos que esta dinámica de hiperproductividad afecta la salud mental de quienes realizan el teletrabajo, como bien lo indicó una de las profesionales que me antecedió en el uso de la palabra, y esto hace evidente la urgencia del derecho a la desconexión. Este derecho necesariamente debe estar legislado en una normativa que incluya el teletrabajo.
Otra cuestión a contemplar es el derecho a la organización sindical porque, como bien dije antes, creemos que todos estos problemas de la atomización que produce el aislamiento del lugar de trabajo atentan contra la organización de los trabajadores en su lugar de trabajo; es decir, el hecho de no estar en el lugar lo dificulta. Por eso, para garantizar ese derecho me parece que se deben contemplar dos cosas: que haya un delegado cada diez trabajadores que realicen el teletrabajo y que exista una cartelera virtual donde los sindicatos y las comisiones internas garanticen esa vía de comunicación con los trabajadores que lo realicen.
Por otro lado, también se debe contemplar la limitación del teletrabajo a un máximo de dos días por semana. O sea, como forma de morigerar un poco alguno de los problemas que mencionamos, en el caso de las empresas que continúan aplicando el teletrabajo deberá prevalecer este régimen mixto, con un mínimo de tres días presenciales en el lugar de trabajo y dos días de trabajo en el domicilio. Creemos que esta podría ser una forma de implementación y, en el caso de que deba ser total, que sea con el acuerdo de los sindicatos y los trabajadores.
Por otra parte, también escuché que hablaban del derecho a la privacidad. Como contracara del contrato de confidencialidad, me parece que se deberá prohibir que se recaben los datos fuera del ámbito productivo, algo que no está garantizado en la actualidad, y el consentimiento debe ser realmente voluntario y no compulsivo o impuesto de manera unilateral. Nos parece que eso es importante.
En cuanto a la reversibilidad, creemos que es algo que también debe estar contemplado.
Otro punto que tiene mucho que ver con la dinámica de precarización que tiene el trabajo de prensa es la fiscalización gremial del teletrabajo. Habría que crear algún instrumento de registro de los trabajadores freelance o de trabajadores en el sector periodístico y que cada empleador informe al sindicato sobre los que están ejerciendo esta modalidad, haciendo conocer nombres, horarios y plataformas.
Asimismo, la perspectiva de género, como dijimos, es un problema recurrente en el teletrabajo y creo que se ha puesto de manifiesto con esta cuarentena...
SRA. PRESIDENTA SILEY Carla, por favor, ¿podrías redondear?
SRA. GAUDENSI Perfecto. El último punto a tener en cuenta es el de las responsabilidades de las ART por los riesgos de trabajo cuando alguien teletrabaja.
Así que esto nos parece muy importante y volvemos a agradecer que se nos dé la oportunidad de participar y de exponer. Tenemos mucha más información que relevamos obviamente sobre nuestra actividad y estamos muy orgullosos de expresarlo en esta comisión. Muchas gracias, señora presidenta.
Así que esto nos parece muy importante y volvemos a agradecer que se nos dé la oportunidad de participar y de exponer. Tenemos mucha más información que relevamos obviamente sobre nuestra actividad y estamos muy orgullosos de expresarlo en esta comisión. Muchas gracias, señora presidenta.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra Ramiro Albrieu, investigador del programa de Desarrollo Económico del CIPPEC, Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento. También se encuentra presente Juan Rodil, director de Relaciones Institucionales de esa entidad.
SR. ALBRIEU Señora presidenta: agradezco la invitación para contarles lo que estamos haciendo, cómo estamos mirando el futuro del trabajo -un tema que venimos investigando desde hace bastante tiempo-, y para dejarles algunos datos.
También quiero agradecer a los diputados y diputadas porque me parece que, por el nivel de discusión que escuché desde hoy temprano, por lo que vengo leyendo y los proyectos presentados, se está dando la densidad de discusión que hace falta. Estamos construyendo futuro y para eso hay que tener este tipo de discusiones. En ese sentido quiero agradecerles, además del lugar, el tono de la discusión.
Les voy a mostrar algunos datos, pero en realidad les quiero dejar cuatro ideas básicas que me parece que pueden servir también para ordenar alguna de las cosas que se dijeron o al menos aportar evidencia adicional sobre lo que se manifestó.
La primera discusión -que creo que es un eje que hay que precisar un poco más- es que estamos pensando un solo instrumento, que es una regulación de teletrabajo con dos objetivos: crear un mercado de trabajo a futuro con más tecnología, más habituado al siglo XXI, que es un objetivo de largo plazo; y otro, más inmediato, urgente y de emergencia, que es cómo retornamos a trabajar aquellos y aquellas que no podemos hacerlo ahora.
Esos dos objetivos tienen dos horizontes distintos y también implican discusiones regulatorias distintas que habría que tratar de dejar claras y más ordenadas.
Todo lo que voy a decir tiene que ver con apoyar ese punto que mencioné, sobre cómo trabajamos con dos horizontes, uno es la construcción de la nueva normalidad pospandémica, pero el otro es cómo hacemos para retornar, para rearmar el mercado de trabajo en tiempos de pandemia. Entonces quiero dejar esos dos puntos.
En primer lugar, tenemos algunos datos de lo que encontramos. Hay que focalizar la discusión. No todo es escalable. Como decía hoy Carolina Castro, la experiencia que conocemos de sectores que son nativos digitales, donde el teletrabajo existe, preexiste, no es escalable al resto de la economía. No hay que pensar que, porque un sector lo tiene, solamente copiando buenas prácticas podemos llevar esos espacios laborales a otras ramas de actividad, a otro contenido de tareas y demás. Entonces, la primera cuestión es que no es tan sencillo escalar una experiencia a otras.
Nosotros encontramos ahí, pensando estrictamente qué tareas se hacen en cada ocupación, qué tareas pueden ser realizadas en el mundo digital y cuáles pueden ser pasadas, de lo físico o analógico, a lo digital. Encontramos que tres de cada diez trabajadores y trabajadoras hoy en día podrían teletrabajar. El resto no está teletrabajando; el resto está en su casa aguantando -digamos así-, aportando algo, contestando algún mensaje, pero no puede tener la densidad de su trabajo, de su capacidad cognitiva laboral expresada en lo que estamos viviendo en la época de pandemia.
Entonces, acá encontramos un primer límite importante a tener en cuenta: no todo trabajo es teletrabajable; solamente tres de cada diez trabajos son teletrabajables por lo que hacen. Si alguien teletrabaja, pero no está en esos tres de cada diez, quiere decir que está haciendo alguna de sus tareas; está usando algo de su capacidad, pero no está usando todo lo que tiene para aportar al proceso productivo.
¿Hasta dónde podemos escalar una experiencia según la cual, antes de la pandemia, el 10 por ciento de los trabajadores teletrabajaban y hoy en día nos encontramos con que hay un máximo de 30 por ciento, pero que, a partir de ahí, ya no va a ser la misma relación laboral? Hay que focalizar en cómo llegamos a este 30 por ciento y tener cuidado de no pedirle al resto del mercado de trabajo que pueda simplemente teletrabajar como si fuese sencillo trasladarse al mundo digital.
En segundo lugar, el teletrabajo es una discusión para la clase media y sectores más altos de los segmentos de ingreso laboral. En pantalla tienen los deciles de ingreso. Fíjense que, en el decil de ingreso más bajo -donde dice 1-, solo el 8 por ciento de las personas ocupadas puede teletrabajar. En cambio, en el decil más alto ese valor crece al 65 por ciento. O sea, cuando vemos cuán escalable es esto, estamos concentrando nuestro análisis en una parte del mercado de trabajo, en los más beneficiados de los sistemas laborales que tenemos hoy en día.
También vemos, en el gráfico de torta de la izquierda en esta imagen, que los que pueden teletrabajar son básicamente formales. O sea que, para pensar el teletrabajo, uno podría pensar en apoyarse en la estructura institucional que hoy existe; no así en el caso de los que no pueden teletrabajar, que es una realidad más compleja, con mucho de informalidad.
Hay otro punto interesante que quiero marcar para ver cómo focalizamos. La imagen de la pantalla muestra el potencial de teletrabajo por rama de actividad y por ingreso. Fíjense cómo aparece un cluster de pelotas -el tamaño de la pelota es el tamaño del sector en términos de mercado de trabajo- con sectores que son muy teletrabajables. Adviertan todos los servicios asociados a las TIC, o que crecen junto con las TIC, la administración pública y la enseñanza -esa es una discusión que hay que dar- o sectores que hacen tareas que casi naturalmente podrían trasladarse al mundo digital.
Pero después tenemos sectores donde esto no ocurre. En el comercio, la actividad gerencial y administrativa puede teletrabajar, pero es una parte muy pequeña de la rama del mercado de trabajo de ese sector. Después hay actividades que implican interacción física. Recuerden que, en el mercado de trabajo argentino en las grandes ciudades, seis millones de personas trabajan a un brazo de distancia o menos de otra. O sea que ahí no hay posibilidad de teletrabajar.
Debemos ser realistas con respecto a ese punto. Hay que trabajar con algunos sectores, y con otros sectores tenemos que ver cómo se hace, pero entendemos que la capacidad de teletrabajar en comercio, en la manufactura como un todo, en gastronomía y en hotelería es baja. Todo lo que hagamos ahí no va a cambiar ese mercado laboral; lo va a cambiar en el margen, que es un punto interesante para entender.
Les quiero dejar para el final los últimos puntos. Hay una discusión tecnológica que tenemos que dar, que es la referida a la transformación digital. Ya se discutió acá, pero es muy importante en empresas y en hogares. En 2017 sólo el 3 por ciento de las empresas tenía algún sistema de teletrabajo. ¿Cómo hacemos para escalar eso? Es una discusión que hay que dar y es compleja. Si no se hizo antes, ahora tenemos la oportunidad, pero hay que financiarla, hacer un cambio estructural y modificar la cultura organizacional, lo que no es sencillo.
En cuanto a habilidades digitales, no es tan obvio el cambio. Una cosa es "mutear" un micrófono y otra cosa es trabajar desde tu casa en un sistema de teletrabajo. Acá hay que repensar habilidades digitales para buena parte del mercado de trabajo.
El tercer punto de esta pantalla -y acá es donde se puso mucho el foco- es el de nuevos protocolos o las nuevas regulaciones. Fíjense que ahí puse una lista de cosas que tienen que estar en esa discusión. A mí me parece que tienen que estar para el largo plazo, pero si uno discute emergencia, tiene que elegir de esa lista cuáles son puntos de consenso o importantes sobre los cuales hay que trabajar y cuáles habrá que construir para adelante; por ejemplo, compensación de gastos. Por supuesto que es así.
Actualmente, el 90 por ciento de las personas ocupadas que son teletrabajables tiene un dispositivo en su hogar. Entonces quizás ahí hay que cambiar la discusión de software o hardware; o sea, quizás la discusión sea más "mis derechos digitales" y no "mi dispositivo". Son discusiones que hay que ver con datos. Entonces, ahí creo que hay que hacer una priorización.
Luego siguen los puntos de formalidad digital -esto tiene que ver con que todo va a quedar registrado y aparece la oportunidad de formalizar parte de las tareas que hoy están ocultas-, visión compartida de teletrabajo y excepcionalidad.
En pantalla hay un cuadrito interesante, que también levanta cosas que se discutían y que Viviana Díaz mencionó como trabajo remoto forzado, esta idea de que nosotros queremos promover una regulación para el teletrabajo. Hoy en día tenemos siete millones de personas que están en el hogar y que no están teletrabajando. ¿Por qué no están teletrabajando? Porque muchas tareas que hacen no son teletrabajables; están tratando de participar. Ahora, si quiero regular, de esos siete millones tengo que discriminar a los 2,2 millones que sí representan actividades que son teletrabajables. Sobre eso hay que trabajar, y no regular para los siete millones, que es emergencia.
Entonces, ¿cómo trabajamos emergencia con nueva normalidad? Esto hay que discriminarlo, hay que trabajar bien en detalle, porque no podemos pedirles a personas que están ocupadas en tareas que no son teletrabajables, porque no son digitales, que tengan que teletrabajar. No podemos obligar a sectores enteros a que cambien para algo que no va a ser la nueva normalidad, porque se les va a pedir que implementen teletrabajo cuando apenas una parte de esos sectores puede teletrabajar y otra no. Para ellos se requiere emergencia; es -imagino yo- otro tipo de discusión que hay que dar.
Dejo dos temas más y cierro. El primero de los temas, como dije antes, es focalizar. Acá hay que focalizar un poco más sobre quién puede teletrabajar y quién no, a quién le vamos a hablar con la regulación.
El segundo tema, que ya mencioné pero que lo quiero dejar anotado como algo importante, es la priorización, cuáles de la lista de cosas podemos negociar para volver a trabajar mañana y cuáles no, y en seis meses o en nueve meses vemos.
En tercer lugar -que no la mencioné, y la frase va a sonar un poco rara- tenemos el pensamiento algorítmico. O sea, todo lo que nosotros discutimos acá y lo que queda en papel tiene que ser pasado a un espacio digital. Para eso tenemos que entender todos qué algoritmos vamos a usar, qué le vamos a pedir a la máquina. Los derechos y obligaciones van a quedar después determinados por la tecnología. Tenemos que discutir qué puede ser pasado al mundo digital y qué no, de todo lo que vamos a dejar hoy anotado en papel. Por ejemplo, escuchaba el tema representación sindical. Eso tiene que estar, pero para eso hay que pensar qué funcionalidad tienen los algoritmos que existen, porque no es inmediato que exista esa funcionalidad; hay que crearla.
Entonces, acá hace falta tener un poco más de pensamiento de lo digital: si lo digital puede replicar lo que queremos que sea ese espacio de trabajo, y si no puede, cómo cambiamos lo digital para que pueda replicarlo. Esta discusión tiene que darse antes o junto con la regulación, porque después resultará opaca, ya que será cada uno teletrabajando. Por ende, ¿dónde estará ese espacio?, ¿dónde está dentro del software que yo uso? Esto tiene que ser discutido antes.
Por último, quiero referirme a la anormalidad y la normalidad. Yo creo que este período de emergencia que estamos viviendo ahora es la anormalidad. Entonces, pensemos cómo regular para la normalidad. Quizás algunos elementos sirven para la nueva normalidad, pero otros no. Por lo tanto, trabajemos con esos dos ámbitos.
Hay que ser realista. En este contexto, no se le puede pedir al sistema productivo que pegue el salto tecnológico costoso -interna y externamente- y financiable, que no hizo antes. De manera que, para mí, ahí hay que trabajar en los dos ejes de anormalidad o de emergencia y de ir construyendo la nueva normalidad hacia adelante.
Cierro acá mi exposición. Muchas gracias por el tiempo y por la discusión que se están dando.
También quiero agradecer a los diputados y diputadas porque me parece que, por el nivel de discusión que escuché desde hoy temprano, por lo que vengo leyendo y los proyectos presentados, se está dando la densidad de discusión que hace falta. Estamos construyendo futuro y para eso hay que tener este tipo de discusiones. En ese sentido quiero agradecerles, además del lugar, el tono de la discusión.
Les voy a mostrar algunos datos, pero en realidad les quiero dejar cuatro ideas básicas que me parece que pueden servir también para ordenar alguna de las cosas que se dijeron o al menos aportar evidencia adicional sobre lo que se manifestó.
La primera discusión -que creo que es un eje que hay que precisar un poco más- es que estamos pensando un solo instrumento, que es una regulación de teletrabajo con dos objetivos: crear un mercado de trabajo a futuro con más tecnología, más habituado al siglo XXI, que es un objetivo de largo plazo; y otro, más inmediato, urgente y de emergencia, que es cómo retornamos a trabajar aquellos y aquellas que no podemos hacerlo ahora.
Esos dos objetivos tienen dos horizontes distintos y también implican discusiones regulatorias distintas que habría que tratar de dejar claras y más ordenadas.
Todo lo que voy a decir tiene que ver con apoyar ese punto que mencioné, sobre cómo trabajamos con dos horizontes, uno es la construcción de la nueva normalidad pospandémica, pero el otro es cómo hacemos para retornar, para rearmar el mercado de trabajo en tiempos de pandemia. Entonces quiero dejar esos dos puntos.
En primer lugar, tenemos algunos datos de lo que encontramos. Hay que focalizar la discusión. No todo es escalable. Como decía hoy Carolina Castro, la experiencia que conocemos de sectores que son nativos digitales, donde el teletrabajo existe, preexiste, no es escalable al resto de la economía. No hay que pensar que, porque un sector lo tiene, solamente copiando buenas prácticas podemos llevar esos espacios laborales a otras ramas de actividad, a otro contenido de tareas y demás. Entonces, la primera cuestión es que no es tan sencillo escalar una experiencia a otras.
Nosotros encontramos ahí, pensando estrictamente qué tareas se hacen en cada ocupación, qué tareas pueden ser realizadas en el mundo digital y cuáles pueden ser pasadas, de lo físico o analógico, a lo digital. Encontramos que tres de cada diez trabajadores y trabajadoras hoy en día podrían teletrabajar. El resto no está teletrabajando; el resto está en su casa aguantando -digamos así-, aportando algo, contestando algún mensaje, pero no puede tener la densidad de su trabajo, de su capacidad cognitiva laboral expresada en lo que estamos viviendo en la época de pandemia.
Entonces, acá encontramos un primer límite importante a tener en cuenta: no todo trabajo es teletrabajable; solamente tres de cada diez trabajos son teletrabajables por lo que hacen. Si alguien teletrabaja, pero no está en esos tres de cada diez, quiere decir que está haciendo alguna de sus tareas; está usando algo de su capacidad, pero no está usando todo lo que tiene para aportar al proceso productivo.
¿Hasta dónde podemos escalar una experiencia según la cual, antes de la pandemia, el 10 por ciento de los trabajadores teletrabajaban y hoy en día nos encontramos con que hay un máximo de 30 por ciento, pero que, a partir de ahí, ya no va a ser la misma relación laboral? Hay que focalizar en cómo llegamos a este 30 por ciento y tener cuidado de no pedirle al resto del mercado de trabajo que pueda simplemente teletrabajar como si fuese sencillo trasladarse al mundo digital.
En segundo lugar, el teletrabajo es una discusión para la clase media y sectores más altos de los segmentos de ingreso laboral. En pantalla tienen los deciles de ingreso. Fíjense que, en el decil de ingreso más bajo -donde dice 1-, solo el 8 por ciento de las personas ocupadas puede teletrabajar. En cambio, en el decil más alto ese valor crece al 65 por ciento. O sea, cuando vemos cuán escalable es esto, estamos concentrando nuestro análisis en una parte del mercado de trabajo, en los más beneficiados de los sistemas laborales que tenemos hoy en día.
También vemos, en el gráfico de torta de la izquierda en esta imagen, que los que pueden teletrabajar son básicamente formales. O sea que, para pensar el teletrabajo, uno podría pensar en apoyarse en la estructura institucional que hoy existe; no así en el caso de los que no pueden teletrabajar, que es una realidad más compleja, con mucho de informalidad.
Hay otro punto interesante que quiero marcar para ver cómo focalizamos. La imagen de la pantalla muestra el potencial de teletrabajo por rama de actividad y por ingreso. Fíjense cómo aparece un cluster de pelotas -el tamaño de la pelota es el tamaño del sector en términos de mercado de trabajo- con sectores que son muy teletrabajables. Adviertan todos los servicios asociados a las TIC, o que crecen junto con las TIC, la administración pública y la enseñanza -esa es una discusión que hay que dar- o sectores que hacen tareas que casi naturalmente podrían trasladarse al mundo digital.
Pero después tenemos sectores donde esto no ocurre. En el comercio, la actividad gerencial y administrativa puede teletrabajar, pero es una parte muy pequeña de la rama del mercado de trabajo de ese sector. Después hay actividades que implican interacción física. Recuerden que, en el mercado de trabajo argentino en las grandes ciudades, seis millones de personas trabajan a un brazo de distancia o menos de otra. O sea que ahí no hay posibilidad de teletrabajar.
Debemos ser realistas con respecto a ese punto. Hay que trabajar con algunos sectores, y con otros sectores tenemos que ver cómo se hace, pero entendemos que la capacidad de teletrabajar en comercio, en la manufactura como un todo, en gastronomía y en hotelería es baja. Todo lo que hagamos ahí no va a cambiar ese mercado laboral; lo va a cambiar en el margen, que es un punto interesante para entender.
Les quiero dejar para el final los últimos puntos. Hay una discusión tecnológica que tenemos que dar, que es la referida a la transformación digital. Ya se discutió acá, pero es muy importante en empresas y en hogares. En 2017 sólo el 3 por ciento de las empresas tenía algún sistema de teletrabajo. ¿Cómo hacemos para escalar eso? Es una discusión que hay que dar y es compleja. Si no se hizo antes, ahora tenemos la oportunidad, pero hay que financiarla, hacer un cambio estructural y modificar la cultura organizacional, lo que no es sencillo.
En cuanto a habilidades digitales, no es tan obvio el cambio. Una cosa es "mutear" un micrófono y otra cosa es trabajar desde tu casa en un sistema de teletrabajo. Acá hay que repensar habilidades digitales para buena parte del mercado de trabajo.
El tercer punto de esta pantalla -y acá es donde se puso mucho el foco- es el de nuevos protocolos o las nuevas regulaciones. Fíjense que ahí puse una lista de cosas que tienen que estar en esa discusión. A mí me parece que tienen que estar para el largo plazo, pero si uno discute emergencia, tiene que elegir de esa lista cuáles son puntos de consenso o importantes sobre los cuales hay que trabajar y cuáles habrá que construir para adelante; por ejemplo, compensación de gastos. Por supuesto que es así.
Actualmente, el 90 por ciento de las personas ocupadas que son teletrabajables tiene un dispositivo en su hogar. Entonces quizás ahí hay que cambiar la discusión de software o hardware; o sea, quizás la discusión sea más "mis derechos digitales" y no "mi dispositivo". Son discusiones que hay que ver con datos. Entonces, ahí creo que hay que hacer una priorización.
Luego siguen los puntos de formalidad digital -esto tiene que ver con que todo va a quedar registrado y aparece la oportunidad de formalizar parte de las tareas que hoy están ocultas-, visión compartida de teletrabajo y excepcionalidad.
En pantalla hay un cuadrito interesante, que también levanta cosas que se discutían y que Viviana Díaz mencionó como trabajo remoto forzado, esta idea de que nosotros queremos promover una regulación para el teletrabajo. Hoy en día tenemos siete millones de personas que están en el hogar y que no están teletrabajando. ¿Por qué no están teletrabajando? Porque muchas tareas que hacen no son teletrabajables; están tratando de participar. Ahora, si quiero regular, de esos siete millones tengo que discriminar a los 2,2 millones que sí representan actividades que son teletrabajables. Sobre eso hay que trabajar, y no regular para los siete millones, que es emergencia.
Entonces, ¿cómo trabajamos emergencia con nueva normalidad? Esto hay que discriminarlo, hay que trabajar bien en detalle, porque no podemos pedirles a personas que están ocupadas en tareas que no son teletrabajables, porque no son digitales, que tengan que teletrabajar. No podemos obligar a sectores enteros a que cambien para algo que no va a ser la nueva normalidad, porque se les va a pedir que implementen teletrabajo cuando apenas una parte de esos sectores puede teletrabajar y otra no. Para ellos se requiere emergencia; es -imagino yo- otro tipo de discusión que hay que dar.
Dejo dos temas más y cierro. El primero de los temas, como dije antes, es focalizar. Acá hay que focalizar un poco más sobre quién puede teletrabajar y quién no, a quién le vamos a hablar con la regulación.
El segundo tema, que ya mencioné pero que lo quiero dejar anotado como algo importante, es la priorización, cuáles de la lista de cosas podemos negociar para volver a trabajar mañana y cuáles no, y en seis meses o en nueve meses vemos.
En tercer lugar -que no la mencioné, y la frase va a sonar un poco rara- tenemos el pensamiento algorítmico. O sea, todo lo que nosotros discutimos acá y lo que queda en papel tiene que ser pasado a un espacio digital. Para eso tenemos que entender todos qué algoritmos vamos a usar, qué le vamos a pedir a la máquina. Los derechos y obligaciones van a quedar después determinados por la tecnología. Tenemos que discutir qué puede ser pasado al mundo digital y qué no, de todo lo que vamos a dejar hoy anotado en papel. Por ejemplo, escuchaba el tema representación sindical. Eso tiene que estar, pero para eso hay que pensar qué funcionalidad tienen los algoritmos que existen, porque no es inmediato que exista esa funcionalidad; hay que crearla.
Entonces, acá hace falta tener un poco más de pensamiento de lo digital: si lo digital puede replicar lo que queremos que sea ese espacio de trabajo, y si no puede, cómo cambiamos lo digital para que pueda replicarlo. Esta discusión tiene que darse antes o junto con la regulación, porque después resultará opaca, ya que será cada uno teletrabajando. Por ende, ¿dónde estará ese espacio?, ¿dónde está dentro del software que yo uso? Esto tiene que ser discutido antes.
Por último, quiero referirme a la anormalidad y la normalidad. Yo creo que este período de emergencia que estamos viviendo ahora es la anormalidad. Entonces, pensemos cómo regular para la normalidad. Quizás algunos elementos sirven para la nueva normalidad, pero otros no. Por lo tanto, trabajemos con esos dos ámbitos.
Hay que ser realista. En este contexto, no se le puede pedir al sistema productivo que pegue el salto tecnológico costoso -interna y externamente- y financiable, que no hizo antes. De manera que, para mí, ahí hay que trabajar en los dos ejes de anormalidad o de emergencia y de ir construyendo la nueva normalidad hacia adelante.
Cierro acá mi exposición. Muchas gracias por el tiempo y por la discusión que se están dando.
SRA. PRESIDENTA SILEY A continuación, tiene la palabra la doctora Marcela Silvia Vodeb, presidenta de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires.
SRA. VODEB Buenos días.
Agradezco la invitación en nombre de AMATRA Buenos Aires, asociación que presido, cuyos integrantes somos jueces y funcionarios de la Justicia del Trabajo de la provincia de Buenos Aires. Gracias a la señora presidenta de la comisión, doctora Vanesa Siley, al vicepresidente Albor Cantard, a la secretaria Mónica Frade y al secretario Antonio Pancelli.
Es un honor compartir este espacio institucional con ustedes y poder participar con nuestra mirada como operadores jurídicos del sistema, para lograr entre todos que esta iniciativa parlamentaria sea unívoca y garantice la seguridad jurídica.
El teletrabajo es una nueva modalidad de prestación laboral, condición que queda bajo la protección del derecho del trabajo. A partir de ahí, debemos verificar la operatividad de las normas laborales que están vigentes, las reformas que debieran introducirse y los instrumentos a los que se puede recurrir debido al vacío legal, frente al que indudablemente hay que dar respuesta.
A su vez, el teletrabajo tiene características propias: la geolocalización del trabajador -que está distante-, el empleo de nuevas herramientas tecnológicas relacionadas con la informática y la comunicación, que vinculan ese cambio de organización y prestación de la tarea o del trabajo.
De acuerdo con la prestación, el lugar o el domicilio es el quid fundamental, porque puede llevarse a cabo en el domicilio del trabajador, el elegido por la empresa, un workcenter, los telecottages en el ámbito rural, las oficinas satélites; también existen los teletrabajadores móviles y el teletrabajo offshore o trasnacional.
Todos pueden combinarse y con variantes: trabajo en el domicilio todo el tiempo o freelance; trabajo parcial; parte en el domicilio y parte en la empresa; y parte en el domicilio y parte en otros lugares que no son la sede de la empresa. Así encontramos a los trabajadores a tiempo parcial -como dije- o a tiempo completo, diferenciando el trabajo offline, desconectado de la empresa, y el online, conectado o el interactivo, y de ahí dependen también los diferentes ordenadores con los distintos controles externos.
Téngase en cuenta que de acuerdo con cada variante serán diferentes la adaptación a la jornada laboral, la remuneración, los derechos, los deberes de las partes, el control y, fundamentalmente, la necesidad de procurar una efectiva y eficiente protección a la persona.
Es cierto que una primera solución está dada por la Ley de Contrato de Trabajo vigente. Sin embargo, no se puede desconocer que hay ciertas particularidades en este tipo de prestación que obligan a hacer un encuadre jurídico específico. De ahí la necesidad de establecer una regulación mediante un estatuto particular o mediante convenios colectivos de trabajo a través de la negociación colectiva o el contrato individual.
Ahora bien, adentrándonos en los proyectos redactados por los señores diputados y el encuadramiento dentro de la Ley de Contrato de Trabajo, como primera observación entendemos respecto al ámbito de aplicación que debería ser exclusivamente para los trabajadores privados, ya que específicamente el artículo 2°, inciso a), de nuestra Ley de Contrato de Trabajo excluye a los dependientes de la administración pública nacional, provincial y municipal, excepto que por acto expreso se los incluya.
Surge luego la inmediata comparación con el trabajo a domicilio. Ahí es evidente que, tanto en el caso del trabajo a domicilio como en el del teletrabajo, nos encontramos con la necesidad de verificar y acreditar los elementos propios que otorga la dependencia laboral. Obsérvese que con respecto al trabajo a domicilio la Ley de Contrato de Trabajo, específicamente en los artículos 171 y 175, lo menciona expresamente.
Por su parte, la definición de trabajo a domicilio la formula el Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo, a partir del cual se podría entender que el teletrabajo también se encuentra incluido en sus previsiones.
En este contexto, la vinculación entre empleador y trabajador obedece a una relación típica de dependencia laboral. El empleador será quien determinará el horario y lugar de trabajo y dará las instrucciones. Ello obviamente dentro de los límites impuestos por el orden público laboral, el principio de irrenunciabilidad y el ius variandi.
En este caso quiero hacer una referencia por el tema de la reversión de la prestación. Tenemos que tener presente el ius variandi porque el lugar de trabajo es fundamental. Por lo cual, toda modificación que pretenda hacer el empleador debe estar consentida y consensuada por el trabajador; en caso contrario, adquiere operatividad el artículo 66 in fine de la Ley de Contrato de Trabajo.
Otra situación que podría plantearse también es que iniciada la relación laboral no se encuadre en la figura del teletrabajo y el empleador pretenda modificarla, determinando que el lugar de trabajo será el domicilio del trabajador u otro distinto al de la empresa. Aquí nuevamente deberá contarse con la voluntad concurrente del trabajador. Hay infinidad de casos; por ejemplo, puede suceder que el trabajador esté afectado en su salud física y, verificado por los exámenes periódicos que tienen la obligación de hacerle, el empresario deba tener que reubicarlo en la empresa. Entonces, muchas hipótesis podrían estar presentes.
El tema es que esta modalidad de ninguna manera puede implicar la renuncia total o parcial de los derechos reconocidos al trabajador por la Ley de Contrato de Trabajo, por el convenio colectivo o por el contrato individual ni tampoco afectar el orden público laboral, ya que, de otro modo, el trabajador podrá ejercer la opción que le brinda el artículo 66 de la ley.
Con respecto a los poderes de dirección y disciplinarios, se puede decir que para el teletrabajo el capítulo VII de la Ley de Contrato de Trabajo no modifica la naturaleza del poder disciplinario, aunque sí podría tener características propias, porque puede haber desobediencias en cuanto a que diga que no se puede conectar, alegue falta de wifi, o acceda a lugares prohibidos de las bases informáticas o a computadoras de otras personas, distintas a la del teletrabajador.
También el trabajador tiene deberes. Así tiene los deberes de secreto, de custodia, de conservación -no solo de los elementos, sino de la información a la cual el trabajador ha accedido en ocasión y con motivo de su trabajo- y de respeto por la propiedad intelectual y los programas informáticos que pertenecen a su empleador.
Además, hay numerosas normas respecto a la dignidad del trabajador, como la preservación y mejora de sus derechos personales para evitar todo daño en su salud y que afecte a su personalidad moral y aspectos de su vida familiar; lo encontramos en el título II, capítulos VI y VII de la Ley de Contrato de Trabajo. Asimismo, el artículo 4° de la ley 25.212 considera como infracción muy grave los actos del empleador contrarios a la intimidad del trabajador.
En cuanto a los gastos y reparaciones de los daños a los equipos informáticos, si bien creo que hay que tener en cuenta quién es el titular del software, esta es una circunstancia que amerita tenerse en cuenta. La manda de los artículos 76 y 77 in fine de la Ley de Contrato de Trabajo conlleva a que los gastos se encuentran en cabeza del empleador.
Otro tema es el relativo a las jornadas y a su determinación, donde se advierte la dificultad de aplicar la normativa laboral vigente. Entonces, en los convenios colectivos de trabajo quizás debería estipularse la nueva tendencia de los horarios flexibles para los contratos individuales.
De todos modos, creo que hay que tratar de no confundir la aplicación de las normas convencionales a dictarse con la posibilidad de controlar el horario laboral, incluso sin afectar la privacidad del trabajador y siempre respetando los topes máximos legales o convencionales, controlando las horas trabajadas y definiendo con exactitud las horas extras, las ausencias y demás.
Indudablemente el tema de la jornada se relaciona con la remuneración, condición esencial del contrato de trabajo que debe ser estipulada. Sin embargo, el artículo 104 de la Ley de Contrato de Trabajo establece que la remuneración puede ser por unidad de tiempo -haciendo referencia implícita a la jornada máxima legal-, así como también por unidad de obra o rendimiento.
Acerca de la salud, no deben olvidarse los controles médicos periódicos y obligatorios. Específicamente respecto de las enfermedades, la recomendación de la OIT es que la exposición frente a las pantallas no exceda las cuatro horas diarias.
Además, como escuchamos, al realizar tales tareas se presenta la fatiga habitual, la mala postura esquelética y los trastornos físicos. Consecuentemente, entiendo que la autoridad de aplicación debería incorporar tales patologías en el listado de enfermedades profesionales, del mismo modo que están contempladas en el artículo 6 apartado 2 de la tan cuestionada Ley de Riesgos del Trabajo, ya que es posible identificar los agentes de riesgo, los cuadros clínicos, la exposición y las actividades capaces de ocasionarlas.
Por otro lado, respecto de los accidentes, la norma también tendría plena operatividad.
Agradezco la invitación en nombre de AMATRA Buenos Aires, asociación que presido, cuyos integrantes somos jueces y funcionarios de la Justicia del Trabajo de la provincia de Buenos Aires. Gracias a la señora presidenta de la comisión, doctora Vanesa Siley, al vicepresidente Albor Cantard, a la secretaria Mónica Frade y al secretario Antonio Pancelli.
Es un honor compartir este espacio institucional con ustedes y poder participar con nuestra mirada como operadores jurídicos del sistema, para lograr entre todos que esta iniciativa parlamentaria sea unívoca y garantice la seguridad jurídica.
El teletrabajo es una nueva modalidad de prestación laboral, condición que queda bajo la protección del derecho del trabajo. A partir de ahí, debemos verificar la operatividad de las normas laborales que están vigentes, las reformas que debieran introducirse y los instrumentos a los que se puede recurrir debido al vacío legal, frente al que indudablemente hay que dar respuesta.
A su vez, el teletrabajo tiene características propias: la geolocalización del trabajador -que está distante-, el empleo de nuevas herramientas tecnológicas relacionadas con la informática y la comunicación, que vinculan ese cambio de organización y prestación de la tarea o del trabajo.
De acuerdo con la prestación, el lugar o el domicilio es el quid fundamental, porque puede llevarse a cabo en el domicilio del trabajador, el elegido por la empresa, un workcenter, los telecottages en el ámbito rural, las oficinas satélites; también existen los teletrabajadores móviles y el teletrabajo offshore o trasnacional.
Todos pueden combinarse y con variantes: trabajo en el domicilio todo el tiempo o freelance; trabajo parcial; parte en el domicilio y parte en la empresa; y parte en el domicilio y parte en otros lugares que no son la sede de la empresa. Así encontramos a los trabajadores a tiempo parcial -como dije- o a tiempo completo, diferenciando el trabajo offline, desconectado de la empresa, y el online, conectado o el interactivo, y de ahí dependen también los diferentes ordenadores con los distintos controles externos.
Téngase en cuenta que de acuerdo con cada variante serán diferentes la adaptación a la jornada laboral, la remuneración, los derechos, los deberes de las partes, el control y, fundamentalmente, la necesidad de procurar una efectiva y eficiente protección a la persona.
Es cierto que una primera solución está dada por la Ley de Contrato de Trabajo vigente. Sin embargo, no se puede desconocer que hay ciertas particularidades en este tipo de prestación que obligan a hacer un encuadre jurídico específico. De ahí la necesidad de establecer una regulación mediante un estatuto particular o mediante convenios colectivos de trabajo a través de la negociación colectiva o el contrato individual.
Ahora bien, adentrándonos en los proyectos redactados por los señores diputados y el encuadramiento dentro de la Ley de Contrato de Trabajo, como primera observación entendemos respecto al ámbito de aplicación que debería ser exclusivamente para los trabajadores privados, ya que específicamente el artículo 2°, inciso a), de nuestra Ley de Contrato de Trabajo excluye a los dependientes de la administración pública nacional, provincial y municipal, excepto que por acto expreso se los incluya.
Surge luego la inmediata comparación con el trabajo a domicilio. Ahí es evidente que, tanto en el caso del trabajo a domicilio como en el del teletrabajo, nos encontramos con la necesidad de verificar y acreditar los elementos propios que otorga la dependencia laboral. Obsérvese que con respecto al trabajo a domicilio la Ley de Contrato de Trabajo, específicamente en los artículos 171 y 175, lo menciona expresamente.
Por su parte, la definición de trabajo a domicilio la formula el Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo, a partir del cual se podría entender que el teletrabajo también se encuentra incluido en sus previsiones.
En este contexto, la vinculación entre empleador y trabajador obedece a una relación típica de dependencia laboral. El empleador será quien determinará el horario y lugar de trabajo y dará las instrucciones. Ello obviamente dentro de los límites impuestos por el orden público laboral, el principio de irrenunciabilidad y el ius variandi.
En este caso quiero hacer una referencia por el tema de la reversión de la prestación. Tenemos que tener presente el ius variandi porque el lugar de trabajo es fundamental. Por lo cual, toda modificación que pretenda hacer el empleador debe estar consentida y consensuada por el trabajador; en caso contrario, adquiere operatividad el artículo 66 in fine de la Ley de Contrato de Trabajo.
Otra situación que podría plantearse también es que iniciada la relación laboral no se encuadre en la figura del teletrabajo y el empleador pretenda modificarla, determinando que el lugar de trabajo será el domicilio del trabajador u otro distinto al de la empresa. Aquí nuevamente deberá contarse con la voluntad concurrente del trabajador. Hay infinidad de casos; por ejemplo, puede suceder que el trabajador esté afectado en su salud física y, verificado por los exámenes periódicos que tienen la obligación de hacerle, el empresario deba tener que reubicarlo en la empresa. Entonces, muchas hipótesis podrían estar presentes.
El tema es que esta modalidad de ninguna manera puede implicar la renuncia total o parcial de los derechos reconocidos al trabajador por la Ley de Contrato de Trabajo, por el convenio colectivo o por el contrato individual ni tampoco afectar el orden público laboral, ya que, de otro modo, el trabajador podrá ejercer la opción que le brinda el artículo 66 de la ley.
Con respecto a los poderes de dirección y disciplinarios, se puede decir que para el teletrabajo el capítulo VII de la Ley de Contrato de Trabajo no modifica la naturaleza del poder disciplinario, aunque sí podría tener características propias, porque puede haber desobediencias en cuanto a que diga que no se puede conectar, alegue falta de wifi, o acceda a lugares prohibidos de las bases informáticas o a computadoras de otras personas, distintas a la del teletrabajador.
También el trabajador tiene deberes. Así tiene los deberes de secreto, de custodia, de conservación -no solo de los elementos, sino de la información a la cual el trabajador ha accedido en ocasión y con motivo de su trabajo- y de respeto por la propiedad intelectual y los programas informáticos que pertenecen a su empleador.
Además, hay numerosas normas respecto a la dignidad del trabajador, como la preservación y mejora de sus derechos personales para evitar todo daño en su salud y que afecte a su personalidad moral y aspectos de su vida familiar; lo encontramos en el título II, capítulos VI y VII de la Ley de Contrato de Trabajo. Asimismo, el artículo 4° de la ley 25.212 considera como infracción muy grave los actos del empleador contrarios a la intimidad del trabajador.
En cuanto a los gastos y reparaciones de los daños a los equipos informáticos, si bien creo que hay que tener en cuenta quién es el titular del software, esta es una circunstancia que amerita tenerse en cuenta. La manda de los artículos 76 y 77 in fine de la Ley de Contrato de Trabajo conlleva a que los gastos se encuentran en cabeza del empleador.
Otro tema es el relativo a las jornadas y a su determinación, donde se advierte la dificultad de aplicar la normativa laboral vigente. Entonces, en los convenios colectivos de trabajo quizás debería estipularse la nueva tendencia de los horarios flexibles para los contratos individuales.
De todos modos, creo que hay que tratar de no confundir la aplicación de las normas convencionales a dictarse con la posibilidad de controlar el horario laboral, incluso sin afectar la privacidad del trabajador y siempre respetando los topes máximos legales o convencionales, controlando las horas trabajadas y definiendo con exactitud las horas extras, las ausencias y demás.
Indudablemente el tema de la jornada se relaciona con la remuneración, condición esencial del contrato de trabajo que debe ser estipulada. Sin embargo, el artículo 104 de la Ley de Contrato de Trabajo establece que la remuneración puede ser por unidad de tiempo -haciendo referencia implícita a la jornada máxima legal-, así como también por unidad de obra o rendimiento.
Acerca de la salud, no deben olvidarse los controles médicos periódicos y obligatorios. Específicamente respecto de las enfermedades, la recomendación de la OIT es que la exposición frente a las pantallas no exceda las cuatro horas diarias.
Además, como escuchamos, al realizar tales tareas se presenta la fatiga habitual, la mala postura esquelética y los trastornos físicos. Consecuentemente, entiendo que la autoridad de aplicación debería incorporar tales patologías en el listado de enfermedades profesionales, del mismo modo que están contempladas en el artículo 6 apartado 2 de la tan cuestionada Ley de Riesgos del Trabajo, ya que es posible identificar los agentes de riesgo, los cuadros clínicos, la exposición y las actividades capaces de ocasionarlas.
Por otro lado, respecto de los accidentes, la norma también tendría plena operatividad.
SRA. PRESIDENTA SILEY Doctora Vodeb, le pido por favor que vaya finalizando su exposición.
SRA. VODEB También tenemos el caso de las infecciones contempladas en la ley 25.877 y sus modificatorias, la potestad de inspección en el domicilio y la preservación de la intimidad.
Quiero agregar que el trabajador que se desempeñe bajo esta nueva modalidad poseerá los mismos derechos, deberes y obligaciones que el trabajador presencial. Me refiero al ejercicio del derecho colectivo, la libre sindicación, la negociación colectiva, la huelga y el derecho a ser elegido y a elegir a sus representantes por medio de la participación en las elecciones sindicales que se celebren en el seno de la empresa.
Finalmente, la normativa dependerá de su perfeccionamiento, del encuadre aplicable y de todas las medidas que se adopten que sin lugar a dudas redundarán en beneficio de los trabajadores y de las trabajadoras garantizando todos sus derechos.
Quiero agregar que el trabajador que se desempeñe bajo esta nueva modalidad poseerá los mismos derechos, deberes y obligaciones que el trabajador presencial. Me refiero al ejercicio del derecho colectivo, la libre sindicación, la negociación colectiva, la huelga y el derecho a ser elegido y a elegir a sus representantes por medio de la participación en las elecciones sindicales que se celebren en el seno de la empresa.
Finalmente, la normativa dependerá de su perfeccionamiento, del encuadre aplicable y de todas las medidas que se adopten que sin lugar a dudas redundarán en beneficio de los trabajadores y de las trabajadoras garantizando todos sus derechos.
SRA. PRESIDENTA SILEY Agradecemos a la doctora Vodeb ya que es muy importante la participación de los magistrados y de las magistradas en esta discusión porque, en definitiva, muchas veces la interpretación de la norma concluye en el Poder Judicial.
Tiene la palabra la presidenta de la Asociación Nacional de Jueces y Juezas del Trabajo, doctora Graciela Craig.
Tiene la palabra la presidenta de la Asociación Nacional de Jueces y Juezas del Trabajo, doctora Graciela Craig.
SRA. CRAIG Agradezco especialmente la invitación a la presidenta de la Comisión de Legislación de Trabajo de la Cámara de Diputados, así como también a todas las autoridades y legisladores que permiten mi intervención.
Como señaló recién la presidenta, por supuesto la mirada del Poder Judicial es distinta porque somos quienes aplicamos las normas que los legisladores elaboran, analizan y acuerdan. Nosotros tenemos dentro de nuestras funciones la aplicación e interpretación de las normas. Por eso, cuanto más clara, abarcativa y contemplativa de todas las situaciones sea la norma, más fácil será la tarea del Poder Judicial al dilucidar dónde está el conflicto y resolverlo de la mejor manera posible.
Quiero comenzar contándoles que la Asociación que presido es federal, es decir que nuclea a jueces y juezas del trabajo de todo el país, y que entre sus múltiples funciones tiene la de garantizar la libertad y el funcionamiento con plena independencia de los jueces y de las juezas de la jurisdicción, evitando la injerencia de elementos externos a las decisiones tomadas.
Asimismo, aclaro que la función de la Asociación es de carácter académico. Considero muy importante y productivo el intercambio de jurisprudencia entre todas las regiones del país -que es muy grande-, porque permite ver la situación de los trabajadores y profundizar los conocimientos sobre el derecho laboral, remarcando principalmente el carácter tuitivo de nuestra especialización y las dificultades que aparecen en los distintos lugares.
Por otra parte, el trabajo remoto no es nuevo. Como jueces y juezas del trabajo tuvimos la oportunidad de participar en distintas comisiones de la reunión celebrada por la OIT el año pasado, donde se trató el tema del trabajo remoto. La OIT analizó el caso de los primeros países europeos que implementaron el trabajo remoto, Inglaterra y Holanda, entre otros, además de Estados Unidos de América. Se trata de países con un avanzado sistema de conectividad y de interacción informática.
Si pasamos a nuestro país, el porcentaje de trabajadores y trabajadoras remotos, a distancia, o como se llame, fue muy bajo antes de la pandemia. Luego, con su aparición, se generaron situaciones de urgencia que obligaron a que los trabajadores se aggionaran rápidamente. Como muy bien explicó Ramiro Albrieu, se presentaron dificultades y actualmente no todos están en igualdad de condiciones para cumplir las tareas.
Durante toda la jornada se habló de los horarios laborales y de la preocupación del trabajo extraordinario o del modo de remunerar una tarea extra tan pero tan atípica. Esta modalidad que tiene como piso la Ley de Contrato de Trabajo considera un aspecto que la OIT trata mucho relativo a la dificultad de separar la vida personal de la vida laboral, cuando el trabajo se realiza en el domicilio o en un lugar determinado. Esto no sucede solamente porque la infraestructura domiciliaria muchas veces no permite separar ambas cosas en el grupo donde se convive...
Como señaló recién la presidenta, por supuesto la mirada del Poder Judicial es distinta porque somos quienes aplicamos las normas que los legisladores elaboran, analizan y acuerdan. Nosotros tenemos dentro de nuestras funciones la aplicación e interpretación de las normas. Por eso, cuanto más clara, abarcativa y contemplativa de todas las situaciones sea la norma, más fácil será la tarea del Poder Judicial al dilucidar dónde está el conflicto y resolverlo de la mejor manera posible.
Quiero comenzar contándoles que la Asociación que presido es federal, es decir que nuclea a jueces y juezas del trabajo de todo el país, y que entre sus múltiples funciones tiene la de garantizar la libertad y el funcionamiento con plena independencia de los jueces y de las juezas de la jurisdicción, evitando la injerencia de elementos externos a las decisiones tomadas.
Asimismo, aclaro que la función de la Asociación es de carácter académico. Considero muy importante y productivo el intercambio de jurisprudencia entre todas las regiones del país -que es muy grande-, porque permite ver la situación de los trabajadores y profundizar los conocimientos sobre el derecho laboral, remarcando principalmente el carácter tuitivo de nuestra especialización y las dificultades que aparecen en los distintos lugares.
Por otra parte, el trabajo remoto no es nuevo. Como jueces y juezas del trabajo tuvimos la oportunidad de participar en distintas comisiones de la reunión celebrada por la OIT el año pasado, donde se trató el tema del trabajo remoto. La OIT analizó el caso de los primeros países europeos que implementaron el trabajo remoto, Inglaterra y Holanda, entre otros, además de Estados Unidos de América. Se trata de países con un avanzado sistema de conectividad y de interacción informática.
Si pasamos a nuestro país, el porcentaje de trabajadores y trabajadoras remotos, a distancia, o como se llame, fue muy bajo antes de la pandemia. Luego, con su aparición, se generaron situaciones de urgencia que obligaron a que los trabajadores se aggionaran rápidamente. Como muy bien explicó Ramiro Albrieu, se presentaron dificultades y actualmente no todos están en igualdad de condiciones para cumplir las tareas.
Durante toda la jornada se habló de los horarios laborales y de la preocupación del trabajo extraordinario o del modo de remunerar una tarea extra tan pero tan atípica. Esta modalidad que tiene como piso la Ley de Contrato de Trabajo considera un aspecto que la OIT trata mucho relativo a la dificultad de separar la vida personal de la vida laboral, cuando el trabajo se realiza en el domicilio o en un lugar determinado. Esto no sucede solamente porque la infraestructura domiciliaria muchas veces no permite separar ambas cosas en el grupo donde se convive...
Se producen problemas de conectividad y se interrumpe momentáneamente el audio.
Luego de unos instantes:
En cuanto a la incidencia que esto va a traer en la salud emocional y psíquica, las organizaciones internacionales que analizan la salud de los trabajadores como aporte a la OIT, advirtieron que aparecen muchas enfermedades psicológicas producto del aislamiento que significa el trabajar solo, no encontrarse e intercambiar con los compañeros ni con los jefes frente a la necesidad de evacuar la consulta rápidamente.
Me parece fundamental la cuestión de género que ustedes han estado analizando y viendo en este proyecto, porque se ha demostrado que las mujeres son las trabajadoras que más se conectan y están más proclives a aceptar la posibilidad de realizar un trabajo remoto. Si existe diversidad de trabajadores en la empresa y hay otras mujeres que trabajan en la casa, el trabajo remoto les quita la posibilidad del tener el intercambio que se produce en la empresa, de adquirir el conocimiento y el know how en el momento. Eso puede generar -de hecho se está estudiando el tema- una dificultad en el desarrollo profesional de las mujeres.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchísimas gracias a la doctora Graciela Craig, Jueza de la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo y presidenta de ANJUT.
Tiene la palabra la diputada Spósito.
Tiene la palabra la diputada Spósito.
SRA. SPÓSITO Señora presidenta: primero quiero agradecer por permitirme participar y exponer sobre este proyecto. Si bien no pertenezco a la comisión, soy autora de una de las iniciativas en tratamiento que tiene como objetivo principal eliminar la brecha digital por razones de edad y género y establecer sus repercusiones en el acceso al trabajo.
Por otro lado, el proyecto tiende a mejorar las condiciones de aquellos que trabajan con la modalidad de teletrabajo e incorporar al mercado laboral a trabajadoras mayores de 40 años.
Luego de escuchar las exposiciones de la semana pasada y de hoy, me parece que hay muchas coincidencias en relación a todos los proyectos presentados. Creo que vamos por un buen camino para consensuar y lograr el mejor proyecto posible a fin de, fundamentalmente, alcanzar la protección de las trabajadoras y de los trabajadores.
He tomado nota de lo que se mencionó en la reunión. Un tema sobre el que estamos todos de acuerdo es la desconexión. También podemos pensar en la desconexión en los momentos, por ejemplo, del almuerzo. Todos sabemos que es un momento donde la persona debe alimentarse como corresponde; me parece que estar trabajando y comiendo es un punto que debe ser tenido en cuenta. Todo esto lo he leído y lo sé porque conozco de medicina; es un punto que me parece fundamental. Las horas de trabajo deben ser consensuadas. La semana pasada estuvimos con representantes sindicales y se remarcó el tema de la representación sindical.
Muchos han dicho que las mujeres somos las que por lo general tenemos personas al cuidado. Me parece fundamental legislar sobre este punto y proteger a las mujeres que tengan personas a su cuidado y que decidan también trabajar de esta manera.
También es interesante que los empleadores que firmen acuerdos para contar con empleados en modalidad de teletrabajo, puedan elegir al trabajador que quiere ocuparse de esta manera o continuar como lo hacía anteriormente. Es un punto en el que casi todos estamos de acuerdo.
Celebro que podamos discutir sobre este tema y la gran participación que tuvimos en esta comisión tanto de los empresarios como del Estado y de los sindicatos. Felicito a la presidenta de la comisión por el gran trabajo que está haciendo. No tengo dudas de que surgirá el mejor proyecto posible de esta comisión.
Por otro lado, el proyecto tiende a mejorar las condiciones de aquellos que trabajan con la modalidad de teletrabajo e incorporar al mercado laboral a trabajadoras mayores de 40 años.
Luego de escuchar las exposiciones de la semana pasada y de hoy, me parece que hay muchas coincidencias en relación a todos los proyectos presentados. Creo que vamos por un buen camino para consensuar y lograr el mejor proyecto posible a fin de, fundamentalmente, alcanzar la protección de las trabajadoras y de los trabajadores.
He tomado nota de lo que se mencionó en la reunión. Un tema sobre el que estamos todos de acuerdo es la desconexión. También podemos pensar en la desconexión en los momentos, por ejemplo, del almuerzo. Todos sabemos que es un momento donde la persona debe alimentarse como corresponde; me parece que estar trabajando y comiendo es un punto que debe ser tenido en cuenta. Todo esto lo he leído y lo sé porque conozco de medicina; es un punto que me parece fundamental. Las horas de trabajo deben ser consensuadas. La semana pasada estuvimos con representantes sindicales y se remarcó el tema de la representación sindical.
Muchos han dicho que las mujeres somos las que por lo general tenemos personas al cuidado. Me parece fundamental legislar sobre este punto y proteger a las mujeres que tengan personas a su cuidado y que decidan también trabajar de esta manera.
También es interesante que los empleadores que firmen acuerdos para contar con empleados en modalidad de teletrabajo, puedan elegir al trabajador que quiere ocuparse de esta manera o continuar como lo hacía anteriormente. Es un punto en el que casi todos estamos de acuerdo.
Celebro que podamos discutir sobre este tema y la gran participación que tuvimos en esta comisión tanto de los empresarios como del Estado y de los sindicatos. Felicito a la presidenta de la comisión por el gran trabajo que está haciendo. No tengo dudas de que surgirá el mejor proyecto posible de esta comisión.
SRA. PRESIDENTA SILEY Tiene la palabra la señora diputada Dolores Martínez.
SRA. MARTÍNEZ (D.) Señora presidenta: agradezco esta última jornada en la cual llegamos a la etapa final, donde podemos escuchar a los representantes de los distintos sectores que van a estar directamente involucrados con los alcances de esta norma.
Quiero resaltar esto porque estoy convencida de que escuchar a los distintos sectores y tener audiencias abiertas con amplia participación ciudadana es la manera en que se fortalece nuestro Congreso y nuestra Cámara de Diputados. Seguramente así la ciudadanía y el Estado argentino podrán contar con leyes de mejor calidad.
Creo que las cuestiones que se fueron dilucidando hoy y los distintos aspectos que mencionaron los expositores nos dejan en una situación tal donde efectivamente tenemos que seguir el trabajo que ha planteado la presidenta: ir en búsqueda de un proyecto de consenso. Todavía tenemos que seguir haciendo esfuerzos, porque debemos estudiar algunas cuestiones como la reversibilidad.
Me interesa que revisemos particularmente las cuestiones de la autoridad de aplicación y sus funciones. El trabajo por objetivos creo que es algo que tenemos que revisar y ver de qué manera podemos incorporarlo, pero -por supuesto- sin eliminar todo lo que tiene que ver con la jornada laboral. El trabajo por objetivos evidentemente es una dinámica que viene acompañado con esta modalidad y nosotros no podemos obviarlo.
Para nosotros fue muy importante el aporte de la funcionaria del Ministerio de la Mujeres, Géneros y Diversidad con respecto a las políticas del cuidado sobre el concepto de la corresponsabilidad.
Pero entendemos también los puntos de vista que marcan algunos sectores empresariales para no caer en una norma que termine, de alguna manera, generando atrasos, ya que buscamos promover el trabajo de las mujeres.
Coincido con la visión de los diputados Quetglas y Frade. Me parecieron muy importantes sus aportes. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo para pensar en incentivos para las pymes.
Tomando lo que mencionó Ramiro Albrieu, del CIPPEC, es importante entender que no solo debemos mirar la coyuntura actual sino pensar una ley con miras a la generación futura de trabajo. Es fundamental hacer hincapié en los incentivos a las pymes y en el registro de las empresas. El tener datos certeros nos permitirá, justamente en el futuro, hacer una evaluación sobre el impacto de esta ley en el sector laboral.
Simplemente quería hacer estos aportes, presidenta. Por supuesto, estamos para seguir profundizando en la búsqueda del consenso a fin de llegar a un dictamen unificado. Es importante coincidir en el diagnóstico y en el contexto; si lo logramos, seguramente serán viables los distintos matices con los que vemos desde la comisión el avance a este proyecto.
Reitero mi agradecimiento a todos los sectores que han participado a lo largo de estas tres jornadas.
Quiero resaltar esto porque estoy convencida de que escuchar a los distintos sectores y tener audiencias abiertas con amplia participación ciudadana es la manera en que se fortalece nuestro Congreso y nuestra Cámara de Diputados. Seguramente así la ciudadanía y el Estado argentino podrán contar con leyes de mejor calidad.
Creo que las cuestiones que se fueron dilucidando hoy y los distintos aspectos que mencionaron los expositores nos dejan en una situación tal donde efectivamente tenemos que seguir el trabajo que ha planteado la presidenta: ir en búsqueda de un proyecto de consenso. Todavía tenemos que seguir haciendo esfuerzos, porque debemos estudiar algunas cuestiones como la reversibilidad.
Me interesa que revisemos particularmente las cuestiones de la autoridad de aplicación y sus funciones. El trabajo por objetivos creo que es algo que tenemos que revisar y ver de qué manera podemos incorporarlo, pero -por supuesto- sin eliminar todo lo que tiene que ver con la jornada laboral. El trabajo por objetivos evidentemente es una dinámica que viene acompañado con esta modalidad y nosotros no podemos obviarlo.
Para nosotros fue muy importante el aporte de la funcionaria del Ministerio de la Mujeres, Géneros y Diversidad con respecto a las políticas del cuidado sobre el concepto de la corresponsabilidad.
Pero entendemos también los puntos de vista que marcan algunos sectores empresariales para no caer en una norma que termine, de alguna manera, generando atrasos, ya que buscamos promover el trabajo de las mujeres.
Coincido con la visión de los diputados Quetglas y Frade. Me parecieron muy importantes sus aportes. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo para pensar en incentivos para las pymes.
Tomando lo que mencionó Ramiro Albrieu, del CIPPEC, es importante entender que no solo debemos mirar la coyuntura actual sino pensar una ley con miras a la generación futura de trabajo. Es fundamental hacer hincapié en los incentivos a las pymes y en el registro de las empresas. El tener datos certeros nos permitirá, justamente en el futuro, hacer una evaluación sobre el impacto de esta ley en el sector laboral.
Simplemente quería hacer estos aportes, presidenta. Por supuesto, estamos para seguir profundizando en la búsqueda del consenso a fin de llegar a un dictamen unificado. Es importante coincidir en el diagnóstico y en el contexto; si lo logramos, seguramente serán viables los distintos matices con los que vemos desde la comisión el avance a este proyecto.
Reitero mi agradecimiento a todos los sectores que han participado a lo largo de estas tres jornadas.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchísimas gracias, diputada.
Tiene la palabra la diputada Patricia Mounier para concluir esta segunda ronda de expositores.
Tiene la palabra la diputada Patricia Mounier para concluir esta segunda ronda de expositores.
SRA. MOUNIER Muchas gracias, señora presidenta. Permítanme, ante todo, mandarle un saludo solidario y cariñoso al compañero Walter Correa, diputado integrante de esta comisión que, como todos saben, está atravesando una situación difícil de salud. Esperamos que todo se resuelva bien. A cuidarse, compañero, lo necesitamos más que nunca en estos debates.
El doctor Recalde dijo claramente, cuando comenzó su exposición, que había una serie de coincidencias generalizadas al respecto, y creo que no tiene sentido redundar en eso.
Estamos realmente poniéndonos de acuerdo en varias cuestiones que tienen que ver con los aspectos centrales de las distintas iniciativas. No quedan dudas de que todos los proyectos y el dictamen que finalmente podamos emitir deberán tener en cuenta, obviamente, el respeto de los derechos laborales y los derechos colectivos y sindicales de los trabajadores y las trabajadoras.
Quiero rescatar dos cuestiones. Me parece que el camino por el que vamos -plantear una norma general y después discutirla en los convenios colectivos de trabajo de cada uno de los sectores- es el más adecuado.
En este sentido, quiero proponer como antecedentes el acta firmada en el marco de la paritaria docente el 4 de junio, que estableció justamente -junto a los cinco gremios docentes de representación nacional- las pautas generales del trabajo a distancia.
El doctor Recalde dijo claramente, cuando comenzó su exposición, que había una serie de coincidencias generalizadas al respecto, y creo que no tiene sentido redundar en eso.
Estamos realmente poniéndonos de acuerdo en varias cuestiones que tienen que ver con los aspectos centrales de las distintas iniciativas. No quedan dudas de que todos los proyectos y el dictamen que finalmente podamos emitir deberán tener en cuenta, obviamente, el respeto de los derechos laborales y los derechos colectivos y sindicales de los trabajadores y las trabajadoras.
Quiero rescatar dos cuestiones. Me parece que el camino por el que vamos -plantear una norma general y después discutirla en los convenios colectivos de trabajo de cada uno de los sectores- es el más adecuado.
En este sentido, quiero proponer como antecedentes el acta firmada en el marco de la paritaria docente el 4 de junio, que estableció justamente -junto a los cinco gremios docentes de representación nacional- las pautas generales del trabajo a distancia.
-Se interrumpe el audio.
SRA. PRESIDENTA SILEY Diputada Mounier: se corta mucho el audio; es un problema de conexión. Si usted quiere, mientras se acomoda, le doy la palabra...
SRA. MOUNIER Perdón, acá estoy. Hablando de conexiones y desconexiones...
Decía que este acta, firmada en el marco de la Paritaria Federal Docente, es un buen antecedente que demuestra que -en esos marcos paritarios, colectivos- se pueden acordar cuestiones referidas al sector. Los docentes han llegado a un acuerdo, obviamente en el marco de la excepcionalidad, ya que, como decía en un comienzo la diputada Del Plá, las docentes y los docentes queremos volver a las aulas, y esperemos que sea pronto.
Es importante tener en cuenta la regulación y los acuerdos paritarios.
Otra cuestión que claramente no puedo obviar es la relativa a la articulación entre el teletrabajo, el trabajo a distancia, y las tareas de cuidado.
Me parece que aquí hay que avanzar. Desde mi punto de vista, este es uno de los temas más complejos a resolver, ya que deben pesar las políticas públicas del Estado nacional, de los estados provinciales y de los propios empleadores.
Habrá que conjugar y articular las acciones porque las mujeres dimos una dura batalla para salir de nuestros hogares e insertarnos en el mundo del trabajo. Una vez en ese mundo, dimos batalla para tener igualdad de oportunidades y de derechos, por lo cual no queremos retroceder y volver a nuestros hogares. Queremos seguir en ese camino.
Creo que este será uno de los temas más difíciles de articular. No sé si realmente todos y todas entienden la problemática que implica el trabajo en casa y la articulación con las tareas de cuidado, que no llevan poco tiempo. Si bien en muchos casos hay posibilidades de tercerizarlas, no todas las trabajadoras pueden hacerlo.
Para finalizar, quiero decir que tengo confianza en que vamos a poder trabajar en un dictamen de consenso. Me parece que es una experiencia increíble poder escuchar a todos los sectores y que, al hacerlo, sea posible trabajar en un consenso más colectivo y sancionar mejores leyes. En nuestro país hemos tenido antecedentes de ese tipo de situaciones.
Debemos consensuar, construir colectivamente el mejor proyecto para poder después trabajarlo en los convenios colectivos. Obviamente, como dirigentes gremiales que integramos la Comisión de Legislación del Trabajo, sabemos que no es posible legislar sin tener en cuenta que no podemos retroceder en ningún derecho, que no podemos dar ni un paso atrás en la conquista de todos los derechos que ha tenido el movimiento obrero argentino en este aspecto. Muchas gracias.
Decía que este acta, firmada en el marco de la Paritaria Federal Docente, es un buen antecedente que demuestra que -en esos marcos paritarios, colectivos- se pueden acordar cuestiones referidas al sector. Los docentes han llegado a un acuerdo, obviamente en el marco de la excepcionalidad, ya que, como decía en un comienzo la diputada Del Plá, las docentes y los docentes queremos volver a las aulas, y esperemos que sea pronto.
Es importante tener en cuenta la regulación y los acuerdos paritarios.
Otra cuestión que claramente no puedo obviar es la relativa a la articulación entre el teletrabajo, el trabajo a distancia, y las tareas de cuidado.
Me parece que aquí hay que avanzar. Desde mi punto de vista, este es uno de los temas más complejos a resolver, ya que deben pesar las políticas públicas del Estado nacional, de los estados provinciales y de los propios empleadores.
Habrá que conjugar y articular las acciones porque las mujeres dimos una dura batalla para salir de nuestros hogares e insertarnos en el mundo del trabajo. Una vez en ese mundo, dimos batalla para tener igualdad de oportunidades y de derechos, por lo cual no queremos retroceder y volver a nuestros hogares. Queremos seguir en ese camino.
Creo que este será uno de los temas más difíciles de articular. No sé si realmente todos y todas entienden la problemática que implica el trabajo en casa y la articulación con las tareas de cuidado, que no llevan poco tiempo. Si bien en muchos casos hay posibilidades de tercerizarlas, no todas las trabajadoras pueden hacerlo.
Para finalizar, quiero decir que tengo confianza en que vamos a poder trabajar en un dictamen de consenso. Me parece que es una experiencia increíble poder escuchar a todos los sectores y que, al hacerlo, sea posible trabajar en un consenso más colectivo y sancionar mejores leyes. En nuestro país hemos tenido antecedentes de ese tipo de situaciones.
Debemos consensuar, construir colectivamente el mejor proyecto para poder después trabajarlo en los convenios colectivos. Obviamente, como dirigentes gremiales que integramos la Comisión de Legislación del Trabajo, sabemos que no es posible legislar sin tener en cuenta que no podemos retroceder en ningún derecho, que no podemos dar ni un paso atrás en la conquista de todos los derechos que ha tenido el movimiento obrero argentino en este aspecto. Muchas gracias.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias, diputada Mounier.
Tiene dos minutos para hacer uso de la palabra la diputada Frade.
Tiene dos minutos para hacer uso de la palabra la diputada Frade.
SRA. FRADE Simplemente quería pedir disculpas en nombre de todos porque en el segundo bloque los hemos hecho esperar mucho tiempo y la presidenta aplicó el reglamento.
El aporte que han hecho fue fundamental, sobre todo viniendo de magistrados, que no siempre acceden a estas invitaciones, a estos desafíos. Nos han dado clases que debemos tomar y transformar en la mejor ley posible.
Quiero decirles también que merecen un gran respeto ya que, afortunadamente, la Justicia laboral -sobre todo en la provincia de Buenos Aires, que es la que más conozco- se mantiene independiente de todos los vaivenes y tiene una conducta que debemos destacar.
No voy a tomar su agradecimiento, presidenta, pero quiero sí destacar esto. Ojalá otras comisiones copien esta modalidad para lograr llegar a las mejores leyes.
El aporte que han hecho fue fundamental, sobre todo viniendo de magistrados, que no siempre acceden a estas invitaciones, a estos desafíos. Nos han dado clases que debemos tomar y transformar en la mejor ley posible.
Quiero decirles también que merecen un gran respeto ya que, afortunadamente, la Justicia laboral -sobre todo en la provincia de Buenos Aires, que es la que más conozco- se mantiene independiente de todos los vaivenes y tiene una conducta que debemos destacar.
No voy a tomar su agradecimiento, presidenta, pero quiero sí destacar esto. Ojalá otras comisiones copien esta modalidad para lograr llegar a las mejores leyes.
SRA. PRESIDENTA SILEY Gracias, señora diputada Frade. Quiero informarle que de todas maneras todos los expositores tenían previamente pautado que el segundo bloque arrancaba 12 y 30 horas y empezó 12 y 38. Por lo tanto, muy bien el uso del tiempo en ese sentido.
Tiene la palabra el señor diputado Cantard.
Tiene la palabra el señor diputado Cantard.
SR. CANTARD Gracias, señora presidenta. Realmente han sido tres horas muy fructíferas, prestando atención permanentemente a las diferentes exposiciones.
Creo que hubo un trabajo por parte de la conducción de esta comisión en los diferentes encuentros informativos que hemos llevado adelante que indudablemente está dando sus frutos. Fueron alrededor de nueve horas, donde hemos tenido la posibilidad de escuchar, si no todas, a la amplia mayoría de las diferentes opiniones y posiciones con respecto al tema que nos está ocupando.
Sabemos que hay una veintena de proyectos presentados y también sabemos que es una temática que lleva doce o trece años, en la cual el Congreso no ha podido dar una respuesta normativa.
Estoy convencido -siguiendo las palabras de la diputada Mounier- que estamos muy cerca de alcanzar esos niveles de consenso para dar a luz una normativa sobre teletrabajo. Como se ha dicho a lo largo de estas tres jornadas, se busca un piso regulatorio que, obviamente, no va a abarcar todas las situaciones particulares que después deberán ser discutidas y elaboradas en negociaciones colectivas o pluriindividuales en cada una de las diferentes actividades.
Hemos tenido la oportunidad hoy -seré muy sintético y les pido disculpas porque no voy a nombrar a todos-, de escuchar con mucha claridad el planteo de la Unión Industrial Argentina, la discusión entre lo que debe contener una norma nacional y lo que es el aspecto que debe quedar deslindado para las negociaciones colectivas; hemos podido ver un informe pormenorizado, un trabajo de investigación de muchos años que ha realizado el CIPPEC; hemos podido escuchar también la opinión de magistrados y otras personas intervinientes, quienes están fuertemente involucrados en este tipo de tareas, como son aquellos que están vinculados a la actividad en la Cámara del Software.
Creo que ha sido una jornada, como las anteriores, muy fructífera. Seguramente nos encontraremos en 48 horas, el próximo miércoles, procurando avanzar en alcanzar -como dijimos al principio- los consensos necesarios para poder dictar una norma. Sin duda no va a dejar plenamente satisfechos a todos. Los veinte autores de los proyectos creen que el suyo es el mejor y está bien que así sea, pero soy muy optimista -al igual que la señora diputada Mounier- en el sentido de que podamos alcanzar los consensos necesarios.
Un saludo para todos, muchas gracias a los participantes y, obviamente, para los colegas diputados y diputadas que durante estas nueve horas, en estas tres jornadas, han seguido tan de cerca el debate en torno al teletrabajo.
Creo que hubo un trabajo por parte de la conducción de esta comisión en los diferentes encuentros informativos que hemos llevado adelante que indudablemente está dando sus frutos. Fueron alrededor de nueve horas, donde hemos tenido la posibilidad de escuchar, si no todas, a la amplia mayoría de las diferentes opiniones y posiciones con respecto al tema que nos está ocupando.
Sabemos que hay una veintena de proyectos presentados y también sabemos que es una temática que lleva doce o trece años, en la cual el Congreso no ha podido dar una respuesta normativa.
Estoy convencido -siguiendo las palabras de la diputada Mounier- que estamos muy cerca de alcanzar esos niveles de consenso para dar a luz una normativa sobre teletrabajo. Como se ha dicho a lo largo de estas tres jornadas, se busca un piso regulatorio que, obviamente, no va a abarcar todas las situaciones particulares que después deberán ser discutidas y elaboradas en negociaciones colectivas o pluriindividuales en cada una de las diferentes actividades.
Hemos tenido la oportunidad hoy -seré muy sintético y les pido disculpas porque no voy a nombrar a todos-, de escuchar con mucha claridad el planteo de la Unión Industrial Argentina, la discusión entre lo que debe contener una norma nacional y lo que es el aspecto que debe quedar deslindado para las negociaciones colectivas; hemos podido ver un informe pormenorizado, un trabajo de investigación de muchos años que ha realizado el CIPPEC; hemos podido escuchar también la opinión de magistrados y otras personas intervinientes, quienes están fuertemente involucrados en este tipo de tareas, como son aquellos que están vinculados a la actividad en la Cámara del Software.
Creo que ha sido una jornada, como las anteriores, muy fructífera. Seguramente nos encontraremos en 48 horas, el próximo miércoles, procurando avanzar en alcanzar -como dijimos al principio- los consensos necesarios para poder dictar una norma. Sin duda no va a dejar plenamente satisfechos a todos. Los veinte autores de los proyectos creen que el suyo es el mejor y está bien que así sea, pero soy muy optimista -al igual que la señora diputada Mounier- en el sentido de que podamos alcanzar los consensos necesarios.
Un saludo para todos, muchas gracias a los participantes y, obviamente, para los colegas diputados y diputadas que durante estas nueve horas, en estas tres jornadas, han seguido tan de cerca el debate en torno al teletrabajo.
SRA. PRESIDENTA SILEY Muchas gracias a todos y a todas. No tengo mayores palabras para agregar a las que ya dijo el vicepresidente de la comisión.
Quiero comunicarles que esta tarde va a estar saliendo la convocatoria para la hora 15 del día miércoles porque no se podía hacer más temprano.
Quiero agradecer profundamente a los trabajadores y a las trabajadoras de la Cámara por brindarnos este servicio de soporte técnico, la atención cuando llaman a los participantes o tienen algún problema. Me parece no menor. Siempre hay que saber que detrás de todo lo que se ve hay un trabajo y, en ese sentido, reivindico lo que está haciendo ahora el personal legislativo de la Cámara de Diputados.
Muchas gracias a todos los que han participado y a todas las que han participado. Me parece que en estas tres reuniones informativas hemos representado el famoso diálogo social entre los trabajadores y las trabajadoras, el Estado y el sector empleador, empresario.
En ese sentido, creo que hemos sido bastante representativos y contemplativos de lo que es la realidad social de la Argentina. Lamentablemente, en este contexto de pandemia, los tiempos virtuales no son los mismos que los presenciales. A mí me hubiera gustado verlos a todos y estar sentada con ustedes en alguno de los salones de la Cámara de Diputados, pero nos toca esta realidad y la tenemos que afrontar con mucha responsabilidad.
Nuevamente, gracias a todos y al secretario de la comisión, Nicolás Pancelli, que estuvo presente durante toda la reunión de comisión.
De esta manera, damos por finalizada la reunión informativa de la Comisión de Legislación del Trabajo. Nos volveremos a ver telemáticamente el día miércoles. Un abrazo enorme a todos y a todas.
Quiero comunicarles que esta tarde va a estar saliendo la convocatoria para la hora 15 del día miércoles porque no se podía hacer más temprano.
Quiero agradecer profundamente a los trabajadores y a las trabajadoras de la Cámara por brindarnos este servicio de soporte técnico, la atención cuando llaman a los participantes o tienen algún problema. Me parece no menor. Siempre hay que saber que detrás de todo lo que se ve hay un trabajo y, en ese sentido, reivindico lo que está haciendo ahora el personal legislativo de la Cámara de Diputados.
Muchas gracias a todos los que han participado y a todas las que han participado. Me parece que en estas tres reuniones informativas hemos representado el famoso diálogo social entre los trabajadores y las trabajadoras, el Estado y el sector empleador, empresario.
En ese sentido, creo que hemos sido bastante representativos y contemplativos de lo que es la realidad social de la Argentina. Lamentablemente, en este contexto de pandemia, los tiempos virtuales no son los mismos que los presenciales. A mí me hubiera gustado verlos a todos y estar sentada con ustedes en alguno de los salones de la Cámara de Diputados, pero nos toca esta realidad y la tenemos que afrontar con mucha responsabilidad.
Nuevamente, gracias a todos y al secretario de la comisión, Nicolás Pancelli, que estuvo presente durante toda la reunión de comisión.
De esta manera, damos por finalizada la reunión informativa de la Comisión de Legislación del Trabajo. Nos volveremos a ver telemáticamente el día miércoles. Un abrazo enorme a todos y a todas.
Es la hora 14 y 14.