Proyecto
Su más enérgico repudio a la judicialización
de la protesta gremial que significa la promoción del juicio que se iniciará el próximo 18 de
marzo en la Cámara en lo Criminal Número 1 de la Provincia de Neuquén contra el actual
secretario general nacional de ATE, Julio Fuentes, y los dirigentes Horacio Fernández,
Ricardo Pérez, César Sagredo y Miguel Peralta, tras la reapertura de una causa judicial por
los hechos ocurridos en el transcurso de una movilización realizada en 2002.
FUNDAMENTOS
Proyecto
Señor presidente:
En los últimos meses, una veintena de
dirigentes de ATE son sometidos a procesos judiciales por defender los derechos de los
estatales. El juicio que iniciará el 18 de marzo, contra Julio Fuentes, secretario general
nacional, Horacio Fernández, Ricardo Pérez, César Sagredo y Miguel Peralta, más el
previsto para el 8 de abril a cuatro compañeros de la junta interna del Hospital Garrahan
de Buenos Aires, demuestran que la judicialización de la protesta gremial es la
herramienta extorsiva del poder político en un contexto de agudización de la puja
distributiva entre los trabajadores y el Estado.
En el año 2006, un grupo de trabajadores de
ATE Neuquén, entre los que se encontraba el por entonces secretario general, Julio
Fuentes, fue llevado a juicio por la denuncia del ex administrador del Instituto de
Seguridad Social de la provincia, Gerardo Hettinger, quien decía haber sido maltratado
durante una manifestación de reclamo sindical, realizada en enero de 2002. El fiscal de la
causa, Rómulo Patti, desistió de acusarlos por determinar que no hubo delito, y por ello en
2007 la Cámara Primera los absolvió del cargo por coacción agravada en concurso real con
lesiones leves y graves con daño agravado.
Hettinger apeló esa medida y logró que el
Tribunal Supremo de Justicia provincial anulara el fallo en 2009 y convocara a un nuevo
juicio por el mismo motivo, once años después de haberse sucedido el supuesto hecho.
Este proceso es ilegal, porque la causa está prescripta de acuerdo a la ley. A esto se suma
que el fiscal que interviene en la causa, el Dr. Pablo Vignaroli, tiene una hostilidad
manifiesta contra Julio Fuentes y el resto de los perseguidos. Ello se debe a que años
antes de que Vignaroli fuese designado en la causa, la dirigencia de ATE lo denunció ante
el Consejo de la Magistratura por graves irregularidades en el ejercicio de su función. De
acuerdo al artículo 47 del Código Procesal Penal de la Provincia de Neuquén, este Fiscal no
puede intervenir en la causa.
A todo esto se suma que faltando apenas
unos días para el juicio se ha venido demorando la entrega de una copia del expediente
para poder ejercer la defensa. El expediente tiene más de 10.000 fojas, por lo que, dado
el tiempo faltante, se hace imposible ejercer debidamente el derecho de defensa.
Así, adoptando una práctica que impartió y
de la que abusó el menemismo, el poder político recurre a figuras como la de la coacción
agravada, instaurada durante la dictadura de Onganía, para acusar deliberadamente a
compañeros en el ámbito de la Justicia. El código penal, como sostiene el abogado de
ATE-CTA y vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos, Juan
Carlos Capurro, es para quien conscientemente comete un crimen. El pueblo, la familia,
los trabajadores no cometen un delito a la hora de salir a la calle a reclamar lo que es
justo. En este sentido, la aplicación de la figura de la coacción agravada es disonante,
como si mediara chantaje o un arma en la cabeza a quien se le reclama aumento de
salario.
Finalmente, señalamos que la jurisprudencia
favorable a los trabajadores en la resolución de litigios en su contra en Argentina ha sido
producida, casi en su totalidad, por ATE, CTA y los sindicatos que integran la Central.
Por todo lo expuesto, solicito a mis pares
acompañen la presente iniciativa.
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